El diario El País y muchos otros periódicos del mundo dieron a conocer
la semana pasada la primera entrevista que el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García
Márquez concedió al diario colombiano El Tiempo.
En ella, "Gabo" señala que "hace más de un año fui sometido a un
tratamiento de tres meses contra un linfoma y hoy me sorprendo yo mismo de la enorme
lotería que ha sido ese tropiezo en mi vida".
Esa "lotería" consistió, explica el escritor nacido en Aracata en 1928, en
Colombia, en hacer caso a los médicos, cancelar todos sus compromisos, desconectar el
teléfono y encerrarse a escribir. De nuevo en forma, como se ha visto durante la reciente
Feria del Libro de Guadalajara (México), el escritor se ha reencontrado con sus amigos de
siempre y disfruta a tope de su nueva vida. El primer volumen de sus memorias, Vivir para
contarlo, se publicará en 2001.
En la entrevista se le pregunta: Desde hace ya varios meses circula por Internet un
texto que le atribuyen a usted, en el cual se declara enfermo de muerte y se despide de la
vida. ¿De dónde salió eso?
Lo único que me preocupa es que me muera por la vergüenza de que crean que yo
escribí algo tan cursi. Lo leí hace poco y lo que más me sorprendió es que mis
lectores pudieran creer que fue escrito por mí. La única explicación que se me ocurre
es que alguien está recibiendo mucho dinero por la divulgación. Ni siquiera se tomó el
trabajo de escribirlo, porque es un texto robado: el verdadero autor es un joven
ventrílocuo mexicano que lo escribió para su muñeco y no tiene nada que ver con la
divulgación. Más aún: alguien le aconsejó que me demandara por firmar y divulgar un
texto suyo, y creo que tendría razón. Sin embargo, también tengo que agradecerle en
parte a ese texto anónimo el haber recuperado el tiempo y el sosiego que había perdido
por la desgracia de la fama.