Aunque parece menor, incluso de sus 32 años, este dentista egresado de
la Universidad de Concepción, ha realizado una carrera profesional ampliamente reconocida
por sus pares desde que se radicó, a fines del 91, en La Serena, su ciudad natal, a la
cual volvió por motivos profesionales luego de una corta temporada en el Norte Grande.
"Estuve un año en Chuquicamata, en la clínica del sindicato 2 de Codelco y en
consulta privada. Necesitaban un dentista y lo único que yo tenía cuando me titulé eran
deudas y muchas. Después de un año vi que las expectativas profesionales y de calidad de
vida eran mucha mejores en cualquier otra parte que allá, tanto por el desarrollo
profesional como por la posibilidad de hacer cursos de posgrado, que por lo general se
dictan en Santiago, Santiago. Elegí La Serena como ciudad intermedia ya que no quería
vivir en la capital".
Esta ha sido la principal preocupación que ha impulsado a Muñoz a desarrollar varios
cursos de perfeccionamiento en Chile y el extranjero, en las áreas de Endodoncia y
Disfunción cráneo-cérvico-mandibular. En la última es uno de los 5 especialistas en su
región. Esta se expresa cuando hay problemas en las mandíbulas, pero la consulta se
origina por dolor cráneo facial, en los oído o parte baja de la nuca; cansancio
muscular, rechinamiento, jaqueca, dolores de cuello y con alguna frecuencia en espalda ya
que tiene que ver mucho con la columna, entre otros componentes.
"En esa área hay poca gente trabajando porque es un terreno poco explotado. Ha
tenido poco desarrollo. Los médicos no se han especializado, tampoco los dentistas ni los
kinesiólogos, excepto algunos, y es un área que requiere absolutamente un trabajo
integrado".
Al llegar a La Serena trabajó en el Servicio Médico de La Cámara Chilena de la
Construcción y para un sindicato de El Indio. Despúes de 2 años compró equipamiento
para instalar una consulta junto a otro dentista, lo que duró 3 años. "Nos
separamos por diferencias de apreciación en el desarrollo de la consulta. Me junté con
otro colega para comprar una consulta más grande y trabajar cada uno por su cuenta
pensando mejorar principalmente el aspecto tecnológico. En esta profesión es fundamental
estar al día y lo he hecho. En La Serena fui uno de los primeros en hacer cirugías de
implantes y para ello se necesitan equipo y condiciones especiales".
Hernán Muñoz define su estilo de trabajo como tecnología de punta. "Tenemos las
condiciones de ofrecer esta atención, tal vez no de realizar absolutamente todo pero sí
se puede coordinar, por ejemplo, lo que no se puede hacer todavía en La Serena, como
tratamientos combinados quirúrgicos de rehabilitación, que combinan distintas
especialidades de odontología con la parte quirúrgica, cirugía maxilofacial mayor,
principalmente porque justamente los cirujanos que hay no se han dedicado porque no existe
un mercado que avale la infraestructura, en cambio con las clínicas de la capital se
puede hacer bien".
Está muy consciente de lo poco que sabía al salir de la U, y en consecuencia, por la
naturaleza de su profesión, de la importancia de asistir a cursos, probar nuevos
materiales y formas de trabajo. Miembro de la Sociedad Odontológica que refuerza lo que
es el perfeccionamiento, Muñoz fue por 4 años Secretario Regional del Colegio de
Dentistas. Una asociación fuerte, señala, protege tanto el trabajo de los profesionales
como a los pacientes de mala praxis.
"Cuando llegué a La Serena, el Colegio prácticamente no existía, pero junto a
unos pocos dentistas logramos ponerlo en pie en menos de un año". Su gestión fue
apoyada en continuas reelecciones. "Conseguimos que nuestro colegio funcionara mejor
que las otras sedes a nivel nacional. Tenemos una serie de logros y de hecho, muchas cosas
que conseguimos fueron implantadas por el Colegio en el resto del país, como el seguro de
vida a partir de nuestro proyecto, entre otros beneficios".
En otro tema, por lo que entiende y pese a que es difícil comparar, el dentista de la
U de Concepción está muy bien valorado en el mercado donde se desenvuelve lo que no deja
de ser un orgullo para él.
"Soy hincha de mi universidad, para mí fue la mejor etapa que he
vivido y la mayoría de mis compañeros tiene la misma percepción. El año pasado tuvimos
un encuentro después de 10 años de egresados y asistió al encuentro el 90 por ciento
del curso". Se preocupa de mantener contacto permanente a través del teléfono o
correo electrónico con un buen grupo de ex-compañeros con quienes mantiene una amistad
forjada en el respeto, pese a las diferencias políticas en la época de la dictadura y
que le tocó vivir como estudiante.
"El ambiente estaba muy politizado, esto coincidió con el hecho de
que en mi curso se juntó un grupo que a pesar de tener sus ideas muy claras era muy
respetuoso y democrático, entonces siempre se acataba la decisión de la mayoría, si la
mayoría quería hacer un paro se hacía un paro aunque a los otros no les gustara, y si
no quería hacer paro no se hacía aunque estuviera toda la U en paro".
Especial admiración mantiene por el doctor Fernando Escobar, decano de
la facultad, y por el doctor Juan Hugo Gutiérrez. En lo humano recuerda con cariño al
doctor Juan Valenzuela, de quien recibió una influencia positiva en su entrega como
persona. En la actualidad Muñoz se encontró con la sorpresa de que varios de sus colegas
son docentes en la facultad. Tiene fe en que este cambio generacional dará un nuevo
empuje a su escuela y resultados positivos en el mediano y largo plazo.
Ximena Bertin Espinoza.