Gerente general de Corpora Aconcagua, viajero frecuente, en razón de
sus cargos, la empresa tiene instalaciones en Rusia; le vende productos a Haití y siempre
está en la búsqueda de nuevos mercados que lo han llevado a China, Hong Kong, Japón,
entre otros. Además ha sido expositor en giras presidenciales en Brasil y Uruguay.
Vivió su niñez y juventud en Lota, estudió en el Colegio de los Padres Franceses de
Talcahuano y en la facultad de Economía entre 1967 y 1973.
-¿Cómo recuerda ese tiempo de estudiante?
-Fue una época complicada y conflictiva, pero que al mismo tiempo era muy rica y
motivadora. El mundo vivía una situación cambiante, donde se mezclaban ideas románticas
con la búsqueda de la justicia. Como todos los jóvenes de entonces tratábamos de buscar
fórmulas para llenar el alma, fue una suerte integrar y vivir esa generación,
fuertemente crítica. En la Universidad de Concepción vivimos una etapa única que no se
dio en otros lugares.
-¿Quiénes
compartieron esa etapa con usted?
-Algunos de mis compañeros fueron José Goñi, actual embajador en Italia; Alejandro
Sáenz, Julián Niño, Bruno Fritsch, Víctor Hernández, Alfonso y Víctor Espinoza,
Cecilia Trebilcock, entre otros. De mis profesores recuerdo a Gregorio Ponce, a María
Eugenia Moraga, a María Angélica Chauriye.
-¿Esa formación fue importante en su carrera?
-Por cierto que fue una base sólida, aunque el tema exportador aparecía recién en la
agenda económica, se abría el país para comerciar e insertarse en el mundo, entonces
fue la práctica la que consolidó lo aprendido. Incursioné en el ámbito del carbón, de
la pesquería, de la agroindustria.
- ¿Las universidades están cumpliendo a cabalidad su papel en el proceso
exportador nacional?
La base del proceso exportador la conforman las personas y los bienes que en nuestro
caso los ha dado la naturaleza. A los productos hay que agregar capacidad de gestión,
salidas al mundo a convencer a los mercados, a brindar confianza y esta sustentación la
dan las personas formadas y solventes, que sepan de lo que están hablando, de lo que
está promoviendo. Las universidades tienen el papel de formar a este elemento humano
capaz de generar confianza, en el amplio mundo.
En ese marco. ¿Cómo observa a su Universidad, aquélla donde se formó?
- Nuestra Universidad ha ido ganando posiciones y mostrando su gran capacidad de formar
profesionales capaces y confiables en distintos ámbitos. Es un buen plantel, un punto de
referencia obligado cuando se habla de universidades chilenas. Sus vínculos
internacionales, son también importantes. Creo que las universidades no pueden ser buenas
en todo, entonces lo lógico es elegir un campo, definirse por él y proponerse ser la
mejor de América Latina en eso. En el futuro inmediato podemos hacer exportación de
conocimientos, profundizar en lo relativo a la industria cultural, del pensamiento, del
intelecto y para ello hay que prepararse.
-¿Cómo nos preparamos, como país, y ustedes como sector para insertarnos en los
acuerdos comerciales que vienen?
- Tenemos desventajas naturales, nuestra ubicación. Además somos un mercado pequeño
como país, la tercera parte del gran Sao Paulo; la mitad de Ciudad de México y Tokio. No
estamos, por tanto, en condiciones ni tenemos una riqueza como país para discriminar y
decir "este tratado me conviene y éste no". Tenemos que demostrar que somos
buenos para hacer cosas, para otorgarle valor agregado a nuestros productos. Todos los
acuerdos vigentes y los pendientes son necesarios. Estamos reintentando algo con Estados
Unidos, aunque no sea por la vía rápida; el mismo empeño hay que ponerle a la Unión
Europea, aunque se trate de un acuerdo de connotaciones diferentes; hay que insistir con
el Alca, con el Mercosur.
-En base a su experiencia en el área ¿qué recomienda que haga una Universidad
como la nuestra para contribuir al proceso exportador?
- Primero que forme profesionales expertos en comercio internacional, segundo que sirva
a una tarea relevante como es apoyar el desempeño de las medianas y pequeñas empresas
que dan el 80% del empleo y que cuando la economía se deprime repercuten en ellas
especialmente. Las pymes tienen que ser capaces de exportar, pero no lo pueden hacer
solas, sino que en consorcio de empresas, en un organismo tipo Pro Chile, que les dé
mecanismos para que operen en forma eficiente en conjunto. Hay ahí una tarea de futuro y
un papel central de las universidades, especialmente de la U.de Concepción.