CoML: UNA DÉCADA DE DESCUBRIMIENTOS
En esta década de descubrimientos, el Censo
ha estimado que la diversidad marina está constituida
por entre 230 mil y 250 mil especies. Y proyectando
lo que no ha sido posible investigar, se cree que éstas
llegarían a 750 mil
En un principio fue pensado como un gran estudio destinado
a conocer la diversidad de peces en el mar. Pero luego
el desafío fue mayor: realizar un inventario
de todas las especies oceánicas. Así nació
el Census of Marine Life (Censo de la Vida Marina, CoML),
considerado el, hasta ahora, más amplio y costoso
programa de investigación en biología
marina.
En octubre de este año se cerraron los 10 años
de investigación de este gran inventario que
orientó sus esfuerzos a determinar la diversidad,
abundancia y distribución de las especies que
habitan los océanos. Los principales logros del
Censo y la contribución de Chile a la iniciativa
se conocieron en un simposio que a fines de octubre
reunió en Santiago a 9 investigadores principales
del Censo y 20 colaboradores nacionales.
Convocado por la Universidad con el patrocinio del
CoML y la Fundación Alfred P. Sloan, además
de ser una contribución local al Año Internacional
de la Biodiversidad de las Naciones Unidas y a la conmemoración
del Bicentenario de nuestro país, el encuentro
tuvo por objetivo elevar la conciencia nacional sobre
la importancia de estudiar y observar la biodiversidad
marina en relación con la conservación
del océano y el apoyo a las actividades socio-económicas
más significativas del país.
Los expositores internacionales mostraron resultados
de diversos programas asociados al Censo,mientras que
los investigadores nacionales presentaron sus contribuciones
en el conocimiento del Sistema de la Corriente de Humboldt
y el océano austral; biodiversidad de peces,
de comunidades bentónicas y crustáceos;
aprovechamiento de recursos, la aplicación del
código de barras a peces chilenos, genética
de especies acuícolas.
El presidente de Sloan Fundation y uno de los fundadores
del CoML, Jesse Ausubel, señaló que el
Censo ha sido una gran celebración para las ciencias
del mar, que habla de la capacidad humana de descubrir.
El Censo, afirma, ha hecho más real la
biodiversidad del mar y ha demostrado que hay muchas
más conexiones de vida entre los océanos
del norte y del sur
hemos creado una visión
más completa de los océanos.
Pero por otro lado, agrega, ha hecho más patente
la necesidad de tomar conciencia de los daños
que la humanidad está causando de los ecosistemas
marinos.
La iniciativa ha entregado a la comunidad científica
un modelo de trabajo colaborativo que, en su opinión,
debe constituirse en la base de un sistema global de
observaciones del océano. Ese es, a su juicio,
el próximo esfuerzo que deberá unir a
la ciencia y los gobiernos.
El océano es un espacio inmenso, más
difícil de observar que la atmósfera
hace
50 años los meteorólogos de distintas
partes del mundo comenzaron a colaborarpara establecer
sistemas para monitorear el tiempo y el clima.
Lo mismo, afirma, debe hacerse en las ciencias oceánicas,
integrando a todas las regiones del planeta, todos los
conocimientos y todos los recursos tecnológicos
para establecer una red permanente de observación.
También coincidió en la importancia del
modelo colaborativo creado al amparo de la iniciativa,
el vicepresidente del Comité Científico
del CoML y docente de Oceanografía, Víctor
Ariel Gallardo. Ha sido un modelo exitoso y creo
que al presentárselo a las personas que toman
decisiones en Chile les va a hacer sentido que es bueno
invertir para dar satisfacción a las preguntas
urgentes de saber qué vive en el mar, qué
nos estamos perdiendo, qué oportunidades o riesgos
tenemos ahí.
El doctor Gallardo apunta que en Chile, a diferencia
de lo que ocurre en países del Hemisferio Norte,
que están preocupados por las extinciones masivas,
no sabemos lo que tenemos
estamos todavía
en la etapa del descubrimiento. Por eso, los desafíos
para las ciencias del mar en nuestro país son
amplios, por su presencia en el Océano Pacífico.
Aunque el Censo ha ampliado su conocimiento, este océano
sigue siendo aún una zona poco estudiada. Es
ésta el área desde donde nuestro país
ha contribuido mayormente al proyecto, especialmente
en el entendimiento del Sistema de la Corriente de Humboldt,
en el que los científicos de nuestra Universidad
han tenido un papel destacado.
Para el investigador del Centro Oceanográfico
el Pacífico Sur Oriental, Copas, y responsable
del nodo regional del programa de bases de datos OBIS,
Rubén Escribano, a partir del sistema de Humboldt,
la costa chilena se constituye en una ventana
inmensa al Pacífico Sur, el mayor océano
mundial. Por ello, asegura, la oportunidad de
contribuir al conocimiento de la biodiversidad de los
océanos es única.
Áreas de interés para nuevos estudios
son, por ejemplo, las zonas de filtraciones de metano,
tema en el que ha estado trabajando el investigador
Copas y docente de la Universidad Católica del
Norte, Javier Sellanes. En Chile hay al menos 5 de estas
zonas identificadas, una de ellas frente a Concepción,
que abren interrogantes sobre su rol en ladiversidad
regional.
El Censo mostró que se conoce más sobre
las grandes especies y menos sobre las pequeñas.
El doctor Víctor Gallardo, quien investiga la
vida microbiana, advierte el gran reto en esta área,
en términos de la identificación y descripción.
En medio gramo de sedimento pueden llegar a haber
unas 55 mil especies de bacterias.
Herramientas implementadas dentro del Censo, como el
código de barras del ADN, permitirán profundizar
el estudio de los organismos marinos de las aguas chilenas.
El doctor Ciro Oyarzún, del departamento de
Oceanografía, señala que en Chile esto
recién se está iniciando por lo que las
proyecciones son enormes: en el reconocimiento de especies,
estudios de ecología y conservación, en
la identificación de lo que se exporta e importa
e incluso lo que se sirve en los restoranes.
En especies de interés comercial - como el jurel,
la anchoveta, sardina común- los estudios genéticos
ayudan a establecer sus niveles de variabilidad y conocer
su estructura poblacional, datos que como señala
Ricardo Galleguillos, del mismo departamento- son relevantes
en el manejo de las pesquerías.
EL CENSO
La iniciativa involucró a 2 mil 700 investigadores
de 80 países en la elaboración del
primer y más completo catálogo de
las formas de vida en el mar, abarcando todos
los hábitats posibles de alcanzar, incluidos
sitios de temperaturas extremas o lugares que
se caracterizan por la falta de oxígeno
y luz, con observaciones desde las aguas superficiales
hasta los 10 mil metros de profundidad.
Con el aporte de 65 millones de dólares
dispuestos por Sloan Fundation para la coordinación
del programa, 650 millones de dólares invertidos
en los 14 proyectos temáticos asociados,
el análisis de registros históricos
y la realización de más de 500 expediciones,
la comunidad científica del CoML ha establecido,
aumentado y organizado lo que hoy se conoce acerca
de la vida en el mar.
En esta década de descubrimientos, el
Censo ha estimado que la diversidad marina está
constituida por entre 230 mil y 250 mil especies.
Y proyectando lo que no ha sido posible investigar,
se cree que éstas llegarían a 750
mil. Entre los millones de especímenes
colectados en las aguas ya conocidas y las menos
exploradas se hallaron unas 6 mil potenciales
nuevas especies, mil 200 de las cuales ya cuentan
con su descripción formal.
Un importante acervo de conocimientos que ha
sido registrado a través de libros, páginas
web, videos, películas, reportes y una
gran base de datos (Sistema de Información
Biogeográfica del Océano, Obis),
El Censo también ha permitido implementar
una serie de nuevas tecnologías para el
estudio en el mar: sistemas acústicos y
de micrófonos, sensores especiales, vehículos
robóticos y técnicas de monitoreo
en aguas profundas, que constituyen una base para
las investigaciones futuras.
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