No
parece posible escribir una editorial en esta fecha sin
referirse al tema que cruza toda la sociedad: la alternativa
de la guerra o la paz.
Nuestra última edición se estaba imprimiendo cuando ocurrió
el atentado a la Torres Gemelas en Nueva York que, como
se ha repetido insistentemente, cambió la forma de relacionarse
en el mundo. Desde entonces hasta esta fecha, todos hemos
estado pendientes de las informaciones provenientes de
Estados Unidos y Afganistán.
A la condena unánime del terrorismo ocurrida los primeros
días, sigue ahora un apoyo a las acciones bélicas anunciadas
por los Estados Unidos. Sin embargo, la mayor parte de
los países, incluido Chile, han señalado la necesidad
de cautelar las vidas de los inocentes. Se ha escuchado
las voces de los académicos que explican las implicancias
desde el punto de vista de las ciencias sociales a la
población en general.Los
medios de comunicación regionales han recurrido a nuestros
expertos en busca de una palabra que ilumine y oriente.
Es deber de la academia servir a la comunidad entregando
información e interpretación de los acontecimientos, en
especial en momentos de incertidumbre como los actuales,
en que la población requiere se le expliquen las diversas
alternativas de un conflicto y de qué manera afectarán
su vida personal.
Corresponde,
además, desde las aulas, afianzar la entrega de valores
para evitar toda forma de fanatismo e intolerancia; comprometer
los esfuerzos con la cultura de la vida; optar por los
valores como la paz, la justicia, la democracia.
Es
desde la perspectiva de la construcción de una cultura
diferente, para y por el ser humano, que será posible
salir del estado actual al que hemos llegado.
Este es el aporte muy concreto que los integrantes de
la Universidad podemos hacer en pro de la paz.
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