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Dirección de Investigación de la Universidad de Concepción - Nº 2 - Abril 2003

 

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Proyectos Fondef

La industria del Salmón en Chile

Actualmente, Chile ocupa el segundo lugar del ranking de exportadores de salmónidos a nivel mundial, sólo sobrepasado por Noruega. Según datos de la Asociación de Productores de Salmón y Trucha, desde principios de los años 90 hasta la fecha, la industria nacional pasó de exportar US$265 millones a US$964 millones en 2002, un incremento de un 360 por ciento.

Sin embargo, el crecimiento de la industria acuícola trae aparejado también algunos problemas y desafíos que es necesario abordar. Entre estos, lo que dice relación con la búsqueda de nuevos mercados y la contaminación ambiental que trae aparejado su cultivo. Investigadores de la Universidad de Concepción están abordando estos temas en dos proyectos financiados por el Fondo de Fomento al Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondef) de Conicyt. [subir]

Tecnología busca prolongar vida de salmón de exportación

Uno de estos proyectos, denominado “Manejo y calidad del salmón fresco durante las faenas de cosecha, proceso, transporte y distribución”, liderado por los investigadores del departamento de Ingeniería Química Marlenne Roeckel, Estrella Aspé y Rolf Kümeli, busca extender la durabilidad del salmón, cuya vida útil, según la literatura, se sitúa entre los 12 y 14 días. El proyecto apunta a generar condiciones óptimas para la conservación de las propiedades del producto, mediante un estudiado control de la proliferación de bacterias patógenas, el deterioro y el sistema de envasado.

Al aumentar la duración del pescado –dice la directora del proyecto, Marlenne Roeckel, sería posible, por un lado, cambiar el sistema de
transporte y, por otro, conservando las mismas vías aéreas de transporte, explotar nuevos mercados. Con ello habrá un mejor retorno de divisas y una mayor captaciónde mano de obra para el manejo del salmón en su etapa de transporte.

Para lograr su objetivo, los investigadores se han centrado en adaptar, para el salmón, un proceso que ha sido usado con éxito en quesos, carnes e incluso verduras: la modificación de la atmósfera en el envasado, cuya sigla en inglés es MAP (Modified Atmosphere
Packeging).[subir]

Control a través de gases

Cambiando la composición del aire (79% de nitrógeno, 21% de
oxígeno y una porción de anhídrido carbónico), señala Roeckel, es posible incidir en el comportamiento de la flora bacteriana, el agente responsable de la descomposición. A lo largo de la investigación, se analizarán diversas alternativas para introducir modificaciones, con el uso de gases, en la composición de la atmósfera dentro de los sistemas de envasado.

“Se trata de tomar este producto y envasarlo en algún material que sea relativamente impermeable o de baja permeabilidad a los gases”. Para llegar al óptimo, es necesario estudiar los efectos de la atmósfera modificada en variables microbiológicas, bioquímicas y organolépcticas (factores sensoriales como olor, color, textura, sabor). También está considerado el análisis del comportamiento de los materiales utilizados en el envasado que –como indica la investigadora- deben cumplir ciertas características de peso, flexibilidad y permeabilidad, pues en definitiva estos actúan como barreras a los gases que pueden influir en la descomposición.[subir]

Confidencialidad

Hasta este momento, el proyecto –en el que participan cuatro empresas del área acuícola, de producción de gases, de plásticos y de transporte marítimo- ha avanzado en la caracterización de la materia prima y la realización de ensayos del procesos MAP, con resultados“relativamente positivos”, que no pueden ser dados a conocer en detalle porque la investigación está sujeta a una cláusula de confidencialidad, algo poco común en este tipo de proyectos.

Para Marlenne Roeckel este elemento le brinda enorme satisfacciones en términos de la confianza que las empresas asociadas tienen en los resultados del proyecto y su aplicabilidad que –afirma- es el fin que persigue Fondef.

Sin embargo, desde el punto de vista académico significa renunciar, hasta después de un año de terminado el proyecto, a publicar sobre los avances tecnológicos que supone la investigación. [subir]

Una solución efectiva a la contaminación de la salmonicultura

Marco Salamanca, académico del departamento de Oceanografía, lidera el proyecto “Extracción de sedimentos acumulados bajo los centros acuícolas, mediante un prototipo industrial de vehículo submarino remoto (ROV) y su posterior utilización en sistemas agrícolas: una alternativa de integración productiva”. Su apuesta se sustenta en que cada tonelada que produce la industria salmonera genera 2,5 toneladas de residuos por concepto de alimentos que no son aprovechados por los peces en cultivo. Si el factor se aplica a las más de 200 mil toneladas de salmones que Chile produce al año, es fácil deducir los impactos que puede provocar la salmonicultura en el ambiente.

Aunque se trata de un problema localizado (la contaminación se sitúa justo bajo las balsas-jaulas de cultivo), la industria salmonera está empeñada en resolver esta situación, que afecta la imagen del sector en el exterior y que le ha valido ser catalogada por los ecologistas nacionales como una de las actividades más contaminantes de nuestra economía.

Un grupo de docentes del departamento de Oceanografía, viene desarrollando en losúltimos años una línea de investigación orientada a resolver los problemas ambientales del área acuícola, utilizando la tecnología.

En 1999, el académico Marco Salamanca se adjudicó un proyecto Fondef para desarrollar un prototipo de vehículo operado por control remoto (remotely operated vehicle, ROV) para la descontaminación de áreas ocupadas por la salmonicultura.

En la práctica, las adaptaciones de la tecnología ROV se tradujeron en el diseño de una aspiradora para recoger –sin provocar la resuspensión de partículas- los sedimentos bajo las balsas-jaulas.

El proyecto consideraba, además, estudios sobre posibles formas de tratamiento para los residuos. A través de ensayos con floculantes (un agente aglutinador compuesto de alumino-silicatos) de origen alemán, se logró separar los lodos del agua, dejando el líquido en condiciones óptimas para ser devuelto al medio.

Ahora, con un nuevo proyecto Fondef aprobado el año pasado, el académico dará continuidad a los logros de la primera investigación, vinculando los resultados al área agropecuaria, con la producción de un biofertilizante a partir de los desechos recuperados con el ROV.

El proyecto cuenta con la participación del Instituto de Investigaciones Agropecuarias, INIA, y el Instituto de Fomento Pesquero, IFOP, y la colaboración de las empresas del rubro Marine Harvest, Salmones Llanquihue, Salmones Multiexport y Aguas Claras. [subir]

Salmones y suelos

Marco Salamanca señala que durante el primer proyecto se hizo una caracterización de los restos de los lodos floculados. Los resultados mostraban un alto contenido de nitrógeno y fósforo, y algunos metales pesados como cadmio, cobre y zinc.

“Como había materia orgánica, pensamos transformar estos en fertilizantes, y se dio la coincidencia que estos metales pesados que aparecen como contaminantes tienen un valor importante como mejoradores de suelos. Los suelos de la décima región –donde se sitúa el proyecto- son escasos en estos metales, entonces además de aportar nitrógeno y fósforo, es posible mejorar estos suelos”.

El proyecto está orientado a un análisis más acabado de los residuos –tarea del departamento de Oceanografía- para aportar información de base a los estudios de mercado que buscan hacer del biofertilizante un producto comercialmente atractivo. Con este fin, se han realizado estudios en diversos centros de cultivo de la región, para conocer la variabilidad de los componentes en cada caso.

Por otro lado, el INIA ya ha realizado ensayos con el fertilizante, cuyos resultados preliminares señalan que existe una ventaja respecto de los abonos tradicionales; mientras que el IFOP se ha abocado a la optimización del ROV en cuanto a navegabilidad, autonomía y capacidad de maniobra.

Salamanca destaca que a través de este proyecto se ha logrado, por primera vez en la Décima Región, una asociación entre el área acuícola y agropecuaria, con impactos altamente positivos: la descontaminación de las aguas ayuda a los productores salmoneros a atacar un aspecto negativo de su actividad (que se puede traducir en menos retornos) y recuperar áreas de cultivo; mientras que la utilización de sus residuos en la agricultura permite mitigar la pobreza de los suelos y mejorar su estructura con costos menores, y lograr resultados productivos más óptimos.

En resumen, dice Salamanca, se construye un “círculo cerrado” de reciclaje con la descontaminación, tratamiento de residuos.

 

Tecnología busca prolongar vida de salmón de exportación

Control a través de gases

Confidencialidad

Una solución efectiva a la contaminación de la salmonicultura

Salmones y suelos

 

 

 

 

 

     
 
 
     
 
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