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nro 420   Jueves 13 de septiembre de 2001

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Un polímero para el jardín

Decir que las dueñas de casa podrán reducir su preocupación por el riego de las plantas a sólo dos veces por mes puede sonar doméstico o trivial. Pero decir que esta comodidad se debe al resultado de una investigación desarrollada en la Universidad no lo es, porque no son muchos los proyectos tecnológicos los que pueden llegar a desarrollar un producto para la comercialización.

El mérito es del investigador y docente de la facultad de Ingeniería, Dieter Klattenhoff, el director de un proyecto de transferencia tecnológica, en marcha desde abril de este año, que apoyó los avances del proyecto Fondef Obtención de superabsorbentes en base a monómeros vinílicos hidrofílicos y su aplicación en plantaciones forestales y cultivos agrícolas nacionales (también dirigido por el académico) que se extendió entre 1997 y 2000.

A través del proyecto iniciado en abril, se diseñó y se implementó una estrategia de transferencia tecnológica, de los avances de la primera investigación. El producto es un polímero superabsorbente, un pulmón hídrico de uso en jardinería, bautizado como Sab (ver recuadro).

 

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Sab

El primer producto comercial desarrollado a través del proyecto de transferencia tecnológica se denomina Sab y consiste en una dosis de 10 gramos de un polímero superabsorbente destinado al uso en plantas de maceteros.

Sab ya está siendo comercializado a través de jardines y tiendas con áreas de jardinería, y en la misma Udt, con un costo levemente superior a mil pesos.

A través de los ensayos se verificó que el uso del polímero - que se mezcla con la tierra del macetero- favorece el crecimiento y vigor de las plantas, así como una mayor y más prolongada floración. Otra de las ventajas del producto es que permite un riego más espaciado de las plantas - cada 15 días- lo que es de gran utilidad en período de vacaciones.

Llegar a este estado en una investigación no es fácil, lo que queda claro en la intervención del director de la Udt, Alex Berg, en el acto de lanzamiento del producto, la semana pasada en las instalaciones de este centro tecnológico. “Transformar una idea en un producto comercial es un camino largo y tortuoso. Es fácil proponérselo y difícil desarrollar un producto tecnológico que no existe en el mercado”, a pesar de que las universidades tienen potencial para alcanzar esa meta, dijo. “La Universidad tiene un potencial, que es el conocimiento de los profesores. El desafío es transformar el potencial, la capacidad humana, la infraestructura de laboratorios en una oportunidad de suplir las necesidades de las empresas”, afirmó Berg.

Pero pese a las dificultades, Dieter Klattenhoff está convencido de que tomó la senda correcta, porque el efecto de sus investigaciones han encontrado respaldo en el mundo académico y empresarial y en el mismo gobierno. En este sentido, el seremi de Economía, Patricio Aguilera, en la presentación de Sab, subrayó la importancia que reviste “ver cómo en la práctica un proyecto llevado a cabo en una universidad se convierte en un producto rentable y atractivo comercialmente”, más aún cuando este tipo de negocios tiene impactos en el desarrollo económico, en el empleo y en la generación de valor agregado. “Esto es lo que nos interesa impulsar”, manifestó la autoridad regional.

A la presentación, fueron invitados propietarios de jardines y empresas relacionadas con el área, para iniciar la promoción de Sab. El principio es simple, como dice Klattenhoff: la gente acepta la receta del médico porque sabe que él conoce el medicamento que prescribe. Quienes van a los jardines aceptan las recomendaciones de los profesionales porque confían en lo que ellos sugieren para el cuidado de las plantas y ellos ya han conocido las propiedades de Sab.

El producto permite mantener la humedad de la tierra, asegurando la provisión de agua para los plantas, tiene una vida útil de cuatro años y no afecta al medioambiente, porque al degradarse libera compuestos que están en la naturaleza como el nitrógeno y dióxido de carbono.

El paso siguiente es extender el mercado a otros países –ya se han hecho acciones en este sentido- y elaborar productos similares para ser aplicados a la industria agrícola y forestal.

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