Pobreza: Un Desafío Permanente al Trabajo Social

Resumen
La relación del Trabajo Social con el tema de la pobreza es fundante y se articula a los profesionales desde diversos referentes. El nexo de la profesión con el tema posee la singularidad de moverse desde lo local a lo global y en lo local en un movimiento de corto plazo, de tipo microscópico, pero que puede reconocerse y transformarse en un movimiento consciente e intencionado de tipo macroscópico y global en una mirada de largo plazo. Las coyunturas macro enmarcan estos movimientos de corto plazo, de alguna manera generan una dialéctica central - local que encuentra a los Trabajadores Sociales permanentemente en una interfase "de cara" a la gente y "de lado" respecto a las líneas macro, haciendo esfuerzos por reinterprestarlas para los sujetos en las nuevas coyunturas que nos plantean los cambios macro económicos y de las políticas sociales. En su segunda parte, el artículo hace un recorrido respecto a las líneas centrales que han seguido las estrategias de superación de la pobreza en Chile en la última década, comentando la significación que para la profesión pueden llegar a poseer.

Summary
Social Workers relate to the theme of poverty from diverse points of view. The link of the profession with poverty has the singularity of moving from the local to the global sphere. On the local level its emphasis is microscopic and short term but can be recognized and transformed in a conscious and intended movement of a macroscopic, global and long term nature. The macro contingencies frame these short term movements, and, in a certain way, generate a global-local dialectic that find Social Workers permanently at an interface "face to face" to the people-"beside" the people, regarding the macro tendencies, in which they strive to reinterpret for the subjects the new contingencies that arise from the macroeconomic and social policy changes. The second part of the article reviews the central directions of the strategies to overcome poverty in Chile in the last decade, analyzing the implications that these might have for the profession.

Leonardo Oneto Piazze
Master en Trabajo Social, Profesor Universidad Católica de Valparaíso

Introducción
No es difícil relacionar la superación de la pobreza con Trabajo Social. Histórica y constitutivamente ha sido un espacio de identidad con el cual nos hemos relacionado en la acción cotidiana desde el inicio del Trabajo Social profesional y antes de éste.

Los tres referentes de acción que han movido y mueven a la profesión se articulan allí, el político, el religioso y el vocacional. De alguna manera constituyen el núcleo de reconocimiento social e individual del ser profesional.

Esos tres referentes marcan también los enfoques que la profesión ha privilegiado a la hora de enfrentar la problemática de la pobreza.

El polo político desde los cambios estructurales y en las políticas sociales, el religioso en la toma de conciencia de un común origen y destino, y por lo tanto, en una visión de comunidad, de hermandad, de ayuda mutua. El polo vocacional, centrado más bien en el don de sí mismo por los demás que brota de una singular convicción de que las profesiones deben servir y no servirse desde sus posiciones sociales.

Cualquiera sea el origen de la relación con el tema de la pobreza que tenga la articulación profesional todas ellas pueden hoy singularmente compartir el fenómeno histórico que se consolida en la década de los noventa, el cual de alguna manera se expresa en la Cumbre Social Naciones Unidas de 1995, el que la pobreza es creada por los hombres y que es una situación humanamente inaceptable, por los que debe ser erradicada del planeta.

Nunca como en esta última década, tantos profesionales de diversas disciplinas, como desde la educación, la economía, la sociología, la lingüística, la antropología, han estado realizando esfuerzos de reflexión en torno a estrategias para la superación de la pobreza. Un variado arsenal de perspectivas ha enriquecido el diálogo interdisciplinario respecto al tema, constatándose que ya no es un territorio exclusivo de ninguna en particular aunque sí cada uno constituye mapas diferenciados de éste, marcado por las singulares manera de mirar el problema.

Escuché decir a un alto funcionario del Banco Mundial que le da envidia el tratamiento que de la pobreza hace en el Informe del Consejo Nacional para la Superación de la Pobreza de Agosto de 1996 porque que contiene en su primera parte la palabra de los dirigentes sociales sobre el tema de la pobreza en Chile, la cual fue recogida mediante grupos de discusión, analizada sistemáticamente y expuesta. Esto hace pensar en un sentimiento de "incumpletud" por parte de los enfoques macroeconómicos respecto a dar cuenta de los fenómenos. Leer los últimos informes de Naciones Unidas Desarrollo Humano en Chile nos hacen percibir en su metodología y estructura una nueva óptica para entender de qué se trata la satisfacción de las necesidades humanas, de la cual se puede deducir la presencia de la dimensión subjetiva y social comunitaria de la pobreza. Se ha pasado de las definiciones de variables del desarrollo centradas en lo económico y de satisfacción de necesidades básicas al de calidad de vida y calidad de vida socialmente organizada, socialmente articulada.

Hay múltiples indicaciones que evidencia estas nuevas miradas, miradas que dan mayor centralidad a la realidad de los espacios en que se mueve trabajo social, esto debido a que la pobreza es un tema complejo, que rehusa reducirse a un conjunto de indicadores y estrategias estructurales reproducidas a escala mundial, esto debido a que las mayores claves de su resolución, particularmente en lo que a pobreza dura se trata, están en los niveles locales - situacionales, dado que sólo desde allí se puede superar el enfoque de mera carencia por el de carencia - potencia.

A la fecha no se ha fortalecido suficientemente el enfoque de potencia, de resilencia social, de partir desde las capacidades de los más pobres. Este ha sido un discurso subordinado durante una década de políticas sociales globales que han seguido un patrón centrado en los modelos clínico en salud, conductista en educación, de mercado en vivienda, de capitalización individual en seguridad social.

Hace unos días una profesional historiadora, a propósito de un coloquio sobre tercera edad nos compartía que ella veía un enorme potencial en lo que trabajo social estaba haciendo en los municipios con los talleres organizados por las oficinas del adulto mayor, allí se estaba generando una nueva base de identidad para el adulto mayor, de invalente a valente, de marginado y aislado a asociado y consciente de sus derechos y posibilidades. Esto decía, constituye un fenómeno de corta duración en las coordenadas históricas, pero que incuba una historia de larga duración, que constituye lo que se conocerá en un futuro no muy lejano como las sociedades de tercera edad, en que se irá reposicionado la vejez como una fuerza activa en la sociedad dado su mayor horizonte temporal con capacidad funcional junto a la tendencia a la nuclearización de los hogares.

Esto, tan micro como un conjunto de talleres de trabajo educativo, recreativo, deportivos, etc., decía tienen una perspectiva macro social, de la cual muchas veces los trabajadores sociales no estamos conscientes. En muchos campos los trabajadores sociales están "tejiendo" coordenadas de futuro, coordenadas de sociedad, de alguna manera a veces silenciosa y a veces sin darnos cuenta, estamos dando dirección a perspectivas. Esto es más que una terapia para una profesión que muchas veces quisiera reivindicar una consideración más central en los temas de superación de la pobreza.

Yo me preguntaba, en cuántas áreas como la de la mujer, las etnias, el trabajo con niños en el tema de los derechos, del maltrato, el autocuidado en salud, el trabajo social no está conscientemente trabajando en coordenadas de futuro o en historias de largo plazo. Puede alguien sugerir que pensar lo que hacemos como procesos de larga duración puede ser una forma de conformismo, pero la lectura es ¿cómo podemos hacer eso conscientemente, cómo miramos en el presente el futuro y cómo articulamos los acontecimientos para que eso suceda? ¿Cómo ir más allá de la trivialización, del activismo, del cosismo? ¿Cómo articular estratégicamente, como ir de los movimientos cotidianos a los de mediano y largo plazo? Hay muchas señales en esta dirección, los historiadores de la vida cotidiana, y las teorías de construcción social, las teorías de los microespacios de poder en las relaciones sociales, personales y organizacionales, nos están instrumentando para entender que las legitimaciones de "colectivo" van tanto de abajo hacia arriba como de arriba hacia abajo.

Somos protagonistas de un espacio privilegiado en relación a los cambios en lo social, con un enorme potencial de recreación y transformación, ¿lo habíamos pensado tan así algunas veces, tal vez más como un sentimiento no expresado?

Tampoco se trata de entrar nuevamente en uno de esos círculos de autopotenciación en que nos sentimos el centro de escenario, de la revolución o de no se qué tremenda mejor causa, sólo es un llamado de atención a mirar lo que hacemos cotidianamente en las coordenadas de construcción de la historia como potenciadores, creadores de futuro, como colaboradores de tendencias sociales maximizadoras del bienestar, en articulación con otros profesionales.

En lo señalado hay la definición de un espacio de trabajo social en lo socio educativo, en lo organizativo, en lo referido al empoderamiento de grupos sociales marginalizados, un espacio que reencante las políticas sociales desde las personas y no para las personas, para los grupos sociales y no sólo para los individuos frente al mercado y el Estado, para dar curso a las capacidades y no para proveer en la incapacidad.

Considerando los cambios que en la manera de pensar el tema de la superación de la pobreza se han ido dando este último tiempo, estaba revisando el libro (de hace unos meses) del Centro de Estudios Públicos, en que bajo el título de "La Transformación Económica de Chile" publica un artículo de Arístides Torche titulado: "Pobreza, Necesidades Básicas y Desigualdad: Tres Objetivos para una sola Política Social". En este el autor, después de hacer análisis de las políticas de superación de la pobreza desde la década de los sesenta termina concluyendo respecto a la agenda pendiente señalando entre otros aspectos que: "La noción de carencia enfatiza lo que falta, lo que no se tiene y, por lo tanto, dificulta la incorporación en pleno de los propios afectados.... Una alternativa es partir del camino inverso.... incorporando desde la partida a los beneficiarios en la construcción de su propio destino....", y luego... "Un último punto consiste en el enriquecimiento del concepto de capital humano que nuevamente está centrado en más educación, mejor salud, mayor vivencia. Es decir, en aquello de que carecen los grupos pobres...., (debemos pensar en) .... el enriquecimiento del capital social, que enfatiza, además, la red de relaciones sociales que es algo de que si disponen los grupos en situación pobreza y que puede ser potenciado si ellos participan desde el principio en su mejoramiento, readecuación o modificación de acuerdo a sus circunstancias".

Estas consideraciones finales que el autor estima más arriesgadas pero más gratificantes, no son un discurso nuevo en el pensamiento liberal, todo el concepto de desarrollo local es de esta vertiente, lo que si es significativo es que en el Chile de los 2000 se esté dando una apertura a la articulación social por parte del pensamiento macroeconómico, superando en parte, los temores y censuras a la articulación de actores y sujetos. No había leído hasta ahora en artículos de este tipo una apertura similar.

Esta reflexión desde la articulación local no deja de dialogar con los referentes globales, no se dan los movimientos de corto plazo insertos en los de largo plazo, sino, en un contexto marco de una estrategia macropolítica, estos son temas que a todos nos incumben desde lo local dado que lo que esta sucediendo a nivel global dialoga permanentemente, de manera particular en cada caso, con la intervención social en el territorio, como no considerar que lo que se defina como mayor o menor apertura económica país no va a influir en los microespacios económicos por ejemplo.

Hoy, en las estrategias globales de pobreza parecen haber más consensos que desencuentros entre los distintos sectores políticos, no se pone en duda que el modelo económico neoliberal sea el sustrato más adecuado para el desarrollo del país (salvo los cuestionamientos de la izquierda tradicional), sólo se discute por privatizaciones más o menos o por un rol más activo o pasivo del estado en relación a la reactivación económica y la creación de empleo o en dar mayor o menor espacio al mercado en las decisiones de política.

A ratos en el discurso público las diferencias entre las alternativas de centro izquierda y centro derechas pareciera estar en la mayor o menor redistribución de recursos, esto se refleja en las diferencias respecto a la ley laboral que implica evidentemente redistribuir recursos al dar más o menos poder a los sindicatos, es decir, facilitar la acumulación o la redistribución al aceptar la negociación colectiva por ejemplo. En la discusión de la ley de rentas municipales que intenta gravar en mayor proporción a las empresas, a la discusión sobre el fondo común municipal que busca llevar más recursos de los municipios ricos a los pobres, y en la reforma tributaria que de alguna manera si no implica aumentos de impuestos, faculta al Estado para realizar una labor más acuciosa en el control del pago de éstos.

A todo esto hay que agregar, como insinuamos, los componentes derivados de la globalización por la firma de tratados bilaterales. Chile es el segundo país en el mundo después de México en el número de tratados a nivel mundial, lo que afecta especialmente a la agricultura tradicional.

Aunque en la ecuación global se diga que estos acuerdos comerciales favorecen a la economía como un todo, muchas veces no se establecen las debidas compensaciones a los sectores afectados.

Lo más probable es que esta política de apertura siga intensificándose con su impacto en los espacios locales en que trabajan los Trabajadores Sociales. La pregunta es cómo hacer de la globalización un apoyo al desarrollo local, como las localidades se insertan en esta. Los Trabajadores Sociales hemos estado un poco ausentes en este fenómeno, no hemos desarrollado un discurso que facilite la inserción de sectores productivos marginados a las posibilidades de estos nuevos escenarios. Todo el tema de apoyo a talleres productivos y pequeña agricultura campesina retoma hoy una mayor centralidad. El Trabajo social no puede sólo quedarse en las variables sociales del desarrollo, debe integrar una visión más integrada del este. Los temas de reconversión laboral y apoyo al autoempleo son crecientemente demandas a las que hoy están respondiendo muchos Trabajadores Sociales contratados por Organizaciones no Gubernamentales.

Si miramos las estrategias que se ha seguido en Chile para enfrentar la pobreza en la última década, se aprecia una evolución de las tendencias focalizadoras extremas a focalizadoras amplias, esto en el sentido de hacer más tenues las líneas de elegibilidad de los programas en el entendido que una "línea" es un artificio y bien sabemos los trabajadores sociales que detrás de este artificio cuantitativo se esconde muchas inequidad por falta de consideración de la complejidad de la pobreza, de lo multi problemático que ésta implica.

Otra tendencia es pasar de la autofocalización por acceso voluntario a una focalización activa desde el municipio o desde los servicios, en un ir hacia los grupos vulnerables y no esperar que estos vengan a nuestras oficinas a llenar las fichas.

Estos dos conceptos están asociados a una visión más activa de las políticas y un poco más universal.

Estas maneras de relacionarse las políticas globales con lo local, dejan una enorme cantidad de vacíos, se hace necesario un mayor diálogo de las políticas universales, iguales para todos con las realidades situacionales locales, de grupos, de territorios, en la que los cambios y el desarrollo puedan articularse con mayor autonomía respecto a la atomización de los servicios públicos, constituyendo efectivamente los territorios unidades reales de inversión cruzadas ( de distintos programas y servicios).

La evolución de las estrategias de superación de la pobreza ha sido un poco traumática, a los esfuerzos del Plan Nacional de Superación de la Pobreza liderado por Luis Maira en el Ministerio de Planificación Nacional, le siguió una estrategia más lineal liderada por el Ministro de Hacienda de la época Andrés Aninat que centró buena parte de la energía en la viga maestra de la educación.

Un estudio del Banco Mundial realizado en base a un modelo de simulación que permitió combinar variables como crecimiento económico, pobreza, desigualdad y educación de la Fuerza de Trabajo evidencia que en la región uno de los factores más significativos que perpetúa la desigualdad es la distribución de los presupuestos en educación, los que tenderían a privilegiar el crecimiento de los aportes a la educación universitaria en detrimento de la educación básica. El estudio termina concluyendo al proyectar las variables en el actual ritmo de crecimiento de América Latina durante los próximos diez años habrá dos pobres más por minuto. Sólo un acelerado aumento de la formación en capital humano puede sacar rápidamente a la región de la pobreza. Esto implica educación básica universal de calidad para todos los jóvenes en los próximos 20 años.

Este sería uno de los referentes que tuvo en sus manos el ex Ministro de Hacienda Sr. Aninat, cuando luego de la reevaluación del Programa de Superación de la Pobreza impulsado por el gobierno del presidente Eduardo Frei se decide "centrar los esfuerzos de superación de la pobreza en la educación", destinando recursos para aumentar las jornadas escolares y perfeccionar al profesorado.

No obstante, todos sabemos que en la educación se necesita transformaciones importantes como para superar los niveles de inequidad en que se desarrolla la educación pública en Chile respecto a la privada.

La reforma educativa esta significando nuevas oportunidades para los Trabajadores Sociales, en la coordinación de programas de prevención, en las acciones de Salud Mental en educación, en la implementación de nuevas formas de retención escolar, ampliación y diversificación de beneficios sociales para los estudiantes, en fin es un proceso aún inacabado, y lo sabemos, la reforma educativa no será tal sin la participación de todos los profesionales, de los apoderados, de la sociedad en su conjunto.

De hecho, la ampliación de la jornada escolar, la transformación programática, el perfeccionamiento de los profesores son un esfuerzo importante, pero no pueden reemplazar un trabajo coordinado en otros ámbitos del desarrollo social.

La centralización de la estrategia frente a la pobreza en la educación surge cuando se evidencia que los esfuerzos de coordinación de la lucha contra la pobreza llevada adelante por Mideplan con el Ministro Maira, no estaban dando resultados, luego, el Ministro Sergio Pizarro, que reemplaza al renunciado Ministro, intenta articular un conjunto de programas creando verdaderos "Consorcios" públicos, en que los programas fueran dirigidos por representantes plenipotenciarios de los distintos ministerios involucrados. Así surge entre otros programas, por nombrar el más emblemático de este período el "Chile Barrio", no obstante, en la práctica inicialmente adolece de similares dificultades de coordinación que las políticas de concentración de inversión pública en comunas prioritarias por razones de pobreza. Se había cambiado la escala de la intervención más no así las dificultades de coordinación. Lo que está en parte, en el sustrato de muchas de las ineficiencias del aparato público dicen relación con que acceden a los gobiernos coaliciones multipartidarias sin una cultura de servicio centrada en la gente en vez de en las relaciones políticas, generando demasiado ruido a la hora de decidir quién "corta las cintas".

Puede apreciarse que los procesos centrales y los locales no han logrado acoplarse adecuadamente para responder a las necesidades específicas de los territorios y grupos específicos. Los Trabajadores Sociales sabemos de estas articulaciones, hemos vivido el divorcio entre las partidas de recursos y las reales necesidades estratégicas de la superación de la pobreza para los grupos y territorios con que trabajamos. De alguna manera también sabemos de la rigidez contable, de los controles y de la repetición al infinito de las mismas soluciones muchas veces evaluadas como insuficientes.

En Francia y en la experiencia de algunos estados norteamericanos los planes de superación de la pobreza están coordinados al más alto nivel, esto significa que dependen directamente de la Oficina de la Presidencia y tienen "efectivamente" prioridad uno. Se catastran los bolsones de pobreza y luego se nombra un responsable de alto nivel de calificación técnica, el que desarrolla diagnóstico y genera un "paquete" de proyectos en diversas áreas del desarrollo comunitario; productivos, infraestructura, salud, vivienda, etc. Y este "paquete" de proyectos tiene prioridad uno para su financiamiento en el presupuesto de los respectivos ministerios, previa consideración de calidad técnica y compatibilidad administrativa. La ventaja está en la sinergia. Es muy parecido al Chile Barrio pero con mayor poder de coordinación ejecutiva efectiva de recursos y nivel técnico.

Hoy los escenarios son distintos, más inestables más desafiantes para todos. Pero ¿cuáles son las señales positivas?. Se observa el surgimiento de nuevas líneas de programas que tienden a la equidad, como las becas de enseñanza básica que buscan retener a los alumnos más pobres y vulnerables en la educación. El aumento progresivo de la cobertura de educación parvularia, que apunta a facilitar a las mujeres el acceso al trabajo y a los niños una estimulación más sistemática de su desarrollo cognitivo, afectivo y motor. El fortalecimiento de la red de servicios conectados al programa Chile Barrios. Se están estudiando las reformas de SENAME y Salud. Se está ya implementando la reforma judicial que permitirá un más expedito acceso a la justicia para todos. En general buenas señales. El presupuesto del 2001 trae también promesas de mayor equidad al considerar efectivamente fondos para situaciones de cesantía masiva.

Estas en general son buenas noticias para quienes laboramos día a día de cara a las familias pobres, pero sabemos que siempre los recursos serán limitados más aún en coyunturas económicas difíciles.

Las sombras son, la situación de la pequeña empresa, las proyecciones realizadas respecto al número de personas que no alcanzará en Chile a completar los mínimos de cotizaciones para su previsión. El efecto añadido del aumento de la informalidad laboral conllevando menor número efectivo de personas cotizando, La vejez se está transformando en buena medida en sinónimo de pobreza para muchos chilenos. Según cifras de la OIT el 90% de los trabajadores de América Latina no tendrá seguridad social para su vejez. Pero no sólo la vejez, también la precarización del trabajo se está convirtiendo en sinónimo de pobreza para muchos esforzados trabajadores. Los sueldos mínimos en Chile están bajo la línea de la pobreza por muchos años, estos se calculan como para que al menos dos personas trabajen en un grupo familiar de tamaño promedio. Hay regiones como la novena, en que más de la mitad de los trabajadores ganan sueldos bajo la línea de la pobreza.

Frente a estos escenarios la profesión en esta última década ha dado pasos importantes en su consolidación respecto a proyectar soluciones en los diversos campos, hoy buena parte de nuestros colegas se han ido especializando en temas: mujer, tercera edad, menores, desarrollo local, y se han incorporado a programas de formación de post título, post -grado. Esto ha sido posible por que se ha ampliado la oferta educativa y cada vez el campo de acción se hace más competitivo respecto a la afluencia de otros especialistas en las áreas que tradicionalmente fueron patrimonio casi exclusivo de la profesión y nuestros profesionales son aceptados también en otros privativos de geógrafos o arquitectos o terapeutas. Por otro lado, lo complejo de estas nuevas realidades nos obligan a mirar de manera más global las transformaciones en las distintas problemáticas y realidades locales, lo que implica habilitarse en nuevas lecturas, más diversas y complejas.

No obstante, el capital más importante de Trabajo Social es que el trabajo "con" la gente, con la gente marginada, es más que una cuestión de técnica y eficiencia, es más que conocimiento disciplinario y expertis, es compromiso "natural", déjenme usar esa palabra. Tiene que ver con la formación de actitudes y habilidades, con una manera de mirar a la gente que cada vez se ha ido haciendo más de admiración, de admiración de sus mundos culturales propios, de sus capacidades, de lo que son capaces de hacer las personas cuando tienen un buen motivo para ello, eso es válido para la superación de la pobreza como para la rehabilitación.

Por eso creo que Trabajo Social es la profesión de la revitalización de sentidos, de identidades, de valores, reivindiquemos aquello que siempre hemos sido, la mirada que siempre nos singuraliza, aunque la mirada instrumental de programas "para" la gente en vez de con la gente nos agobie, aunque a veces la oferta de políticas pobres para los pobres nos indigne, les hago un llamado a recuperar el sentido a reencantar el gusto por los procesos de largo plazo , por esas transformaciones silenciosas que en lo cotidiano van forjando transformaciones culturales de largo plazo en la cultura de respeto de los derechos de la vejez, de los niños, a la mujer.

La transformación más importante es la constitución de sujetos sociales orgullosos de sí mismos, activos, organizados, con ganas de hacer cosas y de defender su dignidad, no hay nada peor para un estado, para un gobierno que una población sumisa, sin identidad, dispuesta a recibir lo que le den por que total es gratis. Esa cultura nos lleva por el derrotero de la decadencia y la mediocridad, nada bueno surge de mendigos agradecidos y obedientes, necesitamos sujetos que exijan calidad, calidad en la educación y sepan qué significa aquello, calidad en los servicios de salud y que sepan que es una atención de calidad en salud, calidad en las viviendas, ¿quién controlará la calidad de los servicios sino quienes están conscientes de que ejercen un derecho a recibirlos?

Quiero agradecer la ocasión que ha significado esta invitación para estar con ustedes, por la oportunidad que esto implica de compartir algunos sentimientos y experiencias y sentir que los sentidos de lo 60, y los 70 todavía laten en los del 2000, que Trabajo Social tiene misión, misiones.

Concepción, noviembre 09 de 2000.

Londoño, Juan Luis. Pobreza, Desigualdad y Formación del Capital Humano en America Latina, 1950 - 2025. Banco Mundial , Washington D.C., 1996.

CONSEJO NACIONAL PARA LA SUPERACIÓN DE LA POBREZA. La pobreza en Chile: un desafío de equidad e integración social. Editorial Despertar . Agosto 1996

 

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