El desafío de la educación continua se hace cada vez más urgente y presente en las universidades. En Europa se crean universidades virtuales destinadas a transmitir conocimientos de manera no presencial a un número significativo de alumnos dispersos en diversas regiones del mundo.

Algunos optan por un sistema de examinación presencial, delegando la responsabilidad a otras casas de estudios con las cuales establecen convenios.

Una de las instituciones latinoamericanas que ha trabajado esta dimensión es la Universidad de Monterrey en México. Ellos indican que el aprendizaje científico y tecnológico debe ser accesible a todos con el fin de ir salvando distancias que separan los países industrializados de los que no lo están.

Señalan, también, que se debe buscar cómo hacer que las personas sean ciudadanos del mundo sin perder sus raíces y que participen activamente en la vida de su nación y de sus comunidades, especialmente en los países en desarrollo.

Proponen, como mecanismo integrar la educación al mundo del trabajo, con ventajas de flexibilidad y accesibilidad en el tiempo y en el espacio.

El nuevo modelo de enseñanza aprendizaje plantea desplazar el eje del proceso desde el profesor hacia el alumno; trata de desplazar el apoyo al alumno para que éste desarrolle su capacidad de aprendizaje autodirigido; y la práctica docente se enriquece con el uso de la tecnología informática, entre otras fuentes.

En nuestra universidad, el programa de Educación a Distancia está trabajando en esta línea. Ya hay varios cursos de pregrado disponibles en la modalidad no presencial, y se han hecho capacitaciones para los docentes de los tres campi.

La plataforma para el diseño, construcción y administración de cursos a distancia existente, permite realizar tanto clases presenciales, como aplicar modalidades que combinen la presencia del profesor y el trabajo autorregulado de los alumnos.