Esta semana se han dado a la luz pública los
resultados de los concursos regionales del Fondart y del Concurso de Proyectos del Fondo
Nacional del Libro y la Lectura año 2001, que en su mayor parte han favorecido a comunas
rurales de la Región del Bío Bío, o bien a iniciativas particulares.
Bibliotecas de las 21 comunas más pobres de la región se encuentran entre las
favorecidas.
Este hecho decididamente es una buena noticia para los niños de esas comunas y
también para la Universidad, ya que implica que futuras generaciones de estudiantes
provenientes de esas localidades habrán tenido un mejor acceso a los libros y tal vez
mejores hábitos de lectura.
Es significativo que entre los proyectos se habiliten salas multiuso, rincones para los
niños, equipos audiovisuales y servicios móviles.
El tema de la lectura ha estado presente últimamente en la discusión pública. Chile
acumula una cantidad de récords en ese sentido que no son precisamente estimulantes. En
la mayor parte de las casas no hay ni un solo texto y el grado de comprensión de lectura
se sitúa en los niveles más bajos de América Latina.
Esta es la realidad que enfrenta el país y como es lógico, el sistema educacional
completo.
Los jóvenes que ingresan a la Educación Superior no tienen en general hábitos de
lectura y, por lo tanto, deben incorporar esta conducta en su quehacer cotidiano de manera
abrupta.
Una nota final en torno a los proyectos seleccionados en el Fondart Regional. Ellos
mantienen la misma tónica y focalizan los recursos en las comunas más apartadas. Leyendo
las nóminas se encuentran- entre ellos- propuestas realizadas por egresados de esta casa
de estudios que apuntan a la difusión musical, recuperación del patrimonio, creación de
revistas de cultura regional entre otras iniciativas.
Es importante que los jóvenes encuentren por medio de estos fondos concursables
espacios de crecimiento y de realización personal y profesional.