Su infancia transcurrió en El Carmen, en la provincia de Ñuble; su juventud
en Concepción como estudiante de Medicina, mientras que su adultez, se extendió a
límites lejanos teniendo como referente París, donde se especializó en Medicina y a un
gran número de países de Africa que recorrió en su calidad de consultor de la
Organización Mundial de la Salud, Oms.
Hernán Sandoval Orellana (casado con Lucía Melo Moreno, dos hijos, dos nietos) es el
secretario ejecutivo de la Comisión de Reforma de la Salud, instancia creada con el fin
de proponer la nueva institucionalidad y los diferentes mecanismos con que se abordará un
tema de la mayor relevancia para la vida de los chilenos.
¿Cómo y cuándo llega a la Universidad?
En 1958 tras postular y quedar aceptado. Me instalé en el Hogar Anexo (conocido
entonces como Pisagua por su lejanía con el Barrio). Comenzó una etapa activa, grata,
donde surgieron amistades que perduran hasta hoy. Mi curso lo conformaba gente como
Edgardo Condeza, Ariel Ulloa, Hernán Passalacqua, Gustavo Molina. Me involucré de
inmediato en política y me desempeñé como presidente del centro de alumnos de Medicina
y de la Federación de Estudiantes, primero como militante de la Juventud Radical y luego
de la Juventud Socialista.
¿Cómo evoca el ambiente universitario de entonces?
Un centro académico de una vida muy intensa, que se extendía más allá de las aulas,
con la realización de grandes escuelas de verano, donde participaban hombres de letras,
científicos y artistas de renombre mundial, con festivales de jazz, de teatro, en una
Ciudad Universitaria, primera y única en su tipo en Chile, aun hasta hoy. La Universidad
estaba inserta en una provincia y su quehacer provocaba gran impacto porque influía en la
ciudad completa. El teatro de la Universidad de Concepción fue un lugar excepcional donde
pudimos ver a gente de la talla de un Claudio Arrau, de una Pavlova y artistas de teatro
que le dieron fama y realce al plantel. En medio de todo eso conocí a quien es mi esposa
hace treinta y cinco años. Fue durante su reinado como mechona de la facultad de
Educación.
Parte importante de su carrera como médico ha transcurrido fuera de Chile ¿cómo
así?
En 1962 me recibí de médico cirujano y me dediqué a la Medicina del Trabajo y la
Toxicología Clínica. Me perfeccioné en ambas disciplinas en la Universidad de París,
La Sorbonne. Entre 1969 y 1973 trabajé en el Instituto de Higiene del Trabajo y
Contaminación del Aire del Servicio Nacional de Salud y a la Toxicología Clínica en la
Uti de la Posta de la Asistencia Pública, en Santiago. El 11 de septiembre de 1973 yo
estaba en París y no pude regresar. Tiempo después se me unió mi familia.
¿Cuando parte a Africa?
Yo había revalidado mi título en Francia, trabajaba bien en París y decidí irme a
la Oms, tras pensar y verificar que esa oportunidad que se me brindaba era en definitiva
la que uno siempre ha aspirado, la de aportar en un tema tan importante, el contribuir a
cambiar las condiciones, a mejorar, en definitiva, la salud de la gente. En Africa se
podía hacer bastante más que en cualquier otro lugar, dadas las condiciones imperantes.
Ese sentimiento me movió a dejar las ventajas de la sociedad francesa de las que yo
disfrutaba e irme a vivir y trabajar a Africa.
¿Y su responsabilidad en la Comisión de Reforma de la Salud?
Junto al tema de la salud pública, he trabajado en el diseño de proyectos de
desarrollo institucional, destinados a generar impactos en el área de salud. Por eso esta
propuesta era un desafío de interés que cabe perfectamente en el campo de mis intereses
y actitudes. Trabajamos e integramos un grupo de trabajo con la ministra de Salud, con una
fuerte presencia pública, realizando diseños de proyectos y tareas cuya meta sea la
aceptación ciudadana en un área tan sensible como es la salud. Hemos formado un equipo
de gran nivel.
¿Qué balance hace de su formación en la U. de Concepción?
Fui un privilegiado, junto a mi generación, al disponer de una formación básicamente
humanista, además de un conocimiento técnico riguroso en el marco de lo que eran las
necesidades de la salud de la población de aquellos años. Siento que esa formación
inicial me generó la capacidad de enfrentar situaciones complejas en medios extraños y
en la práctica, poder resolver problemas cruciales. Estoy profundamente reconocido de mis
raíces académicas.
¿Mantiene contacto con la Universidad?
En agosto último estuve en Concepción invitado por la facultad de Medicina hablando
sobre la Reforma de la Salud.
Sólo curiosidad: ¿Cómo es el que su mejor amigo sea Presidente de la República?
Los amigos son los amigos independientes de los cargos, del rango o del status que
tengan. Esa es una de las características más profundas y valiosas de la amistad. En mi
caso personal un orgullo, un desafío el de mantener esa amistad y los niveles de
acercamiento que a veces pueden perderse por razones obvias y comprensibles: el Presidente
no tiene tiempo para muchas cosas personales, porque las exigencias del cargo son enormes.
Esto no ha sucedido. A ello contribuyen especialmente su esposa y la mía, que fueron las
iniciadoras de la larga amistad, cuando eran muy jóvenes. Nosotros, los maridos, vinimos
por añadidura.