De visita en Concepción para asistir al congreso internacional de educación
médica, José Chianale Bertolini, médico egresado de nuestra Universidad, y actual
director de la escuela de Medicina de la Pontificia Universidad Católica de Chile,
recuerda su paso por estas aulas.
De familia penquista, egresado de los Sagrados Corazones, ingresó a estudiar
ingeniería a la Universidad de Chile en Santiago. En menos de un año estaba de vuelta en
Concepción estudiando medicina. Era el año 1970. Pronto comenzaría un período
histórico para el país. Egresado de medicina en 1977, Chianale revive su vida
estudiantil durante 7 años de historia política, social y académica.
¿Por qué el cambio tan drástico de ingeniería a medicina?
Siempre pensé en estudiar ingeniería. Mi padre es ingeniero civil químico, muy
creativo y de niño me llevaba a su laboratorio. Marcó mi vida ver a mi padre realizando
experimentos de líquidos que cambiaban de color. Cuando llegué a estudiar a la Chile no
fue lo mismo que yo recordaba y no me acostumbré a Santiago. Algo importante que
descubrí de mí es que quería relacionarme con la gente, participar en actividades
sociales, y en ingeniería no tuve muchas oportunidades. Pronto estuve de vuelta en mi
casa y con deseos de estudiar medicina.
¿Qué recuerdos tiene de la Universidad?
Lo que siempre me ha marcado de esta Universidad es su entorno. Es un lugar abierto a
la comunidad, sin rejas. De cierta manera, esta característica define la forma de
relacionarse de los estudiantes, más libre, más diversa.
Por otro lado, recuerdo a gente en especial, compañeros y académicos que marcaron mi
vida estudiantil, como por ejemplo, Ennio Vivaldi, profesor de fisiopatología. Recuerdo
particularmente la clase de inflamación y cada vez que debo trabajar en ese tema,
recuerdo su cátedra.
Mantengo contacto con varios de mis compañeros de generación, como Octavio Enríquez,
decano de la facultad de Medicina de esta Universidad; Sergio Valenzuela, Alfonso Olmo
Olivarí; Vicente Millán, Patricio del Río o Hernán Grez. Están en varias partes del
país pero siempre estamos conversando y recordando.
¿Cómo fueron los años inmediatamente posteriores al golpe militar?
Yo no tuve una participación activa en la vida política estudiantil, ni antes ni
después del golpe. Como católico sí me vinculé estrechamente a la parroquia
universitaria, desde allí participé en actividades sociales durante ese período. Debo
reconocer, en todo caso, que la tensión era enorme, y los movimientos estudiantiles,
mayores, sobre todo en una universidad de tradición pluralista, como la nuestra.
¿Qué rol cumplió en su vida profesional haber estudiado en la Universidad de
Concepción?
Yo estudié en la Universidad de Concepción sólo el pregrado. Todas mis
especializaciones las he realizado en la Universidad Católica o en el extranjero, pero
debo reconocer que este plantel fue el que hizo nacer en mí el respeto a la diversidad y
el anhelo por la investigación, características profesionales y personales que me han
transformado en lo que soy. Aunque ahora me dedico a actividades administrativas, siempre
he trabajado en investigación, especialmente en el área de la gastroenterología y fui
director de Investigación durante tres años.
¿Cómo definiría a la Universidad?
Considero que son dos las características que mejor definirían esta casa de estudios:
en primer lugar, que es una entidad compleja, en el mejor sentido de la palabra. Su enorme
desarrollo del posgrado y la investigación, su capacidad de generar conocimientos nuevos,
la ubican en una escala muy alta a nivel nacional e internacional.
En segundo lugar, es una universidad pluralista, abierta a la diversidad; que acepta la
multiplicidad de opiniones y su discusión libre. Agradezco enormemente esas
características, las que, tal como dije anteriormente, me transformaron en lo que soy en
mi vida profesional y personal.