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A-03

Valeria Vanessa Murgas López: (RE) DIBUJANDO LAS IDENTIDADES FEMENINAS EN  (DES) ENCUENTROS (DES) ESPERADOS DE ANDREA MATURANA

 

Resumen

La tarea de reconstrucción de la identidad femenina es emprendida por varias filósofas feministas, quienes plantean la necesidad de recodificar y renombrar al sujeto femenino, no en búsqueda de “igualar” al sujeto masculino, en su rol como sujeto soberano, jerárquico y excluyente, no como uno sino más bien como una entidad múltiple interconectada y de final abierto Se procede de esta manera a construir una nueva subjetividad femenina, teniendo en consideración que el término “mujer” no tiene un único significado, que las mujeres no son una realidad monolítica sino que dependen de múltiples experiencias y de múltiples variables que se superponen como la clase, la raza, la preferencia sexual, el estilo de vida etc

Palabras clave: sujeto femenino, preferencia sexual, androcentrismo, Andrea Maturana

 

Abstract

The task of reconstruction of female identity is conducted by many feminist philosophers, who argue the need to recode and rename the female subject, not in pursuit of "equal" to the male subject, in his role as sovereign subject, hierarchical and exclusionary, not as one but rather as a multiple entity interconnected, open-ended in this way is necessary to build a new female subjectivity, considering that the term "woman" has no single meaning, that women are not monolithic but a reality that depend on multiple experiences and multiple overlapping variables such as class, race, sexual preference, lifestyle etc.

Keywords: female subject, sexual preference, androcentric, Andrea Maturana

 


 



INTRODUCCIÓN

La pequeña escultura confeccionada en piedra Caliza conocida como la Venus de Willendorf fue descubierta en Willendorf (Austria) y se le calcula una edad entre 25.000 y 30.000 años. Los antropólogos y los historiadores del arte han centrado su atención en la  naturaleza táctil de sus contornos abultados, los pechos balanceantes y el vientre hinchado, que los ha llevado a especular sobre su posible función talismánica como símbolo portátil de fertilidad. Más recientemente y en base a acuciosos estudios se piensa que esas representaciones podrían ser los primeros intentos de las mujeres por recrearse a sí mismas embarazadas. Aunque estas teorías sólo pueden tratarse como conjeturas, desafían sin duda la tendencia histórica más extendida de explicar éstas representaciones como el producto de la fantasía erótica masculina.  
Este sencillo ejemplo acota varios siglos de pensamiento en torno a la mujer en los cuales ha sido considerada mayoritariamente en su rol en la reproducción biológica (con todos sus valores asociados) y como producto de la fantasía masculina.


 La tarea de reconstrucción de la identidad femenina es emprendida por varias filósofas feministas, quienes plantean la necesidad de recodificar y renombrar al sujeto femenino, no en búsqueda de “igualar” al sujeto masculino, en su rol como sujeto soberano, jerárquico y excluyente, no como uno “sino más bien como una entidad múltiple interconectada y de final abierto” (Braidotti 2000: 185)


Se procede de esta manera a construir una nueva subjetividad femenina, teniendo en consideración que el término “mujer” no tiene un único significado, que las mujeres no son una realidad monolítica sino que dependen de múltiples experiencias y de múltiples variables que se superponen como la clase, la raza, la preferencia sexual, el estilo de vida etc.


Estos son, a mi parecer, los objetivos de la escritora chilena Andrea Maturana. Los cuentos de su texto (Des) encuentros (des) esperados se insertan en las fibras del androcentrismo y buscan (re) dibujar y (re) configurar las identidades femeninas (renombrarlas, resignificarlas) .
A partir del análisis de tres de estos cuentos: “Doble Antonia”, “Del boceto” y “Viernes de laboratorio” me propongo iluminar los procesos mediante los cuales se hace efectivo este proceso.   

1-MUJER Y ANDROCENTRISMO


La figura de la mujer siempre ha estado anclada a la reproducción biológica, a la figura materna y también a la figura sagrada de la virgen María. Esto le ha otorgado una aureola de santidad y, en virtud de lo expresado por los textos fundacionales de la cultura occidental (la Biblia), siempre ha estado condicionada por su rol como “costilla de Adán”; producto degradado de la magnificencia masculina.
En su “Epístola a los Efesios” San Pablo afirma:


Las casadas estén sujetas a sus maridos como al señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza de la Iglesia…Y como la Iglesia está sujeta a Cristo, así las mujeres a sus maridos en todo” (5:22) 


La expresión “el marido como cabeza de la mujer” instala al hombre en una posición bastante aventajada respecto a la mujer. El hombre es entonces el que piensa, el que decide y la mujer le debe obediencia y sumisión. Si, como se menciona en la Epístola recién citada, Cristo es al hombre como la  iglesia es a la mujer entonces a la mujer le correspondería un rol similar al de un “templo”,  lo cual le otorga una estructura física donde residiría su “presencia simbólica y espiritual”, la cual siempre dependerá de la relación con su “progenitor”.
La jerarquía masculina o la evidente asimetría que exhiben los géneros es una manifestación de la bipolaridad inherente a la estructura lógica del pensamiento occidental, que además se fundamenta en el dualismo ontológico de Platón, quien estructura nuestro sistema de pensamiento de una forma dual de modo que cada componente de ese ordenamiento tiene su opuesto:


Espíritu/naturaleza, mente/cuerpo, alto/bajo, blanco/negro, verdadero/falso entre otras.


Los dos términos de la bipolaridad, sin embargo, no tienen el mismo valor, siempre se produce una jerarquía, una positividad y una negatividad asociada a cada concepto. Si pensamos por ejemplo en el par blanco/negro, lo blanco se asocia al bien, a la bondad y lo negro al mal, a lo maligno. La lógica binaria aplicada al par hombre/mujer nos lleva por lo tanto, a una concepción asimétrica de los sexos, donde el varón (identificado con la cultura, la racionalidad, la fuerza) es considerado superior a la mujer (asociada a la naturaleza, la intuición, la debilidad). “Él” como sujeto absoluto y “ella” como la alteridad que no accede propiamente al estatuto humano, a la racionalidad, ya que está íntimamente ligada al cuerpo, a lo irracional.


La lógica binaria, y la diferencia de valor entre los componentes de ella, será un condicionante en el desarrollo de la historia, que por lo demás, será escrita en base a un imaginario masculino.  Este imaginario además forjará la identidad femenina. De Beauvoir observa que, al ser el hombre el poseedor de la palabra, es él quien asigna una identidad a la mujer a través de un imaginario en el cual el sujeto masculino trasfiere sus temores, sus aspiraciones y sus vivencias de lo divino. La mujer imaginada por el hombre dentro de la antítesis de lo sagrado y lo profano, lo sublime y lo perverso, constituye, así, una matriz de signos que se arranca de esa otra matriz que la fijó en el rol primario de la maternidad. Por lo tanto, despojada del derecho a decirse e inventarse a si misma, la identidad de la mujer está subordinada a una identidad dicha y representada por el hombre como sujeto absoluto.


Esto explica el carácter androcéntrico de nuestra cultura (andro=hombre), es decir, el hecho de que el varón se establezca como medida y canon de todas las cosas y que las mujeres hayan sido pensadas como un ser imperfecto, castrado respecto al prototipo de la humanidad.
 
2- (DES) ESCUENTROS (DES) ESPERADOS: APROXIMACIONES A LA OBRA


2.1 LA AUTORA


Andrea Maturana (1969, Santiago de Chile). Licenciada en Biología, realizó también estudios de Arte y Teatro. Fue colaboradora en Zona de Contacto, Suplemento Wikén, Diario El Mercurio; y columnista semanal en Revista Ya, Diario El Mercurio. Dirigió varios talleres literarios entre 1992 y 1998. Realizó traducciones para la Editorial Andrés Bello (Chile) y para TESAM-RADIAN, S.A. Escribió guiones para la serie documental "Disfrute Chile" (Nueva Imagen Producciones) y para el programa "Cinevideo", sección "Historias de cine", entre otros.
Publicaciones individuales:
(Des) encuentros (Des) esperados (Los Andes, Chile, 1992)
El daño (novela, Alfaguara, Chile, 1997)
La Isla de las langostas (CIDCLI, México, 1997).

Publicaciones en antologías (más recientes):  
Nuevos Cuentos Eróticos (Grijalbo, 1991)
Los pecados capitales (Grijalbo, 1993)
 Disco duro, Zona de Contacto (Planeta Biblioteca del Sur, 1995)
17 Narradoras Latinoamericanas (Grupo Coedición Latinoamericana, 1996)
Líneas Aéreas (Lengua de Trapo, España, 1999).

2.2  EL TEXTO
(Des) encuentros (des) esperados se compone de 14 cuentos breves donde Andrea Maturana aborda temáticas como:  la soledad, la masturbación femenina, lo público y lo privado, el cuerpo como cárcel, la enfermedad, la culpa, la ficción erótica, la venganza, la menstruación, la bulimia entre otras.
Estos cuentos son:
“Doble Antonia”, “Roce 1”, “Roce 2”, “Roce 3”, “Maletas”, “Piernabulario”, “Cita”, “Como en el teatro”, “Confesión”, “Del boceto”, “Alter Ego”, “Viernes de laboratorio”, “Yo a las mujeres me las imaginaba bonitas” y “Verde en el Borde”.
De los cuentos anteriormente mencionados he seleccionado tres, casi a modo de intuición pero con la fuerte convicción que existe entre ellos una relación que puede llevarme a un interesante campo de exploración.

2.3 TRES CUENTOS, TRES RESUMENES
2.3.1- “Doble Antonia” (Resumen)
Antonia le pregunta Miguel, que siempre estaba a disposición de complacer a Antonia, cual es su fantasía:
“-No te lo pregunto porque quiera reírme de ti, Miguel. Es algo que hace tiempo quería saber; es como querer hacerte un regalo que siempre soñaste y hacerme yo con eso un regalo a la vez” (14)
La fantasía de Miguel era estar con dos mujeres a la vez

  • Yo puedo ser las dos-contesta Antonia-
  • ¿Y como?
  • Solo llámame distinto. Llámame Antonia o llámame…Helena.

Antonia era blanca y salvadora, húmeda y tibia, frágil. Helena por el contrario era autosuficiente, violenta, decidida, de mucha fuerza.
Miguel señalaba que podía pasar días enteros con Antonia pero que no soportaba demasiado a Helena sin angustiarse o sentirse amenazado.
Un día Miguel había dicho “Helena” y luego de la violencia de un encuentro furtivo había dicho “Antonia” mil veces. Helena contesta:

  • “No quiero Jugar más Miguel, nunca más vuelvas a llamarme Antonia. Nunca más”

2.3.2-“Del boceto” (Resumen)
Nicolás, inventa a una mujer improvisándola un día al despertar junto a una mujer que intentaba-infructuosamente-reconocer. Sospechó que no recordaría su nombre y para compensar inventó “Tatiana”.
Tatiana, es posteriormente creada por Nicolás en su mesa de dibujo. Era lo más distinta posible a la mujer ideal: más baja, más flaca, prácticamente sin formas. Lejos del promedio. Una especie de muchachito:
“Me pintó un pelo tieso y sumamente amarillo, que apenas me cubría las orejas”. (108)
“Me otorgó la calidad de fantasma no superado, de obsesión, de cuenta pendiente. Fui catalogada como pésima para la cocina y caprichosa para la cama, poseedora de un sexo violento y fugaz”. (108-109)
Nicolás inventó que Tatiana lo había abandonado.
El recuerdo de Tatiana,  comenzó a llenar la vida de Nicolás hasta que ninguna mujer fue capaz de soportar su “presencia”.
Un  día Nicolás golpean la puerta de Nicolás:

  • Hola Nicolás. Ya volví. (Tatiana)

2.3.3- “Viernes de laboratorio” (Resumen)
- Contesto tu carta lo antes posible, para no hacerte esperar.
Ella, personaje femenino, contesta una carta donde recuerda un día en que revelaba fotografías junto a él,  personaje masculino. En este proceso, él le menciona:
“Tengo una fantasía como de cabro chico…me encantaría hacer el amor contigo en tu laboratorio de fotos” (125)
Un encuentro furtivo los llevará a intimar en el laboratorio de revelado:
“Todavía no me explico cómo ese espacio tan pequeño, tan inóspito, pudo sostenernos a los dos. Ahora he ido a mirarlo luego de recibir tu carta, pero el tiempo ya lo hizo ajeno. Ya no queda ni tu olor ni esa temperatura…”(127)
La carta enviada por él (la única), tenía por objetivo pedir a ella que le enviara con urgencia los papeles fotográficos que habían quedado guardados en el laboratorio desde ese viernes. Luego de sus remembranzas ella responde:
“Yo supe desde el principio que sería la única vez, y por eso (nada mas que por eso) (….) esos papeles, los inconseguibles, terminaron velados a fuerza de luz y son ahora tan inservibles como los recuerdos de ese viernes” (128)

3-  (RE) DIBUJANDO LAS IDENTIDADES FEMENINAS


Como señalé al iniciar este estudio los tres cuentos elegidos del texto (Des) encuentros (des) esperados de Andrea Maturana buscan (re) dibujar y (re) configurar las identidades femeninas (renombrarlas, resignificarlas). Iluminaré  a continuación los procesos que lo permiten.

3.1 LAS ARTES VISUALES COMO ANCLAJE  DE LAS FICCIONES A LA REALIDAD     


Los tres cuentos elegidos mantienen un evidente dialogo con las Artes Visuales. Esto no es extraño dada la formación de Andrea Maturana en esta área. Maturana explora las posibilidades que le otorga una conexión de lo ficcional con lo visual como estrategia efectiva para otorgarle cuerpo y forma a las ficciones eróticas femeninas que emergen desde el imaginario masculino como “ideales”. Las Artes Visuales funcionan, en este sentido, como anclaje de las ficciones masculinas a la “realidad” de los cuentos.


En “Doble Antonia” las trasformaciones de Antonia que buscan satisfacer el deseo de Miguel  se vinculan con la performance.
La performance, señala Richard Schechner, corresponde a actividades humanas-sucesos, conductas- que tienen la cualidad de ser una “conducta restaurada” o “conducta practicada dos veces”. Son actividades que no se realizan por primera vez sino por segunda vez y ad infinitum. “Este proceso de repetición, de construcción (…) es la marca distintiva de la performance, sea en las artes, en la vida cotidiana, la ceremonia, el ritual o el juego” (Schechner 2000: 13). Paradoja fundamental de la performance-señala Schechner-es que cada instancia sea diferente a las otras.


Esto es precisamente lo que sucede con Antonia/Helena. Son como dos caras de una misma moneda que Miguel lanza al aire. Son dos personalidades que se posesionan de un cuerpo, que van adquiriendo diferentes características, van actualizándose o “restaurando sus conductas”  en virtud de las peticiones de Miguel.


Es conveniente además, hacer referencia al concepto de “performatividad del género” propuesto por Judith Butler, quien en El género en disputa (2007), retomando anteriores elaboraciones de la performance en el contexto de la lingüística, sostiene que la diferencia sexual (impuesta por la medicina, o las instituciones religiosas y educativas) es un efecto de los discursos de la modernidad y utiliza la noción de “performatividad” como manera de desnaturalizar el género, cuestionando el origen biológico de la diferencia sexual.


Butler sostiene que el género es un sistema de reglas, convenciones, normas sociales y prácticas institucionales que producen performativamente” al sujeto que quieren describir. La producción de feminidad es planteada por Butler como una “repetición ritualizada de performances de género”, es decir, no hay esencia masculina o femenina. Más bien nos hallaríamos ante procesos de repetición regulados que aprehendemos bajo la forma del cuerpo, la representación y la teatralización pública del género que se nos es impuesto. Es por eso que las identidades sexo-genéricas se piensan comúnmente como cuestiones estables, naturales e incuestionables. Butler señala que “performamos” nuestra identidad a través de categorías sexuadas que nos subordinan y para que ellas funcionen, se requiere un arduo trabajo de repetición. Cuando repetimos, señala Buttler tenemos la posibilidad de desplazar las categorías y por lo tanto de trasgredir: “toda significación tiene lugar dentro de la órbita de la obligación de repetir; así pues, la ‘capacidad de acción’, es estar dentro de la posibilidad de cambiar esa repetición” (Butler 2007: 282)


Es precisamente en esta “performatividad” de una categoría sexuada subordinada (Antonia) donde se gestará la subversión (Helena).
En “Del boceto”, la ficción erótica de Nicolás adquiere cuerpo, rostro por medio del dibujo.  Tatiana emerge desde la imaginación (u obsesión) de Nicolás, pero también, como se comprueba al final del cuento, desde sus recuerdos. Nicolás va trazando los márgenes de  un modelo que le otorga cierta satisfacción, un modelo alejado del “ideal”.


En “Viernes de Laboratorio”, la fotografía y en particular el proceso de revelado fotográfico es el que permite otorgar cuerpo a una ficción suspendida entre las paredes del Laboratorio. Este proceso, que tiene por objetivo la obtención de una “imagen perenne”, será el que permitirá “revelar” la imposibilidad de lo eterno y la inevitable presencia de lo efímero.

3.2- PALIMPSESTO: TINTES DE ANDROCENTRISMO Y SUBJETIVIDADES FEMENINAS


3.2.1-Concepto de “Palimpsesto”


Se llama “Palimpsesto”almanuscrito antiguo que conserva huellas de una escritura anterior borrada artificialmente” (Diccionario de la real academia española, versión 2001)


Esta práctica de “superposición” de escrituras fue muy frecuente en el siglo VII y surge por las dificultades que existían para conseguir soportes para escribir. Así las tablillas, los papiros, los pergaminos y los primeros papeles eran preciados y escasos, por lo que se borraban aquellas escrituras que se juzgaban menos importantes para dar origen a nuevas. Pero estas escrituras no eran fáciles de borrar, dado los materiales con los cuales se realizaban (soportes y tintas orgánicas) y como resultado se obtenía una huella de lo borrado en los nuevos trazos. Con la llegada masiva del papel y de la imprenta los palimpsestos dejaron de realizarse.


En las Artes Plásticas este concepto se ha utilizado para hacer referencia a la superposición de capas de pintura, habitual en la tradición pictórica de occidente, sobre todo a partir de la adopción de la técnica al óleo: el artista corregía o bien simplemente aprovechaba una tela anterior y elaboraba una nueva obra sin destruir la pintura previa.


Para el filólogo francés Gérard Genette la noción de “Palimpsesto” le es útil para acercarse a la definición de lo que él denomina “relaciones transtextuales” que refieren a  relaciones entre dos o más textos, que se dan en una serie de niveles determinados.  Esas relaciones, Genette las divide en cinco categorías: La paratextualidad, metatextualidad, hipertextualidad, architextualidad, intertextualidad.
Este concepto adaptado al campo de los estudios literarios, me permite realizar una “lectura vertical” del texto y plantear la idea de una construcción estratificada de los cuentos, una superposición de perspectivas arraigadas en el androcentrismo y otras proponen una redefinición. Estas perspectivas que denomino “tintes” le otorgan una unidad y una apariencia uniforme a los cuentos, pero esconden tras de sí una subversión.

3.2.2- Tintes de  Androcentrismo


Antonia, Tatiana y ella (personaje femenino de “Viernes de laboratorio”) representan “modelos” o “ideales” femeninos creados por una conciencia masculina, fuertemente arraigada en el androcentrismo. 


En “Doble Antonia”, Antonia es, desde la perspectiva de Miguel, coqueta, juguetona, frágil y fundamentalmente un cuerpo cargado de erotismo:


“Tenía en la piel el recuerdo de sus formas suaves y redondas, se sus ondulaciones de serpiente, de su tibieza, de su humedad.” (17)
Antonia espera que Miguel se duerma para hablarle y contarle sus tristezas. El cuerpo “erotizado” de Antonia parece ser el único puente de conexión entre ambos:


“Antonia había acercado los labios al lóbulo de su oreja, cuidando que su pezón rozara apenas el hombro de Miguel, y tibiamente le había musitado, mientras a él lo recorría ese conocido escalofrío que desde el vientre se extendía por el cuerpo adormilado…” (14)
Antonia además, se mantiene en una condición de dependencia respecto a Miguel, quien figura como el centro o eje a partir del cual giran las acciones de Antonia: el placer de Antonia residía en la satisfacción de Miguel, buscaba por ello complacerle y sentirse con eso complacida, buscaba hacerle un regalo que siempre había soñado y hacerse con eso un regalo a la vez.


Tatiana en “Del boceto” es símbolo de inferioridad, respecto a otras mujeres y también del hombre. Se menciona a Tatiana como una figura alejada del ideal masculino: más baja, más flaca, prácticamente sin formas. Lejos del promedio. Una especie de muchachito, de pelo tieso y amarillo que apenas cubría sus orejas. Lo suficientemente extraña para merecer el amor del hombre.


Tatiana además es catalogada por Nicolás como pésima para la cocina, caprichosa para la cama, poseedora de un sexo violento y fugaz. Estas características, por simple oposición, contribuyen a acentuar las cualidades de la figura femenina “ideal”, imaginada por Nicolás.
“Ella”, en “Viernes de laboratorio”, es el modelo de la mujer melancólica, sensible, esclava de las sensaciones. Contesta la carta de él, rememorando en cada palabra lo acontecido en ese encuentro furtivo en el laboratorio, pese a que en la carta nada se lo sugiere. Recuerda cada detalle del encuentro, como llegaron a intimar en ese espacio tan pequeño, inhóspito, en el cual menciona, ya no quedaba ni el olor ni la temperatura de “él”.


Miguel, Nicolás y “él”, emergen desde los cimientos del androcentrismo y pueden ser considerados como modelos masculinos paradigmáticos de nuestra cultura. Encarnan lo que podríamos denominar la figura de los “machos complacientes”, siempre dispuestos a otorgar placer a las  “hembras”. Este placer sin embargo, no le pertenece realmente a la mujer sino más bien, es un placer masculino propiciado por la figura femenina. Las relaciones que establecen estos tres personajes masculinos con los personajes femeninos son siempre  basadas en un encuentro corporal, relegando al murmullo o al silencio la plática, las sensaciones, la nostalgia, el recuerdo. “La mujer”, en este sentido,  emerge como una ficción erótica desde un “ideal” masculino que se enmarca en sus perspectivas y necesidades.

3.2.3 Tintes de subjetividades femeninas


Como señalé en la introducción, la tarea de reconstrucción de la identidad femenina es emprendida por varias filósofas feministas, quienes plantean la necesidad de recodificar y renombrar al sujeto femenino, no en búsqueda de “igualar” al sujeto masculino, en su rol como sujeto soberano, jerárquico y excluyente, no como uno “sino más bien como una entidad múltiple interconectada y de final abierto” (Braidotti 2000: 185)


En palabras de Braidotti  en los últimos diez años, la cuestión central de la teoría feminista ha llegado a ser la siguiente: como redefinir,  después de la caída del dualismo de género,  las concepciones del sujeto entendido como proceso, como complejidad, como interrelación, como simultaneidades poscoloniales de opresión o como técnica multiestratificada del sujeto.
Braidotti considera que la cuestión central es la de la identidad como sitio de diferencias; los análisis feministas del sistema de género -señala Braidotti-muestran que el sujeto ocupa una variedad de posiciones posibles en diferentes momentos, a través de una multiplicidad de variables tales como el sexo, la raza, la clase, la edad, los estilos de vida etc.  (Braidotti 2000: 184)


Braidotti indaga en las diferentes facetas de la noción de “sujetos nómades” como una figuración teorética que señala conveniente para la subjetividad contemporánea. El nómade- afirma Braidotti- es su propia figuración de una interpretación situada, posmoderna, culturalmente diferenciada del sujeto en general y del sujeto femenino en particular. El sujeto nómade es un mito, es decir, una ficción política que le permite a Braidotti analizar detalladamente las categorías establecidas y los niveles de experiencia y desplazarse por ellos. 


 “Hoy  el desafío que afronta la teoría feminista es cómo inventar nuevas imágenes de pensamiento que nos ayuden a reflexionar sobre el cambio y las construcciones cambiantes del sujeto”. 


El punto de partida del esquema de nomadismo feminista de Braidotti consiste tanto en criticar las definiciones y representaciones existentes de las mujeres como crear nuevas imágenes de la subjetividad femenina. El punto de partida de este proyecto (crítico y creativo)-señala Braidotti- es la necesidad de situar a las mujeres de la vida real en posiciones de subjetividad discursiva.  


 En esa misma dirección se dirige Maturana. El “ideal” masculino se verá por momentos matizado y velado por sujetos femeninos múltiples (Antonia/Helena y Tatiana), lejos del promedio (Tatiana) y profundamente racionales (“Ella”) que irán corrompiendo las fibras que “tensan” y “fortifican” la red androcéntrica que cubre nuestra cultura que concibe a la mujer como una realidad inamovible:


El personaje femenino en “Doble Antonia” (Antonia/Helena) adquiere en su acto performático, cualidades diversas. Si bien Antonia se ajusta perfectamente al modelo femenino imaginado por el hombre, Helena obedece a su antítesis, pero nunca a la igualación con el personaje masculino. Por momentos es dulce y complaciente, por otros es autosuficiente, misteriosa. A veces monstruosa, otras desmesuradamente bella. A veces inofensiva, otras cercana a lo animal.  Antonia y Helena van y vienen hasta que en determinado momento Helena toma posesión del cuerpo de Antonia ¿o será que Antonia era la que se había posesionado del cuerpo de Helena?:

LA MUJER SE (RE) CONSTRUYE EN BASE A UNA MULTIPLICIDAD QUE LE OTORGA DIFERENTES MATICES.


El personaje femenino Tatiana en  “Del boceto” es también múltiple, se construye ficcionalmente en base a la observación de otras mujeres. Recordemos que Nicolás la improvisa un día después de despertar junto a una mujer a la que intentaba -infructuosamente- reconocer y la construye a partir de todos los cuerpos vistos, de todas las cabezas, las cinturas, los ombligos, los senos, las piernas etc.  Tatiana también se construye en base a sensaciones, y en base al recuerdo. Emerge desde la diversidad femenina, pero está lejos del “ideal” y del promedio. Tatiana es un trazo, es ficción, pero al final del cuento golpea la puerta de Nicolás, por  tanto es también realidad:

LA MUJER SE (RE) DIBUJA Y (RE) CREA DESDE LA DIVERSIDAD, LA FICCION Y  LA REALIDAD.


El personaje femenino en “Viernes de laboratorio” pareciera que mantiene una relación pasiva con la realidad y se perdiera en los infinitos ríos de la memoria, en las sensaciones de hacer “la magia de las fotografías” y los recuerdos del encuentro en el laboratorio. Sin embargo, en determinado momento, cuando “ella” vela los papeles fotográficos pertenecientes a “él”,  “se revela” la profunda racionalidad escondida en una pasividad aparente. Se “revela” además la imposibilidad de lo eterno y la inevitable presencia de lo efímero:

LA MUJER SE (RE) SIGNIFICA DESDE LA MEMORIA, LO ETERNO Y LO EFÍMERO.

 

CONCLUSIONES

Los tres cuentos seleccionados del texto (Des) encuentros (des) esperados de Andrea Maturana: “Doble Antonia”, “Del boceto” y “Viernes de laboratorio” me han permitido iluminar los procesos mediante los cuales Andrea Maturana recodifica y renombra al sujeto femenino. Estos procesos, queda claro,  no buscan “igualar” al sujeto masculino, generar un otro soberano, jerárquico y excluyente, sino (re) construir una nueva subjetividad femenina, entidad múltiple, interconectada, de final abierto (Braidotti).


Estos cuentos mantienen un interesante y enriquecedor diálogo con las Artes Visuales, disciplina que le permite a los personajes dar forma a ficciones que se gestan en el deseo, el erotismo, la nostalgia, el recuerdo. Maturana aprovecha al máximo las posibilidades que le otorgan las Artes Visuales para anclar las ficciones de los personajes masculinos a la realidad, para otorgarles cuerpo y forma, para darles nitidez y también desvanecerlas. Este diálogo con las Artes Visuales nos permite acceder a otros lenguajes no exclusivamente literarios, lo cual conduce al propio texto por el camino de la multiplicidad y la interconexión.


El Palimpsesto adaptado al campo de los estudios literarios, me permitió realizar una lectura vertical de los cuentos seleccionados y plantear la idea de una construcción estratificada, una superposición de perspectivas arraigadas en el androcentrismo y otras que proponen una subversión, que interpretadas como “tintes”, le otorgan una unidad y una apariencia uniforme a los cuentos, pero también esconden la subversión. Un ejemplo de ello fue reconocido en las relaciones que establecen los tres personajes masculinos de los cuentos con los personajes femeninos, siempre sobre la base de un encuentro corporal, relegando al murmullo o al silencio la plática, las sensaciones, la nostalgia, el recuerdo. “La mujer” emerge en los cuentos como una ficción erótica desde un “ideal” masculino que se enmarca en sus perspectivas y necesidades. Pero este “ideal” se subvierte por sujetos femeninos múltiples (Antonia/Helena), lejos del promedio (Tatiana) y profundamente racionales (“Ella”) que irán corrompiendo las fibras que “tensan” y “fortifican” la red androcéntrica que cubre nuestra cultura que concibe a la mujer como una realidad inamovible.


Para terminar, retomo tres frases del capítulo anterior, que resumen en gran medida la propuesta de Maturana, que nos invita a (re) pensar las identidades femeninas:   


LA MUJER SE  (RE) CONSTRUYE EN BASE A UNA MULTIPLICIDAD QUE LE OTORGA DIFERENTES MATICES.
LA MUJER SE (RE) DIBUJA Y (RE) CREA DESDE LA DIVERSIDAD, LA FICCION Y  LA REALIDAD.
LA MUJER SE (RE)  SIGNIFICA DESDE LA MEMORIA, LO ETERNO Y LO EFÍMERO.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Braidotti, R. (2000) Sujetos nómades. Barcelona: Paidós
Butler, Judith (2007). El Género en Disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. Barcelona: Ed. Paidós.
De Barbieri, Teresita. (1992) Sobre la categoría género. Una introducción teórico-metodológica. En: Revista Interamericana de Sociología. Vol. 2, núm. 2 -3.
De Barbieri, Teresita (1992). Las mujeres y la crisis en América Latina. Lima: Entre Mujeres.
De Beauvoir , Simone (2005). El segundo sexo. Madrid: Cátedra, Feminismos.
Genette, Gérard (1989) Palimpsestos. Madrid: Ed. Taurus
Guerra, Lucía.(2008). MUJER Y ESCRITURA: fundamentos teóricos de la crítica feminista. Santiago: Editorial Cuarto Propio.
Maturana Andrea (2000). (Des) encuentros (des) esperados. Santiago: Alfaguara
Scott, Joan W. (1990). “El género: una categoría útil para el análisis histórico”. En: Historia y género: las mujeres en la Europa moderna y contemporánea. James S. Amelang y Mary Nash (eds). Ediciones Alfons el Magnanim. Institució Valenciana d´Estudis i Investigació.
Schechner (2000). Performance. Teoría y prácticas interculturales. Argentina: Universidad de Buenos Aires. 
REFERENCIAS ELECTRÓNICAS
Diccionario de la Real Academia Española. Versión 2001. Disponible en dirección electrónica: www.rae.es

Lamas, Marta. Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género. Disponible en dirección electrónica:
http://www.udg.mx/laventana/libr1/lamas.html

Mayobre Rodriguez,  Purificación. MARCO CONCEPTUAL EN LA SOCIALIZACIÓN DE GÉNERO. Disponible en dirección electrónica:
http://webs.uvigo.es/pmayobre/pdf/proqualitas_equal_marco_conceptual_en_la_socializacion_de_genero.pdf

A-03 Valeria Vanessa Murgas López

 


Licenciada en Artes Plásticas mención Escultura (Universidad de Concepción).

Actualmente realiza labor docente para el departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Concepción. Realiza además estudios de Magister en Literaturas Hispánicas (próximo examen de grado) y Doctorado en Literatura Latinoamericana (2° año). Paralelamente desarrolla su labor como artista visual.  

 


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