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nro 421   Jueves 27 de septiembre de 2001

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  • EXALUMNOS

Marcos Levy Testa
Dos vertientes formativas

"Recuerdo con emoción la ocasión que me invitaron al encuentro de periodistas en Concepción con ocasión del aniversario de la Universidad. Fue muy lindo el reencuentro, la visita a las dependencias de la Escuela, la ceremonia principal y la convivencia posterior"

Su primera y añorada vocación-confiesa- fue el teatro. La segunda, el periodismo. Su padre influyó para que ésta última se convirtiera en la definitiva e hizo descender de los escenarios a Marcos Levy Testa (casado, dos hijos, dos nietos). El vicepresidente ejecutivo del Comité Representativo de las Entidades Judías de Chile, Crej, nació, estudió y pasó su juventud en Concepción.

- ¿Periodismo era una carrera entonces rara, a diferencia de hoy que es top en el gusto de los jóvenes?

- Mi primera vocación era más rara aún, el teatro. Formé parte del grupo de aficionados de la sala Macabi, en Rengo 111, experiencia de la que guardo recuerdos imborrables. Era una época intensa en materia cultural y especialmente teatral, ver mucho teatro, buenas obras, excelentes actores, constituía un atractivo. Pero era súper osado elegir una profesión de la cual -según mi padre- no se vive por lo que me puso todos los obstáculos posibles para desistir de la idea. Así llegué a periodismo entre 1959 y 1964, cuando Alfredo Pacheco era el director. Allí tuve profesores como el mismo Alfredo, Carlos Godoy, Francisco Bernasconi, Jorge Dagnino, Sergio Galaz, en Derecho Constitucional, porque ésa fue una época donde la malla enfatizaba la formación legal, mientras que entre los alumnos de esa generación estaban -recuerda- Giorgio Bagoni, director de la Agencia Ansa; Ernesto Lavanchy, Boris del Campo, Manuel Sepúlveda, Luz María Lamas, Paulina Gallardo, Berta Marín y María Inés Díaz, entre otras.

-¿Ejerció el periodismo?

- Trabajé en diario Crónica; brevemente en El Sur y La Patria; en Radio Universidad de Concepción, cuando estaba situada arriba de la Escuela de Química y Farmacia. Luego me casé y partí por diez años a Temuco. Me dediqué a las relaciones públicas en la entonces Zonal de Salud Malleco Cautín, paralelamente trabajaba en El Diario Austral. Me desempeñé más tarde en la dirección general de Salud, como un periodista más, y volví a Santiago donde fui durante diez años jefe de prensa de la embajada de Israel en Chile. Desde hace siete estoy en mi actual cargo.

-¿Qué implica y que entidades conforman el Crej?

-Implica el trabajo de dirección, gestión y coordinación de todas las entidades judías que existen en el país que son muchas y variadas, desde las religiosas, a las culturales, femeninas, de beneficencia. El Comité es la institución techo de la colectividad y su misión es defender la dignidad de sus integrantes; colaborar en tareas contra el antisemitismo y la intolerancia; hacer aportes en torno a temas relacionados. Por ejemplo, la decisión de activar contactos con las autoridades para acelerar el trámite legislativo del proyecto de ley antidiscriminatorio, del cual hemos participado desde su génesis. La comunidad judía está integrada por chilenos de religión judía, por lo tanto ellos forman parte de la sociedad chilena, sólo que preservan una religión y, por ende, tradiciones diversas que no los hace diferentes. Hay aportes importantes de larga data, por ejemplo en hogares, policlínicos públicos que son para todas las personas que lo necesiten, no sólo judíos. He agregado a mis funciones la de editor de un periódico tabloide Mundo Judío que reporteo, escribo, diagramo y edito teniendo siempre presente las enseñanzas de mis maestros como el caso de Alfredo Pacheco que no sólo fue director y profesor, sino también un amigo entrañable.

- Israel es un país rector en materias tales como la investigación científica en distintos ámbitos, el Crej propicia intercambios ¿podría haber alguno con la Universidad?

-Esa relación, a ese nivel, debería darse con la comunidad de Concepción, cuyos profesionales integrantes me atrevería a decir que en un 90 por ciento provienen o se han formado en la Universidad de Concepción. Las entidades judías son autónomas y descentralizadas. Efectivamente Israel, hasta donde me ha tocado viajar muchas veces, tiene un desarrollo científico y tecnológico de punta, que asombra por sus alcances y que se expresa, por ejemplo, en el nivel de la investigación en instituciones como la Universidad Ben Gurion; la Universidad de Tel Aviv; la Universidad Hebrea de Jerusalén; el Instituto Weitzmann, entre otros, notable en un país de seis millones de habitantes.

- Su formación en la Escuela de Periodismo, ¿de qué manera le sirvió? ¿le fue útil?

-En mi formación profesional tengo dos nutrientes importantes. La Universidad, que me entregó las herramientas básicas para desarrollarme en diferentes ámbitos, lo cual me ha permitido plantarme con relativo éxito en la vida. El periodismo, por su parte, es una herramienta valiosa para enfrentar situaciones de la vida diaria con facilidad, uno aprende en su ejercicio a solucionarlo todo, con muy poco, siempre en función de otros, no de uno mismo. Las relaciones públicas, en tanto, sirven para mi actual trabajo de dirección, de organización, de gestión. Uno sabe como hacerlo, a quien recurrir, como salvar determinado obstáculo, como organizar una actividad y que esta sea exitosa.

Mónica Silva Andrade

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