1. VIDA DE PLATÓN
Platón, el más genial de los discípulos de Sócrates
y ateniense como él, nació el año 427 antes de nuestra
era y murió en 347. En su casa paterna recibió una excelente y
amplia educación: ganaba en las olimpiadas, practicaba la poesía,
pintura y música. Su profesor de gimnasia, al joven, cuyo verdadero nombre
era Aristocles le dio el apodo de "Platón", probablemente por
sus amplias espaldas. Muy pronto, a los veinte años llegó a conocer
a Sócrates y se mantuvo en su cercanía hasta la muerte de éste.
Después de la muerte de su maestro abandonó a Atenas viajando
por Egipto e Italia. Sus viajes duraron doce años y concluyeron con su
establecimiento definitivo en Atenas. Allí Platón, de decidida
vocación política, se desengañó muy pronto de las
prácticas políticas atenienses de su época. Desde entonces
dedicó su esfuerzo intelectual a construir y fundamentar teóricamente
un modelo ideal de sociedad tratando de hacer que los gobernantes se hicieran
filósofos, ya que no podía hacer que los filósofos gobernaran.
Con este propósito emprendió dos viajes a Siracusa. En ambas ocasiones
fracasó en su intento: la primera vez, con Dionisio I, cuando Platón
contaba cuarenta años de edad y la segunda vez, con Dionisio II, teniendo
ya más de sesenta años. Entre ambos viajes, fundó en Atenas
su Academia, donde dedicaba especial atención, juntamente con la filosofía,
a las matemáticas y a la astronomía, de acuerdo con un plan de
educación progresiva.
El día de su muerte acaeció en el día de su nacimiento
y concordó con la fiesta de la Aparición de Apolo en la tierra.
Así nació la leyenda, según la cual, Platón era
el hijo de Apolo e inmediatamente después de su muerte se le ofreció
sacrificios y se divulgó el culto a Platón como a un semi-dios.
Platón escribió numerosas obras, la mayoría de ellas en
forma de diálogos. Entre ellas se destacan el Banquete, el Fedón,
la República, el Parménides, el Teeteto y el Timeo. En la mayoría
de sus diálogos el interlocutor principal es Sócrates, lo que
hace, a veces, difícil distinguir cuáles de las doctrinas expuestas
en ellos proceden de Sócrates y cuáles son de origen estrictamente
platónico.
2. HIPERURANIO: EL MUNDO DE LAS IDEAS.
2.1. Un nuevo género del ser.
Platón seguía a su maestro Sócrates en cuanto a la opinión
de que en los conceptos se encuentra el conocimiento seguro y absoluto. Pero
mientras que Sócrates aplicaba este principio exclusivamente a la moralidad,
no pretendiendo que estos conceptos correspondan a alguna realidad, Platón
extendió esta opinión a todos ellos. Consecuentemente, apareció
la pregunta: ¿qué es aquella realidad que conocemos a través
de los conceptos? He aquí su razonamiento: Las características
de los conceptos son: unidad e inmutabilidad. Los objetos, según los
cuales los conceptos se habían producido tienen que tener las mismas
características. Sin embargo todas las cosas que conocemos por experiencia
no tienen dichas características. Conclusión: Las cosas no son
los objetos de los conceptos.
Esta conclusión le llevó a afirmar la existencia de otras realidades
que correspondían a los conceptos: las llamó "ideas"
y el mundo en el cual se encontraban "hiperuranio". Esta concepción,
a la vez, se constituyó en la solución de la polémica heraclitiano-parmenidiana:
hay dos tipos de seres: el ser conocido a través de los sentidos, cambiante
y, el ser conocido a través de los conceptos, inmutable y eterno.
2.2. Las ideas y las cosas.
Se equivoca el cree, que según Platón, estos dos tipos de seres
son igualmente reales; pues, sólo las ideas son eternas, inmutables y
por eso pueden realmente ser. De las cosas se puede decir que sólo devienen.
Las cosas son como reflejos de las ideas o sus sombras. Así como lo cuenta
Platón en su famoso "Mito de la caverna": nosotros somos como
esclavos encadenados dentro de la caverna, dirigidos nuestros rostros hacia
adentro, y por consiguiente no pudiendo ver lo que ocurre afuera; solamente
contemplamos las sombras de los verdaderos objetos que pasan detrás de
nuestras espaldas, afuera. La conclusión última, entonces, de
Platón es, que verdaderamente existe sólo una realidad: la de
las ideas. El nuestro mundo es solamente el resultado de que alguna vez el dios-demiurgo
teniendo el modelo de las ideas las plasmó sobre la materia deforme,
la cual llegó a ser el mundo material.
2.3. La naturaleza de las ideas.
¿Qué tipo de seres son las ideas? No pueden ser físicas,
porque las ideas participan en muchas, diversas cosas físicas; por ejemplo
la idea de la belleza corresponde a muchas cosas bellas. Pero tampoco tienen
la naturaleza psíquica, pues no son pensamientos (como entenderíamos
nosotros este concepto hoy) sino que son objetos de los pensamientos.
Al rechazar lo uno y lo otro Platón no llegó a elaborar una concepción
acabada de la naturaleza de las ideas. Dio a entender solamente que eran reales
y jerárquicas, y que en su cúspide reinaba la idea del Bien.
3. PSICOLOGÍA.
3.1. Función biológica, epistemológica y religiosa del
alma.
Aunque el concepto del alma era conocido entre los griegos, éste significaba
antes tan sólo una manera de ser de la materia y la función de
la vida. Platón seguía manteniendo la concepción de la
función vital de la del alma pero afirmaba además que su naturaleza
era lo contrario a la materia, porque ésta no poseía movimiento
alguno y el alma era el origen del movimiento.
La función epistemológica del alma se manifiesta en que no todos
los conocimientos los podemos recibir a través de los sentidos, porque
¿con qué sentido conocemos, por ejemplo, el ser, la igualdad,
la diferencia? Lo que es común no lo conoce el cuerpo sino el alma. Y
no sólo esto, sino que cualquier otro conocimiento también pertenece
al alma; los sentidos son solamente instrumentos en el proceso del conocimiento.
El deseo de inmortalidad no puede satisfacer al cuerpo. Parecería que
con la muerte, el alma abandona al cuerpo, se desprende de él, manifestándose
como el elemento inmortal del hombre. Esta parte religiosa del alma, en contraste
con las partes biológica y psicológica, es la única que
se puede llamar en realidad el "alma misma"; se la identificó
con la razón pura y fue el concepto del alma en el sentido estricto.
3.2. Relación del alma con el cuerpo.
La identificación del alma con algo inmaterial tenía que llevar
a una oposición con el cuerpo material, a un dualismo antropológico,
o sea, al dualismo entre el cuerpo y el alma. Dicho dualismo se resume en las
siguientes tesis:
· El alma es inmaterial.
· El alma es independiente del cuerpo. Esta unión temporal con
el cuerpo es innecesaria para el alma.
· El alma es simple. En contraste con el cuerpo, no tiene partes. Claro
está, que el alma simple es el alma en el sentido estricto. El alma en
el sentido amplio, se dividía en: alma racional o intelectiva, alma irascible
y alma vegetativa.
· El alma es más perfecta que el cuerpo. Al conocer las ideas
directamente, es la raíz de toda la verdad, del bien, de todo lo valioso
del ser humano. El hombre es el alma que gobierna el cuerpo.
· La unión del alma con el cuerpo es perjudicial para ella. El
cuerpo es como la cárcel o la tumba para el alma. Recién con la
muerte física empieza la verdadera vida del alma.
· El alma es inmortal. No tiene principio ni fin; es eterna.
3.3. Escatología.
Surge la pregunta: ¿por qué el alma perfecta y eterna está
unida a un cuerpo corruptible y perecedero? La respuesta de Platón era
de origen ético-religioso: el alma existía en el principio sin
el cuerpo en el hiperuranio; por una culpa misteriosa cayó del cielo
y, como castigo, se había unido al cuerpo. Esta unidad sirve de purificación:
a través de sucesivas reencarnaciones finalmente el alma se purificará
y volverá a vivir en el hiperuranio.
4. COSMOLOGÍA.
4.1. Finalidad del universo.
La problemática de la naturaleza fue puesta al margen en la filosofía
de Platón, especialmente en el primer periodo de su actividad filosófica;
era pues el cosmos, el mundo material muy imperfecto, comparado con el mundo
de las ideas. No obstante, en el periodo más maduro, el mundo llegó
a ser objeto de su pensamiento, ya que en él, según Platón,
se reflejaba algo de la perfección del hiperuranio. La materia, decía,
poseía elementos espirituales, y estaba gobernada según los principios
racionales y armónicos; el mundo había sido hecho con un fin.
Esto le hacía creer en la existencia de una divinidad, de un "demiurgo",
bondadoso constructor del universo, el cual teniendo una muestra en el hiperuranio,
plasmó las ideas allí encontradas, en la materia.
4.2. Materia.
El mundo tenía que haber sido creado de algo, tenía que existir
la materia. Demiurgo no era un dios que había creado el universo de la
nada; más bien, tenía tanto las muestras - formas para poder construirlo
(las ideas) como la materia a su disposición. La naturaleza de la materia
es, entonces, algo deforme, ilimitado, indefinido, que sin embargo puede tomar
algunas formas. Esta es una nueva, en cuanto abstracta, concepción de
la materia, ya que los griegos anteriores a Platón, ocupándose
principalmente del mundo material, no le negaban las categorías de perfección
y determinabilidad. Platón, sin embargo, comprendió las almas
y las ideas como partes, elementos del mundo; al separarlos de la materia, lo
que quedaba de ésta era la imperfección y la indeterminación.
4.3. El alma del mundo.
Demiurgo había construido el mundo lo mejor posible, pero con el tiempo
éste degeneró en un continuo proceso de deterioro. Según
Platón, el mundo no avanza sino retrocede. Las almas, como elementos
más perfectos fueron creadas primero, y como son ellas las que producen
cualquier movimiento de la materia, también están en los elementos
orgánicos, en los planetas y en el universo mismo.
5. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.
5.1. Conocimiento racional.
Por primera vez la teoría del conocimiento ocupó un lugar igualmente
importante que los resultados del conocimiento. Formalmente Platón hizo
la pregunta: ¿Qué es el conocimiento?, y rechazó la concepción
que reinaba en la filosofía hasta este momento, que afirmaba que el conocimiento
significaba la percepción, que para conocer las cosas había que
entrar en contacto con ellas a través de los sentidos. En vez de esto,
consecuente con la supuesta existencia real de su mundo de las ideas, Platón
distinguió entre el conocimiento racional y sensorial. Y no es solamente,
que el primero corresponde al conocimiento de las ideas, y el segundo, al conocimiento
de las cosas, sino que aún el conocimiento sensorial necesita del apoyo
del conocimiento racional: es cierto que los colores, por ejemplo, conocemos
a través de la vista y los sonidos, a través del oído,
pero para percibir la diferencia entre los sonidos y los colores, como también
para entender los conceptos de igualdad, del número o del concepto en
general, necesitamos de la razón.
5.2. Innatismo.
Según Platón, existen ideas en nuestra mente que no habían
sido concebidas a través de las percepciones. Por ejemplo, cuando la
mamá le dice a un niño pequeño: "trae del almacén
ese mismo pan que trajiste ayer", el niño es capaz de hacerlo aunque
nunca había percibido de alguna manera el concepto de "igualdad";
es ésta pues, una idea innata, la que el niño ya tenía
desde siempre y que ahora sólo se la recuerda. Platón afirmaba
que nuestra mente veía las ideas en la vida anterior y pudo estas ideas,
de alguna forma, mantener.
5.3. Conocimiento científico y el método dialéctico.
Ya en la época de Platón los científicos utilizaban, en
líneas generales, dos métodos: el empírico y el racional.
Pero para Platón, quien enseñaba que las percepciones sensoriales
eran siempre inseguras, el verdadero método científico era el
método racional o dialéctico. Este método opera con puro
razonamiento, busca la verdad a través de la comparación de los
conceptos, analizando y sintetizándolos. De esta manera Platón
dio principio a la formulación de las reglas de la deducción,
o sea a de la lógica, desarrollada luego sistemáticamente por
su discípulo, Aristóteles.
6. ÉTICA.
6.1. De las virtudes.
Al principio, como en el caso del intelectualismo ético de Sócrates,
Platón también identificó la virtud con el conocimiento,
pero luego, concluyó que la virtud no dependía tan solo de la
razón. La distinción de las tres partes del alma le dio el fundamento
para ampliar el concepto de la virtud, dándole a cada parte del alma,
la participación en ella: la sabiduría era la virtud que correspondía
al alma racional; la valentía, al alma irascible y el dominio propio
al alma vegetativa. Había una otra, cuarta virtud: la justicia, que unía
las tres partes y las mantenía en perfecta armonía. Así
nació la teoría de las cuatro virtudes, que por muchos siglos
dominaba en la ética.
6.2. Del amor.
Los bienes materiales en comparación con los bienes ideales, en el Platón
joven ni siquiera eran bienes, para luego convertirse en un escalón inferior
de bienes, en el camino hacia la obtención de los bienes perfectos. Fue
el amor, la actitud del alma que empujaba al hombre a buscar los bienes. El
primer objeto del amor son los bienes materiales, como por ejemplo los bellos
cuerpos (preferentemente masculinos, como lo expresa en su obra "El Banquete
o del Amor"); pero más tarde el hombre se da cuenta de que la belleza
del alma es superior a la belleza de los cuerpos, tanto que los objetos del
amor llegan a ser los bellos pensamientos, las bellas producciones del alma,
es decir la belleza espiritual. El tercer grado consiste en la comprensión
de que las cosas son bellas porque poseen la belleza que les es común,
y el objeto del amor llega a ser la belleza eterna: la idea misma de la belleza.
6.3. Del estado.
Las divagaciones de Platón sobre el estado, forman la parte un poco extraña
de su filosofía y no se basan en un análisis de los estados reales,
sino en una tentativa de dar respuesta de cómo debería ser un
estado ideal. Veamos, que características tendría que poseer este
Estado:
· El estado perfecto debe aspirar a los valores perfectos, que son, según
Platón, la universalidad y la constancia (el movimiento y el cambio,
como para Heráclito, eran una muestra de la degradación del universo).
Por consiguiente, las reglas del estado no deben tener en cuenta las aspiraciones
individuales sino el bien común. Tampoco le importaba a Platón
que las distintas naciones vivan en distintas condiciones, posean distintas
características y temperamentos; su estado ideal tenía que tener
carácter universal. Los poetas, por ejemplo, propensos a los cambios
emotivos deberían ser excluidos de este estado.
· El estado ideal tiene un sólo fin, al cual tienen que someterse
todos. Es inadmisible que los individuos por su propia cuenta busquen sus propios
fines. El estado debe funcionar como un organismo viviente, donde cada uno debe
realizar la parte que le corresponde.
· Ese estado tiene que basarse en el conocimiento. Recién cuando
los que saben, o sea los filósofos, ocupen los tronos y sean gobernantes,
el estado llegará a ser perfecto.
· A ese estado pueden pertenecer solamente los que le son útiles.
Para merecer este nombre habría que pertenecer a uno de los tres estados:
los filósofos-gobernantes, los militares y los artesanos. Como el estado
es parecido a un organismo vivo, estas tres castas corresponden a los tres tipos
de alma: los filósofos al alma racional, los militares al alma irascible
y los artesanos al alma vegetativa. Esa jerarquía es inconmovible; cada
cual tiene que hacer lo suyo y no aspirar a pasar a un estado mayor.
· El estado ideal tiene que ser, finalmente, algo ascético. El
bien particular debe ser sacrificado por el bien común. Para la clase
gubernamental es propicio el sistema comunista: no existe la propiedad privada,
ni siquiera en el caso de los hijos. Los hijos deben ser educados en la conciencia
de pertenecer a su clase y no a su familia.
· En cuanto a las formas de gobierno sólo la aristocracia, el
gobierno de los mejores, y eventualmente, la monarquía, si es que el
rey pertenece a los mejores, son formas aceptables o superiores. Todas las demás
son formas inferiores, o sea, equivocadas del gobierno: tanto la oligarquía,
el gobierno de los ricos - egoístas, que gobiernan para mantener sus
propios bienes, como la democracia, el gobierno de todo el pueblo, y la tiranía,
gobierno dictatorial y autoritario.
De esa utopía platónica en cuanto al gobierno, muchos hicieron
énfasis en la bella idea de someter los intereses egoístas a los
intereses comunes, en la búsqueda de los fines morales, ideales, universales
y constantes, olvidando, sin embargo, que la realización de estos ideales
está marcada en Platón por la crueldad, espíritu clasista
y antihumanitario y que la elección de los gobernantes se basaba en un
engaño.
7. IMPORTANCIA DE PLATÓN.
Se considera a Platón como el fundador de espiritualismo. Fue también
un precursor de la lógica. Su escuela, llamada por su ubicación
en los jardines de un tal Academos, la Academia, perduró más que
cualquier otra escuela: cerrada recién por Justiniano en el año
529 de nuestra era. El último periodo de la filosofía antigua
se desarrolló bajo la poderosa influencia de este filósofo, tal
es así, que casi toda la filosofía de los primeros siglos de nuestra
época fue "neoplatónica". La filosofía cristiana
nació heredando sus patrones de pensamiento, y fue la corriente más
importante hasta el siglo XIII de nuestra era. Aún en los siglos de la
dominación del pensamiento aristotélico, XIII y XIV tuvo sus simpatizantes,
y el siglo XV empezó un "renacimiento" de las concepciones
platónicas. El pensamiento platónico tanto influyó en la
filosofía cristiana europea, que mucha gente que nunca escuchó
de Platón, hoy en día repite sus ideas, pensando que éstas
pertenecen al cristianismo.