Normalmente en períodos de crisis aflora la solidaridad
entre los chilenos. Los temporales han sido un ejemplo claro de este valor de nuestra
cultura, sin embargo con la misma fuerza con que irrumpe en la vida pública durante las
emergencias, desaparece casi por completo en las etapas de normalidad.
Los recientes temporales en todo el país han dejado al descubierto, como lo expresó
el Presidente Ricardo Lagos, la pobreza en Chile. Los damnificados son siempre aquellos
sectores de mayor miseria de las diversas regiones, y en especial de las ciudades.
Si hay un grupo etáreo que de manera natural asume la solidaridad son los jóvenes, y
de esa manera se acercan a los sectores más desposeídos de la sociedad.
Esta actividad solidaria en nuestra Universidad se hace presente, aunque en forma
incipiente, durante todo el año. A los grupos de odontología que realizaron un operativo
en Lenga, se suma un equipo multidisciplinario, encabezado por alumnos de la facultad de
Ciencias Sociales, que el fin de semana pasado estuvo en San Jorge y Las Pataguas,
atendiendo a estas comunidades rurales.
El plan de Superación de la Pobreza, los trabajos voluntarios, la operación
"mediasaguas para el 2000", el programa Chile País, han sido testigo del aporte
desinteresado y muchas veces anónimo de los estudiantes de nuestra casa de estudios.
Unesco ha llamado, como lo recordábamos hace algunas semanas, a crear una cultura de
la paz y una cultura solidaria, por oposición a la competitividad que existe actualmente
como forma de relación de la sociedad.
El estímulo de las autoridades universitarias, de los académicos y administrativos a
estas muestras de apoyo de los estudiantes, permitirá asegurar que en el futuro existan
profesionales comprometidos con el desarrollo de la sociedad y que miren su trabajo
profesional con una perspectiva distinta, abierta a las necesidades del entorno.
Este debe ser un espíritu que anime a toda la comunidad universitaria.