Luciano
Cuervo
La importancia de saber “mirar el mundo”
Luciano
Ernesto Cuervo Moraga, nacido en Santiago el 26 de julio
de 1972, ingresó a Ingeniería Comercial de la Universidad
de Concepción en 1993; cinco años más tarde lucía orgulloso
bajo el brazo su título de Ingeniero Comercial con mención
en Economía.
Su
desarrollo profesional ha estado ligado a la “cosa pública”
desde que decidió ir más allá de los requisitos curriculares
(a instancia de su madre, también economista) y realizar
su práctica profesional en la dirección de Estudios de
la dirección de Relaciones Económicas Internacionales
de la Cancillería (Direcon) en 1998. La manera en que
se incorporó como funcionario estable de esa repartición
no deja de llamar la atención, le solicitaron que continuara
trabajando en ese organismo una vez que concluyera su
práctica.
Efectivamente,
una vez cumplido el plazo acordado de cuatro meses, su
jefe, el embajador Patricio Leiva, le telefoneó para informarle
que su contrato estaba listo y que debía ir a Santiago
para firmarlo y reintegrarse a sus labores. Como Luciano
no había concluido su tesis, le dieron un nuevo plazo.
Tiempo más tarde llegó a formar parte del departamento
Alca y América del Norte de la Direcon. Una posición de
privilegio que lo tiene hoy en el centro de las negociaciones
para conseguir el Tratado de Libre Comercio (Tlc) con
Estados Unidos.
“Ahí mi misión es ver que las negociaciones se lleven
de acuerdo a lo planificado, coordinar el trabajo de los
distintos grupos y luego sistematizar la información para
entregársela a quienes deben tomar las decisiones, es
decir, la ministra de Relaciones Exteriores, el ministro
de Hacienda, el director general de la Direcon”.
Durante su formación académica, este economista jamás
se imaginó que años más tarde iba a ser protagonista de
un proceso tan relevante para el país. “Mientras estuve
en la universidad nunca supe en lo que iba a trabajar”,
confiesa. Tenía claro, sin embargo, que su futuro no estaba
en los negocios sino en la economía. También le gustaba
la actividad académica, de hecho hoy se da ese “gusto”
en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, donde
imparte cursos de Macroeconomía y Política Económica.
De su paso por la Universidad de Concepción rescata especialmente
haber recibido una formación que le permitió aprender
a pensar de una manera determinada, a razonar adecuadamente
para enfrentar los problemas y pensar lógicamente las
cosas; en sus palabras, “una manera de mirar el mundo”.
Eso es, más allá de la teoría, lo rescatable, y eso mismo
es lo que trata de explicar a sus alumnos. “Probablemente
muchas de las cosas que yo les enseño se les van a olvidar,
pero lo importante es que aprendan a enfrentar los problemas”.
Haber
estudiado en Concepción también le permitió constatar
que Chile no es sólo Santiago. Asumir que las regiones
son importantes, que tienen sus propias prioridades, es
algo que está presente en su desempeño profesional específico,
pues en las negociaciones comerciales con otros países
siempre las Regiones tienen algo que decir en función
de sus propias necesidades.
Sus
recuerdos como estudiantes están cruzados por las horas
que pasó en el aula y los partidos de rugby que disputó
junto a sus compañeros de la selección universitaria.
Todavía
resuena en su memoria la voz siempre exigente de Jorge
Dresdner, director del departamento de Economía; las emergentes
teorías espaciales de Eugenio Bobenrieth, que venía llegando
de su doctorado en San Francisco; y las clases con Felipe
Vásquez y Miguel Angel Quiroga. En lo deportivo, como
“pilar” del seleccionado universitario, “mordió el pasto”
junto al “Panty”, el “Shopper”, Sergio Espinoza, Eduardo
Toledo y el “Guatón” Román.
Sus recuerdos de la universidad son en general positivos,
aunque jamás ha olvidado el ruido que hacían las maquinarias,
serruchos y martillos, de la época en que iban a clases
mientras al lado se realizaban faenas para ampliar el
edificio de economía. En el futuro quiere emigrar a Inglaterra,
donde vivió junto a su familia exiliada durante 15 años,
para iniciar estudios de posgrado en Relaciones Económicas
Internacionales en el London School Economics.
Erwin
Acevedo Ibáñez
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