Un nuevo contexto para la educación
"La
dinámica social también está sujeta a fechas de caducidad"
y esto significa que "los educadores deben comenzar
a pensar de otra manera porque el concepto de educación
es distinto al de antes, tanto en la escuela como en la
preparación de los maestros".
El
académico de la Universidad de Granada señala que la educación
social también se convierte en un área de desarrollo para
los docentes tradicionales que no se han insertado en
el sistema.
El
modelo tradicional de la educación, asentada en los sistemas
formales de la escuela, el liceo y la universidad, está
crisis, y lo mismo ocurre con los esquemas de formación
de educadores. La convicción del licenciado en sicología
y doctor en pedagogía social, Jesús García Mingues, puede
aparecer apocalíptica, sin embargo en ella se sostiene
una nueva vía para la educación, mucho más amplia y sintonizada
con los requerimientos de una sociedad cada vez más compleja:
la educación social.
El
catedrático de la facultad de Ciencias de la Educación
de la Universidad de Granada (España) sostiene que justo
hoy cuando la idea de progreso está asociada a una obsolescencia
inmediata (por el constante cambio en todo orden de cosas),
el educador está obligado a abandonar esa postura conservadora
que lo ha caracterizado por mucho tiempo. “La dinámica
social también está sujeta a fechas de caducidad” y esto
significa que “los educadores deben comenzar a pensar
de otra manera porque el concepto de educación es distinto
al de antes, tanto en la escuela como en la preparación
de los maestros”.
La
escuela es un proyecto educacional incompleto, después
de las primeras etapas formativas, las personas requieren
una formación para la convivencia, para luchar por sus
derechos, la exclusión y la igualdad.
El
especialista señala que basta preguntarse si los formadores
están siendo preparados para responder a nuevas demandas
de educación que surgen de la marginación social o de
segmentos poblacionales (como los adultos mayores). Es
evidente que no, dice, porque aún se piensa al sistema
formal como el espacio que entrega “la educación por siempre
y para siempre”. Pero la educación, hoy, está situada
en un nuevo contexto que se explica a partir de argumentos
sociales y antropológicos.
En el primer caso se encuentran una serie de estructuras
como el sistema democrático (que determina la convivencia),
los fundamentalismos y subculturas y el estado de bienestar,
para los cuales se requiere de una educación específica
que ayude a fortalecer los valores de la civilidad, la
práctica de la tolerancia y el respeto de la diversidad,
y entregar las herramientas adecuadas para hacer valer
los derechos básicos de salud, vivienda y educación. A
esto agrega el fenómeno de la exclusión que viven sectores
como los inmigrantes, los drogadictos, los privados de
libertad que requieren de una formación especial para
la reinserción social.
El segundo argumento se explica en el convencimiento de
que el “hombre es un constructo por hacer”. En este sentido
–afirma- la educación “debe dar respuesta al sentimiento
de superación, de inconformismo que llevamos dentro. Aquí
la educación social es un nuevo patrón, una nueva peana,
desde donde poder ir construyéndonos con solidez”, y en
la que se incluyen distintos niveles cognitivos: el técnico
(el imprescindible), de disfrute (el placer de conocer)
y el emancipador (liberador, reivindicación y reconocimiento).
Con estos argumentos, el académico español reafirma que
la educación ligada a la escuela está obsoleta: “la escuela
prepara a la gente sólo en una primera etapa, con limitación
en el tiempo, generando productos inacabados...”.
De ahí que se debe mirar desde otra perspectiva: la educación
para toda la vida –en la que se enmarca el concepto de
educación social- y que es la idea que propugna la Unesco
a partir del informe de la Comisión Internacional sobre
la Educación para el siglo XXI y en la que se enmarca
la idea de la educación social.
Este concepto “va más allá de la distinción tradicional
entre educación primera y educación permanente y coincide
con otra noción formulada a menudo: la de sociedad educativa,
en la que todo puede ser ocasión para aprender y desarrollar
las capacidades del individuo”, señala el informe.
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