CAMBIO CLIMÁTICO Y DIVERSIDAD DE LAGARTIJAS
Los efectos del cambio
climático sobre las
poblaciones animales y
vegetales han sido en los
últimos años una preocupación
en el mundo científico, más
cuando los pronósticos señalan
que entre el 20 y el 30% de
sus especies se extinguirá
irremediablemente si el
calentamiento del planeta
sigue su tendencia actual.
En nuestra Universidad, el investigador del departamento de Zoología,
Pedro Victoriano, se ha hecho eco de esta preocupación, con estudios
dirigidos a lagartijas chilenas del género Liolaemus. Con apoyo de Fondecyt,
ha trabajado en la reconstrucción de los procesos demográficos y evolutivos
de este grupo de lagartijas.
La idea de esta línea –explica el doctor Victoriano- es deducir, mediante
modelamientos de nicho (la sumatoria de adaptaciones de una especie)
los efectos generados por cambios climáticos del pasado, para estimar lo
que puede ocurrir en el futuro.
Desde estos estudios, el académico aportó antecedentes sobre la situación
chilena a un trabajo internacional –conducido por el investigador de la
Universidad de Santa Cruz (California), Barry Sinervo- publicado en Science
en mayo de este año.
Comparando información recabada en el pasado y datos recientes, el
paper revela la notoria fragilidad de las poblaciones de lagartijas frente
al cambio climático global y predice preocupantes cifras de extinciones
-tanto de poblaciones como de especies en el mundo- atribuibles al
fenómeno.
A diferencia de otros estudios sobre diversidad y cambio climático, el
mérito del paper es haber aportado, de manera empírica, evidencia
cuantitativa del efecto de éste en la extinción de poblaciones o especies
completas.
La publicación incluye varias
especies de lagartijas distribuidas
en Chile, entre las que destacan
como casos sensibles los singulares
policrótidosendémicos
Pristidactylus torquatus, habitante
típico de los bosques templados
chilenos, llamado comúnmente
lagarto de corbata; y Pristidactylus
volcanensis, especie escasa y
conocida sólo en la localidad
cordillerana que le da su nombre,
El Volcán (Región Metropolitana).
El doctor Victoriano señala que por
sus bajos promedios de temperatura
corporal, P. torquatus y P.
volcanensis son algunas de las
especies más expuestas a sufrir
reducciones por el calentamiento
global.
Y aunque en el pasado ha habido
cambios en el clima, los generados
por el hombre son procesos mucho
más rápidos. En un contexto natural –explica el académico- al tener
tiempo suficiente, los organismos
generalmente responden migrando
hacia ambientes térmicamente más
favorables o bien se adaptan
localmente a los nuevos ambientes
con ajustes en el comportamiento
y/o la fisiología. Pero cuando no
tienen tiempo suficiente para
adaptarse, las poblaciones reducen
drásticamente sus abundancias,
pudiendo llegar a la extinción.
“Las lagartijas, al ser especies
termoreguladoras y altamente
dependientes de la temperatura
ambiental, requieren, por una
parte, de umbrales de calor para activarse y, por otro, frente a
excesos de temperatura, deben
evadirlos permaneciendo mayor
tiempo inactivas en refugios. Debido
al calentamiento global, el ascenso
comprobado de las temperaturas
promedio a nivel local reduciría el
tiempo disponible para que las
lagartijas se alimenten y se
reproduzcan al tener que
permanecer más tiempo refugiadas
e inactivas, lo cual tendría efectos
más drásticos en especies que
poseen menor tolerancia al calor”,
señala.
Sinervo y colaboradores aplicaron
modelos usando datos reales de
temperaturas corporales
características para diferentes
especies, asociándolas tanto a
registros previos de extinciones,
como a los incrementos térmicos
en diferentes puntos del planeta.
Los resultados a escala mundial son
desalentadores: el estudio evidencia
que casi el 4 % de las poblaciones
desaparecieron desde 1975 y se
espera que para 2080 la cifra
alcance al 39 %.
En el mundo existen más de 5.100
especies descritas de lagartijas y
en Chile son cerca de 107 especies
distribuidas en su mayoría entre los
31 º S y 38º S, con un importante
grado de endemismo que constituye
un aporte importante al denominado
al “punto caliente” de biodiversidad
chilena.
Aunque estos reptiles no son un
grupo tan emblemático y llamativo
como los grandes mamíferos o las aves, son organismos singulares
evolutiva y ecológicamente, con
roles fundamentales en la dinámica
ecosistémica. Representan una
biomasa importante en el planeta
y, por ende, son componentes
vitales de los procesos ecológicos
naturales. La extinción masiva de
lagartijas podría generar cambios
en otras especies que estructuran
las comunidades ecológicas, como
la reducción colateral de sus
depredadores o el incremento
desmesurado de las que son sus
presas. En el fondo, esto generaría
desequilibrios más allá de las
dinámicas que ocurren en la
naturaleza.
Además, la tendencia de las especies
de lagartijas hace suponer que el
proceso estaría ocurriendo para
otros grupos taxonómicos en todo
el mundo, a lo que se suma el hecho
de que aún no es conocida la
totalidad de las especies que existen
en el planeta, o que probablemente
no se conocerán debido al
calentamiento global, indica el
doctor Victoriano.
Y aunque se espera que en Chile los
efectos del cambio climático serán
menos drásticos, porque las
lagartijas tienen temperaturas
corporales que resistirían bastante
bien un incremento de la
temperatura ambiental –considerando que en algunos éste
será moderado- el investigador
señala que no deja de ser
preocupante lo que sugiere el
modelo para el centro sur del país:
las especies con temperaturas
corporales en torno a los 29º C
podrían tener un riesgo de extinción
de sus poblaciones, de entre el 30
y 40% de aquí a 2080.
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