Termina el mes de mayo que permitió celebrar los 82 años de vida de
la Universidad con diversas actividades en las tres sedes.
Este período ha permitido mirar desde la Universidad hacia la comunidad y aportar lo
que nos es propio: el conocimiento y la cultura. El énfasis en esta dimensión, que se
mantiene a lo largo de todo el año, nos debe llevar a potenciar el contacto con el
entorno que nos rodea.
Es necesario que cada uno de los miembros de la comunidad universitaria tome conciencia
de la urgencia que implica, en la llamada Sociedad del Conocimiento, abrir y mantener
líneas de comunicación permanentes.
Por otra parte, los aniversarios tienen como finalidad -al igual que en la vida de las
personas- hacer una recuento de lo obrado y trazar las líneas principales en las cuales
se desea profundizar.
En ese sentido, las intervenciones de las autoridades universitarias en los actos de
celebración han marcado las líneas de acción.
En este lapso, las prioridades implican que se deben acreditar gradualmente todos los
programas de pregrado y de posgrado. También se debe generar una base de datos
institucional, académica y administrativa funcional, accesible, actualizada y de fácil
operación. Está en las metas mejorar los espacios físicos disponibles para la docencia,
la investigación, el trabajo administrativo e instalaciones para los estudiantes;
Hacia ellos se dirige el aumento de la oferta de asignaturas que se dictan en el
Programa Lectivo Extraordinario de Verano.
En la línea del contacto con la comunidad aparece el desafío de mejorar las
comunicaciones al interior de la Universidad y con la sociedad al igual que acrecentar el
aporte cultural que la Universidad realiza habitualmente. También se deben fomentar las
relaciones institucionales de modo de establecer vínculos de mutua colaboración con
universidades e instituciones tanto del país y del extranjero y revisar la estructura
organizacional de nuestra Universidad.
Estas tareas reclaman la participación de la comunidad académica completa.