Revista Panorama

CONCEPCION CHILE N. 371 

LUNES 8 DE MAYO DE 2000

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Editorial
Enrique Sierra

Un privilegiado de la primera generación de economistas

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*Enrique Sierra Castro (1933) nació en Cosmito, un pueblo que hoy no existe y que fue una mina de carbón de relativa importancia, a unos pasos de Concepción. Estudió en el Instituto Superior de Comercio, Insuco, y luego en el primer curso de la que es hoy la facultad de Ciencias Económicas y Administrativas. Luego de titularse inició una carrera como experto de Naciones Unidas que lo llevó a diversos países de América Latina y Africa. Ya jubilado, se radica en Ecuador, desde donde vino a Concepción a presentar su último libro Latinoamérica: crisis y globalidad. Es autor de varios otros.

¿Le marcó de cierta forma haber estudiado en la Universidad de Concepción?

Sin duda; más allá del intelecto, llevo con orgullo y profundo agradecimiento el recuerdo perenne de esta distinguida casa de estudios, que me dio, generosamente, los cimientos profesionales de que he vivido en Chile y en numerosos otros países.

¿Cuál es su máxima preocupación laboral, hoy?

Siempre pensé, y creo haber actuado en consecuencia en Chile y en otras naciones, que mediante mi labor profesional podía contribuir, -modestamente, por cierto- a mejorar la condición del pueblo. Continúo adherido a esa idea, habiendo sumado en los últimos años una gran preocupación por la juventud. Mi percepción es que hoy –tal vez, más que antes- los estratos populares y la juventud, viven con menos esperanzas.

Haga algún tipo de referencia a esa primera generación de egresados de la especialidad Economía y sus profesores.

El primer grupo que llegó al final de la carrera –unos 18, prácticamente todos titulados- fuimos unos privilegiados; el mercado laboral nos acogió y nos dio oportunidades; y, en donde sea que hayamos estado en Chile, en otros países y en organismos internacionales, hemos tenido -lo afirmo con modestia- trabajo, éxito y prestigio.

Tuvimos excelentes profesores –que además de su calidad y vocación profesional y de docentes extraordinarios- siempre demostraron comprensión y buena voluntad para formarnos en una carrera nueva, desconocida hace 40 años en la Universidad de Concepción.

¿Es el sistema de libre mercado la solución para los problemas de Latinoamérica?

A diferencia de los diagnósticos de corto plazo y de las proyecciones o expectativas económicas, América Latina lleva ya dos décadas de crisis, los 80 y 90, como se explica en Latinoamérica: Crisis y Globalidad. Son los mismos decenios de mayor difusión del libre mercado y del neoliberalismo.

Es una de las regiones que más lentamente expande su economía y que mayor concentración de la riqueza ostenta. Su tasa de crecimiento promedio anual en los 80 fue de 1.7% en contraste con 3.6% en los países en desarrollo; y, en los 90 subió apenas a 2.7% frente a 5.3% del conjunto mencionado. Latinoamérica, con más de 500 millones de habitantes, sobre 210 millones son pobres, de los que más de 90 millones viven en la indigencia. Si al pauperismo, así calculado, se le agregan los estratos que están al borde o próximos a la pobreza, se aproximan a 400 millones la población de indigentes, pobres y cuasipobres, cifra sin precedentes.

La inserción de Latinoamérica en la economía mundial es bastante menor a la de otras regiones en desarrollo. Apreciado, mediante estos resultados, el neoliberalismo asumido en la región, ha complicado su economía, profundizando sus problemas y empobrecido a sus poblaciones mayoritarias, construyendo un verdadero volcán social.

En su calidad de economista ¿cómo ve en general la situación de Chile? ¿Llegará a ser un país desarrollado antes del segundo centenario de su independencia?

Chile ha sido un país en desarrollo. Lamentablemente, nunca ha progresado tanto para dejar de serlo, y está lejos de aproximarse a las características económicas, sociales, científico-tecnológicas e institucionales de las naciones democráticas desarrolladas. Al comenzar el siglo XXI, éstas poseen un promedio anual –expresado en dólares corrientes actuales- de 35/40 mil dólares per cápita. Con el mismo cálculo, Chile sólo excede de unos 8 mil dólares, con un segmento de pobreza significativo y una elevada concentración de la riqueza.

Chile, continua siendo básicamente un país exportador de bienes primarios; continua, como antes, dependiendo de un hilo de cobre y de las fluctuaciones de su precio internacional. De los 15.600 millones de dólares exportados en 1999, casi 5.900 millones fueron cobre y unos mil millones más de otros minerales, con lo que la minería aportó el 44% de lo exportado. Alrededor de 5 mil dólares fueron bienes del agro sin elaborar y con tratamientos primarios. El resto, sobre 2 mil millones de celulosa, papel y químicos; y, unos 1.800 millones de otros bienes diversos; ninguno de éstos últimos, importantes para cambiar la estructura eminentemente primaria de las exportaciones.

Chile mantiene todavía una vasta agenda de problemas nacionales de variada índole; algunos de los cuales ni siquiera se están concientizando, como -por ejemplo- dotar a la educación y formación profesional, en todos los niveles, de un contenido formativo para que los egresados se motiven y procuren potenciar su trabajo humano, durante toda su vida activa, por diferentes medios -reciclaje, instrucción, capacitación, reconversión- adquiridos o independientemente como autodidactas. También, está lejos de los derechos humanos de tercera generación y de una reforma constitucional con participación de la juventud y en función de sus problemas. Para qué hablar del arte, del deporte y de otras manifestaciones del quehacer humano y cultural.

Hugo Olea M.