Regresando a la Realidad
Finalizamos el ano 2005 literalmente entusiasmados con los mensajes que recibíamos de que una nueva política de innovación se implementaría como resultado de la feliz decisión de establecer un fondo que administraría los crecientes recursos de la llamada ley royalty. Se señalaba por las autoridades que estas medidas eran el resultado del convencimiento de que “la inversión más relevante, para asegurar un crecimiento sostenido en el mediano y largo plazo, es en conocimiento, ciencia, tecnología e innovación”. Tendríamos así los recursos y la institucionalidad necesaria para dar el gran salto que Chile necesita. Una discusión en el parlamento sobre la creación de este organismo acompañaba este momento. El inicio de año con un alza sorprendente de los precios del cobre, nos colocaba en una situación aún más expectante.
Empezábamos a soñar con recursos para contar con laboratorios de investigación adecuados, incluido el equipamiento requerido; investigadores dedicados a los suyo que es producir y no utilizando parte importante de su tiempo en la búsqueda recursos; investigadores jóvenes con las condiciones para iniciar su camino de aporte al desarrollo; becas en cantidad y calidad para formar las futuras generaciones de investigadores ; apoyo a iniciativas emblemáticas para el país como es nuestro proyecto para construir el parque científico tecnológico de la Región del Bío Bío.
Como es común en estos casos la realidad nos sorprende. Se crea un nuevo consejo transitorio en el cual, las universidades, que son las grandes responsables de lo que se hace en I+D en el país, no son participes de esta instancia, que deberá definir la futura política de innovación de Chile. Nada se sabe de los recursos disponibles y de las políticas que se establecerán en la asignación de éstos. Probablemente, la creación del consejo definitivo tendrá una larga espera en el parlamento.
Deseamos saber cuándo los sueños pueden ser realidad. Entendemos que es necesario respetar los tiempos; pero otros países avanzan rápido y la brecha se incrementa. Finalmente lo último que no deseamos es perder el optimismo; pero las realidades son implacables.
Jaime Baeza H.
Director
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