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Universidad, ciencia y desarrollo
Injustas
son -a juicio del vicepresidente ejecutivo de Corfo, Gonzalo Rivas- las acusaciones que a
menudo se hacen sobre la falta de pertinencia del quehacer de las universidades, en
relación a ciertos objetivos de desarrollo, ya que no es ella el único agente
involucrado en esta tarea.
Según Rivas, buena parte de esta percepción se basa en el estereotipo del académico
en la torre de marfil, alejado de la realidad en que vive, que -dice- ha acompañado la
tradición universitaria. "La sociedad mira con cierto recelo y envidia al
académico, siente que ocupa un lugar de privilegio y que, por ello, él debe devolverle
la mano, cumplir con ciertos deberes". Esto es lo que se ha llamado la
responsabilidad social de la Universidad que es, en definitiva, es la forma en que la
academia podría ayudar a sustentar la inteligencia de un país.
En su clase magistral, Ciencia, tecnología y desarrollo económico. Qué rol pueden
jugar las universidades hoy?, dictada en la inauguración del año académico del
Posgrado, Rivas señaló que esta responsabilidad social ha adquirido una mayor
complejidad con el paso del tiempo y que para dar una respuesta a este requerimiento es
necesario analizar una serie de factores inciden en la mayor o menor en el impacto de las
instituciones de educación superior en el logro de la aspiración, del país, del
desarrollo.
Haciendo
una revisión a través del tiempo, de las fórmulas que han utilizado diversos países
para potenciar el la ciencia y tecnología, como motor del crecimiento, el economista
señaló que no era pertinente acudir a recetas prefabricadas pues, en la mayoría de los
casos, las condiciones en los lugares que las adoptan son totalmente distintas (regímenes
políticos, variables económicas, sistemas de financiación de las ciencia, etc.). Más
bien se trata de apropiarse creativamente de ideas externas.
En la vía del desarrollo
El momento actual del país, según Rivas, requiere de un rol decisivo y decidido de
las universidades en el ámbito de la innovación tecnológica. "Este llamado puede
ser entendido de la siguiente manera: Chile tiene la aspiración de ser un país
desarrollado, impulsando, por tanto, un fuerte crecimiento económico. Sabemos que
falencia está en el nivel del esfuerzo en investigación y desarrollo. Una de las
manifestaciones de ello es el escaso vínculo entre empresas y universidades, las que no
estarían bien conectadas con el mundo productivo, por lo que las empresas no juegan un
rol relevante en esta tarea".
De ahí que, afirma, las entidades académicas debieran orientar sus acciones a
desarrollar proyectos útiles para el mundo empresarial, formando, además, profesionales
y técnicos que respondan a las demandas del mercado laboral. Pero esta sola voluntad no
basta. También hay un papel de las políticas públicas y de la inversión que respalde
la investigación y el desarrollo, así como de la capacidad de liderar asociaciones que
permitan dirigir los esfuerzos hacia áreas de desarrollo de trascendencia para un país,
resolviendo también el divorcio entre las tendencias a potenciar la investigación
básica o aplicada.
Un espacio acotado
En opinión del vicepresidente de Corfo, un buen punto de partida para esto puede
encontrarse en el ámbito regional, donde el espacio de acción es más acotado, lo que
ofrece además- la ventaja de poder dirigirse a sectores más específicos. Esto
afirma- ofrece mejores posibilidades de alcanzar el éxito del esfuerzo innovador.
En esta región, los "candidatos" serían los sectores forestal, maderero,
agroindustrial o pesquero y subsectores de la industria química y metalmecánica.
"Contar con una estrategia de desarrollo regional clara y consistente en el tiempo,
sobre las prioridades públicas respecto al desarrollo de estos sectores, adquiere en esta
perspectiva un rol importante, en tanto provee de un marco ordenador para los actores del
proceso". Con una definición del sector público, es posible articular un liderazgo
ante los agentes (empresas, universidades, gremios, institutos), lo que redunda también
en la integración de visiones y la constitución de un capital de confianza -un bien
escaso en Chile, según Rivas-.
En este sentido, indicó que un buen ejemplo es la posibilidad que representa para la
Universidad la instalación, en la zona, de un polo de desarrollo del plástico con
empresas capitalinas. Entre las fortalezas mencionadas por los empresarios está la amplia
experiencia de la Universidad en el área de polímeros, factor que posibilita la
investigación conjunta a partir de la base de recursos calificados. Aquí
manifestó- se conjugan factores que aislados no tienen significación, pero que al
unirse abren perspectivas promisorias: "un liderazgo del gobierno regional que
articula; empresas abiertas al cambio...un complejo de empresas que se encuentran en el
inicio de la cadena de valor y que tienen fuerte raigambre regional (como Petrox) y una
universidad que asume el desafío de ser proactiva en su relación con la empresa. Nadie
dice que el éxito esté asegurado, pero se trata de un esfuerzo bien encaminado",
señaló.
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