BIOETANOL: UNA OPORTUNIDAD DE DESARROLLO
BIOENERGÉTICO
La región del Biobío presenta enormes
potencialidades, tanto en recursos humanos, conocimiento
científico y competitividad de la industria forestal,
las que favorecen el desarrollo de biocombustibles
Chile importa un 72% de la energía consumida
en el país -98% de petróleo, 96% de carbón
y 75% de gas natural-. En ese escenario, la producción
de bioetanol surge como una manera eficaz de reducir
estos índices de dependencia en materia de combustibles,
con un componente que incorpora además el uso
de materia prima renovable y la protección del
medioambiente.
Respondiendo a esta necesidad, el Gobierno, a través
de Corfo, hizo un llamado a la creación de consorcios
tecnológicos en el área de los biocombustibles
a partir de material lignocelulósico. Así
fue como en 2009 se creó Bioenercel, constituido
por las empresas CMPC Celulosa, Masisa y Celulosa Arauco
y Constitución, junto a nuestra casa de estudios,
la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
y Fundación Chile.
DESAFÍOS
Bioenercel organizó a mediados de noviembre
el seminario internacional Producción de bioetanol
desde material lignocelulósico: una oportunidad
para Chile, que se realizó en EmpreUdeC de nuestra
casa de estudios, y que estuvo seguido por la firma
de un convenio entre Bioenercel, y el laboratorio de
Ciencia y Tecnología de Bioetanol de Brasil,
CTBE, gran productor de bioetanol a nivel mundial.
El presidente del consorcio ecnológico, Fernando
Rioseco, explicó que se espera que dentro de
cuatro años estén sentadas las bases y
realizada una evaluación económica y técnica,
junto con determinar las especies forestales más
aptas para la producción de bioetanol. Nuestro
sector forestal, que es reconocido por su importante
aporte al desarrollo del país, en particular
a la Región del Biobío, tiene en la producción
de bioetanol -y en la generación de una gama
de productos incluidos en el concepto de la biorefinería-
una nueva
oportunidad de mostrar su potencial, contribuyendo al
incremento de la actividad industrial y del desarrollo
económico, junto con generar espacios para la
mundialmente consolidada y apreciada capacidad tecnológica
y humana de Chile, dijo.
El Estado chileno autorizó el uso de un 5% de
bioetanol en vehículos; actualmente los vehículos
que se comercializan en Chile pueden funcionar hasta
con un 10% de este bioetanol. Nuestro sector forestal,
que es reconocido por su importante aporte al desarrollo
del país, en particular a la Región del
Biobío, tiene en la producción de bioetanol
-y en la generación de una gama de productos
incluidos en el concepto de la biorefinería-
una nueva oportunidad de mostrar su potencial, contribuyendo
al incremento de la actividad industrial y del desarrollo
económico, junto con generar espacios para la
mundialmente consolidada y apreciada capacidad tecnológica
y humana de Chile, dijo.
El Estado chileno autorizó el uso de un 5% de
bioetanol en vehículos; actualmente los vehículos
que se comercializan en Chile pueden funcionar hasta
con un 10% de este combustible, por lo que Rioseco destacó
como positivo que la compatibilidad para utilizarlo
en Chile va a estar desarrollada.
Los desafíos en la producción de bioetanol
a partir de la madera se centran, principalmente, en
que éste es un biocombustible de segunda generación
obtenido de material lignocelulósico- que
implica un reto tecnológico y también
en la necesidad de un marco regulatorio adecuado, así
como una política nacional para su producción,
entre otros.
El etanol posee una serie de ventajas: mejora
el índice de octanaje, reduce el CO2 y compuestos
orgánicos volátiles (COV) y una mejora
en la biodegradabilidad, señaló
Jaime Baeza director de Investigación de
la Universidad y director científico de Bionercel-,
quien destacó que el objetivo central de este
consorcio es generar conocimientos y captar experiencias
de otros centros de investigación y plantas piloto
instaladas en otras partes del mundo, de modo de ser
capaces, en mediano plazo, de generar las condiciones
para tener plantas productoras en Chile.
Financieramente, agregó, éste es uno
de los proyectos de investigación más
grandes de Chile. Con respecto a la producción,
recordó que para 2011 está programada
la construcción de la primera planta de escalamiento
que permitirá obtener mayores cantidades del
biocombustible.
BIOECONOMÍA
La obtención del bioetanol se realiza mediante
una plataforma bioquímica, en la cual se aplica
un pretratamiento a la astilla que permite separar los
componentes propios del árbol mediante un proceso
enzimático hasta obtener la glucosa, paso previo
a la necesaria fermentación.
Para el coordinador de la Red de biocombustibles líquidos,
de la Agencia Internacional de Energía, Jack
Saddler, los mayores incrementos históricos de
la demanda de energía radican en los combustibles
para transporte; a su juicio, el concepto de biorefinerías
puede maximizar los rendimientos y mejorar la economía.
En ese sentido, el director del Centro de Biotecnología
de la UdeC, Jaime Rodríguez, destacó la
instalación de la llamada bioeconomía,
cuyo mayor desafío es el uso eficiente de materias
primas renovables.
EXITOSA EXPERIENCIA BRASILEÑA
Destacando la gran importancia que el tema energético
tiene para el desarrollo del país, el rector
Sergio Lavanchy suscribió, junto al presidente
del Consorcio Bioenercel, Fernando Rioseco; el rector
de la Universidad Católica de Valparaíso,
Claudio Elórtegui, y el director del laboratorio
de Ciencia y tecnología de bioetanol de Brasil,
Marco Lima, un convenio de colaboración científica
y tecnológica entre las instituciones chilenas
y la brasileña, de gran experiencia en el desarrollo
de biocombustibles.
Brasil es uno de los países líderes mundiales
en la producción de bioetanol y aspira a producir
el 10% de la gasolina consumida en el planeta en 2025.
Para Lavanchy, temas como éste requieren de
decisiones políticas a nivel de gobierno, por
lo que destacó la importancia de seguir esta
línea de desarrollo de biocombustibles. En ese
sentido, Elórtegui realzó la estrecha
vinculación entre universidades de investigación
y el sector productivo que se ha producido en el consorcio
Bioenercel, destacando el rol que en ello le cabe al
Estado.
Convencido de que la producción de bioetanol
representa un gran desafío, Lima aseguró
que los combustibles renovables son la solución
que, en el caso de su país, le permitió
encarar de buena manera la crisis del petróleo.
Chile, dijo, tiene muchas potencialidades en esta
área, no sólo por lo bien tratados que
son sus recursos humanos, sino también por el
gran potencial de trabajo tecnológico, así
como la conjunción de una industria de la celulosa
competitiva que permite generar un círculo virtuoso
en la generación de bioetanol.
ÓPTIMAS CONDICIONES PARA EL DESARROLLO
DEL BIOETANOL
Marco Lima explicó que, a partir de los
años 70, y por razones económicas,
Brasil comenzó con la investigación
científica en el área del bioetanol,
basada en una industria que ya estaba posicionada:
la caña de azúcar. Frente
a la crisis del petróleo, el gobierno intervino
y solicitó que la industria del azúcar
comenzase a producir un combustible para reemplazar
la importación de petróleo a Brasil.
En un comienzo no era económicamente viable
pero rápidamente, la tecnología
mejoró y la producción de etanol
se convirtió en un aspecto tecnológicamente
interesante. A partir de entonces pasó
a formar parte de la matriz energética
de Brasil.
En la actualidad, existe una economía
interna muy vigorosa en torno a este biocombustible,
el que se puede encontrar en cualquier puesto
de gasolina y es utilizado en más del 50%
del parque automotriz de vehículos livianos.
El desafío que debemos enfrentar
es cómo lograr etanol de otras partes de
la planta. En la actualidad exprimimos la caña
de azúcar, y ahora queremos hacerlo del
bagazo. Eso es similar a lo que se está
haciendo en otros países; por ejemplo,
Chile obtendrá los azúcares de la
madera. Tenemos mucho que hacer juntos para que
funcione el proceso.
Producto Competitivo
-¿Qué opina del Consorcio tecnológico
Bioenercel?
-La organización que Chile está
montando es importante, ya que en ella participa
el mundo privado, la academia y tiene una estructura
educacional muy buena, así como la posibilidad
de seguir trabajando con una planta piloto. Pese
a que la materia prima es distinta en ambos proyectos,
tenemos muchas cosas en común que podemos
intercambiar y desarrollar la
tecnología juntos.
-¿Cómo es en Brasil el trabajo
conjunto de los sectores público, privado
y la academia?
-El inicio de un proceso como éste, necesitaba
en Brasil la participación del gobierno.
Es muy difícil construir una tecnología
económicamente interesante con sólo
una primera tentativa, por ello se necesita una
voluntad política, la que estuvo en el
reemplazo de parte de la gasolina por etanol.
Ello implicaba también el beneficio que
pagáramos con moneda brasileña en
lugar de dólares. Con el tiempo, el precio
del bioetanol fue disminuyendo y hoy es un producto
muy competitivo. En el inicio la industria de
azúcar no quería haceretanol y el
gobierno fue creando incentivos hasta que Brasil
comenzó a crear automóviles a etanol.
En ese momento se pagaban menos impuestos por
esos autos y además el gobierno protegía
el sector. Hoy el asunto está enteramente
en el mundo privado.
-¿Cree usted que Chile tiene las condiciones
sociales para la producción de biocombustibles?
-Creo que sí. Hoy el problema de los combustibles
es global. Tenemos que caminar rápidamente
hacia la creación de combustibles de fuentes
renovables, primero porque eso protege el planeta
y además porque es una imperiosa necesidad
que brinda seguridad energética y genera
empleos. La participación de Chile, que
tiene una industria muy bien organizada en la
producción de madera y papel, va ser importante
porque es la materia prima
común en muchos países. Entonces,
desarrollar aquí la tecnología va
a permitir que se expanda rápidamente.
Chile tiene óptimas condiciones para participar
porque posee los recursos humanos adecuados.
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