SCHOPENHAUER, Arthur: El Amor, las mujeres y la muerte, s/trad., Bs. As., Malinca Pocket, 1964, fragmentos.

ÍNDICE

EL AMOR
LAS MUJERES
LA MUERTE
DOLORES DEL MUNDO
Cap. I
Cap. II
EL ARTE
LA MORAL
Cap. I El egoísmo
Cap. II La conmiseración
Cap. III Resignación, renunciamiento ascetismo y liberación
LA RELIGIÓN
LA POLÍTICA
EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD
CARÁTER DE DIFERENTES PUEBLOS

EL AMOR

"No espero aprobación ni elogio por parte de los enamorados, que, naturalmente, propenden a expresar con las imágenes más sublimes y más etéreas la intensidad de sus sentimientos. A los tales, mi punto de vista les parecerá demasiado físico, harto material, por metafísico y trascendente que sea en el fondo. Antes de juzgarme, que se den cuenta que el objeto de su amor, o sea la mujer, a la cual exaltan hoy madrigales y sonetos, apenas hubiera obtenido de ellos una mirada si hubiese nacido dieciocho años antes." (p. 11)
"[...] se observa el papel importante que representa el amor en todos los grados y en todos sus matices, no sólo en las comedias y novelas, sino también en el mundo real, donde, junto con el amor a la vida, es el más poderoso y el más activo de todos los resortes; [...]." (p. 11)
"[El amor] que es el fin último de casi todo esfuerzo humano; [...] que interrumpe a todas horas las ocupaciones más serias; que a veces hace cometer tonterías a los más grandes ingenios; [...] que rompe las relaciones más preciosas,[...] que hace del hombre honrado un hombre sin honor, [...] y que parece ser así un demonio que se esfuerza en trastornarlo todo [...]. Pues no se trata más de una cosa muy sencilla: sólo se trata de que cada macho se ayunte con su hembra. [...] en efecto, se trata nada menos que de la "combinación de la generación última". [...]" (pp. 11-13)
"[...] el individuo es a la especie lo que la superficie de los cuerpos a los cuerpos mismos. [...]" (p. 14)
"[...] Cuando se especializa en un individuo determinado el instinto del amor, esto no es en el fondo más que una misma voluntad que aspira a vivir en un ser nuevo [...]." (p. 14)
"[...] el instinto del amor subjetivo ilusiona por completo a la conciencia y sabe muy bien ponerse el antifaz de una admiración objetiva. La Naturaleza necesita esa estratagema para lograr sus fines. Por desinteresada e ideal que pueda parecer la admiración por una persona amada, el objetivo final es en realidad la creación de un ser nuevo, determinado en su naturaleza; y lo que lo prueba así es que el amor no se contenta con un sentimiento recíproco, sino que exige la posesión misma, lo esencial, es decir, el goce físico. [...]" (p. 14)
"[...] El que cierto hijo sea engendrado: ése es el fin único y verdadero de toda novela de amor, aunque los enamorados no lo sospechen. La intriga que conduce al desenlace es cosa accesoria." (p. 15)
"[...] En el entrecruzamiento de sus miradas, preñadas de deseos, enciéndese ya una vida nueva, se anuncia un ser futuro; creación completa y armoniosa. Aspiran a una unión verdadera, a la fusión en un solo ser. Este ser que van a engendrar será como la propagación de la propia existencia y la plenitud de ella; en él continúan viviendo reunidas y fusionadas las cualidades hereditarias de los padres. [...]" (p. 16)
"[El hijo tendrá] del padre la voluntad o el carácter, de la madre la inteligencia, de ambos la constitución física. [...]" (p. 16)
"[...] del encuentro y adhesión de sus ardientes miradas nace el primer germen del nuevo ser, germen frágil, pronto a desaparecer como todos los gérmenes. Este nuevo individuo es, en cierto modo, una idea platónica; y como todas las ideas hacen un esfuerzo violento para conseguir manifestarse en el mundo de los fenómenos, ávidas de apoderarse de la materia favorable que la ley de causalidad les entrega como patrimonio, así también esta idea particular de una individualidad humana tiende, con violencia y ardor extremados, a realizarse en un fenómeno. [...]" (p. 17)
"El amor, por su esencia y su primer impulso, se mueve hacia la salud, la fuerza y la belleza; hacia la juventud, que es la expresión de ellas, porque la voluntad desea ante todo crear seres capaces de vivir con el carácter integral de la especie humana. [...]" (pp. 17-18)
"[...] como no hay dos seres semejantes en absoluto, cada hombre debe buscar en cierta mujer las cualidades que mejor corresponden a sus cualidades propias, siempre desde el punto de vista de los hijos por nacer. Cuanto más raro es este hallazgo, más raro es también el amor verdaderamente apasionado. [...]" (p. 18)
"El egoísmo tiene en cada hombre raíces tan hondas, que los motivos egoístas son los únicos con que puede contarse de seguro para excitar la actividad de un ser individual. [...]" (p. 19)
"[...] Para alcanzar su fin es preciso, pues, que la Naturaleza embauque al individuo con alguna añagaza, en virtud de la cual vea, como un iluso, su propia ventura en lo que en realidad sólo es el bien de la especie. [...]" (p. 19)
"Si el placer de los sentidos no ocultase más que la satisfacción de una necesidad imperiosa, sería indiferente la hermosura o la fealdad del otro individuo. La apasionada rebusca de la belleza, el precio que se le concede, la selección que en ello se pone, no conciernen, pues, al interés personal de quien elige, aun cuando así se lo figure él, sino evidentemente al interés del ser futuro, en el que importa mantener, lo más posible íntegro y puro, el tipo de la especie." (p. 20)
"[El hombre] buscará sobre todo las cualidades que le faltan, o a veces las imperfecciones opuestas a las suyas propias, y que le parecerán bellas." (p. 21)
"[...] Así, en este instinto, como en todos los demás, la verdad se disfraza de ilusión para influir en la voluntad. [...]" (p. 22)
"Una vez satisfecha la pasión, todo amante experimenta un especial desengaño: se asombra de que el objeto de tantos deseos apasionados no le proporcione más que un placer efímero, seguido de un rápido desencanto. [...] Por eso todo amante, una vez realizada la grande obra de la Naturaleza, se llama a engaño; porque la ilusión que le hacía víctima de la especie se ha desvanecido. [...]" (pp. 23-24)
"[...] Lo que dirige a todos los [animales] es evidentemente una ilusión que pone al servicio de la especie el antifaz de un interés egoísta. [...] Pero al ver las cosas desde fuera, advertimos en los animales más esclavos del instinto -sobre todo en los insectos- un predominio del sistema ganglionar, es decir, del sistema nervioso subjetivo, sobre el sistema cerebral u objetivo, [...]." (p. 24)
"[...] También hay en esto una ilusión. Parece, pues, que la mujer tiene un instinto más que en el hombre; también está más desarrollado en ella el sistema ganglionar. [...]" (p. 25)
"El amor tiene, pues, por fundamento un instinto dirigido a la reproducción de la especie. [...]" (p. 25)
"Ante todo, preciso es considerar que el hombre propende por naturaleza a la inconstancia en el amor, y la mujer a la fidelidad. El amor del hombre disminuye de una manera perceptible a partir del instante en que ha obtenido satisfacción. Parece que cualquier otra mujer tiene más atractivo que la que posee; aspira al cambio. Por el contrario, el amor de la mujer crece a partir de ese instante. Esto es una consecuencia del objetivo de la Naturaleza, que se encamina al sostén, y por tanto, al crecimiento más considerable posible de la especie. En efecto, el hombre, con facilidad, puede engendrar más de cien hijos en un año, si tiene otras tantas mujeres a su disposición; la mujer, por el contrario, aunque tuviese otros tantos varones a su disposición, no podrá dar a luz más que un hijo al año, salvo los gemelos. Por eso anda el hombre siempre en busca de otras mujeres, al paso que la mujer permanece fiel a un solo hombre, porque la Naturaleza impele, por instinto y sin reflexión, a conservar junto a ella a quien debe alimentar y proteger a la futura familia menuda. De aquí resulta que la fidelidad en el matrimonio es artificial para el hombre y natural en la mujer, y por consiguiente (a causa de sus consecuencias y por ser contrario a la Naturaleza), el adulterio de la mujer es mucho menos perdonable que el del hombre." (p. 26)
"[...] el gusto por las mujeres, no es, sin embargo, más que un instinto disfrazado, [...]." (p. 27)
"[...] Debemos investigar más de cerca y examinar más especialmente las consideraciones que nos dirigen a perseguir ese placer, [...]. Estas consideraciones se dividen como sigue: en primer término, las que conciernen directamente al tipo de la especie, es decir, la belleza; las que atienden a las cualidades psíquicas; y por último, las consideraciones puramente relativas, la necesidad de corregir unas por otras las disposiciones particulares y anormales de los dos individuos procreadores. [...]" (p. 27)
Shopenhauer distingue las consideraciones como:
1º relacionadas a la especie (belleza racial)
2º relacionadas a las cualidades psíquicas
3º relacionadas a la complementación (edad, salud, esqueleto y plenitud de carnes)
"[...] La juventud sin belleza tiene siempre atractivo, pero ya no lo tiene tanto la hermosura sin juventud." (p. 27)
"[...] En general, la mujer que elegimos se encuentra en los años comprendidos entre el final y el comienzo del flujo menstrual; por tanto, damos decisiva preferencia al período que media entre las edades de quince a veintiocho años. [...]" (p. 27)
"[...] la salud: las enfermedades agudas no turban nuestras inclinaciones sino de un modo transitorio; por el contrario, las enfermedades crónicas, las caquexias, asustan o apartan, porque se transmiten a los hijos." (p. 28)
"[...] ni aun el rostro más hermoso podría indemnizarnos de una espalda encorvada; por el contrario, siempre será preferido un rostro feo sobre un torso recto. Un defecto del esqueleto es siempre lo que nos choca más; [...]." (p. 28)
"La [...] plenitud de carnes, es decir, el predominio de la facultad vegetativa, de la plasticidad, porque ésta promete al feto un alimento rico; por eso una mujer alta y flaca es repulsiva de un modo sorprendente. Los pechos bien redondos y de buena forma ejercen una notable fascinación sobre los hombres, porque [...] prometen rico alimento al recién nacido. Por el contrario, mujeres gordas con exceso excitan repugnancia en nosotros, porque ese estado morboso es un signo de atrofia del útero, y por consiguiente, una señal de esterilidad. [...]" (p. 29)
"[...] Las mujeres prefieren en el hombre, a cualquier otra edad, la de treinta a treinta y cinco años, aun por encima de los hombres jóvenes, que, sin embargo, presentan la flor de la belleza masculina. La causa de eso es que se guían, no por el gusto, sino por el instinto, que reconoce en esos años el apogeo de la potencia genésica. En general, hacen muy poco caso de la hermosura, sobre todo la del rostro, como si ellas solas se encargasen de transmitirla al hijo. La fuerza y la valentía del hombre son, sobre todo, las que conquistan su corazón, porque esas cualidades prometen una generación de robustos hijos y parecen asegurarles para lo venidero un protector animoso. [...]" (p. 30)
"[Las mujeres se fijarán en las cualidades que] la madre no puede dar al hijo; por ejemplo, la estructura masculina del esqueleto, [...] fuerza muscular, valentía, barbas, etc. De aquí procede que a menudo amen las mujeres a hombres feísimos, pero nunca a hombres afeminados, porque no pueden ellas neutralizar semejante defecto." (pp. 30-31)
"[...] las cualidades [psíquicas] del corazón o del carácter en el hombre son las que atraen a la mujer, porque el hijo recibe esas cualidades de su padre. [...] Por el contrario, las cualidades intelectuales no ejercen sobre ella ninguna acción directa e instintiva, precisamente porque el padre no la transmite a sus hijos. La necedad no perjudica para con las mujeres. Con frecuencia causa un efecto desfavorable por su desproporción un talento superior o el genio mismo. Así se ve a menudo un hombre feo, necio y grosero suplantar cerca de las mujeres a un hombre bien formado, ingenioso y amable. [...]" (p. 31)
"La razón de esto [disparidad de personalidades en las parejas] es que las consideraciones predominantes en el amor no tienen nada de intelectual y se refieren al instinto. Lo que se tiene en cuenta para el matrimonio no es una conversación llena de gracia, sino la procreación de hijos; [...]." (pp. 31-32)
"[...] Que una mujer inteligente e instruida aprecie la inteligencia y el talento de un hombre, que un hombre razonable y reflexivo pruebe el carácter de su prometida y lo tenga en cuenta, eso nada hace para el asunto de que aquí tratamos. Así procede la razón en el matrimonio cuando es ella quien elige, pero no el amor apasionado, único, que nos ocupa." (pp. 32-33)
"Cada cual ama precisamente lo que le falta. [...]" (p. 33)
"[...] Los dos sexos pueden llegar al hermafroditismo completo, y estos individuos, que constituyen el justo medio entre los dos sexos y no forman parte de ninguno, son incapaces de reproducirse. [...]" (p. 34)
"[...] Para la neutralización de dos individualidades una por otra, es preciso que el determinado grado de sexualidad en cierto hombre corresponda exactamente al grado de sexualidad en cierta mujer, a fin de que esas dos disposiciones parciales se compensen la una a la otra con exactitud. Así es que el hombre más viril buscará la mujer más femenina, y viceversa. [...] Por eso, cuando los enamorados hablan con tono patético de la armonía de sus almas, casi siempre debe sobreentenderse la armonía de las cualidades físicas propias de cada sexo, [...]." (p. 34)
"Si una mocetona elige por marido a un mocetón, entre otros móviles, por hacer mejor figura en la sociedad, sus descendientes expiarán esta locura. [...]" (p. 35)
"Lo mismo sucede con el temperamento: cada cual prefiere el opuesto al suyo, y su preferencia es proporcional siempre a la energía de su propio temperamento. [...] (p. 36)
"[...] Y no es que una persona perfecta en alguna de sus partes ame las imperfecciones contrarias, sino que las soporta con más facilidad que otras las soportarían. [...]" (p. 36)
"[...] la existencia de ese ser es lo que tiene aquí por punto de mira el genio de la especie, por razones ocultas en la cosa en sí y que no son accesibles para nosotros. [...]" (pp. 38-39)
"En el fondo no es más que una ilusión, que impulsa a un enamorado a sacrificar todos los bienes de la tierra por unirse a esa mujer, y sin embargo, ella no puede darle ninguna cosa más que otra mujer. Tal es el único fin que se persigue, y prueba de ello es que esta pasión se extingue con el goce, lo mismo que las demás, con gran asombro de los interesados." (p. 39)
"[...] Ese precio infinito que los amantes se conceden uno a otro no puede fundarse en raras cualidades intelectuales o en cualidades objetivas o reales, sencillamente porque los enamorados no se conocen uno a otro con bastante exactitud [...]." (pp. 40-41)
"[...] El espíritu de la especie es el único que de una sola mirada puede ver qué valor tienen los amantes para él y cómo le pueden servir para sus fines. Por eso las grandes pasiones suelen nacer a la primera mirada." (p. 41)
"Si la pérdida de la mujer amada, sea por obra de un rival o por la de la muerte, causa al amante apasionado un dolor que excede a todos los demás, es precisamente porque este dolor es de una naturaleza trascendente, y no le hiere sólo como individuo, sino en la vida de la especie, de la que estaba encargado de realizar la voluntad especial. De aquí proviene que los celos estén llenos de tormentos y sean tan feroces, y que el más grande de todos los sacrificios sea el de renunciar a la persona amada." (p. 41)
"[...] el asunto fundamental de casi todas las comedias es la entrada en escena del genio de la especie, con sus aspiraciones y sus proyectos, amenazando los intereses de los demás personajes de la obra y tratando de sepultar la felicidad de éstos." (p. 43)
"[...] el hombre ha entrado en el torbellino de la voluntad de la especie, [...] que si el amante no puede obrar en representación de esta voluntad de la especie, renuncia a obrar en nombre de la suya propia." (p. 45)
"Pero no sólo es la pasión la que a veces tiene un desenlace trágico. El amor satisfecho conduce también más a menudo a la desdicha que a la felicidad. Porque las exigencias del amor, en conflicto con el bienestar personal del amante, son tan incompatibles con las otras circunstancias de la vida y sus planes cerca de lo venidero, que minan todo el edificio de sus proyectos, de sus esperanzas y de sus ensueños." (p. 46)
"[El hombre y la mujer] en el fondo no persigue su propio interés, aun cuando se lo imagine, sino el de un tercer individuo que debe nacer de ese amor. [...]" (p. 47)
"[...] Así lo presintieron los antiguos, cuando personificaron al genio de la especie en Cupido, dios hostil, dios cruel, a pesar de su aire de niño, dios justamente difamado, demonio caprichoso, despótico, y sin embargo, dueño de los dioses y de los hombres. Flechas mortíferas, venda y alas son sus atributos. Las alas indican la inconstancia, séquito habitual de la desilusión que acompaña el deseo satisfecho. [...]" (pp. 48-49)
"[...] El genio de la especie, que había tomado posesión del individuo, le abandona de nuevo a su libertad. Desamparado por él, cae en los estrechos límites de su pobreza, y se asombra al ver que, después de tantos esfuerzos sublimes, heroicos, e infinitos, no le queda más que una vulgar satisfacción de los sentidos. Advierte que ha sido víctima de los engaños de la voluntad de la especie. [...]" (p. 49)
"Los matrimonios por amor se conciertan en interés de la especie y no en provecho del individuo. [... Por] lo regular son bastante desgraciados los matrimonios por amor, porque aseguran la felicidad de la generación venidera a expensas de la generación actual. "Quien se casa por amores ha de vivir con dolores", dice el proverbio español. Lo contrario sucede en los matrimonios de conveniencia, concertados la mayor parte de las veces según elección de los padres. Las consideraciones que determinan esta clase de enlaces, cualquiera que pueda ser la naturaleza de ellos, a lo menos tienen alguna realidad, y no pueden desaparecer por sí mismas. [...]" (p. 50)
"[...] tan raro es ver las conveniencias y la pasión ir juntas de la mano." (p. 51)
"[...] el ser en sí reside en la especie, más que en el individuo. [...] ¿Por qué está dispuesto a sacrificarlo todo por ella? Porque la parte inmortal de su ser es lo que por ella suspira, [...]." (p. 53)
"[...] Puede, [el ser humano] libertarse de los sufrimientos y de la muerte por la negación de la voluntad de vivir, que tiene por efecto desprender la voluntad del individuo de la rama de la especie y suprimir la existencia en la especie. [...]" (p. 54)
"Y he aquí, que, en plena confusión de la lucha, vemos dos amantes cuyas miradas se cruzan llenas de deseos. Pero, ¿por qué tanto misterio? ¿Por qué esos pasos temerosos y disimulados? Porque esos amantes son unos traidores que trabajan en secreto para perpetuar toda la miseria y todos los tormentos, que sin ellos tendrían un fin próximo, fin que pretenden hacer vano, cual vano lo hicieron otros antes que ellos." (p. 55)


LAS MUJERES

"Sólo el aspecto de la mujer revela que no está destinada ni a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales. [...]" (p. 59)
"Lo que hace a las mujeres particularmente aptas para cuidarnos y educarnos en la primera infancia, es que ellas mismas continúan siendo pueriles, fútiles y limitadas de inteligencia. Durante toda su vida son niños grandes, una especie de intermedio entre el niño y el hombre. [...]" (p. 59)
"En las jóvenes solteras la Naturaleza parece haber querido hacer lo que en estilo dramático se llama un efecto teatral. Durante algunos años las engalana con una belleza, una gracia y una perfección extraordinarias, a expensas de todo el resto de su vida, a fin de que, durante esos rápidos años de esplendor, puedan apoderarse fuertemente de la imaginación de un hombre y arrastrarle a cargar legalmente con ellas de cualquier modo. La pura reflexión y la razón no daban suficiente garantía para triunfar en esta empresa. Por eso la Naturaleza ha dotado a la mujer, como a cualquier otra criatura, de las armas y los instrumentos necesarios para asegurar su existencia, y sólo durante el tiempo preciso, porque en esto la Naturaleza obra con su habitual economía. Así como la hormiga hembra, después de unirse con el macho, pierde las alas, que le serían inútiles y hasta peligrosas para el período de la incubación, así también, la mayoría de las veces, después de dos o tres partos, la mujer pierde su belleza." (pp. 59-60)
"No ven más que lo que tienen delante de los ojos, se fijan sólo en el presente, toman las apariencias por la realidad y prefieren las fruslerías a las cosas más importantes. [...]" (p. 61)
"[La mujer padece] miopía intelectual, que, por una especie de intuición, le permite ver de un modo penetrante las cosas próximas; pero su horizonte es muy pequeño y se le escapan las cosas lejanas. De ahí viene el que todo cuanto no es inmediato, o sea lo pasado y lo venidero, obre más débilmente sobre la mujer que sobre nosotros. [...]" (p. 61)
"En el fondo de su corazón, las mujeres imaginan que los hombres han venido al mundo para ganar dinero y las mujeres para gastarlo. [...]" (p. 61)
"[Las mujeres] tienen una manera de concebir las cosas enteramente diferente de la nuestra. Van derechas al fin por el camino más corto, porque, en general, sus miradas se detienen en lo que está a su alcance. [...]" (p. 62)
"[...] las mujeres tienen positivamente un juicio más aplomado, y no ven en las cosas nada más que lo que hay en ellas en realidad, al paso que nosotros, por influjo de nuestras pasiones excitadas, amplificamos los objetos y nos fingimos quimeras." (p. 62)
"[...] Tienen las primeras y principales cualidades de la virtud, pero les faltan las secundarias y accesorias... Por eso la injusticia es el defecto capital de las naturalezas femeninas. [...]" (p. 63)
"[...] al negarles la fuerza, la Naturaleza les ha dado como patrimonio la astucia para proteger su debilidad, y de ahí su falacia habitual y su invencible tendencia al embuste. El león tiene dientes y garras, el elefante y el jabalí colmillos de defensa, cuernos el toro, la jibia tiene su tinta con que enturbiar el agua en torno a sí; la naturaleza no ha dado a la mujer más que el disimulo para defenderse y protegerse. Esta facultad suple a la fuerza que el hombre toma del vigor de sus miembros y de su razón. El disimulo es innato en la mujer, lo mismo en la más aguda que en la más porte. [... Esto es lo que] hace que sea casi imposible encontrar una mujer absolutamente verídica y sincera. Por eso precisamente es por lo que con tanta facilidad comprenden el disimulo ajeno, y por lo que no es fácil usarlo con ella." (p. 63)
"[...] Las mujeres perjuran ante los tribunales con mucha más frecuencia que los hombres, y sería cuestión de saber si debe admitírselas a prestar juramento. [...]" (p. 64)
"La moral secreta, inconfesa y hasta inconsciente, pero innata, de las mujeres consiste en esto: "Tenemos fundado derecho a engañar a quienes se imaginan que, proveyendo económicamente a nuestra subsistencia, pueden confiscar en provecho suyo los derechos de la especie. A nosotras es a quienes se nos han confiado; en nosotras descansa la constitución y salud de la especie, la creación de la generación futura; a nosotras nos incumbe trabajar para ello con toda conciencia."" (p. 64)
"[...] en el fondo más oscuro de su corazón sienten vagamente que, al hacer traición a sus deberes para con el individuo, los llenan tanto mejor para con la especie, que tiene derechos infinitamente superiores." (p. 65)
"Como las mujeres únicamente han sido creadas para la propagación de la especie, y toda su vocación se concentra en ese punto, viven más para la especie que para los individuos, y toman más a pecho los intereses de la especie que los intereses de los individuos. Esto es lo que da a todo su ser y a su conducta cierta ligereza y miras opuestas a las del hombre. [...]" (p. 65)
"Los hombres son naturalmente indiferentes entre sí; las mujeres son enemigas por naturaleza. [...]" (p. 65)
"Adviértase además que, en general, el hombre habla con algunas atenciones y cierta humanidad a sus subordinados, hasta a los más ínfimos; pero es insoportable ver con qué altanería se dirige una mujer de sociedad a una mujer de clase inferior cuando no está a su servicio. [...]" (pp. 65-66)
"La posición social que ocupa un hombre depende de mil consideraciones; para las mujeres, una sola circunstancia decide su posición: el hombre a quien han sabido agradar. [...]" (p. 66)
"[...] Toda su belleza reside en el instinto del amor que nos empuja a ellas. [...]" (p. 66)
"Las mujeres no tienen el sentimiento ni la inteligencia de la música, así como tampoco de la poesía y las artes plásticas. En ellas todo es pura imitación, puro pretexto, pura afectación explotada por su deseo de agradar. Son incapaces de tomar parte con desinterés en nada, sea lo que fuere, [... El] interés que parecen tomarse por las cosas exteriores siempre es un fingimiento, un rodeo, es decir, pura coquetería y pura monada." (pp. 66-67)
"Pero, ¿qué puede esperarse de las mujeres, si se reflexiona que en el mundo entero no ha podido producir este sexo un solo genio verdaderamente grande, ni una obra completa y original en las bellas artes, ni un solo trabajo de valor duradero, sea lo que fuere? (p. 67)
"[...] No pueden salir de sí mismas. [...]" (p. 67)
"Gracias a nuestra organización social, absurda en el mayor grado, que les hace participar del título y la situación del hombre, [...]." (p. 68)
"Esto es lo que han pensado en todo tiempo los antiguos y los pueblos de Oriente, que se daban mejor cuenta del papel que conviene a las mujeres que nosotros con nuestra galantería a la antigua moda francesa y nuestra estúpida veneración, que es el despliegue más completo de la necedad germanocristiana. Esto no ha servido más que para hacerlas tan arrogantes y tan impertinentes. [...]" (p. 69)
"La mujer de Occidente, lo que se llama la "señora", se encuentra en una posición enteramente falsa. [...]" (p. 69)
"En nuestro hemisferio monógamo, casarse es perder la mitad de los derechos y duplicar sus deberes. [...]" (pp. 70-71)
"Es inútil disputar acerca de la poligamia, puesto que de hecho existe en todas partes y sólo se trata de organizarla." (p. 73)
"Si todo hombre tiene necesidad de varias mujeres, justo es que sea libre y hasta que se le obligue a cargar con varias mujeres. Estas quedarán de ese modo reducidas a su verdadero papel, que es el de un ser subordinado, y se verá desaparecer de este modo la "dama", ese monstruo de la civilización europea y de la estolidez germanocristiana, con sus ridículas pretensiones al respeto y al honor. [...]" (p. 73)
"Es evidente que, por naturaleza, la mujer está destinada a obedecer, y prueba de ello es que la que está colocada en ese estado de independencia absoluta, contrario a su naturaleza, se enreda en seguida, no importa con qué hombre, por quien se deja dirigir y dominar, porque necesita un amo. Si es joven, toma un amante; si es vieja, un confesor." (p. 74)
"[...] En la vida de las mujeres, las relaciones sexuales son el gran negocio. El honor consiste para una joven soltera en la confianza que inspire su inocencia, y para una mujer casada, en la fidelidad que tenga a su marido." (p. 74)
"Por eso marchan como una sola mujer, en apretadas filas, al encuentro del ejército de los hombres, quienes, gracias al predominio físico e intelectual, poseen todos los bienes terrenales. El hombre: he ahí el enemigo común que se trata de vencer y conquistar, a fin de llegar con esta victoria a poseer los bienes de la tierra." (p. 75)
"Una joven soltera que ha caído, se ha hecho culpable de traición hacia todo su sexo, porque si ese acto se generalizase, quedaría comprometido el interés común. La expulsan de la comunidad, se la cubre de vergüenza, y de ese modo se entera de que ha perdido su honor. Toda mujer debe huir de ella como de una apestada. La misma suerte espera a la mujer adúltera, porque ha faltado a una de las cláusulas de la capitulación consentida por el marido. Su ejemplo es de tal naturaleza, que retraería a los hombres de firmar semejante tratado, y de éste depende la salud de todas las mujeres." (pp. 75-76)
"Viendo con claridad las cosas, reconócese, pues, que el principio del honor de las mujeres es un "espíritu de cuerpo" útil, indispensable, pero bien calculado y fundado en el interés. [...]" (p. 76)


LA MUERTE

"[...] El amor es la compensación de la muerte, su correlativo esencial; se neutralizan, se suprimen el uno al otro. [...]" (p. 78)
"[...] A la humanidad y no al individuo es a quien se le puede asegurar la duración." (p. 79)
"Si le concediesen al hombre una vida eterna, la rigidez inmutable de su carácter y los estrechos límites de su inteligencia le parecerían a la larga tan monótonos y le inspirarían un disgusto tan grande, que para verse libres de ellos concluiría por preferir la nada." (p. 79)
"[...] Así, pues, para conducir al hombre a un estado mejor, no bastaría en ponerle en un mundo mejor, sino que sería preciso de toda necesidad transformarle totalmente, hacer de modo que no sea lo que es y que llegara a ser lo que no es. [...]" (p. 80)
"Parece que la conclusión de toda actividad vital es un maravilloso alivio para la fuerza que la mantiene. [...]" (p. 81)
"Cuando en otoño se observa el pequeño mundo de los insectos y se ve que uno se prepara un lecho para dormir el pesado y largo sueño del invierno, que otro hace su capullo para pasar el invierno en estado de crisálida y renacer un día de primavera con toda su juventud y en toda su perfección, y en fin, que la mayoría de ellos, al tratar de tomar descanso en brazos de la muerte, se contentan con poner cuidadosamente sus huevecillos en lugar favorable para renacer un día rejuvenecidos en un nuevo ser, ¿qué otra cosa es esto sino la doctrina de la inmortalidad enseñada por la Naturaleza? Esto quiere darnos a entender que entre el sueño y la muerte no hay diferencias radicales, que ni el uno ni la otra ponen en peligro la existencia. El cuidado con que el insecto prepara su celdilla, su agujero, su nido, así como el alimento para la larva que ha de nacer en la primavera próxima, y hecho esto muere tranquilo, seméjase en todo al cuidado con que un hombre coloca en orden por la noche sus vestidos y dispone su desayuno para la mañana siguiente, y luego se duerme en paz. Esto no podría suceder si el insecto que ha de morir en otoño, considerado en sí mismo y en su verdadera esencia, no fuese idéntico al que ha de desarrollarse en primavera, lo mismo que el hombre que se acuesta es el que después se levanta." (pp. 81-82)
"Mirad vuestro perro, ¡qué tranquilo y contento está! Millares de peros han muerto antes de que éste viniese a la vida. Pero la desaparición de todos aquéllos no ha tocado para nada la idea de perro. [...] ¿Qué es, pues, lo que la muerte ha destruido a través de millares de años? No es el perro; ahí está delante de vosotros, sin haber sufrido detrimento alguno. Sólo su sombra, su figura, es lo que la debilidad de nuestro conocimiento no puede percibir sino en el tiempo." (pp. 82-83)
"[...] ¿Dónde se halla el amplio seno de la nada, preñado del mundo, que aún guarda las generaciones venideras? [...] No puede estar sino donde toda realidad ha sido y será, en el presente y en lo que contiene." (p. 85)


DOLORES DEL MUNDO

Cap. I

"[...] Cierto es que cada desdicha particular parece una excepción, pero la desdicha general es la regla." (p. 87)
"No conozco nada más absurdo que la mayoría de los sistemas metafísicos, que explican el mal como algo negativo. Por el contrario, sólo el mal es positivo, puesto que hace sentir... Todo bien, toda felicidad, toda satisfacción, son cosas negativas, porque no hacen más que suprimir un deseo y terminar una pena." (p. 88)
"Si queréis en un abrir y cerrar de ojos ilustraros acerca de este asunto y saber si el placer puede más que la pena, o solamente si son iguales, comparad la impresión del animal que devora a otro con la impresión del que es devorado." (p. 88)
"El consuelo más eficaz en toda desgracia, en todo sufrimiento, es volver los ojos hacia los que son más desventurados que nosotros. Este remedio está al alcance de cada uno. [...]" (p. 89)
"[...] así como nuestro cuerpo estallaría si se le sustrajese de la presión de la atmósfera, así también, si se quitase a la vida el peso de la miseria, de la pena, de los reveses y de los vanos esfuerzos, sería tan desmedido en el hombre el exceso de su arrogancia, que le destrozaría, o, por lo menos, le impelería a la insensatez más desordenada y hasta la locura furiosa." (p. 90)
"[...] Sea como fuere, todo hombre para quien apenas es soportable la existencia, a medida que avanza en edad tiene una conciencia cada vez más clara de que la vida es en todas las cosas una gran mistificación, por no decir un engaño..." (p. 92)
"Imaginad por un instante que el acto genésico no fuese una necesidad ni una voluptuosidad, sino un asunto de reflexión pura y de razón. ¿Podría subsistir aún la humanidad? [...]" (p. 93)
"Me dirán una vez más que mi filosofía no tiene consuelo, y sencillamente porque digo la verdad, mientras que las gentes prefieren oír decir: "Dios Nuestro Señor ha hecho bien todo lo que ha hecho. [...]." [...]." (p. 93)
"Pero un dios como Jehová, que por su capricho y "con ánimo alegre" produce este mundo de miseria y de lamentaciones, y que aun se felicita y aplaude por ello, ¡esto es demasiado! [...]" (p. 94)
"La miseria que llena este mundo protesta a gritos contra la hipótesis de una obra perfecta debida a un ser infinitamente sabio, bueno y poderoso. [...]" (p. 95)
"[...] la historia del pecado original me reconcilia con el Antiguo Testamento; a mis ojos es la única verdad metafísica de todo mi libro, aun cuando se presente allí bajo el velo de la alegoría. Porque nuestra existencia a nada se parece tanto como a la consecuencia de una falta y de un deseo culpable." (pp. 95-96)
"[...] Un alma grande, un genio, experimenta en el mundo los mismos sentimientos de un noble prisionero por razones de Estado que se viera en presidio con vulgares malhechores en torno así. A semejanza de éste, hay que aislarse. [...]" (p 97)

Cap. II

"Al paso que la primera mitad de la vida no es más que una infatigable aspiración hacia la felicidad, la segunda mitad, por el contrario, está dominada por un doloroso sentimiento de temor, porque entonces se acaba por darse cuenta más o menos clara de que toda felicidad no es más que una quimera, y sólo el sufrimiento es real. Por eso los espíritus sensatos, más que a los vivos goces, aspiran a una ausencia de penas, a un estado invulnerable en cierto modo. [...]" (p. 98)
"En la vejez extínguense las pasiones y los deseos, unos tras otros. [...]" (p. 98)
"[...] Es raro que un hombre, al final de su vida, si es a la vez sincero y reflexivo, desee volver a comenzar el camino y no prefiera infinitamente más la nada absoluta." (p. 100)
"[...] La felicidad está siempre en lo futuro o en lo pasado, y lo presente es tal cual una nubecilla oscura que el viento pasea sobre un llano alumbrado por el sol. [...]" (p. 101)
"La vida no se presenta en manera alguna como un regalo que debemos disfrutar, sino como un deber, una tarea que tenemos que cumplir a fuerza de trabajo. [...]" (p. 102)
"Los esfuerzos sin tregua para desterrar el sufrimiento no dan más resultado que cambiar su figura. [...]" (p. 103)
"Lo que ocupa a todos los vivos y los tiene sin aliento es la necesidad de asegurar la existencia. Una vez hecho esto, ya no se sabe qué hacer." (p. 103)
"Sentimos el dolor, pero no la ausencia de dolor; [...]." (p. 106)
"[...] Las horas transcurren tanto más veloces cuanto más agradables son, tanto más lentas cuanto más tristes, porque no es el goce lo positivo, sino el dolor, [...]." (pp. 106-107)
"El aburrimiento nos da la noción del tiempo y la distracción nos la quita. Esto prueba que nuestra existencia es tanto más feliz cuanto menos la sentimos, de donde se deduce que mejor valdría verse libre de ella." (p. 107)
"La vida de cada hombre, vista de lejos y desde arriba, en su conjunto y en sus rasgos más salientes, nos presenta siempre un espectáculo trágico; pero si se recorre en detalle, tiene el carácter de una comedia. [...]" (pp. 107-108)
"[...] las cuatro edades de la vida, [...]." (p. 108)
"Los hombres se parecen a esos relojes a los cuales se les ha dado cuerda y andan sin saber por qué. [...]" (p. 109)
"¿Adónde hubiera ido el Dante a buscar el modelo y el asunto de su Infierno sino en nuestro mundo real? [...]" (p. 109)
"[...] Y hasta el simpático y alegre Voltaire no puede menos que decir: "Gusta la vida, pero la nada no deja de tener algo bueno"; y añade: "No sé qué es la vida eterna, pero esta vida es una broma pesada."" (p. 113)
"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... [...]." (pp. 113-114)


EL ARTE

"Las cosas no tienen atractivo sino en tanto que nos atañen. La vida nunca es bella. [...]" (p. 118)
"Es un hecho notabilísimo y muy digno de atención que el objetivo de toda alta poesía sea la representación del lado horrible de la naturaleza humana, [...]." (p. 119)
"Por supuesto, hay que dejar que caiga el telón enseguida del desenlace feliz, a fin de que no veamos lo que viene después; mientras que, en general, acaba la tragedia de tal suerte que ya no puede ocurrir más, pues todos mueren." (p. 121)
"[...] La importancia interna es la única que vale para el arte y la importancia externa para la Historia." (p. 122)
"La música no expresa nunca el fenómeno, sino únicamente la esencia íntima, el "en sí" de todo fenómeno; en una palabra, la voluntad misma. [...]" (p 123)
"[...] El compositor revela la esencia más íntima del mundo y expresa la sabiduría más profunda en cada lengua que su razón no comprende, [...]." (p. 124)
"[...] Pero en verdad, ¿no es extraordinario que haya un signo para expresar el dolor, sin ser doloroso físicamente, ni siquiera por convicción, y sin embargo tan expresivo que nadie puede equivocarse, el bemol? [...]" (p. 125)
"Una sinfonía de Beethoven nos descubre un orden maravilloso bajo un desorden aparente. [...]" (p. 126)


LA MORAL

"No hay más que tres resortes fundamentales de las acciones humanas, [el egoísmo, la perversidad y la conmiseración]." (p. 128)

Cap. I El egoísmo

"Inspira tal horror el egoísmo, que hemos inventado la urbanidad para ocultarlo como una parte vergonzosa. [...]" (p. 129)
"[...] Pero que se encuentre, como algunas veces ocurre, eludido o paralizado el poder protector del Estado, y se verán estallar a la luz del día los apetitos insaciables, la sórdida avaricia, la falsedad secreta, la perversidad, la perfidia de los hombres. [...]" (p. 131)
"¿Tiene su origen la conciencia en la naturaleza? Puede dudarse de ello. [...]" (p. 132)
"La angustia y el arrepentimiento causados por nuestros actos no son a menudo más querer el temor a las consecuencias. [...]" (p. 132)
"Pudiera imaginarse un Estado perfecto, o tal vez hasta un dogma que inspirase una fe absoluta en premios y castigos después de la muerte, que consiguiera impedir todo delito; políticamente esto sería mucho, pero moralmente no sería nada, puesto que sólo quedarían encadenados los actos y no la voluntad. [...]" (p. 135)

Cap. II La conmiseración

"Envidia y lástima; cada cual lleva dentro de sí esos dos sentimientos diametralmente opuestos. [...]" (p. 137)
"[...] Lo que la lluvia es para el fuego, eso es la lástima para la ira. [...]" (p. 138)
"La lástima, principio de toda moralidad, [...]." (p. 139)
"Es preciso recordarles a los menospreciadores de los brutos, a esos occidentales judaizantes, que lo mismo que ellos han sido amamantados por sus madres, también el perro lo ha sido por la suya." (pp. 139-140)
"La conmiseración con los animales está íntimamente unida a la bondad de carácter, de tal suerte, que se puede afirmar de seguro que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona." (p. 140)

Cap. III Resignación, renunciamiento ascetismo y liberación

"[...] velo de Maya -la ilusión de la vida individual- [...]." (p. 141)
"Con tal conocimiento del mundo, ¿cómo podría con incesantes deseos afirmar su voluntad de vivir, adherirse más y más a la vida y abrazarla cada vez más estrechamente? El hombre seducido por la ilusión de la vida individual, esclavo del egoísmo, no ve en las cosas sino lo que atañe a su persona, y toma de ellas motivos siempre renovados para desear y querer. Por el contrario, el que penetra la esencia de las cosas en sí, el que domina el conjunto, llega al descanso de todo deseo. Desde ese momento, la voluntad se aparta de la vida, rechaza con espanto los goces que la perpetúan. [...]" (p. 142)
"[...] Cuando, tras rudos combates contra su propia naturaleza, ha concluido ese hombre por triunfar del todo, no existe sino en ese estado de ser puramente intelectual, como un espejo del mundo que nada enturbia. [...]" (p. 144)
"Si se considera cuán necesarios son para liberarnos la mayor parte de las veces la miseria y los infortunios, se confesará que antes debiéramos envidiar la desventura ajena que su dicha. [...]" (p. 145)
"Todo el que se mata quiere la vida; sólo se queja de las condiciones en que se le ofrece. No renuncia, pues, a la voluntad de vivir, sino únicamente a la vida, de la cual destruye en su persona uno de los fenómenos transitorios... Precisamente cesa de vivir porque no puede cesar de querer, y suprimiendo en él el fenómeno de la vida es como afirma su deseo de vivir. [...]" (p. 145)
"[...] De la purificadora llama del dolor brotas repentinamente, cual pálida luz, la negación de la voluntad de vivir, o sea la libertad de este mundo." (p. 147)
"En verdad que no es el judaísmo, sino el brahmanismo y el budismo quienes, por su espíritu y tendencia moral, se aproximan al cristianismo. El espíritu y la tendencia moral son la esencia de una religión, y no los mitos con que los resuelve." (p. 151)
"Esto podrá ser de seguro una buena religión para pastores protestantes, con todas las comodidades materiales, casados e ilustrados, pero eso no es cristianismo. El cristianismo es la doctrina que afirma que el hombre es profundamente culpable sólo por el hecho de nacer, y al mismo tiempo enseña que el corazón debe aspirar a desligarse del mundo, lo cual no se puede conseguir sino a costa sino a costa de los más penosos sacrificios, por la dejación voluntaria, por el anonadamiento de sí mismo; es decir, por una total transformación de la naturaleza humana." (p. 153)
"El optimismo [no] sólo es una doctrina falsa; es una doctrina corruptora, porque nos presenta la vida como un estado apetecible y da como objetivo de la vida la felicidad del hombre. [...]" (p. 153)
"Es mucho más justo considerar el trabajo, las privaciones, la miseria y el sufrimiento coronado por la muerte como fines de nuestra vida -así lo hacen el brahmanismo, el budismo y también el verdadero cristianismo-, porque todos esos males conducen a la negación de la voluntad de vivir. [...]" (pp. 153-154)
"En nuestros días, el cristianismo ha olvidado su verdadera significación, para degenerar en un chabacano optimismo." (p. 154)


LA RELIGIÓN

"[Respecto del Corán, tal] vez haya perdido mucho en las traducciones, pero no he podido descubrir en él ni una sola idea de algún valor; [...]." (p. 160)
"[...] la acción de todas las religiones sobre la moralidad es realmente muy débil. De segura que le falta estriba en lo flojo de la fe. [...]" (p. 162)
"[...] los hechos son la dura piedra de toque de todas nuestras convicciones. [...]" (p.162)
"[...] Cuando un hombre medita seriamente un delito, abre ya una brecha en la moralidad pura. La primera consideración que luego le detiene es la de la justicia y la policía. Si pasa adelante, esperando sustraerse de ellas, el segundo obstáculo que se presenta entonces es la cuestión de honor. Si se franquea, puede apostarse casi sobre seguro que, después de haber triunfado de estas dos poderosas resistencias, un dogma religioso cualquiera no tendrá fuerza suficiente para impedirle obrar. Porque si un peligro próximo y seguro no espanta, ¿cómo se dejará refrenar por un riesgo remoto y que sólo se funda en la fe?" (p. 162)
"[...] Entre los mahometanos, los guebros, los indostánicos y los budistas se encuentra por lo menos tanta honradez, fidelidad, tolerancia, dulzura, beneficencia, generosidad y abnegación como entre los pueblos cristianos. [...]" (p. 163)
"[Existen] hechos poco favorables, que dejan en la incertidumbre acerca de la superioridad del cristianismo." (p. 163)
"La religión católica es una institución para mendigar el cielo, que sería incómodo merecer. Los clérigos son los intermediarios de esa mendicidad." (p. 164)


LA POLÍTICA

"El Estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver inofensivo a ese animal carnicero, el hombre, y hacer de suerte que tenga el aspecto de un herbívoro." (p. 166)
"La organización de la sociedad humana oscila como un péndulo entre dos extremos, dos polos, dos males opuestos: el despotismo y la anarquía. Cuanto más se aleja de uno, más se aproxima al otro. Entonces se nos ocurre que el justo medio sería el punto conveniente. ¡Qué error! Estos dos males no son igualmente malos y peligrosos. [...]" (p. 167)
"La especie humana está siempre y por naturaleza condenada al sufrimiento y a la ruina. [...]" (p. 167)
"Propiamente hablando, Bonaparte no es más malvado que muchos, por no decir que la mayoría de los hombres. [...]" (p. 168)
"Si gustáis de los planes utópicos, os diré que la única solución del problema político y social sería el despotismo de los sabios y de los justos, de una aristocracia pura y verdadera, obtenida mediante la generación por la unión de los hombres de sentimientos más generosos con las mujeres más inteligentes y agudas. Esta proposición es mi utopía y mi República de Platón." (p. 168)


EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD

"[...] la única clase honrada es la de los comerciantes, únicos que se presentan como son y andan a cara descubierta. [...]" (p. 170)
"[...] una sola acción característica de un hombre puede permitir llegar al conocimiento exacto de su carácter, [...]." (p. 171)
"Dejar aparecer la ira o el odio en la palabra o en el rostro es inútil, peligroso, imprudente, ridículo, ordinario. No se debe manifestar la cólera o el odio más que por los actos. Los animales de sangre fría son los únicos que contienen veneno." (p. 172)
"Los amigos se dicen sinceros; ¡los enemigos sí que lo son! Por eso debiera tomarse la crítica de éstos como una medicina amarga, y aprender por ellos a conocerse uno mejor." (p. 175)
"La diferencia entre la verdad y el orgullo está en que el orgullo es un convencimiento absoluto de nuestra superioridad en todas las cosas. Por el contrario, la vanidad es el deseo de despertar en los demás esta persuasión, [...]." (p. 175)
"[...] La vanidad hace parlanchín; el orgullo hace silencioso." (p. 176)
"El hombre debiera saber que la elevada opinión de los demás, objeto de sus esfuerzos, se obtiene mucho más fácilmente con un silencio continuo que con la palabra, aun cuando se tuvieran las más cosas bellas que decir." (p. 176)
"[...] Solo el convencimiento firme, profundo, inquebrantable que se tiene de poseer cualidades superiores y excepcionales es lo que hace realmente orgulloso. [...]" (p. 176)
"Muchas gentes vituperan y critican el orgullo; sin duda no tienen en sí nada que pueda enorgullecerlas." (p. 177)
"En la aristocracia de la Naturaleza, como en las otras aristocracias, hay diez mil plebeyos por un noble y millones por un príncipe. La gran multitud es el montón, el populacho. Por eso, dicho sea de paso, los patricios y los nobles de la Naturaleza debieran mezclarse tan poco con el populacho como los de los Estados, y vivir tanto más separados e inabordables cuanto más altos." (p. 177)
"La tolerancia que se advierte y elogia a menudo en los grandes hombres no es siempre más que el resultado del más profundo desprecio por el resto de los humanos. [...]" (p. 177)
"La maldición del hombre de genio es que, en la misma medida en que él permanece grande y admirable a los demás, éstos le parecen a él a su vez pequeños y lastimosos. [...]2 (p. 178)


CARÁTER DE DIFERENTES PUEBLOS

"Los judíos son, según dicen ellos, el pueblo elegido de Dios. Es muy posible; pero difieren los gustos, pues no son mi pueblo elegido." (p. 181)
"Las otras partes del mundo tienen monos. Europa tiene franceses. Esto nos compensa." (p. 182)
"En previsión de mi muerte, hago esta confesión: Desprecio a la nación alemana a causa de su necedad infinita, y me avergüenzo de pertenecer a ella." (p. 184)


SCHOPENHAUER, Arthur: La cuádruple raíz del principio de Razón suficiente (1813), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs. As., El Ateneo, s/f, fragmentos.

De Ferrater Mora:

"El principio de "razón suficiente" metafísico de Leibniz establece que nada acontece en el mundo sin que precisamente para ese acontecer exista una razón suficiente. Mientras que los juicios lógicos están sujetos al principio de contradicción de Aristóteles, las afirmaciones metafísicas obedecen al principio de razón suficiente de Leibniz. Físicamente necesarias son las leyes naturales, y metafísicamente necesario es aquello cuyo contrario provoca una contradicción (v.g.: moralmente necesario es aquello que Dios prefirió por razones de utilidad a su imaginable contrario, es decir, que existe lo malo para poder darse cuenta de lo bueno, de Dios."

ÍNDICE

Cap. I INTRODUCCIÓN
§ 1 El método
§ 2 Su empleo en el presente caso
§ 3 Utilidad de esta investigación
§ 4 Importancia del principio de razón suficiente
§ 5 El principio
Cap. II RESUMEN DE LAS PRINCIPALES VICISITUDES DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE HASTA NUESTROS DÍAS
§ 6 Primera fórmula del principio y separación de dos de sus distintos significados
§ 7 Descartes
§ 8 Spinoza
§ 9 Leibniz
§ 10 Wolf
§ 11 Filósofos desde Kant a Wolf
§ 12 Hume
§ 13 Kant y su escuela
§ 14 Sobre las demostraciones del principio
Cap. III INSUFICIENCIA DE LA FÓRMULA EMPLEADA HASTA AQUÍ, Y BOSQUEJO DE UNA NUEVA
§ 15 Casos que no están comprendidos en las significaciones del principio expuestas hasta aquí
§ 16 La raíz del principio de razón suficiente
Cap. IV PRIMERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FOREMA EN QUE SE PRESENTA EN ELLOS EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 17 Explicación general de esta clase de objetos
§ 18 Bosquejo de un análisis trascendental de la realidad empírica
§ 19 Presencia inmediata de las representaciones
§ 20 Principio de razón suficiente del devenir
§ 21 Aprioridad del concepto de causalidad; intelectualidad del conocimiento empírico; la inteligencia
§ 22 Del objeto inmediato
§ 23 Refutación de la demostración de aprioridad del concepto de causalidad dada por Kant
§ 24 Del abuso de la ley de causalidad
§ 25 El tiempo del cambio
Cap. V DE LA SEGUNDA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FORMA CORRESPONDIENTE DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 26 Explicación de esta clase de objetos
§ 27 Utilidad de los conceptos
§ 28 Representantes de los conceptos; los juicios
§ 29 Principio de razón suficiente del conocer
§ 30 Verdad lógica
§ 31 Verdad empírica
§ 32 Verdad trascendental
§ 33 Verdad metalógica
§ 34 La razón
Cap. VI DE LA TERCERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y LA CORRESPONDIENTE FORMA DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 35 Explicación de esta clase de objetos
§ 36 Principio de razón del ser
§ 37 Razón de ser en el espacio
§ 38 Razón de ser del tiempo. Aritmética
§ 39 Geometría
Cap. VII DE LA CUARTA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO Y LA CORRESPONDIENTE FORMA DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 40 Explicación general
§ 41 Sujeto del conocer y objeto
§ 42 Sujeto de la volición
§ 43 El querer; ley de la motivación
§ 44 Influjo de la voluntad sobre el conocimiento
§ 45 La memoria
Cap. VIII CONSIDERACIONES Y RESULTADOS GENERALES
§ 46 Orden sistemático
§ 47 Relación de tiempo entre el principio y la consecuencia
§ 48 Reciprocidad de los principios
§ 49 La necesidad
§ 50 Series de principios y de consecuencias
§ 51 (Sin título)
§ 52 Dos resultados principales

"En efecto: hay gran diferencia entre el tono dulce y modesto del joven, que expone confiadamente sus ideas, siendo aún lo bastante cándido para creer seriamente que todos los que se ocupan en filosofía no persiguen otra cosa que la verdad y que, por consiguiente, aquel que se la presenta es bienvenido entre ellos; y la voz firme, pero también un poco ruda, del viejo, que sabe al dedillo, entre qué gente, en qué noble cofradía de caballeros de industria y de serviles cortesanos ha caído, y qué es lo que les preocupa ante todo y sobre todo. [...]" (p. 26)

Cap. I INTRODUCCIÓN

§ 1 El método

"El divino Platón y el asombroso Kant unen su poderosa voz para preconizar la necesidad de una regla para el método de todas las filosofías, y aun de todas las ciencias en general. Dos leyes, dicen, la de la homogeneidad y la de la especificación, [...]." (p. 27)

§ 2 Su empleo en el presente caso
§ 3 Utilidad de esta investigación

"En general, el filósofo digno de tal nombre, debe buscar y procurar en todos sus escritos estas dos cualidades mencionadas: claridad y precisión, y esforzarse siempre en parecerse, no a un revuelto e impestuoso torrente, sino más bien a un lago de Suiza, que por su sosiego aparece más claro cuanto más profundo, dejando ver su fondo desde el primer momento. [...]" (p. 29)

§ 4 Importancia del principio de razón suficiente
§ 5 El principio

"[...] el principio de razón suficiente es una expresión común a varios conocimientos dados a priori. [...]" (p. 30)

Cap. II RESUMEN DE LAS PRINCIPALES VICISITUDES DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE HASTA NUESTROS DÍAS

§ 6 Primera fórmula del principio y separación de dos de sus distintos significados

"Sexto Empírico [dijo:] "El que afirma que no hay ninguna causa, o no tiene ninguna causa para afirmarlo, o tiene alguna. [...]"" (p. 33)

§ 7 Descartes

"[...] Hubiera debido decir [Descartes]: la infinitud de Dios es un principio de conocimiento del cual se sigue que Dios no necesita causa. [...]" (p. 34)
"[...] la existencia no forma parte de la esencia: el ser de las cosas no pertenece a su existir)." (p. 36)

§ 8 Spinoza

"[Spinoza dijo que:] "en Dios no está Dios mismo, sino su causa, esto es, una causa primera, o por mejor decir, una no-causa". [...]" (p. 40)

§ 9 Leibniz

"Leibniz fue el primero que formuló el principio de razón suficiente como un principio fundamental de todos los conocimientos y ciencias. [...]" (p. 41)

§ 10 Wolf

"[Wolf dio a entender] que las variaciones son posibles como efectos de una causa, es decir, que un estado puede seguir a otro, si éste contiene en sí las condiciones de aquél; [...]." (p. 43)

§ 11 Filósofos desde Kant a Wolf
§ 12 Hume

"[Para Hume se dará que] el principio de razón suficiente, o sea el principio de causalidad. [...]" (p. 44)

§ 13 Kant y su escuela

"[En cuanto a Kant del principio de razón suficiente es su] demostración de la aprioridad, y, por tanto, de la trascendencia de la ley de causalidad, [...]." (p. 45)

§ 14 Sobre las demostraciones del principio

"Buscar una demostración especial para el principio de razón suficiente, es un absurdo que acusa falta de reflexión. [...] Así, pues, cae en este círculo: que se necesita una demostración del derecho a exigir una demostración." (p. 47)

Cap. III INSUFICIENCIA DE LA FÓRMULA EMPLEADA HASTA AQUÍ, Y BOSQUEJO DE UNA NUEVA

§ 15 Casos que no están comprendidos en las significaciones del principio expuestas hasta aquí

"De lo expuesto en los anteriores capítulos, dedúcese, como resultado general, que se han hecho dos aplicaciones distintas del principio de razón suficiente, si bien esto se haya efectuado paulatina y gradualmente, y no sin haber incurrido muchas veces en confusiones y errores: la una, relativa al juicio, que para ser verdadero necesita siempre una razón, y la otra, respecto de los cambios de los objetos reales, que deben tener siempre una causa. Vemos que, en ambos casos, el principio de razón suficiente responde a la pregunta por qué, siendo ésta esencial en él. [...]" (p. 49)

§ 16 La raíz del principio de razón suficiente

"Nuestra facultad cognoscitiva, manifestándose como sensibilidad exterior e interior (receptividad), inteligencia y razón, se descompone en sujeto y objeto, y nada hay fuera de esto. [...]" (p. 51)
"[...] todas nuestras representaciones, en su forma ordinaria, se nos hacen perceptibles relacionadas unas con otras, y que se pueden determinar a priori en lo que se refiere a la forma, según lo cual nada se nos presenta independiente y con existencia propia, aislado o separado. Esta conexión es lo que expresa el principio de razón suficiente en su generalidad. [...] Las relaciones que sirven de fundamento al mismo, y que luego expondremos mejor, son las que yo denomino raíces del principio de razón suficiente. Estas se pueden luego dividir, conforme a las consideraciones que haremos con arreglo a los principios de homogeneidad y de especificación, en grupos bien deslindados y completamente distintos unos de otros, cuyo número cabe reducir a cuatro, que son las cuatro formas en que todo lo que puede ser objeto de nuestro conocimiento se divide. [...]" (p. 51)

Cap. IV PRIMERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FOREMA EN QUE SE PRESENTA EN ELLOS EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE

§ 17 Explicación general de esta clase de objetos

"La primera clase de objetos que pueden caer bajo la acción de nuestras facultades cognoscitivas, la constituyen las representaciones intuitivas, totales, empíricas. Son intuitivas, considerándolas en oposición a lo meramente pensado, es decir, a los conceptos abstractos; totales, en cuanto, según la división de Kant, no sólo contienen lo formal, sino también lo material del fenómeno; empíricas, en parte porque no brotan de puras relaciones de pensamientos, sino que tienen su origen en una impresión de nuestra sensibilidad, y porque nuestros sentidos constituyen siempre el testimonio de su existencia; en parte porque, conforme a las leyes del tiempo, del espacio y de la causalidad, juntamente forman aquel complejo, sin principio ni fin, que constituye nuestra realidad empírica. [...]" (p. 53)

§ 18 Bosquejo de un análisis trascendental de la realidad empírica

"[...] la permanencia de un objeto sólo lo conocemos por la noción contraria, o sea por el cambio de los demás objetos que le rodean. [...]" (p. 54)
"[...] la simultaneidad no se da en el tiempo; la sucesión no se da en el espacio. [...] Lo que esta unión crea es la inteligencia, que, por medio de su función característica, relaciona aquellas formas heterogéneas de la percepción sensible, [...]." (p. 54)

§ 19 Presencia inmediata de las representaciones

"[...] Leibniz, que comprendió perfectamente cómo el objeto está condicionado por el sujeto, [...]." (p. 57)

§ 20 Principio de razón suficiente del devenir

"[...] la ley de causalidad se halla en exclusiva relación con los cambios, y sólo se refiere a éstos. [...]" (p. 59)
"[...] no tiene sentido alguno decir que un objeto es causa de otro: en primer lugar, porque los objetos no sólo contienen la forma y la cualidad, sino también la materia, la cual ni se crea ni se destruye, y luego porque la ley de causalidad se refiere exclusivamente a los cambios., [...]." (p. 60)
"[...] en la causalidad sólo se trata de cambios de la materia, que, por su naturaleza, es sin principio e indestructible, y tomar existencia, esto es, pasar a ser lo que no ha existido, es imposible. [...]" (p. 61)
"[...] una causa primera es tan imposible de imaginar como un límite al espacio o un principio al tiempo, pues toda causa es un cambio en el cual hay que preguntar por un cambio anterior del cual proviene, y así in infinitum, in infinitum! [...]" (p. 62)
"[...] la ley de causalidad nos es conocida a priori, por lo que tiene un carácter trascendental, [...]." (p. 65)
"[...] la ley de causalidad hace posibles los juicios hipotéticos, y se nos presenta siempre como una forma del principio de razón suficiente. [...]" (p. 65)
"De la ley de causalidad se deducen dos importantes corolarios, los cuales, consiguientemente, se nos presentan como evidentes a priori, por encima de toda duda, e incapaces de excepción, a saber: la ley de inercia y la ley de la permanencia de la sustancia. [...]" (p. 66)
"[...] sustancia es un mero sinónimo de materia, porque el concepto de sustancia sólo se puede realizar en el de materia, [...]." (p. 67)
"[...] La confusión de la fuerza natural con la causa, es tan frecuente como perniciosa para la claridad de los conceptos. [...] Toda fuerza natural, entre las cuales debe contarse toda cualidad química fundamental, es, esencialmente, qualitas occulta, es decir, no susceptible de explicación física, sino sólo de una explicación metafísica, esto es, ultrafenomenal. [...]" (p. 69)
"Ahora bien: la causalidad, ese guía de todos los cambios, aparece en la naturaleza bajo tres formas diferentes: como causa, en el más estricto sentido; como excitación o estímulo, y como motivo. [...] La causa, en su más estricto significado, es la que produce exclusivamente las variaciones en el reino inorgánico; [...]. La segunda forma de la causalidad es la excitación. Rige la vida en cuanto tal, es decir, las plantas, los vegetales y aun la parte inconsciente de la vida animal, que es realmente una vida vegetativa. [...] La tercera forma de la causalidad es el motivo: rige la vida animal propiamente dicha, es decir, la actividad, las acciones conscientes de toda criatura animal. [...]" (pp. 69-70)
"[...] podemos definir al animal diciendo que es "lo que conoce"; [...]." (p. 70)
"[...] La diferencia entre causa, excitación y motivo, estriba sólo en los grados de sensibilidad del sujeto; cuanto mayor sea ésta, más fácil será la acción de aquélla; la piedra necesita un choque; al hombre le basta una mirada. [...]" (pp. 70-71)

§ 21 Aprioridad del concepto de causalidad; intelectualidad del conocimiento empírico; la inteligencia

"[...] Maquiavelo tiene razón cuando -como ya antes de él Hesíodo- dice: "Hay tres clases de cerebros: primero, aquellos que por sí mismos obtienen de las cosas, opiniones y raciocinios; luego, los que conocen la verdad cuando otros se la enseñan, y, por último, aquellos que ni por sí mismos, ni por medio de los demás, son capaces de conocerla" [...]." (p. 74)
"[...] la sensación, cualquiera sea, es y sigue siendo un proceso de nuestro mismo organismo, [...]." (p. 74)
"[...] la misión de la inteligencia es crear ese mundo objetivo; pero no quiere decir esto que le encuentre ya fabricado y le haga entrar en el cerebro por la sensibilidad de sus órganos. En efecto: los sentidos no suministran más que la primera materia, que después la razón, por medio de sus formas características, espacio, tiempo y causalidad, transforma en la concepción objetiva de un mundo regido por leyes propias. [...]" (p. 76)
"[...] la vista y el tacto no suministran el conocimiento, sino la primera materia del mismo, [...]. Pero en todos estos datos no hay la más mínima cantidad de conocimiento, el cual es obra exclusiva de la inteligencia. [...] Si hace correr una soga por dentro de su puño cerrado, reconstruirá, por la sensación de frotamiento y por su duración, un cuerpo largo cilíndrico que se mueve en una dirección uniforme; pero no podrá nacer en su mente por esta mera sensación de su mano, la idea del movimiento, esto es, la transformación del lugar en espacio por medio del tiempo, pues la sensación no puede contener ni producir por sí sola una cosa semejante. [...]" (pp. 77-78)
"[...] el intelecto posee de antemano la noción del espacio, como forma del cambio de lugar, y la ley de causalidad, como reguladora del proceso del cambio de las cosas. [...] Sólo así se explica que muchos ciegos de nacimiento tengan idea tan cabal de la medida del espacio, [...]." (p. 79)
"[...] tiempo, espacio y causalidad no se forman por la vista ni por el tacto, ni proceden en modo alguno del exterior, sino que, por el contrario, tienen un origen interior, intelectual y no empírico: de lo que se sigue que la intuición del mundo corpóreo es esencialmente un proceso intelectual, obra de la inteligencia, en el cual las sensaciones de los sentidos sólo proporcionan la ocasión y los datos para la determinación de los casos particulares." (p. 79)
"[...] la mera sensibilidad, pues ésta es la materia prima de la cual la inteligencia forja luego sus percepciones." (p. 80)
"[Al ver la inteligencia realiza distintas operaciones: lo] primero que hace es establecer en su posición normal la impresión de los objetos que hiere la retina en forma invertida, [...]. La segunda operación que realiza la inteligencia sobre la sensación, es simplificar la imagen que recibe [...]. La tercera operación de la inteligencia es la que añade la tercera dimensión, pues los datos de los sentidos sólo proporcionan superficies, mientras que la inteligencia, por un procedimiento causal, traza la extensión de los cuerpos en el espacio conocido a priori [...]." (pp. 80-81 y 86)
"[...] Por tanto, si la visión consistiera en una mera sensación, percibiríamos los objetos invertidos, porque así los recibimos; pero los percibiríamos entonces como algo que está en el interior del ojo, porque no pasaríamos más allá de la sensación. Pero, por el contrario, lo que sucede es que aparece la inteligencia, con su ley de causalidad; refiere la impresión recibida a una causa determinada; [... Así,] todo se ha invertido, menos la inteligencia." (p. 81)
"[...] Pero la inteligencia, que, como tal, sólo busca la causa, comprende al punto que si bien la imagen es doble [una para cada ojo], parte de un único objeto exterior, por lo tanto, que sólo tiene una causa como objeto y como objeto único. Pues todo lo que nosotros conocemos lo conocemos como causa, y como causa de efecto percibido; por lo tanto, lo conocemos en la inteligencia. [...] De aquí se deduce que el ver sencillos los objetos con los dos ojos es un fenómeno parecido al del tacto, [...]. Sólo así se comprende que un ciego pueda ser escultor, [...]." (pp. 82-83)
"[...] el conocimiento no depende en modo alguno de la impresión de los sentidos, sino que se opera por un acto de la inteligencia. [...]" (p. 85)
"[...] Únanse dos cañas de unas 8 pulgadas de largo y de una pulgada y media de diámetro, completamente paralelas, a modo de anteojos, y sujétese a cada una de las extremidades una moneda. Si se aplican luego los ojos a las otras extremidades, sólo se verá una sola moneda rodeada de una sola caña. Pues por las cañas, que han de estar necesariamente en posición paralela, irán a herir las monedas en puntos correspondientes simétricamente de la retina, y entonces la inteligencia, presuponiendo la situación del ángulo visual, como en los objetos próximos, percibirá un solo objeto como causa de los rayos que vienen a herir la retina, esto es, verá un solo objeto; tan inmediata es la aprehensión de la inteligencia." (p. 85)
"[...] La tercera operación de la inteligencia es la que añade la tercera dimensión, pues los datos de los sentidos sólo proporcionan superficies, mientras que la inteligencia, por un procedimiento causal, traza la extensión de los cuerpos en el espacio conocido a priori [...]. Por eso es tan difícil el dibujo en perspectiva, [...]. Un dibujo de esta naturaleza es como un escrito que, cual un impreso, todos saben leer, pero son pocos los que saben escribirlo, porque la inteligencia intuitiva sólo percibe el efecto, para deducir de él la causa, dejando de tener en cuenta aquél cuando ha conseguido ésta. [...]" (p. 86)
"[...] El arte del pintor consiste, pues, en esto: en guardar en la memoria los datos de la impresión de los sentidos según existen antes de esta tercera operación de la inteligencia [actúe], [...]." (p. 87)
"[...] por el mero ángulo visual no podemos [reconocer una distancia], sino que la inteligencia tiene que llamar en su auxilio otros datos, los cuales sirven, por decirlo así, como comentario del ángulo visual, indicando la parte que la distancia desempeña en este ángulo. Tales datos son principalmente cuatro, [... En] primer término, las mutationes oculi internae, en virtud de las cuales el ojo acomoda su aparato refractor, [...]. El segundo dato, [...] mediante el paralaje de los ojos, [... El tercero] la perspectiva del aire, que, por degradación de todos los colores, toma el aspecto del azul físico ante los objetos oscuros [...], y, por la esfumación de los contornos, delata una gran distancia. [...] Finalmente, nos queda la apreciación de la distancia por medio del tamaño de los objetos interpuestos, como campos y ríos, percibido intuitivamente. Tal apreciación sólo puede tener lugar en relaciones ininterrumpidas de objetos; por tanto, sólo en tierra, y no con respecto a cuerpos celestes. [...]" (pp. 88-91)
"[...] una esfera, colocada sobre una torre de 200 pies de altura, nos parezca mucho más pequeña que si la colocásemos en el suelo, a 200 pies de distancia, porque en este caso apreciamos la distancia con más seguridad, siempre que veamos [?], de modo que lo que entre ellas y nosotros está situado se nos oculte en gran parte, nos parecerán extraordinariamente pequeñas. [...]" (p. 91)
"[...] hay que atribuir que nuestra inteligencia intuitiva, en la dirección horizontal, suponga los objetos más alejados, y, por tanto, más grandes que en posición vertical. De aquí proviene que la luna nos parezca más grande en el horizonte que en su punto de culminación, [...] como también que la bóveda celeste nos parezca achatada, esto es, más extensa en sentido horizontal que en el vertical. Los dos fenómenos son puramente intelectuales o cerebrales, no ópticos o sensitivos. [...]" (p. 91)
"[...] El telescopio realmente aumenta los objetos, [...]. La lupa, por el contrario, no aumenta los objetos, sino que nos hace posible verlos más cerca [...]. El tamaño correspondiente a tal proximidad lo traduce nuestra inteligencia [...]." (p. 92)
"[...] todo cambio lo concibe la inteligencia como efecto y lo relaciona con una causa, reconstruye el fenómeno cerebral del mundo objetivo, basándose en la intuición apriorística del tiempo y del espacio, para lo cual los sentidos no le proporcionan más que meros datos. [...]" (p. 92)
"[...] la reflexión, esto es, [el] conocimiento abstracto, adquirido por medio de conceptos y voces, que son el material de los conocimientos secundarios, [...]." (p. 92)
"[...] la razón puede apreciar rectamente los hechos en abstracto, pero no puede subsanar el error de la inteligencia; [...]." (p. 93)
"[...] la razón rectifica los hechos por los demás medios de que dispone, pero no puede hacer nada para ir en auxilio de la inteligencia intuitiva, inaccesible a sus enseñanzas, porque en su proceso es anterior a la razón; [...]." (p. 93)
"Lo que la inteligencia conoce rectamente es la realidad; lo que la razón conoce rectamente es la verdad, esto es, un juicio que tiene un fundamento: lo contrario a la realidad es la falsa apariencia (ilusión), y lo contrario a la verdad es el error (pensamiento falso)." (p. 93)
"Si bien la parte puramente formal de la percepción empírica, o sea la ley de causalidad, con el espacio y el tiempo, reside a priori en el intelecto, sin embargo, no se da juntamente su aplicación a los datos empíricos, sino que la obtiene sólo por el ejercicio de la experiencia. [...]" (p. 93)
"[...] Cuando Chesselden [ciego de nacimiento y luego operado] vió por primera vez su cuarto, con los objetos que en él había, no distinguía unos de otros, sino que sólo tenía una impresión total, como de un todo formado de una sola superficie multicolor. No percibía la distancia de los objetos. No veía las cosas aisladas. En estos casos, el tacto, que ya conoce las cosas, tiene que hacérselas conocer a la vista, presentárselas y guiarla. [...]" (p. 94)
"[...] El percibir, y no el sentir, es, pues, el primer elemento de la inteligencia. [...]" (pp. 96-97)
"[...] Todos los animales, hasta el más vil, tienen inteligencia, esto es, conocimiento de la ley de causalidad, si bien en distinto grado de finura y claridad; [...]." (p. 97)
"[...] Toda comprensión es una concepción inmediata de la relación de causalidad, si bien luego se resuelve en conceptos para concretarse. [...]" (p. 98)
"[...] si los estímulos son los que estudia la inteligencia, por medio de ellos formaremos la fisiología de las plantas y de los animales, la terapéutica y la toxicología. Cuando, por fin, la inteligencia se lanza a la motivación, no sólo la utilizará teóricamente para la Moral, el Derecho, la Historia, la Política y para la Poesía dramática y épica, sino también será un instrumento práctico para domesticar a los animales y hasta a los hombres. [...]" (p. 99)
"[...] el conocimiento empírico es esencialmente obra de la inteligencia, a la cual los sentidos sólo suministran la escasa contribución de sus sensaciones. [...]" (p. 100)
"[El procedimiento de la inteligencia] no consiste en otra cosa que un pasar de los efectos a las causas, [...]." (p. 100)
"[Para Kant] los elementos de la percepción empírica están en nosotros, y nada encontramos en ella que indique algo diferente de nosotros, [...]." (p. 103)

§ 22 Del objeto inmediato
§ 23 Refutación de la demostración de aprioridad del concepto de causalidad dada por Kant

"[...] la ley de causalidad, [dice] que todo estado es efecto de otro estado anterior, [...]." (p. 108)
"[...] Y aun en el sueño, mientras no es interrumpido, la ley de causalidad ejerce su imperio; sólo que lo suele ejercer a menudo en un asunto inverosímil. [...]" (p. 109)
"[...] La única demostración verdadera de la aprioridad de la ley de causalidad la he dado yo en el párrafo 21. [...]" (p. 110)

§ 24 Del abuso de la ley de causalidad

"[...] si bien la ley de causalidad es una representación que nosotros aportamos al mundo y que nos hace posible la percepción de las cosas, no procedemos acertadamente aplicando tal principio, nacido de nuestras facultades cognoscitivas, al orden eterno del mundo, que subsiste por sí y que es independiente de nuestro intelecto." (p. 114)

§ 25 El tiempo del cambio

"[Platón afirmó] que el cambio tiene lugar repentinamente, y no interviene tiempo alguno. [... Para Aristóteles en oposición] todo cambio no se realiza repentinamente, sino progresivamente, [...]. Aristóteles deduce, muy acertadamente, de la infinita divisibilidad del tiempo, que todo lo que en el tiempo está, y, por consiguiente, todo cambio, esto es, el paso de un estado a otro, puede ser dividido también infinitamente, y que, por tanto, todo lo que nace, realmente procede de infinitas partes; por lo que nacerá progresivamente, no repentinamente. [...]" (pp. 114-115)

Cap. V DE LA SEGUNDA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FORMA CORRESPONDIENTE DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE

§ 26 Explicación de esta clase de objetos

"La diferencia esencial entre el hombre y los demás animales -la razón, facultad exclusiva de aquél- tiene su fundamento en que el hombre es capaz de una clase de representaciones de que no participa el animal irracional. Esta clase la componen los conceptos, o sea las ideas abstractas, en contraposición de las meras percepciones, de las cuales, sin embargo, proceden aquéllos. La inmediata consecuencia de ello es que el animal ni habla ni ríe; [...]." (p. 117)
"[...] La formación de un concepto se realiza, en general, separando muchas de las propiedades de una percepción dada, para, de este modo, poder conocer las demás; así será algo menos lo pensado que lo percibido. [...]" (p. 118)
"[...] Los más elevados, esto es, los conceptos universales, son los más aislados y empobrecidos. [...]" (p. 119)
"[...] Por el estudio del lenguaje se adquiere el conocimiento del mecanismo de la razón, es decir, la esencia de la lógica. [...]" (p. 120)
"[...] La referida escuela lógica por medio del lenguaje no puede practicarla el sordomudo; por esto será casi tan irracional como los animales, [...]." (p. 120)

§ 27 Utilidad de los conceptos

"[...] el animal está ligado y limitado, en cada momento, al presente. [...]" (p. 121)

§ 28 Representantes de los conceptos; los juicios

"[...] El juicio es, según esto [Kant] el mediador entre el conocimiento intuitivo y el conocimiento abstracto, o sea entre inteligencia y razón. [...]" (p. 123)

§ 29 Principio de razón suficiente del conocer

"[...] La verdad es, pues, la relación de un juicio con algo diferente de él, que se llama su razón, y que, como veremos, es susceptible de una considerable variedad de formas; [...]." (p. 125)

§ 30 Verdad lógica

"Un juicio puede tener por fundamento otro juicio. Entonces su verdad será lógica o formal. [...]" (p. 126)
"[...] Toda verdad es la relación de un juicio con algo que está fuera de él, y la verdad intrínseca, es un contrasentido." (p. 127)

§ 31 Verdad empírica

"[...] en tanto que el juicio se apoya inmediatamente en la experiencia, será una verdad empírica." (p. 127)

§ 32 Verdad trascendental

"[...] juicio sintético a priori; pero como un juicio de esta clase tendrá verdad material, será un juicio de verdad trascendental, porque descansará no sólo en la experiencia, sino también en las condiciones subjetivas que lo hacen posible, pues será determinado, por lo mismo que determina la experiencia, a saber: o por las formas a priori del tiempo y del espacio, o por la ley de causalidad, [...]." (p. 128)

§ 33 Verdad metalógica

"[...] las condiciones formales de todo pensar residentes en la razón, pueden ser el fundamento de un juicio, cuya verdad será de tal naturaleza que el mejor modo para designarla creo que es llamada verdad metalógica, [...]." (p. 128)
"[...] En general, se puede señalar, entre la verdad trascendental y metalógica, una gran semejanza y relación que indica una comunidad de raíz. [...]" (p. 129)

§ 34 La razón

"[...] todos los pueblos y todos los filósofos han dado a esta facultad [el pensar], y han dejado de llamarla razón pura, contra todo el uso del lenguaje y del sentido común, llamarla inteligencia, y a todo lo que es consecuencia de ello, intelectual, en vez de racional, lo que suena tan desacorde como un sonido musical desafinado, [... Así,] intelectual y racional son conceptos totalmente diferentes y que indican facultades espirituales distintas. [...]" (p. 131)
"[...] llevamos en nosotros las formas de las percepciones exteriores, objetivas, como el tiempo y el espacio, y como la ley de causalidad, meras formas de la inteligencia por medio de las cuales ésta reconstruye el mundo objetivo, y, por último, también la parte formal de los conocimientos abstractos, lo cual se expone en la lógica, llamada, a causa de esto, por nuestros antepasados, la teoría de la razón. [...]" (p. 134)
"[...] La razón, pues, no tiene un contenido material, sino sólo un contenido formal, y esto es el objeto de la lógica, que, por tanto, sólo contiene formas y reglas para las operaciones del pensamiento. El contenido material de sus pensamientos debe tomarlo la razón de fuera, de las representaciones intuitivas que la inteligencia crea. [...]" (p. 135)
"[La razón] no suministra nunca la materia `por sus propios medios; no contiene más que formas; es femenina; sólo concibe, no crea. [El] intelecto es masculino." (p. 135)
"[...] la lógica es un sistema de reglas consecuencia de la función natural de la razón; [...]." (p. 135)

Cap. VI DE LA TERCERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y LA CORRESPONDIENTE FORMA DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE

§ 35 Explicación de esta clase de objetos

"La tercera clase de objetos para la facultad representativa, la constituye la parte formal de la representación total, es decir, las intuiciones a priori de las formas de la sensibilidad interior y exterior, el tiempo y el espacio. [...] Que esta clase de representaciones, en las que tiempo y espacio son percibidos intuitivamente, difiere de la primera clase en que son percibidas empíricamente y en conjunto. [...]" (p. 147)

§ 36 Principio de razón del ser

"La naturaleza del tiempo y del espacio implica que cada una de las partes está en relación con la otra, de modo que cada una de ellas está determinada y condicionada por otra. En el espacio, esta relación se llama lugar, y en el tiempo, sucesión. Estas relaciones son características, distintas esencialmente de todas las demás relaciones posibles de nuestras representaciones, por lo que ni la razón ni la inteligencia pueden percibirlas por medio de meros conceptos: única y solamente la pura intuición a priori nos las hace inteligibles, [...]." (p. 148)

§ 37 Razón de ser en el espacio

"[...] por la reunión del espacio con el tiempo, para formar el complejo de la experiencia, surge la idea de simultaneidad. [...]" (p. 149)

§ 38 Razón de ser del tiempo. Aritmética
§ 39 Geometría

"[...] razón de ser y su diferencia de la razón o principio de conocimiento, puesto que éste sólo proporciona la convictio [-convicción-], que es otra cosa muy distinta de la evidencia que proporciona la razón de ser [-comprensión]." (pp. 152 y 156)

Cap. VII DE LA CUARTA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO Y LA CORRESPONDIENTE FORMA DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE

§ 40 Explicación general

"Nos queda por examinar la última clase de objetos de la representación. Es de una naturaleza completamente especial, pero muy importante, y no comprende más que un solo objeto para cada individuo, a saber: el objeto inmediato de la sensibilidad interior, el sujeto de la volición, que para el sujeto cognoscente es objeto, y que, por cierto, sólo se da en la sensibilidad interior; de donde sólo en el tiempo, no en el espacio, aparece, y también, como veremos, con una importante limitación." (p. 157)

§ 41 Sujeto del conocer y objeto

"[...] no hay un conocimiento del conocer, porque para esto sería preciso que el sujeto pudiera separarse del conocimiento y conocerlo, lo que es imposible. [...] "Yo sé que conozco", no quiere decir otra cosa sino: "Yo conozco", y esto, así, sin más determinación, sólo quiere decir "Yo". [...]" (p. 158)
"[...] el sujeto está ligado con el objeto (pues si no la palabra no tendría significación) [...]." (p. 159)

§ 42 Sujeto de la volición

"[...] todo conocimiento, con arreglo a su esencia supone un conocido y un cognoscente, así lo conocido en nosotros no será el cognoscente, sino el volente, el sujeto del querer, la voluntad. [...]" (p. 160)
"Así como la facultad subjetiva, correlativa de la primera clase de las representaciones, es la inteligencia; de la segunda, la razón, y de la tercera, la pura sensibilidad, así vemos que la de esta cuarta clase es el sentido interior, o la conciencia de sí mismo, en general." (pp. 160-61)

§ 43 El querer; ley de la motivación

"Precisamente porque el sujeto del querer se da en la conciencia inmediatamente, no se puede definir ni describir lo que es el querer [...]. El interior de dicho proceso queda para nosotros en secreto, pues estamos siempre fuera de él. [...]" (p. 161)
"[...] sabemos, por la experiencia hecha en nuestro interior, que dicho proceso el querer] es un acto de voluntad, el cual se produce por el motivo, que consiste en una mera idea. [...]" (p. 162)

§ 44 Influjo de la voluntad sobre el conocimiento
§ 45 La memoria

"[...] la descripción o explicación que de ella [la memoria] se suele hacer dicen o que es un depósito en el cual tenemos guardadas una serie de representaciones de las cuales no tenemos conciencia, es completamente falsa. La voluntaria reproducción de anteriores representaciones se hace tan fácil con el uso, que tan pronto aparece un miembro de la serie, al punto los demás fluyen, [...]." (p. 164)
"[...] De ningún modo es, como se suele decir, el recuerdo la misma representación [...]." (p. 164)
"[...] Puede decirse, por lo tanto, que la memoria está entre dos influjos antagónicos: por un lado, la energía de las facultades representativas, y por otro, el número de estas representaciones. Cuanto más pequeño es el primer factor, más pequeño debe ser también el otro para suministrar una buena memoria; y cuanto más grande el segundo, más grande debe ser también el otro. [...]" (p. 165)

Cap. VIII CONSIDERACIONES Y RESULTADOS GENERALES

§ 46 Orden sistemático
§ 47 Relación de tiempo entre el principio y la consecuencia

"[...] el principio de razón suficiente del conocer no implica ninguna relación de tiempo, sino sólo una relación para la razón; por lo cual, las palabras antes y después no tienen aquí sentido." (p. 169)

§ 48 Reciprocidad de los principios

"La ley de causalidad no admite reciprocidad, no pudiendo ser nunca el efecto causa de su causa, [...]." (p. 170)

§ 49 La necesidad
§ 50 Series de principios y de consecuencias

"[...] cuando una serie de juicios descansa en un principio de verdad trascendental o metalógica y se sigue preguntando "por qué", entonces no se podrá dar ninguna contestación, porque la pregunta carece de todo sentido, [...]." (pp. 172-173)
"[...] no hay ningún principio para explicar el principio de razón [...]." (p. 173)

§ 51 (Sin título)

"[...] la pregunta "por qué" exige una razón suficiente, [...]." (p. 173)

§ 52 Dos resultados principales

"[...] el principio de razón suficiente es un principio sintético a priori) [...]." (p. 174)
"[...] Así, el principio de razón tiene, en todas sus formas, su raíz en nuestro intelecto, es a priori; de aquí que no se pueda aplicar a todas las cosas existentes, esto es, al mundo, con inclusión de este intelecto en el cual reside este mundo, pues dicho mundo, que sólo se puede representar mediante tales apriorísticas formas, es, por esto mismo, una mera apariencia. [...]" (p. 175)
"[...] característica interior de nuestras facultades cognoscitivas, manifestadas en la triple forma de sensibilidad, inteligencia y razón, [...]." (p. 176)


SCHOPENHAUER, Arthur: El Mundo como Voluntad y Representación (1819), Madrid, Orbis Hyspamérica, 1985, vol. I, fragmentos.

ÍNDICE

VOLUMEN I

PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN
LIBRO PRIMERO: El mundo como representación
Primera consideración: La representación sometida al principio de razón: el objeto de la experiencia y de la ciencia
LIBRO SEGUNDO: El mundo como voluntad
Primera consideración: La objetivación de la voluntad

VOLUMEN II

LIBRO TERCERO: El mundo como representación
Segunda consideración: La representación independiente del principio de razón: La Idea platónica: el objeto del Arte
LIBRO CUARTO: El mundo como voluntad
Segunda consideración: Afirmación y negación del deseo de vivir por la voluntad, llegada a la conciencia de sí misma

VOLUMEN I


PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN

"Está [el libro] destinado a una corta minoría de personas; tranquilo y modesto, esperará hasta encontrar esos contados individuos a quienes una tendencia del espíritu, que no es la ordinaria, hará capaces de apreciarle. [...]" (Prólogo, p. 12)
"[...] ¿qué momento hay bastante serio para no consentir un instante de buen humor? [...]." (Prólogo, p. 12)

LIBRO PRIMERO: El mundo como representación

Primera consideración: La representación sometida al principio de razón: el objeto de la experiencia y de la ciencia

"[...] cualquier hombre: a saber, que al mismo tiempo dice: "El mundo es mi representación", puede y debe decir: "El mundo es mi voluntad"." (§ 1, p. 18)
"El mundo como representación, [...] tiene dos mitades esenciales, necesarias e inseparables. Una es el objeto. sus formas son el espacio y el tiempo, de donde viene la pluralidad. La otra mitad es el sujeto, y no se encuentra colocada en el tiempo ni en el espacio, pues existe entera e indivisa en todo ser que percibe; [...]." (§ 2, p. 19)
"La diferencia principal entre todas nuestras representaciones es la de lo intuitivo y lo abstracto. Lo abstracto no constituye más que una sola clase de representaciones: los conceptos, que son en este mundo propiedad exclusiva del hombre. La facultad que tiene de formarse nociones abstractas, facultad que le distingue de los demás animales, ha sido denominada en todos los tiempos razón. [...]" (§ 3, p. 20)
"[...] el tiempo y el espacio, no sólo puede ser pensado in abstracto, sino también percibido directamente por sí y con separación de su contenido. [...]" (§ 3, p. 20)
"[...] principio del ser. Éste constituye en el tiempo la sucesión de sus momentos, y en el espacio la posición de sus partes, determinándose una a otra hasta lo infinito." (§ 3, p. 21)
"El tiempo y el espacio, cada uno separadamente, son intuitivamente perceptibles, aun sin materia, más ésta no lo es sin ellos. [...]" (§ 4, p. 22)
"[...] la causalidad es la esencia propia de la materia; desde el momento que no hubiese causalidad no habría materia." (§ 4, p. 22)
"[...] Lo que determina la ley de causalidad no es, pues, la sucesión de los estados en el tiempo puro, sino en el tiempo con relación a un espacio dado, como no es tampoco la existencia de los estados en un lugar cualquiera, sino su existencia en este lugar en un momento determinado. [...] Por lo tanto, la causalidad relaciona el tiempo con el espacio." (§ 4, p. 23)
"[...] La materia, como existe en la reunión del tiempo y del espacio, lleva siempre la marca de ambos." (§ 4, p. 23)
"[...] Lo que en el sujeto guarda correlación con la materia o la causalidad (ambas son una misma cosa) es el entendimiento, y éste no es nada más allá de esa esfera. Conocer la causalidad es su única función, [...]." (§ 4, p. 24)
"[...] Lo que experimenta el ojo, el oído, la mano, no constituye la intuición, se reduce simplemente a datos. Sólo por la acción del entendimiento, que pasa del efecto a la causa, aparece el mundo, extenso como intuición [...]." (§ 4, p. 25)
"[...] El realismo coloca la causa en el objeto y el efecto en el sujeto. El idealismo de Fichte considera al objeto como un efecto del sujeto. [...]" (§ 5, p. 26)
"[...] entre el sujeto y el objeto no existe relación basada sobre el principio de razón, [...]." (§ 5, p. 26)
"[...] sólo los objetos pueden ser causa y sus efectos son siempre otros objetos." (§ 5, p. 28)
"[Kant dice:] "El encadenamiento de las representaciones entre sí con arreglo de la ley e causalidad es lo que distingue a la vida del ensueño." [...]" (§ 5, p. 29)
"[...] La vida y los ensueños son páginas de un mismo libro. La lectura seguida es lo que llamamos la vida real. Pero cuando termina la hora habitual de la lectura (el día) y llega el momento del descanso, continuamos a veces hojeando distraídamente el libro y recorriendo todavía algunas páginas aquí y allá, sin orden de continuidad; [...]." (§ 5, p. 30)
"[...] el moverse por motivos sacados del conocimiento, es el verdadero carácter de la animalidad, [y] el moverse por virtud de excitaciones es el carácter de la planta. [...]" (§ 6, p. 32)
"La falta de entendimiento se denomina imbecilidad, es decir, torpeza en la aplicación de la ley de causalidad; [...]. El hombre imbécil no ve el enlace de los fenómenos físicos; [...] por esto cree fácilmente en brujerías y milagros. [...]" (§ 6, p. 34)
"[...] el entendimiento y la razón se sostienen mutuamente. [...]" (§ 6, p. 35)
"[...] El hecho de que los animales posean a priori el conocimiento de la relación de causa a efecto, como forma general de entendimiento, es indudable, por ser para ellos, como para nosotros, la condición previa de todo conocimiento intuitivo del mundo exterior. [...] Con todo, en la apreciación del entendimiento de los animales, debemos evitar el atribuirle aquello que es manifestación del instinto. [...]" (§ 6, p. 35)
"Hemos visto que la falta de entendimiento se llama imbecilidad; veremos luego que la falta de razón en su aplicación práctica es la necedad; y la falta de juicio la simpleza o bobería; por último, la ausencia parcial o total de la memoria es la locura. [...]" (§ 6, p. 35)
"Lo que la razón reconoce exactamente se llama verdad; es un juicio abstracto con razón suficiente [...]; lo que el entendimiento reconoce correctamente se llama realidad, o sea, el justo paso del efecto producido sobre el objeto inmediato a la causa. Lo opuesto a la verdad es el error, que es una decepción de la razón, y lo opuesto a la realidad la ilusión, que es una decepción del entendimiento. [...]" (§ 6, p. 35)
"[...] Todo lo que puede la razón es saber; el percibir intuitivamente pertenece sólo al entendimiento y está fuera de la influencia de la razón." (§ 6, p. 36)
"[...] el tiempo, el espacio y la causalidad [...] pertenecen únicamente al objeto, [y] pueden ser conocidas a priori, [...]. (§ 7, p. 37)
"[...] La intuición no da la opinión, da la cosa misma. [...]" (§ 8, p. 45)
"El lenguaje es la primera producción y el instrumento indispensable de la razón; por este motivo se designa en griego y en italiano con el mismo nombre [...]." (§ 8, p. 47)
"Así como el entendimiento no tiene más que una función: conocer directamente la relación de causa a efecto, [...] de igual manera la razón no tiene tampoco más que una función: crear conceptos, [...]." (§ 8, p. 48)
"[...] la lógica no tiene más que un interés teórico, sin utilidad práctica para la filosofía. [...]" (§ 9, p. 53)
"La razón es de naturaleza femenina: no puede producir sino después de haber concebido. En sí misma no contiene nada, a no ser los procedimientos del raciocinio, sin sustancia alguna. No hay otro conocimiento de razón pura que los cuatro principios a los cuales he reconocido una verdad metalógica, a saber: el principio de identidad, el de contradicción, el de tertium non datur [tercero excluido] y el de causa suficiente de conocimiento, [...]." (§ 10, p. 60)
"[...] Saber es, pues, conocer abstractamente, poseer fijamente en conceptos de razón lo que de una manera general se conocía ya por otro camino." (§ 10, p. 61)
"[...] la razón no nos da a conocer jamás sino lo que recibe de otra parte, no amplía, en verdad, el campo de nuestros conocimientos y solamente les da otra forma. [...]" (§ 12, p. 63)
"[...] El cálculo diferencial no aumenta la suma de nuestros conocimientos relativos a las curvas; no contiene nada más que lo que ya contenía la pura y simple intuición, pero modifica la naturaleza del conocimiento; de intuitivo lo convierte en abstracto, haciéndole producir de este modo las consecuencias más fecundas en aplicaciones." (§ 12, p. 63)
"Cuando se quiere tener un conocimiento abstracto de las relaciones del espacio, es preciso que previamente sean reducidas a relaciones de tiempo, es decir, a números. [...] Lo que hace a las matemáticas tan difíciles, es precisamente esa necesidad de traducir el espacio con sus tres dimensiones en noción de tiempo, que no tiene más que una, siempre que se quiere adquirir un conocimiento abstracto (es decir, saber, y no percibir intuitivamente). [...]" (§ 12, p. 64)
"[...] la intuición percibe de un solo golpe, [...]." (§ 12, p. 64)
"Observemos de pasada que hay espíritus que sólo encuentran plena satisfacción en lo que conocen intuitivamente. [... Otros,] por el contrario, no piden más que nociones abstractas, que son las únicas que pueden emplearse y transmitirse; [...]." (§ 12, p. 65)
"[...] saber o conocimiento abstracto [...]." (§ 12, p. 65)
"[en los actos] mediante los cuales ejecuta un hombre alguna cosa por sí solo y con un trabajo sin interrupciones, el saber, el empleo de la razón o la reflexión le sería perjudicial las más de las veces, como, por ejemplo, en el juego de billar, en la esgrima, al afinar un piano, en el canto, etc.; en todas estas circunstancias, el conocimiento intuitivo debe guiar directamente a la actividad; [...]." (§ 12, p. 65)
"[...] el verdadero arte procede siempre de la intuición y nunca de los conceptos. [...]" (§ 12, pp. 66-67)
"[...] la conducta como la palabra viene del sentimiento, lo que equivale a decir que no procede de conceptos, [...]. Con todo, no trato de negar que el uso de la razón sea útil para la virtud; quiero decir tan sólo que no es la fuente de ésta. [...]" (§ 12, p. 67)
"[...] el saber abstracto [...] es el reflejo de la representación intuitiva y está fundado en ella, [...]." (§ 13, p. 68)
"[...] La risa proviene siempre y depende tan sólo de que observemos súbitamente la disparidad entre un concepto y el objeto real que relacionamos con él en nuestro pensamiento, [...]." (§ 13, p. 68)
"[...] lo risible es una idea ingeniosa o una acción extravagante, según que se pase de la discordancia de los objetos a la unidad del concepto, o viceversa. [...]" (§ 13, p. 69)
"[...] salvo los principios de la lógica pura, el saber, en general, no tiene su fuente en la razón misma, sino que, tomado de otra parte bajo la forma de conocimiento intuitivo, es depositado en la facultad de reflexión, donde toma la forma, completamente diversa, de conocimiento abstracto. [...]" (§ 14, p. 71)
"[...] lo que hay de general en [la historia] consiste en el estudio de períodos principales, de los que no pueden deducirse los hechos particulares. Éstos no están subordinados más que en lo tocante a su sucesión, pero en cuanto a su contenido están coordenados; de ahí resulta que, rigurosamente hablando, la historia no es una ciencia, sino un saber." (§ 14, p. 72)
"[...] la cualidad científica no radica en la certeza, sino en el método sistemático del conocimiento, que desciende gradualmente de lo general a lo particular." (§ 14, p. 72)
"[...] La intuición, ya sea puramente a priori, como la que forma la base de las matemáticas, ya empíricamente a posteriori, como la de las demás ciencias, es la fuente de toda verdad y la base de toda ciencia. (Hay que exceptuar a la lógica, que se funda en el conocimiento no intuitivo, pero sin embargo, inmediato, que la razón adquiere de sus propias leyes.) [...]" (§ 14, p. 73)
"[...] No hay ciencia alguna que sea absolutamente demostrable, como edificio alguno puede estar construido en el aire; todas sus pruebas deben conducirnos a algo intuitivo, que no es posible probar. El mundo total de la reflexión tiene su base y sus raíces en el mundo de la intuición. [...]" (§ 14, p. 74)
"[...] nuestra intuición pura del tiempo y del espacio nos da a conocer la posibilidad del movimiento; el entendimiento nos hace conocer, por la ley de causalidad, la posibilidad del cambio en las formas y cualidades, [...]." (§ 14, p. 75)
"[...] Los eleáticos fueron los primeros que conocieron la diferencia y hasta el antagonismo (a veces) que media entre el objeto percibido (fenómeno), y el objeto pensado, (nóumeno) [...]." (§ 15, p. 78)
"Para corregir el método en las matemáticas es necesario ante todo rechazar ese prejuicio de que la verdad demostrada aventaja en algo a la verdad adquirida intuitivamente, [...]." (§ 15, p. 81)
"[...] todo error es una conclusión de la causa por el efecto; [...]." (§ 15, p. 85)
"La filosofía tiene de peculiar y propio el que no admite nada como conocido de antemano; todo le es igualmente desconocido, todo es problema para ella [...]." (§ 15, p. 88)
"[...] la falta de razón reduce a los animales a no tener más que percepciones intuitivas, actualmente presentes en el tiempo, es decir, a no conocer más que los objetos reales. Nosotros, por el contrario, en virtud del conocimiento abstracto, además de la estrecha actualidad real, abarcamos el conjunto de lo pasado y de lo por venir, y el inmenso campo de la posibilidad, [...]." (§ 15, p. 90)


LIBRO SEGUNDO: El mundo como voluntad

Primera consideración: La objetivación de la voluntad

"Esta sola palabra [voluntad] le da la clave [al sujeto] para conocerse a sí mismo como fenómeno; es lo que le revela su significación y le descubre el mecanismo íntimo de su ser, de sus acciones, de sus movimientos. [...]." (§ 18, p. 101)
"[...] Todo acto real de [la] voluntad es al mismo tiempo e infaliblemente un movimiento [del] cuerpo; [...]. El acto de volición y la acción del cuerpo no son dos estados diferentes, conocidos objetivamente y enlazados por el principio de causalidad; no están entre sí en la relación de causa a efecto; son una misma cosa, [...]." (§ 18, p. 101)
"La acción del cuerpo no es más que el acto de la voluntad objetivado, es decir, el acto en forma perceptible para la intuición. [...]" (§ 18, p. 101)
"Puede decirse en cierto sentido que la voluntad es el conocimiento a priori del cuerpo, y el cuerpo el conocimiento a posteriori de la voluntad. [...]" (§ 18, p. 102)
"[...] Todo acto verdadero, efectivo, inmediato de la voluntad, es manifestado al mismo tiempo e inmediatamente por una acción del cuerpo, y de igual manera todo lo que impresiona al cuerpo impresiona al mismo tiempo y directamente a la voluntad; a este título la impresión se llama dolor cuando es opuesta a la voluntad, y bienestar o placer cuando es conforme con ella." (§ 18, p. 102)
"[...] Fuera de la voluntad y de la representación, no conocemos nada, ni podemos conocer nada." (§ 19, p. 106)
"[...] la voluntad, que no se halla fundada sobre razón alguna, [...]." (§ 20, p. 107)
"[...] Las partes del cuerpo [biológico] deben corresponder exactamente, por lo tanto, a las principales tendencias por las cuales se manifiesta la voluntad y deben ser su expresión visible: los dientes, el esófago y el canal intestinal son hambre objetivada; [...]." (§ 20, p. 109)
"Y no sólo en los fenómenos, semejantes en todo al suyo, de los demás hombres y animales, descubrirá esa misma voluntad; [...]. La verá en la fuerza que hace crecer y vegetar a la planta, y cristalizarse al mineral, que dirige hacia el Norte a la aguja imantada; [...]." (§ 21, p. 109)
"[...] Fenómeno significa representación, y nada más; toda representación, todo objeto, es fenómeno. La cosa en sí es la voluntad únicamente; a este título no es en manera alguna representación, y se diferencia de la toto genere. La representación, el objeto, es el fenómeno, la visibilidad, la objetivación de la voluntad. [...]" (§ 21, p. 110)
"[...] Hasta el presente se reducía el concepto de voluntad al de fuerza; yo, por el contrario, incluyo el concepto de fuerza en el de voluntad. [...]" (§ 22, p. 111)
"[...] el concepto de voluntad es el único, entre todos los posibles, que no tiene origen en el fenómeno, en la pura representación intuitiva, sino en nosotros mismos, [...]." (§ 22, p. 111)
"[La voluntad] no tiene razón alguna, [...] está emancipada de toda pluralidad, [...]." (§ 23, p. 112)
"[La voluntad] se olvida que el individuo, la persona, no es voluntad como cosa en sí, sino fenómeno de la voluntad, y que como tal está ya determinado y sometido a la forma del fenómeno, que es el principio de razón. [...]" (§ 23, p. 112)
"[...] la manifestación de la voluntad (aunque ésta en sí no tenga causa) se halla sometida, como fenómeno, a la ley de necesidad, al principio de razón. [...]" (§ 23, p. 113)
"[...] el instinto y la industria de los animales nos prueba que la voluntad sabe obrar aun allí mismo donde no está dirigida por el conocimiento. [...] En el hombre esta misma voluntad trabaja también ciegamente en todas las funciones del cuerpo que no están gobernadas por la conciencia, [...]." (§ 23, p. 113)
"Llamo causa, en la acepción más restringida de la palabra, a aquel estado de la materia que después de haber producido necesariamente otro estado, experimenta un cambio igual al que acaba de determinar, esto es lo que expresa la regla: "la acción y la reacción son iguales entre sí". [...]" (§ 23, p. 114)
"[...] llamo excitación a una causa tal que la reacción que ella misma experimenta no es proporcional a su acción, [...]." (§ 23, p. 114)
"[...] la voluntad como cosa en sí y su fenómeno; o, en otros términos, entre el mundo como voluntad y el mundo como representación; [...]." (§ 23, p. 117)
"Sabemos, gracias al gran filósofo Kant, que el tiempo y el espacio y la causalidad [...] se les puede conocer partiendo del sujeto, como partiendo del objeto, [...]." (§ 24, p. 117)
"Sea lo que sea la cosa en sí, Kant dedujo con exactitud que no tenía por condiciones el tiempo, el espacio, ni la causalidad [...]." (§ 24, p. 118)
"[...] lo que en la representación no está determinado por el tiempo, el espacio y la causalidad, lo que no puede reducirse a estas formas ni ser explicado por ellas, es precisamente lo que se manifiesta a nosotros, de una manera directa, como la esencia de lo representado, es decir, como la cosa en sí. [...]" (§ 24, p. 118)
"[...] Así pues, la única cosa de que podemos adquirir un conocimiento sin reservas, de una claridad perfecta y que no deje residuo alguno inexplicado es únicamente aquello que depende sólo de la facultad de intuición. [...]" (§ 24, p. 118)
"En su origen, la forma le es ajena, y la cosa en sí jamás puede identificarse completamente con ella; no puede ser reducida nunca a la forma pura, y como esta forma es el principio e razón, la cosa en sí no podrá ser explicada por tal principio en la ciencia pura. [...]" (§ 24, p. 119)
"[...] queda siempre algo a que no llega explicación alguna y que la misma explicación tiene que admitir como supuesto; este algo son las fuerzas naturales, el modo d e acción de los objetos, el carácter de todo fenómeno lo que no tiene causa, lo que no depende de la forma del fenómeno, del principio de razón, que lo ignora, [...]." (§ 24, p. 119)
"[...] el materialismo, ese sistema brutal, restaurado de nuevo a mediados del siglo XIX y que creyéndose original por ignorancia, quiere negar estúpidamente la fuerza vital y explicar los fenómenos de la vida por fuerzas químicas y físicas, [...]. Si la cosa fuera realmente factible, entonces todo estaría explicado y conocido; [...]." (§ 24, pp. 120-121)
"[...] En todo objeto de la naturaleza hay algo cuya razón no puede darse, algo cuya explicación y causa se busca en vano; este algo es precisamente el modo específico de acción, es decir, la existencia del objeto, su esencia." (§ 24, p. 121)
"[...] Lo que para el hombre es el carácter, que permanece inexplicable, aunque es la condición que explica todos los actos individuales procedentes de motivos, lo es para un cuerpo inorgánico su cualidad esencial, su modo de acción, cuyas manifestaciones son provocadas desde fuera, pero que en sí mismo no está determinado por cosa alguna exterior y permanece inexplicable. sus fenómenos aislados, por los cuales se hace perceptible, están sometidos al principio de razón, pero él no lo está. [...]" (§ 24, p. 122)
"Dice Spinoza (Epist. 62) que si la piedra estuviera dotada de conciencia, cuando un choque la hace volar a través del espacio, creería volar por su propia voluntad. Por mi parte, añado que la piedra tendría razón. El choque es respecto de ella lo que el motivo para nosotros, y lo que en la piedra se manifiesta como cohesión, como pesantez, como perseverancia en el movimiento adquirido es idéntico en su esencia a lo que yo reconozco en mí como voluntad y a lo que ella reconocería también como voluntad, si adquiriese la facultad de conocimiento. [...]" (§ 24, p. 123)
"[...] Ángel Silesio [dijo]: "Sé que sin mí Dios no puede vivir un solo instante; Si soy aniquilado, se extingue necesariamente."" (§ 25, p. 125)
"[...] entiendo por Idea todo grado determinado y constante de objetivación de la voluntad, [...].Estos grados son, en relación a los objetos, considerados aisladamente, como formas eternas o tipos. [...]" (§ 25, p. 126)
"Las fuerzas más generales de la Naturaleza son las que hallamos en el grado más inferior de objetivación de la voluntad. [...]" (§ 26, p. 126)
"[...] (las fuerzas) no pueden ser denominadas efectos ni causas, pues son las condiciones preexistentes [...]. Preguntar la causa de la gravedad o de la electricidad es plantear una cuestión que carece de sentido [...]." (§ 26, p. 127)
"[...] la fuerza es ajena al tiempo. [...]" (§ 26, p. 127)
"En el grado más alto de objetivación de la voluntad, la individualidad se acentúa enérgicamente, [...]" (§ 26, p. 127)
"Todos los fenómenos inorgánicos son manifestaciones de fuerzas generales de la Naturaleza, es decir, de esos grados de objetivación de la voluntad que no se manifiestan del todo (como sucede en el mundo orgánico), [...]." (§ 26, p. 128)
"Toda fuerza, primitiva y general de la Naturaleza, no es, pues, en esencia, más que una objetivación de la voluntad, [...]." (§ 26, p. 130)
"El tiempo es la mera posibilidad de determinaciones opuestas para la misma materia, y el espacio es la mera posibilidad de permanencia para la misma materia bajo determinaciones opuestas. Por esto hemos afirmado en el libro anterior que la materia es combinación del tiempo y del espacio; esta reunión se manifiesta bajo la forma de vanación de los accidentes en la permanencia de la sustancia, lo que sólo es posible por la causalidad o el devenir. [...]" (§ 26, pp. 130-131)
"[...] La fuerza misma es fenómeno de la voluntad, y como tal no está sometida al principio de razón; no tiene causa. Se halla situada fuera del tiempo, [...]. El tiempo no existe más que para su fenómeno, para ella carece de sentido: las fuerzas químicas duermen millares de años en el seno de una materia, hasta que su contacto con los reactivos correspondientes viene a ponerlas en libertad. Entonces aparecen, pero el tiempo no llega más que para su manifestación y no para ellas mismas. Durante miles de años el galvanismo dormirá en el cobre y en el cinc, [...]. Hasta en el mismo reino orgánico vemos a una semilla seca conservar durante 3.000 años la fuerza que radica en ella, [...]." (§ 26, p. 132)
"El 16 de setiembre de 1840, en el Instituto literario y científico de London City, con ocasión de una conferencia sobre las antigüedades egipcias, M. Pettigren mostró granos de trigo que sir G. Wilkinson había encontrado en Tebas en una tumba, en la cual debieron de permanecer por espacio de treinta siglos. Estaban contenidos en un vaso herméticamente cerrado. Sembró doce y obtuvo una planta que llegó a la altura de cinco pies, y cuya semilla se hallaba en aquel momento perfectamente madura. (The Times del 21 de setiembre de 1840.) Asimismo, Mr. Haulton presentó a la Sociedad médico-botánica de Londres, en 1830, una raíz bulbosa, encontrada en la mano de una momia egipcia (probablemente era alguna ofrenda), y que debía por consiguiente tener por lo menos 2.000 años. La plantó en un tiesto, arraigó y se veía ya entonces el tallo verde. [...] Hasta se han encontrado sapos vivos aprisionados en piedras calcáreas; lo cual permite suponer que también la vida animal es susceptible de una suspensión semejante por espacio de siglos, cuando ha comenzado por la hibernación y ha sido conservada por circunstancias particulares." (§ 26, Nota al pie de página, p. 132)
"[...] La aparición, la visibilidad [de la objetivación biológica] en un lugar y en un momento determinado es lo único que produce la causa y lo único que depende de ella; el conjunto del fenómeno, su naturaleza íntima, es independiente; es la voluntad misma, a la cual no es aplicable el principio de razón, y que por tanto no tiene causa. [...]" (§ 26, p. 133)
"[...] Los motivos no determinan el carácter del hombre, sino sus manifestaciones, es decir, los actos, [...]." (§ 26, p. 134)
"[...] el carácter humano se mostrará siempre, en todas las circunstancias, semejante a sí mismo; sólo los fenómenos serán tales como las circunstancias los hayan hecho." (§ 26, p. 134)
"[Se debe] distinguir cuidadosamente si una diferencia en el fenómeno resulta de una diferencia en la fuerza, o solamente de una modificación de las circunstancias en las cuales se manifiesta esta última. [...]" (§ 27, p. 135)
"Cuando la filosofía estudia el mundo, haciendo abstracción de la voluntad, afirma que no es más que representación del sujeto. [...]" (§ 27, p. 136)
"[...] la fuerza vital emplea y utiliza indudablemente las fuerzas de la Naturaleza inorgánica, pero no se compone de ellas, [...]." (§ 27, p. 137)
"[...] La forma substancialis de Aristóteles designa exactamente lo que yo llamo el grado de objetivación de la voluntad de una cosa." (§ 27, p. 138)
"[...] todas las cosas de este mundo son la objetivación de una misma voluntad, y son por consiguiente idénticas en su esencia íntima, [...]." (§ 27, p. 138)
"[...] Ideas u objetivaciones de la voluntad [...]." (§ 27, p. 140)
"[...] en el organismo se encuentran ciertamente muchas de las acciones físicas y químicas, pero que no se le puede explicar por ellas, puesto que no es un fenómeno producido por el trabajo combinado de esas fuerzas, y que aparezca accidentalmente, [...]." (§ 27, p. 140)
"[...] el peso de la vida física, la necesidad del sueño y al cabo la de la muerte, pues esas fuerzas naturales subyugadas, favorecidas finalmente por las circunstancias, arrancan al organismo, gastado por sus perpetuas victorias, la materia que él les quitó, y llegan a manifestar, sin obstáculos, su propia naturaleza." (§ 27, p. 141)
"[...] la Idea más elevada, o la objetivación superior de la voluntad, no puede manifestarse sino echando a tierra las Ideas inferiores, se resiente sin embargo de la resistencia de estas últimas, que, aunque reducidas a servidumbre, aspiran de continuo a poder manifestar libremente y por completo su propia esencia. [...] Puede decirse que cada organismo no representa la Idea cuya imagen es, sino después de deducida aquella porción de su actividad que tiene que emplear en someter a las Ideas inferiores que le disputan la materia. [...]" (§ 27, pp. 140-141)
"He aquí cómo en la Naturaleza hallamos por todas partes conflictos, combates y alternativas de victoria. Esto nos ayudará más adelante a comprender con claridad el discernimiento esencial de la voluntad consigo misma. Cada grado de objetivación de la voluntad disputa a otro la materia, el espacio y el tiempo. La materia permanente debe cambiar perpetuamente de forma, porque los fenómenos mecánicos, físicos, químicos y orgánicos dirigidos por la causalidad e impacientes por manifestarse, se la disputan ávidamente, queriendo cada uno de ellos expresar su Idea. La existencia de esta lucha puede observarse en toda la Naturaleza, que, a su vez, sólo por semejante lucha existe. [...]" (§ 27, p. 141)
"[...] cada animal debe ceder la materia en la cual se presentaba su Idea para que otra pueda manifestarse, pues una criatura viviente no puede conservar su vida más que a expensas de otra, de tal modo que la voluntad de vivir se nutre constantemente de su propia substancia, [...]." (§ 27, p. 141)
"El mismo fenómeno se presenta en el reino inorgánico, cuando los cristales nacientes tropiezan, se cruzan y se estorban mutuamente, hasta el punto de no poder mostrar la forma pura de su cristalización; casi todas las incrustaciones son la imagen de esa lucha de voluntad, en un grado tan bajo de objetivación. Otros ejemplos de esto son el imán cuando impone sus propiedades magnéticas al hierro, a fin de manifestar en él su Idea, o el galvanismo cuando triunfa de las afinidades químicas, [...]." (§ 27, p. 142)
"[...] el espacio finito y el tiempo infinito deben constituir las formas más generales del fenómeno total de la voluntad, [...]." (§ 27, p. 143)
"[...] si, con el pensamiento, nos remontamos [...] hasta aquel punto en que no existían aún diferencia química alguna, no quedará más que la materia pura, más que el mundo aglomerado en forma de esfera, cuya existencia, o sea la objetivación de la voluntad, consiste en el conflicto entre la atracción y la repulsión; la primera, bajo la forma de gravedad, tendiendo en todas partes hacia el centro; la segunda, bajo la forma de impenetrabilidad, resistiendo a la otra por la rigidez o la elasticidad. [...]" (§ 27, p. 143)
"El conocimiento en general, racional o puramente intuitivo, tiene, pues, su fuente en la voluntad, pertenece esencialmente a los grados superiores de su objetivación, como una simple , como un medio de conservación del individuo y de la especie, de manera que cualquier órgano del cuerpo. [...]" (§ 27, p. 146)
"[...] la voluntad tiene que alimentarse de su propia sustancia, puesto que fuera de ella no existe nada y es una voluntad hambrienta. De ahí esa persecución del objetivo, esa angustia y ese dolor universales." (§ 28, p. 147)
"Esta adaptación al fin es de dos géneros: en parte es interior, es decir, consiste en una disposición tan armónica de todos los elementos componentes de un organismo único, que resulten de ella la conservación del organismo y la de su especie, presentándose a nosotros como el fin de aquella disposición. Por otra parte, la finalidad es exterior, es decir, consiste en una relación entre la Naturaleza inorgánica y la Naturaleza orgánica en general, [...]." (§ 28, p. 148)
"Un acto o Idea, en los grados más bajos de la objetivación de la voluntad, conserva su unidad hasta en el fenómeno, mientras que, en los grados superiores, necesita, para manifestarse, de toda una serie de estados que se desenvuelven sucesivamente, los cuales, considerados en conjunto, son la expresión de su esencia." (§ 28, p. 148)
"[...] El animal es tan superior al hombre en candidez, como la planta lo es al animal." (§ 28, p. 149)
"[...] los órganos genitales, que en el animal ocupan la parte más oculta, [...]." (§ 28, pp. 149-150)
"[...] la teoría de Kant de que la finalidad del mundo orgánico, así como la regularidad del reino inorgánico, son introducidas en la Naturaleza por nuestro entendimiento, y pertenecen en consecuencia, al fenómeno y no a la cosa en sí. [...]" (§ 28, p. 151)
"Hemos expuesto aquí la finalidad interior. Por lo que toca a la finalidad exterior, que no resulta de la economía interna de los organismos, sino del apoyo y auxilio exteriores que encuentran en la Naturaleza inorgánica, o que se presentan entre sí, tiene también su explicación general en las mismas razones, puesto que el conjunto del mundo, con todos sus fenómenos, es la objetivación de una misma voluntad; puesto que es también una Idea, que guarda con las demás la relación que existe entre la armonía y las voces aisladas. [...]" (§ 28, p. 151)
"[...] no sólo cada especie se ha acomodado a los medios preexistentes, sino que estos medios preexistentes se acomodaron también a los seres futuros; pues debemos recordar que una misma voluntad es la que se ha objetivado en todos, y esta voluntad ignora el tiempo, [...]." (§ 28, p. 152)
"[...] Todas las partes de la Naturaleza están encaminadas unas hacia otras, porque una misma voluntad es la que aparece en todas, [...]." (§ 28, p. 153)
"Hoy que las especies no tienen ya que nacer, sino que conservarse, vemos todavía aquí y allá ejemplos de esa previsión de la Naturaleza [...]." (§ 28, p. 153)
"[La] lucha general en la Naturaleza y que pertenece a la esencia de la voluntad. Aquella armonía no se extiende más que a lo indispensable para la existencia duradera del mundo y de sus criaturas, que sin ella habrían perecido hace mucho tiempo. Por esto se limita a asegurar la conservación de la especie y de las condiciones generales de existencia y no al de sus individuos. [...]" (§ 28, p. 154)
"[...] Cada voluntad es voluntad de alguna cosa; tiene un objeto, un fin de su querer. ¿qué quiere, pues, en último término, o a qué aspira esa voluntad que se nos presenta como la esencia en sí del mundo? Esta pregunta procede, como tantas otras, de que se confunde la cosa en sí con el fenómeno. A éste y no aquélla se refiere únicamente el principio de razón, uno de cuyos modos es la ley de motivación. Sólo se puede dar la razón de los fenómenos, como tales, de las cosas consideradas aisladamente, pero no de la Voluntad, ni de la Idea, que es su objetivación adecuada. [...]" (§ 28, p. 155)
"Todo hombre tiene constantemente un fin y motivos, con arreglo a los cuales regula su conducta, y sabe darse cuenta de sus acciones en cualquier momento; pero si se le preguntase por qué quiere en general, o por qué quiere existir, no encontraría respuesta, y hasta le parecería absurda la pregunta. [...]" (§ 28, p. 155)
"La carencia de fin la falta de todo límite, es lo esencialmente propio de la voluntad en sí, que es una aspiración sin término. [...]" (§ 28, p. 156)
"El esfuerzo de la materia puede ser siempre contrarrestado, pero nunca se ve cumplido y satisfecho. Lo mismo pasa absolutamente con las aspiraciones, en los fenómenos de la voluntad. Todo fin alcanzado es el punto de partida para un nuevo esfuerza, y así se continúa indefinidamente. [...] Lo mismo ocurre en la vida de los animales; su punto culminante es la procreación; conseguido este fin, la vida del individuo declina más o menos rápidamente, mientras que un nuevo individuo garantiza a la Naturaleza la conservación de la especie y repite el mismo fenómeno. [...]" (§ 28, p. 156)
"[...] La consecuencia de todo lo dicho es que la voluntad sabe siempre, cuando el conocimiento la ilumina, lo que quiere en tal momento y en tal lugar, pero jamás sabe lo que quiere en general. [...]" (§ 28, p. 156)


VOLUMEN II


LIBRO TERCERO: El mundo como representación

Segunda consideración: La representación independiente del principio de razón: La Idea platónica: el objeto del Arte

"[...] La Idea no está sometida a este principio, así que no conoce ni la pluralidad ni el cambio. Los individuos en los cuales se manifiesta son innumerables, nacen y perecen continuamente, mas ella permanece siempre la misma, invariable, y el principio de razón no tiene sentido respecto de ella. [...]" (§ 30, p. 10)
"[...] la Idea de Platón, que a sus ojos es lo único " ", y la cosa en sí de Kant, si bien no son idénticas, están muy estrechamente enlazadas y no se diferencian más que en un solo aspecto. [...]" (§ 31, p. 10)
"Lo que dice Kant es, en sustancia, lo siguiente: "El tiempo, el espacio y la causalidad no son propiedades de la cosa en sí, ni pertenecen más que a su fenómeno, puesto que son meramente las formas de nuestro conocimiento. Y como toda pluralidad, todo principio y todo fin sólo son posibles en virtud del tiempo, del espacio y de la causalidad, síguese que pertenecen igualmente al fenómeno y no a la cosa en sí. Pero estando nuestro conocimiento condicionado por estas formas, el conjunto de la experiencia no puede ser más que el conocimiento de los fenómenos y no el de la cosa en sí, a la cual no pueden aplicarse las leyes experimentales. Todo esto reza también con nuestro propio yo, pues le conocemos en cuanto fenómeno y no en lo que es en sí." [...]" (§ 31, pp. 10-11)
"Platón, por su parte, dice: "Las cosas de este mundo que perciben nuestros sentidos no tienen existencia real; devienen siempre y no son nunca; su existencia es sólo relativa; no existen más que en su relación mutua y para ella; su existencia podría llamarse lo mismo no existencia. De ahí se infiere que no pueden ser objeto de un conocimiento propiamente dicho ( ); pues no podemos conocer realmente más que aquello que existe en sí, por sí y siempre de la misma manera, y las cosas no son más que la consecuencia de una suposición que nos sugieren las sensaciones ( ). Mientras no poseemos más que la percepción de las cosas parecemos a hombres que se hallan en una caverna oscura, atados de manera que no pueden volver la cabeza, ni ver, sobre la pared que está enfrente de ellos y a la luz de una hoguera que arde a su espalda, más que las sombras de las cosas reales que se agitan en el espacio comprendidos entre ellos y el fuego; de suerte que no ven ni a sus compañeros ni a su mismo cuerpo más que como siluetas proyectadas sobre el muro. Todo el conjunto de su conocimiento se limita a poder percibir, en virtud de la experiencia adquirida, el orden por el cual se suceden las sombras. [...]" (§ 31, p. 11)
"[...] Supongamos que está delante de nosotros un animal en plena actividad vital. Platón dirá: "Este animal no existe realmente; no tiene más que una existencia aparente, un perpetuo devenir, una existencia relativa que lo mismo puede llamarse no existencia que existencia. Lo único existente es la Idea que se dibujas en ese animal, el animal en sí y por sí ( ) que no depende de nada, que existe en sí ( ), que no deviene, ni acaba, sino que siempre es lo mismo ( ). En cuanto reconocemos en ese animal su Idea, es indiferente y carece de significación que le tengamos a él delante o tengamos a uno de sus antepasados que vivía hace mil años; que se encuentre en este lugar o en un país remoto, que se presente de ésta o de la otra manera, en tal postura, en tal condición de actividad, y, en fin, que sea ese mismo individuo u otro cualquiera de su especie; todo esto es indiferente y no afecta más que al fenómeno. Sólo la Idea del animal tiene existencia real, y sólo ella puede formar el objeto de un verdadero conocimiento". Esto por lo que toca a Platón. Kant diría, sobre poco más o menos lo siguiente: "Este animal es un fenómeno en el tiempo, en el espacio y en la causalidad, que son las condiciones a priori y existentes exclusivamente en nuestro conocimiento por las cuales se hace posible la experiencia, y no propiedades de la cosa en sí. Así pues, este animal, tal como le percibimos ahora en el lugar que ocupa, como individuo que forma parte de la serie de la experiencia, es decir, de la cadena de las causas y de los efectos, y, por consiguiente, como cosa que necesariamente debe acabar, no es una cosa en sí, sino meramente un fenómeno que no tiene realidad más que en la relación con nuestro conocimiento. Para que podamos conocerle tal como es en sí, es decir, independientemente de las propiedades que existen en el tiempo, el espacio y la causalidad, necesitaríamos poseer una facultad de conocimiento distinta de aquella que se ejercita por medio de los sentidos y del entendimiento, la cual es la única que tenemos a nuestra disposición." Para aproximar más todavía la exposición de Kant a la de Platón, se podría decir lo siguiente: el tiempo, el espacio y la causalidad constituyen esa disposición especial de nuestra inteligencia, [...]." (§ 31, p. 12)
"[...] Platón con Leibniz, a quien jamás inspiró el pensamiento del primero, [...]." (§ 31, p. 13)
"[...] El tiempo no es más que la apercepción, dividida y diseminada, que el individuo tiene de las Ideas, las cuales están fuera del tiempo, son eternas. [...]" (§ 32, p. 15)
"Puesto que como individuos no tenemos otro conocimiento que el sometido al principio de razón, y puesto que esta forma excluye el conocimiento de las Ideas, resulta de ahí que, si existe para nosotros la posibilidad de elevarnos del conocimiento de las cosas particulares, al de las Ideas, sólo podrá ser esto si se opera en el sujeto una modificación correspondiente y análoga a la que se ha producido en la naturaleza del objeto; una modificación en virtud de la cual el sujeto, cuando conozca una Idea, deje de ser individuo." (§ 33, p. 15)
"Como el principio de razón es lo que crea estas relaciones de los objetos con el cuerpo y, por medio de él, con la voluntad, resulta que el conocimiento, siervo de ésta, no trata de buscar en los objetos más que esas mismas relaciones establecidas por el principio de razón, o sea las de espacio, tiempo y causalidad. [...]" (§ 33, p. 15)
"[...] Lo que distingue a las ciencias del conocimiento vulgar es la forma, la disposición sistemática, la manera de facilitar y de completar el conocimiento, incluyendo lo particular en lo general por medio de la subordinación de las nociones. [...]" (§ 33, p. 16)
"[...] la existencia en el tiempo es también una no-existencia, puesto que el tiempo no es más que aquello que permite al mismo objeto poseer cualidades opuestas. Por esto, todo fenómeno en el tiempo acaba por dejar de ser, pues lo que separa su comienzo de su fin es precisamente el tiempo, [...]." (§ 33, p. 16)
"Por regla general, el conocimiento está siempre ocupado en servir a la voluntad, ha nacido para este servicio y en cierta manera ha salido de la voluntad como la cabeza del tronco. En los animales esta servidumbre no puede ser suprimida nunca. En el hombre puede quedar suspendida por excepción, como veremos más detalladamente en lo que sigue. Esta diferencia entre el animal y el hombre se manifiesta al exterior en la diferencia de relación entre la cabeza y el tronco en uno y otro. En los animales inferiores ambas partes están soldadas muy de cerca; en todos, la cabeza se dirige hacia la tierra, donde se hallan los objetos de la voluntad; hasta en los mismos animales superiores, la cabeza y el tronco son mucho más solidarios entre sí que en el hombre, cuya cabeza está colocada libremente sobre el cuerpo y no se halla subordinada al tronco, sino que éste la lleva. [...]" (§ 33, p. 16)
"El puro sujeto conociente y su término correlativo, la Idea, están emancipados de todas las formas del principio de razón. Para ellos no tienen significación alguna el tiempo, el lugar, el individuo que conoce ni el objeto individual conocido. [...]" (§ 34, p. 18)
"[...] La Idea encierra en sí, por el mismo título, el sujeto y el objeto, que constituyen su forma única; [...]." (§ 34, p. 18)
"Así como sin un objeto, sin una representación, no soy sujeto conociente, sino simple voluntad ciega; sin mí, sujeto conociente, la cosa conocida no es objeto, sino pura voluntad, mero impulso ciego. [...]" (§ 34, pp. 18-19)
"El que se ha engolfado y se ha absorbido así en la contemplación de la Naturaleza, hasta el punto de no ser ya más que puro sujeto conociente, sentirá por esto de un modo inmediato que es la condición, el sostén del mundo y de toda existencia objetiva, puesto que ésta depende de la existencia del sujeto. [...]" (§ 34, p. 19)
"[...] El arte concibe y reproduce por medio de la contemplación pura las Ideas eternas, lo que hay de esencial en todos los fenómenos de este mundo; [...]." (§ 36, p. 22)
"Podemos, pues, definir el arte, diciendo que es la contemplación de las cosas independientemente del principio de razón, en oposición a aquella otra contemplación que se halla sometida a dicho principio y que es la de la experiencia y la de las ciencias. [...]" (§ 36, p. 22)
"[...] El genio consiste, pues, en la facultad de mantenerse en la región de la intuición pura, de absorberse en ella y de separar el conocimiento de la voluntad, al servicio de la cual está puesto aquél desde su origen. En otros términos, es necesario olvidar el interés propio, el querer, las intenciones; [...]." (§ 36, p. 23)
"[...] ese deseo, rara vez satisfecho, de encontrar seres parecidos, seres que estén a su altura, con los cuales pueda el genio desahogarse; mientras que, por el contrario, el hombre vulgar, lleno del presente, se contenta con él y a él se entrega sin reserva y encontrándose en todas partes rodeado por seres que le son semejantes, experimenta en la vida ordinaria una sensación especial de bienestar negada al genio." (§ 36, p. 23)
"[...] un extraordinario poder de imaginación suele ser el compañero y la condición obligada del genio. Pero en sí mismo no es una buena prueba de genio, y puede hallarse en personas de inteligencia común, [...]." (§ 36, p. 24)
"El hombre vulgar, ese producto de fabricación al por mayor de la Naturaleza, que le crea por millares todos los días, [...]." (§ 36, p. 24)
"[...] procura recibir la Idea de cada cosa y no tan sólo sus relaciones con los demás objetos. Con esta preocupación, descuida muchas veces el atender a su propio camino en la vida, de donde con frecuencia resulta que marcha con paso torpe. Mientras que para el hombre vulgar el conocimiento es la linterna que alumbra su camino, para el genio es el sol que ilumina el mundo y se lo descubre. Estas dos maneras tan diferentes de considerar la vida no tardan en manifestarse en el aspecto exterior. La mirada del hombre en quien reside y se agita el genio permite fácilmente distinguirle, pues viva y firme a la vez, lleva el sello de la contemplación, como podemos verlo en los retratos de los raros genio que la Naturaleza ha producido de vez en cuando entre innumerables millones de seres humanos; por el contrario, en los ojos de los demás, cuando no aparecen, como sucede con frecuencia, sin expresión o indiferentes, se descubre con facilidad lo opuesto a la mirada contemplativa; a saber, la mirada que espía curiosamente en torno suyo. [...]" (§ 36, p. 25)
"[...] el conocimiento propio del genio, o conocimiento de las Ideas, no obedece al principio de razón, [...]." (§ 36, p. 25)
"La repugnancia de los genios a fijar su atención sobre el contenido del principio de razón se manifiesta primeramente, respecto del principio del ser, en la aversión a las matemáticas. [...] Además, lo que en las matemáticas repugnan al genio es ese método lógico, que no puede satisfacerle, pues estorba toda concepción propiamente intuitiva. [...] La experiencia ha comprobado, en efecto, que los grandes artistas carecen de aptitud para las matemáticas; todavía no ha existido hombre alguno que se distinga en ambas esferas a la vez. [...] Por la misma razón se explica el hecho, no menos conocido, de que los grandes matemáticos tienen poca aptitud para apreciar las producciones de las Bellas Artes [...]." (§ 36, p. 26)
"Como lo que constituye propiamente la prudencia es también la comprensión exacta de las relaciones basadas sobre la ley de causalidad y sobre los motivos, y como el conocimiento del genio no se ocupa en estas relaciones, resulta que el prudente, mientras lo es, no será genial, y que el genio, mientras es genial no será prudente. [...] Por esto es raro que se encuentre mucho genio unido a mucha razón: al contrario, un espíritu genial está sometido muchas veces a afecciones violentas y a pasiones poco razonables." (§ 36, p. 27)
"[...] en general, su conocimiento se ha separado en parte del servicio de la voluntad, [...]." (§ 36, p. 27)
"[...] porque, en general, su conocimiento se ha separado en parte del servicio de la voluntad, estos hombres atienden menos en la conversación a la persona a quien se dirigen que a la cosa de que hablan, la cual preocupa vivamente su espíritu. Desde el punto de vista de sus intereses, suelen ser demasiado objetivos en sus juicios y no guardan silencio sobre lo que conviene callar, etc. Por último, son dados al monólogo y pueden mostrar debilidades rayanas con la locura. [...]" (§ 36, p. 27)
"[...] he visitado muchos manicomios y he encontrado en ellos algunos hombres dotados sin duda alguna de elevadas facultades; el genio se traslucía visiblemente a través de la locura, mas ésta había quedado dueña del campo. [...]" (§ 36, p. 28)
"Debo añadir también que he conocido personas dotadas de una superioridad intelectual, si no suprema, al menos muy marcada, y que al propio tiempo presentaban algunos signos de locura. [...]" (§ 36, p. 28)
"[...] la naturaleza propia del genio; es decir, de aquella facultad del espíritu que da aptitud para crear verdaderas obras de arte. [...]" (§ 36, p. 28)
"No se ha llegado todavía, que yo sepa, a un conocimiento claro y completo de la naturaleza de la locura, ni a una noción exacta y satisfactoria de lo que distingue al loco del cuerdo. [...]" (§ 36, p. 28)
"[...] Las más de las veces los locos no se engañan en el conocimiento de lo que está inmediatamente presente, sus divagaciones se refieren a lo ausente y a lo pasado, y sólo por ello a su relación con lo presente. Esto me inclina a creer que su enfermedad afecta principalmente a la memoria, no porque carezca de ella en absoluto, pues son numerosos los que saben muchas cosas de memoria y hasta reconocen a personas a quienes no han visto en largo tiempo, sino en el sentido de que el hilo de su memoria está roto, la continuidad del encadenamiento suprimida, y no pueden acordarse de lo pasado de una manera regular y continuada. [...] La verdad y la ficción van confundiéndose cada vez más en su memoria. Conoce con exactitud el presente inmediato, pero lo falsea estableciendo relaciones ficticias con un pasado imaginario." (§ 36, pp. 28-29)
"Si estas ficciones son siempre las mismas y pasan al estado de ideas fijas, constituyen la monomanía o melancolía; si varían sin cesar formando ideas fugitivas, del momento, denuncian la demencia o fatuitas. [...]" (§ 36, p. 29)
"[...] el animal, hablando con propiedad, no tiene representación alguna del pasado como pasado, aunque éste pueda obrar sobre él por medio del hábito; [...]." (§ 36, p. 29)
"[...] cuando el dolor causado por aquel pensamiento o aquel acuerdo es intenso hasta el punto de hacerse absolutamente insoportable, y de que el individuo deba sucumbir a él, entonces la Naturaleza, cuya ansiedad ha despertado, recurre a la locura como el último recurso que le queda para salvar la vida; el espíritu atormentado rompe, por decirlo así, el hilo de sus recuerdos, llena las lagunas con ficciones y encuentra en la locura un abrigo contra los sufrimientos morales superiores a sus fuerzas [...]." (§ 36, p. 29)
"[...] el genio consiste en la facultad de conocer las Ideas, [...]." (§ 37, p. 30)
"[...] Pero la Idea no experimenta modificación; de ahí que el placer estético sea el mismo cuando es provocado por una obra de arte que cuando lo ha sido directamente por la contemplación de la Naturaleza y de la vida. La obra de arte no es más que un medio de facilitar el conocimiento en que consiste dicho placer. [...]" (§ 37, p. 31)
"[...] El artista nos hace contemplar el mundo por sus ojos. [...]" (§ 37, p. 31)
"Todo querer tiene su fuente en una necesidad, es decir, un dolor, a que su satisfacción pone término. Mas por un deseo que se satisfaga hay diez por lo menos que no pueden ser satisfechos. Además, el deseo es largo y las exigencias innumerables, mientras que la satisfacción es breve y estrictamente tasada. Este mismo contento es, en definitiva, aparente; el deseo cumplido deja lugar para un nuevo deseo; el primero es una decepción reconocida, el segundo una decepción que se repara. Ninguna de las aspiraciones que realizamos nos produce una alegría prolongada y duradera. Es como una limosna que se da a un mendigo, que le salva la vida para prolongar su miseria hasta el día siguiente. Por eso no hay felicidad ni reposo duraderos mientras la voluntad llena nuestra conciencia, [...]." (§ 38, p. 32)
"[...] cuando el espíritu no pone ya su atención en los motivos de la voluntad, sino que concibe las cosas despojadas de su relación con el querer sin consideración interesada, sin subjetividad; cuando se entrega a su contemplación en cuanto representaciones y no en cuanto motivos, entonces se produce la calma de un golpe y por sí misma, esa calma que buscábamos vanamente en la satisfacción de la voluntad [...]." (§ 38, p. 32)
"[...] lo lindo. Entiendo por tal aquello que estimula la voluntad presentándola directamente lo que puede halagarla y satisfacerla. [...]" (§ 40, p. 41)
"[...] el sentimiento de lo sublime nace de que una cosa francamente contraria a la voluntad se hace objeto de una contemplación pura en que no podemos mantenernos sino permaneciendo lejos de la voluntad y elevados por encima de sus intereses. [...]" (§ 40, p. 41)
"[...] lo bello y lo sublime no son esencialmente distintos, pues en ambos casos el objeto de contemplación estética no es la cosa individual, sino la Idea que se descubre en ella, es decir, la objetividad adecuada de la voluntad en cierto grado determinado. [...]" (§ 41, p. 43)
"[...] cuando concibo no es el árbol sino su Idea, es indiferente que se trate de aquel mismo árbol o de un antepasado suyo [...]." (§ 41, p. 43)
""Los productos artificiales expresan también Ideas; no la del producto mismo, sino de la materia a la cual se ha dado forma artificial que aquél presenta. Esto puede expresarse muy fácilmente con dos palabras, diciendo que, en el producto artificial, lo que se manifiesta es la idea de su forma substantialis, no la de su forma accidentalis; esta última no conduce a una Idea, sino a la noción humana de la cual ha salido. [...] Resulta de mi teoría, que no puedo estar conforme con Platón cuando sostiene (De rep. X y Parm.) "que una mesa y una silla expresan las Ideas de la mesa y la silla"; yo opino que semejantes objetos expresan las Ideas que se habían manifestado ya en los materiales de que se componen. [...]" (§ 41, p. 44-45)
"La materia, como materia, no puede ser la representación de una Idea, pues como hemos visto en el primer libro, no es más que causalidad, su ser es el obrar, y la causalidad es una de las formas del principio de razón, mientras que el conocimiento de la Idea excluye esencialmente el contenido de ese principio. Vimos también en el segundo libro que la materia era el substratum común de todos los fenómenos particulares de las Ideas, por consiguiente, forma el lazo de unión entre la Idea y el fenómeno o cosa individual. Por estas dos razones la materia no puede representar por sí misma una Idea. Esto se comprueba a posteriori por el hecho de que no podemos representarnos la materia intuitivamente. [...]" (§ 43, p. 46)
"[...] parta comprender y apreciar la belleza de una obra arquitectónica, es indispensable que la intuición nos dé directamente el conocimiento de los materiales empleados, en lo tocante a su rigidez y cohesión. [...]. Todo estro prueba que las obras arquitectónicas no obran sólo matemáticamente, sino también dinámicamente, y que lo que en ellas habla a nuestro espíritu no son sólo su forma y el estilo, sino más bien las fuerzas elementales de la Naturaleza, las Ideas primitivas, los grados inferiores de objetivación de la voluntad. [...]" (§ 43, p. 48)
"[...] la noción de lo bello no puede adquirirse únicamente a posteriori y por la mera experiencia; es, al menos en parte, una noción a priori, pero de otro género que los diferentes modos del principio de razón que también nos son conocidos a priori. [...]" (§ 45, p. 53)
"He definido antes la belleza humana como la objetivación perfecta de la voluntad en su grado supremo de perceptibilidad. [...]" (§ 45, p. 55)
"[...] La belleza consiste, por consiguiente, en la representación fiel y exacta de la voluntad en general, con ayuda de su fenómeno en el espacio solo, mientras que la gracia consiste en la representación adecuada de la voluntad con ayuda de su fenómeno en el tiempo., es decir, en la expresión exacta y propia de cada acto voluntario, por medio del movimiento y de la actitud que sirven para ejecutarle. [...]" (§ 45, p. 55)
"[...] Resulta de ahí, naturalmente, que se puede atribuir belleza a las plantas, pero no gracia, a menos que se use esta palabra en sentido figurado. Los animales y los hombres pueden poseer, a la vez, belleza y gracia. [...]" (§ 45, p. 55)
"[...] la gracia no es posible sin cierto grado de belleza física. [...]" (§ 45, p. 56)
"El principio sobre el cual descansan todas las consideraciones que vengo exponiendo acerca del arte es que el objeto de éste, aquello cuya representación es el fin del artista, y cuyo conocimiento debe, por lo tanto, preceder a su obra y formar como el germen y el origen de ella, no es jamás otra cosa que una Idea, en la acepción platónica. [...]" (§ 49, p. 63)
"La noción es abstracta, discursiva, indeterminada en su comprensión, pero perfectamente limitada en cuanto a su extensión; para ser percibida no necesita más que la razón: las palabras bastan para comunicarla sin otro intermediario, y su definición agota por completo todo su contenido. Por el contrario, la Idea, que se podría definir en rigor como el representante adecuado de la noción, es esencialmente intuitiva, y aunque ocupe el lugar de una infinidad de cosas individuales, es absolutamente determinada; [...]." (§ 49, p. 64)
"[...] Pues ¿qué es la modestia sino una humildad fingida con la cual, en este bajo mundo, que rebosa en la envidia más detestable, se mendiga el perdón de las cualidades o de los méritos que se poseen, a las personas que carecen de ellos? El no atribuirse cualidades ni méritos que efectivamente no se poseen no es ser modesto, es ser sincero." (§ 49, pp. 64-65)
"[...] Como la Idea es y permanece siempre intuitiva, el artista no tiene conciencia, en abstracto, de la intención y fin de su obra, lo que tiene delante no es una noción, sino una Idea. [...] Por el contrario, los imitadores, los que copian una manera, imitadores, servum pecus, parten de una noción [y son como] las plantas parásitas, extraen su alimento de trabajos ajenos; y como el pólipo, toman el color de sus alimentos. [...]" (§ 49, p. 65)
"El fin a que el artista tiende en sus obras es, como hemos dicho, el de comunicar a los demás una idea que su espíritu ha concebido; [...]." (§ 50, p. 66)
"[...] la alegoría es ya una tendencia mala y ajena a los verdaderos fines del arte, [...]." (§ 50, p. 68)
"[...] La escultura griega se dirige a la intuición: por esto es estética. La escultura india se dirige a la noción, por esto es simbólica." (§ 50, p. 69)
"[...] En poesía, como en química, la superioridad consiste en obtener en cada caso el precipitado que se desea. [...]" (§ 51, p. 72)
"[...] la Música, que existe enteramente aislada de las demás artes. No encontramos ya en ella la reproducción, o repetición, de alguna Idea de los seres de este mundo, [...]." (§ 52, p. 83)
"[...] debemos atribuir a la Música un sentido más serio y más profundo relacionado con la esencia íntima del mundo y con la nuestra, y respecto del cual las proporciones numéricas a que puede ser reducido este arte no son más que una indicación y no la cosa indicada." (§ 52, p. 83)
"[La naturaleza de la Música] no puede ser jamás objeto de una representación [...]." (§ 52, p. 84)
Schopenhauer habla de la Música como fenómeno sin espacio, y, por lo tanto, casi fidedigna de la voluntad.
"[...] La Música es una objetivación tan inmediata de toda voluntad, como el mundo, como las Ideas mismas, cuyo fenómeno múltiple constituye el mundo de los objetos individuales. No es como las demás artes una reproducción de las Ideas, sino una reproducción de esa misma voluntad, de que las Ideas son también objetivaciones; he aquí por qué la influencia de la Música es más poderosa y penetrante que las otras artes; éstas no expresan más que la sombra, aquélla habla de la realidad [...]." (§ 52, p. 84)
"En los sonidos más graves de la armonía, en el bajo fundamental, reconozco los escalones inferiores de la objetivación de la voluntad; a saber, la naturaleza inorgánica, la masa de los planetas. Los sonidos superiores, más móviles y fugitivos, nacen todos de las vibraciones concomitantes del sonido fundamental y resuenan débilmente cada vez que se produce éste, hasta es regla en armonía no hacer coincidir con una nota baja más que sus sonidos armónicos, es decir, aquellos que resuenan por sí mismos al propio tiempo que la nota baja en virtud de vibraciones concomitantes." (§ 52, pp. 84-85)
"[...] en el conjunto de voces que componen la armonía, desde el bajo hasta la parte alta que dirige el canto y ejecuta la melodía, descubro toda la serie gradual de las Ideas en que se objetiva la voluntad. [...]" (§ 52, p. 85)
"[...] la Música es el idioma del sentimiento y de las pasiones, como las palabras son el lenguaje de la razón. [...]" (§ 52, p. 86)
"Así como la rápida transición del deseo a su satisfacción y de ésta a un nuevo deseo hace feliz al hombre, una melodía de movimientos rápidos y sin grandes disgresiones expresa el gozo. Por el contrario, una melodía lenta que pasa por disonancias dolorosas y no vuelve al tono fundamental sino después de muchos compases, será triste y expresará el retardo o el estorbo de la satisfacción de los deseos. El retardo en la aparición de algún nuevo movimiento de voluntad, retardo que trae aparejado el aburrimiento, no puede tener en la melodía otra semejanza que la continuación prolongada de la nota fundamental y en un grado más débil, pero análogo todavía, un canto monótono e insignificante. [...]" (§ 52, p. 87)
"Al exponer estas analogías, debo recordar que la Música no tiene nunca en ellas más que una relación enteramente inmediata, pues jamás expresa el fenómeno, sino la esencia íntima, la raíz en sí del fenómeno, la voluntad misma. No expresa tal o cual placer, tal o cual aflicción, dolor, esfuerzo, júbilo, alegría o tranquilidad de espíritu; pinta el placer mismo, la aflicción misma y todos esos otros sentimientos, en abstracto, por decirlo así; nos da su esencia, sin nada accesorio, [...]." (§ 52, p. 87)
"[...] para la Música el tratar de adaptarse demasiado a las palabras y de acomodarse a los acontecimientos es querer hablar un idioma que no es el suyo. [...]" (§ 52, p. 88)
"Todas las aspiraciones de la voluntad, todas sus excitaciones, todas sus manifestaciones posibles, cuanto se agita en el corazón y cuanto la razón entiende por el vasto concepto negativo de sentimiento, todo esto puede ser expresado por las innumerables melodías posibles, pero siempre y únicamente con la generalidad de la forma pura, sin el fondo, siempre en cuanto a la cosa en sí, no en cuanto al fenómeno; dando, en cierta manera, el alma sin el cuerpo. [...]" (§ 52, p. 88)
"[...] admitiendo la posibilidad de llegar a explicar la Música de una manera exacta, en conjunto y en sus detalles, o sea de enunciar y de desenvolver en nociones generales lo que ella expresa a su manera, tendríamos a la vez una explicación razonada y un cuadro fiel del mundo, o algo equivalente. [...]" (§ 52, p. 90)
"Podría añadir aún muchas cosas sobre la manera como es percibida la Música; podría mostrar que esta percepción se efectúa únicamente en el tiempo y por el tiempo, con exclusión total del espacio y sin el auxilio de la causalidad, ni, por lo tanto, del entendimiento, [...]." (§ 52, p. 92)

LIBRO CUARTO: El mundo como voluntad

Segunda consideración: Afirmación y negación del deseo de vivir por la voluntad, llegada a la conciencia de sí misma


"[...] La virtud no se enseña, como no se enseña el genio; [...]." (§ 53, p. 95)
"La voluntad, considerada puramente en sí misma, es inconsciente. [...]" (§ 54, p. 98)
"[...] lo que quiere siempre la voluntad es la vida, [... Es] indiferente y hasta un puro pleonasmo decir la voluntad de vivir, en vez de la voluntad, lisa y llanamente. [...] Donde quiera que hay voluntad existirá también la vida, el mundo. [...]" (§ 54, pp. 98-99)
"[...] Nacer y morir son cosas que pertenecen al fenómeno de la voluntad y por consiguiente a la vida, cuyo atributo esencial es aparecer en criaturas individuales, manifestando fugitivamente y en el tiempo lo que en sí no conoce tiempo y debe precisamente manifestarse bajo esta forma a fin de poder objetivar su verdadera naturaleza. [...]" (§ 54, p. 99)
"La forma de este fenómeno [la vida] la constituyen el tiempo, el tiempo y la causalidad, y por lo tanto, la individuación, cuya consecuencia es que el individuo deba nacer y morir; pero a la voluntad de vivir, de la que el individuo no es, por decirlo así, más que un ejemplar o un caso singular de manifestación, no le afecta la muerte de un ser individual, como no altera tampoco el conjunto de la Naturaleza. No es el individuo, sino sólo la especie lo que le importa a la Naturaleza y aquello cuya conservación procura seriamente, rodeándolo de verdadero lujo de precauciones con la extraordinaria superabundancia de gérmenes y con el poder inmenso del instinto de reproducción. [...]" (§ 54, pp. 99-100)
"[...] La Naturaleza está siempre dispuesta a abandonar al individuo, que no sólo se halla en peligro de perecer de mil maneras y por mil causas insignificantes, sino que de antemano está condenado a la desaparición, y la Naturaleza misma le empuja a ella desde el instante en que ha cumplido su misión, que es conservar la especie. La Naturaleza expresa de este modo francamente esa gran verdad de que sólo las Ideas y no los individuos tienen realidad verdadera, es decir, son la objetivación perfecta de la voluntad. [...]" (§ 54, p. 100)
"[...] La nutrición y la renovación incesantes no se diferencian de la generación, ni la excreción de la muerte, más que en el grado. El reino vegetal nos presenta el primer caso bajo una forma fácil de comprender. [...]" (§ 54, p. 100)
"[...] La voluptuosidad durante la cópula es el bienestar que resulta del sentimiento de la vida, aumentado. [...]" (§ 54, p. 100)
"[...] Y así como estamos perfectamente satisfechos con conservar nuestra forma y no sentimos perder la materia excretada, la misma actitud conviene conservar cuando la muerte viene a cumplir en gran escala y en mayor medida, lo que sucede en cada día y en cada hora con la excreción; así como permanecemos indiferentes en el primer caso, deberíamos no espantarnos tampoco en el segundo. [...]" (§ 54, p. 101)
"[...] es tan absurdo embalsamar los cadáveres como lo sería conservar cuidadosamente nuestras deyecciones. [...]" (§ 54, p. 101)
"[...] La muerte es un sueño en que se olvida de despertar al durmiente, pero todo lo demás despierta, o mejor dicho, permanece despierto." (§ 54, p. 101)
"[...] lo presente sólo es la forma propia de toda vida, [...]." (§ 54, p. 101)
"[...] por qué este presente, el presente suyo, existe precisamente en el momento actual y no ha existido ya desde hace mucho tiempo. Al hacerse esta rara pregunta, consideraría su existencia y su tiempo como independiente el uno de la otra, y a la primera como colocada en el segundo; admitiría, en verdad, dos presentes, uno perteneciente al objeto y otro al sujeto, y se asombraría del azar venturoso que los ha hecho coincidir. Pero en realidad (como lo he demostrado en mi Disertación sobre el principio de razón) lo que constituye el presente no es más que el punto de contacto entre el objeto, cuya forma es el tiempo, y el sujeto, que no tiene por forma ninguno de los modos del principio de razón. [...]" (§ 54, p. 102)
"[...] el sujeto, que no tiene forma, pues es la condición de cuanto puede conocerse sin poder ser conocido él mismo, [...]." (§ 54, p. 103)
"[...] lo presente es la única forma bajo la cual la voluntad se parece a sí misma, [...]." (§ 54, p. 103)
"[...] ningún hombre tiene la convicción arraigada y viva de que es necesario que muera, [...]." (§ 54, p. 104)
"[...] la Naturaleza no miente ni se engaña nunca, sino que muestra franca e ingenuamente cuanto es y cuanto hace, siendo nosotros los que velamos todo esto con nuestras ilusiones, a fin de interpretarlo en el sentido que mejor conviene a los limitados horizontes de nuestro espíritu." (§ 54, p. 105)
"[...] La voluntad considerada como cosa en sí y el puro sujeto conociente, ese ojo eterno del mundo, existen ambos fuera del tiempo y no conocen la permanencia ni la destrucción, que son condiciones temporales. [...]" (§ 54, p. 105)
"[...] Lo que tememos en la muerte es la destrucción del individuo, pues bajo esta forma es como se nos presenta, [...]." (§ 54, p. 106)
"[...] la negación de la voluntad de vivir, ocurre cuando el conocimiento aniquila su querer. Los fenómenos aislados que percibe no obran ya sobre la voluntad como motivos para estimularla; [...]." (§ 54, p. 107)
"[...] la libertad, es decir, la cualidad de no depender del principio de razón, cualidad que no pertenece más que a la cosa en sí y que está en contradicción con el fenómeno, [...]." (§ 55, p. 110)
"[...] la inteligencia no se halla informada de las decisiones de la voluntad más que a posteriori y empíricamente. [...]" (§ 55, p. 112)
"[...] La voluntad es lo primordial, lo primitivo. La inteligencia ha venido luego a unirse a ella; es un mero instrumento, perteneciente al fenómeno de la voluntad. [...]" (§ 55, p. 114)
"[La voluntad] es su propia obra antes de todo conocimiento, y que éste viene a unirse meramente a él [cuerpo humano] para alumbrarle. De ahí que no puede decidir tener este carácter o el otro, ni cambiar el que tiene; lo que es, lo es de una vez para siempre y lo va conociendo por grados. Según el otro sistema, el hombre quiere lo que conoce; según el mío, conoce lo que quiere." (§ 55, p. 114)
"Los motivos, que son lo que determina la manifestación del carácter, la conducta, obran por medio del conocimiento; éste es mudable, oscila frecuentemente entre el error y la verdad, y por lo general, va corrigiéndose cada vez más en el curso de la vida, pero en grados muy diversos; de ahí se deduce que la conducta de un hombre puede cambiar notablemente sin que de la mudanza deba inferirse que ha habido una modificación en su carácter. [...] Los motivos sólo pueden obrar exteriormente sobre la voluntad, mas no pueden cambiarla, [...]." (§ 55, p. 115)
"[...] Cuando un hombre ha llegado a convencerse, por ejemplo, de que todo acto de beneficencia le será pagado con el céntuplo en la vida futura, esta convicción tendrá para él el valor y el efecto de una letra de cambio, perfectamente segura, a largo plazo, y este hombre podrá dar entonces, por egoísmo, como por egoísmo tomaría, si tuviese una convicción diferente. Él mismo no ha cambiado: Velle non discutir." (§ 55, p. 116)
"El arrepentimiento no hace jamás de que la voluntad se haya modificado (cosa imposible), sino de una modificación del conocimiento. [...] Por esto no puedo arrepentirme nunca de lo que he querido, sino de lo que he hecho, si, guiado por nociones falsas, he obrado de una manera distinta a la que se hallaba conforme con mi voluntad. [...]" (§ 55, p. 116)
"[...] Puedo, por ejemplo, haberme conducido de una manera más egoísta que la propia de mi carácter, a causa de haber sido inducido por error por una idea exagerada de la necesidad en que me hallaba, [...] dejándome llevar, no de motivos claramente conocidos, sino de motivos de mera intuicidad, de las impresiones del momento, [...] que en realidad me ha privado del uso de la razón. [...]" (§ 55, pp. 116-117)
"[...] El remordimiento de un acto no es manera alguna arrepentimiento; es el dolor que hace experimentar el conocimiento de sí mismo como voluntad, y descansa precisamente sobre la convicción adquirida de que la voluntad permanece idéntica. [...]" (§ 55, p. 117)
"[...] El animal no tiene más que representaciones intuitivas; el hombre, por virtud de la razón, posee además representaciones abstractas o nociones. [...] El animal es movido siempre por alguna representación intuitiva; el hombre se esfuerza de continuo, por el contrario, en desechar enteramente este modo de motivación y en no dejarse determinar más que por representaciones abstractas; así es como saca el mejor partido posible de su privilegio de la razón. [...]" (§ 55, pp. 117 y 119)
"[...] La causa de nuestros dolores y de nuestras alegrías no reside de ordinario en la realidad presente; sino en pensamientos abstractos. [...] Así se ve al hombre dominado por algún violento dolor moral arrancarse los cabellos, golpearse el pecho, desgarrarse el rostro, tirarse por tierra; todos estos actos no son más que medios violentos para distraerse de un pensamiento que ha llegado a ser insoportable. [...]" (§ 55, p. 119)
"[...] los dolores morales nos hacen insensibles a los dolores físicos [y] es por lo que el suicidio resulta tan fácil para el hombre desesperado o para quien corroe una tristeza morbosa, cuando antes, hallándose en estado de calma física y moral, la sola idea de un acto semejante le hacía estremecerse. [...]" (§ 55, p. 119)
"[...] es frecuente que cuando un niño se hace daño no llore hasta que advierte que le compadecen; el pensamiento del dolor que se ha despertado en él es lo que lo hace llorar." (§ 55, p. 119)
"[...] en el animal, el acto no tiene otra condición que la existencia o no existencia de cierta impresión, suponiendo, naturalmente, que ésta constituya en general un motivo para la especie. [...]" (§ 55, p. 120)
"[...] cuando el espíritu no está enfermo, sólo los actos, y no los deseos ni los pensamientos, pesan sobre la conciencia, pues aquéllos son los que nos presentan el espejo donde se refleja nuestra voluntad. [...]" (§ 55, p. 120)
"[...] En ningún caso puede hallarse decretado que un efecto nazca sin una causa. [... La] suerte no decide sólo el resultado, sino las circunstancias de que debe resultar. Por consiguiente, si los medios no se producen, el resultado no se producirá tampoco [...]." (§ 55, p. 122)
"[...] todo acontecimiento se efectúa por virtud de la suerte, es decir, del encadenamiento sin fin de las causas, [...]." (§ 55, p. 122)
"[...] la satisfacción o la angustia del alma, con que remontamos el curso de nuestra vida pasada: ambos sentimientos no nacen de que los actos pasados subsistan aún; pasaron, fueron y ya no son; pero lo que les da a nuestros ojos importancia tan grande es su significación, es que son la efigie del carácter, el espejo de la voluntad, [...]." (§ 55, p. 122)
"Junto al carácter inteligible y al carácter empírico hay un tercero, diferente de ambos, de que debemos hablar aquí: el carácter adquirido, que se obtiene en el curso de la vida por el comercio con el mundo; de éste se quiere hablar cuando se alaba a un hombre por tener carácter o se le censura por carecer de él. [...]" (§ 55, p. 122)
"[...] El carácter empírico, mero instinto natural está desprovisto de razón, y hasta sus manifestaciones son por la razón estorbadas, tanto más cuanto mayor reflexión y mayor fuerza intelectual posee el hombre, pues estas facultades le presentan sin cesar lo que pertenece al hombre en general, como carácter de la especie, [...]" (§ 55, p. 123)
"Pues así como nuestro camino material sobre la tierra no es una superficie, sino una línea, así también en la vida, cuando queremos apoderarnos de una cosa y conservarla, tenemos que resignarnos a abandonar multitud de otras a derecha e izquierda. No poder resolverse, tender la mano hacia todo lo que nos tienta en nuestro camino, como los niños en feria, es una conducta absurda. Correríamos así en zigzag, errando de aquí para allá, como un fuego fatuo, y esto no nos conduciría finalmente a cosa alguna." (§ 55, p. 123)
"[...] el mero querer y el poder no bastan por sí mismos; el hombre necesita, además, saber lo que quiere y saber de qué es capaz; sólo así puede dar pruebas de carácter y sólo así hará bien lo que haga. [...]" (§ 55, p. 123)
"[...] Nada nos reconcilia mejor con la necesidad interior, así como la exterior, que el reconocerla claramente. [...]" (§ 55, p. 126)
"[...] la voluntad, en todos los grados de su fenómeno, desde los más altos a los más elevados, carece de mira final; que aspira siempre, porque su esencia es una aspiración perpetua a la cual no puede poner término fin alguno que consiga; que, por tanto, no puede ser finalmente saciada, y que sólo los obstáculos pueden suspenderla, mas en sí se prolonga hasta el infinito. [...]" (§ 56, p. 127)
"[...] Cuando un obstáculo viene a elevarse sobre ella [la voluntad] y su fin actual, denominamos a este impedimento dolor; la consecuencia de este fin es lo que llamaremos satisfacción, bienestar, felicidad. [...]" (§ 56, p. 128)
"[...] Pues a medida que el fenómeno de la voluntad se hace más perfecto, el dolor se hace también más evidente. En la planta no hay todavía sensibilidad, ni por consiguiente dolor (en sentido estricto). Los animales inferiores, infusorios y radiolarios, no son capaces más que de un grado mínimo de dolor; hasta en los insectos, la facultad de sentir y de padecer es todavía muy limitada. Con el perfecto sistema nervioso de los vertebrados llega a gran altura y se eleva en la proporción en que se desenvuelve la inteligencia. A medida que el conocimiento se hace más claro y que la conciencia crece, el dolor aumenta y llega a su grado supremo en el hombre. En él es tanto más violento cuanto más lucidez de conocimiento y más elevada inteligencia posea. El genio es quien más padece. [...]" (§ 56, p. 128)
"[...] en esencia, vivir es padecer." (§ 56, p. 129)
"[...] Si la consideramos [a la voluntad] bajo su aspecto físico, es evidente que así como en realidad la marcha no es más que una sucesión de caídas evitadas, nuestra vida corporal no es más que una muerte incesantemente impedida, una destrucción, retardada siempre, de nuestro cuerpo. La actividad de nuestro espíritu no es asimismo más que un esfuerzo constante para desechar el hastío. Cada soplo de nuestra respiración rechaza la muerte que nos acomete; luchamos, pues, contra ella a cada segundo y también la combatimos a intervalos más largos, cada vez que comemos, que dormimos, que nos calentamos, etc. Pero la muerte está llamada a vencer finalmente, pues le pertenecemos por el hecho mismo de haber nacido, y no hace más que jugar un instante con su presa antes de devorarla. [...]" (§ 57, p. 129)
"[...] La vida oscila, como un péndulo, entre el dolor y el hastío, que son, en verdad, sus elementos constitutivos. Se ha expresado este hecho de una manera bien extraña; después de haber puesto en el infierno todos los dolores y todos los suplicios, el hombre no ha encontrado nada que colocar en el cielo más que el aburrimiento." (§ 57, p. 130)
"La vida de la mayor parte de los hombres no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de sucumbir al fin. Mas lo que les hace perseverar en tan penoso combate no es tanto el amor a la vida como el temor a la muerte, [...]." (§ 57, p. 130)
"[...] Lo que ocupa y trae agitados a todos los vivos es el deseo de vivir. Pero una vez asegurada la vida, no saben qué hacer de ella. [...]" (§ 57, p. 131)
"La vida humana se pasa, pues, queriendo y adquiriendo. El deseo es, por naturaleza, dolor: su cumplimiento trae en seguida la saciedad; el fin no era más que un espejismo, y la posesión le arrebata todo su encanto. [...]" (§ 57, p. 131)
"[...] Cuando la satisfacción sigue al deseo a intervalos ni muy próximos ni muy distantes, entonces el dolor es menos y la existencia la más feliz. [...]" (§ 57, p. 131)
"[...] Los goces puramente intelectuales son inaccesibles para la mayoría de los hombres, que siendo incapaces de apreciar el placer que da el conocimiento puro, se hallan reducidos únicamente al querer." (§ 57, p. 132)
"[...] Nuestra rebelión contra la desgracia viene en gran parte de que vemos que es accidental, es decir, traída por un encadenamiento de causas que con facilidad hubiera podido ser diferente. De ordinario, los males absolutamente inevitables y generales, como la necesidad de la vejez, de la muerte y muchas otras miserias de todos los momentos, no nos afligen casi. [...]" (§ 57, p. 133)
"[...] el sentimiento del dolor o del bienestar está en gran parte, como el conocimiento, determinado subjetivamente y a priori, [...]." (§ 57, p. 134)
"[...] cuando el desenlace de cualquier negocio nos libra de una gran inquietud que nos atormentaba, ésta es sustituida inmediatamente por otra, cuya sustancia existía ya en nosotros, pero no podía penetrar en nuestra conciencia, [...]." (§ 57, p. 134)
"Un individuo capaz de una alegría excesiva sentirá también el dolor con exceso, pues son condiciones recíprocas [...]." (§ 57, p. 135)
"[...] el dolor o el gozo excesivos descansan siempre sobre un error o una ilusión, y que la inteligencia debe de poder evitar esta exageración del sentimiento. [...] Cada ilusión de este género nos es arrebatada infaliblemente luego, y entonces nos causa su pérdida tanto dolor amargo como alegría nos produjo su aparición. [...]" (§ 57, p. 135)
"Toda satisfacción, lo que se denomina vulgarmente felicidad, es siempre de naturaleza negativa y en modo alguno positiva. [...] Mas con la satisfacción cesa el deseo, y por consiguiente, el placer. La satisfacción o felicidad no puede ser nunca más que la supresión de un dolor, de una necesidad, [...]." (§ 58, p. 136)
"No hay nada directo más que la necesidad, es decir, el dolor. [...]" (§ 58, p. 136)
"[...] De ahí viene el que no sintamos ni apreciemos bastante los bienes y ventajas que poseemos; nos parece que son cosa natural, pues no nos hacen felices más que negativamente, apartando de nosotros el dolor. No comprendemos su valor mas que cuando los perdemos, pues la necesidad, la privación, el dolor, son lo único positivo y lo único que se hace sentir directamente. [...]" (§ 58, p. 136)
"[...] del egoísmo, que es la forma del deseo de vivir, [...]." (§ 58, p. 137)
"[...] Una obra épica o dramática no puede tener, en efecto, otro asunto que las luchas, los esfuerzos, los combates para conseguir la felicidad y no la misma dicha duradera y perfecta. Conduce a la meta a su héroe a través de mil dificultades y peligros, y tan pronto como aquél ha alcanzado la victoria, hace caer el telón, pues lo único que podía ya mostrar es que ese fin glorioso en que el héroe pensaba hallar la dicha, le ha engañado, y que después de llegar a él se encuentra lo mismo que antes. Como la felicidad verdadera y durable es cosa imposible, no puede ser objeto del arte. [...]" (§ 58, p. 137)
"En teoría pueden admitirse tres extremos de la vida humana, que son como los elementos de la vida real del hombre. En primer lugar, una volición enérgica, grandes pasiones (Radscha Guna), [...]. En segundo lugar, el conocimiento puro, la concepción de las Ideas, [...]; ésta es la vida del hombre de genio (Satwa Guna). Y, por último, en tercer lugar, el letargo extremado de la voluntad, y a consecuencia de él, [...] el aburrimiento que paraliza (Tama Guna). La vida individual, lejos de mantenerse en uno de esos extremos, rara vez llega a ellos; [...]." (§ 58, p. 138)
"La vida de cada individuo, considerada en conjunto y en su generalidad, sin fijarse más que en los rasgos principales, es siempre una tragedia; pero examinada en sus pormenores se convierte en comedia, pues el sesgo y tormentos de cada día, [...] son verdaderas escenas de comedia. [...]" (§ 58, p. 139)
"[...] todo hombre desengañado de los sueños de su primera juventud, que tenga en cuenta su experiencia propia y la ajena, que esté avezado en la vida, que conozca la historia de los siglos pasados y la de su tiempo, así como las obras de los grandes poetas, a menos que un prejuicio muy arraigado no extravíe su pensamiento, llegará infaliblemente a la conclusión de que este mundo es el reino del azar y del error, que le gobiernan sin piedad, en las cosas pequeñas como en las grandes, y junto a las cuales la necedad y la maldad blanden también su férula. Bajo semejante régimen, lo bueno se abre paso con trabajo; lo noble y lo sabio rara vez puede mostrares, [...]." (§ 59, p. 140)
"[...] cuando se produce una obra duradera, ésta, después de haber sobrevivido a la animosidad de los contemporáneos, permanece aislada, se la conserva como se conserva un meteorito, nacido de un orden de cosas diferente del que reina en este mundo." (§ 59, p. 140)
"[...] quizá no hay hombre que al final de su vida, si conserva toda su razón y es al mismo tiempo sincero, desea comenzarla otra vez [...]." (§ 59, p. 141)
"Si a cada uno le pusieran delante de los ojos los dolores y los tormentos espantosos a que está expuesta constantemente su vida, se llenaría de terror. El optimista más endurecido, si se le hiciera visitar los hospitales, lazaretos y salas de operaciones quirúrgicas, las cárceles, las cámaras de tormento y los ergástulos de los esclavos; si se le condujera a los campos de batalla y a los lugares donde se alza el patíbulo; si se le hiciera penetrar en los obscuros rincones donde va a esconderse la miseria, para huir de las miradas de la fría curiosidad; si, en fin, se le hiciera echar una ojeada a la torre de Ugolino, hambriento, es seguro que acabaría por comprender de qué naturaleza es el "mejor de los mundos posibles". ¿De dónde tomó Dante los materiales para su Infierno, sino de nuestro mundo real? Y sin embargo, pintó un infierno en toda regla. Por el contrario, cuando quiso describir el cielo con sus beatitudes, tropezó con dificultades insuperables, en razón de que nuestra tierra no suministra elementos para nada parecido. [...]" (§ 59, p. 141)
"[...] Lo que se sufre se oculta siempre, y por el contrario, cada cual hace ostentación del fausto y del esplendor que ha podido adquirir, y cuanto más carece de satisfacción interior, más desea pasar por dichoso a los ojos de los demás. [...]" (§ 59, p. 141)
"[...] la palabra vanidad, vanitas, cuyo primitivo sentido es vacuidad, nada." (§ 59, p. 141)
"[...] En vano se crea dioses para obtener de ellos, con súplicas o adulaciones, lo que únicamente puede darle su propia volición. [...]" (§ 59, p. 142)
"[...] Sí he de declarar que el optimismo, cuando no es un mero dicho irreflexivo de personas, cuyo obtuso cerebro no alberga más que palabras, me parece una opinión no sólo absurda, sino verdaderamente impía, pues es una irrisión amarga de los dolores inauditos de la humanidad. [...]" (§ 59, p. 142)
"La afirmación de la voluntad es ese querer perpetuo, no contenido por la inteligencia y que llena la vida humana en general. [...]" (§ 60, p. 142)
"[...] el ser procreado es diferente del procreador; pero en sí, desde el punto de vista de la Idea, es idéntico a él. [...]" (§ 60, p. 144)
"[...] Respecto del procreador, la procreación no es más que la expresión y el signo por medio del cual afirma enérgicamente su voluntad de vivir; respecto del procreado, no es la razón de que la voluntad aparezca en él, pues la voluntad no tiene causa ni efecto, sino la causa ocasional que hace que la voluntad aparezca en tal momento y en tal lugar. [...]" (§ 60, p. 144)
"[...] Esta afirmación [la procreación], que excede del propio cuerpo del individuo y llega hasta la procreación de un nuevo organismo, afirma a la vez el dolor y la muerte, partes integrantes del fenómeno de vida, [...]. Por esta razón profunda el acto sexual es considerado como vergonzoso." (§ 60, p. 144)
"[...] La Naturaleza, cuya esencia íntima es la voluntad de vivir, impulsa con todas sus fuerzas al hombre, como al animal, a la reproducción. Y luego, cuando ha obtenido ya del individuo el resultado que esperaba, se vuelve indiferente en absoluto a su destrucción, pues como voluntad de vivir, no se interesa más que por la conservación de la especie y en modo alguno por el individuo. [...]" (§ 60, p. 145)
"Las partes genitales, más que otras cualesquiera del cuerpo, están sometidas exclusivamente a la voluntad, y no lo están en modo alguno a la inteligencia. [...]" (§ 60, p. 145)
"[...] la voluntad de vivir, que se afirma, con la muerte. Vimos que esta última no la afecta, porque la muerte está contenido de suyo en la vida, de la cual forma parte, y se halla plenamente compensada por la generación, que asegura y afianza sin cesar la vida a la voluntad de vivir, no obstante la muerte del individuo. [...]" (§ 60, p. 146)
"[...] el espacio y el tiempo constituyen el principio de individuación, porque sólo en ellos y por ellos es posible la multiplicidad de lo idéntico. [...]" (§ 61, p. 146)
"[...] La voluntad existe entera, indivisa en cada una de sus manifestaciones, y ve en torno suyo la imagen repetida hasta lo infinito de su propio ser. [...]" (§ 61, p. 147)
"[...] Cuanto a este ser [la voluntad], que es la verdadera realidad, no lo encuentra más que en sí misma. De ahí que cada uno lo quiera todo para sí, quiera poseerlo todo, o al menos subyugarlo todo, y desee aniquilar lo que le opone resistencia. [...]" (§ 61, p. 147)
"[...] toda renuncia espontánea [fuera del tiempo-espacio], que no se funde en algún motivo [dentro del tiempo-espacio], a la satisfacción de ese instinto [corporal, como el sexo], es ya negación de la voluntad de vivir, [...]." (§ 62, p. 148)
"Esta usurpación, que invade los límites de la afirmación de la voluntad ajena, ha sido conocida en todos los tiempos y su noción abstracta tiene el nombre de injusticia. [...]" (§ 62, p. 149)
"En efecto, según el sentido de nuestra explicación de la injusticia, la única propiedad [derecho de Locke del synolon] que no se puede arrebatar a un hombre sin incurrir en la injusticia, es el fruto del empleo de sus fuerzas [synolon]. Si se le desposee de él, se priva a la voluntad de las fuerzas del cuerpo en la cual está objetivada para hacerlas servir a otra objetivación de la voluntad en un cuerpo distinto. [...]" (§ 62, p. 150)
"La simple negativa a decir una verdad, o sea, hablando en general, a enunciar un hecho, no es una injusticia; pero lo es el hacer creer una cosa falsa. El que se niega a indicar a un caminante la dirección que debe seguir, no es injusto; pero lo será si le extravía con una indicación engañosa." (§ 62, p. 152)
"[...] no se hubiera hablado jamás de justicia si no existiera la injusticia. [...]" (§ 62, p. 153)
"[...] Si un jugador juega el dinero que me ha robado, tengo el derecho de jugar contra él con dados falsos, pues todo lo que le gane me pertenecía ya. [...]" (§ 62, p. 154)
"[...] Las repúblicas se inclinan a la anarquía y las monarquías al despotismo [...]." (§ 62, p. 157)
"[...] el Estado no se preocupa en manera alguna de la voluntad ni de la intención por sí mismas, sino sólo del acto [...]." (§ 62, p. 157)
"Kant pretende erróneamente que, fuera del Estado, no existe el derecho absoluto de propiedad. [... También,] la teoría de Kant, que pretende que la pena se establece únicamente para castigar, es irracional y no tiene fundamento sólido. [...]" (§ 62, pp. 160-161)
"[...] la justicia temporal que reside en el Estado y cuya misión consiste en premiar y castigar: hemos visto que no es justicia más que en cuanto mira lo porvenir, sin lo cual todo castigo de un delito sería injustificable y se reduciría a agregar, sin razón ni sentido, un segundo mal al primero. [...]" (§ 63, p. 163)
"El mundo, con toda la multiplicidad de sus partes y sus figuras, es el fenómeno, la objetivación de la voluntad de vivir única. La existencia misma y sus modos, así en conjunto como en cada una de sus partes, vienen únicamente de la voluntad. [...]" (§ 63, p. 163)
"[...] La vista grosera del individuo está turbada por lo que los indios llaman el velo de Maya; en lugar de la cosa en sí no ve más que el fenómeno en el tiempo y en el espacio, en el principio de individuación y en las demás formas del principio de razón. [...] Le parece entonces que el placer y el dolor son cosas completamente diferentes; tal hombre es a sus ojos verdugo sanguinario, y tal otro víctima y mártir; [...]. Ve el dolor en el mundo y ve también la maldad; pero lejos de comprender que no son más que aspectos diversos del fenómeno de la misma voluntad de vivir, le parece que se diferencian mucho entre sí y que son cosas opuestas, [...]." (§ 63, p. 164)
"[...] Paras aquel cuya inteligencia va más allá del principio de individuación, la felicidad temporal, regalo del azar, o resultado arrancado por la prudencia de manos del destino, en medio del dolor, no es más que el ensueño del mendigo, durante el cual se figura ser rey, pero del que despertará, para reconocer entonces que una pasajera ilusión le había elevado por encima de las miserias de su existencia." (§ 63, p. 165)
"[...] Sólo ve y comprende la justicia eterna [Schopenhauer la diferencia de la que llama temporal del Estado, en § 63] el que sabe elevarse sobre el conocimiento que procede según el principio de razón y se limita a las cosas particulares; el que sabe concebir las Ideas, ver más allá del principio de individuación y reconocer que las formas del fenómeno no convienen a la cosa en sí. [...]" (§ 63, p. 166)
"[...] siendo la voluntad el principio de todo fenómeno, [...] el mal y el dolor, hieren siempre a un mismo ser, aunque los fenómenos en los cuales aparezcan el mal y el dolor se muestran en forma de individuos diferentes separados por tiempos por espacios distantes. Comprenderá que la distinción entre el que causa el dolor y el que lo padece no es más que fenómeno y no alcanza a la cosa en sí, a la voluntad, que vive de ambos, [...] y buscando un aumento de bienestar para uno de sus fenómenos, produce en otro un exceso de dolor. Arrastrada por su vehemencia, desgarra con sus dientes su propia carne, ignorando que es a sí misma a quien hiere, [...]." (§ 63, p. 166)
"[...] los Vedas, producto de la más elevada inteligencia y de la suprema sabiduría humanas. Los Upanishadas, llegados al fin a nosotros como el don más precioso que debemos al presente siglo, [...]" (§ 63, p. 167)
"[...] el fin de toda doctrina religiosa, puesto que todas no son más que parábolas que revisten con sus velos la verdad, a la cual no puede elevarse la inteligencia grosera del hombre. [...]" (§ 63, p. 167)
"[...] fin sobre el cual se funda el derecho penal, [...] un sentimiento de satisfacción al ver al que ha hecho el mal experimentarle, a su vez, en igual medida. A su juicio, lo que este sentimiento expresa es precisamente la conciencia de la justicia eterna, pero mal entendida e inmediatamente falseada, pues el espíritu, obscurecido aún por la influencia del principio de individuación, incurre en una anfibología de nociones, pidiendo al fenómeno lo que pertenece a la cosa en sí; lejos de concebir que, en el fondo, ofensor y ofendido son un mismo ser, [...]." (§ 64, p. 168-169)
"[...] Este concepto [el de lo bueno] es esencialmente relativo y expresa la conveniencia de un objeto con alguna tendencia determinada de la voluntad. [...] La noción de lo bueno se divide en dos subespecies, a saber: la que se refiere a la satisfacción inmediata de la voluntad actual y la que concierne a su satisfacción mediata, colocada en lo porvenir; [...]." (§ 65, p. 171)
"[Lo malo es] designado todo aquello que no encaja en la tendencia presente de la voluntad. [...]" (§ 65, p. 171)
"[...] la esencia de la virtud es una aspiración enteramente opuesta a la tendencia que busca la felicidad, es decir, el bienestar y la vida." (§ 65, p. 172)
"[...] Todo dolor es una volición no satisfecha y contrariada; [...]" (§ 65, pp. 173-174)
"[...] el hombre es la manifestación de la voluntad alumbrada por una inteligencia superior, [...]." (§ 65, p. 174)
"[...] No hay principio ni fin más que para el individuo, por medio del tiempo que es la forma de su fenómeno, para la representación. Fuera del tiempo no hay más que la voluntad: la cosa en sí de Kant y su objetivación adecuada, la Idea platónica." (§ 65, p. 176)
"[El] conocimiento abstracto [...] puede comunicarse por medio de palabras. [...]" (§ 66, p. 177)
"[...] sobre la virtud, es decir, sobre la bondad del alma; [...]." (§ 66, p. 178)
"[...] el insecto padece menos con la muerte que el hombre con la mera picadura de aquél. [...]" (Nota al pie de página, § 66, p. 182)
"[...] los deseos nacen sin excepción de una necesidad, de la falta de algo, de un dolor; que toda satisfacción no es más que la supresión de un dolor, no una felicidad positiva adquirida; [...]." (§ 67, p. 184)
"[...] Las lágrimas no son en manera alguna la expresión directa del dolor, pues son raros los dolores que hacen llorar. A mi juicio, no se llora jamás por el dolor inmediatamente sentido, sino cuando su imagen vuelve a nuestro espíritu. Se pasa, en efecto, del dolor sentido, aunque sea corporal, a su mera representación, [...]." (§ 67, p. 185)
"Llorar, es, pues, tener piedad de sí mismo, es la piedad volviendo a su punto de partida. Para poder llorar se necesita ser capaz de amor y de piedad y estar dotado de imaginación; por eso el hombre que no tiene ni imaginación ni corazón difícilmente llora; las lágrimas se consideran también como signo de cierto grado de bondad de carácter y desarman la ira, pues se comprende que quien es capaz de llorar es capaz de amor, es decir, de piedad hacia los demás, precisamente porque la piedad, como acabo de mostrar, se resuelve finalmente en lágrimas. [...] Cuando lo que nos hace llorar no es nuestro dolor sino el ajeno, depende esto de que con la imaginación nos ponemos en lugar del que padece o percibimos en su suerte el destino d e toda la humanidad, y por consiguiente el nuestro; volvemos, pues, siempre, mediante un largo rodeo, a llorar por nosotros mismos, y de nosotros es de quien retenemos piedad. [...]" (§ 67, p. 185)
"[Cuando] la voluntad se aparta d e la existencia, cuyos goces le causan horror, pues ve en ellos la afirmación de la vida. El hombre llega entonces a un estado de renuncia voluntaria de sí mismo, de resignación, de quietud perfecta y de desasimiento absoluto de todo querer. [...] El fenómeno que anuncia esta transformación es el paso de la virtud al ascetismo." (§ 68, p. 187)
"Como reniega del querer personificado en él [el asceta], no se opondrá a que otro haga lo mismo, es decir, a que le causa algún daño; todo dolor que venga a afligirle, producido por el azar o por la maldad de otro, toda ignominia, toda ofensa, todo perjuicio, será para él bien venido, lo aceptará todo con gozo, como ocasión de asegurarse de que no afirma ya la voluntad y de que toma valerosamente partido por todo enemigo de su fenómeno, es decir, de su persona. [...]" (§ 68, p. 189)
"[...] Cuando la muerte venga [para el asceta], por último, a aniquilar el fenómeno de esta voluntad, cuya existencia había cesado hacía mucho tiempo por la libre negación de sí mismo, salvo en aquél débil residuo que animaba el cuerpo, es saludada con júbilo y aceptada con corazón satisfecho, como una liberación ardientemente deseada. [...]" (§ 68, p. 189)
"[...] Entre la intuición y la razón existe un abismo inmenso, [...]." (§ 68, p. 190)
"[...] A decir verdad, cada hombre posee intuitivamente y en concreto todas las verdades filosóficas; recogerlas en el saber abstracto, en la reflexión [razón], es la misión del filósofo, que no tiene el derecho mi de poder ir más allá." (§ 68, p. 190)
"[...] Es tan poco necesario para un santo ser filósofo, como para un filósofo ser santo, [...]." (§ 68, p. 191)
"[...] como el conocimiento que conduce a la negación de la voluntad de vivir es intuitivo y no abstracto, no se puede expresar por completo con nociones abstractas sino únicamente con actos, con la conducta. [...]" (§ 68, p. 191)
"La historia no hablará jamás, ni puede hacerlo, de esos hombres cuya vida es la interpretación más fiel y la única satisfactoria de este punto tan importante de nuestras investigaciones [del asceta]. No sólo es su objeto diferente del nuestro, sino que es diametralmente contrario: no trata ella de la negación y del abandono de la voluntad de vivir, sino al revés, de su afirmación y su manifestación en una infinidad de individuos, donde su conflicto consigo misma, en la objetivación suprema de esa voluntad, resalta con claridad perfecta y atestigua la vanidad de toda aspiración de este mundo, [...]" (§ 68, p. 192)
"[...] el fenómeno más sublime, más importante y significativo que puede producir la tierra no es el vencedor del mundo, sino el del vencedor de sí mismo [...]." (§ 68, p. 193)
"Si la vida ascética es para el hombre que ha llegado a negar su voluntad el medio de mantenerse en ese estado, existe una segunda vía ( ), que conduce al mismo resultado: es el dolor en general, tal como nos lo depara por la suerte; puede decirse que la mayor parte de los hombres no llegan a la salvación más que por este camino. Los dolores padecidos por uno mismo y no los que contemplamos en los demás son los que nos conducen a la resignación absoluta, sobre todo a las puertas de la muerte. Son muy raras las personas a quienes basta su inteligencia para negar la voluntad, merced a ese conocimiento que, después de traspasar el principio de individuación, comienza por darles la bondad perfecta y el amor a la humanidad y acaba por hacerlos reconocer como propios los dolores del mundo entero. [...]" (§ 68, p. 198)
"Hemos expuesto hasta aquí, dentro de los límites propios de nuestras consideraciones, esa negación de la voluntad de vivir, que es el único acto de libre albedrío que se produce en el fenómeno humano y que constituye lo que Asmus llama la metamorfosis trascendental. Bien diferente de este aniquilamiento de la voluntad es el aniquilamiento de su fenómeno, del individuo, o sea el suicidio. Lejos de negar la voluntad, la afirma enérgicamente. La negación no consiste en detestar los males, sino los goces de la vida." (§ 69, p. 203)
"[...] Al matar el cuerpo [el suicida] no renuncia a la voluntad de vivir, sino a vivir. Desea la vida, aceptaría la existencia y la afirmación de su cuerpo si fuesen fáciles, [...]." (§ 69, p. 204)
"La relación entre el suicidio y la negación de la voluntad es la misma que existe entre la cosa particular y la Idea; el suicida niega el individuo, pero no niega la especie. Como la voluntad de vivir -lo repito- tiene asegurada una vida eterna, y la esencia de la vida es el dolor, suicidarse es un acto inútil e insensato; [...]." (§ 69, p. 204)
"Puesto que acabamos de ver que la renuncia espontánea a la voluntad viene del conocimiento, y que el conocimiento en sí es independiente del querer consciente, se infiere de lo dicho que esta supresión de la voluntad, esta liberación, no puede adquirirse por fuerza y deliberadamente. Nace de una relación íntima entre la inteligencia y la voluntad humanas, surge de repente, y como un choque venido de fuera. Por esto la llama la Iglesia un efecto de gracia, [...]." (§ 70, p. 209)
"La doctrina cristiana simboliza la Naturaleza, la afirmación d e la voluntad de vivir, en Adán, no desde el punto de vista de los individuos, es decir, partiendo del principio de razón, sino desde el punto de vista de la Idea humana en su unidad. Lo que le ha entregado el mundo al dolor y la muerte es el pecado original que llega hasta nosotros; en otros términos, es nuestra identidad, en la Idea humana, con Adán, identidad que se manifiesta en el tiempo por el lazo de la generación. Por el contrario, simboliza la gracia, la negación de la voluntad, la salvación en el Dios hecho hombre, el cual, puro de todo pecado, o sea de toda voluntad de vivir, no puede haber salido de la más enérgica afirmación de la voluntad, ni tener un cuerpo semejante al nuestro, que no es más que voluntad concreta, más que fenómeno de la voluntad, sino que nace de una virgen inmaculada [concebida sin placer], y sólo tiene un simulacro de cuerpo. [...]" (§ 70, p. 209)
"[...] el dogma del pecado original (afirmación de la voluntad) y el de la redención (negación de la voluntad) [...]." (§ 70, p. 210)
"[...] No tenemos por qué tratar aquí del hecho de que el Cristianismo, perdiendo en nuestros días su significación verdadera, haya degenerado en un vulgar optimismo." (§ 70, p. 210)
"[...] La nada no se percibe como nada más que en su relación con alguna otra cosa; supone siempre la existencia de esta relación, y por lo tanto, la de esta cosa. La misma contradicción lógica no es más que una nada relativa. Aunque no puede ser pensada por la razón, no es por esto una nada absoluta. [...]" (§ 71, p. 213)
"[...] axioma de Empédocles: "Lo semejante no es conocido más que por lo semejante" [...]." (§ 71, p. 213)
"[...] Sin voluntad no hay representación, ni universo. Entonces, indudablemente, no queda ante nosotros más que la nada. Mas no olvidemos que lo que se rebela en nosotros contra semejante aniquilamiento es la Naturaleza, que no es otra cosa que la voluntad de vivir, esencia del hombre y del universo. Este horror de la nada no es más que una manera diferente de expresar que queremos con ardor la vida, que no somos ni conocemos más que la voluntad de vivir. [...]" (§ 71, p. 214)
"Sí, lo reconocemos abiertamente; lo que queda después de la supresión total de la voluntad para aquellos a quienes la voluntad anima todavía no es más que la nada efectivamente. Pero, a la inversa, para aquellos en quienes la voluntad se ha suprimido y convertido, este mundo tan real, con todos sus soles y sus vías lácteas, es verdaderamente la Nada." (§ 71, p. 215)


SCHOPENHAUER, Arthur: El Mundo como Voluntad y Representación (1844), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs. As., El Ateneo, 1950, vol. II, fragmentos.

ÍNDICE


Título (los numeros corresponden a las páginas del libro)

Libro I
I El punto de vista idealista 7
II Doctrina del conocimiento intuitivo, o del entendimiento 25
III De los sentidos 33
IV Del conocimiento " a priori" 39
V Del intelecto desprovisto de razón 69
VI Del conocimiento abstracto o racional 74
VII De la relación entre el conocimiento intuitivo y el abstracto 83
VIII Teoría de la risa 104
IX De la lógica en general 115
X Sobre la silogística 120
XI De la retórica 132
XII Doctrina de la ciencia 134
XIII Del método en las matemáticas 145
XIV De la asociación de ideas 148
XV De las imperfecciones esenciales de nuestro entendimiento 153
XVI Del uso práctico de la razón y del estoicismo 165
XVII De la necesidad metafísica en el hombre 176

Libro II
XVIII De la posibilidad de conocer la cosa en sí 209
XIX Del primado de la voluntad en la autoconciencia 219
XX Objetivación de la voluntad en el organismo animal 267
XXI Ojeada retrospectiva y conclusión general 292
XXII Consideración objetiva de la inteligencia 296
XXIII (§ 23 del Volumen I) 318
XXIV De la materia 332
XXV De la voluntad de la cosa en sí 345
XXVI Sobre la teleología 355
XXVII Del instinto y del instinto de industria 371
XXVIII Caracteres de la voluntad de vivir 378

Libro III
XXIX Del conocimiento de las ideas 393
XXX Del sujeto puro del conocimiento 397
XXXI Del genio 408
XXXII De la locura 435
XXXIII Observaciones sueltas sobre lo bello en la naturaleza 440
XXXIV De la esencia íntima del arte 443
XXXV De la estética en la arquitectura 449
XXXVI Observaciones sueltas acerca de lo bello en las
artes plásticas 459
XXXVII De la estética de la poesía 465
XXXVIII De la historia 483
XXXIX De la metafísica de la música 493

Libro IV
XL Introducción 509
XLI De la muerte y de sus relaciones con la indestructibilidad de
nuestro ser en sí 511
XLII La vida de la especie 566
XLIII Herencia de las cualidades 574
XLIV Metafísica del amor 589
XLV De la afirmación de la voluntad de vivir 631
XLVI De la nada y de los dolores de la vida 637
XLVII De la moral 654
XLVIII Teoría de la negación de la voluntad de vivir 671
XLIX El camino de salvación 706
L Epifilosofía 713


Libro I

I El punto de vista idealista 7

"[...] lo real y lo ideal, es decir, entre el mundo como fenómeno cerebral y el mundo que existe fuera del cerebro, [...]." (Libro I, cap. I, p. 8)
"[...] Berkeley, [...] llegó al idealismo propiamente dicho, reconociendo que lo extenso, es decir, el mundo objetivo o material, no existe en cuanto más que en nuestra representación, siendo falso y absurdo atribuirle existencia fuera de la percepción e independientemente fuera del sujeto que percibe y, por consiguiente, admitir la existencia en sí, y de una manera absoluta, de la materia. Esta concepción tan verdadera y profunda constituye toda la filosofía de Berkeley: en ella se vertió todo entero." (Libro I, cap. I, pp. 8-9)
"El realismo, que por sus apariencias positivas tiene fácil arraigo en los espíritus incultos, parte, por el contrario, de una hipótesis arbitraria y es un edificio sin cimientos pues olvida o niega un hecho primordial, a saber: que todo lo que conocemos es un fenómeno de conciencia. [...]" (Libro I, cap. I, p. 9)
"[...] Objeto, no quiere decir otra cosa que "representación de un sujeto"; [...]." (Libro I, cap. I, p. 9)
"Que el mundo objetivo pueda existir sin que haya un ser que lo conozca, parece cierto a primera vista, porque puede ser pensado en abstracto, sin que aparezca la contradicción que implica. Pero si intentamos dar realidad a semejante abstracción, es decir, si queremos convertirla en percepciones intuitivas, únicas que pueden darle contenido y verdad (como todas las abstracciones); cuando se trata de imaginar un mundo objetivo sin un sujeto que lo conozca, se ve que lo que se imagina es lo contrario de lo que se pretende, es decir, no es otra cosa que el acto de una inteligencia que percibe intuitivamente el mundo objetivo, que era lo que se quería excluir. Siendo, evidentemente, el mundo intuitivo un fenómeno cerebral, hay contradicción en suponer que como mundo subjetivo pueda existir con independencia de todo cerebro." (Libro I, cap. I, pp. 9-10)
"A esta idealidad necesaria y esencial de las cosas puede oponerse una objeción que cada uno de nosotros entrevé en su espíritu, más o menos distintamente, y es ésta: mi cuerpo es también objeto para un individuo, es también representación, y, sin embargo, yo no puedo dudar de que yo seguiría existiendo aunque ese individuo no existiese. Y como esta misma relación entre mi persona y la inteligencia de otro existe también entre esa existencia y todos los demás objetos, éstos seguirían existiendo aún cuando ningún ser los percibiese. La consideración es ésta: ese otro, cuyo objeto es mi persona, no es un sujeto absoluto, sino un individuo que conoce. De aquí que, cuando no existiera, es más, aunque no hubiera otro ser que conociese más que yo, no por ello quedaría suprimido el sujeto, en cuya representación existen solamente todos los objetos. Pues este sujeto soy yo mismo, como cualquier ser que conozca; por consiguiente, en el caso supuesto, mi persona seguiría existiendo realmente, pero como representación, es decir, en mi conciencia. Yo mismo, en efecto, no la conozco más que de un modo mediato y nunca inmediato, porque toda percepción es mediata. [...]" (Libro I, cap. I, p. 10)
"[...] mi entendimiento intuitivo realiza la función de ir del efecto a la causa, [...]". (Libro I, cap. I, p. 10)
"[...] Todo lo que de este modo existe podrá tener, por otra parte, una existencia en sí, para lo cual no necesita de sujeto alguno. Pero esta existencia en sí no puede consistir en extensión y actividad (que, reunidas, constituyen la figura en el espacio). Forzosamente ha de ser de distinta naturaleza; será una existencia de cosa en sí, que, como tal, nunca puede ser objeto. [...]" (Libro I, cap. I, p. 11)
"[...] el mundo objetivo no existe más que en la representación, o sea para el sujeto. [...]" (Libro I, cap. I, p. 11)
"[...] Nótese también que Kant, bajo su cosa en sí, no pensó nunca un objeto, al menos mientras fue consecuente consigo mismo. Y esto se deducía ya de su prueba de que el espacio y el tiempo no son más que formas de la intuición y, por consiguiente, no pertenecen a las cosas en sí, y como lo que no está en el espacio ni en el tiempo no es objeto, es claro que la existencia de las cosas en sí no `puede ser objetiva, sino que ha de ser de otra naturaleza, es decir, metafísica. Por tanto, la proposición de Kant implica esta otra: el mundo objetivo no existe más que como representación." (Libro I, cap. I, pp. 11-12)
"Nada ha sido tan injustamente tratado en todos los tiempos como el idealismo, en cuanto se le ha culpado de negar la realidad empírica del mundo exterior. [...]" (Libro I, cap. I, p. 12)
"El verdadero idealismo, por el contrario, no es empírico, sino trascendental. Éste deja intacta la realidad empírica del mundo, pero hace hincapié en que todo objeto, es decir, toda realidad empírica en general, está doblemente condicionada por el sujeto: primeramente de un modo material, o sea como objeto en general, porque una existencia objetiva sólo se concibe en relación con un sujeto y como representación de éste; y luego, en cuanto a la forma, porque el modo de existir un objeto, es decir, de ser representado (espacio, tiempo y causalidad) se deriva del sujeto y en él está predeterminada. El idealismo de Kant, referido en particular al modo de la existencia del objeto, se enlaza con el de Berkeley, que se refiere, en general, al objeto." (Libro I, cap. I, pp. 12-13)
"Kant demuestra que el conjunto del mundo material, con sus cuerpos extensos en el espacio y enlazados entre sí por el tiempo mediante la ley de causalidad con todas sus consecuencias, no existe independiente de nosotros, sino que depende, como de un supuesto fundamental, de las funciones del cerebro, por medio de las cuales e solamente posible la ordenación objetiva de las cosas, ya que tiempo, espacio y causalidad, en los cuales se basan todos los procesos reales y objetivos, no son otra cosa que funciones del cerebro, t que, por lo mismo, el orden invariable de las cosas que forman el criterio y la guía de la realidad empírica de las cosas, procede asimismo del cerebro, que es lo único que da testimonio de él. Esto es lo que Kant demostró a fondo y detalladamente; sólo que él no dice cerebro, sino "facultad de conocimiento". Y hasta intentó probar que, bien considerado, ese orden objetivo en el tiempo, el espacio y la causalidad, la materia, etcétera, sobre el cual se basasen último término, todos los hechos del mundo real, no puede ser pensado como existente por sí mismo, es decir, como un orden de cosas en sí, con realidad y existencia absolutas. [...]" (Libro I, cap. I, p. 13)
"[...] cuán absurdo es admitir que las cosas, como tales, puedan existir fuera e independientemente de nuestra conciencia. [...]" (Libro I, cap. I, p. 13)
"[...] Esto [el idealismo] no se explicaría si nuestro intelecto y las cosas, no formasen un todo; pero sólo se explica porque ambos son lo mismo; el intelecto crea ese orden y no existe más que para las cosas, como éstas no existen más que para el intelecto." (Libro I, cap. I, pp. 13-14)
"El realismo pretende que el mundo, tal como lo conocemos, es independiente del conocimiento. [...]"(Libro I, cap. I, p. 14)
"[...] el mundo, tal como le conocemos, no existe más que para el conocimiento, no existe más que en la representación, sin que tenga fuera de ella un duplicado." (Libro I, cap. I, p. 14)
"[...] la cosa en sí, o sea lo que existe fuera de nuestro conocimiento y de todo conocimiento en general, ha de ser considerada como algo completamente distinto de la representación y de todos sus atributos, y por tanto, de la objetividad. [...]" (Libro I, cap. I, p. 15)
"[...] existe en el espacio un mundo objetivo y otro subjetivo, y la imposibilidad de establecer una transición del uno al otro, [...]." (Libro I, cap. I, p. 15)
"Lo subjetivo y lo objetivo no forman un continuum. Lo conocido inmediatamente (lo subjetivo) termina en la superficie de nuestra piel, o más bien en las extremidades de los nervios que parten del sistema cerebral. Más allá existe un mundo, del que no tenemos noticia si no es por las imágenes de nuestro cerebro. Y la cuestión es saber si a estas imágenes corresponde, y en qué proporción corresponde, un mundo fuera de nosotros. La ley de causalidad es la única que podría determinar la relación entre ambos términos, por ser la única que conduce de una cosa dada a otra que difiere esencialmente de ella. Pero esta misma ley necesita una demostración previa de su validez. No puede ser más que de origen objetivo o de origen subjetivo, pero que en muchos casos se queda en una u otra orilla y no puede servir de puente. Si, como pensaban Locke y Hume, es a posteriori, es decir, una ley deducida de la experiencia, pertenecerá al mundo exterior, puesto en tela de juicio, y no podrá garantizar su realidad, pues en tal caso conforme a Locke, la ley de causalidad se comprobaría por la experiencia y la realidad. Si, por el contrario, como Kant enseña, la ley de causalidad es a priori, su origen es subjetivo y no puede sacarnos de lo subjetivo. Esto es evidente. [...]" (Libro I, cap. I, p. 15)
"Sin embargo, el materialismo está en parte justificado. En efecto, tan verdad es que el sujeto que conoce es un producto de la materia, como que la materia es una mera representación de aquél. Pero estas dos afirmaciones son incompletas, unilaterales. Pues el materialismo es la filosofía del sujeto que se olvida a sí mismo. [...]" (Libro I, cap. I, p. 18)
"El realismo conduce necesariamente, como hemos dicho, al materialismo. [... Cuando] el realismo se hallaba en boga, se inventó el espiritualismo, que consistía en admitir fuera de la materia y al lado de ella otra sustancia, la sustancia espiritual. [...] El espiritualismo no es, pues, más que un remedio aparente y falso contra el materialismo, cuyo único remedio eficaz es el idealismo.. [...] El idealismo afirma que la materia depende del sujeto, mientras que el espiritualismo afirmaba que el sujeto es independiente de la materia. [...]" (Libro I, cap. I, pp. 18-19)
"[...] el objeto está condicionado por el sujeto, [y] el sujeto en cuanto tal está condicionado a su vez por el objeto. [...]" (Libro I, cap. I, p. 20)
"[...] Una conciencia sin objeto no es conciencia. [...]" (Libro I, cap. I, p. 20)
"El error capital de todos los sistemas es el desconocimiento de esta verdad: que el intelecto y la materia son correlativos, es decir, que cada uno de ellos existe por el otro, que nacen y mueren juntos, que uno es sólo el reflejo del otro y ambos una misma cosa mirada por la faz opuesta; [...]." (Libro I, cap. I, p. 21)
"[...] el entendimiento se resiste porque no es capaz de comprender una creación de la nada ni un aniquilamiento de la materia, sino sólo variaciones o modificaciones de ésta; [...]." (Libro I, cap. I, pp. 21-22)
"[...] La materia es la representación del intelecto, y éste aquello en lo cual existe solamente la materia. Ambos reunidos, forman el mundo como representación, que es precisamente el fenómeno de Kant, [...]." (Libro I, cap. I, p. 22)

II Doctrina del conocimiento intuitivo, o del entendimiento 25

"[...] Es verdad que el espacio no existe más que en mi cabeza, pero empíricamente mi cabeza ocupa un espacio. [...]" (Libro I, cap. II, p. 25)
"[...] la ley de causalidad no relaciona más que fenómenos, [...] o, mejor dicho, de las representaciones. [...]" (Libro I, cap. II, p. 25)
"[...] La cosa en sí es inextensa, amorfa, incorporal. [...]" (Libro I, cap. II, p. 26)
"[...] los nervios de los órganos sensibles prestan a los objetos el color, el sonido, el gusto, la temperatura, etcétera, el cerebro les da la extensión, la figura, la solidez, el movimiento y, en suma, todo aquello que se percibe en virtud del tiempo, del espacio y de la causalidad." (Libro I, cap. II, p. 26)
"[Tomás Reid, que desconoció a Kant, afirma correctamente que] ninguna sensación tiene la menor semejanza con el mundo intuitivamente conocido, y sobre todo, que las cinco cualidades primarias de Locke (extensión, figura, solidez, movimiento y número) no pueden ser suministradas por la sensación y en su consecuencia abandona como indescifrable el problema del origen y del modo de producirse la intuición. [...]" (Libro I, cap. II, p. 27)
"[...] Los objetos no están en el espacio, y por consiguiente fuera de nosotros, sino en cuanto nos los representamos. [...]" (Libro I, cap. II, p. 29)
"[...] las cosas bellas, por ejemplo, de un hermoso panorama, es también un fenómeno cerebral. Su perfección no depende sólo del objeto, sino de la constitución del cerebro, es decir, de su forma, de su tamaño, de la cavidad de su contextura y de la excitación de su actividad por la pulsación de las arterias cerebrales. [...]" (Libro I, cap. II, p. 31)
"[...] Del mismo modo que creemos ver las cosas situadas allí donde se encuentran, cuando en realidad las sentimos en el cerebro, también creemos experimentar el dolor en el miembro enfermo, cuando en realidad lo sentimos en el cerebro, adonde es provocado por el nervio de la parte enferma. Por esto no sentimos más que los dolores de aquellas partes cuyos nervios van al cerebro y no los de las partes cuyos nervios pertenecen al sistema ganglionar, a no ser que por una excitación muy violenta de estos últimos la sensación llegue por rodeos hasta el cerebro, donde se manifiesta como un malestar sordo y sin indicación precisa de su situación. Por lo mismo las lesiones de un miembro cuyo paquete nervioso ha sido cortado o ligado, no se sienten; como también se debe a esta misma causa que el hombre, a quien se le ha amputado un miembro, crea sentir, a veces, dolores en la pierna o brazo amputados, porque los nervios que se dirigían al cerebro están intactos. En los dos fenómenos descritos percibimos como situado al exterior lo que sucede en el cerebro; en la intuición, por la intervención del entendimiento, que palpa el mundo exterior por medio de sus tentáculos; en la sensación de los miembros, por conducto de los nervios." (Libro I, cap. II, pp. 31-32)

III De los sentidos 33

"[...] entre las sensaciones las hay que no son ni agradables ni desagradables, es decir, que no afectan a la voluntad, porque están destinadas principalmente a la comprensión objetiva del mundo exterior. Si esto no sucediese nos detendríamos en la sensación sin pasar a su causa, que es lo que en último término se persigue, [...]. La razón psicológica está en que los sentidos nobles (la vista, el oído) tienen nervios destinados a recibir las impresiones específicas de lo exterior que no nos son susceptibles de sensaciones dolorosas. [...]" (Libro I, cap. III, p. 33)
"[...] el poder de transportarnos fácilmente a la pura contemplación objetiva sin mezcla de voluntad, que, como en el libro tercero queda demostrado, constituye el fondo del sentimiento estético. [...]" (Libro I, cap. III, p. 34)
"[...] Los dos sentidos inferiores, el olfato y el gusto, no son extraños ya a la excitación inmediata de la voluntad, lo cual quiere decir que siempre nos impresionan agradable o desagradablemente, siendo subjetivos más que objetivos." (Libro I, cap. III, pp. 34-35)
"[...] los sonidos perturben y obren hostilmente sobre nuestro espíritu [...]; dispersan los pensamientos [...]. En cambio, no se produce una perturbación análoga por la vista. [...]" (Libro I, cap. III, p. 35)
"[...] a pesar de tener dos oídos de sensibilidad diferente, jamás oímos un sonido doble, mientras que con los ojos vemos, a veces, imágenes dobles, llegaremos a la conclusión de que la sensación auditiva no se produce en el laberinto, o en el caracol, sino en un lugar del cerebro en que los dos nervios se juntan, y que allí es donde la sensación se unifica. [...]" (Libro I, cap. III, p. 36)
"[...] los pensadores y, en general, las personas muy inteligentes, no pueden soportar los alborotos, que estorba el incesante curso de sus pensamientos e interrumpe y paraliza su meditación, [...]." (Libro I, cap. III, p.36)

IV Del conocimiento " a priori" 39

"[...] En general, nunca se puede determinar si el juicio es analítico o sintético, más que según sea más o menos completa la noción correspondiente en el espíritu del que enuncia el juicio. Para Cuvier, el concepto de gato era cien veces más comprensivo que para su criado; de modo que los juicios sintéticos del uno serían analíticos para el otro. Pero si se consideran las nociones objetivamente y se quiere averiguar si un juicio es analítico o sintético, debemos sustituir al atributo su término contradictorio y agregarlo, sin cópula, al sujeto: si resulta una contradictio in adjecto, el juicio será analítico; en caso contrario, sintético." (Libro I, cap. IV, p. 41)

Sintético Un cuerpo es pesado.
Prueba Un cuerpo liviano. (como no es contradictoria, la anterior es sintética efectivamente)

Analítica Un cuerpo es extenso.
Prueba Un cuerpo no-extenso. (como es contradictoria, la anterior es analítica efectivamente)

"Tanto la Aritmética como la Geometría están basadas en la intuición pura; pero no es igual la evidencia en una que en otra. Sin embargo, puede hacerse la demostración que sigue: toda numeración consiste en enunciar y repetir constantemente la unidad y sólo empleamos nombres diferentes [...]. Pero la repetición es una operación sucesiva que se funda directamente en la intuición del tiempo, que es lo que le da sentido; luego, la numeración es posible merced al tiempo. Esto se demuestra también porque en todas las lenguas la multiplicación se indica por la palabra veces, que es un concepto de tiempo; [...]. Sin esta base de la intuición pura del tiempo, la aritmética no sería una ciencia a priori, ni sus principios tendrían certeza infalible." (Libro I, cap. IV, p. 42)
"[...] De ningún modo consideramos nosotros que el verdadero acto inmediato de la voluntad sea distinto de la acción del cuerpo y que ambas cosas sean términos de una relación causal, sino que, al contrario, ambas son una misma cosa indivisible. no hay sucesión entre una y otra, son simultáneas; [...]." (Libro I, cap. IV, p. 43)
"[...] el mover nuestros cuerpos por una orden de la voluntad es una cosa oscura para nosotros, un milagro en que apenas reparamos, [...]." (Libro I, cap. IV, p. 44)
"[...] para percibir objetivamente en el espacio los objetos, incluido nuestro propio cuerpo, necesitamos conocer ya la causalidad, [...]." (Libro I, cap. IV, p. 45)
"Asimismo, la teoría de Hume, según la cual el concepto de causalidad nace de la costumbre de ver dos estados sucederse constantemente el uno al otro, queda refutada por la sucesión más antigua, a saber: la del día y la noche, que a nadie se le ha ocurrido considerar como sucesión causal. Y precisamente esta sucesión refuta también la falsa suposición kantiana de que la realidad objetiva de una sucesión sólo es reconocida cuando es concebida como relación de causa y efecto. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 46)
"[...] Por otra parte, la absurda teoría de algunos profesores modernos de que la causa y el efecto son simultáneos, [... Si] suponemos simultáneos la causa y el efecto, todo el curso del universo se reduciría a un instante. [...]" (Libro I, cap. IV, pp. 46-47)
"El verdadero enunciado de la ley de causalidad es el siguiente: Todo cambio tiene su causa en otro cambio que le precede inmediatamente. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 50)
"[...] una causa primera es tan absurda como un comienzo en el tiempo o un límite en el espacio. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 50)
"[...] Hemos dicho que se trata de cosas, es decir, de estados de la materia, pues sólo a éstos se refieren los cambios y la causalidad. Dichos estados son los que en la acepción más general de la palabra denominamos forma, y sólo la forma cambia, mientras que la materia permanece. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 50)
"De tomar el concepto en abstracto con demasiada extensión, proviene el abuso de extender la causalidad a la cosa considerada en absoluto, [...]. Así nació la prueba cosmológica. En efecto, parte ésta de la suposición gratuita de que de la existencia del mundo se puede inferir su no existencia anterior, y por último, cae en la inconsecuencia, verdaderamente monstruosa, de suprimir esa ley de causalidad, de donde arranca toda su fuerza demostrativa, [...]." (Libro I, cap. IV, p. 51)
"La ley de causalidad se aplica a todo lo que pasa en el mundo, pero no al mundo mismo, porque es una ley inmanente y no trascendente; con ella nos es dado el mundo y con ella desaparece. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 51)
"También la causa ha sido confundida con la fuerza, en virtud de un exceso de extensión. La fuerza, aunque distinta en absoluta de la causa, es lo que comunica a ésta su causalidad o posibilidad de obrar; [...]." (Libro I, cap. IV, p. 52)
"[...] Las únicas entidades que en la naturaleza no dependen de la cadena causal, infinita en las dos direcciones, son la materia y las fuerzas naturales. [... Las] fuerzas naturales no son otra cosa que la voluntad y que la materia no es más que voluntad manifestada; de modo que en cierto sentido voluntad y materia son también una misma cosa. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 53)
"[...] la materia (como causalidad) (Libro I, cap. IV, párr. 4º de la 1a parte) debe ser considerada como la unión , o si se quiere la fusión del tiempo y el espacio. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 54)
"[...] es obligado suponer que Laplace conocía la teoría de Kant. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 62)

V Del intelecto desprovisto de razón 69

"Las bestias tienen entendimiento, pero carecen de razón. Poseen, por consiguiente, el conocimiento intuitivo, pero no el abstracto; [...]." (Libro I, cap. V, p. 69)
"[...] el animal no piensa, en el sentido propio de la palabra, porque carece de conceptos, o sea de representaciones abstractas." (Libro I, cap. V, p. 69)
"[...] los animales [sufren] menos que nosotros, pues no conocen otros males que los inmediatos. [...]" (Libro I, cap. V, p. 71)
"[...] el hombre poco inteligente se parece mucho a la bestia. [...]" (Libro I, cap. V, p. 71)
"[...] En realidad, los animales no sienten la muerte, pues no la conocen hasta el momento que llega y entonces ya no existen. La vida del animal es un presente perpetuo; vive sin reflexionar y limitado al momento actual. Verdad es que a la mayor parte de los hombres les sucede lo mismo." (Libro I, cap. V, p. 71)

VI Del conocimiento abstracto o racional 74

"Un instrumento de la inteligencia tan importante como lo es el concepto, no puede manifiestamente ser idéntico a la palabra, que no es más que un sonido, el cual, como sensación, desaparece con las ondas sonoras: y como imagen acústica se desvanece con el tiempo." (Libro I, cap. VI, p. 74)
"[...] como toda abstracción consiste en el mero eliminar notas del concepto, cuanto más avanza aquélla menos queda en éste. [...]" (Libro I, cap. VI, p. 76)
"[...] Todo nuestro conocimiento, con su percepción interior y exterior, tiene por forma constante el tiempo. En cambio, los conceptos, como representaciones nacidas de la abstracción, por ser completamente generales y distintos de las cosas individuales, gozan de una cierta existencia objetiva que no forma parte de ninguna serie temporal. [...]" (Libro I, cap. VI, p. 77)
"El estudio de varios idiomas puede apalear en parte este inconveniente, pues en virtud de este estudio el pensamiento, al pasar de un molde a otro, se modifica un tanto en cada nueva operación, perdiendo cada vez más su forma y su vestidura, apareciendo su esencia más clara a la conciencia y recobrando su variabilidad originaria. [...]" (Libro I, cap. VI, p. 78)
"[...] Como todos poseen razón, aunque muy pocos tienen juicio, resulta que el hombre está muy expuesto al error, y es fácil presa de todas las quimeras imaginables que se le presentan. [...]" (Libro I, cap. VI, p. 80)

VII De la relación entre el conocimiento intuitivo y el abstracto 83

"[...] los conceptos tomas su materia del conocimiento intuitivo [...]. Lo cual implica que la intuición es un medio de comprobar ejemplarmente la legitimidad de los conceptos." (Libro I, cap. VII, p. 83)
"[...] el razonamiento no nos proporciona conocimientos nuevos, sino que únicamente nos pone de manifiesto lo que se contiene en los conocimientos ya adquiridos y lo que es aplicable en cada caso dado. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 84)
"La esencia de todo conocimiento verdadero y útil es una intuición y toda verdad nueva procede de este origen. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 84)
"Con la mayoría de los libros, aparte los que son completamente malos, sucede que cuando no tratan de materias empíricas por completo, el autor ha pensado, pero no ha visto; ha escrito guiado por la reflexión, no por la intuición, y esto es lo que les hace medianos y tediosos. Lo que piensa el autor también pudiera haberlo pensado el lector con un poco de trabajo, [...]." (Libro I, cap. VII, pp. 84-85)
"[...] los grandes ingenios, cuando piensan, siempre tienen una imagen ante los ojos y no los apartan de ellos durante el trabajo del pensamiento. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 85)
"[...] el pensamiento, o sea la combinación de nociones abstractas, [...]." (Libro I, cap. VII, p. 86)
"[...] El saber no puede sustituir al genio, porque la instrucción no da más que conceptos, mientras que el conocimiento genial consiste en la concepción de la Idea (Libro I, cap. VII, platónica), siendo, por tanto, intuitivo. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 87)
"Sabiduría y genio; [esta] diferencia es tan grande que el sabio vive en otro mundo que el necio, y el genio vive el mundo de otro modo que el hombre vulgar." (Libro I, cap. VII, p. 87)
"El conocimiento intuitivo puede regir en la práctica nuestros actos y nuestra conducta, mientras que el abstracto de la razón no puede hacerlo sino con ayuda de la memoria. De aquí una ventaja para el conocimiento intuitivo en todas las ocasiones que no dan tiempo a reflexionar, es decir, en las relaciones diarias de la vida, y por eso las mujeres se distinguen en ellas. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 88)
"La intuición es, no sólo la fuente de todo conocimiento, sino también el conocimiento , el conocimiento verdadero, el único que se merece en realidad el nombre de conocimiento; [...]." (Libro I, cap. VII, p. 89)
"[...] la superioridad en el conocimiento intuitivo es la única que imprime su sello en el semblante, siendo impotente el conocimiento abstracto para producir este resultado." (Libro I, cap. VII, p. 90)
"[...] En la mayor parte de los que están reputados por sabios, el afán de la lectura es una especie de fuga vacui u horror al vacío, debida a la falta de ideas propias. Para llenar este vacío se ven obligados a recurrir a los pensamientos ajenos; necesitan leer para tener pensamientos, [...]. Convencidos de que su misión es leer, se atiborran de lectura hasta indigestarse, y al cabo, la lectura no se contenta con preceder al pensamiento, sino que le sustituye por completo: no piensan sino cuando leen y piensan con la cabeza de otro. Pero una vez abandonado el libro su atención es embargada por muy diferentes objetos, como son los negocios personales, los espectáculos, los juegos de naipes o de otra clase, o por las noticias y el chismorroteo del día. Pero el pensador que se interesa en los problemas de la ciencia o del arte es ajeno a todo esto y se entrega a sus meditaciones sin necesidad de libros; disposición de ánimo que es imposible adquirir cuando no se posee espontáneamente. Por eso el pensamiento habla de lo que ha pensado, mientras que los otros hablan de lo que han leído. [...]" (Libro I, cap. VII, pp. 91-92)
"[...] Toda filosofía que en vez de partir de aquí [lo realmente dado por la intuición empírica] tome su `punto de partida de nociones abstractas, tales como lo absoluto, la sustancia absoluta, Dios, lo infinito, la identidad absoluta, el ser, la esencia, etc., será una construcción sobre arena y no podrá conducir a ningún resultado real. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 96)
"[...] La filosofía no debe operar sobre conceptos, sino con conceptos, [...]." (Libro I, cap. VII, p. 96)
"[...] las nociones abstractas no comprobadas por ninguna intuición nos conducen por caminos extraviados [...]." (Libro I, cap. VII, p. 101)
"[...] El eslabón intermedio que relaciona estos dos modos de conocimiento [el intuitivo y el abstracto o reflexivo] es, como dije en el párrafo 14 del libro primero, el juicio. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 101)
"[...] Sacar consecuencias es fácil, juzgar es difícil. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 102)
"La gran dificultad del juicio consiste en que en la mayoría de los casos tenemos que pasar del efecto a la causa, con lo cual nos exponemos a graves errores. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 102)
"Cualidades como el ingenio y la perspicacia son también manifestaciones de la facultad de juzgar: en el primer caso, del juicio reflexivo, y en el segundo, del intuitivo. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 103)
"[...] En cierto modo es irónico extender a todos los hombres esta facultad [el juicio] que sólo se debe atribuir a los que realmente la poseen. En los asuntos más insignificantes de la vida, las gentes vulgares demuestran que tienen poca confianza en su propio juicio, pues la experiencia les ha enseñado que no deben confiar en él. Generalmente lo sustituyen con prejuicios y con opiniones ajenas, lo cual los coloca en una especie de minoridad de la que pocos pueden salir. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 103)

VIII Teoría de la risa 104

"[...] la risa indica que de repente se advierte la incongruencia entre dicho concepto y la cosa pensada, es decir, entre la abstracción y la intuición. Cuanto mayor sea esa incompatibilidad y más inesperada en la concepción del que ríe, tanto más violenta será la risa. Por consiguiente, para producir la risa se necesita siempre un concepto [...]." (Libro I, cap. VIII, p. 104)
"Muchas de las aventuras de Don Quijote son de este género. [...] En todas ellas el hecho está tramado siempre de modo que parezca posible a priori; pero cuando se llega a la intuición del hecho particular, a posteriori, se advierte la imposibilidad del caso, provocando entonces la risa la incongruencia entre el pensamiento y la realidad. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 110)
"[...] Los niños y las personas ignorantes se ríen de todo, [...]." (Libro I, cap. VIII, p. 110)
"[...] en la contienda entre la intuición y el pensamiento [refiriéndose a la risa], aquélla permanece siempre vencedora porque no está sujeta al error, ni tiene necesidad de que algo extraño a ella la justifique porque ella aboga por sí misma. Si profundizamos en este análisis, veremos que el conflicto procede de que el pensamiento no puede abarcar todos los infinitos matices de la realidad. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 111)
"Lo contrario de la risa y de la broma es lo serio. Consiste en la conciencia de la conformidad entre el pensamiento y la realidad. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 111)
"[...] cuanto más serio es un hombre, tanto más cordialmente es capaz de reír. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Las personas mediocres, intelectual y moralmente hablando, suelen tener una risa forzada y falsa. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Podríamos decir en general que la manera como ríe una persona y las cosas que le hacen reír son indicios seguros de su carácter. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Las relaciones entre uno y otro sexo ofrecen tema tan a propósito para bromas, que poco ingenio basta para forjar un cuento obsceno, y no habría tantos si el fondo de la cuestión no fuese cosa tan seria." (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"Cuando hablamos en serio, nos ofende que los demás se rían, porque la risa significa que encuentran una gran incongruencia entre nuestro pensamiento y la realidad. Por eso el adjetivo ridículo es ofensivo. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Cuando la broma se oculta tras lo serio nace la ironía, [...]. Lo contrario a la ironía es lo serio oculto tras la broma, y a esto llaman los ingleses humor y nosotros humorismo. [...] La ironía comienza seriamente y acaba riendo. El humorismo sigue el proceso contrario. [...]" (Libro I, cap. VIII, pp. 112-113)
"[...] El humorismo es siempre la expresión poética o artística de algún hecho cómico o grotesco cuando lo que se oculta, dejándolo entrever, solamente es un pensamiento grave. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 113)

IX De la lógica en general 115

"La teoría de las leyes del pensamiento se podría simplificar, a mi juicio, reduciéndolas a dos: la de la exclusión del tercer término y la de la razón suficiente. La primera puede formularse de este modo: todo atributo ha de poder ser ya afirmado o ya negado respecto de un sujeto. [...] La segunda ley del pensamiento, o sea el principio de razón suficiente, significa que tal afirmación o negación, es decir, el juicio, debe ser determinado por algo distinto del juicio mismo, y que puede ser o una intuición (Libro I, cap. IX, pura o empírica) u otro juicio. [...]" (Libro I, cap. IX, p. 116)

X Sobre la silogística 120

"Frecuentemente se pregunta si la proposición que resulta de las dos que se comparan en el silogismo enseña algo que no se supiera ya. No puede decirse que sí hablando en sentido estricto, pero en cierto modo enseña algo nuevo. [...]" (Libro I, cap. X, p. 120)
"Lo esencial del silogismo es que reconocemos claramente haber pensado el contenido de la conclusión al pensar las premisas. [...]" (Libro I, cap. X, p. 121)
"[...] en nuestro cerebro pueden existir aisladas dos premisas durante mucho tiempo, hasta que la ocasión las aproxima surgiendo la conclusión como una chispa. [...]"
"[A menudo las premisas] las comparamos con nuestros otros conocimientos muchas veces de una manera inconsciente [...]." (Libro I, cap. X, p. 121)
"[...] El juicio, que es la operación elemental y más importante del pensamiento, no es otra cosa que la comparación de dos conceptos; el silogismo es la comparación de dos juicios. [...]" (Libro I, cap. X, pp. 122-123)

XI De la retórica 132

XII Doctrina de la ciencia 134

"De lo expuesto en los capítulos anteriores acerca de las funciones de la inteligencia se deduce que para emplearlas acertadamente son de observar las siguientes reglas: 1) Una percepción intuitiva exacta del objeto que examinamos con todas sus propiedades esenciales y todas sus relaciones, es decir, todos los datos. 2) Formar con ellas conceptos claros y precisos, es decir, reunir sus propiedades en abstracciones exactas que se conviertan en seguida en materiales del pensamiento. 3) Comparar dichos conceptos, ya con los objetos de la intuición, ya unos con otros hasta formar juicios exactos que abarquen y agoten la materia; en resumen, juzgar bien el asunto. 4) Reunir y combinar estos juicios para formar premisas de silogismos; [...]." (Libro I, cap. XII, p. 134)
"[...] El análisis parte de los hechos, de lo particular, para caminar hacia los principios, hacia lo general, es decir, va de los efectos a las causas; las síntesis es la operación inversa. Más exacto sería llamar a estas dos operaciones método inductivo y método deductivo, [...]." (Libro I, cap. XII, p. 136)
"Si un filósofo empezase por crear un método para filosofar, se parecería al poeta que comenzase por escribir una estética, para escribir después sus poemas. [...]" (Libro I, cap. XII, p. 136)
"[...] el filósofo debe abarcar los dominios de todas las ciencias y estar familiarizado con ellas; [...]." (Libro I, cap. XII, p. 143)

XIII Del método en las matemáticas 145

"[...] la utilidad de las matemáticas es indirecta, puesto que no consiste más que en su aplicación a fines que sólo por ella son accesibles. [...]" (Libro I, cap. XIII, p. 147)

XIV De la asociación de ideas 148

"[...] es imposible que un pensamiento surja en nosotros sin razón suficiente, por muchos esfuerzos que haga la voluntad para evocarle, [...]." (Libro I, cap. XIV, p. 148)
"[...] en el fondo oscuro de la conciencia es donde se opera por los elementos tomados del exterior esta digestión que los transforma en pensamientos, como el estómago transforma los alimentos en jugos y sangre de nuestro cuerpo. De aquí que muchas veces no nos demos cuenta de cómo nacen nuestros más profundos pensamientos, surgidos de lo más hondo de nuestro ser. Los juicios, los pensamientos repentinos, las resoluciones ascienden inopinadamente de esas profundidades, sorprendiéndonos a nosotros mismos. [...]" (Libro I, cap. XIV, p. 151)

XV De las imperfecciones esenciales de nuestro entendimiento 153

"La conciencia tiene por forma, no el espacio, sino simplemente el tiempo. Por eso el pensamiento no camina, como la intuición, según las tres dimensiones, sino en una sola. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 153)
"[...] En efecto, de aquí resulta [debido a que la conciencia es únicamente temporal y no espacial] que no podemos conocer más que una sola cosa cada vez y no tenemos conciencia de ella, sino a condición de olvidar por el momento todas las demás, de las cuales dejamos de tener conciencia, lo que equivale a decir que en aquel instante dejan de existir para nosotros. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 153)
"En la conciencia, lo que hay de constante e invariable es la voluntad. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 156)
"[...] la memoria no es un almacén, sino sencillamente la facultad, adquirida con el ejercicio, de reproducir las representaciones cuando es menester, [...]." (Libro I, cap. XV, p. 157)
"Si reparamos en el origen y destino de la inteligencia no nos sorprenderá que sea tan deficiente su naturaleza. La inteligencia ha sido creada paras el servicio de una voluntad individual; por consiguiente, está destinada a conocer los objetos sólo en cuanto suministran motivos para esa voluntad, y a no profundizar en dichos objetos ni a descubrir su íntima esencia. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 158)
"El estado primitivo y natural de todos los seres es la inconsciencia y ella es también la raíz de donde nace como suprema floración la conciencia, que no puede renegar jamás de su origen. La mayoría de los seres son inconscientes y obran según las leyes de la naturaleza, o sea de su voluntad. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 158)
"Estas diferencias en los talentos se dan también en la rapidez del pensamiento. [...] La extensión en que una inteligencia conoce los efectos y las causas, parece estar en relación con esta rapidez, pues la tensión de las facultades intelectuales no puede tener más que una corta duración, y en ese breve momento es cuando puede ser meditado en su totalidad un pensamiento. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 159)
"Pero los malos cerebros son regla, y los buenos la excepción, los eminentes una cosa rara y el genio un prodigio. No siendo así, ¿cómo se explicaría que al cabo de seis mil años la humanidad, que se compone de cerca de 800 millones de seres, ignorase tantas cosas? La inteligencia está hecha únicamente para la conservación del individuo, y de ordinario apenas sabe llenar esta misión. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 162)
"[...] En la vida práctica, el genio es de la misma utilidad que un telescopio en un teatro." (Libro I, cap. XV, p. 162)
"[...] Si las gentes los comprendieran no perderían el tiempo leyendo las obras de los cerebros vulgares, como son las producciones insignificantes y mediocres que tanto en poesía como en filosofía nos van inundando; [...]." (Libro I, cap. XV, pp. 163-164)

XVI Del uso práctico de la razón y del estoicismo 165

"[...] un motivo pequeño que obra muy de cerca se sobrepondrá a un motivo mucho mayor que obre de lejos. [...]" (Libro I, cap. XVI, p. 166)
"[...] Ninguna desdicha, ninguna contrariedad podrían alterarnos ni conmovernos si la razón tuviera siempre ante sí la idea de que el hombre es un ser miserable, [...]." (Libro I, cap. XVI, p. 166)
"[...] la vida más sencilla y más llena de privaciones, a pesar de los inconvenientes de que la Naturaleza la ha rodeado, es la más soportable y la que más conviene que sigamos, pues todo medio empleado para hacerla más grata, toda comodidad, toda diversión y todo placer no hacen sino atraernos nuevos tormentos y mayores dolores que los naturales a la vida. [...]" (Libro I, cap. XVI, p. 170)
"[...] todo hábito se convierte en una necesidad y que, por consiguiente, ni puede ser abandonado sin dolor; [...]." (Libro I, cap. XVI, p. 172)
"[...] Está probado que todos los bienes de la vida dependen de la fortuna, y que si el destino, usando de sus derechos, nos los niega, seremos desgraciados si en ellos basamos nuestra dicha. Sólo nos puede librar de esta mísera condición el empleo juicioso de la razón, que nos hará pensar que dichos bienes no nos pertenecen y que lo que hace la fortuna es prestárnoslo por un tiempo determinado; así nunca podríamos perderlos. [...]" (Libro I, cap. XVI, p. 173)

XVII De la necesidad metafísica en el hombre 176

"Excepto el hombre, ningún ser se sorprende de su propia existencia; para todos los demás animales, ésta es una cosa que se comprende por sí misma, y que no les asombra. En el reposo de la mirada de los animales se refleja la sabiduría misma de la Naturaleza, pues en ellos la voluntad y la inteligencia no están todavía lo suficientemente separadas para que al verse juntas se extrañen mutuamente. [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 176)
"Su asombro es tanto mayor [en el hombre], cuanto que por primera vez se encuentra ante la idea de la muerte, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 176)
"[...] Cuanto más vulgar e ignorante es el hombre, menos enigmático le parece el mundo; todo lo que existe y tal como existe le parece que se explica por sí solo, porque su inteligencia no ha rebasado aún la misión primitiva de servir a la voluntad en calidad de mediadora de motivos. Por lo tanto, la inteligencia está aún estrechamente unida, como parte integrante, al modo y a la Naturaleza, y no puede arrancarse, por decirlo así, del conjunto de las cosas, para afrontar al mundo como algo distinto de él, a fin de contemplarle desde un punto de vista puramente objetivo [con conciencia]. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 177)
"[...] Si nuestra vida estuviera exenta de dolores y no tuviera límite, es lo probable que a nadie se le ocurriera preguntarse por qué existe el mundo, y por qué es tal como es; todo esto se explicaría por sí solo. Conforme a esto, vemos que el interés que despiertan los sistemas filosóficos, y aun los religiosos tienen su más sólido fundamento en un dogma que nos prometa la continuación de la vida después de la muerte, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 177)
"En general, la filosofía universitaria es una farsa, cuyo verdadero fin es imprimir en lo más profundo del pensamiento de los estudiantes la dirección de espíritu que más conviene a las miras del magisterio dispensador de las cátedras. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 180)
"Por metafísica entiendo todo supuesto modo de conocer que va más allá de las posibilidades de la experiencia, es decir, de la Naturaleza o de los fenómenos de las cosas, para dar una solución, cualquiera que sea su sentido, a los problemas de esa naturaleza, o en términos más vulgares, trata de descubrir qué es lo que hay detrás de la Naturaleza y qué es lo que la hace posible. [...]" (Libro I, cap. XVII, pp. 180-181)
"[...] en los pueblos civilizados vemos constantemente dos clases de metafísica, que se distinguen en que una toma su autoridad de sí misma y la otra de fuera de ella. [...] Los sistemas de la primera clase exigen, para su crédito, reflexión, ilustración, tiempo y razonamientos, por lo que sólo están al alcance de muy pocos hombres [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 181)
"[...] la mayor parte de los humanos, para los que sólo son capaces de creer y no de pensar, y qué no son accesibles a la argumentación, sino sólo a la autoridad, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 181)
"[También vemos otras] dos clases de metafísica, cuya diferencia puede anunciarse más compendiosamente llamándolas doctrinas de persuasión y doctrinas de fe, tienen de común que cada sistema especial se encuentra en relaciones hostiles con todos los demás de la misma especie. Los primeros hacen su campaña por medio de la palabra y de la pluma; los segundos emplean además el hierro y el fuego, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 182)
"Por otra parte ¿qué necesidad tiene una religión del apoyo de la filosofía? ¿No lo tiene todo [...]?" (Libro I, cap. XVII, p. 182)
"Lo mejor, para ambas [filosofía y religión], sería que permaneciesen aislada la una de la otra, ocupando cada cual su terreno propio, a fin de poder desarrollarse sin estorbos, según su naturaleza. [Actualmente se] ha creado un extraño híbrido a manera de centauro, [...] bajo el nombre filosofía de la religión [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 185)
"Las religiones son necesarias para el pueblo y constituyen para éste un beneficio inestimable. Hay que tratarlas con todo el miramiento posible, aunque se opongan al progreso de la humanidad en el conocimiento de la verdad. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 185)
"[...] Pero como de la nada no procede nada, el mal y el dolor deben tener su origen en la Naturaleza misma del mundo." (Libro I, cap. XVII, p. 189)
"[...] La física no puede sostenerse sobre sus propios pies; necesita una metafísica en que apoyarse, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 190)
"[...] El primer paso que hay que dar es darse cuenta de la diferencia que existe entre Física y Metafísica. Esta diferencia se basa a su vez en la que estableció Kant entre fenómeno y la cosa en sí. Pero como el mismo filósofo enseña que jamás podemos conocer la cosa en sí, no existe, según él, Metafísica, sino sólo un conocimiento inmanente (es decir, la Física), y junto a éste una crítica de la razón que aspira a la Metafísica. [...]" (Libro I, cap. XVII, pp. 190-191)
"[...] Tan misteriosas como la vida de un ser animado son las propiedades de un cuerpo inorgánico, porque la explicación física viene a chocar siempre con un obstáculo metafísico, ante el cual se estrella, es decir, ante el cual deja de ser explicación." (Libro I, cap. XVII, p. 192)
"[...] es importantísimo y necesario convencerse de la imposibilidad de una Física absoluta [sin Metafísica], [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 193)
"[...] Pero en rigor, para suplir la falta de filosofía propia [en la Física] se puede aceptar cualquier teoría filosófica o cualquier doctrina religiosa en tanto conserve su eficacia." (Libro I, cap. XVII, p. 193)
"[...] el destino inmediato de la inteligencia no es ilustrarnos sobre la naturaleza de las cosas, sino absolutamente sobre sus relaciones con la voluntad. Como veremos en el segundo libro, la inteligencia es simplemente el médium de los motivos. El mundo, pues, se refleja en ella de modo diferente por completo al que constituye el orden real y absoluto de las cosas, porque la inteligencia no nos muestra la esencia del mundo, sino su envoltura. Pero es una circunstancia accidental y que no debe ser imputada a la inteligencia, que encuentra en sí misma medios de rectificar el error, porque le es dable conocer la diferencia entre fenómeno y la cosa en sí. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 193)
"[...] en el fondo del orden físico existe otro orden de naturaleza diferente, que es lo que Kant llamó orden de las cosas en sí y el que constituye el objeto de la metafísica." (Libro I, cap. XVII, p. 194)
"[...] todo objeto, lo mismo que en cuanto a su existencia objetiva, está condicionado siempre por el sujeto que le conoce, y que, por tanto, es fenómeno, y no cosa en sí. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 194)
"Con el naturalismo, o sea con la Física pura, nunca se conseguirá nada; es comparable a un problema de aritmética cuya solución dejara siempre un residuo. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 195)
"[...] por grandes que sean los progresos que la Física (entendida en el amplio sentido de los antiguos) pueda realizar, jamás nos hará adelantar un paso hacia la metafísica, del mismo modo que una superficie, por mucho que crezca en extensión, nunca ganará en profundidad. Los progresos de este género no perfeccionan otro conocimiento que el de los fenómenos, mientras que la metafísica, va más allá del fenómeno y busca lo que hay detrás de éste. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 195)
"En cuanto a la fuente o al fundamento del conocimiento metafísico, ya he dicho que es falsa la suposición, admitida por el mismo Kant, de que debe hallarse en los conceptos. Éstos no pueden ser la base de ninguna ciencia, pues siempre proceden de alguna intuición. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 197)
"[...] la causalidad, que no nace de la experiencia, pero que se hace consciente en virtud de la experiencia [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 198)
"Siendo la metafísica la ciencia que menos puede contenerse en estos límites, debe tener también fuentes empíricas de conocimiento, de donde resulta que la hipótesis preconcebida de una metafísica que se pudiera crear puramente a priori, es necesariamente vana. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 198)
"[...] Cuando el conocimiento va acompañado de la conciencia de su aprioridad, Kant le llama trascendental, distinguiéndole del trascendente, o sea del que "excede toda posibilidad de experiencia", y cuyo contrario es lo inmanente, es decir, lo que permanece dentro de los límites de esa posibilidad. Me complazco en recordar el sentido primitivo de estos términos, introducidos por Kant, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 199)
"[...] Y si bien nadie puede conocer la cosa en sí a través del velo de las formas de la intuición, cada uno la lleva en sí mismo, es él mismo; por eso puede encontrarla en el fondo de su conciencia, aunque sea de un modo condicionado. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 200)
"[...] la metafísica va más allá del fenómeno, esto es, de la Naturaleza, y avanza hasta lo que se oculta en ella o tras ella ( ); pero siempre como lo que aparece en ella, no independientemente de ésta; por lo tanto, es siempre algo inmanente y no trascendente. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 201)
"[...] mi sistema no va nunca más allá de la experiencia; se contenta con desarrollar la verdadera explicación del mundo experimental. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 201)
"[...] el optimismo de Leibniz está en contradicción con las miserias reales de la existencia; [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 202)
"[...] la doctrina de Spinoza, de que el mundo es la única sustancia posible y absolutamente necesaria, es incompatible con el asombro que nos causan su existencia y su condición; [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 202)
"[...] mi doctrina establece la armonía entre los opuestos fenómenos del mundo y suprime las innumerables contradicciones que se presentan cuando lo consideramos desde cualquier otro punto de vista; en tal sentido, es como una operación aritmética que no dejara residuo alguno; lo cual no quiere decir que mi doctrina lo resuelva todo. Sostener esto sería negar los límites del conocimiento humano en general. Cualquiera que sea la luz que nos alumbre, siempre estará nuestro horizonte cercado de profundas tinieblas, pues la solución última del enigma del mundo debería necesariamente referirse a la cosa en sí y no al fenómeno. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 203)
"[...] un conocimiento abstracto se comunica por nociones y palabras; cuando es intuitivo, por las creaciones del arte." (Libro I, cap. XVII, p. 204)
"[...] los antiguos nos sacaron ventaja, [...] pues no se enseñaba a los niños las religiones ni se las tomaba tan en serio. Por eso los antiguos son todavía nuestros maestros en metafísica." (Libro I, cap. XVII, p. 205)


Libro II

XVIII De la posibilidad de conocer la cosa en sí 209

"¿Qué es conocimiento? -Ante todo y esencialmente representación. -Y ¿qué es representación? -Un proceso fisiológico muy complicado que se opera en el cerebro de un animal y cuyo resultado es la conciencia de una imagen en el cerebro. [...]" (Libro II, cap. XVIII, pp. 209-210)
"El cerebro, por operaciones ulteriores, abstrae de las intuiciones o imágenes que en él se han formado conceptos universales (Universalia), para servirse de ellos a fin de crear combinaciones nuevas que den al conocimiento el carácter racional y constituyan lo que llamamos pensar; [...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 210)
"[...] Pensar no tiene relación directa más que con el intuir, pero el intuir tiene una relación con el ser en sí de lo intuido, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 210)
"[...] los conceptos, es decir, la materia inmediata del pensamiento, son evidentemente abstraídos de la intuición, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 210)
"[...] La materia no es más que una mera abstracción, como substratum del objeto percibido. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 211)
"[...] la inexplicable naturaleza de estas propiedades [incógnitas de los objetos inanimados a las cuales deben sus propiedades] nos indica la existencia de algo que no cae en la esfera del conocimiento, [y] no pueden darnos más que fenómenos y no la esencia inmanente de las cosas. Así se explica que en todo cuanto conocemos quede siempre algo oculto [...]." (Libro II, cap. XVIII, pp. 212-213)
"[...] La dificultad no está en la falta de conocimiento sino en la naturaleza misma de éste. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 213)
"[...] no somos sujetos del conocer, sino también objetos, cosas en sí, y que, en consecuencia, para penetrar en la esencia propia e inmanente de las cosas, a la cual no podemos llegar desde fuera, se abre una vía que parte de lo interior, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 213)
"[Kant observó que "la] intuición no nos proporciona más que fenómenos y no cosas en sí; luego no tenemos ningún conocimiento de las cosas en sí." Esto es verdad de todo conocimiento, menos del que tenemos de nuestro propio querer: éste no es intuitivo (toda intuición tiene por condición el espacio) ni vacío; por el contrario, es más real que cualquier otro. Tampoco es a priori como el conocimiento formal, sino enteramente a posteriori; por lo cual no podemos anticiparle en los casos particulares y muchas veces nos equivocamos sobre nosotros mismos. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 214)
"[...] debemos concebir la Naturaleza partiendo de nosotros y no, a la inversa, tratar de conocernos a nosotros partiendo de la Naturaleza. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 214)
"[¿Creer que comprenderemos] mejor, acaso, el movimiento de una bola provocado por un choque, que nuestro propio movimiento provocado por un motivo? Otros pueden que lo crean, yo no. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 214)
"[...] en este conocimiento interior, la cosa en sí, aunque se despoja en parte de sus velos, no se nos presenta todavía desnuda. En virtud de la forma del tiempo, el individuo no reconoce su voluntad más que en sus actos sucesivos y aislados, pero no en el conjunto y en sí; ninguno de nosotros conocemos a priori nuestro carácter, sino por la experiencia, y aun así imperfectamente. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 215)
"[...] El acto voluntario no es, en verdad, más que la manifestación más inmediata y visible de la cosa en sí; [...]. En este punto he modificado la doctrina de Kant, que sostiene la imposibilidad de conocer la cosa en sí, pues yo pretendo que si bien no puede ser conocida de una manera absoluta y radical, es sustituida para nosotros por el más inmediato de los fenómenos, que difiere esencialmente de todos los demás pro esta su manifestación inmediata. [...] Si la voluntad fuese entera y absolutamente la cosa en sí, [...]." (Libro II, cap. XVIII, pp. 215-216)
"[...] el concepto de un alma no sólo, como demostró la Crítica de la Razón pura, es inadmisible como hipótesis trascendente, sino que se convierte en fuente de errores irreparables, por cuanto con esa sustancia simple se establece una visible unidad entre el conocimiento y la voluntad, siendo así que su separación es el camino que conduce a la verdad. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 217)
"[...] La voluntad es a la conciencia, es decir, al conocimiento, lo que la sustancia al accidente, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 218)
"[...] Y así comprendidas las cosas, llegaremos a la convicción de que esta médula [la voluntad del individuo], esta sustancia íntima, e s indestructible, a pesar del aniquilamiento cierto de la conciencia con la muerte y a pesar de su no existencia antes del nacimiento. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 218)

XIX Del primado de la voluntad en la autoconciencia 219

"La voluntad, como la cosa en sí, constituye la esencia interior, verdadera e indestructible, del hombre; en sí misma es, sin embargo, inconsciente. Pues la conciencia está condicionada por el intelecto, y éste es un mero accidente de nuestro ser, mera función del cerebro, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 219)
"[El cerebro] es el parásito del organismo en el sentido de que no toma parte en su trabajo interior, de un modo directo, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 219)
"[...] La voluntad es metafísica; el intelecto, físico. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 219)
"[...] la conciencia consiste en conocer, y para conocer hace falta un sujeto y un objeto; luego no podría darse conciencia si frente al que conoce no hubiera algo distinto que fuese conocido. De aquí que una conciencia que fuera inteligencia pura, es una cosa imposible. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 220)
"[...] Y ahora pregunto yo: Si la voluntad proviniese del conocimiento, ¿cómo es que los animales, aun los más inferiores, muestran una voluntad a veces indomable, siendo así que poseen tan escasa porción de conciencia? Este error fundamental, que condujo a los filósofos a poner el accidente en el lugar de la sustancia, digámoslo así, les ha llevado a un laberinto sin salida." (Libro II, cap. XIX, p. 224)
"[...] La voluntad es la única que subsiste siempre la misma. Su función es de las más simples; consiste en querer o no querer, lo cual se cumple con la mayor facilidad y no exige esfuerzo ni ejercicio alguno. [...] Cuando el intelecto presenta a la voluntad un objeto, ésta pronuncia su fallo en estos términos: agradable o desagradable. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 225)
"[...] Se ve, pues, que el intelecto es la música conforme a la cual la voluntad baila. La inteligencia trata a la voluntad como a un niño, al cual su nodriza relata sucesivamente cuentos alegres o tristes que ponen, alternativamente, al pequeño en los estados de ánimo correspondientes. Y esto proviene de que la voluntad, por sí misma, carece de conocimiento, mientras que su compañero, el intelecto, carece por su parte de voluntad [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 227)
"Con todo, aunque la voluntad se convierta en juguete de la inteligencia desde que a ella se abandona, pronto recobrará su supremacía cuando llegue la ocasión de hacer sentir su autoridad. entonces prohibirá a la inteligencia ciertas representaciones; no le consentirá evocar esta aquella serie de pensamientos, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 227)
"La relación entre la voluntad y el intelecto se puede reconocer además en que el segundo es de ordinario completamente ajeno a las decisiones de la primera. La inteligencia suministra los motivos; pero sólo después, muy a posteriori, es cuando descubre cómo ha obrado, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 228)
"[...] la gran diferencia entre intelecto y voluntad, la supremacía de ésta y la subordinación de aquélla." (Libro II, cap. XIX, p. 230)
"[...] La inteligencia se fatiga, mientras que la voluntad es infatigable. [Sólo ella] trabaja automáticamente, a veces con extraordinaria fuerza y presteza, sin conocer la fatiga. El niño de pecho, que apenas posee un vislumbre de inteligencia, posee ya voluntad propia; [...] quiere sin saber lo que quiere. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 230)
"[...] la inteligencia se desarrolla con lentitud, a compás del crecimiento del cerebro y la madurez del organismo entero, que son sus condiciones, puesto que aquélla no es más que una función orgánica. el cerebro acaba su desenvolvimiento a los siete años, y a partir de esa edad es cuando los niños adquieren tan sorprendente inteligencia y s e hacen tan ganosos de aprender y tan razonables. Viene después la pubertad, que presta al cerebro nuevo apoyo y en cierta manera le da el fondo de resonancia y eleva de un golpe la inteligencia a un grado más alto, una octava, por decirlo así, paralelamente al cambio de la voz, que en la misma proporción se hace más grave. Pero al mismo tiempo despiértanse las pasiones y los apetitos carnales, viniendo a turbar el estado de serenidad anterior, y este nuevo estado va agravándose en lo sucesivo." (Libro II, cap. XIX, p. 231)
"De diez casos, nueve no llegarían a producirnos irritación si nos diésemos cuenta de las causas que los producen, convenciéndonos así de su necesidad y de su verdadera naturaleza; por eso deberíamos reflexionar más antes de entregarnos a la cólera o a la tristeza." (Libro II, cap. XIX, p. 232)
"La inteligencia es para la voluntad en el hombre lo que la brida para un caballo demasiado fogoso; debe dirigirla por medio de la instrucción, de los consejos, de la educación, etc., pues por sí misma la voluntad es tan salvaje y tan impetuosa como un torrente, [...]. En los excesos de cólera, en la embriaguez y en la desesperación, la voluntad se desboca, se precipita y sigue su naturaleza primitiva. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 232)
"En los excesos de cólera, en la embriaguez y en la desesperación, la voluntad se desboca, se precipita y sigue su naturaleza primitiva. En la mania sine delirio, se desprende de la brida y el bocado, y descubre su esencia elemental, y entonces podemos cerciorarnos de que es tan extraña a la inteligencia como el bocado al caballo. [...]" (Libro II, cap. XIX, pp. 232-233)
"[...] la inteligencia descansa cuando la voluntad se lo permite. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 233)
"Así es que la inteligencia descansa cuando la voluntad se lo permite. Por sí, se muestra inerte y poco dispuesta al trabajo, una aplicación constante la fatiga hasta embotarla por completo y se agota como una pila eléctrica al cabo de muchas descargas. Por eso todo trabajo intelectual largo exige pausas y descansos, sin los cuales sobrevendrían el entorpecimiento y la impotencia. Este estado es al principio pasajero; mas si de una manera constante se priva a la inteligencia de reposo, manteniéndola en una tensión exagerada y constante, caerá en un estado permanente de agotamiento, degenerando en incapacidad absoluta, en imbecilidad o en hipertensión tiránica del intelecto o del cerebro, cuando este mal se da en los últimos años de la vida. Así se explica que Swift se volviera loco, que Kant volviese a la infancia, que Walter Scott, Wordsworth, Southey y otros minorum gentium, se volvieran idiotas o incapaces. Goethe conservó hasta el momento de su muerte toda la lucidez, fuerza y actividad de sus facultades mentales, porque, como hombre de mundo y cortesano, jamás se violentó para proseguir sus trabajos intelectuales. Lo mismo les sucedió a Wieland, a Knebel el centenario y a Voltaire." (Libro II, cap. XIX, p. 233)
"[...] el intelecto es una cosa secundaria, un mero instrumento [de la voluntad]. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 233)
"[...] Con la edad, la inteligencia se debilita y se gasta lo mismo que el cerebro. La voluntad, como cosa en sí, jamás está ociosa, jamás se fatiga. [...] No desaparece con la edad, continúa queriendo lo que ha querido; incluso se hace más firme e inflexible cuando la inteligencia se debilita; [...]." (Libro II, cap. XIX, pp. 233-234)
"[...] La debilidad e imperfección de la inteligencia de que son testimonio la falta de juicio, la estrechez de espíritu, la necedad y la locura de la mayor parte de los hombres, serían completamente inexplicables si la inteligencia, en vez de ser mero instrumento secundario y accesorio [de la voluntad], fuese lo que supusieron los filósofos, es decir, la esencia íntima y primitiva de lo que llamamos alma, del hombre interior. Pues, ¿cómo la naturaleza primitiva, en su función inmediata y propia, podría cometer tantas faltas y errores?" (Libro II, cap. XIX, p. 234)
"[...] Todo ser quiere constantemente, enérgica y decididamente. Sería erróneo considerar la inmoralidad como una imperfección de la voluntad. Ciertamente, la moralidad tiene una fuente que está más allá de la Naturaleza, por lo que generalmente está en contradicción con aquélla. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 234)
"[...] Otra prueba de que la voluntad es lo que hay de real y de esencial en el hombre y la inteligencia lo secundario, y que está condicionada y formada accesoriamente, es que la última no puede desempeñar sus funciones con claridad y exactitud más que en tanto que la voluntad permanece muda y tranquila; toda agitación sensible de ésta perturba el funcionamiento intelectual y con su intromisión falsea los resultados. La intervención de la inteligencia, por el contrario, no dificulta la acción de la voluntad. [...]" (Libro II, cap. XIX, pp. 234-235)
"[...] la sangre fría y la presencia de ánimo sean el don más esencial para librarse de un peligro repentino y para luchar contra enemigos. Las sangre fría consiste en que calla la voluntad para que el intelecto pueda obrar; la presencia de ánimo, en que la actividad de la inteligencia no se turba, a pesar de la presión que sobre la voluntad ejercen los acontecimientos. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 235)
"[...] el intelecto no es más que una función del cerebro, al cual sostiene y alimenta el organismo como un parásito; de aquí que toda perturbación de la voluntad, y, por consiguiente, del organismo, altere o polarice esa función cerebral, que existe separada y no conoce otras necesidades que las del reposo y la nutrición." (Libro II, cap. XIX, p. 236)
"[...] La esperanza consiste esencialmente en que la voluntad obliga a su sierva la inteligencia, cuando ésta no ha conseguido procurarle el objeto deseado, a presentarle al menos su imagen, desempeñando el papel de consolador, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 236)
"Amor y odio falsean totalmente nuestros juicios; en nuestros enemigos no vemos más que los defectos; en los que amamos, grandes excelencias, pues en ellos hasta los defectos nos parecen amables. Un influjo semejante ejerce también sobre nuestro juicio nuestro interés, de cualquier clase que éste sea; [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 237)
"[...] Errores hay que persisten toda nuestra vida y que nos guardamos de escudriñar jamás, porque tememos, a pesar de nuestra creencia en ellos, que sean mentira." (Libro II, cap. XIX, p. 238)
"La única dificultad o perturbación posible a que se halla expuesta la voluntad por parte del entendimiento, es la que excepcionalmente resulta de un predominio anormal en el desarrollo de la inteligencia, o sea de ese don supremo que llamamos genio. Tal don es una traba incuestionable para la energía del carácter y, por consiguiente, para la acción. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 240)
"[...] la presión de la voluntad refuerza la memoria. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 242)
"[...] una inteligencia pura, un ser puramente pensante y despojado de voluntad, no tendría memoria. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 243)
"El intelecto obedece a menudo a la voluntad: por ejemplo, cuando queremos acordarnos de alguna cosa lo conseguimos mediante algún esfuerzo, [...]. En cambio, la voluntad no obedece, realmente hablando, a la inteligencia nunca [...]. Por eso no hay ética alguna que pueda formar ni corregir la voluntad. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 243)
"[...] las modificaciones debidas a la facultad de gozar los placeres físicos, que dependen de las edades." (Libro II, cap. XIX, p. 245)
"[...] Si, como es creencia generalizada, la voluntad se derivase del conocimiento, como resultado y producto suyo, sería forzoso que una gran voluntad fuese siempre acompañada de un gran entendimiento. [...] Los animales, con mucho menos inteligencia que el hombre, poseen una voluntad fuerte y tenaz. [...] Si la voluntad brotase solamente del conocimiento, nuestra cólera debería ser exactamente proporcionada a su motivo [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 245)
"[...] Las plantas no tienen más que voluntad sin conocimiento." (Libro II, cap. XIX, p. 245)
"[...] No esperemos que los hombres reconozcan las más altas verdades ni que aprecien las obras de más raro mérito cuando tienen interés en no hacerlo, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 247)
"Lo contrario a todo esto sucede cuando tratamos de convencer a una persona cuya voluntad tenemos ganada de antemano. En este caso, la persuasión es fácil, todos los argumentos son decisivos y la cuestión es tan clara como el día. Esto lo saben los oradores populares. En ambos casos, la voluntad es una fuerza inmensa, contra la que no puede luchar la inteligencia." (Libro II, cap. XIX, p. 247)
"[...] Fácilmente se comprende que una gran superioridad intelectual no vaya unida a un gran carácter, por la sencilla razón de que cualquiera de esas dos cualidades es muy rara, mientras que los defectos contrarios son abundantes y se encuentran fácilmente reunidos. [...]" (Libro II, cap. XIX, pp. 247-248)
"[...] es posible que algunos hombres ineptos se hagan malos por la misma causa que lo son a veces los jorobados, a saber, por el sentimiento de amargura que les produce la humillación que les ha impuesto la naturaleza y porque acaso creen poder suplir eventualmente el ingenio que les falta con la perfidia, la cual les repara algún triunfo pasajero. Esto también nos explica por qué cualquiera se vuelve fácilmente malo para con una personalidad superior." (Libro II, cap. XIX, p. 248)
"[...] Todo hombre, por secreto instinto, elige preferentemente para su trato a algún individuo al cual supera en ingenio; con él se sentirá a sus anchas, [...]. Por la misma razón, cada cual evita la intimidad de quien le es superior, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 248)
"[...] dice Helvétius: "Nada exaspera tanto a la mayoría de las personas como ver a un hombre desplegar un talento superior en la conversación. Aparentan complacencia por el momento, pero la envidia hace que le maldigan en su corazón." [...]." (Libro II, cap. XIX, pp. 248-249)
"[...] toda gran superioridad intelectual aísla más que cualquier cosa y expone al odio, por lo menos al odio disimulado. Por la razón contraria son amados tantos necios, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 249)
"[...] Junto a la más alta superioridad intelectual puede existir una extremada perversidad moral." (Libro II, cap. XIX, p. 249)
"[...] cuando uno ha cometido una mala acción vemos que sus afectos y aun él mismo tratan de imputar a la inteligencia el pecado de la voluntad, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 250)
"[...] Ante el tribunal moral, la acusación de falta de inteligencia no constituye delito; más bien es origen de excenciones. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 250)
"[...] todas las religiones prometen recompensas eternas, en la otra vida, a las cualidades de la voluntad o del corazón, pero no a las del cerebro o de la inteligencia. La virtud espera el premio en el otro mundo; la ciencia, en éste; el genio, ni el uno ni en el otro; él mismo es su recompensa. Por consiguiente, la voluntad es la parte inmortal; la inteligencia, la parte temporal." (Libro II, cap. XIX, pp. 251-252)
"La sociedad o comercio entre los hombres se establece mediante reglas concernientes a la voluntad, pero rara ves sobre las relaciones tocantes a la inteligencia. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 252)
"Los mismos vicios y las mismas virtudes, las mismas ambiciones y las mismas pasiones, coexisten con los más diferentes estados de instrucción, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 252)
"Las grandes facultades del ingenio despiertan admiración, pero no excitan la simpatía, reservada para las cualidades morales, para las condiciones del carácter. Elegiremos mejor por amigo a un hombre honrado y benévolo, conciliador o indulgente, que a otro que sólo se distinga por su inteligencia. Hasta preferimos al hombre simpático. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 253)
"[...] El recién nacido no hace uso de su entendimiento; pero desde los primeros tiempos lo ejercita dentro de la intuición y de la aprehensión de las cosas exteriores. [...] Este primer paso va seguido de otro mucho más lento, por lo general, a los tres años, a saber: el desarrollo de la razón por medio del lenguaje, que condiciona el pensamiento. Pero, no obstante, el desarrollo de la inteligencia es muy limitado, ante todo porque el cerebro no ha adquirido aún su perfección física, pues tanto por lo que se refiere al volumen como al desarrollo de los tejidos, no se logra hasta los siete años. Pero el intelecto, para entrar enérgicamente en actividad, necesita del antagonismo del sistema genital, por lo que dicha actividad no comienza hasta la pubertad. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 255)
"[...] el hombre no alcanza su madurez hasta los cuarenta años, si bien se le considera mayor de edad a los veinte." (Libro II, cap. XIX, p. 255)
"[...] la decadencia va avanzando, hasta llegar en la ancianidad a la chochez, a la pérdida de la memoria, a una semiinconsciencia y al retorno a la infancia." (Libro II, cap. XIX, p. 256)
"[...] El recién nacido gesticula violentamente, se agita y grita; quiere, aunque no sabe lo que quiere, pues el medium de los motivos, la inteligencia, carece de desarrollo. La voluntad, ignorando el mundo exterior, donde se encuentran sus objetos, se agita en las tinieblas como un prisionero entre los muros y rejas de su cárcel. [...]"
"[...] Los ingenia praecocia, los niños precoces, suelen resultar, por lo general, hombres vulgares; el genio, en cambio, parece torpe de niño, quizá porque percibe profundamente las cosas. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 256)
"[...] jamás un hombre prudente descubriría una mala acción, algún rasgo de malignidad o de perfidia en su juventud, pues comprende que sería un testimonio poco favorable para su carácter actual. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 257)
"El carácter permanece invariable hasta la edad más avanzada. Los achaques de la edad, que minan profundamente las facultades intelectuales, dejan intactas las morales. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 257)
"[...] Mientras todas las fuerzas orgánicas, la muscular, los sentimientos, la memoria, el ingenio, la inteligencia, el genio, se gastan y embotan con la edad, la voluntad permanece intacta e inalterable. [...] Pero en sí misma surge completa y permanece invariable, independiente de las leyes del tiempo y de las condiciones temporales de crecimiento y decadencia. Pero esto es una prueba de que es de naturaleza metafísica y no pertenece al mundo de los fenómenos." (Libro II, cap. XIX, p. 258)
"[...] la voluntad [puede ser] excitada por nuevos motivos; [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 258)
"Lo que permanece idéntico, lo que no envejece en nosotros es la esencia misma de nuestro ser, que se halla colocada fuera del tiempo. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 260)
"[...] También ella [la identidad personal que descansa en la identidad de la voluntad] es la que da a la mirada su expresión habitual. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 260)
"[...] Nuestro verdadero yo, el núcleo de nuestro ser, es lo que está oculto [la voluntad] y que no sabe más que querer y no querer, estar satisfecho o descontento, con todas las modificaciones designadas con las palabras sensaciones, emociones, pasiones. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 261)
"[...] Ese querer vivir somos nosotros mismos [...]. Pero por ser el amor a una vida, que tan poco valor tiene, un hecho a priori y no a posteriori, es por lo que se explica ese temor desmesurado a la muerte, propio de todo ser humano, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 261)
"[...] En el sueño profundo cesa todo conocimiento y toda representación. [...] Pero en el sueño profundo el cerebro, y con él el conocimiento, se sumen en una completa inactividad, pues aquél es el ministerio de lo exterior, como el sistema ganglionar el ministerio de lo interior." (Libro II, cap. XIX, pp. 262-263)
"[...] las funciones orgánicas como su primun mobile, no pueden entregarse al descanso sin que cese la vida, ni tiene tampoco necesidad de reposo, por su índole metafísica y por tanto incorpórea. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 262)
"[...] las enseñanzas de Kant consiguieron desterrar la noción de alma." (Libro II, cap. XIX, p. 262)
"El cerebro, con su función cognoscitiva, es un centinela que la voluntad ha establecido en lo alto, en la cabeza, para regular sus relaciones exteriores a fin de espiar, por las ventanas de los sentidos, la amenaza de un peligro o la posibilidad de un socorro, para que, una vez enterado, le informe y ella pueda decidirse. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 263)
"[...] El sueño se encarga de darle [al cerebro vigía] por relevado y de aquí proviene la sensación de placer con que le acogemos. También proviene de aquí la sensación desagradable que sentimos cuando nos despiertan, lo que equivale a llamar al centinela para que ocupe su puesto; [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 263)
"[...] En el sueño, durante el cual sólo funciona la vida vegetativa, la voluntad está sola y trabaja sin estorbos exteriores y sin perder fuerzas por la actividad del cerebro y el conocimiento, que es la función orgánica más laboriosa, aunque no sea más que un medio y no un fin para el organismo. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 263)
"[...] La nutrición del cerebro, o esa renovación de su sustancia por la sangre, no puede efectuarse, según esta hipótesis, durante la vigilia, porque la función orgánica superior sería alterada o entorpecida por la función inferior y material de la nutrición. Esto hace que el sueño, aun siendo una función negativa, tenga, sin embargo, un carácter positivo, el cual aparece ya en el hecho de que la diferencia entre sueño y vigilia no es sólo de grado, sino que hay una separación bien marcada que se anuncia, hallándonos dormidos, por ensueños cuyos objetos son totalmente extraños a los pensamientos que momentos antes nos ocupaban. Otra prueba de ello es que en las pesadillas nos esforzamos en vano por gritar o rechazar un peligro imaginario. Podría creerse que la comunicación entre el cerebro y los nervios motores, o entre cerebro y cerebelo (coordinación de los movimientos), se halla interrumpida, [...]. Así se explica también que para que llegue el sueño es preciso que la obra de la nutrición haya comenzado. El cerebro necesita haber sido cebado, por decirlo así. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 264)
"[...] La meditación prolongada y el trabajo intelectual fatigoso aumentan la necesidad del sueño. El esfuerzo muscular predispone también al sueño, [...] la fatiga de los brazos o de las piernas tiene su asiento real en el cerebro, de igual modo que el dolor de los miembros, que reside en realidad en el cerebro; la condición es idéntica para los nervios motores que para los sensitivos. Los músculos que no sean movidos por el cerebro, por ejemplo, los del corazón, no se fatigan jamás. Por eso es imposible pensar con claridad mientras se están haciendo esfuerzos musculares ni inmediatamente después. [...]" (Libro II, cap. XIX, pp. 265-266)
"[...] el sueño demuestra plenamente que la conciencia, la percepción, el conocimiento, el pensamiento, en general, no son lo esencial, sino lo secundario y condicionado. Son un lujo, el lujo supremos d e la naturaleza, y cuanto más ostentosamente se adorna con él, menos puede sostenerlo sin interrupción. Son el producto, la floración del sistema nervioso cerebral, alimentado como un parásito, por el resto del organismo. Esto está en relación con lo que dije en el tercer libro, a saber: que la conciencia será tanto más límpida y perfecta cuanto más se despoja de la voluntad. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 266)
"[...] En el sonambulismo magnético, la conciencia se desdoble; dos seres de conocimientos perfectamente encadenados, pero distintos; la conciencia despierta no sabe del conocimiento sonambulesco. Pero la voluntad conserva su carácter y permanece idéntica en ambos estados, manifestando las mismas inclinaciones y repulsiones. Y es que la función puede desdoblarse, pero la esencia en sí, no." (Libro II, cap. XIX, p. 266)

XX Objetivación de la voluntad en el organismo animal 267

"[...] Las lesiones del cráneo con pérdida de la sustancia gris ejercen casi siempre una perniciosa influencia sobre el intelecto; [...]." (Libro II, cap. XX, p. 268)
"[...] nunca se ha visto que a causa de un accidente de este género [lesiones en el cráneo] pierda o gane un hombre en moralidad, deje de tener tal o cual pasión o adquiera otras nuevas, pues la voluntad no reside en el cerebro, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 268)
"Conforme a una experiencia de Spallanzani, repetida luego por Voltaire, un caracol al cual se corta la cabeza continúa viviendo, y al cabo de algunas semanas echa otra nueva con sus cuernos correspondientes, recobrando al mismo tiempo la conciencia y la percepción, pues hasta entonces el animal, por sus movimientos desordenados, daba pruebas de una voluntad ciega. Esto demuestra que la voluntad es lo permanente [...]." (Libro II, cap. XX, p. 268)
"Tiedemann fue el primero, si no me equivoco, que comparó el sistema nervioso cerebral a un parásito. La comparación no puede ser más exacta. En cuanto al cerebro con sus accesorios, médula espinal y nervios, está como injerto en el organismo y alimentado por éste, sin contribuir directamente al mantenimiento de su economía, como se ha visto en los monstruos acéfalos o en las tortugas, que viven tres semanas después de haber sido decapitadas, siempre que no se lesione la médula oblonga, que es el órgano rector de la respiración. Una gallina a la que Flourens quitó la parte anterior del cerebro pudo vivir diez meses y medrar. Por lo que se refiere al hombre, si la destrucción del cerebro le produce la muerte, es indirectamente, a causa de la parálisis de los pulmones, seguida de la del corazón. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 269)
"[...] la cosa en sí, base de todo fenómeno y, por tanto, del nuestro, se halla, en la conciencia interna, privada de una de sus formas fenomenales, a saber: la del espacio, y no conserva más que la otra, la del tiempo, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 269)
"[...] en la conciencia de sí no será percibida la voluntad como el substratum durable de sus manifestaciones, como sustancia permanente; sólo sus actos serán reconocidos mientras duren y en el orden de su sucesión, directa, pero no intuitivamente. El conocimiento de la voluntad por la conciencia íntima no es, pues, una intuición de la voluntad, sino una percepción inmediata de sus movimientos sucesivos. En cambio, la conciencia externa es función del entendimiento por medio de los sentidos; a más de la forma del tiempo, posee la del espacio, y la unión íntima de ambas, operada por la causalidad, función del entendimiento, es precisamente lo que constituye una percepción sensible, una intuición. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] El conocimiento de la voluntad por la conciencia íntima no es, pues, una intuición de la voluntad, sino una percepción inmediata de sus movimientos sucesivos. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] la conciencia externa es función del entendimiento por medio de los sentidos; a más de la forma del tiempo, posee la del espacio, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] lo que en nuestra conciencia interior reconocemos como un acto inmediato y efectivo de la voluntad, lo vemos proyectado al exterior como movimiento del cuerpo, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] no existe relación alguna de causalidad entre una decisión de la voluntad y un acto del cuerpo, puesto que ambos son idénticos. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] la voluntad interviene como último anillo d e una cadena. Es el substratum metafísico de la irritabilidad muscular; [...]." (Libro II, cap. XX, p. 271)
"[...] donde la voluntad se objetiva de una manera inmediata es, pues, en la irritabilidad y no en la sensibilidad." (Libro II, cap. XX, p. 272)
"[...] los músculos son el producto y la concentración de la sangre; que en cierto modo no son más que sangre solidificada, coagulada o cristalizada, tomando ella su fibrina y su materia colorante casi inalteradas (Burdach, Fisiología, tomo V, página 686). [...]" (Libro II, cap. XX, p. 275)
"[...] el substratum metafísico de la fuerza que mueve al músculo, de la irritabilidad, es la voluntad, ésta debe ser también el substratum de la fuerza que produce el movimiento de la sangre y la formación de sus vasos, porque es la sangre quien crea el músculo. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 277)
"[...] la voluntad se objetiva más inmediatamente en la sangre, que es el origen de nuestro organismo, lo que le da su forma,, lo perfecciona con el crecimiento y lo conserva después de una manera constante, ya por la renovación regular de todas sus partes, ya por la regeneración extraordinaria de alguna parte lesionada. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 278)
"[...] ¿Cómo se forma el pollo en el huevo? ¿Acaso por una fuerza exterior que penetra a través del cascarón? [...]" (Libro II, cap. XX, p. 281)
"[...] Por grande que sea la diferencia de querer y conocer, su substratum es el mismo: la voluntad, como cosa en sí de todo fenómeno. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 282)
"[...] la inmutabilidad del carácter moral por el hecho de que la vida animal y, por tanto, las enfermedades del cerebro, son las únicas sometidas a la influencia de la educación, del ejercicio, de la instrucción y del hábito, mientras que el carácter moral pertenece a la vida orgánica; es decir, a la de todas las demás partes fuera del cerebro, y las condiciones exteriores no pueden modificarle. [...]" (Libro II, cap. XX, pp. 286-287)
"Una prueba especial de que el organismo es el fenómeno visible de la voluntad, es que la mordedura de los perros, gatos, gallos y quizá de otros animales en estado de furiosa cólera, produce fácilmente heridas mortales; el perro, aunque no esté rabioso o rabie después de la mordedura, puede ocasionar a la persona mordida la hidrofobia. La ira extremada, ¿qué es sino la más decidida y fuerte voluntad de aniquilar el objeto al que se dirige?, lo cual se corrobora por el hecho de que la saliva adquiere inmediatamente un carácter maléfico, un poder en cierto modo mágico, que demuestra que la voluntad y el organismo son una misma cosa. Igualmente se observa que una gran contrariedad puede dar repentinamente a la leche de una nodriza propiedades tan tóxicas que produzcan al niño la muerte entre convulsiones. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 288)
"[...] Claro que Descartes fue un grande hombre, pero lo fue tan sólo por haber abierto una vía; en toda su doctrina no hay una palabra de verdad, y apelar hoy a él como una autoridad, es sencillamente ridículo. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 289)

XXI Ojeada retrospectiva y conclusión general 292

"[...] Toda Físico-Teología [...] es un impedimento absoluto para el estudio profundo de la naturaleza." (Libro II, cap. XXI, p. 293)

XXII Consideración objetiva de la inteligencia 296

"De dos maneras, radicalmente distintas, se puede considerar la inteligencia, [...]. La una es la manera subjetiva, que, partiendo de lo interior y tomando por dato la conciencia, nos muestra el mecanismo por el cual pasa el mundo al conocimiento y cómo se ajusta éste con ayuda de los materiales proporcionados por la sensibilidad y el entendimiento. Locke fundó esta teoría y Kant la llevó a una perfección infinitamente superior. [...] El sistema contrario es la manera objetiva de considerar el intelecto, que parte de lo exterior y cuyo dato no es la conciencia de nosotros mismos, sino los demás seres conscientes de sí mismos y del mundo, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 296)
"[...] como querer, es decir, como voluntad." (Libro II, cap. XXII, p. 298)
"[...] sería más correcto decir: "Sólo lo diferente puede conocer lo diferente", que decir, como decía Empédocles: "Sólo lo semejante conoce lo semejante", [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 299)
"[...] más allá del fenómeno, en la esencia en sí de las cosas, que ignora el tiempo y el espacio, así como la multiplicidad, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 299)
"[...] más allá del fenómeno, en la esencia en sí de las cosas, que ignora el tiempo y el espacio, así como la multiplicidad, de que ambos son condición, no puede existir conocimiento. El budismo expresa este pensamiento con la expresión Pratschna Paramita, que quiere decir: "más allá de todo conocimiento". [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 299)
"[...] El punto donde el entendimiento efectúa la transición de la impresión producida en la retina, [...] puede ser considerado como el límite entre el mundo como voluntad y el mundo como representación, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 300)
"[...] todo cuanto puede ser objeto de conocimiento no es más que objetivación de la voluntad." (Libro II, cap. XXII, p. 301)
"[...] Este foco, colector de la actividad cerebral, es lo que Kant llama "la unidad sintética de la apercepción" (V. 234). Por él la voluntad consigue conocerse a sí misma; dicho foco de la actividad cerebral o cognoscitiva, percibe su identidad con la base de la cual nace, es decir, con la voluntad, produciéndose de este modo el yo. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 302)
"[...] Dicho foco de actividad cerebral (sujeto que conoce) es simple, como indivisible que es, pero no por ello es sustancia (alma), sino estado. Aquello de que es un estado, no puede conocerlo más que mediata y reflexivamente y la cesación del estado no implica, en modo alguno, la destrucción de la cosa cuyo estado es. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 302)
"[...] la naturaleza (o sea la voluntad objetivada) [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 303)
"[...] la naturaleza, siguiendo su ley de parsimonia, puede hacer frente, con su sola inteligencia, a todas las exigencias de sus necesidades; por eso ha dejado al hombre en su desnudez, privado de armas naturales para el ataque y la defensa, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 304)
"[...] la voluntad y la inteligencia se ayudan mutuamente. En efecto; la vivacidad del carácter va unida a una mayor energía del corazón y de la circulación, los cuales refuerzan a la vez la actividad cerebral. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 305)
"[...] el hombre está expuesto a mayores sufrimientos que los demás animales, pero también disfruta de mayores placeres. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 305)
"[...] El grado de conciencia es determinado por el modo de existencia de un ser, [...]. A mayor elevación de conciencia, corresponde un más exacto encadenamiento entre las ideas, una mayor claridad en las percepciones y una mayor energía en los sentimientos. Yodo gana en profundidad, en ternura, en tristeza, en alegría, en dolor. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 306)
"[...] El genio se caracteriza por un temperamento apasionado; no puede concebirse flemático; [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 307)
"[...] ese temperamento apasionado característico del genio y su viva percepción de las cosas, provoca en la práctica, en concurso con la voluntad, tal sobreexcitación de afectos, que la inteligencia se turba y extravía, mientras que el flemático conserva el pleno uso de sus facultades, aunque sean inferiores, alcanzando por esto resultados superiores a los que alcanzaría el genio. Por tanto, si el temperamento ardiente es favorable a la calidad de la inteligencia, el frío favorece su empleo. Por esto el verdadero genio no es capaz más que de producciones teóricas, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 307)
"[...] El genio, en la vida práctica, es torpe, inútil y casi siempre desgraciado. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 307)
"Conforme a la ley antes citada de economía de la naturaleza, ésta no otorga la superioridad intelectual sino a muy pocos individuos, haciendo del genio la más rara de las anomalías y reservando a la gran muchedumbre humana la dosis de la inteligencia estrictamente necesaria para la conservación del individuo y de la especie. Las grandes y numerosas necesidades de la humanidad, que van aumentando a medida que se satisfacen , exigen indispensablemente que la inmensa mayoría de los hombres pasen su vida ocupados en trabajos manuales y groseros, puramente mecánicos; ¿por qué habían de tener ingenio vivo, ardiente fantasía, entendimiento sutil y honda perspicacia? No les serviría más que para hacerlos desgraciados e incapaces en sus trabajos. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 308)
"[...] un andar torpe causa lentitud en la marcha del pensamiento y se lo mira con razón, lo mismo que la flacidez en las facciones y la expresión adormecida de la mirada, como indicio de falta de inteligencia, lo mismo en un individuo particular que en un tipo nacional. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 309)
"[...] se observa en muchos individuos, a saber: que cuando hablan mientras van andando se ven obligados a pararse si la conversación se hace más intensa; lo cual obedece a que su cerebro, cuando tiene que encadenar algunos pensamientos, carece de fuerza requerida para atender al movimiento de las piernas; [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 309)
"[...] Tal facultad [la inteligencia], exclusivamente propia para resultados prácticos, no podrá nunca, por su misma naturaleza, comprender más que las relaciones mutuas de las cosas y no la esencia de éstas, lo que son en sí. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 310)
"[...] todo lo que se hace posible por la percepción intuitiva, a saber, el tiempo, el espacio y la causalidad, no es más que una función cerebral, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 310)
"[...] los fenómenos son los motivos para uso de la voluntad individual, tales como se representan en la inteligencia (que aparece objetivamente bajo la forma de cerebro), creada a este fin por la voluntad: estos motivos forman con la totalidad de sus relaciones el mundo objetivo existente en el espacio y en el tiempo y que yo llamo el mundo como representación. [...]" (Libro II, cap. XXII, pp. 310-311)

XXIII (§ 23 del Volumen I) 318

"[...] la voluntad [actúa en nosotros] desempeñando tanto las funciones conscientes como las inconscientes. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p. 318)
"[...] la voluntad existe en el fondo de todas las fuerzas de la naturaleza inorgánica [...]." (Libro II, cap. XXIII, p. 318)
"[...] Lo que es esencial y duradero en el cuerpo inorgánico y constituye, por tanto, su identidad e integridad, es el fondo, es decir, la materia; lo contingente y variable es la forma. En los seres organizados sucede todo lo contrario; su vida consiste en el cambio incesante del fondo y en la permanencia de la forma; [...]." (Libro II, cap. XXIII, p. 321)
"[...] Lo esencial en el ser inorgánico es el reposo y la exclusión de toda impresión del exterior, esto es lo que lo conserva, y en tal estado, cuando es perfecto, la duración del cuerpo es indefinida. En cambio, lo orgánico subsiste en virtud de un movimiento incesante y de la posibilidad de recibir impresiones exteriores. Al desaparecer la sensibilidad o detenerse el movimiento sobreviene la muerte; [...]." (Libro II, cap. XXIII, pp. 321-322)
"[...] la tendencia principal en todo individuo es su propia conservación [...]. Esas mismas formas las hallamos en los grados más bajos de la naturaleza, [...] allí donde los cuerpos obran sólo como cuerpos en general, y, por consiguiente, son objeto de la mecánica [...]. Aquí la tendencia a buscarse se manifiesta como gravitación; el huir, como recepción de movimiento; la movilidad de los cuerpos, a consecuencia de la presión o del choque, objeto fundamental de la mecánica, no es otra cosa que la manera con que los cuerpos expresan su tendencia a la conservación. [...] Los cuerpos elásticos son en este sentido los más valerosos, puesto que tratan de rechazar al enemigo o al menos de contenerlo. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p. 324)
"[...] la voluntad se manifiesta tan directamente en la caída de una piedra como en el acto de un hombre; la diferencia está en que su manifestación especial es producida en los actos humanos por un motivo y en la caída de la piedra por una causa mecánica; [...]." (Libro II, cap. XXIII, p. 325)
"[...] las fuerzas naturales no forman parte de la cadena de las causas, porque son independientes del tiempo y del espacio. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p. 326)
"[...] Si, por ejemplo, un planeta es puesto en movimiento giratorio por cualquier causa exterior, este movimiento duraría eternamente si no encontrase ninguna causa que le anulara, lo cual no podría suceder si el tiempo fuese algo por sí mismo, si tuviera una existencia objetiva real, pues en este caso tendría también una acción propia. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p. 327)
"[...] Mi convicción es que la luz no es una emanación ni una vibración, pues estas explicaciones se parecen a la de la transparencia por la porosidad y se destruyen observando que la luz no está sometida a leyes mecánicas. Para convencerse de ello no hay más que contemplar los efectos de una violenta tempestad que doble, deriva y dispersa cuanto encuentra en su camino, mientras que el rayo de luz que aparece al aclararse las nubes permanece inmóvil e imperturbable y prueba que pertenece a un orden distinto del mecánico. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p. 328)

XXIV De la materia 332

"[...] la materia ocupa el lugar de la causalidad. [...] Por eso la materia, como pura materia, no puede ser objeto de la intuición sino únicamente del pensamiento; es, pues, una simple abstracción. En la intuición se nos presenta unida a la forma y a la cualidad, como un cuerpo, o sea como un modo determinado de actividad. Para poder concebir la materia como tal, despojada de forma y cualidad, necesitamos hacer abstracción de toda determinación especial; por consiguiente, entendemos por materia el obrar en general. [...] entendida así la materia, no es propiamente hablando, el objeto sino la condición de la experiencia, como el mismo entendimiento puro, del cual es función en este sentido. [...]" (Libro II, cap. XXIV, pp. 332-333)
"[...] la materia es el substratum permanente y necesariamente dado en las formas representativas de nuestra inteligencia, [...]. Mas por este mismo carácter [...] es por completo indiferente respecto de todos los fenómenos, [...] tiene que ser concebida como la absolutamente permanente en medio de todo lo cambiante, como cosa que no tiene principio ni fin en el tiempo. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 333)
"La materia, que no es más que un objeto a priori del pensamiento, se distingue de lo que es objeto a priori de la intuición en que podemos hacer completa abstracción de ella y, en cambio, no podemos hacer abstracción del tiempo y del espacio, lo cual no significa otra cosa sino que no podremos concebir a éstos aparte y separados de la materia, [...]." (Libro II, cap. XXIV, pp. 333-334)
"[...] el tenerla que concebir [a la materia] como previamente dada indica que no pertenece a la parte formal del conocimiento tan completa y absolutamente como el tiempo y el espacio, sino que contiene, además, un elemento a posteriori. Forma, en efecto, el nexo entre la parte empírica y la parte a priori del conocimiento, constituyendo así la piedra angular de la experiencia." (Libro II, cap. XXIV, p. 334)
"[...] Todo lo que nosotros percibimos es la materia, obrando de una manera determinada. Lo que da origen a los modos especiales de actividad de los cuerpos son las propiedades interiores e inexplicadas de la materia; pero la materia misma no es objeto de percepción; [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 334)
"[...] Es [la materia], pues, la visibilidad de la voluntad, o sea el lazo que une el mundo como voluntad al mundo como representación. [...] si fuera posible despojar a una materia determinada de todas las propiedades que le pertenecen a priori, es decir, de todas las formas de percepción, quedaría la cosa en sí, desaparecería la parte empírica de la materia, no apareciendo ésta dotada de extensión y de actividad; [...]" (Libro II, cap. XXIV, pp. 334-335)
"[...] Lo que da extensión a la materia es el espacio, forma de la intuición, y la corporeidad consiste en el obrar, que se basa en la causalidad, la cual es también una forma de conocimiento. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 335)
""[...] la gravedad, grado ínfimo de la objetivación de la voluntad, existe en toda materia y es inseparable de ella. Pero como es ya manifestación de la voluntad, forma parte del conocimiento a posteriori y no del conocimiento a priori. De aquí se sigue que en rigor podríamos conocer una materia sin pesantez, mientras que no podríamos representárnosla sin extensión, sin fuerza repulsiva y sin permanencia, pues no tendría impenetrabilidad ni podría llenar un lugar en el espacio; en otros términos, no tendría actividad, y como la esencia de la materia está en el obrar, o sea en la causalidad, y ésta descansa en la forma a priori de nuestro entendimiento, éste no puede hacer abstracción de ella." (Libro II, cap. XXIV, p. 335)
"La materia es, según esto, la voluntad; pero no la voluntad en sí, sino la voluntad en cuanto es percibida, esto es, en cuanto ha tomado la forma de representación objetiva. Lo que considerado objetivamente es materia, subjetivamente es voluntad. Con esto concuerda lo dicho antes: que nuestro cuerpo es nuestra voluntad hecha visible, objetivada, y que de igual modo todo cuerpo es también voluntad objetivada en algún grado." (Libro II, cap. XXIV, p. 335)
"[...] Podemos representarnos la forma sin la materia, pero no a la inversa, la materia sin la forma, porque privada de la forma la materia sería la voluntad misma, y ésta, al hacerse objeto, tiene que someterse al modo de percepción de la inteligencia y, por consiguiente, se ajusta a la forma. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] La materia es, pues, la voluntad en general, pasada al estado visible, mientras que la forma y la calidad expresan el carácter de ser fenómenos particulares. Lo que en el fenómeno es materia, en sí es voluntad, [...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] Y así como la voluntad es la esencia de todo lo que existe en el mundo, la materia es la sustancia que queda en las cosas, una vez eliminados todos los accidentes. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] El que la materia en sí, es decir, separada de toda forma, no pueda ser intuida o representada, es porque por sí misma y como sustancia pura de los cuerpos es la voluntad, que no puede ser vista ni percibida objetivamente por sí misma, sino sólo como fenómeno, y como tal aparece como cuerpo, o sea como materia, con forma y cualidad propias. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"Siendo la materia la voluntad visible y toda fuerza en sí voluntad, ninguna fuerza podrá manifestarse sin un substratum material, y a la inversa, no podrá haber cuerpo sin fuerzas que le sean inherentes y que constituyan precisamente sus cualidades. Por esto, la reunión de la materia y de la fuerza se llama cuerpo. Fuerza y materia son inseparables, porque, en el fondo, son una misma cosa, [...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 337)
"[...] Muchas veces, a causa de ciertas enfermedades crónicas o caquexias, se dan las condiciones necesarias para la existencia de los espizoarios, viéndose nacer espontáneamente, según los diferentes casos, el pediculus capitis, o pubis o corporis, sin la presencia de un huevo , [...Tendríamos] que suponer que los huevos de los espizoarios flotan en el seno de la atmósfera, lo cual es horrible de pensar. [...] Así, después del incendio de un bosque virgen en el Brasil, y cuando las cenizas se enfriaron, Augusto Saint-Hilaire vio nacer una multitud de plantas que no se encontraban por los alrededores en una distancia inmensa. [...] La hipótesis de una generación espontánea es menos violenta que la que supone que los esporos y los huevos de esas especies están en el aire, esperando la ocasión de desarrollarse. Por la putrefacción, los cuerpos orgánicos se descomponen primeramente en sus elementos químicos más inmediatos; como éstos son, sobre poco más o menos, los mismos en todos los cuerpos vivos, la voluntad de vivir, presente siempre, puede apoderarse de ellos en ese momento para formar, según las circunstancias, seres nuevos, [...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 338)
"[...] En una sesión de la Academia Francesa, Pouchet ha demostrado recientemente (1859), con gran descontento de los demás colegas, que la generación espontánea es una verdad y que, por el contrario, es falso que el aire contenga toda clase de gérmenes." (Libro II, cap. XXIV, p. 339)
"[...] Lo cierto es que en la materia no debe buscarse la explicación definitiva y última de las cosas, sino solamente el origen temporal de las formas inorgánicas y de los seres organizados. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 339)
"[...] las tres grandes razas, caucásica, mongólica y etiópica, igualmente primitivas, como nos demuestra la lingüística, [...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 340)
"El defecto inevitable del materialismo consiste, ante todo, [...] de que parte, a saber: que la materia es una cosa dada absolutamente y sin condiciones, esto es, que existe fuera del conocimiento del sujeto; en suma, que es una cosa en sí. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 341)
"[El materialismo] se refiere a una materia que no se encuentra in rerum natuira, a un puro concepto, a una materia que no tendría otras propiedades que las mecánicas que, a excepción de la gravedad, pueden ser más o menos reconstruidas a priori, pues se basan en las formas del espacio, del tiempo y de la causalidad, propias del intelecto. Estos son los escasos materiales con que ha de contentarse el materialismo para fabricar sus castillos de aire." (Libro II, cap. XXIV, p. 342)
"[...] En verdad, la naturaleza de la luz es para nosotros un misterio, pero es más sencillo condensarlo que cerrar el camino a la verdad futura con falsas teorías. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 342)

XXV De la voluntad de la cosa en sí 345

"En resumen, el determinismo tiene razón; [...] el mundo se convierte en un teatro de marionetas movidas por alambres (motivos), sin que podamos comprender siquiera a quién divierte este espectáculo; [se debe] admitir que la existencia y la esencia de una cosa son manifestaciones de una voluntad libre que no se conoce a sí misma más que allí; [...]." (Libro II, cap. XXV, p. 348)
"[...] la necesidad sólo pertenece al fenómeno y no a la cosa en sí, [...]." (Libro II, cap. XXV, p. 348)
"[...] En resumen, en todo esto [la armonía cosmológica] se descubre una perfección y una finalidad tales como las hubiera podido realizar la voluntad más libre regida por la inteligencia más profunda y por el cálculo más sutil. [...]" (Libro II, cap. XXV, p. 351)
"[...] Así, pues, ya aparece la voluntad en las fuerzas que hallamos en los grados ínfimos de la serie de los efectos naturales, voluntad que más tarde, en los seres dotados de inteligencia, se asombra de su propia actividad, [...]." (Libro II, cap. XXV, p. 352)
"[...] el cerebro con su conciencia es lo que aísla a los individuos de la especie humana, mientras que la vida común a todos es la parte consciente, la vida vegetativa, [...]. Esta comunidad de existencia incluso puede dar excepcionalmente a los individuos un medio de comunicación, como sucede cuando un ensueño se transmite de un individuo a otro en el hipnotismo o en general en la influencia mágica, ejercida voluntariamente. [...]" (Libro II, cap. XXV, pp. 353-354)

XXVI Sobre la teleología 355

"[...] nos figuramos que la finalidad de las obras de la naturaleza ha sido introducida en ella por la misma vía que se nos muestra. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 356)
"[...] En cierto sentido, lo que hace nuestra inteligencia es admirar su propia obra. Si al admirar el arte maravilloso que implica el insecto más insignificante, recordamos que la inteligencia entrega a la destrucción sin duelo estos organismos tan ingeniosos en su complicación, nos llenamos de espanto y de estupefacción. Pero tal sentimiento nace de una confusión de nociones; porque lo que hacemos es pensar en las obras del hombre, [...]." (Libro II, cap. XXVI, p. 356)
"[...] Suponemos en los organismos una finalidad lo mismo que suponemos la causa física, y a pesar de los fracasos anteriores persistimos en buscarla. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 358)
"Aristóteles estableció puntualmente la diferencia entre la causa eficiente y la final [...]. La primera es aquella por la cual una cosa es; la segunda es aquella para la cual una cosa es; desde el punto de vista del tiempo, el fenómeno que se trate de explicar tiene a la primera detrás de sí, y a la segunda delante de sí. Únicamente en las acciones voluntarias de los animales coinciden ambas causas, pues la final aparece como motivo y éste es siempre la verdadera causa de la acción; [...]." (Libro II, cap. XXVI, p. 359)
"[...] al menos en la naturaleza orgánica, para cuyo estudio la causa final es un guía, la voluntad es quien crea. En efecto, no podemos concebir la causa final de otro modo que como un fin querido, como motivo. [...] Por eso, al estudiar la naturaleza orgánica, no nos preocupamos ni buscamos más que las causas finales, que nos lo explican todo; las eficientes, por el contrario, desempeñan aquí un papel secundario, siendo como meros instrumentos de las otras y más bien las suponemos que las probamos, [...]. Explicar la flor mostrando que todas sus partes tienen la misma forma que la hoja me parece lo mismo que querer explicar una casa por el hecho de que todas sus partes, tabiques, pisos y paredes se componen de ladrillos y representan esta unidad. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 360)
"[...] La naturaleza, convencida del homo hominis lupus, ha provisto al hombre de barba; en cambio la mujer no la necesita, pues en ella el disimulo es innato. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 364)
"[...] Sin embargo, si consideramos la naturaleza inorgánica, la causa final es siempre equívoca y nos deja, sobre todo cuando conocemos la causa eficiente, en la duda de si aquélla, o sea la final, será debida a una mera apreciación subjetiva, a nuestro modo particular de ver las cosas. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 364)
"[...] en la naturaleza inorgánica las causas finales ocupen el segundo lugar, de manera que no basten por sí solas para explicar los fenómenos, siendo preciso averiguar las causas eficientes, [...]." (Libro II, cap. XXVI, p. 365)
"[...] Burdach en su gran tratado de fisiología, volumen primero, párrafo 263, en donde encontramos después estas elocuentes palabras: "no es éste un expediente mecánico, un recurso forzado, como si la naturaleza, habiendo creado ayer las plantas, hubiera cometido antes un error que tratase luego de corregir por medio del insecto; es más bien una profunda simpatía que une al mundo animal con el mundo vegetal. La identidad de ambos se revela así: son dos hijos de una misma madre que están llamados a existir el uno para el otro." Y más adelante: "una misma simpatía enlaza lo orgánico con lo inorgánico". [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 366)

XXVII Del instinto y del instinto de industria 371

"[...] la voluntad de los seres animados se pone en acción de dos maneras distintas: por la motivación o por el instinto, o sea, desde fuera o desde dentro, [...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 371)
"[...] una cierta cantidad de voluntad [...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 372)
"[...] la diferencia que se debe apreciar entre el instinto y el carácter será que el primero es una disposición que sólo puede ser actuada por un motivo especial y completamente determinado, en virtud del cual la acción que resulta será siempre idéntica, mientras que el carácter es igualmente una voluntad de la naturaleza permanente e invariable, pero que puede ser motivada por motivos muy diversos, a los cuales se adapta,, por lo que la acción que de aquí se engendra puede ser muy diferente en sus cualidades materiales, pero lleva siempre el sello del mismo carácter, y lo expresará y revelará cada vez; [...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 372)
"[...] el sistema ganglionar [en los animales inferiores, como los insectos,] está desarrollado en ellos más que en otro alguno. [...] Dado que los actos instintivos y los trabajos industriosos de los insectos son dirigidos por el sistema ganglionar, es evidente que llegaríamos al absurdo si quisiéramos explicarlos como derivados del cerebro, pues sería una falsa interpretación. Este origen de su actividad le da una gran semejanza con la de los sonámbulos, que se explica igualmente porque en éstos el gran simpático ha reemplazado provisionalmente al cerebro en la dirección de los actos exteriores: los insectos son, pues, en cierto modo, sonámbulos naturales. Estas cosas, no susceptibles de un estudio directo, sólo pueden explicarse por analogía; la que hemos señalado es muy propia para la explicación que buscamos, si recordamos que Kieser, en su Tellurismus (vol. 2, p. 250), refiere un caso "en que habiendo ordenado el magnetizador a la sonámbula ejecutar cierto acto cuando se despertara, ésta no dejó de ejecutarlo tan pronto como estuvo despierta, pero sin recordar claramente la orden establecida". Tenía, pues, el sentimiento del deber de realizar un acto, pero sin saber por qué. En esto hay evidentemente una gran analogía con lo que ocurre en la industria de los insectos; la araña joven siente que debe hilar su tela, pero sin saber por qué. [...]" (Libro II, cap. XXVII, pp. 373-374)
"[...] A veces ocurre que alguna persona que había sacado su billete para hacer un viaje a bordo de un buque, en el momento de partir no ha querido embarcarse, sin motivo alguno determinado, acaeciendo luego el naufragio del buque. Otra persona que se paseaba con algunos amigos por los alrededores de un polvorín, al llegar a cierta distancia negóse a avanzar y desanduvo rápidamente lo andado, poseído de un terror repentino, sin explicarse el porqué; a poco voló el polvorín. Otro, viajando por mar, se sintió inclinado, sin motivo alguno, a no desnudarse una noche; acostóse vestido y calzado, sin quitarse ni aun los anteojos; durante la noche se produjo un incendio en el buque y el pasajero en cuestión fue de los pocos que pudieron salvarse en los botes. [...]" (Libro II, cap. XXVII, p. 374)
"[...] Así como el hígado no quiere otra cosa que segregar la bilis que ha de servir para la digestión y sólo para este fin quiere existir, y así como otra cualquier parte del cuerpo no quiere vivir más que para su misión, de igual manera la abeja no quiere más que fabricar miel, [...]. La única diferencia está en que en el organismo la voluntad obra ciegamente en todo su carácter originario, mientras que en las sociedades de insectos el conocimiento tiene ya alguna parte, [...]. Pero los insectos quieren el fin en su conjunto, sin conocerlo, como la naturaleza orgánica no conoce las causas finales por virtud de las cuales funciona. [...] Esto basta, sin embargo, para quitar a su trabajo el carácter mecánico, y puede adquirirse la evidencia de ello oponiendo obstáculos a la actividad de los insectos. [...] Esto nos admira porque supone el conocimiento; pero ya hemos concedido a estos seres el don de la previsión para la generación futura y aun para un porvenir lejano, aunque esto no proceda del conocimiento, que exigiría una actividad cerebral equivalente a la razón. [...]" (Libro II, cap. XXVII, pp. 375-376)
"En los organismos, la fuerza curativa de la naturaleza equivale a esta función del instinto. [...] Y cuando el mal carece de remedio acelera la muerte, que sobreviene con tanta mayor rapidez cuanto más sensible es el organismo, [...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 376)
"Todas estas anticipaciones que se manifiestan en el instinto como en la organización animal, podrían ser agrupadas bajo el conocimiento a priori, si realmente se fundasen en el conocimiento. Pero no es así; su fuente es la voluntad y por esto es independiente de las formas del conocimiento; para ella, el tiempo no tiene significación alguna y, por lo tanto, no distingue entre lo presente y lo futuro." (Libro II, cap. XXVII, p. 377)

XXVIII Caracteres de la voluntad de vivir 378

"[...] voluntad, que, según hemos reconocido, es la esencia del universo. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 378)
"[...] Todo corre, todo se precipita hacia la existencia, y si es posible, hacia la existencia orgánica, es decir, hacia la vida en sus grados más altos. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 379)
"[...] a partir del grado en que la vida orgánica comienza, aquélla no manifiesta otro fin que la conservación de las especies. Para conseguir este resultado emplea todos los medios [...]." (Libro II, cap. XXVIII, p. 380)
"[...] el individuo no tiene para la Naturaleza más que un valor relativo, que es, a saber, el de propagador de la especie. Fuera de esto, su existencia le es indiferente, y ella misma se encarga de destruirle cuando deja de tener aptitud para servir a sus designios. Sabemos exactamente el porqué de la existencia individual; pero la pregunta ¿por qué existe la especie?, la Naturaleza objetivamente considerada no sabe darnos respuesta. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 381)
"Concibiendo la cosa objetivamente y desde un punto de vista aislado, parece como si la Naturaleza sólo se preocupase de no dejar que se pierda ninguna de sus ideas (en el sentido platónico); es decir, ninguna de sus formas permanentes. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 381)
"[...] ¿A qué viene una vida que requiere tanto esfuerzo? A estas preguntas no hallaremos otras respuestas, como no sea la satisfacción del hambre y del instinto de reproducción y, a lo sumo, algún breve momento de placer, que todo ser encuentra aquí y allá en medio de su miseria y sus dolores sin cuento. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 383)
"[...] la voluntad de vivir, impulso reflexivo que no tiene razón suficiente en el mundo exterior. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 387)
"[...] Toda manifestación de una fuerza natural tiene alguna causa, pero la fuerza misma no la tiene; igualmente todo acto aislado d e la voluntad tiene un motivo, pero la voluntad carece de él; en el fondo, ambas cosas son una y la misma. La voluntad es, en las cosas, el límite metafísico de toda observación en las cosas, más allá del cual no es posible ir. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 388)


Libro III

XXIX Del conocimiento de las ideas 393

"[...] el espacio es tan ajeno a la Idea como el tiempo. [...]" (Libro III, cap. XXIX, p. 394)
"[...] la Idea platónica, considerado empíricamente y en el tiempo constituye la especie o género; [...]. La Idea es especie (species), pero no es género (genus); las especies están establecidas por la Naturaleza y los géneros son obra del hombre, esto es, son más que puros conceptos. [...]" (Libro III, cap. XXIX, p. 395)

XXX Del sujeto puro del conocimiento 397

"Si queremos adueñarnos de una idea y albergarla en nuestra conciencia, necesitamos producir en nosotros un cambio que puede considerarse como un acto de renuncia a nosotros mismos, ya que su efecto es apartar absolutamente, por un instante, el conocimiento de la voluntad; perder de vista totalmente el precioso depósito que le está confiado, para considerar las cosas como si fueran tales, que no pudiesen interesar nunca a nuestra volición; [...]." (Libro III, cap. XXX, p. 397)
"[...] nuestra conciencia tiene dos caras; una, la conciencia de sí, o sea de la voluntad; otra, la conciencia de las demás cosas, constituyendo bajo tal concepto la conciencia intuitiva del mundo exterior, la percepción de los objetos. En tanto que uno de estos dos aspectos de la conciencia se acentúa, el otro disminuye. [...]" (Libro III, cap. XXX, p. 397)
"[...] la conciencia estética, es decir, del conocimiento de las Ideas." (Libro III, cap. XXX, p. 400)
"[...] la concepción de las ideas, que constituye el placer estético, [...]." (Libro III, cap. XXX, p. 400)
"[...] se puede atribuir a cada hombre dos existencias. Como voluntad y, por lo tanto, [...] suficiente para darse a sí mismo más trabajo y más dolor del que puede soportar, [y otro como] sujeto del conocimiento, [...]." (Libro III, cap. XXX, p. 402)
"[...] La vida jamás es bella: sólo sus imágenes lo son, [...]. ¿A qué es debido que el espectáculo de la luna llena ejerza sobre nosotros acción benéfica y sedante? ¿Por qué nos deja una impresión tan sublime? Porque la luna es objeto para la contemplación, no para la voluntad. [...]" (Libro III, cap. XXX, p. 406)

XXXI Del genio 408

"[...] Teniendo por objeto ese conocimiento las ideas platónicas y no pudiendo ser éstas percibidas en abstracto, dedúcese que el genio consiste esencialmente en la perfección y energía del conocimiento intuitivo; [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 408)
"[...] podemos diferenciar el genio del talento; éste consiste más bien en una ductilidad y penetración superiores del conocimiento discursivo, que no en el conocimiento intuitivo; el hombre de talento piensa con mayor rapidez y mayor exactitud que los demás; el genio ve un mundo diferente del que ven los otros hombres, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 408)
"[...] el nombre de genio, nombre que indica que el principio de que se trata es algo ajeno a la voluntad, al propio yo; algo como un genio procedente de fuera de nosotros." (Libro III, cap. XXXI, p. 409)
"Es, por lo tanto, el genio un exceso anormal de la inteligencia, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 409)
"En donde se nos revela primeramente la verdadera naturaleza de las cosas es en la intuición, si bien todavía de una manera condicionada. Cualquier noción general o pensamiento no es, en efecto, más que una abstracción y, en consecuencia, parcial representación de la intuición [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 411)
"[...] Los conceptos no producen más que las obras de talento. [...]" (Libro III, cap. XXXI, p. 411)
"[...] La característica del genio es ver siempre lo general en lo particular, en tanto que el hombre común no ve en lo particular más que lo particular, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 412)
"La manera de conocer en el genio se halla libre de la voluntad y de todo lo relativo a ella, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 413)
"[...] todo dolor proviene de la voluntad, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 413)
"[...] Los hombres vulgares ven lo que hay en el mundo, pero no ven el mundo; ven sus propios dolores, pero no se ven a sí mismos; tienen una conciencia, si no idéntica, parecida a la del animal, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 415)
"La mediocridad consiste, substancialmente, en que la inteligencia, todavía muy ligada a la voluntad, no trabaja más que a instigación de ésta, estando por lo tanto enteramente a su servicio. Las medianías no tienen otras miras que las personales, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 417)
"[...] Lo que hace grandes a los hombres es no atender jamás a su persona, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 419)
"[...] lo bello y lo útil rara vez aparecen juntos. [...]" (Libro III, cap. XXXI, p. 423)
"[...] Pretender que los genios son iguales a los hombres útiles, es lo mismo que comparar los diamantes con la grava." (Libro III, cap. XXXI, p. 423)
"[...] un hombre moderado nunca será un genio." (Libro III, cap. XXXI, p. 424)
"[...] el genio pasa por su tiempo [generación], como un cometa cruza la órbita de los planetas; [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 426)
"[...] la infancia es la edad de la inocencia y de la dicha, el paraíso de la vida, aquél perdido Edén hacia el cual volvemos los ojos con melancolía durante el resto de nuestros días. Esa felicidad depende de que durante la infancia nuestra existencia consiste más en el conocer que en el querer, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 430)
"[...] de Goethe: "Los niños no llegan a ser nunca lo que prometen; los jóvenes, rara vez, y cuando cumplen lo que prometían, el mundo es el que falta a sus promesas"." (Libro III, cap. XXXI, p. 432)

XXXII De la locura 435

"La verdadera salud del espíritu no es otra cosa que la memoria perfecta de lo pasado. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p. 435)
"[...] el camino recorrido en la vida se confunde en el tiempo, como el camino recorrido por el viajero se confunde en el espacio, [...]." (Libro III, cap. XXXII, p. 435)
"[...] Mi propia actitud de dudar sobre si un acontecimiento que recuerdo ocurrió en realidad me expone a que sospechen que estoy loco, a no ser que mi duda se deba a que no tengo seguridad sobre si he soñado o no. [...]." (Libro III, cap. XXXII, p. 436)
"[...] Un loco puede producir pensamientos ingeniosos y a veces sensatos, y aun juicios precisos; pero lo que nunca logrará es que a su testimonio sobre lo pasado se le conceda valor alguno. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p. 436)
"Por tanto, la locura podemos considerar que procede de haber arrancado algo con violencia al espíritu, lo que sólo puede ocurrir poniendo en su lugar alguna otra cosa. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p. 437)
"[...] Ocurre con la locura lo mismo que con el suicidio; casi nunca es producido exclusivamente por un motivo exterior. En el fondo hay siempre un malestar físico, [...]." (Libro III, cap. XXXII, p. 438)

XXXIII Observaciones sueltas sobre lo bello en la naturaleza 440

XXXIV De la esencia íntima del arte 443

"Muchas veces me he preguntado por qué, siendo la luz más favorable para la figura humana y para sus formas la que ilumina desde lo alto, y la que viene de abajo la más desfavorable, sucede precisamente lo contrario cuando de paisajes se trata." (Libro III, cap. XXXIV, p. 441)
"[...] las artes no conocen más que el idioma cándido e infantil de la intuición, ignorando el lenguaje abstracto y serio de la reflexión, [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 443)
"[...] El fin propio de toda obra de arte es, por lo tanto, mostrarnos la vida y las cosas tales como son; [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 444)
"Como sabemos, las producciones escultóricas, pictóricas y en general de las artes plásticas encierran tesoros de honda sabiduría, porque precisamente la sabiduría de la naturaleza de las cosas habla por órgano de ellas y lo que ellas hacen no es más que traducir ese lenguaje, reproduciéndole en términos más puros y más precisos. [...]" (Libro III, cap. XXXIV, p. 444)
"[...] Un cuadro hay que contemplarlo al modo como cuando nos acercamos a un soberano, esperar el momento en que tenga a bien hablarnos y el tema de conversación que quiera elegir; en uno u otro caso no debemos ser los primeros en dirigir la palabra, pues si así hiciésemos correríamos riesgo de no oír más que nuestra propia voz." (Libro III, cap. XXXIV, p. 444)
"[...] el fin del arte es facilitar la inteligencia de las Ideas del universo (tomando esta palabra en la acepción platónica, única en que uso la palabra idea). [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] Todo hombre penetrado en la concepción de una Idea y que desea comunicarla tiene, por lo tanto, el derecho de recurrir al arte." (Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] inútil querer expresar una noción por medio del lenguaje del arte, [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] Para conocer que la concepción de una obra de arte ha tenido ese origen híbrido, esto es, que ha nacido de meras nociones, basta saber que el autor, antes de ponerse a realizar su obra, puede expresar con exactitud, por medio de la palabra, el objeto que tiene intención de representar, pues en tal caso bastaría para conseguir su fin con que articulase las palabras necesarias para la explicación. [...]" (Libro III, cap. XXXIV, p. 447)
"La necesidad ha dado origen a las artes útiles; el lujo, a las bellas artes. La inteligencia desarrolla y perfecciona las primeras; las segundas son fruto del genio, que es también un lujo, puesto que consiste en una riqueza de las facultades intelectuales que excede de la medida necesaria para las necesidades de la voluntad." (Libro III, cap. XXXIV, p. 448)

XXXV De la estética en la arquitectura 449

"[...] la arquitectura. Por lo tanto, sostén y carga son los objetos únicos y constantes que forman su tema, y su ley fundamental es que no puede existir carga alguna sin un soporte suficiente, ni sostén alguno sin la carga requerida; [...]. Todo muro encierra ya el sostén y la carga, sólo que están confundidos; [...]. La proporción en que deben estar el sostén y la carga debe ser tal, que no sólo pueda soportarla estrictamente, sino que pueda hacerlo tan fácil y cómodamente que desde el primer momento estemos tranquilos sobre este punto. Sin embargo, el exceso de sostén no debe traspasar cierto límite; pues si lo traspasa nos producirá la impresión de un sostén sin carga, que es contrario al efecto estético. [...]" (Libro III, cap. XXXV, pp. 449-450)
"[...] Ni la arquitectura ni la música son artes imitativas, [...]." (Libro III, cap. XXXV, p. 453)
"[...] el placer estético en todas las artes descansa sobre la concepción de una idea (Libro III, cap. XXXV, platónica). En la arquitectura, considerada como arte, el tema propio lo forman las ideas de los grados inferiores de la naturaleza, como son: la gravedad, la rigidez y la cohesión, y no la regularidad de las formas, las proporciones y la simetría, según la creencia hasta ahora admitida. Estas condiciones, que son de naturaleza esencialmente geométrica, constituyen propiedades del espacio, pero no ideas, sin que, por lo tanto, puedan ser objeto de un arte. [...]" (Libro III, cap. XXXV, p. 453)

XXXVI Observaciones sueltas acerca de lo bello en las 459
artes plásticas

"[...] la escultura parece más apropiada para la afirmación y la pintura para la negación de la voluntad de vivir, [...]." (Libro III, cap. XXXVI, p. 459)

XXXVII De la estética de la poesía 465

"No encuentro otra definición de la poesía más sencilla y exacta que la siguiente: el arte de poner en juego la imaginación por medio de palabras. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 465)
"[A diferencia de lo que ocurre con la imaginación de la poesía] en las artes plásticas no sucede igual, puesto que en ellas una misma imagen, una misma figura, tiene que bastar para todos, y esta imagen o figura llevará siempre en algún punto el sello individual del artista o de su modelo, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p. 465)
"[...] es tan imposible a un hombre que tiene méritos y que comprende el verdadero valor de éstos, no hacer caso de ellos, como imposible le sería a un gigante no advertir que su estatura domina a la de los demás hombres. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 467)
"Todo el que tiene mérito propio reconoce voluntariamente y deja que valga el de los demás, siempre que sea efectivo y de buena ley. Por el contrario, el hombre desprovisto de todo talento y de todo mérito quisiera que no hubiera talento ni mérito en el mundo. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 468)
"[...] la poesía representa el carácter de la juventud y la filosofía el de la edad madura. El don poético sólo florece realmente en la mocedad, cuando la facultad de ser impresionado por la poesía llega hasta la pasión; [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p. 469)
"[...] El sentimiento de la realidad se corrompe fácilmente con la tendencia poética de la juventud. La poesía se distingue de la realidad en que en aquélla la vida presenta un desarrollo interesante y, a la vez, excento de dolor, mientras que, por el contrario, en la realidad, la existencia carece de interés mientras está excenta de dolor; y desde que empieza a hacerse interesante, el dolor aparece en ella. La juventud, iniciada en la poesía antes de serlo en realidad, pide a ésta lo que sólo aquélla puede dar; esta es la causa principal de la inquietud que suele observarse en los jóvenes, hasta en los de mejores cualidades." (Libro III, cap. XXXVII, p. 469)
"Si pudiéramos sorprender el laboratorio secreto de los poetas, veríamos que buscan con mucha más frecuencia un pensamiento para una rima que una rima para un pensamiento, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p. 470)
"[...] Nada hay tan bello como lo verdadero, y la verdad prefiere la desnudez a cualquier adorno, de donde se sigue que un pensamiento que nos parece grande y bello expresado en prosa, tendrá más valor que otro que nos produzca la misma impresión expresado en verso." (Libro III, cap. XXXVII, p. 471)
"]...] la poesía clásica y la romántica, [...]. A esta categoría [la romántica] pertenecen los móviles derivados del mito cristiano, los que proceden del principio extravagante y fantasmagórico del honor caballeresco y, además, los móviles dominantes, principalmente, en los pueblos germano-cristianos, que se fundan en el culto necio y ridículo de la mujer, así como también los sacados de las divagaciones lunáticas de un amor metafísico. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 473)
"[...] la finalidad del drama es mostrarnos en un ejemplo la esencia y la existencia del hombre, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p. 475)
"El placer que la tragedia nos proporciona no pertenece al sentimiento de lo bello, sino al de lo sublime, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p. 476)
"Pasando a la comedia, que es el género opuesto a la tragedia y conociendo, como conocemos ya, que la tendencia e intención final de la tragedia es llevarnos a la negación de la voluntad de vivir, fácil nos será reconocer que la comedia tiende a disponernos para que persistamos en la afirmación de esa voluntad. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 481)
"[...] El propósito de la comedia es, por lo tanto, que la vida es buena y sobre todo divertida, y por eso debe apresurarse a bajar el telón en el momento en que todo el mundo es feliz, a fin de que no podamos ver lo que ocurre después, mientras que el desenlace de la tragedia es tal de ordinario que tras de él no puede haber continuación alguna." (Libro III, cap. XXXVII, p. 482)

XXXVIII De la historia 483

"[...] La historia, por lo tanto, carece de sistema, como lo hay en cualquiera de las ciencias. Es un saber, no una ciencia, pues nunca conoce lo particular por lo general, [...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[A la historia,] de concederle carácter científico, sería una ciencia de individuos, lo que implica contradicciones, y por otra parte, todas las ciencias, sin excepción, hablan de lo que existe siempre, mientras que la historia habla de lo que ha existido sólo una vez y no volverá a existir jamás. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] El pretendido elemento general de la historia sólo es general subjetivamente, es decir, que su generalidad descansa sólo sobre el insuficiente conocimiento individual de los objetos; no es una generalidad objetiva, [...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] Lo más general que hay en la historia es siempre individual, [...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] sólo puede decirse que es general [la historia] en el sentido de que es superficial. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 485)
"[...] Especializar la historia es hacerla más interesante; mas lo que gana en la particularización lo pierde en veracidad, acercándose más a la novela. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 485)
"Siendo el objetivo propio de la historia lo particular, el hecho individual, que es su única realidad, es por ende la historia lo contrario de la filosofía, que considera las cosas desde el punto de vista más general y cuyo asunto es ese elemento general que hallamos siempre idéntico en todas las cosas particulares, [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 486)
"[...] en esto se da precisamente el contraste entre historiadores y filósofos; éstos quieren sondear, aquéllos enumerar hasta lo último." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 486)
"La pseudo filosofía hegeliana, propia solamente para corromper y embrutecer a los espíritus, ha iniciado principalmente esos ensayos de exponer la historia universal como un conjunto metódico o, como ellos dicen, de "construirla orgánicamente"; ensayos que encierran en el fondo un grosero y brutal realismo, que toma al fenómeno del mundo por la cosa en sí [...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 487)
"[...] En todo el microcosmos está comprendido el macrocosmos entero y nada contiene éste que no se contenga en aquél. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 488)
"Los discípulos de Hegel, convirtiendo la historia en el asunto principal de la filosofía, deberían tener presente las enseñanzas de Platón, que tanto insiste en que el asunto de la filosofía es lo eterno y lo invariable y no aquello que hoy es de un modo y mañana de otro. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 488)
"[...] la esencia y el verdadero espíritu del cristianismo, como el del brahmanismo y el budhismo no es otra que reconocer la inanidad de los bienes terrestres, despreciarlos y volver los ojos hacia otra existencia completamente contraria a la de este mundo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 489)
"La verdadera filosofía de la historia consiste en comprender que en medio de esa confusión de cambios infinitos no hay otra cosa que el mismo ser invariable, siempre semejante a sí mismo, que obra hoy como obró ayer y como obrará en todos los tiempos. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 489)
"La historia es para la especie humana [es decir, para un pueblo,] lo que la razón para el individuo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 490)
"El animal, no dotado de razón como el hombre, conoce las cosas sólo mediante la intuición, conocimiento limitado, por lo tanto, a lo presente; aun reducido a la domesticidad, vaga entre los hombres, indiferente, torpe, triste, ignorante y colocado en una situación de dependencia. De esta manera, un pueblo ignorante de su historia está limitado a lo que le ofrecen las generaciones que viven en la actualidad, sin comprender ni su carácter ni su propia existencia, porque no puede referirlas a un pasado que las explique ni tampoco calcular lo porvenir. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 490)
"[...] toda laguna en la historia [de un pueblo] es como una laguna en la memoria del hombre. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 491)
"Y así como el individuo necesita del lenguaje como condición indispensable para servirse de su razón, la especie [pueblo] necesita de la escritura, con lo que empieza a existir realmente la razón de la humanidad, como nace con la palabra la razón del individuo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 491)

XXXIX De la metafísica de la música 493

"Las cuatro voces de la armonía, esto es, el bajo, el tenor, en contralto y el soprano, o sea el tono fundamental, tercia, quinta y octava, corresponden a los cuatro grados de la escala de los seres, o sea a los reinos mineral, vegetal, animal y humano. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 493)
"[El arte musical] nos dará a conocer el alma misma de las situaciones y los acontecimientos, [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 495)
"[...] La parte musical, la partitura de una ópera, existe por sí, enteramente independiente, separada y, por decirlo así, abstracta; nada tiene de común con la acción y los personajes del libreto; se produce según sus reglas especiales e invariables, y causa todo su efecto, aun prescindiendo de la letra. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 495)
"Para la música no existen más que lo pasional y lo emocional, y como Dios, no ve más que los corazones. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 496)
"[...] Una sinfonía expresa al mismo tiempo todas las pasiones y todas las emociones del corazón humano; la alegría, la melancolía, el amor, el odio, el espanto, la esperanza, etc., con sus innumerables matices; pero las expresa siempre de cierta manera, en abstracto y sin especificación; [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 496)
"[...] La unión entre la significación metafísica de la música y esta base física y aritmética se basa en que aquello que contraría nuestra aprehensión, aquella relación irracional, aquella disonancia, viene a ser la imagen natural de lo que contraría nuestra voluntad, mientras que la consonancia, lo racional, que se presta con facilidad a nuestra percepción, es imagen de la voluntad satisfecha. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 497)
"Compónese la melodía de dos elementos: el rítmico y el armónico, que se pueden también denominar el elemento cuantitativo y el elemento cualitativo, ya que el primero se refiere a la duración de los sonidos y el segundo a su altura y a su gravedad. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 499)
"Podemos afirmar que el ritmo es en el tiempo lo que la simetría en el espacio [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 500)
"[...] la arquitectura aparece en el espacio sin guardar relación con el tiempo y la música no existe más que en el tiempo, sin relación alguna con el espacio." (Libro III, cap. XXXIX, p. 500)
"En resumen, la marcha de la armonía consiste en una metódica sucesión alterna de disonancias y consonancias. Una mera serie de acordes consonantes sería fastidiosa, pesada y vacía, como el languor, que trae consigo el cumplimiento de todos los deseos. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 504)
"Tal vez se escandalice algún lector viendo que la música, que a veces eleva tan alto nuestro espíritu, que parece hablarnos de otros mundos mejores al nuestro, no hace más, según la teoría metafísica que acabamos de exponer, que halagar nuestra voluntad de vivir, [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 505)


Libro IV

XL Introducción 509

"[...] En general, todo el que quiera familiarizarse con mi filosofía debe leer línea por línea todas mis obras, ya que no soy ningún escritorzuelo, fabricante de manuales abreviados, ni pescador de honorarios; mis escritos no van tras la aprobación de un ministro, ni mi pluma se guía por miras personales; no aspiro más que a la verdad y escribo cual lo hacían los antiguos, con el único fin de asegurar a mis pensamientos una existencia duradera, para que algún día puedan ser útiles a los que sepan apreciarlos y hallar en ellos materia de meditación. Por eso he escrito poco, pero lo poco que he escrito ha sido después de madura reflexión y a largos intervalos, reduciendo a la más estricta medida las repeticiones a veces indispensables para el encadenamiento, y de las cuales no puede prescindir ningún filósofo en sus escritos; por eso la mayor parte de mis pensamientos no están anunciados más que una sola vez. [...]" (Libro IV, cap. XL, p. 509)

XLI De la muerte y de sus relaciones con la indestructibilidad de
nuestro ser en sí 511

"El animal vive sin conocer propiamente la muerte, pudiendo decirse que el individuo goza indirectamente la inmortalidad de la especie, en el sentido de que se considera eterno. En el hombre, la razón le da la espantosa certeza de la muerte. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 511)
"[...] puede deducirse que la muerte es, efectivamente, cosa grave, del hecho de que la vida , por su parte, no es una broma. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 513)
"[...] el temor a la destrucción es innato en todos los animales, como el cuidado de la conservación, y ese temor y no el deseo de huir del dolor [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 523)
"Llamemos a la puerta de los sepulcros; preguntemos a los muertos si querrían resucitar; seguramente contestarán que no. Esta es la opinión de Sócrates en la Apología de Platón; [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 514)
"Admitiendo que el terror a la muerte fuera debido a la idea que tenemos del no ser, igual terror debería dominarnos al pensar en la época en que aún no existíamos, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 515)
"[...] Esta ansia de vivir, ¿puede provenir de que habiendo gustado de la vida la hallamos amable? Indudablemente no, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 515)
"[...] A la ilusión que abrigamos acerca de la inmortalidad del alma, se une siempre la de un mundo mejor, lo cual demuestra claramente que el nuestro vale bien poco." (Libro IV, cap. XLI, p. 515)
"[...] Para el conocimiento no hay razón alguna para temer la muerte, y como en el conocimiento es donde reside la conciencia, para ésta la muerte no es un mal. No es la parte conocedora del yo la que teme a la muerte; la fuga mortis procede sólo de la ciega voluntad de que está lleno todo ser viviente. Como ya queda dicho, el temor de morir es inseparable de esa voluntad, porque ésta es voluntad de vivir, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 517)
"[...] En cierta medida, todos podemos darnos cuenta de ese estado durante el cual la conciencia desaparece, recordando el momento en que el sueño nos vence, [... La] sensación, hasta donde podemos comprobarla, no es desagradable, hasta el punto de que podemos decir que [...] el sueño es hermano de la muerte, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 518)
"La muerte, aun cuando ocurra violentamente, no puede ser dolorosa, pues por lo general no se siente inmediatamente una herida grave; [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 518)
"[...] la paralización total del proceso de la vida debe procurar un gran descanso a la fuerza motriz, quizá este descanso contribuye a la expresión de dulce tranquilidad que se dibuja en la faz de la mayoría de los muertos. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 519)
"[...] la muerte no puede ser un mal, a pesar del temor que nos inspira; en ocasiones es, por el contrario, un bien que deseamos, una amiga compasiva y bien venida. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 519)
"Tampoco nos es lícito deducir que por haber cesado la vida orgánica, la fuerza que había mantenido hasta entonces quedó igualmente aniquilada, [...]." (Libro IV, cap. XLI, pp. 520-521)
"[...] no tenemos derecho a tomar la cesación de la vida por destrucción absoluta del principio vital, ni la muerte por la ruina total del hombre. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 521)
"[...] Es mucho más lógico admitir que la fuerza que animó en lo pasado una vida muy extinguida es la misma que anima la vida hoy existente; esta conclusión es inevitable." (Libro IV, cap. XLI, p. 521)
"[...] el principio más íntimo de nuestra existencia no puede ser alcanzado por aquella destrucción la muerte]. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 522)
"[...] la criatura viviente no está condenada por la muerte a una total destrucción , sino que continúa existiendo con el conjunto de la naturaleza y dentro de este mismo conjunto." (Libro IV, cap. XLI, p. 523)
"[...] Krischna en el Bahagavat Gita. Su pensamiento es que la muerte y la vida del individuo no tienen importancia alguna, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 524)
"Estos organismos [los animales] tan maravillosamente ingeniosos, entregados por la naturaleza, no sólo a la capacidad del más fuerte, sino al más ciego azar, al capricho de un aturdido o a la travesura de un niño, ofrecen el elocuente espectáculo de la indiferencia con que la naturaleza mira su aniquilamiento; nada pierde ésta con su muerte, bien claro manifiesta que no le va nada en ello, y que, en todos los casos, el efecto, como la causa, carecen de importancia. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 524)
"Si nos fijamos en que lo más imperfecto, lo situado en lo inferior de la escala, en una palabra, el reino inorgánico, permanece intacto, mientras que los seres más perfectos, las criaturas que viven, con organismos de complicación infinita y maravillosamente ingeniosos, tienen que renovarse continuamente y caer, tras corto intervalo de tiempo, en la nada, para dejar paso a otros seres semejantes que saldrán de la nada para entrar en la existencia; si nos fijamos en este hecho, veremos que es tan absurdo que no puede admitirse que sea el verdadero ser y estado de las cosas. No puede ser más que una apariencia exterior que nos oculta el orden real del mundo; o hablando con mayor precisión, no es más que un fenómeno condicionado por la constitución especial de nuestra inteligencia. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 525)
"[...] Platón fundaba acertadamente toda su filosofía en el conocimiento de las Ideas, esto es, en la facultad de descubrir lo general dentro de lo particular. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 526)
"[...] nuestra inteligencia, en la que se representa el mundo fenomenal, tan agitado y mudable, no concibe la verdadera esencia, el último principio de las cosas, sino únicamente su apariencia [fenómeno] exterior, a la cual yo agrego que la inteligencia no puede hacer más que esto, porque, en principio, está destinada a proporcionar motivos a la voluntad, es decir, a servirla en persecución de sus fines mezquinos." (Libro IV, cap. XLI, p. 527)
"[...] la muerte es para la especie lo que el sueño para el individuo, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 527)
"[...] El cuidado con que el insecto prepara su célula, su agujero o su nido, y deposita su huevo con provisiones para las larvas que saldrán en primavera, tras lo cual muere tranquilamente, es idéntico al cuidado con que el hombre prepara por la noche su ropa y su desayuno para el día siguiente por la mañana y se va luego tranquilamente a dormir. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 528)
"La mosca que zumba en este momento alrededor de mi, si se duerme por la noche para comenzar de nuevo su zumbido, o si muere esta noche, y a la primavera otra mosca salida de algún huevo de la primera se pone a zumbar, todo es en sí la misma cosa. De ahí que un conocimiento que no considere esto como la misma cosa, sino como cosas distintas, no es un conocimiento absoluto, sino relativo, fruto de una inteligencia que no sabe ver más que el fenómeno, pero no la cosa en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 529)
"[...] la naturaleza no creó la inteligencia para comprender la esencia de las cosas, sino sólo los motivos, y que su destino es el servicio de un fenómeno individual y temporal de la voluntad." (Libro IV, cap. XLI, pp. 531-532)
"No hay más que un solo presente, y éste dura eternamente, pues es, la única forma de la existencia real. [...]" (Nota al pie, p. 532)
"[...] ¡Es preciso ser valientes! ¡Vayamos a buscar la verdad sin dejarnos influir por prejuicios quiméricos y tomemos la naturaleza por guía! [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 534)
"[...] Y donde la voluntad de vivir tiene sus verdaderas raíces y se manifiesta es en la Idea, en la especie; por eso, sólo la conservación de la especie importa realmente. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 535)
"[...] La esencia íntima de todo animal, como la del mismo hombre, está en la especie, y en ésta es donde tiene sus raíces la voluntad de vivir, tan poderosa y tan activa. En cambio, la conciencia directa existe solamente en el individuo; por eso le parece ser diferente de la especie, por eso teme la muerte." (Libro IV, cap. XLI, p. 537)
"[...] Esta misma tendencia de la naturaleza, se manifiesta en el hecho de que la vis natura medicatrix es más activa en el individuo cuando la edad le hace más apto para la reproducción; [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 538)
"[...] la esencia del mundo es nuestra voluntad; su fenómeno, nuestra representación. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 539)
"[...] Tratemos de representarnos lo más vivamente posible el tiempo, que nunca podrá ser muy lejano, en que habremos ya muerto. Nos suprimimos a nosotros mismos con el pensamiento, dejando subsistir el mundo exterior, y nos sorprenderemos al descubrir que haciendo esto no cesamos, a pesar de ello, de estar presentes. Hemos querido representarnos el mundo separado de nuestro propio individuo, pero el yo es en la conciencia el elemento inmediato para el cual y por el cual únicamente existe el mundo. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 539)
"[...] el tiempo en que yo no existiré ya, llegará objetivamente, pero subjetivamente no puede llegar. Por lo tanto, nadie puede negarnos el derecho a preguntarnos hasta qué punto cada hombre, desde el fondo de su corazón, cree sinceramente en una cosa que ni siquiera puede concebir. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 540)
"El presentimiento que tenemos de nuestra naturaleza eterna y la convicción profunda que albergamos todos en nuestro corazón de ser indestructibles por la muerte, y de la cual dan testimonio las angustias de conciencia que sobrevienen infaliblemente a la aproximación de nuestro fin, están íntimamente ligados. Spinoza expresa este concepto en los siguientes términos: "sentimus, experimurque, nos œternos esse." El hombre que reflexiona sólo puede creerse indestructible, admitiendo que su ser no ha tenido principio, que es eterno, o, mejor dicho, que no está sujeto al tiempo. Por el contrario, todo aquel que crea que ha sido creado de la nada, tiene que admitir también que se volverá a la nada, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 540)
"[...] La hipótesis de que el hombre ha sido creado de la nada conduce fatalmente a la de su fin absoluto. En esto el Antiguo Testamento se produce con lógica perfecta, pues la doctrina de la inmortalidad no encaja con la de la creación de la nada. Si el Nuevo Testamento enseña la inmortalidad es porque su espíritu y muy probablemente también su origen vienen de la India, a través de Egipto. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 541)
"[...] Del hecho de que existimos se sigue que debemos existir siempre. Somos nosotros mismos el ser que el tiempo ha recogido en su seno para llenar el vacío, y así llenamos la totalidad del tiempo, sin distinción de pasado, de presente o de porvenir, y nos es tan imposible salir de la existencia como del espacio. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 542)
"[...] aquello que objetivamente constituye una serie infinita de tiempos, subjetivamente no es más que un punto, un presente indivisible y siempre actual; ¿pero quién se da cuenta de esto? En sus lecciones inmortales, Kant lo expuso con más claridad que nadie, demostrando en ellas que el tiempo es ideal y que sólo es real la cosa en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 543)
"Al hombre no debería decírsele: "A partir de tu nacimiento empiezas a existir, pero eres inmortal"; lo que se le debería decir es: "No eres una nada", [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 543)
"[...] ¿Qué razones puedes tener para pensar que las vías secretas que estuvieron abiertas para conducirte al presente actual no continuarán libres, abriéndose paso a otro presente, hoy futuro?" (Libro IV, cap. XLI, p. 453)
"[...] el Yo es el gran equívoco de la conciencia, como el punto de inserción del nervio óptico es el punto ciego de la retina, como la sustancia del cerebro es insensible, como el cuerpo del sol es oscuro, como el ojo que lo ve todo no se ve a sí mismo. Nuestra facultad de conocimiento está dirigida enteramente hacia lo exterior, cosa lógica, siendo, como es, el producto de una función cerebral, creada únicamente con la mira de la conservación del individuo [...]." (Libro IV, cap. XLI, pp. 544-545)
"[...] Desear la inmortalidad para el individuo es querer eternizar un error, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 545)
"[...] la muerte extingue definitivamente la conciencia individual, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 546)
"[...] Para una conciencia cognoscitiva, cualquiera que sea su naturaleza, no pueden existir más que fenómenos. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 548)
"[...] la conciencia existe en la inteligencia, y he demostrado que ésta pertenece a la actividad cerebral; es una función orgánica que forma parte del fenómeno, por consiguiente, y desaparece con él. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 549)
"[...] Todos los filósofos se han equivocado colocando el elemento metafísico, imperecedero, eterno, del hombre, en la inteligencia, cuando se encuentra en la voluntad, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 550)
"[...] Si el hombre fuese, por el contrario, una inteligencia pura, la muerte no sólo le sería indiferente, sino apetecible." (Libro IV, cap. XLI, p. 552)
"[...] los filósofos han demostrado en todos los tiempos, y con excelentes razones desde el punto de vista intelectual, que la muerte no es un mal; y, sin embargo, no se ha conseguido terminar con el terror que inspira: y la causa de ello precisamente está en que ese terror no viene de la inteligencia, sino de la volición. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 553)
"[...] La volición, que constituye nuestro ser, es simple por naturaleza; quiere únicamente, pero no puede conocer. El sujeto conocedor, por el contrario, es un fenómeno secundario, que debe su nacimiento a la objetivación de la voluntad, [...]. Así como la voluntad no conoce, la inteligencia o sujeto conocedor no sabe más que conocer, pero no querer. [...]" (Libro IV, cap. XLI, pp. 553-554)
"[...] Lo que es el sueño para el individuo, lo es la muerte para la voluntad como cosa en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 556)
"[...] Por eso nos vemos forzosamente conducidos a una especie de metempsicosis, mas con la importante diferencia de que no abarca una entera, es decir, que no concierne a la inteligencia, sino sólo a la voluntad, lo cual descarta los propósitos con que se acompaña la doctrina de la transmigración de las almas. [... La] inteligencia, que es la única dotada de memoria, es la parte perecedera. El nombre de palingenesia es más exacto que el de metempsicosis para designar esta doctrina. [...]" (Libro IV, cap. XLI, pp. 557-558)
"[...] Está probado que existe cierta relación entre los nacimientos y las defunciones, que se manifiesta en la gran fecundidad humana que viene en pos de alguna epidemia diezmadora. En el siglo XIV, la peste negra despobló gran parte del antiguo continente; mas después sobrevino una fecundidad extraordinaria en el género humano y los partos dobles fueron muy frecuentes, aunque con una extraña circunstancia, que fue que ninguno de los niños nacidos en aquella época llegó a tener todos los dientes; se conoce que la naturaleza, obligada a una producción extraordinaria, economizaba en los detalles. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 558)
"[...] En el fondo somos algo que no debiera existir; por eso cesamos de existir. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 563)
"[...] cuanto mejor es el hombre, menos diferencia establece entre sí mismo y los demás, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 563)
"[...] Si el hombre fuese eterno, ese carácter invariable le haría conducirse, siempre de la misma manera. Es preciso que deje de ser él; para que el germen de su ser pueda salir renovado y transformado. Con este fin rompe la muerte los lazos de la vida; la voluntad vuelve a ser libre, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 564)
"[...] El budhismo la llama Nirvana, que quiere decir extinción [entre otras]." (Libro IV, cap. XLI, p. 564)

XLII La vida de la especie 566

"[...] la mayor vitalidad del cerebro es siempre simultánea y conexa con la de las partes genitales e igualmente su decrepitud. [...]" (Libro IV, cap. XLII, p. 567)
"Castrar a un individuo es separarle del árbol de la especie sobre el cual crecía, para dejarle secarse aislado, porque tal mutilación trae consigo la decadencia de las fuerzas físicas e intelectuales. [...]" (Libro IV, cap. XLII, p. 567)
"[...] el ejercicio abusivo de esta función [la genitalidad] abrevia la vida de todas las edades, y que, por el contrario, la continencia aumenta las fuerzas, [...]." (Libro IV, cap. XLII, p. 567)
"Para mayor claridad de la cuestión consideremos un animal en celo y durante la cópula. Le veremos desplegar un ardor que antes no mostraba. ¿Qué pasa en él? ¿Sabe que debe morir y que del acto que realiza en aquel momento va a nacer un nuevo individuo semejante en todo a él y que ha de reemplazarle? Ignora todo esto, puesto que no raciocina; pero trabaja con tanto celo por la perpetuación de su especie como si lo supiera. Sabe que quiere vivir, existir y expresa el grado máximo de esta volición en el acto genésico; [...]." (Libro IV, cap. XLII, p. 568)

XLIII Herencia de las cualidades 574

"[...] Estudiando el problema a la luz de nuestra verdad, recordando que la voluntad es la esencia íntima, la sustancia y la raíz del hombre, y la inteligencia sólo un elemento secundario, adventicio y contingente, nos será preciso, aun antes de recurrir a la experiencia, admitir al menos como verosímil que en la procreación, el padre, como sexo fuerte y principio creador, es quien da la base, el elemento radical de nuestra vida, y que la madre, como el sexo más débil y como principio simplemente receptivo, transmite lo que es secundario, la inteligencia. [...] Esta hipótesis está, efectivamente, confirmada por la experiencia; pero la comprobación no se hace, como es en la Física, por procedimientos de laboratorio, sino que resulta, en parte, de observaciones cuidadosamente llevadas a cabo, y en parte de datos históricos." (Libro IV, cap. XLIII, pp. 574-575)
"[...] Cuanto más heterogéneas y contradictorias hayan sido las inclinaciones de los padres, más notorio será en el hijo el antagonismo interior. [...]" (Libro IV, cap. XLIII, p. 584)
"[...] Si se pudiera castrar a todos los bribones, enclaustrar a todos los necios, proveer de un harén a todos los hombres de carácter elevado y proporcionar maridos que fuesen hombres en toda la extensión de la palabra a todas las solteras inteligentes e ingeniosas, se vería bien pronto surgir una generación que enclipsaría los tiempos del siglo de Pericles." (Libro IV, cap. XLIII, p. 585)
"La ley de la naturaleza que exige dos sexos para la propagación, resultando de ello las alianzas, siempre variadas, de una voluntad con una inteligencia, pone de esta manera las bases de una vida de salvación. [...]" (Libro IV, cap. XLIII, p. 587)
"[...] todos los pueblos (con pocas excepciones y estas mismas muy inciertas) repugan y prohiben el matrimonio entre hermana y hermano; [...]. En efecto: de una unión entre hermano y hermana tendría que nacer la misma voluntad con la misma inteligencia, tales como estaban asociadas ya en los padres; sería, pues, la repetición de un fenómeno existente, sin esperanza de verle modificarse." (Libro IV, cap. XLIII, p. 587)
"[...] la voluntad, únicamente como cosa en sí; pero en cuanto cosa en sí no tiene razón; es decir, no admite por qué. [...]" (Libro IV, cap. XLIII, p. 588)

XLIV Metafísica del amor 589

"Un sentimiento sin arraigo en la naturaleza humana o en contradicción con ella, un cuento de hadas caprichosamente inventado, no hubiera podido formar en todos los tiempos un tema inagotable para el genio poético, ni ser aceptado por la humanidad entera con interés invariable, pues sin la verdad no hay belleza artística." (Libro IV, cap. XLIV, p. 590)
"[...] ¿serían capaces de negar las personas a quienes me refiero, que si la mujer que les inspira al presente madrigales y sonetos hubiera venido al mundo dieciocho años antes la mirarían con indiferencia? (Libro IV, cap. XLIV, p. 591)
"[...] el instinto sexual, que es una necesidad subjetiva, sabe ponerse la careta de la admiración objetiva para engañar a la conciencia, pues la naturaleza se aprovecha de esta estratagema para seguir sus fines. Y aunque esta adoración tome apariencias ideales y se revista de la forma de una tendencia objetiva, el designio del amor no es otro que la procreación de un ser determinado, como lo prueba el que lo esencial para el amante no es el ser correspondido, sino la posesión, el deleite físico. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, pp. 593-594)
"[...] La generación futura, con entera determinación de todos sus individuos, es quien está empujando para entrar en la vida, en todas esas agitaciones y maniobras. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 594)
"[...] la mutua repulsión, perseverante y acentuada, entre un hombre y una mujer, indica que el fruto de su unión sería un ser mal organizado, desacorde consigo mismo y desdichado. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 595)
"[...] En el rostro [el hijo] se parecerá más, por lo general, al padre y en la estatura a la madre, por virtud de la ley que rige la hibridez en la descendencia de los animales, y según la cual la talla del feto se regula por las dimensiones del útero." (Libro IV, cap. XLIV, p. 595)
"[...] De las miradas lánguidas que se cruzan entre los amantes surgen el germen primero del nuevo ser, que, como todos los gérmenes, queda muchas veces ahogado antes de desarrollarse. Este nuevo individuo es, en cierto sentido, una nueva idea platónica. De igual modo que todas las ideas aspiran con vehemencia a manifestarse, y se apoderan ávidamente de la materia que la ley de causalidad reparte entre ellas para dicho efecto, esta idea particular de un individuo humano procura con igual vehemencia y avidez penetrar en la realidad exterior. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 595)
"[...] Las cualidades preferidas [en la elección de una pareja] en primer término son la salud, la fuerza, la belleza; en una palabra, la juventud, [...]. En esto consiste el espíritu de las grandes pasiones. Cuanto más perfecta sea esta armonía entre dos seres, bajo todos los aspectos, mayor será su pasión mutua. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 596)
"[...] Es el egoísmo propiedad tan hondamente arraigada en el individuo, que los fines egoístas son los únicos con los cuales puede contarse, seguramente, para estimular la actividad de la criatura individual. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 597)
"[...] la naturaleza sólo cuenta para realizar sus fines [en este caso la elección de pareja] con el medio de infundir al individuo una ilusión que le haga considerar como su propio interés el de la especie, de modo que ponga al servicio de ésta la actividad que cree emplear para la consecución de su propio bien. [...] Una ilusión es, en efecto, el espejismo de la voluptuosidad, que hace creer al hombre que la mujer cuya belleza le seduce podrá proporcionarle un deleite mayor que otra alguna, [...]. Consumado la gran empresa que perseguía [aparearse], todo amante queda defraudado, porque desaparece entonces la ilusión con que la especie engañaba al individuo. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, pp. 597 y 599-600)
"[...] El preocuparnos tanto en las cualidades físicas y la escrupulosa elección [al formarse una pareja] de las mismas no puede ser mera cuestión de gusto, como cree el individuo, sino que dependen del verdadero fin, del hijo que ha de engendrarse y en el cual se trata de conservar el tipo de la especie lo más puro posible. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 598)
"[...] El norte del individuo en este negocio [al elegir pareja] es positivamente un instinto que trabaja en interés de la especie, mientras el hombre se figura que persigue la satisfacción del supremo goce individual." (Libro IV, cap. XLIV, p. 598)
"[...] La naturaleza crea el instinto allí donde el individuo llamado a obrar no sería capaz de comprender el fin de la acción o no querría trabajar en pro de ese fin; [...]." (Libro IV, cap. XLIV, p. 599)
"[El] amor, que éste no es más que un instinto, sin otra mira que el hijo que ha de engendrarse. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 601)
"[...] El amor del varón disminuye notablemente con la satisfacción; la variedad le atrae y casi todas las mujeres le parecen más codiciables que aquella que ya ha conocido. Por el contrario, el amor en la mujer crece desde que se entrega, dependiendo esto de los fines de la naturaleza encaminados a la conservación y, por lo tanto, a la mayor multiplicación posible de la especie. [...] Consecuencia de esto es que la felicidad conyugal es artificial en el hombre y natural en la mujer, por lo cual tanto de este punto de vista objetivo, o sea en razón de las consecuencias, como desde el punto de vista subjetivo, o sea como cosa contraria a la naturaleza, el adulterio de la mujer es mucho más imperdonable que el del marido." (Libro IV, cap. XLIV, pp. 601-602)
"[...] Las consideraciones a que adulo [en la elección de la formación de parejas] son de diversas clases; las hay relativas al tipo específico, a la belleza; otras tienen por mira las cualidades psíquicas y, por último, las hay meramente relativas, que tienden a corregir o a neutralizar recíprocamente alguna imperfección o anomalía en los individuos que han de enlazarse. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 602)
"[...] Lo que los amantes suelen llamar patéticamente la armonía de sus almas, no es, por lo general, más que esa conveniencia recíproca, relativa a la formación perfecta de la prole. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 607)
"[...] Si venciendo este sentimiento íntimo se contrae un matrimonio de esta clase para no ofrecer en sociedad el espectáculo de una pareja desproporcionada, los hijos expiarán este error." (Libro IV, cap. XLIV, p. 608)
"[...] Por eso el genio de la raza, estimulado por la conciencia de que administra intereses de índole infinitamente más elevada que los que afectan a la suerte adversa o próspera de los individuos, prosigue su obra con ecuanimidad sublime en medio del estruendo de la guerra, del tumulto de los negocios, de las calamidades de la peste y hasta en la soledad del claustro." (Libro IV, cap. XLIV, p. 610)
"[...] estas grandes pasiones, como todas las demás, no tardan en extinguirse después de la posesión, con no poco desencanto de los amantes. También se extinguen por otras razones, entre ellas la esterilidad de la mujer [...], pues entonces la realización del fin metafísico se hace imposible. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, pp. 611-612)
"[...] ese valor exagerado que se atribuye a la persona amada no puede fundarse no puede fundarse sobre ningún mérito intelectual ni sobre ninguna cualidad objetiva y real , puesto que ni siquiera suelen conocerse bien los amantes, como ocurría en el caso del Petrarca. Sólo el genio de la especie puede apreciar de una ojeada el valor que tienen un hombre o una mujer para la realización de sus fines. Por eso las grandes pasiones suelen nacer de repente, a primera vista." (Libro IV, cap. XLIV, p. 613)
"[...] Las únicas quejas que no avergüenzan a un héroe son las que lanza por virtud del amor, pues en esas lamentaciones no es él quien se lamenta, sino la especie. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 613)
"Y no es únicamente la pasión no satisfecha la que puede acarrear un fin trágico, sino que también el amor satisfecho conduce con mayor frecuencia a la desgracia que a la felicidad, pues las exigencias de la pasión, satisfecha o no satisfecha, suelen hallarse en oposición con el bienestar personal del enamorado, minan su dicha, y no pudiendo conciliarse con todas las demás relaciones de la vida, destruyen el plan de existencia basado en esas relaciones. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 616)
"[...] Los antiguos, presintiendo vagamente esta verdad, personificaban el genio de la especie con Cupido, a quien, a pesar de su aspecto infantil, describen como un dios enemigo, cruel, de mala fama, como un demonio caprichoso y déspota que domina a los hombres y a los mismos inmortales. [...] Flechas mortíferas, ceguera y alas son sus atributos. Las alas simbolizan la inconstancia, que nace de ordinario al mismo tiempo que la desilusión, consecuencia de la pasión satisfecha." (Libro IV, cap. XLIV, p. 618)
"[...] Contra lo que esperaba [aquél que ya apareó], no se siente más dichoso que antes y advierte que ha sido engañado por la voluntad de la especie. Por eso, todo Teseo satisfecho suele abandonar a su Adriana. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 619)
"Los matrimonios por amor se hacen en interés de la especie, no en interés de los individuos. [...] Por consiguiente, los matrimonios por amor suelen ser desgraciados y sirven a la generación futura a costa de la presente. "Quien se casa por amores, ha de vivir con dolores" dice un refrán español. En los matrimonios de conveniencia, concertados casi siempre por los padres, suele ocurrir lo contrario. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 619)
"[...] Pero si en tanto, en medio de ese tumulto, vemos las miradas de dos amantes que se cruzan, llenas de deseos, ¿a qué esos pasos tan temerosos y disimulados? ¿a qué tanto misterio? Es que esos amantes son unos traidores, que están tramando el secreto designio de perpetuar todo aquel conjunto de miserias y tribulaciones, que sin ellos terminarían y cuya terminación impiden, como hicieron sus antecesores." (Libro IV, cap. XLIV, p. 622)
"[...] la sodomía, y la caractericé diciendo que era un instinto extraviado. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 623)
"[...] El que un hecho [la sodomía] radicalmente contrario a la naturaleza, más aún, un hecho que contraría a la naturaleza en sus miras más importantes y mas caras para ella, tenga su fuente en la misma naturaleza, es una paradoja tan sorprendente, que su explicación parece que ha de ser problema de los más difíciles. Sin embargo, me creo capaz de resolverlo describiendo el misterio natural en que se funda." (Libro IV, cap. XLIV, p. 625)
"[...] La naturaleza no conoce más que lo físico; no conoce los principios morales, [...]." (Libro IV, cap. XLIV, p. 627)
"[...] no olvidemos que entre la inclinación naciente y el vicio mismo hay gran diferencia. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 627)
"[...] a medida que las fuerzas genitales decrecen, están más expuestas a esta aberración [la sodomía] contra la naturaleza. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 628)

XLV De la afirmación de la voluntad de vivir 631

"[...] El acto genésico va seguido de una turbación y de un arrepentimiento particular, sobre todo cuando se consuma por la primera vez; y ese sentimiento será, por lo general, tanto más pronunciado cuanto más noble sea el carácter. [...]" (Libro IV, cap. XLV, p. 633)
"Consignaré aquí una observación que afecta a la base misma de mi doctrina, y es que la vergüenza que inspira el acto genésico se extiende a sus órganos, aunque los hayamos recibido al nacer como todos los demás. Esta es una nueva y concluyente prueba de que la voluntad no se manifiesta sólo en forma de actos, sino que también se manifiesta o se objetiva en el cuerpo humano, el cual no es otra cosa que su obra, pues ¿cómo podría avergonzarse el hombre de una cosa que existiera sin su voluntad?" (Libro IV, cap. XLV, pp. 633-634)
"La vida de todas las especies animales, con todos los millares de años de su existencia, es, hasta cierto punto, un solo instante, pues se compone únicamente de la conciencia de lo presente, sin la del pasado ni la del porvenir, ni, por lo tanto, la de la muerte. [...]" (Libro IV, cap. XLV, p. 635)

XLVI De la nada y de los dolores de la vida 637

"[...] La vida nos engaña continuamente, así en los pormenores como en el conjunto. No cumple lo que promete, salvo en el caso en que quiere mostrar cuán poco deseable es lo que deseamos. No da más que para quitar lo que da. El espejismo de lo lejano nos hace entrever paraísos, que se desvanecen como ilusiones de óptica, cuando, dejándonos seducir por ellos, corremos en su persecución. La felicidad se nos aparece colocada en lo porvenir o en lo pasado, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, pp. 637-638)
"[...] la vida es un negocio que no cubre gastos, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 638)
"Sentimos el dolor, la inquietud, el miedo; pero no sentimos la ausencia de dolor, la tranquilidad. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 639)
"[...] lo que se hace habitual deja de ser goce; pero con el mismo crece nuestra sensibilidad para el dolor, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 640)
"Cuando empleamos nuestras horas agradablemente, transcurren más de prisa; pero cuando esas horas son tristes se deslizan con más lentitud, porque no es la dicha sino el dolor el elemento positivo que se deja sentir, y de la misma manera perdemos la noción del tiempo transcurrido cuando nos aburrimos y no mientras estamos divertidos. Ambos hechos demuestran que nuestra existencia es más dichosa cuando menos la sentimos, de donde se infiere que sería mejor para nosotros no poseerla. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 640)
"[...] Todo es imperfecto y engañoso, todo placer tiene un fondo de sufrimiento, todo goce es goce a medias, toda alegría lleva en sí algo que la altera, todo descanso trae nuevas fatigas; los remedios para nuestras miserias cotidianas y de todas las horas faltan a lo mejor o no están a nuestro alcance; se hunde bajo nuestros pies el terreno que pisamos; los males grandes y pequeños constituyen la trama de nuestra vida, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 642)
"Por lo general, la norma de las relaciones de los hombres entre sí consiste en la injusticia, la iniquidad extremada, la dureza de corazón y la crueldad; lo contrario es la excepción. En esto se funda la necesidad del Estado y de las leyes, y no en las tonterías que sobre el particular suelen decirse. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 643)
"[...] Por mucho que se pretenda demostrar en contra, el momento más feliz de la vida de un hombre dichoso es aquel en que se duerme, como el instante de despertar es el más desgraciado en la vida del hombre feliz. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 643)
"Mi teoría explica esto, mostrando que el principio de la existencia del mundo carece de razón, es decir, que es una voluntad de vivir ciega, que, como cosa en sí, no se encuentra sometida al principio de razón, el cual es exclusivamente la forma del fenómeno y lo único que nos autoriza para plantear la cuestión del por qué." (Libro IV, cap. XLVI, p. 644)
"[...] Y si se añade que el hombre tendrá que dar cuenta algún día de cada momento de su vida, se podrá contestar que él es quien tendría derecho a pedir cuenta de los motivos por virtud de los cuales se le ha arrancado del reposo, para colocarle en una posición tan desagradable, tan amarga, tan llena de tinieblas y tribulaciones. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 645)
"[...] el cristianismo del Nuevo Testamento, cuya moral es la del brahmanismo y del budhismo, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 646)
"[...] este mundo es el que se quiere explicar por medio del optimismo, presentándolo como el mejor de los mundos posibles. El absurdo es evidente. [...Este] mundo está construido de tal manera, que sólo puede existir con gran trabajo, y si estuviera un poco peor organizado, no podría mantenerse. Por lo tanto, un mundo peor, como no podría subsistir, no es posible; luego éste es el peor de los mundos posibles. [...] Por lo tanto, para un mundo que necesariamente había de poder existir, éste es todo lo malo que podría ser. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, pp. 646 y 649-650)
"[...] el verdadero Creador del mundo, la voluntad de vivir, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 650)
"[Voltaire correctamente llega a las siguientes tres conclusiones:] 1ª, el predominio del mal y de la miseria en la vida, predominio del cual estaba persuadido; 2ª, la necesidad rigurosa de los actos de la voluntad; y 3ª, la verdad de la máxima de Locke, según la cual la sustancia pensante podría muy bien ser material. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 651)

XLVII De la moral 654

"[...] la facultad de llorar, de la cual dije que tenía su origen en un sentimiento de compasión hacia sí mismo. [...]" (Libro IV, cap. XLVII, p. 658)
"[...] La pena de muerte es indispensable para asegurar la vida de los ciudadanos. [...]" (Libro IV, cap. XLVII, p. 665)
"[...] todo individuo, hasta el más humilde, cada yo, visto por dentro, desde lo interior, es el todo de todas las cosas; visto por fuera desde lo exterior, no es nada o casi nada. En esto se funda la gran diferencia entre lo que somos necesariamente para nosotros mismos y lo que somos para los demás. En otros términos, este es el origen del egoísmo que cada uno de los hombres censura en los demás." (Libro IV, cap. XLVII, p. 668)
"[...] el sueño magnético [entiendo por ello al hipnotismo]; cuando llega a un grado elevado diversos síntomas muestran que existimos fuera de nuestra persona en otros seres; entre estos síntomas, el más notable es la aparición del pensamiento de otra persona; a veces el sujeto adquiere la facultad de conocer lo que está ausente o lejano y hasta lo porvenir; ese estado parece una especie de ubicuidad." (Libro IV, cap. XLVII, p. 670)
"[...] la magia, en que se comprenden el magnetismo animal y las curas simpáticas. [...]" (Libro IV, cap. XLVII, p. 670)

XLVIII Teoría de la negación de la voluntad de vivir 671

"[...] para obrar como deberíamos sería preciso que fuéramos también como deberíamos ser. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 672)
"[...] A decir verdad, nuestro único pecado verdadero es el pecado original. El mito cristiano lo coloca después de la aparición del hombre y atribuye a éste, además, la ficción de la voluntad libre, cosa imposible; pero sólo lo hace por vía de alegoría. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 672)
"[...] Mientras nuestra voluntad siga siendo la misma, el mundo no podrá cambiar. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 673)
"El único fin que podemos señalar a la existencia es el de convencernos de que valdría más no existir. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 674)
"[...] el carácter es individual; pero éste desaparece al par que se produce la negación del querer. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 678)
"[...] el estado de negación de la voluntad (Nirvana); pues la afirmación (Sansara) tiene por forma de manifestación la multiplicidad de los fenómenos. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, pp. 678-679)
"[...] no existe razón alguna para admitir la existencia de inteligencias más perfectas que la del hombre, pues vemos que ésta basta para suministrar a la voluntad aquel conocimiento que la lleva a negarse y anularse, [...]." (Libro IV, cap. XLVIII, p. 679)
"El místico, a la inversa del filósofo, procede de dentro afuera. Toma como punto de partida su experiencia interior positiva e individual, en la que se ve eterno, único, etc.; pero no puede dar parte de todo esto a los demás, sino por medio de simples afirmaciones, a las cuales hay que dar fe bajo su palabra; no puede, por tanto, convencer. Por el contrario, el filósofo parte de lo que es común a todos, del fenómeno objetivo, visible para todo el mundo, y de los fenómenos de la conciencia interior, tales como se producen en cada individuo. Su método consiste en meditar y en combinar los datos hallados por él; puede convencer, por consiguiente. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, pp. 680-681)
"El protestantismo, al rechazar el ascetismo, y su punto principal, la eficacia del celibato, ha descartado la esencia del cristianismo, y en este sentido no conserva más que su corteza. [...] Esta puede ser una excelente religión para los pastores protestantes, hombres acomodados, casados y de luces; pero no es el cristianismo. El dogma cristiano enseña que los hombres son una raza culpable por el mero hecho de existir, y cuyo corazón debe suspirar por redimirse de la existencia; liberación que sólo puede ser conquistada a costa de los más duros sacrificios y de la renuncia de sí mismo, o se a por una conservación total de la naturaleza humana. Lutero pudo tener perfectamente razón desde el punto de vista práctico, es decir, en lo concerniente a los horrores de que quería purgar a la Iglesia; pero no la tenía desde el punto de vista teórico. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 695)
"[...] Cuanto más elevada es una doctrina [religiosa], más se presta a los abusos de la naturaleza humana, inclinada siempre a tendencias bajas y malas; [...]." (Libro IV, cap. XLVIII, p. 695)
"[...] En resumen, el catolicismo es, a mi juicio, un cristianismo del que se ha abusado aborreciblemente; pero el protestantismo es un cristianismo degenerado. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 696)
"[...] El Espíritu Santo es la negación decidida de la voluntad de vivir; el hombre, en quien se manifiesta in concreto, es el Hijo, el cual es idéntico con la voluntad que afirma la vida y produce el fenómeno del mundo visible, es decir, con el Padre, en el sentido de que la afirmación y la negación, aunque contradictorias, emanan de una misma voluntad, igualmente apta para negar o para afirmar, lo cual constituye el único libre albedrío verdadero. Pero entiéndase bien que no digo esto más que como un lusus ingenii." (Libro IV, cap. XLVIII, p. 700)

XLIX El camino de salvación 706

"El único error innato que albergamos, es el de creer que hemos venido al mundo para ser felices. [...]" (Libro IV, cap. XLVIX, p. 706)
"[...] sería más exacto considerar como fin de la vida el dolor en vez de la felicidad." (Libro IV, cap. XLVIX, p. 707)
"[...] El Eclesiastés, judío aún, pero filosófico, dice ya muy exactamente: "La tristeza vale más que la risa, pues la tristeza corrige el corazón" (VII, 4). [...]" (Libro IV, cap. XLVIX, p. 708)
"[...] el hombre es, en realidad, el único ser que apura el cáliz de la muerte, [...]." (Libro IV, cap. XLVIX, p. 710)

L Epifilosofía 713

"[...] Y como todo nuestro conocimiento, toda nuestra facultad de concebir las cosas está sujeta a las formas de la inteligencia, tenemos que deducir que no podemos aprehender nada, sino dentro de las categorías de tiempo, de antes o después, de alto o bajo, de todo o parte. [...]" (Libro IV, cap. L, p. 714)
"Podemos comprender el mundo como tal mundo; es un fenómeno, y por lo que pasa en nosotros, [...] podemos descubrir lo que se manifiesta en el fondo de este fenómeno, tras lo cual, poseyendo esta clave de la esencia del mundo, podemos irlo descifrando en totalidad, [...]." (Libro IV, cap. L, p. 715)
"Podemos comprender el mundo como tal mundo; es un fenómeno, y por lo que pasa en nosotros, [...]. De ahí viene la imposibilidad de concebir la existencia, la naturaleza y origen del mundo e una manera completa, radical y enteramente satisfactoria. De esto dependen los límites de mi filosofía como los de todo sistema filosófico." (Libro IV, cap. L, pp. 715-716)
"[...] En mi filosofía, el mundo no excluye la posibilidad de otra existencia; [...]." (Libro IV, cap. L, p. 717)
"[...] tanto en mi filosofía como en la de Spinoza, el mundo existe por sí mismo en virtud de una fuerza intrínseca. [...]" (Libro IV, cap. L, p. 718)

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