Neumáticos, aserrín, desechos
de aceites y pinturas constituyen un potencial energético que podría ser incorporado a
la industria, como alternativas a los combustibles tradicionales. Países como España,
Italia, Austria y Alemania ya han incorporado estos productos en ciertos procesos,
experiencias que fueron dadas a conocer la semana pasada en un seminario organizado por el
departamento de Ingeniería Química y la Udt, y que forma parte de las actividades de
difusión del proyecto Fontec/Corfo Utilización energética de residuos orgánicos de
la octava región. Junto a delegados de industrias nacionales, en el encuentro
participaron, como expositores, los expertos en el tema Karl Lorber de la Universidad de
Montanleoben, Austria, y el brasileño Clemente Greco. 
El proyecto, que dirige Fernando Márquez (departamento de Ingeniería Química), se
inició en octubre del año pasado y dentro de él se completó un catastro de los
residuos sólidos y líquidos, que arrojó estimaciones de los volúmenes que,
mensualmente, se generan en la región. Los desechos más importantes son aceites (mil
toneladas), aserrín (5 mil 700 toneladas), pinturas (120) y neumáticos (17).
Junto al catastro, se realizó un análisis de sus componentes y un estudio sobre las
tecnologías que se podrían utilizar para llevarlas a la industria.
Fernando Márquez indicó que, por sus características, la industria siderúrgica y
del cemento son las más apropiadas para usar estos recursos alternativos, ya que en sus
procesos realizan combustiones a altas temperaturas, pudiendo quemar los residuos sin
generar emisiones contaminantes. "Prácticamente no hay variación en sus emisiones
normales", afirma.
Según Márquez como se trata de industrias que requieren de mucha energía "el
uso de alternativas como el aserrín, desechos forestales o residuos líquidos como
aceites y pinturas es recomendable porque solucionan, primero un problema ambiental (la
acumulación de desechos) y reducen el consumo de combustibles tradicionales".
Los residuos deben someterse a procesamientos simples y de bajo costo previo uso como
combustibles: los neumáticos requieren ser reducidos a trozos pequeños y el aserrín,
secado (para dejarlo en un mínimo de 10% de humedad). Algunos aceites podrían necesitar
tratamiento en caso que contengan contaminantes como cloro, material particulado o mucha
agua.
Una mentalidad distinta
Para el académico, la inclusión de estas alternativas en la empresa chilena sería
más que positivo: se estima que, en algunos procesos, es posible reemplazar el 100% de
los combustibles por desechos. "Son millones de dólares que la empresa puede
ahorrar".
Y, de acuerdo a las experiencias presentadas por extranjeros en el seminario, Márquez
señala que existen otros potenciales combustibles, que ayudarían a reducir los costos
energéticos en el país: es el caso del plástico, que es reducido a pellets.
Márquez reconoce que, a pesar del gran potencial que representan estos desechos, en
Chile aún hay obstáculos para introducir su uso común en la industria. "En países
de Europa y en Estados Unidos esto funciona bien porque hay una cultura ambiental tan
fuerte que nadie se atreve a botar dos litros de aceite al alcantarillado o a dejar un
metro cúbico de aserrín en la carretera".
Esta "cultura" se manifiesta en la responsabilidad que la propia comunidad
asume al separar, por tipos, los residuos que se producen tanto a nivel domiciliario como
industrial.
"Hay que luchar para que esa cultura se cree en este país, pero también hay que
contar con una legislación adecuada, que obligue a las industrias y a todas las personas
a eliminar adecuadamente los desechos...y ésta no es sólo una obligación del gobierno,
es de la comunidad, de todas las personas...hay que hacer un cambio cultural para que haya
un adecuado manejo de residuos".
La elaboración de pellets plásticos en Austria, dice Márquez, se ve facilitada
porque existe la costumbre de segregar todos los residuos, pero además, advierte otra
diferencia con la mentalidad chilena.
"En esos países hay empresas privadas o contratistas que recolectan los residuos
y cobran por llevárselos...le cobran al usuario porque él no tiene cómo deshacerse de
esos residuos. Y las empresas que recolectan los residuos le pagan a la industria que los
recibe...algo que aún es difícil hacer acá, porque la lógica diría que si yo tengo
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