Fue alumna del primer curso de la naciente Escuela de Enfermería
de Concepción.
Inició su trayectoria profesional en el servicio de Salud de Ferrocarriles del Estado,
donde permaneció hasta 1971. En ese período contrajo matrimonio con el médico Elso
Schiappacasse Ferretti con quien tuvo tres hijos.
Ingresó a la docencia en la Escuela de Enfermería en 1971 por un concurso abierto y
se mantuvo en él hasta su jubilación en mayo de 1989. Obtuvo su magister en Salud de la
Comunidad mención Salud mental y Psiquiatría en 1978 en la Pontificia Universidad
Católica.
Su dedicación docente estuvo mayoritariamente orientada a la salud mental y
enfermería siquiátrica. Participó en el desarrollo de programas de formación de pre y
posgrado en el departamento de Enfermería, como también en los primeros años del
Proyecto Alzheimer de la facultad de Medicina.
Tras su aparente seriedad, era una persona acogedora, que sabía escuchar y orientar a
quienes se acercaban a ella, especialmente a los estudiantes, y al decir de los docentes
se caracterizó por ser una gran amiga silenciosa que gustaba de ayudar en forma anónima.
Tenía una gran capacidad de trabajo y dedicación, no escatimando tiempo y esfuerzos
para lograr las tareas y compromisos asumidos.
Siempre irradió amor por su marido y una gran preocupación por sus hijos y
familiares, más allá de su responsabilidad profesional.
Dio gracias por lo buena que era la vida y por las oportunidades que se le brindaron,
lo que la llevó a pedir para la misa de su funeral que se interpretara la canción de
Violeta Parra "Gracias a la Vida".
Su gran fe en Dios le permitió enfrentar con entereza los grandes problemas de salud
de su esposo y familia, a la vez que sobrellevar por largos años su difícil y compleja
enfermedad.
Sus amigas, colegas, exalumnas y quienes tuvieron la suerte de conocerla, la recordamos
con especial afecto y cariño, y con la confianza que el buen Dios la tiene en su santo
reino.