CAMBIAR LA CULTURA EN TORNO AL AGUA:
EL GRAN DESAFÍO REGIONAL
Ante el estrés hídrico que, sin duda,
afectará a la Región en su conjunto ante
los efectos de actividades antrópicas y procesos
naturales, será clave la sistematización
de la educación y la generación de normas
de emisión y de calidad para tener mejores instrumentos
de gestión ambiental.
El terremoto que afectó a nuestro país
A principios de año, no sólo tuvo un significativo
impacto económico, sino también social
y medioambiental. En ese contexto, el Centro Eula define
la catástrofe como una oportunidad para repensar
un nuevo modelo de desarrollo sustentable, principalmente
en cómo el sistema de suministro de agua potable
y saneamiento debe abordar los desafíos planteados
por el cambio climático.
La Región del Biobío basa su economía
fundamentalmente en la explotación de recursos
naturales, por lo que el uso que se haga del agua para
la sustentabilidad de las respectivas actividades y
el bienestar de la sociedad es un tema importante. En
ese sentido, el desafío de esta zona se relaciona
con la integración de estrategias que aborden
la gama completa de las perturbaciones de los ecosistemas,
desde acontecimientos catastróficos como terremotos
y tsunamis, a los cambios de largo plazo inducidos por
el cambio climático.
En conjunto con el International Development Research
Centre de Canadá (IDRC), el Centro de Ciencias
Ambientales Eula Chile organizó el workshop internacional
Agua, innovación, cambio climático y desastres
naturales: impactos y perspectivas para la Región
del Biobío, que tuvo como objetivo evaluar debilidades
y fortalezas del sistema regional de agua y cómo
éste puede responder mejor a las incertidumbres
del cambio climático en la Región del
Biobío.
UN NUEVO ENFOQUE
El director del Centro Eula, Oscar Parra, advierte
que para la Región del Biobío se espera
un incremento de la temperatura de 3 a 4 grados, así
como una disminución de las precipitaciones cercanas
al 20 por ciento, también habrá variaciones
en la cobertura de nieve y elevación de altura
del nivel del mar. Todo ello, advirtió, debe
ser tomado en cuenta al evaluar ambientalmente cada
uno de los proyectos que se desarrollen en la zona.
De acuerdo a los escenarios predictivos, aseguró,
ello generará una disminución en la cantidad
de agua, efectos sobre el potencial hidrológico,
produciendo incertidumbre para la agricultura y efectos
en el borde costero y, por lo tanto, en los stocks de
pesca. A nivel estatal, uno de los grandes desafíos
que habrá que enfrentar tiene que ver con la
elaboración de normas de calidad del agua.
En la Región existe un proyecto en ese sentido
aplicado al río Biobío y afluentes, aspecto
que deberá ser seguido en el país, de
lo contrario no habrá instrumentos que permitan
adecuar el uso de los recursos hídricos. A juicio
del director del Servicio de Evaluación Ambiental,
Bolívar Ruiz, ello exige grandes inversiones
porque se necesitan estudios, análisis de impactos
sociales y económicos de cada proyecto.
Con ellos coincidió el rector Sergio Lavanchy,
señalando que el sostenido crecimiento económico
de Chile ha generado importantes efectos colaterales
no deseados, que no contribuyen al desarrollo sustentable.
Frente a la vulnerabilidad de territorio que experimenta
nuestra Región, tanto por los desastres naturales
como por los efectos del cambio climático, el
Rector señaló que abordar estas situaciones
requiere de miradas multi e interdisciplinarias; nuevos
enfoques y nuevas metodologías que deberán
abordar además la participación activa
de la sociedad y de los sectores sociales involucrados.
Lavanchy enfatizó en que en esta Región
el recurso agua constituye un elemento gravitante
que, en el último sismo, fue fuertemente impactado
tanto en sus usos como en su condición natural.
Por ello es necesario crear conciencia sobre la necesidad
de generar políticas
públicas con enfoques innovadores que den cuenta
de los nuevos escenarios. Queremos asegurar con buena
ciencia, con buena tecnología, con buenos hábitos,
el mejor uso del recurso hídrico, gravitante
en una economía como la nuestra.
CULTURA Y EDUCACIÓN
Oscar Parra fue enfático en destacar los tres
elementos que caracterizan a la Región del Biobío
y que, dijo, deben ser integrados en cualquier visión
de desarrollo. Ellos son los desastres naturales que
habitualmente golpean la zona; el cambio climático
y las intervenciones antrópicas. A su juicio
estos influyen los recursos hídricos y generan
incertidumbres que afectan nuestra vida en sociedad.
Parra señaló que, pese a que nuestro
país es rico en el recurso hídrico, existe
una distribución desigual a lo largo de su geografía.
En ese sentido, dijo que en la Región del Biobío
el recurso agua es suficiente pero no en exceso, por
lo que es necesario cambiar la cultura en torno a él,
sobre todo considerando que nuestraeconomía se
basa en la explotaciónde recursos naturales.
Parra señaló que los problemas ambientales
y sus efectos en el recurso hídrico se vieron
aumentados luego del terremoto de febrero, provocando
alzamiento en el borde costero, problemas en vaciado
y morfología de los ríos (cuyos resultados
aún son desconocidos) y mútiples interrogantes
con respecto a riesgos e impactos debido a la incertidumbre
de cómo se comportarán los sistemas de
agua.
Bolívar Ruiz, concordó con Parra y manifestó
la necesidad de enseñar y capacitar a las personas
acerca de que el cambio climático no es algo
puntual y temporal, lamentando los escasos conocimientos
sobre las implicancias de este proceso.Entre los desafíos
innegables que debe enfrentar la Región, Ruizmencionó
la necesidad de elaborar normas de calidad del agua
y de emisión, lo que implica un gran esfuerzo
del Estado. También se refirió a los desafíos
en infraestructura, principalmente en las zonas urbanas
costeras, y en la necesidad de analizar las propuestas
para enfrentar la disminución de recursos hídricos
de cara a eventuales desastres naturales, lo que implica
adecuar la institucionalidad, y educar a la población.
EXPERIENCIAS INTERNACIONALES
De la valoración económica del recurso
agua habló Ari Michelsen, director de Investigación
y profesor en Economía de Recursos Naturales,
Texas AgriLife Research Center at El Paso, Texas A&M
System, Estados Unidos, quien coincidió con Ruiz
en el sentido de que la gente no cree en que el cambio
climático esté ocurriendo.
A través de una visión sistémica
acerca de las perspectivas en la disponibiidad de agua,
y un análisis sobre la medición de costos
que implica el cambio climático, el especialista
concluyó la necesidad de trabajar de manera conjunta,
y señaló que existen herramientas y estudios
disponibles que son posibles de extrapolar a la realidad
chilena.
Evens Emmanuel, decano de la facultad de Ciencias e
Ingeniería y director del Laboratorio de calidad
de agua y medioambiente (Laque), Universidad Quisqueya,
Haití, se refirió a la calidad microbiológica
de agua para consumo humano en los campos de Puerto
Príncipe despuésdel terremoto de Enero
2010, ocasión en la que dejó en evidencia
la acción irreflexiva de los servicios gubernamentales
que enterraron más de cien mil cadáveres
en el perímetro de uno de los acuíferos
que surtía de agua a una de las poblaciones más
pobres de Puerto Príncipe. Ello provocó
grandes impactos en la calidad microbiológica
del agua, especialmente en épocas lluviosas,
y causando nocivos efectos sobre la salud humana.
Sobre la Ciencia del Cambio Climático en Idaho
habló Carter Border, del Center for Ecohydraulics
Research, University of Idaho, Estados Unidos, quien
destacó la aplicación de un método
holístico que permita dar una mirada más
amplia al tema. Señaló, además,
que tienen un centro regional para entender lo que está
ocurriendo en este nivel y establecer redes de colaboración
entre los distintos actores.
Finalmente Darren Swanson, director del programa de
Medición y Evaluación, Instituto Internacional
para Desarrollo Sustentable (IISD), Canadá, se
refirió a La creación de políticas
de adaptación: guía para la elaboración
de políticas en un mundo incierto. Para ello
presentó siete instrumentos que ayudan a la aplicación
de estas políticas adaptativas.
AGUA, CAMBIO CLIMÁTICO Y DESASTRES
NATURALES
Especialista principal del programa Cambio climático
y agua de la Oficina Regional para América
Latina y El Caribe, del Internacional development
research centre de Canadá, IDRC, Walter
Ubal explica que uno de los objetivos principales
de su institución es apoyar y priorizar
la investigación en países en desarrollo,
realizada por sus propios científicos.
Entre las áreas de su interés se
encuentra la de cambio climático y agua,
en la que trabaja Ubal, que está iniciando
su plan quinquenal 2010-2015.
Explica que no sólo se trabajan políticas
a este nivel, sino que también se busca
cómo generar capacidades técnicas,
profesionales y académicas. De tal modo,
este taller que se realizó en Eula surge
de la necesidad que generó el impacto provocado
por el terremoto. Ello se presenta como una oportunidad
para convocar a todos los actores que trabajan
en la zona, no sólo los integrantes del
sector público y privado, sino también
a toda la comunidad. En un sector que revela debilidades
en su proceso de desarrollo es una buena ocasión
para pensar una nueva realidad en el tema del
agua, en cuanto a las restricciones y oportunidades
que genera.
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