La nueva concepción del trabajo ha agregado, al dominio de las
competencias técnicas, exigencias como la capacidad de conformar equipos e integración
disciplinaria, además de las habilidades comunicativas; destrezas que habitualmente no
son consideradas en la formación profesional, a pesar de ser elementos determinantes en
el desempeño laboral.
Seminario El mismo equipo de
trabajo organizó, pare el 27 y 28 de abril, el seminario-taller Diálogo
interdisciplinario, que busca abrir un espacio de discusión y reflexión sobre el
tema, y conocer experiencias realizadas en diversos ámbitos.
Para ello se contará con la participación de expositores como el académico italiano
Luciano Gianelli (Universitá degli Studi de Siena) quien junto a un especialista chileno
(por confirmar) tratarán aspectos teóricos y prácticos del diálogo interdisciplinario.
La idea, dice Marcela Varas, es difundir los resultados de esta experiencia y los
beneficios de este diálogo. "Nos interesa promover esto como un sello de la
Universidad en la formación de sus estudiantes...la Universidad tiene ventajas sobre
otras universidades por el hecho de contar con un campus que favorece el trabajo
interdisciplinario".
El seminario está abierto a académicos, empresarios y estudiantes de cualquier
disciplina, quienes podrán inscribirse hasta el 20 de abril en decadi@inf.udec.cl;
o en Iit, Edmundo Larenas 270 Interior, fono 204422, fax 259190. |
Tratando de subsanar esta falencia, los profesores Gustavo Donoso y Marcela Varas
(departamento de Ingeniería Informática) en conjunto con los docentes del departamento
de Español, Enrique Ruggeri y Omar Salazar, elaboraron el proyecto de Docencia Desarrollo
de la capacidad de diálogo interdisciplinario (Decadi).
En ejecución desde el año pasado, el proyecto enfrenta a los estudiantes de español
e ingeniería informática a situaciones que podrían vivir en su desempeño profesional,
especialmente en lo que se refiere a la interacción de dominios de conocimientos
distintos a los de su formación.
Marcela Varas explica que en esta experiencia se conformaron grupos
interdisciplinarios, donde el alumno de español actuaba como un "cliente real",
presentando problemas de su profesión al estudiante de ingeniería; mientras que éste
debía proveer soluciones informáticas a ese problema.
Aspectos formales de la escritura, fonética y fonología, sistema verbal, autores
chilenos y teatro fueron los temas abordados por los estudiantes de español. Para ellos,
los informáticos formularon soluciones a nivel de prototipo de programas que, en etapas
siguientes del proyecto, serán desarrollados como software.
Hippies y cuadrados
Los prejuicios fueron los principales obstáculos al momento de agrupar a los alumnos:
los de español son "hippies, huelguistas e irresponsables" y los de
informática, "cuadrados, prepotentes y muy serios" eran las opiniones de unos
sobre otros.
Omar Salazar dice que los prejuicios de los estudiantes "son los mismos que se ven
en la vida profesional. Nos dimos cuenta que vienen de la etapa de formación". Pero
el proceso de aproximación, de conocimiento e incorporación de la imagen real de sus
compañeros cambió el concepto inicial. "Todos reconocieron que el trabajo había
sido beneficioso y que habían descubierto un mundo de conocimientos ajenos a su dominio,
que era interesante. Incluso, a partir de esto, algunos definieron sus temas de
tesis", agrega el docente.
Según Salazar, para los estudiantes de español, la experiencia significó situarse,
por primera vez, como profesionales y, desde esa perspectiva, reconocer problemas propios
de su área. "Es prepararlos para su labor profesional, porque van a encontrarse con
estas herramientas y, aparte de conocerlas, deben saber usarlas, proponer ideas para
mejorar y generar nuevos materiales con apoyo informático".
En informática, en tanto, los resultados de los prácticos han alcanzado niveles de
calidad que, según Marcela Varas, no se obtienen con un trabajo aislado.
Una integración real
Para el director del departamento de Español, Enrique Ruggeri, la importancia de la
iniciativa está en que se ha producido un quehacer académico compartido entre dos áreas
absolutamente diferentes, que "tiene un carácter innovativo, enriquecedor tanto para
alumnos como profesores".
A partir de esta experiencia, señala Ruggeri, se abre un nuevo campo de estudios en su
departamento, el de la lengua aplicado: a los problemas típicos del aprendizaje de la
lengua pueden tener soluciones informáticas, dice.
Este encuentro entre los departamentos, en opinión de Ruggeri, demuestra que la
colaboración interdisciplinaria es posible, "no como un postulado, sino como una
realidad: es posible integrar diferentes visiones, formaciones y experiencias
profesionales".
Ruggeri afirma que, contrario a lo que se estima, la integración de conocimientos no
significa la pérdida de identidad de las disciplinas, sino que "se trata de que
ellas se acomoden para hacer asequible, a profesionales distintos, su lenguaje, su visión
de mundo y sus competencias para solucionar problemas".