Revista Panorama

CONCEPCION CHILE N. 367  

MIÉRCOLES 5 DE ABRIL DE 2000

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Editorial
Residuos pueden convertirse en energía alternativa

Neumáticos, aserrín, desechos de aceites y pinturas constituyen un potencial energético que podría ser incorporado a la industria, como alternativas a los combustibles tradicionales. Países como España, Italia, Austria y Alemania ya han incorporado estos productos en ciertos procesos, experiencias que fueron dadas a conocer la semana pasada en un seminario organizado por el departamento de Ingeniería Química y la Udt, y que forma parte de las actividades de difusión del proyecto Fontec/Corfo Utilización energética de residuos orgánicos de la octava región. Junto a delegados de industrias nacionales, en el encuentro participaron, como expositores, los expertos en el tema Karl Lorber de la Universidad de Montanleoben, Austria, y el brasileño Clemente Greco. basura.jpg (20266 bytes)

El proyecto, que dirige Fernando Márquez (departamento de Ingeniería Química), se inició en octubre del año pasado y dentro de él se completó un catastro de los residuos sólidos y líquidos, que arrojó estimaciones de los volúmenes que, mensualmente, se generan en la región. Los desechos más importantes son aceites (mil toneladas), aserrín (5 mil 700 toneladas), pinturas (120) y neumáticos (17).

Junto al catastro, se realizó un análisis de sus componentes y un estudio sobre las tecnologías que se podrían utilizar para llevarlas a la industria.

Fernando Márquez indicó que, por sus características, la industria siderúrgica y del cemento son las más apropiadas para usar estos recursos alternativos, ya que en sus procesos realizan combustiones a altas temperaturas, pudiendo quemar los residuos sin generar emisiones contaminantes. "Prácticamente no hay variación en sus emisiones normales", afirma.

Según Márquez como se trata de industrias que requieren de mucha energía "el uso de alternativas como el aserrín, desechos forestales o residuos líquidos como aceites y pinturas es recomendable porque solucionan, primero un problema ambiental (la acumulación de desechos) y reducen el consumo de combustibles tradicionales".

Los residuos deben someterse a procesamientos simples y de bajo costo previo uso como combustibles: los neumáticos requieren ser reducidos a trozos pequeños y el aserrín, secado (para dejarlo en un mínimo de 10% de humedad). Algunos aceites podrían necesitar tratamiento en caso que contengan contaminantes como cloro, material particulado o mucha agua.

 

Una mentalidad distinta

Para el académico, la inclusión de estas alternativas en la empresa chilena sería más que positivo: se estima que, en algunos procesos, es posible reemplazar el 100% de los combustibles por desechos. "Son millones de dólares que la empresa puede ahorrar".

Y, de acuerdo a las experiencias presentadas por extranjeros en el seminario, Márquez señala que existen otros potenciales combustibles, que ayudarían a reducir los costos energéticos en el país: es el caso del plástico, que es reducido a pellets.

Márquez reconoce que, a pesar del gran potencial que representan estos desechos, en Chile aún hay obstáculos para introducir su uso común en la industria. "En países de Europa y en Estados Unidos esto funciona bien porque hay una cultura ambiental tan fuerte que nadie se atreve a botar dos litros de aceite al alcantarillado o a dejar un metro cúbico de aserrín en la carretera".

Esta "cultura" se manifiesta en la responsabilidad que la propia comunidad asume al separar, por tipos, los residuos que se producen tanto a nivel domiciliario como industrial.

"Hay que luchar para que esa cultura se cree en este país, pero también hay que contar con una legislación adecuada, que obligue a las industrias y a todas las personas a eliminar adecuadamente los desechos...y ésta no es sólo una obligación del gobierno, es de la comunidad, de todas las personas...hay que hacer un cambio cultural para que haya un adecuado manejo de residuos".

La elaboración de pellets plásticos en Austria, dice Márquez, se ve facilitada porque existe la costumbre de segregar todos los residuos, pero además, advierte otra diferencia con la mentalidad chilena.

"En esos países hay empresas privadas o contratistas que recolectan los residuos y cobran por llevárselos...le cobran al usuario porque él no tiene cómo deshacerse de esos residuos. Y las empresas que recolectan los residuos le pagan a la industria que los recibe...algo que aún es difícil hacer acá, porque la lógica diría que si yo tengo 10m3 de aserrín que puede ser usado como combustible, lo tengo que vender a la empresa y obtener una ganancia". En una lógica opuesta, se entiende que lo que se está transando no son valores de venta, sino que la mantención de un ambiente limpio.