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Mirar
hacia adentro
Después
del atentado a las Torres Gemelas, la actividad
turística a nivel mundial ha decrecido en cerca
de un 30%. El porcentaje es similar al que –según
el presidente de las Cámaras Provinciales de Turismo,
Enrique Ferrand- se ha observado en Chile y que
ha agravado la situación generada hace un par de
años a raíz de la crisis asiática.
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La
baja en la actividad se debe a las dificultades que enfrenta
el transporte aéreo a partir de los atentados: es un hecho
que todo lo que afecte al transporte, tiene impactos inmediatos
en el turismo, dice Ferrand.
Este decrecimiento obliga a readecuar la industria y en
la elaboración de estrategias para levantar la actividad
ante la amenaza que representa el terrorismo. Para el
representante del Consejo de Investigaciones Científicas
de España, Francisco Muñoz de Escalona, el problema es
que el turismo “siempre se ha hecho con profunda mentalidad
exportadora”, dirigido a quienes vienen de fuera, sin
pensar en el mercado interno. Y es justamente éste el
mercado que hay que potenciar en el escenario actual,
donde la falta de seguridad en los traslados determina
el menor movimiento de turistas. Muñoz afirma que “todo
lo que no se puede comercializar en el escenario global
puede servir para atraer gentes”, lo que –en su opinión-
permite rescatar líneas de producción que representan
oportunidades de negocio y empleo. Aquí se incluye la
producción artesanal que, señala, puede convertirse en
una herramienta para potenciar la diversidad cultural
y retomar tradiciones que se pierden en el escenario mundial.
Pero en esto es fundamental el trabajo conjunto del sector
público y privado, donde el primero debe responsabilizarse
de la infraestructura que sirve de base a la actividad;
mientras que el segundo debe ocuparse de ofrecer en el
mercado interno servicios al mismo nivel de calidad de
las prestaciones que se da al turista extranjero.
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