Cómo
Conducir Reuniones Efectivas
No 1. TENER UNA RAZON LOGICA QUE JUSTIFIQUE
EL COSTO
DE REALIZAR LA REUNION
Si
bien pueden ser muchas las razones para llevar a cabo reuniones,
las razones para no realizarlas pueden ser aún mayores. La
decisión de llevar adelante una reunión debe fundarse
en el principio básico de que el resultado que se espera
obtener de ella debe ser mayor que la sumatoria de los resultados
que lograrían individualmente sus eventuales participantes
.
Desafortunadamente, este principio tan elemental casi nunca se considera
y es por ello que se emplea el procedimiento de la reunión
para cualquier situación sin la necesaria evaluación,
tanto de los objetivos que se proponen alcanzar, como de la comparación
de su eficacia en relación a
otros medios a través de los cuales tambien podrían
lograrse los mismos propósitos. Por ejemplo, si el objetivo
de una reunión es dar a conocer un asunto que no requerirá
de discusión o votación, probablemente sería
mejor enviar un e-mail o un memorandum a sus potenciales asistentes
o dar a
conocer los asuntos en cuestión usando un tablero de comunicaciones.
Otro
factor inmediato para juzgar la procedencia o improcedencia de una
reunión es el costo que ella implica. El estado actual de
la contabilidadde recursos humanos permite de manera fácil
estimar el costo horario de un individuo para una organización
y no mucho más complejo es determinar una cifra que represente
la contribución potencial de ese individuo al resultado logrado
(Cascio, 1987). La expresión monetaria de los costos y la
pérdida de beneficios puede llamar crudamente a la realidad.
2.
PLANIFICAR LA REUNION
Generalmente
se asume que el fracaso de la reuniones obedece a problemas de relaciones
interpersonales de sus participantes. Sin embargo, un reciente estudio
sobre el fracaso de las reuniones en los ambientes organizacionales
(Barbum, 1994) ha revelado que de 1300 problemas que se citaran
como fuente de fracaso solo el 3% de ellos tenían su origen
en las relaciones interpersonales. El 97% de las respuestas se referían
a la falta de preparación y planificación de las mismas.
Se
puede lograr una mejor planificación de una reunión
si se siguen los siguientes pasos:
a)
Establecer la tabla de la reunión.
Es
preciso trazar un plan para el desarrollo de la reunión,
ya sea ésta de cinco minutos o de una hora. De la planificación
debe surgir la tabla de la reunión. Una tabla bien establecida
se tranforma automaticamente en una inestimable herramienta de liderazgo
haciendo que la dinámica de la
reunión se centre solo en los puntos que ella incluye.
b)
Decidir quienes serán los individuos que participarán
en la reunión.
En
relación a este aspecto, la práctica indica que debe
citarse a la reunión solo a aquellas personas que pueden
hacer una contribución efectiva a ella, ya sea por sus conocimientos,
experiencia o capacidad de analísis. Aunque este aspecto
es de suyo delicado, pues puede crear sentimientos de frustración
entre aquellas personas que no fueron convocadas a la reunión,
el conductor de la reunión debe enfatizar a los asistentes
el propósito de ésta y lo pertinente de la participación
de cada uno de ellos en función de los objetivos que se persiguen.
c)
Determinar el número de asistentes
Naturalmente, el número de personas que se inviten a la reunión
dependerá del propósito de la misma. Si ella es para
informar o solicitar información, plantear problemas o solicitar
ideas, se puede invitar sin restricciones a todas las personas que
se estimen necesarias. Por el contrario, si la finalidad de la reunión
es convencer a los asistentes respecto de una decisión ya
adoptada, tomar decisiones o analizar proposiciones lo más
conveniente es invitar un número restringido de
personas. Diversos estudios (Finley, 1970) han demostrado que el
número óptimo de asistentes para este tipo de reuniones
es de 7 personas ya que permite que una minoría de 3 pueda
dar a conocer sus puntos de vista y una mayoría de 4 no es
lo suficientemente maciza como para abrumar a los demás integrantes.
Por otra parte, los gruos impares son más efectivos que los
pares en la toma de decisiones, toda vez que se evitan empates y
confrontaciones irresolubles, al mismo tiempo que se aprovecha mejor
el tiempo disponible.
d)
Distribuir una agenda previa.
Todos los individuos considerados para tomar parte de la reunión
deben recibir, con la máxima anticipación posible.
la agenda de trabajo. Una buena agenda de trabajo debe incluir los
siguientes puntos: el lugar donde se realizará la reunión,
la fecha de realización, la hora de inicio y
término, los items de la tabla listados en órden de
prioridad e indicándose el nombre de las personas que los
tratarán y el tiempo asignado a cada uno de ellos. Este último
aspecto es de vital importancia para la dinámica de la reunión.
En primer lugar, señala a los participantes la importancia
relativa de los diferentes asuntos en tabla.En segundo lugar, contribuye
a evitar que se cumpla la "Ley de la Banalidad" de Parkinson
(1961: 53), según la cual "en toda reunión el
tiempo dedicado a un asunto está en relación inversa
a su importancia".
3.
DIRIGIENDO LA REUNION
a)
Iniciar puntualmente la reunión.
Iniciar
impuntualmente una reunión solo sirve a que quien la convocó
desmerezca ante los demás. Por otro lado, desde el punto
de vista motivacional no comenzar una reunión a la hora señalada
es una forma de premiar la tardanza de los ausentes y de castigar
la puntualidad de los
presentes y, por consiguiente, estimular en éstos últimos
una disposición negativa hacia la reunión, lo que
empobrecerá sus participaciones personales y los resultados
de la misma. Por otra parte, suponiendo que el personal de la organización
está realmente ocupado en los asuntos que
les son propios, asistir a la reunión será una actividad
más de su recargada agenda diaria de trabajo. Si ésta
se extiende más allá del tiempo considerado lo más
probable es que se alterarán los programas de actividades
de todos los participantes, con las consiguientes e innecesarias
tensiones y la inevitable distracción de la atención.
b)
Iniciar la reunion con algun comentario declaracion o pregunta.
Al comenzar una reunión es conveniente agradecer a todos
los presentes el haber concurrido puntualmente a ella (esto significa
que debera comenzar a la hora señalada). El reconocimiento
de la puntualidad puede parecer trivial, pero despierta entre los
asistentes una disposición positiva.
Luego, debe exponerse el propósito de la reunión y
el resultado que de ella se espera o desea. El conductor de la reunión
podrá afrontar adecuadamente este vital paso si se prepara
de antemano, de este modo estará en condiciones de ir evaluando
a lo largo del desarrollo de la reunión que es lo que ha
conseguido de ella y que es lo que le queda por lograr.
Por
último, el conductor de la reunión debe decidir si
hay o nó algo importante que deban conocer los asistentes
antes de iniciarla. Esto no significa que entre los asistentes deba
darse lugar a una deliberación. Por el contrario, con ello
solo se busca saber que si algo realmente significativo ha ocurrido
o ha surgido del estudio de la agenda distribuida anticipadamente
hay que hacerlo notar para dar lugar a los ajustes necesarios en
la tabla.
c)
Ceñirce a la agenda y evitar la perdida de tiempo
La
actitud y la disposición del conductor de la reunión
determinan, en gran medida, la actitud y la disposición de
los asistentes y, desde luego el rendimiento de éstos. Por
consiguiente, el conductor debe dar a conocer, de manera tranquila,
pero firme, los resultados que espera de la reunión. Si bien
el método para tomar decisiones o derivar conclusiones puede
ser direccionable, la reunión debe ser conducida sin disculpas
ni vacilaciones por parte del conductor. Todos los puntos en la
agenda deben ser presentados y desarrollados en los tiempos previstos
para ellos.
Por
lo general, en las reuniones las pérdidas de tiempo se producen
cuando se incurre en alguno de los siguientes errores: dialogos
del conductor con algunos de los asistentes o permitir conversaciones
entre estos, permitir la discusión de algún asunto
ajeno al tema o a la agenda, permitir la introducción de
algún tema que, aunque vinculado con la agenda de trabajo,
no interesa esencialmente a los fines de la reunión, distribuir
material para consulta y lectura durante la reunión. Algunas
personas tienen dificultad para leer cuando están en grupo
o para concentrarse y captar con rapidéz el sentido de un
texto. Además, en todo grupo de personas que leen algo a
la vez, siempre tienden a surgir comentarios al márgen que
distraen a los demás, con las consecuencias del desperdicio
de tiempo. Finalmente, debe evitarse continuar la discusión
después de haber llegado a una conclusión acerca del
o de los puntos en consideración.
Las
pérdidas de tiempo implican una variedad de consecuencias
negativas. En primer lugar, cuando el conductor de una reunión
permite que algunos de sus participantes discutan asuntos ajenas
a los puntos en tabla, las personas que están al márgen
de la discusión tienden a aburrirse y a evadirse mentalmente.
Por otro lado, a medida que se suman pérdidas de tiempo la
reunión se acerca a la hora fijada para su finalización
y muchos de los participantes que inicialmente pensaban aportar
algo a los puntos en tabla se abstienen de hacerlo para no agregar
motivos que alarguen lareunión. Así, a medida que
el propósito inicial de la reunión se diluye y los
participantes se fatigan (tiempo x frustración = fatiga)
se crea unaatmosfera de irresponsabilidad e irritación colectiva
dando lugar a que surjan afirmaciones, sugerencias y propuestas
carentes de seriedad y a que se cumpla con todas sus negativas consecuencias
la Ley de Carson o del Tiempo Perdido (Lussier, 1996: 321) que sostiene
que "sin importar cuanto dure una reunión, todas las
decisiones importantes se tomarán en los últimos cinco
minutos antes de finalizarla".
A continuación se presentan algunas directrices que permiten
optimizar el desarrollo de las reuniones (Robert, 1951):
*
Sólo una persona habla a la vez. Cualquiera que desee hablar
debe indicarlo y ser reconocido antes de hacerlo.
*
No se deben aceptar conversaciones privadas durante la reunión.
*
Las personas deben hacer uso de la palabra solo para referirse al
tema que se discute.
*
Los comentarios y discusiones deben versar sobre asuntos e ideas,
no sobre personas.
d) Disposicion de las personas en el lugar de la reunion
Diversos
estudios han demostrado que sobre la efectividad de una reunión
influye fuertemente la forma en que las personas se disponen en
el espacio físico en que esta se realiza (Shaw, 1997). Por
ello, la disposición de los asistentes a la reunión
es un aspecto que no se debe dejar al azar. Por ejemplo, en reuniones
para la resolución de problemas, en que el propósito
de éstas implica, equitativamente compartir ideas y contribuciones,
lo más adecuado es planificar la ubicación de los
asistentes en forma de círculo. De esta manera, cada persona
tiene una ubicación equitativa y no existe una cabecera de
mesa que sugiera desde el inicio de la reunión una suerte
de liderazgo. Por otra parte, este tipo de diposición estimula
en los asistentes el desarrollo del consenso para la resolución
de problemas. Por otra lado, si se trata de una reunión para
la toma de decisiones respecto
de acciones específicas, entonces lo más adecuado
resulta disponer a los asistentes alrededor de una mesa rectangular
de modo que desde un principio quede claramente establecida una
particular posición de liderazgo, la cabecera de mesa. En
relación al surgimiento de liderazgo en reuniones, diversos
estudios (Shaw, 1997) han demostrado el rol clave que le cabe en
ello al contacto visual entre los participantes. Entre más
contacto visual entregue y reciba una persona respecto de las demás,
mayor es la probabilidad de que dicha persona emerja como líder
del grupo o se le atribuya la condición de tal. La colocación
de las personas en relación al contacto visual tambien puede
servir a reducir, tanto el nivel de argumento como el de hostilidad.
Así, si a la reunión van a asistir sujetos de reconocida
tendencia a estar contantemente en desacuerdo, lo adecuado es sentarlos
uno al lado del otro, de manera que sea menor la cantidad de contacto
visual que se puedan dar entre ellos.
Otros
estudios (Finley, 1970) han demostrado que cuando la reunión
implica la presencia de dos grupos oponentes, ya sea para resolver
sus diferencias para llegar a una decisión, las probabilidades
de éxito de la reunión aumentan al evitar que los
miembros de los grupos en cuestión se sienten en bloque unos
frente a los otros. Para lograr esto simplemente los materiales
de la reunión deben estar colocados sobre la mesa de trabajo
con el nombre de cada uno de los asistentes de tal manera que la
disposición en que se
sienten evite la formación de una especie de "linea
de batalla".
e)
Empleo de elementos audiovisuales
Estudios
al respecto (Lussier, 1996) han demostrado que el empleo de medios
audiovisuales permiten reducir el tiempo de exposición de
los puntos en tabla, a la vez que contribuyen a mantiener bien enfocadas
las reuniones. En efecto, cuando en las reuniones se utilizan herramientas
audiovisuales las audiencias llegan a recordar hasta un 10% más
de la información presentada que de no utilizar tales instrumentos.
Por otra parte, el manejo de información a través
de transparencias generadas por computador ejercen sobre las audiencias
un fuerte poder de persuación, además, que permiten
a quien los presenta que el resto de la audiencia lo perciba como
más profesional, más creible y más interesante.
4.
CUANDO LA REUNION HA TERMINADO , DARLE FIN
Un
error frecuente en la dirección de reuniones es permitir
que las personas continuen juntas después que ésta
ha finalizado. En las organizaciones, los subalternos conocen bien
las debilidades de sus jefes y tratan de usarlas en provecho propio.
Por eso, una vez finalizada la reunión, aquellos que no tienen
otra cosa que hacer, probablemente continuarán reunidos sólo
para obtener, por el conducto de la reunión, algún
tipo de información de valor personal, ajeno a los objetivos
de la misma.
Por
otra parte, en la medida que una vez cumplida la agenda no se le
de fin a la reunión, quienes pueden emplear su tiempo en
otras actividades, tendrán que continuar en ella, con la
frustración creciente que surge de no poder retirarse, abiendo
finalizado el asunto para el cual fueron convocados.
5. SEGUIMIENTO DE LOS
ACUERDOS
Para
que una reunión cumpla totalmente su objetivo es necesario
que las decisiones o cuardos alcanzados en ella se implementen.
Para ello es fundamental que el conductor haga llegar, lo más
pronto posible, a quienes asistieron a la reunión el acta
de la misma, en que se incluyan todos los acuerdos adoptados, las
responsabilidades asignadas y los plazos establecidos para el cumplimiento
de ellas.
La
función del conductor de una reunión no termina con
la entrega por escrito del acta, sino con el seguimiento posterior
de la forma en que cada participante cumple con las responsabilidades
que contrajo. Lamentablemente, ésta es una práctica
muy poco frecuente y es lamentable comprobar que luego de largas
reuniones, en que se distribuyen diferentes tareas, éstas
no se cumplen por falta de seguimiento posterior.
CONCLUSIONES
Claro
está que no basta seguir las recomendaciones expuestas para
tener el éxito asegurado en la conducción de reuniones.
Una buena reunión es producto de un trabajo arduo, de aptitud
y de dedicación de quien la dirije. Por cierto, no todas
las personas que dirigen o gestionan recursos humanos en los contextos
organizacionales poseen tales cualidades, pero con el adecuado planeamiento
una reunión efectiva puede convertirse en
realidad.
REFERENCIAS
- American
Management Association (1975). El Know How Americano para Ejecutivos.
- Antony,
J (1976). How to Run a Meeting. Harvard Business Review , May-April,
pgs 43-58.
- Barnum,
C. (1994). Whow to run a efective meeting. Comunication Briefing,
Vol 13, (4) pgs 6-8.
- Barbosa,
E (1998) Calidad total para juntas y reuniones . Mc Graw Hill.
Mexico
- Di
Carlo, E ( 1997) Teoría y Práctica del Trabajo Social
en la Empresa. Humanitas.
- Cascio,
W (1987). Costing Human Resources. PWS-Kent Cook, J. Eigh (1995).
Guidelines for Best Meetings Comunication Briefing. Vol 14, (6),
pgs 28- 32
- Finley,
A (1970). Committeee Management: guideline from social sciences.
California Management Review, Vol 13, (1) , pgs 13-23.
- Hindle,
T. (1998). La Reunion bien llevada. Grijalvo/Mondadori.
- Lussier,
R (1996). Human relations in Organizations. Irwin. pgs 320-330.
- Parkinson,
C (1961). La Ley de Parkinson. Ariel.
- Portwood,
J Miller,E (1976). Evaluating the Psychological Contract: its
- implications
for employee job satisfaction and work behavior. Academy of
Management Proceedings pp 109-113.
- Robert,
H (1951) Reglas de Robert. Uthea
|