Enfrentando los desafíos del nuevo
escenario de la salud mental en Chile

Factores tanto epidemiológicos como de políticas más globales de salud –que centran su acción en superar problemas de accesibilidad, cobertura, equidad, participación social y eficiencia de los servicios- han participado en la configuración del actual panorama de los servicios de atención en salud mental, que se ha vuelto más compleja y diversificada, abordando ahora, además del tratamiento, la prevención y rehabilitación de los pacientes.

Si bien esta nueva tendencia–que enfatiza la desinstitucionalización de los pacientes y promueve su permanencia dentro de la comunidad- ha sido promovida con la implementación de estrategias variadas y complementarias, también es cierto que estos procesos se ven enfrentados a una realidad política social que muchas veces enfatiza los aspectos financieros y de contención del gasto fiscal por sobre la satisfacción de las necesidades y demandas de la población.

Ante esto, surge el desafío de demostrar el costo-efectividad de los modelos implementados, así como la capacidad de generar nuevas propuestas capaces de ajustarse a esta nueva realidad sin renunciar al bienestar de los usuarios.

En ello esta trabajando el equipo de investigadores del departamento de Siquiatría y Salud Mental de la facultad de Medicina a través del proyecto Fondecyt Evaluación de patrones de uso de servicios y costos asociados, en dos muestras de pacientes con diagnóstico de esquizofrenia.

Su directora, la doctora en sicología Sandra Saldivia, explica que nuestro país no ha estado ajeno a este proceso de cambios de la atención a la salud mental y a los problemas siquiátricos de la población, y aún cuando no ha habido un proceso estructural de reforma de estos servicios, la variedad y cobertura de éstos ha aumentado en la última década, así como el número y diversidad de profesionales incorporados a la tarea.

La implantación de estos nuevos modelos de atención requieren de una evaluación que permita conocer si han supuesto efectivamente una mejora en las condiciones de vida de los pacientes, en la remisión de los síntomas o si las familias tienen una vida socialmente mejor, asegura.

Los beneficios generados a partir de las respuestas institucionales, revela, son un tema cuestionado, dado que la planificación de los cambios no siempre ha permitido respuestas asistenciales adecuadas, y la disminución del costo no ha sido una consecuencia tan fácil de concluir. [subir]

Costo- efectividad

La iniciativa de Saldivia y los investigadores Benjamín Vicente y Pedro Rioseco, es la primera experiencia que se realiza en Chile en esta área y permitirá conocer el costo asociado a los patrones de utilización de servicios que siguen los pacientes con diagnóstico de esquizofrenia que mantienen contacto con el sistema público de atención en siquiatría y salud mental de los Servicios de Salud Concepción y Talcahuano.

Para ello se realizará un seguimiento de dos cohortes de pacientes con diagnóstico clínico de esquizofrenia, identificados en el nivel secundario de las redes de atención que integran el estudio. Si bien la esquizofrenia no es una patología de alta prevalencia (alrededor de un 1% en población general), los costos para el sistema son bastante altos, recalca Saldivia.

En ambos grupos, de 50 personas cada uno, se recogerá información prospectiva acerca del uso de servicios durante un año y se evaluará, al inicio y al final del estudio, la gravedad de la sintomatología y el nivel de funcionamiento social.

Paralelamente se contempla desarrollar una identificación y descripción estandarizada de todas las unidades, públicas o con financiamiento estatal, que presten atención a pacientes con esquizofrenia. Además, se estimarán los costos unitarios de atención de las distintas prestaciones ofrecidas, para finalmente, estimar el costo directo de atención anual y sus posibles variables predictoras.

Lo que se espera, explica Saldivia, es confirmar la hipótesis de que los patrones de utilización de servicios en salud mental y psiquiatría, y en consecuencia, los costos, están más relacionados con características propias de la oferta que por variables clínicas sociales o de discapacidad de quienes demandan la atención en estos servicios.

El diseño de investigación está basado en una aproximación de abajo hacia arriba (bottomup), que entrega información más diversificada y empírica, destaca Saldivia.

Al ser planteada desde la perspectiva del usuario, permite el seguimiento del paciente en su recorrido asistencial, ampliando los criterios de resultado hacia indicadores más relacionados con su calidad de vida, como sicopatología, nivel de funcionamiento social,
necesidades y satisfacción del usuario.

Lo anterior, junto al carácter prospectivo de la investigación –que asegura una mayor confiabilidad de los datos que ya no dependen de la memoria del paciente- constituyen las principales fortalezas de la propuesta, asegura Saldivia, consciente de que si bien el tamaño de la muestra minimiza las posibilidades de generalización de los resultados, el estudio será un punto de partida para nuevos enfoques y metodologías en un tema nuevo pero necesario de evaluar.[subir]