¿ PARA QUIEN SIRVE LA TERAPIA SEXUAL ?

                                                                                                           Raúl E. Martínez M.

                                                                                                                                         Doctor en Psicología

 

Mi experiencia como psicólogo en la aplicación de la terapia de pareja en general y la sexual en particular, me permite afirmar que en la actualidad se dispone de recursos psicoterapéuticos en principio bastante eficaces para afrontar convenientemente la mayoría de los transtornos sexuales. Esta constatación personal concuerda con muchas investigaciones al respecto. Sin embargo, el éxito total o parcial no puede garantizado de antemano en todos los casos, puesto que tanto o más importantes que el quehacer y las prescripciones del psicoterapeuta, son un número de factores que pueden interferir adversamente. Estos se refieren a estados o condiciones psicológicas de uno o ambos miembros de la pareja, a las características de su relación y a aspectos más netamente sexuales. De aquí que la pregunta no sea si la terapia sexual es o no exitosa sino en qué medida, cuándo y para quienes .

La aplicación de la terapia sexual será más difícil y extensa (aunque no imposible), y el resultado probablemente más modesto, si uno o ambos miembros de la pareja sufren alguna perturbación psicológica de relativa importancia o duración ( estrés intenso, ansiedad, depresión, etc.) o no están claramente dispuestos y firmemente motivados a resolver el problema, en especial si es el hombre quien se muestra indeciso. Igualmente el tratamiento será más complejo si la relación de pareja presenta otros problemas, además de la disfunción sexual, por ejemplo, conflictos respecto a los hijos, el manejo del dinero,etc. Por el contrario, la intervención terapéutica tendrá los mejores resultados, si previamente a la dificultad por la cual consulta la pareja, su ajuste sexual ha sido bueno; si la duración de la disfunción sexual no es ni muy reciente ni muy antigua; si la pareja lleva a cabo dedicadamente cada una de las "tareas para el hogar" indicadas por el terapeuta y si, paradojalmente, la comunicación ha sido deficiente. El resultado final exitoso puede predecirse con mayor seguridad si la pareja hace los progresos esperables durante las tres primeras sesiones terapéuticas.

Para fines prácticos de evaluación de la seriedad y magnitud de una perturbación, importa destacar que todas las circunstancias de vida que exijan al hombre y/o la mujer un esfuerzo físico o intelectual desusado que además produzcan gran tensión emocional, hacen más probable la aparición de problemas sexuales que son por definición transitorios. Entre estas condiciones difíciles y riesgosas para la mujer ocupan un lugar destacado los períodos de embarazo y postparto.

Puede sugerirse en términos generales, que la pareja debiera preocuparse y consultar a un profesional competente, si una dificultad sexual ( falla de la erección o del logro del orgasmo, reducción del deseo, etc.) se extiende por más de tres meses desde el momento en que aparece por primera vez. Es probable que transcurrido este período, el problema se haya transformado en una disfunción que requiera terapia sexual, la cual aplicada prontamente puede ser máximamente efectiva,  impidiendo de paso la cronificación y el aumento de   complejidad de la perturbación.