Sin embargo, en el mediocampo se encuentra la principal figura de Cobreloa en esta parte del año: el volante defensivo Rodrigo Meléndez. El “Kalule” cumplió regularmente en toda la temporada y trascendió en ambas finales con Colo Colo al “borrar” de la cancha al cerebro albo, Marcelo Espina. Además de Meléndez en el medioterreno naranja alternaron los incansables volantes, Boris y Juan Luis González, el eterno Fernando Cornejo y Maurico Dinamarca, que en más de una oportunidad refrescaron la zona media del campeón.

En delantera, lo incisivo y veloz de los extremos, Fernando Martel y Jaime González, dieron dinámica al ataque loíno que siempre careció de un hombre de área con mayor peso ofensivo. En ese lugar fue donde Patricio Galaz tuvo un más que aceptable cometido, pero sin satisfacer las exigentes demandas de la hinchada naranja. Un caso aparte lo protagonizó el argentino José Luis Díaz, quien a punta de goles se consagró como el volante de enlace que apareció en Osorno, Audax Italiano y Unión Española y que no obstante, salió por la puerta trasera de la Universidad Católica.

Pero este plantel tuvo el sello de Nelson Acosta, aguerrido, “metedor” y dinámico. Don Nelson demostró con este título que es un estratego con capacidad y que a punta de trabajo logra los objetivos que se plantea.