Aquellas personas que se dedican a entregar su tiempo y sus
talentos a la ayuda a los demás, pareciera que tienen marcado en su semblante y en sus
gestos esa bondad que emana de su personalidad. Lucy Ortiz o Lucy Paicius como está más
acostumbrada que la llamen es una enfermera egresada de nuestra casa de estudios que
emigró el año 1961 a los Estados Unidos para aprender más en su especialidad y allí
quedó atrapada por su vocación y por un compromiso matrimonial que llenó toda su vida. 
Está de visita en casa de su hermano, el médico gastroenterólogo Patricio Ortiz y
allí recibe a Panorama. Su viaje, como muchos otros que realiza a menudo, es ocasión
para recorrer a sus amistades, recordar tiempos de un Concepción que se fue con el
calendario y los cambios.
"Entré a estudiar en 1954 y me recibí en 1958, comienza a contar. De inmediato
me puse trabajar para la sociedad Lota y Schwager en Coronel como asistente de enfermera
jefe. Allí adquirí una experiencia bastante buena. Como me gustaba la cirugía y la
parte traumatológica, decidí ir a Estados Unidos a ver cómo era el sistema de
enfermería, a aprender un poco. Bueno, conocí a quien fue mi esposo y me casé. El era
un ingeniero, Alfonso Paicius.
- ¿En qué lugar estaba la escuela cuando comenzó sus estudios?
Estaba en la calle Colo Colo y nuestra directora era la Gladys Peake, profesora que fue
un modelo ejemplar para nosotros. Teníamos un sistema donde el paciente era lo más
importante del mundo; en que el ser humano tenía que mejorarse y uno tenía que prevenir
los problemas y las enfermedades en la parte sanitaria como experiencia y la parte de
medicina interna. Junto con recordar a la primera directora de Enfemería, recuerdo a
otras profesoras como Ruth Aburto, Irene Bocaz, Marta Aburto, que fue un modelo para
nosotros en el Hospital Regional como instructora . También a María Figueroa y Angela
Saragoza.
- ¿Qué relación había con la facultad de Medicina en ese tiempo?
Solamente teníamos los profesores. El título que tengo esta firmado por el rector don
Enrique Molina Garmendia.
- ¿Por qué estudió Enfermería?
Creo que por una vocación de servicio que adquirí en mi hogar. Mi padre siempre nos
mandaba a cooperar en los tiempos en que había huelgas. Tenía una tía que era matrona,
entonces íbamos a ayudar al hospital. Mi padre trabajó en el departamento de Ionósfera
de la Universidad de Concepción y era marino jubilado. Él siempre nos decía: "hay
que ayudar al prójimo, hay que ayudar al prójimo, hay que atender a esa gente
necesitada". Entonces, íbamos al asilo de ancianos, al hospital a ayudar a la sala
de parto, a limpiar a las madres, y todo eso era cuando estudiábamos en las humanidades.
Recuerdo con nostalgia y con emoción aquellos domingos que partíamos a ayudar a los
viejitos y darles de comer. Todo eso era para mí lo más interesante: ver el cuidado y el
esmero con que se hacía la atención.
Así fue como me interesé por ayudar a esos enfermos, tener que cuidarlos y mandarlos
en buenas condiciones a su casa. Tenía muchos ideales, respecto a la prevención.
- Con esa escuela de sus padres ustedes desarrollaron un sentido de ayuda y de
caridad.
Así fue. Nosotros fuimos cuatro hermanos, tres enfermeras y un médico. Sandra, se
recibió acá y está en el Servicio de Salubridad como instructora del personal; Patricio
fue médico. Con mi hermana Julia, que reside en Estados Unidos, éramos las famosas
mellizas de la escuela de Enfermería. Las dos fuimos enfermeras, ella en la parte
sanitaria en Estados Unidos y yo en la parte hospitalaria.
El año 61 me radiqué en aquel país. Tomé muchos cursos especiales, hice también
muchos cursos de inglés, y esos cursos me ayudaron mucho para llegar al tope de la
enfermería en Estados Unidos. Me siento orgullosa como latina y nacida en Concepción.
Allá estuve 5 años en diálisis, también estuve en Corazón Abierto, en el condado de
Los Angeles. Trabajé para el condado de Los Angeles, 32 años y medio.
Jubilé hace dos años. Quería salir, viajar bastante porque he trabajado mucho.
Viajo a menudo a Chile. Quiero mucho a mi país. Encuentro que Estados Unidos tiene
todo lo que me ha dado, pero aquí encuentro el cariño de la gente como es el chileno
acá, la familia, las comidas típicas que no existen allá, las humitas, las frutas y el
tiempo que nos damos, y la parte cálida de una ciudad.
Si yo tuviera que decidir y volver tendría que ser a la Universidad de Concepción,
Tuve momentos muy alegres y experiencias ricas e inolvidables.