Las enfermedades cardiovasculares constituyen hoy por hoy, la
principal causa de mortalidad en el grupo de población femenina menopáusica. Ya en 1986,
la cifra alcanzaba a un 35% aproximadamente del total de muertes. Esta realidad emanada de
diversos estudios, que datan un tiempo prudencial como para poder llegar a tal
afirmación, está siendo estudiada por un grupo interdisciplinario constituido por
investigadores del laboratorio de Lipoproteínas de la facultades de Farmacia y de
Medicina de nuestra casa de estudios, Carlos Calvo, Natalia Ulloa Oaula Bustos y Cecilia
Verdugo; el académico de la facultad de Medicina de la Pontificia Universidad Católica
de Chile, Eugenio Ortega; y por el investigador de laboratorio de Lipoproteínas y
Enfermedades Cardiovasculares del Instituto Pasteur de Lille, Francia, Jean Charles
Fruchart.
"La mujer pre-menopáusica está protegida contra las enfermedades
cardiovasculares (enfermedad coronaria y enfermedad cerebro-vascular) y muestra una
incidencia de esta patología 3 a 6 veces inferior a la de varones de la misma edad",
expone la bioquímica, doctora Natalia Ulloa, investigadora del laboratorio Lipoproteínas
de la facultad de Farmacia. Sin embargo, se adelanta a decir, se sabe que después de la
menopausia las mujeres incrementan considerablemente el riesgo de sufrir de enfermedades
cardiovasculares alcanzando incidencias igual a varones de la misma edad.
En los últimos 20 años se ha observado que la mujer con terapia de sustitución
hormonal única (estrógenos) o combinada (estrógeno más progesterona) reduce en un 50%
su riesgo de sufrir de enfermedad coronaria y en la misma magnitud se reduce la mortalidad
como consecuencia de estas patologías.
Preocupados por este problema, el grupo interdisciplinario hace unos cinco años que
estudia básicamente la evaluación del efecto de la alteración hormonal en el
metabolismo plasmático de lípidos y proteínas y que afecta a la población mencionada.
En este momento, señala la doctora Ulloa, estamos abocados, más bien al estudio de
mecanismos moleculares, específicamente en el metabolismo de lípidos y lopoproteínas
plasmáticas, que son modificadas por la sustitución estrogénica en mujeres
posmenopáusicas. mecanismos relativamente sofisticados en colaboración directamente con
el Instituto Pasteur.
-¿Ustedes trabajan con mujeres menopáusicas solamente?
En este trabajo solamente hemos incluido mujeres menopáusicas con terapias de
sustitución combinadas por el momento. El primer estudio que hicimos con al facultad de
Medicina de nuestra casa de estudios, estuvo integrado por un grupo de 22 mujeres. Hay
muchas interesadas, como hay muchas pacientes que reciben la terapia, pero son excluidas
porque presentan otro tipo de patologías asociadas, que tienen otra variable en juego,
por ejemplo, enfermedades tiroídeas, diabetes mellitus o mujeres que simplemente están
haciendo cambios en sus estilos de vida, mujeres que beben más de 28 gramos de alcohol al
día. Ahora tenemos una población de 30 mujeres en experimento.
-¿Han llegado a hallazgos que sean plausibles?
Los mecanismos mediante los cuales la terapia de sustitución estrogénica previene la
incidencia de enfermedad coronaria han sido sólo en parte dilucidados. Entre ellos, se ha
podido establecer una mejoría en el perfil lipídico (se reduce el colesterol-LDL o
aterogénico e incremento en el colesterol-HDL o antiaterogénico; se ha demostrado que
los estrógenos poseen efectos antioxidantes, lo cual preserva el buen estado de muchos
componentes del organismo entre ellos los lípidos. También se ha probado que estas
hormonas reducen la resistencia a insulina, lo cual previene la aparición de la diabetes
mellitus, una patología estrechamente relacionada con enfermedades cardiovasculares y que
también presenta considerable incidencia en nuestra población.
- ¿Cómo han sido los resultados hasta el momento?
Realmente han sido muy alentadores. Hemos encontrado una modificación benéfica del
perfil lipídico (HDL y ¯LDL) y una mejor funcionalidad de los componentes lipídicos
en general. Una clara modificación en la estructura de la lipoproteína que protege el
HDL y un incremento en la función que es la extracción del colesterol desde las células
periféricas. No obstante, son aún muchas las interrogantes o resultado controvertido que
surgen en el tema. Con la finalidad de optimizar este tipo de terapias en pacientes con
distinta historia clínica, nuestro objetivo actual es seguir en la búsqueda de los
mecanismos moleculares mediante los cuales estas hormonas o algunos análogos químicos
que se encuentran en vegetales comestibles (fito.estrógenos), benefician el metabolismo
de lípidos y lipoproteínas. Además, es nuestro interés establecer indicadores de
evaluación que nos permitan monitorear la efectividad del tratamiento en relación a la
protección de enfermedad coronaria y eventualmente otras enfermedades cardiovasculares en
esta población femenina.