



 |
Hablemos de violencia ...
 |
* Abordado desde una perspectiva
interdisciplinaria, se intenta revisar el problema de la violencia, que nuevamente saltó
al tapete con los hechos acaecidos en las fiestas de recepción mechona. |
Ante los hechos acaecidos recientemente en las fiestas de
recepción de mechones, Panorama quiso abordar el fenómeno de la violencia desde una
perspectiva interdisciplinaria, para lo cual conversó con académicos de cinco
departamentos. Partiendo por enmarcar las características de la violencia, se entregan a
continuación las explicaciones de los docentes.
Este fenómeno siempre ha existido, pero preocupa en particular a las ciencias sociales
en los últimos 20 años, porque se constata la existencia de formas de violencia que
afectan la vida cotidiana.
Hoy la sociedad se enfrenta a formas múltiples de violencia. Desde la violencia
estructural, como también a ciertas formas de violencia cotidiana que generan repudio,
sorpresa, incluso rechazo parte de la población. La violencia es un fenómeno
multifacético y además generalizado en las sociedades contemporáneas.
Las ciencias sociales observan con preocupación la violencia en los jóvenes, se
presenta la segregación, incluso, la autoexclusión de la juventud en la sociedad y la
reacción hacia la sociedad en forma violenta. Pero, la violencia no sólo tiene que ver
con fenómenos de exclusión sino que con una disposición a la violencia, una
disposición a la violencia física mucho mayor que en los adultos.
Todos los años se repite la misma reflexión. ¿Por qué el ritual de iniciación o
"mechoneo" en las universidades, se configura como un fenómeno enormemente
violento en donde a la luz de la opinión pública, cada año se denigra y humilla a los
que inician sus estudios. Si en años anteriores los que pertenecían al segundo año se
ensañaban con los del primero, los primeros que se convierten en el segundo se ensañan
con sus compañeros. Es un fenómeno progresivo, que genera una espiral de violencia.
Por otra parte, en los rituales de reconciliación, las llamadas fiestas de recepción
de mechones, no hay tanta humillación, pero hay un consumo indiscriminado y excesivo de
alcohol, que provoca brotes de violencia.
Violencia juvenil En
atención al tema de la violencia juvenil, quisiera, brevemente, dice Adriana Massardo,
docente del departamento de Sicología marcar algunos puntos previos al tema. Creo
necesario pasar de una lectura de considerar a la juventud como si se tratara de una
categoría uniforme a otra que distinga plenamente los diferentes tipos de jóvenes que se
dan en nuestra sociedad. La juventud como categoría uniforme no existe. Junto a esto, no
es menos cierto que los jóvenes de hoy no son los mismos que los jóvenes de la
generación anterior; sencillamente porque en su hacerse hombres y mujeres adultos lo han
hecho en experiencias distintas con vivencias distintas y con condicionantes distintos.
El problema de la violencia juvenil no es de hoy. Si comparamos los años 50 con la
última década no es seguro en la década del 90 la violencia sea superior a las épocas
anteriores. Lo que puede suceder es que por un lado, hay mayor mediatización de la
violencia juvenil y, por el otro, o concomitante a lo anterior, una mayor sensibilización
social hacia las manifestaciones de la violencia.
Cuando hablamos de la conducta violenta de los más jóvenes no podemos separarla de la
que está presente en el interior de las familias y en la cultura. También es importante,
que reconozcamos que también ejercemos violencia sobre los jóvenes.
Como hemos dicho, la conducta agresiva es modelada por la sociedad y dentro de la
familia, por lo tanto, debemos detenernos un poco para entender que los cambios
estructurales experimentados por la sociedad han ido definiendo un tipo de familia, que si
bien responde a las expectativas de un espacio protector, orientado a cumplir funciones de
reproducción yb socialización, se encuentra sobrecargada de tensiones inherentes a los
cambios sociales y políticos experimentados.
Las tensiones derivadas de las distintas necesidades, intereses, valores expectativas,
de cada uno de sus integrantes, unidas a las tensiones provenientes de su entorno, hacen
del conflicto algo esperado.
Todo conflicto puede producir hostilidad y ésta puede a su vez conectarse con el
potencial agresivo del ser humano. |
Seguridad en el Barrio El Consejo Académico acordó el jueves pasado mantener la decisión del
Rector de suspender el uso de los espacios universitarios para fiestas. La medida, que se
adoptó luego de los incidentes ocurridos en la madrugada del sábado 18, contempla
además integrar una comisión de cinco personas que abordará en general el tema de la
seguridad.
La comisión está integrada por el vicerrector de Asuntos Económicos y
Administrativos, Alberto Larraín; el director de Servicios Estudiantiles, Raúl Duralde,
y los decanos de Ingeniería, Medicina y Ciencias Químicas, Joel Zambrano, Octavio
Enríquez y Sergio Quadri respectivamente.
Este grupo de trabajo preparará un informe que será sometido al Consejo Académico
para su conocimiento y la adopción de medidas regulativas para el uso de los espacios
universitarios.
No se indicaron plazos para evacuar el informe. |
Violencia y siquiatría Desde
el punto de vista siquiátrico, la violencia es una conducta anormal derivada de factores
múltiples, siendo imposible remitir su origen a causas de un solo tipo. Inciden en estas
conductas factores biológicos, sociales e incluso culturales. Aunque una conducta
agresiva no necesariamente es violenta: una persona altamente competitiva es agresiva en
su actuar pero no necesariamente actúa violentamente.
Para el docente del departamento de siquiatría, Mario Valdivia, este fenómeno resulta
de la interacción de diversos factores como el sustrato biológico, la presión social,
entre otros. A su parecer, en distintas etapas del ciclo vital resulta más o menos normal
que un sujeto se comporte de una manera más agresiva. Por ejemplo, indica, un niño de
entre 3 y 5 años tiende a ser violento e impulsivo, situación que va desapareciendo a
medida que crece. Si esto no sucediera, sería necesario analizar una posible patología.
Asimismo, en la adolescencia, el comportamiento no debiera ser violento, aunque sí
existe un mayor grado de rebeldía contra las normas. Sin embargo, existen jóvenes que
tienen mayor dificultad para controlar sus impulsos y no son capaces de afrontar de manera
pacífica la gran cantidad de cambios físicos y psicológicos que sufren volviéndose un poco agresivos e incluso violentos. En esta etapa del
crecimiento juega un rol importantísimo el grupo de amigos y la presión que ejercen en
un joven que se siente solo y enfrentando un mundo nuevo.
En los jóvenes, se suma además, una serie de otros agentes que podrían incidir en un
proceder violento como el mayor consumo de substancias que trastornan la realidad y el
comportamiento alterando la voluntad e impidiendo el control de los impulsos; la cultura
de los medios que exacerba la violencia a través de la música, películas, grupos de
rock; y por último, la falta de espacios para desarrollarse.
El siquiatra infantil destacó que todos los jóvenes están expuestos a casi los
mismos estímulos y aun así no son violentos, lo que supone que existe algo más que
incide en esta conducta. Están las patologías asociadas al consumo de drogas, trastornos
psiquiátricos como los maníaco- depresivos y la esquizofrenia además de las patologías
genéticas o metabólicas en las cuales hay individuos más violentos que otros. |
Un atentado contra la igualdad Con
la creencia de que la violencia ha existido siempre como mecanismo a través del cual los
grupos humanos han solucionado sus conflictos, Felícitas Valenzuela, docente del
departamento de Filosofía, la define como una reacción generalizada de atropello al ser
humano, que busca el aniquilamiento o control del otro.
"Se trata de una reacción no natural. Pero creo que es un mecanismo de
resolución de conflictos que debería desaparecer en la medida que la sociedad avance
hacia una mayor democracia, de tener más respeto hacia el otro".
Para Felícitas Valenzuela, el tema de la violencia y agresividad juvenil es
multifacético. "En parte el joven se siente frustrado en una sociedad donde no ve
salida; un sistema social que lo niega como ser humano, lo discrimina y no lo valora. A
ello se suma la valoración excesiva hacia elementos superficiales como la riqueza, el
éxito y el individualismo, que sobrepasa a los jóvenes. Otro aspecto es que, en
ocasiones, los medios de comunicación incitan, a través de sus películas y programas,
respuestas violentas, y no a un diálogo".
A su juicio, la actitud violenta produce una suerte de integración con el grupo con el
cual ejerce esa acción, a la vez que tener una conducta de ese tipo lo pone en contra de
lo que rechaza.
Mecanismos de expresión
-¿Desde qué punto de vista la filosofía puede abordar el tema de la violencia?
-Un tema muy importante que aborda la filosofía es la igualdad, y la violencia es un
fuerte atentado contra ella, así como un atentado contra la libertad al imponer por la
fuerza algo al otro.
Y en Chile, ¿cómo ve esa realidad?
-Aquí existe una violencia social muy fuerte: grandes mayorías al margen de un
proceso de desarrollo del país, lo que genera frustración, desarraigo y desaliento,
principalmente a los jóvenes de escasos recursos. Esa estructura social favorece a la
violencia.
-¿Cuáles serían, a su juicio, los medios para terminar con la violencia?
-En Chile aún faltan espacios y existe autoritarismo en muchos sectores. Son, por lo
menos, cuatro los elementos importantes en el tema de la violencia: la educación, una
cultura valórica, el reconocimiento del otro y de su dignidad, y organizaciones sociales
que tengan canales de participación valorados y reconocidos. Que las personas busquen
mecanismos de expresión que no pasen por atropellar al otro. |
Educar para la convivencia Haciendo
una diferencia entre las manifestaciones de la violencia en el medio escolar y el
universitario, el profesor de la facultad de Educación, Alejandro Muñoz, afirma que la
prevención de este problema puede abordarse a través de la educación en valores.
"Educar en valores desde esta perspectiva significa desarrollar, en
los alumnos, la solidaridad, la justicia y la tolerancia, como los tres valores esenciales
para convivir en paz, para poder resolver los conflictos a través del diálogo",
afirma el consejero educacional y magister en educación.
Refiriéndose específicamente al mundo escolar, Muñoz explica que, en este sentido,
el sistema de educación espera que la institución, en su proyecto educativo, considere
el tratamiento de ciertos temas valóricos. "El proyecto educativo debe decir cómo
tiene que ser el clima moral, donde están involucradas las relaciones profesor-alumno,
alumno-alumno, y que tiene que ver con actitudes que se espera manifieste cada uno de
ellos".
Esta educación valórica es lo que en la reforma educacional es conocido como los
objetivos transversales, que deben estar presentes en todas las asignaturas. Muñoz
reconoce que una de las dificultades que han enfrentado los profesores, al abordar este
aspecto de la reforma, es el desconocimiento de metodologías que permitan cumplir con la
transversalidad de los contenidos valóricos.
Sin embargo, afirma que hay tres niveles en que se puede hacer: ejemplifica que si se
habla del respeto, primero se trata en clases el respeto como conocimiento; luego, lograr
una predisposición emocional a este valor, reforzándolo con dinámicas grupales, y
finalmente obtener una conducta (que puede ser evaluada) que muestre que el respeto está
internalizado por el alumno.
Otro aspecto importante que destaca Muñoz es la necesaria coherencia que deben mostrar
los profesores en el pensar, sentir, decir y hacer, y que también debe ser exigida al
alumno. Es más fácil expresar lo que se piensa y normalmente no se manifiesta el
sentimiento, dice Muñoz y afirma que su postergación muchas veces dificulta el diálogo.
"En la agresión al otro, (el joven) está tratando de expresar un sentimiento de
enojo o rabia, pero no lo expresa en la forma como debería hacerse dentro del marco de
respeto en la convivencia". |
La perspectiva sociológica El
docente del departamento de Sociología, Fernando Robles analizó el tema desde el punto
de vista de la sociedad.
Frente al problema de la exclusión de los jóvenes señala que es un fenómeno
determinante para el aumento de la criminalidad y para el uso de formas violentas.
"Sin lugar a dudas que hay un vínculo claro. Sin embargo, hay formas de violencia
como las que presenciamos en nuestra casa de estudios que no necesariamente tiene que ver
con la exclusión y que son formas de violencia que a su vez reproducen violencia.
Podríamos, entonces agregar que la violencia es paradójica y contagiosa".
Para Robles, la violencia es algo que se va reproduciendo y se va regenerando.
La violencia no va disminuir mientras no exista un proceso de reflexión en la sociedad.
El aumento de la represión de la violencia no pueden generar sino más violencia.
Por lo tanto, la solución no consiste en responder a la masificación de la violencia con
violencia institucionalizada. "No podemos pensar que existe algo que puede ser
observado objetivamente como violencia legítima y otra como violencia ilegítima, porque
lo ilegítimo o legítimo depende de la postura del observador".
Frente al rol del Estado, el sociólogo señala que es un grave error que la sociedad
se desentienda del problema y se lo entregue al Estado "porque la masificación de la
violencia, su pluricentralidad no la tenemos a la vista de la opinión pública, sino que
también, en los ámbitos más recónditos de la privacidad: en la familia y en las
relaciones matrimoniales".
Robles indica que se impone un proceso de reflexión de toda la sociedad respecto a
qué hacemos para disminuir la violencia. "La sociedad tiene que introducir en el
circuito de comunicaciones el tema de la violencia y sus consecuencias. Nosotros, los
cientistas sociales tenemos que irritar a la sociedad para que reflexione que la violencia
es una autoamenaza que descompone y deforma su estructura, la familia, la escuela, las
instituciones." |
|