Revista Panorama

CONCEPCION CHILE N. 406 

JUEVES 10 DE MAYO DE 2000

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Editorial
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La Universidad de Concepción cumple esta semana su octogésimo segundo aniversario, que corresponde a los mismos años de actividad académica al servicio de la comunidad.

En 1919 un grupo de visionarios penquistas tomó la iniciativa de poner en marcha las cuatro primeras carreras de nuestra casa de estudios. Hoy, con casi 60 carreras, y 82 años de existencia, es el momento de hacer una pausa y reflexionar sobre el futuro, con la perspectiva que nos da nuestra historia y sobre las bases de lo que estamos viviendo.

Ser octogenario, en términos de la vida humana, corresponde a un largo período, momento en el cual la experiencia del camino recorrido permite mirar la vida con perspectiva. Para una universidad latinoamericana es el momento de la madurez, del pleno desarrollo.

Mirado desde el plano mundial, somos una universidad joven, comparada con las casi milenarias de Europa, como son las de Bolonia y Salamanca.

Sin embargo, las eras se han ido acelerando de tal forma, que la incorporación de las tecnologías, y el avance científico han implicado que las universidades del mundo -cualesquiera sea su fecha de fundación- están en el inicio de siglo XXI enfrentando los mismos problemas.

La sociedad del conocimiento, en la que estamos inmersos y por lo tanto con dificultades para mirarla desde lejos, por una parte ha impulsado de tal manera los avances científicos que se estima que cada cinco años quedan obsoletos. Las universidades deben formar entonces profesionales que sepan adaptarse a esta nueva cambiante realidad, que implica que nada es cierto, nada es seguro.

La estructura de la sociedad moderna impulsa a las nuevas generaciones hacia la educación superior y sin embargo no garantiza una transición fácil hacia el mundo del trabajo.

El profesional del siglo XXI, para quien el uso de la tecnología es un requisito primordial, es el objeto de preocupación de las universidades en la era de la globalización.

En este aniversario es importante mirar desde lo global hasta lo local, teniendo siempre presente que nuestra única preocupación es la persona humana.