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Dirección de Investigación de la Universidad de Concepción - Nº 23 - Diciembre 2010

 

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SEMINARIO INTERNACIONAL

BIOETANOL: UNA OPORTUNIDAD DE DESARROLLO BIOENERGÉTICO

La región del Biobío presenta enormes potencialidades, tanto en recursos humanos, conocimiento científico y competitividad de la industria forestal, las que favorecen el desarrollo de biocombustibles

Chile importa un 72% de la energía consumida en el país -98% de petróleo, 96% de carbón y 75% de gas natural-. En ese escenario, la producción de bioetanol surge como una manera eficaz de reducir estos índices de dependencia en materia de combustibles, con un componente que incorpora además el uso de materia prima renovable y la protección del medioambiente.

Respondiendo a esta necesidad, el Gobierno, a través de Corfo, hizo un llamado a la creación de consorcios tecnológicos en el área de los biocombustibles a partir de material lignocelulósico. Así fue como en 2009 se creó Bioenercel, constituido por las empresas CMPC Celulosa, Masisa y Celulosa Arauco y Constitución, junto a nuestra casa de estudios, la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y Fundación Chile.

DESAFÍOS

Bioenercel organizó a mediados de noviembre el seminario internacional Producción de bioetanol desde material lignocelulósico: una oportunidad para Chile, que se realizó en EmpreUdeC de nuestra casa de estudios, y que estuvo seguido por la firma de un convenio entre Bioenercel, y el laboratorio de Ciencia y Tecnología de Bioetanol de Brasil, CTBE, gran productor de bioetanol a nivel mundial.

El presidente del consorcio ecnológico, Fernando Rioseco, explicó que se espera que dentro de cuatro años estén sentadas las bases y realizada una evaluación económica y técnica, junto con determinar las especies forestales más aptas para la producción de bioetanol. “Nuestro sector forestal, que es reconocido por su importante aporte al desarrollo del país, en particular a la Región del Biobío, tiene en la producción de bioetanol -y en la generación de una gama de productos incluidos en el concepto de la biorefinería- una nueva
oportunidad de mostrar su potencial, contribuyendo al incremento de la actividad industrial y del desarrollo económico, junto con generar espacios para la mundialmente consolidada y apreciada capacidad tecnológica y humana de Chile”, dijo.

El Estado chileno autorizó el uso de un 5% de bioetanol en vehículos; actualmente los vehículos que se comercializan en Chile pueden funcionar hasta con un 10% de este bioetanol. “Nuestro sector forestal, que es reconocido por su importante aporte al desarrollo del país, en particular a la Región del Biobío, tiene en la producción de bioetanol -y en la generación de una gama de productos incluidos en el concepto de la biorefinería- una nueva oportunidad de mostrar su potencial, contribuyendo al incremento de la actividad industrial y del desarrollo económico, junto con generar espacios para la mundialmente consolidada y apreciada capacidad tecnológica y humana de Chile”, dijo.

El Estado chileno autorizó el uso de un 5% de bioetanol en vehículos; actualmente los vehículos que se comercializan en Chile pueden funcionar hasta con un 10% de este combustible, por lo que Rioseco destacó como positivo que la compatibilidad para utilizarlo en Chile va a estar desarrollada.

Los desafíos en la producción de bioetanol a partir de la madera se centran, principalmente, en que éste es un biocombustible de segunda generación –obtenido de material lignocelulósico- que implica un reto tecnológico y también en la necesidad de un marco regulatorio adecuado, así como una política nacional para su producción, entre otros.

“El etanol posee una serie de ventajas: mejora el índice de octanaje, reduce el CO2 y compuestos orgánicos volátiles (COV) y una mejora en la biodegradabilidad”, señaló Jaime Baeza –director de Investigación de la Universidad y director científico de Bionercel-, quien destacó que el objetivo central de este consorcio es generar conocimientos y captar experiencias de otros centros de investigación y plantas piloto instaladas en otras partes del mundo, de modo de ser capaces, en mediano plazo, de generar las condiciones para tener plantas productoras en Chile.

Financieramente, agregó, éste es uno de los proyectos de investigación más grandes de Chile. Con respecto a la producción, recordó que para 2011 está programada la construcción de la primera planta de escalamiento que permitirá obtener mayores cantidades del biocombustible.


BIOECONOMÍA

La obtención del bioetanol se realiza mediante una plataforma bioquímica, en la cual se aplica un pretratamiento a la astilla que permite separar los componentes propios del árbol mediante un proceso enzimático hasta obtener la glucosa, paso previo a la necesaria fermentación.

Para el coordinador de la Red de biocombustibles líquidos, de la Agencia Internacional de Energía, Jack Saddler, los mayores incrementos históricos de la demanda de energía radican en los combustibles para transporte; a su juicio, el concepto de biorefinerías puede maximizar los rendimientos y mejorar la economía.

En ese sentido, el director del Centro de Biotecnología de la UdeC, Jaime Rodríguez, destacó la instalación de la llamada bioeconomía, cuyo mayor desafío es el uso eficiente de materias primas renovables.

EXITOSA EXPERIENCIA BRASILEÑA

Destacando la gran importancia que el tema energético tiene para el desarrollo del país, el rector Sergio Lavanchy suscribió, junto al presidente del Consorcio Bioenercel, Fernando Rioseco; el rector de la Universidad Católica de Valparaíso, Claudio Elórtegui, y el director del laboratorio de Ciencia y tecnología de bioetanol de Brasil, Marco Lima, un convenio de colaboración científica y tecnológica entre las instituciones chilenas y la brasileña, de gran experiencia en el desarrollo de biocombustibles.

Brasil es uno de los países líderes mundiales en la producción de bioetanol y aspira a producir el 10% de la gasolina consumida en el planeta en 2025.

Para Lavanchy, temas como éste requieren de decisiones políticas a nivel de gobierno, por lo que destacó la importancia de seguir esta línea de desarrollo de biocombustibles. En ese sentido, Elórtegui realzó la estrecha vinculación entre universidades de investigación y el sector productivo que se ha producido en el consorcio Bioenercel, destacando el rol que en ello le cabe al Estado.

Convencido de que la producción de bioetanol representa un gran desafío, Lima aseguró que los combustibles renovables son la solución que, en el caso de su país, le permitió encarar de buena manera la crisis del petróleo. “Chile, dijo, tiene muchas potencialidades en esta área, no sólo por lo bien tratados que son sus recursos humanos, sino también por el gran potencial de trabajo tecnológico, así como la conjunción de una industria de la celulosa
competitiva que permite generar un círculo virtuoso en la generación de bioetanol”.

ÓPTIMAS CONDICIONES PARA EL DESARROLLO DEL BIOETANOL

Marco Lima explicó que, a partir de los años 70, y por razones económicas, Brasil comenzó con la investigación científica en el área del bioetanol, basada en una industria que ya estaba posicionada: la caña de azúcar. “Frente a la crisis del petróleo, el gobierno intervino y solicitó que la industria del azúcar comenzase a producir un combustible para reemplazar la importación de petróleo a Brasil. En un comienzo no era económicamente viable pero rápidamente, la tecnología mejoró y la producción de etanol se convirtió en un aspecto tecnológicamente interesante. A partir de entonces pasó a formar parte de la matriz energética de Brasil”.

En la actualidad, existe una economía interna muy vigorosa en torno a este biocombustible, el que se puede encontrar en cualquier puesto de gasolina y es utilizado en más del 50% del parque automotriz de vehículos livianos.

“El desafío que debemos enfrentar es cómo lograr etanol de otras partes de la planta. En la actualidad exprimimos la caña de azúcar, y ahora queremos hacerlo del bagazo. Eso es similar a lo que se está haciendo en otros países; por ejemplo, Chile obtendrá los azúcares de la madera. Tenemos mucho que hacer juntos para que funcione el proceso”.

Producto Competitivo

-¿Qué opina del Consorcio tecnológico Bioenercel?

-La organización que Chile está montando es importante, ya que en ella participa el mundo privado, la academia y tiene una estructura educacional muy buena, así como la posibilidad de seguir trabajando con una planta piloto. Pese a que la materia prima es distinta en ambos proyectos, tenemos muchas cosas en común que podemos intercambiar y desarrollar la
tecnología juntos.

-¿Cómo es en Brasil el trabajo conjunto de los sectores público, privado y la academia?

-El inicio de un proceso como éste, necesitaba en Brasil la participación del gobierno. Es muy difícil construir una tecnología económicamente interesante con sólo una primera tentativa, por ello se necesita una voluntad política, la que estuvo en el reemplazo de parte de la gasolina por etanol. Ello implicaba también el beneficio que pagáramos con moneda brasileña en lugar de dólares. Con el tiempo, el precio del bioetanol fue disminuyendo y hoy es un producto muy competitivo. En el inicio la industria de azúcar no quería haceretanol y el gobierno fue creando incentivos hasta que Brasil comenzó a crear automóviles a etanol. En ese momento se pagaban menos impuestos por esos autos y además el gobierno protegía el sector. Hoy el asunto está enteramente en el mundo privado.

-¿Cree usted que Chile tiene las condiciones sociales para la producción de biocombustibles?

-Creo que sí. Hoy el problema de los combustibles es global. Tenemos que caminar rápidamente hacia la creación de combustibles de fuentes renovables, primero porque eso protege el planeta y además porque es una imperiosa necesidad que brinda seguridad energética y genera empleos. La participación de Chile, que tiene una industria muy bien organizada en la producción de madera y papel, va ser importante porque es la materia prima
común en muchos países. Entonces, desarrollar aquí la tecnología va a permitir que se expanda rápidamente. Chile tiene óptimas condiciones para participar porque posee los recursos humanos adecuados.

 

 

 

 

 
     
 
 
     
 
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