Revista Panorama

CONCEPCION CHILE N. 393 

MIERCOLES 22 DE NOVIEMBRE DE 2000

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Editorial
La ruralidad ya no es sinónimo de agricultura y ganadería

El turismo rural se levanta como la mejor alternativa para recuperar a un sector que por muchos años basó su existencia en el desarrollo de la agricultura y la ganadería. Al menos es lo que se deduce de las experiencias europeas dadas a conocer durante el seminario que en Los Angeles concentró la atención de 45 profesionales de diversas áreas.

El doctor en Sociología, Carlos Gómez (Universidad de Zaragoza) señala, que al igual que en España, muchos países al enfrentar las exigencias de la sociedad industrial se vieron obligadas a sacrificar un mundo que hasta la década de los 60 convivía en equilibrio con las actividades propias del área urbana. El medio rural se desectructuró, primero, por la modernización productiva del sector agrícola y ganadero y, luego, por los procesos migratorios campo-ciudad por la falta de oportunidades de desarrollo generadas a partir de las nuevas formas de producción.

Pero, a su juicio, es este mismo sector golpeado por la modernización, el que hoy se ve como un mitigador de los males de la sociedad actual: el medio rural cobra un nuevo valor para la gente de la ciudad que busca en él un lugar para el ocio y la recreación al aire libre, e incluso para levantar zonas residenciales para alejarse del ritmo acelerado de la vida en la ciudad.

Según el ingeniero agrónomo, Antonio Colom (Universidad Politécnica de Cataluña), el primer impacto del turismo rural ha sido el nuevo "arraigamiento" de la gente en el campo. Las experiencias han permitido rescatar del abandono a varios poblados que en la valoración de sus recursos endógenos han cobrado un nuevo dinamismo.

Una de las bases importantes que sustentan la explotación del turismo es la revitalización del patrimonio rural, afirma Carmen Lores (master en gestión ambiental, de la Universidad de Zaragoza) y esto ha posibilitado que, por la vía del rescate del patrimonio histórico y cultural e incluso antropológico –folclore, gastronomía y formas tradicionales de la actividad económica- las familias mejoren sus ingresos y, por ende, su calidad de vida.

Esta nueva perspectiva, a juicio de Eugenio Sáez, obliga a dejar de lado la visión de que el medio rural se agota en la agricultura y la ganadería. Los procesos de integración económica han hecho ver que estas actividades, para que sean rentables, deben ser deben sostenidas por un mínimo de personas y que para detener la migración a la ciudad -que acentúa la marginación de quienes huyen del campo- ha sido necesario buscar actividades complementarias a lo agrario, "que hasta 10 años eran impensables". Lo importante –afirma- que en estas nuevas actividades hay que evitar los errores que se han cometido en la ciudad. "Si cometemos los mismos fallos, el mundo rural pierde su función".

En el caso del turismo, una de las alternativas que ha experimentado un fuerte crecimiento en los últimos años, lo fundamental es la adecuada planificación, el conocimiento exhaustivo de la zona y la existencia de infraestructuras apropiadas de apoyo a la actividad. También la capacitación es un factor importante en el éxito de esta empresa.

Pero Sáez advierte que el turismo no se sostiene por sí solo y que no es algo en lo que todos tienen que embarcarse, porque el exceso de oferta puede bajar la rentabilidad de este nicho. Hay que crear un circuito de actividades accesorias que también implican desarrollo para el mundo rural: la artesanía, el ecoturismo, el deporte, la administración del ocio, la gastronomía son productos que están asociados al alquiler de espacios en el campo.

Sobre Chile señala que hay un enorme potencial para emprender nuevos desarrollos para el área rural, pues de acuerdo a las conclusiones del encuentro la realidad chilena presenta similitudes con la española de hace unas décadas y hace prever que haya evoluciones similares a ese país. Para ello es necesario implicar a las poblaciones campesinas en proyectos que los integren al sector manufacturero y comercial, realizar con empresas e instituciones como la Universidad para la formación de agentes de desarrollo rural, y promover el rescate de la cultura de las etnias, el turismo asociado a fiestas tradicionales y actividades de preservación y conocimiento de la naturaleza, entre otros.