Nueva
planta piloto de impregnación
Dos
años desarrollando este proyecto lleva el equipo encabezado
por Seeger. Ahora hay que transformar a este producto
en económicamente ventajoso y producir la transferencia
tecnológica, para lo que se deben estandarizar los procesos.
Pese
a sus conocidas características que la hacen un atractivo
material de construcción (precio relativamente bajo, buen
aislante del calor y de la electricidad, aspecto y color
agradable y cálido), la madera presenta además algunas
desventajas importantes tanto en el aspecto físico-mecánico,
cuando se la desea utilizar para fines estructurales o
constructivos, como relativos a su escasa durabilidad
natural, sus características combustibles y su falta de
estabilidad dimensional frente a condiciones cambiantes
de humedad ambiental.
En
el caso de la madera de pino radiata, estas características
negativas se ven acentuadas debido a su baja densidad
y baja concentración de compuestos, que debilitan su resistencia
frente a hongos e insectos.
Considerando estos aspectos, un equipo de investigadores,
encabezados por Burkhard Seeger como director de proyecto,
desarrolló una tecnología que permite impregnar madera
con determinados compuestos inorgánicos inocuos para la
salud y el ambiente, capaces de conferir a la madera propiedades
ignífugas y de resistencia al ataque de hongos de pudrición
y termitas. Junto a ello se observa, además, un aumento
de densidad, dureza y estabilidad dimensional, sin alterar
su color natural.
La semana pasada se inauguró la Planta Piloto del proyecto
Fondef Desarrollo de productos para diversificar el uso
y dar mayor valor a la madera de pinus radiata, ubicada
en la Unidad de Desarrollo Tecnológico (Udt), camino a
Coronel.
Para su ejecución, este proyecto recibió un aporte de
200 millones de pesos (correspondiente a un 46% del costo
total), provenientes del Fondef, más fondos de la Universidad
y las empresas Aserraderos Quelén Quelén, de Cañete; Empresa
de Servicios Tecnológicos Limitada; Fábrica de Muebles
Silvia Ugarte, de Temuco; y Maderas Impregnadas Preserva
Limitada
.
El equipo de investigadores, dirigido por Seeger, considera
la participación de cuatro químico analistas (Loreto González,
Christian Ortega, Carolina Llanos y Jeniffer Cisternas),
una ingeniero civil químico (Liliana Montero) un ingeniero
civil industrial (Guillermo Montero) y dos operadores
de la planta piloto (Rubén Medina y Rodrigo Jara).
Seeger explica que para proteger a la madera se han usado
ciertos impregnantes como la creosota, el pentaclorofenol
(prohibido por sus características tóxicas), el triclorofenol
(también tóxico) y la Cca, un compuesto de cobre, cromo
y arsénico (estos dos últimos tóxicos) que le dan un aspecto
verdoso a la madera. “Nosotros impregnamos la madera con
una sustancia no tóxica compuesta por boro y silicio (Bs)
que se trata de una especie de petrificación de la madera.
Eso impide que arda, y la transforma en un elemento más
estable que la madera impregnada, evitando la acción de
los insectos y la pudrición”.
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