Cuando aún resuenan en los oídos de la comunidad académica las
palabras del ex presidente de la República y doctor Honoris Causa de la Universidad,
Patricio Aylwin, quien planteó, entre otros temas, los desafíos que el sistema
educacional enfrenta, surge desde otra perspectiva la misma inquietud, que se hace
presente en el mensaje al congreso Pleno del Presidente Ricardo lagos.
Aylwin indicaba que, a pesar de que los progresos en calidad y en equidad han sido
notables, sin duda falta mucho para asegurar a todos los niños y jóvenes de nuestra
patria una educación plena que los habilite para enfrentar exitosamente los desafíos de
la vida.
Y añadía que estas realidades, injustas y dolorosas -que no pueden sino interpelar
severamente a nuestras conciencias- ponen en tela de juicio el optimismo triunfalista que
prevalece en el mundo occidental.
La pregunta si acaso es posible conciliar la realidad con los valores y principios que
profesamos, al igual que cuestionarse sobre si imperan en la convivencia humana de
nuestros días los pilares de justicia, libertad y solidaridad indispensables para lograr
la paz entre los seres humanos, se hace presente con fuerza en estos momentos.
En el mensaje presidencial, y a propósito del crédito solidario, Lagos indicaba su
preocupación porque en el año 2010 habrá unos 800 mil jóvenes en la Educación
Superior, y habría que asegurar que tengan al menos- las mismas condiciones de
acceso que los actuales estudiantes del sistema.
El tema el crédito no fue agotado, ni mucho menos, en la cuenta presidencial. De ella
se desprende que se ha escuchado la propuesta del Consejo de Rectores. Sin embargo, en
este momento de debate es indispensable que las voces que se alcen impulsen al Estado a
asumir con fuerza su papel de garante de la igualdad de oportunidades para todos los
chilenos, y que no sólo se garantice el acceso a la universidad para los jóvenes, sino
que además se entreguen todos los medios necesario para asegurar su permanencia en ella.