ÍNDICE
EL AMOR
LAS MUJERES
LA MUERTE
DOLORES DEL MUNDO
Cap. I
Cap. II
EL ARTE
LA MORAL
Cap. I El egoísmo
Cap. II La conmiseración
Cap. III Resignación, renunciamiento ascetismo y liberación
LA RELIGIÓN
LA POLÍTICA
EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD
CARÁTER DE DIFERENTES PUEBLOS
EL AMOR
"No espero aprobación ni elogio por parte de los enamorados, que,
naturalmente, propenden a expresar con las imágenes más sublimes
y más etéreas la intensidad de sus sentimientos. A los tales,
mi punto de vista les parecerá demasiado físico, harto material,
por metafísico y trascendente que sea en el fondo. Antes de juzgarme,
que se den cuenta que el objeto de su amor, o sea la mujer, a la cual exaltan
hoy madrigales y sonetos, apenas hubiera obtenido de ellos una mirada si hubiese
nacido dieciocho años antes." (p. 11)
"[...] se observa el papel importante que representa el amor en todos los
grados y en todos sus matices, no sólo en las comedias y novelas, sino
también en el mundo real, donde, junto con el amor a la vida, es el más
poderoso y el más activo de todos los resortes; [...]." (p. 11)
"[El amor] que es el fin último de casi todo esfuerzo humano; [...]
que interrumpe a todas horas las ocupaciones más serias; que a veces
hace cometer tonterías a los más grandes ingenios; [...] que rompe
las relaciones más preciosas,[...] que hace del hombre honrado un hombre
sin honor, [...] y que parece ser así un demonio que se esfuerza en trastornarlo
todo [...]. Pues no se trata más de una cosa muy sencilla: sólo
se trata de que cada macho se ayunte con su hembra. [...] en efecto, se trata
nada menos que de la "combinación de la generación última".
[...]" (pp. 11-13)
"[...] el individuo es a la especie lo que la superficie de los cuerpos
a los cuerpos mismos. [...]" (p. 14)
"[...] Cuando se especializa en un individuo determinado el instinto del
amor, esto no es en el fondo más que una misma voluntad que aspira a
vivir en un ser nuevo [...]." (p. 14)
"[...] el instinto del amor subjetivo ilusiona por completo a la conciencia
y sabe muy bien ponerse el antifaz de una admiración objetiva. La Naturaleza
necesita esa estratagema para lograr sus fines. Por desinteresada e ideal que
pueda parecer la admiración por una persona amada, el objetivo final
es en realidad la creación de un ser nuevo, determinado en su naturaleza;
y lo que lo prueba así es que el amor no se contenta con un sentimiento
recíproco, sino que exige la posesión misma, lo esencial, es decir,
el goce físico. [...]" (p. 14)
"[...] El que cierto hijo sea engendrado: ése es el fin único
y verdadero de toda novela de amor, aunque los enamorados no lo sospechen. La
intriga que conduce al desenlace es cosa accesoria." (p. 15)
"[...] En el entrecruzamiento de sus miradas, preñadas de deseos,
enciéndese ya una vida nueva, se anuncia un ser futuro; creación
completa y armoniosa. Aspiran a una unión verdadera, a la fusión
en un solo ser. Este ser que van a engendrar será como la propagación
de la propia existencia y la plenitud de ella; en él continúan
viviendo reunidas y fusionadas las cualidades hereditarias de los padres. [...]"
(p. 16)
"[El hijo tendrá] del padre la voluntad o el carácter, de
la madre la inteligencia, de ambos la constitución física. [...]"
(p. 16)
"[...] del encuentro y adhesión de sus ardientes miradas nace el
primer germen del nuevo ser, germen frágil, pronto a desaparecer como
todos los gérmenes. Este nuevo individuo es, en cierto modo, una idea
platónica; y como todas las ideas hacen un esfuerzo violento para conseguir
manifestarse en el mundo de los fenómenos, ávidas de apoderarse
de la materia favorable que la ley de causalidad les entrega como patrimonio,
así también esta idea particular de una individualidad humana
tiende, con violencia y ardor extremados, a realizarse en un fenómeno.
[...]" (p. 17)
"El amor, por su esencia y su primer impulso, se mueve hacia la salud,
la fuerza y la belleza; hacia la juventud, que es la expresión de ellas,
porque la voluntad desea ante todo crear seres capaces de vivir con el carácter
integral de la especie humana. [...]" (pp. 17-18)
"[...] como no hay dos seres semejantes en absoluto, cada hombre debe buscar
en cierta mujer las cualidades que mejor corresponden a sus cualidades propias,
siempre desde el punto de vista de los hijos por nacer. Cuanto más raro
es este hallazgo, más raro es también el amor verdaderamente apasionado.
[...]" (p. 18)
"El egoísmo tiene en cada hombre raíces tan hondas, que los
motivos egoístas son los únicos con que puede contarse de seguro
para excitar la actividad de un ser individual. [...]" (p. 19)
"[...] Para alcanzar su fin es preciso, pues, que la Naturaleza embauque
al individuo con alguna añagaza, en virtud de la cual vea, como un iluso,
su propia ventura en lo que en realidad sólo es el bien de la especie.
[...]" (p. 19)
"Si el placer de los sentidos no ocultase más que la satisfacción
de una necesidad imperiosa, sería indiferente la hermosura o la fealdad
del otro individuo. La apasionada rebusca de la belleza, el precio que se le
concede, la selección que en ello se pone, no conciernen, pues, al interés
personal de quien elige, aun cuando así se lo figure él, sino
evidentemente al interés del ser futuro, en el que importa mantener,
lo más posible íntegro y puro, el tipo de la especie." (p.
20)
"[El hombre] buscará sobre todo las cualidades que le faltan, o
a veces las imperfecciones opuestas a las suyas propias, y que le parecerán
bellas." (p. 21)
"[...] Así, en este instinto, como en todos los demás, la
verdad se disfraza de ilusión para influir en la voluntad. [...]"
(p. 22)
"Una vez satisfecha la pasión, todo amante experimenta un especial
desengaño: se asombra de que el objeto de tantos deseos apasionados no
le proporcione más que un placer efímero, seguido de un rápido
desencanto. [...] Por eso todo amante, una vez realizada la grande obra de la
Naturaleza, se llama a engaño; porque la ilusión que le hacía
víctima de la especie se ha desvanecido. [...]" (pp. 23-24)
"[...] Lo que dirige a todos los [animales] es evidentemente una ilusión
que pone al servicio de la especie el antifaz de un interés egoísta.
[...] Pero al ver las cosas desde fuera, advertimos en los animales más
esclavos del instinto -sobre todo en los insectos- un predominio del sistema
ganglionar, es decir, del sistema nervioso subjetivo, sobre el sistema cerebral
u objetivo, [...]." (p. 24)
"[...] También hay en esto una ilusión. Parece, pues, que
la mujer tiene un instinto más que en el hombre; también está
más desarrollado en ella el sistema ganglionar. [...]" (p. 25)
"El amor tiene, pues, por fundamento un instinto dirigido a la reproducción
de la especie. [...]" (p. 25)
"Ante todo, preciso es considerar que el hombre propende por naturaleza
a la inconstancia en el amor, y la mujer a la fidelidad. El amor del hombre
disminuye de una manera perceptible a partir del instante en que ha obtenido
satisfacción. Parece que cualquier otra mujer tiene más atractivo
que la que posee; aspira al cambio. Por el contrario, el amor de la mujer crece
a partir de ese instante. Esto es una consecuencia del objetivo de la Naturaleza,
que se encamina al sostén, y por tanto, al crecimiento más considerable
posible de la especie. En efecto, el hombre, con facilidad, puede engendrar
más de cien hijos en un año, si tiene otras tantas mujeres a su
disposición; la mujer, por el contrario, aunque tuviese otros tantos
varones a su disposición, no podrá dar a luz más que un
hijo al año, salvo los gemelos. Por eso anda el hombre siempre en busca
de otras mujeres, al paso que la mujer permanece fiel a un solo hombre, porque
la Naturaleza impele, por instinto y sin reflexión, a conservar junto
a ella a quien debe alimentar y proteger a la futura familia menuda. De aquí
resulta que la fidelidad en el matrimonio es artificial para el hombre y natural
en la mujer, y por consiguiente (a causa de sus consecuencias y por ser contrario
a la Naturaleza), el adulterio de la mujer es mucho menos perdonable que el
del hombre." (p. 26)
"[...] el gusto por las mujeres, no es, sin embargo, más que un
instinto disfrazado, [...]." (p. 27)
"[...] Debemos investigar más de cerca y examinar más especialmente
las consideraciones que nos dirigen a perseguir ese placer, [...]. Estas consideraciones
se dividen como sigue: en primer término, las que conciernen directamente
al tipo de la especie, es decir, la belleza; las que atienden a las cualidades
psíquicas; y por último, las consideraciones puramente relativas,
la necesidad de corregir unas por otras las disposiciones particulares y anormales
de los dos individuos procreadores. [...]" (p. 27)
Shopenhauer distingue las consideraciones como:
1º relacionadas a la especie (belleza racial)
2º relacionadas a las cualidades psíquicas
3º relacionadas a la complementación (edad, salud, esqueleto y plenitud
de carnes)
"[...] La juventud sin belleza tiene siempre atractivo, pero ya no lo tiene
tanto la hermosura sin juventud." (p. 27)
"[...] En general, la mujer que elegimos se encuentra en los años
comprendidos entre el final y el comienzo del flujo menstrual; por tanto, damos
decisiva preferencia al período que media entre las edades de quince
a veintiocho años. [...]" (p. 27)
"[...] la salud: las enfermedades agudas no turban nuestras inclinaciones
sino de un modo transitorio; por el contrario, las enfermedades crónicas,
las caquexias, asustan o apartan, porque se transmiten a los hijos." (p.
28)
"[...] ni aun el rostro más hermoso podría indemnizarnos
de una espalda encorvada; por el contrario, siempre será preferido un
rostro feo sobre un torso recto. Un defecto del esqueleto es siempre lo que
nos choca más; [...]." (p. 28)
"La [...] plenitud de carnes, es decir, el predominio de la facultad vegetativa,
de la plasticidad, porque ésta promete al feto un alimento rico; por
eso una mujer alta y flaca es repulsiva de un modo sorprendente. Los pechos
bien redondos y de buena forma ejercen una notable fascinación sobre
los hombres, porque [...] prometen rico alimento al recién nacido. Por
el contrario, mujeres gordas con exceso excitan repugnancia en nosotros, porque
ese estado morboso es un signo de atrofia del útero, y por consiguiente,
una señal de esterilidad. [...]" (p. 29)
"[...] Las mujeres prefieren en el hombre, a cualquier otra edad, la de
treinta a treinta y cinco años, aun por encima de los hombres jóvenes,
que, sin embargo, presentan la flor de la belleza masculina. La causa de eso
es que se guían, no por el gusto, sino por el instinto, que reconoce
en esos años el apogeo de la potencia genésica. En general, hacen
muy poco caso de la hermosura, sobre todo la del rostro, como si ellas solas
se encargasen de transmitirla al hijo. La fuerza y la valentía del hombre
son, sobre todo, las que conquistan su corazón, porque esas cualidades
prometen una generación de robustos hijos y parecen asegurarles para
lo venidero un protector animoso. [...]" (p. 30)
"[Las mujeres se fijarán en las cualidades que] la madre no puede
dar al hijo; por ejemplo, la estructura masculina del esqueleto, [...] fuerza
muscular, valentía, barbas, etc. De aquí procede que a menudo
amen las mujeres a hombres feísimos, pero nunca a hombres afeminados,
porque no pueden ellas neutralizar semejante defecto." (pp. 30-31)
"[...] las cualidades [psíquicas] del corazón o del carácter
en el hombre son las que atraen a la mujer, porque el hijo recibe esas cualidades
de su padre. [...] Por el contrario, las cualidades intelectuales no ejercen
sobre ella ninguna acción directa e instintiva, precisamente porque el
padre no la transmite a sus hijos. La necedad no perjudica para con las mujeres.
Con frecuencia causa un efecto desfavorable por su desproporción un talento
superior o el genio mismo. Así se ve a menudo un hombre feo, necio y
grosero suplantar cerca de las mujeres a un hombre bien formado, ingenioso y
amable. [...]" (p. 31)
"La razón de esto [disparidad de personalidades en las parejas]
es que las consideraciones predominantes en el amor no tienen nada de intelectual
y se refieren al instinto. Lo que se tiene en cuenta para el matrimonio no es
una conversación llena de gracia, sino la procreación de hijos;
[...]." (pp. 31-32)
"[...] Que una mujer inteligente e instruida aprecie la inteligencia y
el talento de un hombre, que un hombre razonable y reflexivo pruebe el carácter
de su prometida y lo tenga en cuenta, eso nada hace para el asunto de que aquí
tratamos. Así procede la razón en el matrimonio cuando es ella
quien elige, pero no el amor apasionado, único, que nos ocupa."
(pp. 32-33)
"Cada cual ama precisamente lo que le falta. [...]" (p. 33)
"[...] Los dos sexos pueden llegar al hermafroditismo completo, y estos
individuos, que constituyen el justo medio entre los dos sexos y no forman parte
de ninguno, son incapaces de reproducirse. [...]" (p. 34)
"[...] Para la neutralización de dos individualidades una por otra,
es preciso que el determinado grado de sexualidad en cierto hombre corresponda
exactamente al grado de sexualidad en cierta mujer, a fin de que esas dos disposiciones
parciales se compensen la una a la otra con exactitud. Así es que el
hombre más viril buscará la mujer más femenina, y viceversa.
[...] Por eso, cuando los enamorados hablan con tono patético de la armonía
de sus almas, casi siempre debe sobreentenderse la armonía de las cualidades
físicas propias de cada sexo, [...]." (p. 34)
"Si una mocetona elige por marido a un mocetón, entre otros móviles,
por hacer mejor figura en la sociedad, sus descendientes expiarán esta
locura. [...]" (p. 35)
"Lo mismo sucede con el temperamento: cada cual prefiere el opuesto al
suyo, y su preferencia es proporcional siempre a la energía de su propio
temperamento. [...] (p. 36)
"[...] Y no es que una persona perfecta en alguna de sus partes ame las
imperfecciones contrarias, sino que las soporta con más facilidad que
otras las soportarían. [...]" (p. 36)
"[...] la existencia de ese ser es lo que tiene aquí por punto de
mira el genio de la especie, por razones ocultas en la cosa en sí y que
no son accesibles para nosotros. [...]" (pp. 38-39)
"En el fondo no es más que una ilusión, que impulsa a un
enamorado a sacrificar todos los bienes de la tierra por unirse a esa mujer,
y sin embargo, ella no puede darle ninguna cosa más que otra mujer. Tal
es el único fin que se persigue, y prueba de ello es que esta pasión
se extingue con el goce, lo mismo que las demás, con gran asombro de
los interesados." (p. 39)
"[...] Ese precio infinito que los amantes se conceden uno a otro no puede
fundarse en raras cualidades intelectuales o en cualidades objetivas o reales,
sencillamente porque los enamorados no se conocen uno a otro con bastante exactitud
[...]." (pp. 40-41)
"[...] El espíritu de la especie es el único que de una sola
mirada puede ver qué valor tienen los amantes para él y cómo
le pueden servir para sus fines. Por eso las grandes pasiones suelen nacer a
la primera mirada." (p. 41)
"Si la pérdida de la mujer amada, sea por obra de un rival o por
la de la muerte, causa al amante apasionado un dolor que excede a todos los
demás, es precisamente porque este dolor es de una naturaleza trascendente,
y no le hiere sólo como individuo, sino en la vida de la especie, de
la que estaba encargado de realizar la voluntad especial. De aquí proviene
que los celos estén llenos de tormentos y sean tan feroces, y que el
más grande de todos los sacrificios sea el de renunciar a la persona
amada." (p. 41)
"[...] el asunto fundamental de casi todas las comedias es la entrada en
escena del genio de la especie, con sus aspiraciones y sus proyectos, amenazando
los intereses de los demás personajes de la obra y tratando de sepultar
la felicidad de éstos." (p. 43)
"[...] el hombre ha entrado en el torbellino de la voluntad de la especie,
[...] que si el amante no puede obrar en representación de esta voluntad
de la especie, renuncia a obrar en nombre de la suya propia." (p. 45)
"Pero no sólo es la pasión la que a veces tiene un desenlace
trágico. El amor satisfecho conduce también más a menudo
a la desdicha que a la felicidad. Porque las exigencias del amor, en conflicto
con el bienestar personal del amante, son tan incompatibles con las otras circunstancias
de la vida y sus planes cerca de lo venidero, que minan todo el edificio de
sus proyectos, de sus esperanzas y de sus ensueños." (p. 46)
"[El hombre y la mujer] en el fondo no persigue su propio interés,
aun cuando se lo imagine, sino el de un tercer individuo que debe nacer de ese
amor. [...]" (p. 47)
"[...] Así lo presintieron los antiguos, cuando personificaron al
genio de la especie en Cupido, dios hostil, dios cruel, a pesar de su aire de
niño, dios justamente difamado, demonio caprichoso, despótico,
y sin embargo, dueño de los dioses y de los hombres. Flechas mortíferas,
venda y alas son sus atributos. Las alas indican la inconstancia, séquito
habitual de la desilusión que acompaña el deseo satisfecho. [...]"
(pp. 48-49)
"[...] El genio de la especie, que había tomado posesión
del individuo, le abandona de nuevo a su libertad. Desamparado por él,
cae en los estrechos límites de su pobreza, y se asombra al ver que,
después de tantos esfuerzos sublimes, heroicos, e infinitos, no le queda
más que una vulgar satisfacción de los sentidos. Advierte que
ha sido víctima de los engaños de la voluntad de la especie. [...]"
(p. 49)
"Los matrimonios por amor se conciertan en interés de la especie
y no en provecho del individuo. [... Por] lo regular son bastante desgraciados
los matrimonios por amor, porque aseguran la felicidad de la generación
venidera a expensas de la generación actual. "Quien se casa por
amores ha de vivir con dolores", dice el proverbio español. Lo contrario
sucede en los matrimonios de conveniencia, concertados la mayor parte de las
veces según elección de los padres. Las consideraciones que determinan
esta clase de enlaces, cualquiera que pueda ser la naturaleza de ellos, a lo
menos tienen alguna realidad, y no pueden desaparecer por sí mismas.
[...]" (p. 50)
"[...] tan raro es ver las conveniencias y la pasión ir juntas de
la mano." (p. 51)
"[...] el ser en sí reside en la especie, más que en el individuo.
[...] ¿Por qué está dispuesto a sacrificarlo todo por ella?
Porque la parte inmortal de su ser es lo que por ella suspira, [...]."
(p. 53)
"[...] Puede, [el ser humano] libertarse de los sufrimientos y de la muerte
por la negación de la voluntad de vivir, que tiene por efecto desprender
la voluntad del individuo de la rama de la especie y suprimir la existencia
en la especie. [...]" (p. 54)
"Y he aquí, que, en plena confusión de la lucha, vemos dos
amantes cuyas miradas se cruzan llenas de deseos. Pero, ¿por qué
tanto misterio? ¿Por qué esos pasos temerosos y disimulados? Porque
esos amantes son unos traidores que trabajan en secreto para perpetuar toda
la miseria y todos los tormentos, que sin ellos tendrían un fin próximo,
fin que pretenden hacer vano, cual vano lo hicieron otros antes que ellos."
(p. 55)
LAS MUJERES
"Sólo el aspecto de la mujer revela que no está destinada
ni a los grandes trabajos de la inteligencia ni a los grandes trabajos materiales.
[...]" (p. 59)
"Lo que hace a las mujeres particularmente aptas para cuidarnos y educarnos
en la primera infancia, es que ellas mismas continúan siendo pueriles,
fútiles y limitadas de inteligencia. Durante toda su vida son niños
grandes, una especie de intermedio entre el niño y el hombre. [...]"
(p. 59)
"En las jóvenes solteras la Naturaleza parece haber querido hacer
lo que en estilo dramático se llama un efecto teatral. Durante algunos
años las engalana con una belleza, una gracia y una perfección
extraordinarias, a expensas de todo el resto de su vida, a fin de que, durante
esos rápidos años de esplendor, puedan apoderarse fuertemente
de la imaginación de un hombre y arrastrarle a cargar legalmente con
ellas de cualquier modo. La pura reflexión y la razón no daban
suficiente garantía para triunfar en esta empresa. Por eso la Naturaleza
ha dotado a la mujer, como a cualquier otra criatura, de las armas y los instrumentos
necesarios para asegurar su existencia, y sólo durante el tiempo preciso,
porque en esto la Naturaleza obra con su habitual economía. Así
como la hormiga hembra, después de unirse con el macho, pierde las alas,
que le serían inútiles y hasta peligrosas para el período
de la incubación, así también, la mayoría de las
veces, después de dos o tres partos, la mujer pierde su belleza."
(pp. 59-60)
"No ven más que lo que tienen delante de los ojos, se fijan sólo
en el presente, toman las apariencias por la realidad y prefieren las fruslerías
a las cosas más importantes. [...]" (p. 61)
"[La mujer padece] miopía intelectual, que, por una especie de intuición,
le permite ver de un modo penetrante las cosas próximas; pero su horizonte
es muy pequeño y se le escapan las cosas lejanas. De ahí viene
el que todo cuanto no es inmediato, o sea lo pasado y lo venidero, obre más
débilmente sobre la mujer que sobre nosotros. [...]" (p. 61)
"En el fondo de su corazón, las mujeres imaginan que los hombres
han venido al mundo para ganar dinero y las mujeres para gastarlo. [...]"
(p. 61)
"[Las mujeres] tienen una manera de concebir las cosas enteramente diferente
de la nuestra. Van derechas al fin por el camino más corto, porque, en
general, sus miradas se detienen en lo que está a su alcance. [...]"
(p. 62)
"[...] las mujeres tienen positivamente un juicio más aplomado,
y no ven en las cosas nada más que lo que hay en ellas en realidad, al
paso que nosotros, por influjo de nuestras pasiones excitadas, amplificamos
los objetos y nos fingimos quimeras." (p. 62)
"[...] Tienen las primeras y principales cualidades de la virtud, pero
les faltan las secundarias y accesorias... Por eso la injusticia es el defecto
capital de las naturalezas femeninas. [...]" (p. 63)
"[...] al negarles la fuerza, la Naturaleza les ha dado como patrimonio
la astucia para proteger su debilidad, y de ahí su falacia habitual y
su invencible tendencia al embuste. El león tiene dientes y garras, el
elefante y el jabalí colmillos de defensa, cuernos el toro, la jibia
tiene su tinta con que enturbiar el agua en torno a sí; la naturaleza
no ha dado a la mujer más que el disimulo para defenderse y protegerse.
Esta facultad suple a la fuerza que el hombre toma del vigor de sus miembros
y de su razón. El disimulo es innato en la mujer, lo mismo en la más
aguda que en la más porte. [... Esto es lo que] hace que sea casi imposible
encontrar una mujer absolutamente verídica y sincera. Por eso precisamente
es por lo que con tanta facilidad comprenden el disimulo ajeno, y por lo que
no es fácil usarlo con ella." (p. 63)
"[...] Las mujeres perjuran ante los tribunales con mucha más frecuencia
que los hombres, y sería cuestión de saber si debe admitírselas
a prestar juramento. [...]" (p. 64)
"La moral secreta, inconfesa y hasta inconsciente, pero innata, de las
mujeres consiste en esto: "Tenemos fundado derecho a engañar a quienes
se imaginan que, proveyendo económicamente a nuestra subsistencia, pueden
confiscar en provecho suyo los derechos de la especie. A nosotras es a quienes
se nos han confiado; en nosotras descansa la constitución y salud de
la especie, la creación de la generación futura; a nosotras nos
incumbe trabajar para ello con toda conciencia."" (p. 64)
"[...] en el fondo más oscuro de su corazón sienten vagamente
que, al hacer traición a sus deberes para con el individuo, los llenan
tanto mejor para con la especie, que tiene derechos infinitamente superiores."
(p. 65)
"Como las mujeres únicamente han sido creadas para la propagación
de la especie, y toda su vocación se concentra en ese punto, viven más
para la especie que para los individuos, y toman más a pecho los intereses
de la especie que los intereses de los individuos. Esto es lo que da a todo
su ser y a su conducta cierta ligereza y miras opuestas a las del hombre. [...]"
(p. 65)
"Los hombres son naturalmente indiferentes entre sí; las mujeres
son enemigas por naturaleza. [...]" (p. 65)
"Adviértase además que, en general, el hombre habla con algunas
atenciones y cierta humanidad a sus subordinados, hasta a los más ínfimos;
pero es insoportable ver con qué altanería se dirige una mujer
de sociedad a una mujer de clase inferior cuando no está a su servicio.
[...]" (pp. 65-66)
"La posición social que ocupa un hombre depende de mil consideraciones;
para las mujeres, una sola circunstancia decide su posición: el hombre
a quien han sabido agradar. [...]" (p. 66)
"[...] Toda su belleza reside en el instinto del amor que nos empuja a
ellas. [...]" (p. 66)
"Las mujeres no tienen el sentimiento ni la inteligencia de la música,
así como tampoco de la poesía y las artes plásticas. En
ellas todo es pura imitación, puro pretexto, pura afectación explotada
por su deseo de agradar. Son incapaces de tomar parte con desinterés
en nada, sea lo que fuere, [... El] interés que parecen tomarse por las
cosas exteriores siempre es un fingimiento, un rodeo, es decir, pura coquetería
y pura monada." (pp. 66-67)
"Pero, ¿qué puede esperarse de las mujeres, si se reflexiona
que en el mundo entero no ha podido producir este sexo un solo genio verdaderamente
grande, ni una obra completa y original en las bellas artes, ni un solo trabajo
de valor duradero, sea lo que fuere? (p. 67)
"[...] No pueden salir de sí mismas. [...]" (p. 67)
"Gracias a nuestra organización social, absurda en el mayor grado,
que les hace participar del título y la situación del hombre,
[...]." (p. 68)
"Esto es lo que han pensado en todo tiempo los antiguos y los pueblos de
Oriente, que se daban mejor cuenta del papel que conviene a las mujeres que
nosotros con nuestra galantería a la antigua moda francesa y nuestra
estúpida veneración, que es el despliegue más completo
de la necedad germanocristiana. Esto no ha servido más que para hacerlas
tan arrogantes y tan impertinentes. [...]" (p. 69)
"La mujer de Occidente, lo que se llama la "señora", se
encuentra en una posición enteramente falsa. [...]" (p. 69)
"En nuestro hemisferio monógamo, casarse es perder la mitad de los
derechos y duplicar sus deberes. [...]" (pp. 70-71)
"Es inútil disputar acerca de la poligamia, puesto que de hecho
existe en todas partes y sólo se trata de organizarla." (p. 73)
"Si todo hombre tiene necesidad de varias mujeres, justo es que sea libre
y hasta que se le obligue a cargar con varias mujeres. Estas quedarán
de ese modo reducidas a su verdadero papel, que es el de un ser subordinado,
y se verá desaparecer de este modo la "dama", ese monstruo
de la civilización europea y de la estolidez germanocristiana, con sus
ridículas pretensiones al respeto y al honor. [...]" (p. 73)
"Es evidente que, por naturaleza, la mujer está destinada a obedecer,
y prueba de ello es que la que está colocada en ese estado de independencia
absoluta, contrario a su naturaleza, se enreda en seguida, no importa con qué
hombre, por quien se deja dirigir y dominar, porque necesita un amo. Si es joven,
toma un amante; si es vieja, un confesor." (p. 74)
"[...] En la vida de las mujeres, las relaciones sexuales son el gran negocio.
El honor consiste para una joven soltera en la confianza que inspire su inocencia,
y para una mujer casada, en la fidelidad que tenga a su marido." (p. 74)
"Por eso marchan como una sola mujer, en apretadas filas, al encuentro
del ejército de los hombres, quienes, gracias al predominio físico
e intelectual, poseen todos los bienes terrenales. El hombre: he ahí
el enemigo común que se trata de vencer y conquistar, a fin de llegar
con esta victoria a poseer los bienes de la tierra." (p. 75)
"Una joven soltera que ha caído, se ha hecho culpable de traición
hacia todo su sexo, porque si ese acto se generalizase, quedaría comprometido
el interés común. La expulsan de la comunidad, se la cubre de
vergüenza, y de ese modo se entera de que ha perdido su honor. Toda mujer
debe huir de ella como de una apestada. La misma suerte espera a la mujer adúltera,
porque ha faltado a una de las cláusulas de la capitulación consentida
por el marido. Su ejemplo es de tal naturaleza, que retraería a los hombres
de firmar semejante tratado, y de éste depende la salud de todas las
mujeres." (pp. 75-76)
"Viendo con claridad las cosas, reconócese, pues, que el principio
del honor de las mujeres es un "espíritu de cuerpo" útil,
indispensable, pero bien calculado y fundado en el interés. [...]"
(p. 76)
LA MUERTE
"[...] El amor es la compensación de la muerte, su correlativo
esencial; se neutralizan, se suprimen el uno al otro. [...]" (p. 78)
"[...] A la humanidad y no al individuo es a quien se le puede asegurar
la duración." (p. 79)
"Si le concediesen al hombre una vida eterna, la rigidez inmutable de su
carácter y los estrechos límites de su inteligencia le parecerían
a la larga tan monótonos y le inspirarían un disgusto tan grande,
que para verse libres de ellos concluiría por preferir la nada."
(p. 79)
"[...] Así, pues, para conducir al hombre a un estado mejor, no
bastaría en ponerle en un mundo mejor, sino que sería preciso
de toda necesidad transformarle totalmente, hacer de modo que no sea lo que
es y que llegara a ser lo que no es. [...]" (p. 80)
"Parece que la conclusión de toda actividad vital es un maravilloso
alivio para la fuerza que la mantiene. [...]" (p. 81)
"Cuando en otoño se observa el pequeño mundo de los insectos
y se ve que uno se prepara un lecho para dormir el pesado y largo sueño
del invierno, que otro hace su capullo para pasar el invierno en estado de crisálida
y renacer un día de primavera con toda su juventud y en toda su perfección,
y en fin, que la mayoría de ellos, al tratar de tomar descanso en brazos
de la muerte, se contentan con poner cuidadosamente sus huevecillos en lugar
favorable para renacer un día rejuvenecidos en un nuevo ser, ¿qué
otra cosa es esto sino la doctrina de la inmortalidad enseñada por la
Naturaleza? Esto quiere darnos a entender que entre el sueño y la muerte
no hay diferencias radicales, que ni el uno ni la otra ponen en peligro la existencia.
El cuidado con que el insecto prepara su celdilla, su agujero, su nido, así
como el alimento para la larva que ha de nacer en la primavera próxima,
y hecho esto muere tranquilo, seméjase en todo al cuidado con que un
hombre coloca en orden por la noche sus vestidos y dispone su desayuno para
la mañana siguiente, y luego se duerme en paz. Esto no podría
suceder si el insecto que ha de morir en otoño, considerado en sí
mismo y en su verdadera esencia, no fuese idéntico al que ha de desarrollarse
en primavera, lo mismo que el hombre que se acuesta es el que después
se levanta." (pp. 81-82)
"Mirad vuestro perro, ¡qué tranquilo y contento está!
Millares de peros han muerto antes de que éste viniese a la vida. Pero
la desaparición de todos aquéllos no ha tocado para nada la idea
de perro. [...] ¿Qué es, pues, lo que la muerte ha destruido a
través de millares de años? No es el perro; ahí está
delante de vosotros, sin haber sufrido detrimento alguno. Sólo su sombra,
su figura, es lo que la debilidad de nuestro conocimiento no puede percibir
sino en el tiempo." (pp. 82-83)
"[...] ¿Dónde se halla el amplio seno de la nada, preñado
del mundo, que aún guarda las generaciones venideras? [...] No puede
estar sino donde toda realidad ha sido y será, en el presente y en lo
que contiene." (p. 85)
DOLORES DEL MUNDO
Cap. I
"[...] Cierto es que cada desdicha particular parece una excepción,
pero la desdicha general es la regla." (p. 87)
"No conozco nada más absurdo que la mayoría de los sistemas
metafísicos, que explican el mal como algo negativo. Por el contrario,
sólo el mal es positivo, puesto que hace sentir... Todo bien, toda felicidad,
toda satisfacción, son cosas negativas, porque no hacen más que
suprimir un deseo y terminar una pena." (p. 88)
"Si queréis en un abrir y cerrar de ojos ilustraros acerca de este
asunto y saber si el placer puede más que la pena, o solamente si son
iguales, comparad la impresión del animal que devora a otro con la impresión
del que es devorado." (p. 88)
"El consuelo más eficaz en toda desgracia, en todo sufrimiento,
es volver los ojos hacia los que son más desventurados que nosotros.
Este remedio está al alcance de cada uno. [...]" (p. 89)
"[...] así como nuestro cuerpo estallaría si se le sustrajese
de la presión de la atmósfera, así también, si se
quitase a la vida el peso de la miseria, de la pena, de los reveses y de los
vanos esfuerzos, sería tan desmedido en el hombre el exceso de su arrogancia,
que le destrozaría, o, por lo menos, le impelería a la insensatez
más desordenada y hasta la locura furiosa." (p. 90)
"[...] Sea como fuere, todo hombre para quien apenas es soportable la existencia,
a medida que avanza en edad tiene una conciencia cada vez más clara de
que la vida es en todas las cosas una gran mistificación, por no decir
un engaño..." (p. 92)
"Imaginad por un instante que el acto genésico no fuese una necesidad
ni una voluptuosidad, sino un asunto de reflexión pura y de razón.
¿Podría subsistir aún la humanidad? [...]" (p. 93)
"Me dirán una vez más que mi filosofía no tiene consuelo,
y sencillamente porque digo la verdad, mientras que las gentes prefieren oír
decir: "Dios Nuestro Señor ha hecho bien todo lo que ha hecho. [...]."
[...]." (p. 93)
"Pero un dios como Jehová, que por su capricho y "con ánimo
alegre" produce este mundo de miseria y de lamentaciones, y que aun se
felicita y aplaude por ello, ¡esto es demasiado! [...]" (p. 94)
"La miseria que llena este mundo protesta a gritos contra la hipótesis
de una obra perfecta debida a un ser infinitamente sabio, bueno y poderoso.
[...]" (p. 95)
"[...] la historia del pecado original me reconcilia con el Antiguo Testamento;
a mis ojos es la única verdad metafísica de todo mi libro, aun
cuando se presente allí bajo el velo de la alegoría. Porque nuestra
existencia a nada se parece tanto como a la consecuencia de una falta y de un
deseo culpable." (pp. 95-96)
"[...] Un alma grande, un genio, experimenta en el mundo los mismos sentimientos
de un noble prisionero por razones de Estado que se viera en presidio con vulgares
malhechores en torno así. A semejanza de éste, hay que aislarse.
[...]" (p 97)
Cap. II
"Al paso que la primera mitad de la vida no es más que una infatigable
aspiración hacia la felicidad, la segunda mitad, por el contrario, está
dominada por un doloroso sentimiento de temor, porque entonces se acaba por
darse cuenta más o menos clara de que toda felicidad no es más
que una quimera, y sólo el sufrimiento es real. Por eso los espíritus
sensatos, más que a los vivos goces, aspiran a una ausencia de penas,
a un estado invulnerable en cierto modo. [...]" (p. 98)
"En la vejez extínguense las pasiones y los deseos, unos tras otros.
[...]" (p. 98)
"[...] Es raro que un hombre, al final de su vida, si es a la vez sincero
y reflexivo, desee volver a comenzar el camino y no prefiera infinitamente más
la nada absoluta." (p. 100)
"[...] La felicidad está siempre en lo futuro o en lo pasado, y
lo presente es tal cual una nubecilla oscura que el viento pasea sobre un llano
alumbrado por el sol. [...]" (p. 101)
"La vida no se presenta en manera alguna como un regalo que debemos disfrutar,
sino como un deber, una tarea que tenemos que cumplir a fuerza de trabajo. [...]"
(p. 102)
"Los esfuerzos sin tregua para desterrar el sufrimiento no dan más
resultado que cambiar su figura. [...]" (p. 103)
"Lo que ocupa a todos los vivos y los tiene sin aliento es la necesidad
de asegurar la existencia. Una vez hecho esto, ya no se sabe qué hacer."
(p. 103)
"Sentimos el dolor, pero no la ausencia de dolor; [...]." (p. 106)
"[...] Las horas transcurren tanto más veloces cuanto más
agradables son, tanto más lentas cuanto más tristes, porque no
es el goce lo positivo, sino el dolor, [...]." (pp. 106-107)
"El aburrimiento nos da la noción del tiempo y la distracción
nos la quita. Esto prueba que nuestra existencia es tanto más feliz cuanto
menos la sentimos, de donde se deduce que mejor valdría verse libre de
ella." (p. 107)
"La vida de cada hombre, vista de lejos y desde arriba, en su conjunto
y en sus rasgos más salientes, nos presenta siempre un espectáculo
trágico; pero si se recorre en detalle, tiene el carácter de una
comedia. [...]" (pp. 107-108)
"[...] las cuatro edades de la vida, [...]." (p. 108)
"Los hombres se parecen a esos relojes a los cuales se les ha dado cuerda
y andan sin saber por qué. [...]" (p. 109)
"¿Adónde hubiera ido el Dante a buscar el modelo y el asunto
de su Infierno sino en nuestro mundo real? [...]" (p. 109)
"[...] Y hasta el simpático y alegre Voltaire no puede menos que
decir: "Gusta la vida, pero la nada no deja de tener algo bueno";
y añade: "No sé qué es la vida eterna, pero esta vida
es una broma pesada."" (p. 113)
"Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por
esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... [...]."
(pp. 113-114)
EL ARTE
"Las cosas no tienen atractivo sino en tanto que nos atañen. La
vida nunca es bella. [...]" (p. 118)
"Es un hecho notabilísimo y muy digno de atención que el
objetivo de toda alta poesía sea la representación del lado horrible
de la naturaleza humana, [...]." (p. 119)
"Por supuesto, hay que dejar que caiga el telón enseguida del desenlace
feliz, a fin de que no veamos lo que viene después; mientras que, en
general, acaba la tragedia de tal suerte que ya no puede ocurrir más,
pues todos mueren." (p. 121)
"[...] La importancia interna es la única que vale para el arte
y la importancia externa para la Historia." (p. 122)
"La música no expresa nunca el fenómeno, sino únicamente
la esencia íntima, el "en sí" de todo fenómeno;
en una palabra, la voluntad misma. [...]" (p 123)
"[...] El compositor revela la esencia más íntima del mundo
y expresa la sabiduría más profunda en cada lengua que su razón
no comprende, [...]." (p. 124)
"[...] Pero en verdad, ¿no es extraordinario que haya un signo para
expresar el dolor, sin ser doloroso físicamente, ni siquiera por convicción,
y sin embargo tan expresivo que nadie puede equivocarse, el bemol? [...]"
(p. 125)
"Una sinfonía de Beethoven nos descubre un orden maravilloso bajo
un desorden aparente. [...]" (p. 126)
LA MORAL
"No hay más que tres resortes fundamentales de las acciones humanas, [el egoísmo, la perversidad y la conmiseración]." (p. 128)
Cap. I El egoísmo
"Inspira tal horror el egoísmo, que hemos inventado la urbanidad
para ocultarlo como una parte vergonzosa. [...]" (p. 129)
"[...] Pero que se encuentre, como algunas veces ocurre, eludido o paralizado
el poder protector del Estado, y se verán estallar a la luz del día
los apetitos insaciables, la sórdida avaricia, la falsedad secreta, la
perversidad, la perfidia de los hombres. [...]" (p. 131)
"¿Tiene su origen la conciencia en la naturaleza? Puede dudarse
de ello. [...]" (p. 132)
"La angustia y el arrepentimiento causados por nuestros actos no son a
menudo más querer el temor a las consecuencias. [...]" (p. 132)
"Pudiera imaginarse un Estado perfecto, o tal vez hasta un dogma que inspirase
una fe absoluta en premios y castigos después de la muerte, que consiguiera
impedir todo delito; políticamente esto sería mucho, pero moralmente
no sería nada, puesto que sólo quedarían encadenados los
actos y no la voluntad. [...]" (p. 135)
Cap. II La conmiseración
"Envidia y lástima; cada cual lleva dentro de sí esos dos
sentimientos diametralmente opuestos. [...]" (p. 137)
"[...] Lo que la lluvia es para el fuego, eso es la lástima para
la ira. [...]" (p. 138)
"La lástima, principio de toda moralidad, [...]." (p. 139)
"Es preciso recordarles a los menospreciadores de los brutos, a esos occidentales
judaizantes, que lo mismo que ellos han sido amamantados por sus madres, también
el perro lo ha sido por la suya." (pp. 139-140)
"La conmiseración con los animales está íntimamente
unida a la bondad de carácter, de tal suerte, que se puede afirmar de
seguro que quien es cruel con los animales no puede ser buena persona."
(p. 140)
Cap. III Resignación, renunciamiento ascetismo y liberación
"[...] velo de Maya -la ilusión de la vida individual- [...]."
(p. 141)
"Con tal conocimiento del mundo, ¿cómo podría con
incesantes deseos afirmar su voluntad de vivir, adherirse más y más
a la vida y abrazarla cada vez más estrechamente? El hombre seducido
por la ilusión de la vida individual, esclavo del egoísmo, no
ve en las cosas sino lo que atañe a su persona, y toma de ellas motivos
siempre renovados para desear y querer. Por el contrario, el que penetra la
esencia de las cosas en sí, el que domina el conjunto, llega al descanso
de todo deseo. Desde ese momento, la voluntad se aparta de la vida, rechaza
con espanto los goces que la perpetúan. [...]" (p. 142)
"[...] Cuando, tras rudos combates contra su propia naturaleza, ha concluido
ese hombre por triunfar del todo, no existe sino en ese estado de ser puramente
intelectual, como un espejo del mundo que nada enturbia. [...]" (p. 144)
"Si se considera cuán necesarios son para liberarnos la mayor parte
de las veces la miseria y los infortunios, se confesará que antes debiéramos
envidiar la desventura ajena que su dicha. [...]" (p. 145)
"Todo el que se mata quiere la vida; sólo se queja de las condiciones
en que se le ofrece. No renuncia, pues, a la voluntad de vivir, sino únicamente
a la vida, de la cual destruye en su persona uno de los fenómenos transitorios...
Precisamente cesa de vivir porque no puede cesar de querer, y suprimiendo en
él el fenómeno de la vida es como afirma su deseo de vivir. [...]"
(p. 145)
"[...] De la purificadora llama del dolor brotas repentinamente, cual pálida
luz, la negación de la voluntad de vivir, o sea la libertad de este mundo."
(p. 147)
"En verdad que no es el judaísmo, sino el brahmanismo y el budismo
quienes, por su espíritu y tendencia moral, se aproximan al cristianismo.
El espíritu y la tendencia moral son la esencia de una religión,
y no los mitos con que los resuelve." (p. 151)
"Esto podrá ser de seguro una buena religión para pastores
protestantes, con todas las comodidades materiales, casados e ilustrados, pero
eso no es cristianismo. El cristianismo es la doctrina que afirma que el hombre
es profundamente culpable sólo por el hecho de nacer, y al mismo tiempo
enseña que el corazón debe aspirar a desligarse del mundo, lo
cual no se puede conseguir sino a costa sino a costa de los más penosos
sacrificios, por la dejación voluntaria, por el anonadamiento de sí
mismo; es decir, por una total transformación de la naturaleza humana."
(p. 153)
"El optimismo [no] sólo es una doctrina falsa; es una doctrina corruptora,
porque nos presenta la vida como un estado apetecible y da como objetivo de
la vida la felicidad del hombre. [...]" (p. 153)
"Es mucho más justo considerar el trabajo, las privaciones, la miseria
y el sufrimiento coronado por la muerte como fines de nuestra vida -así
lo hacen el brahmanismo, el budismo y también el verdadero cristianismo-,
porque todos esos males conducen a la negación de la voluntad de vivir.
[...]" (pp. 153-154)
"En nuestros días, el cristianismo ha olvidado su verdadera significación,
para degenerar en un chabacano optimismo." (p. 154)
LA RELIGIÓN
"[Respecto del Corán, tal] vez haya perdido mucho en las traducciones,
pero no he podido descubrir en él ni una sola idea de algún valor;
[...]." (p. 160)
"[...] la acción de todas las religiones sobre la moralidad es realmente
muy débil. De segura que le falta estriba en lo flojo de la fe. [...]"
(p. 162)
"[...] los hechos son la dura piedra de toque de todas nuestras convicciones.
[...]" (p.162)
"[...] Cuando un hombre medita seriamente un delito, abre ya una brecha
en la moralidad pura. La primera consideración que luego le detiene es
la de la justicia y la policía. Si pasa adelante, esperando sustraerse
de ellas, el segundo obstáculo que se presenta entonces es la cuestión
de honor. Si se franquea, puede apostarse casi sobre seguro que, después
de haber triunfado de estas dos poderosas resistencias, un dogma religioso cualquiera
no tendrá fuerza suficiente para impedirle obrar. Porque si un peligro
próximo y seguro no espanta, ¿cómo se dejará refrenar
por un riesgo remoto y que sólo se funda en la fe?" (p. 162)
"[...] Entre los mahometanos, los guebros, los indostánicos y los
budistas se encuentra por lo menos tanta honradez, fidelidad, tolerancia, dulzura,
beneficencia, generosidad y abnegación como entre los pueblos cristianos.
[...]" (p. 163)
"[Existen] hechos poco favorables, que dejan en la incertidumbre acerca
de la superioridad del cristianismo." (p. 163)
"La religión católica es una institución para mendigar
el cielo, que sería incómodo merecer. Los clérigos son
los intermediarios de esa mendicidad." (p. 164)
LA POLÍTICA
"El Estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver
inofensivo a ese animal carnicero, el hombre, y hacer de suerte que tenga el
aspecto de un herbívoro." (p. 166)
"La organización de la sociedad humana oscila como un péndulo
entre dos extremos, dos polos, dos males opuestos: el despotismo y la anarquía.
Cuanto más se aleja de uno, más se aproxima al otro. Entonces
se nos ocurre que el justo medio sería el punto conveniente. ¡Qué
error! Estos dos males no son igualmente malos y peligrosos. [...]" (p.
167)
"La especie humana está siempre y por naturaleza condenada al sufrimiento
y a la ruina. [...]" (p. 167)
"Propiamente hablando, Bonaparte no es más malvado que muchos, por
no decir que la mayoría de los hombres. [...]" (p. 168)
"Si gustáis de los planes utópicos, os diré que la
única solución del problema político y social sería
el despotismo de los sabios y de los justos, de una aristocracia pura y verdadera,
obtenida mediante la generación por la unión de los hombres de
sentimientos más generosos con las mujeres más inteligentes y
agudas. Esta proposición es mi utopía y mi República de
Platón." (p. 168)
EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD
"[...] la única clase honrada es la de los comerciantes, únicos
que se presentan como son y andan a cara descubierta. [...]" (p. 170)
"[...] una sola acción característica de un hombre puede
permitir llegar al conocimiento exacto de su carácter, [...]." (p.
171)
"Dejar aparecer la ira o el odio en la palabra o en el rostro es inútil,
peligroso, imprudente, ridículo, ordinario. No se debe manifestar la
cólera o el odio más que por los actos. Los animales de sangre
fría son los únicos que contienen veneno." (p. 172)
"Los amigos se dicen sinceros; ¡los enemigos sí que lo son!
Por eso debiera tomarse la crítica de éstos como una medicina
amarga, y aprender por ellos a conocerse uno mejor." (p. 175)
"La diferencia entre la verdad y el orgullo está en que el orgullo
es un convencimiento absoluto de nuestra superioridad en todas las cosas. Por
el contrario, la vanidad es el deseo de despertar en los demás esta persuasión,
[...]." (p. 175)
"[...] La vanidad hace parlanchín; el orgullo hace silencioso."
(p. 176)
"El hombre debiera saber que la elevada opinión de los demás,
objeto de sus esfuerzos, se obtiene mucho más fácilmente con un
silencio continuo que con la palabra, aun cuando se tuvieran las más
cosas bellas que decir." (p. 176)
"[...] Solo el convencimiento firme, profundo, inquebrantable que se tiene
de poseer cualidades superiores y excepcionales es lo que hace realmente orgulloso.
[...]" (p. 176)
"Muchas gentes vituperan y critican el orgullo; sin duda no tienen en sí
nada que pueda enorgullecerlas." (p. 177)
"En la aristocracia de la Naturaleza, como en las otras aristocracias,
hay diez mil plebeyos por un noble y millones por un príncipe. La gran
multitud es el montón, el populacho. Por eso, dicho sea de paso, los
patricios y los nobles de la Naturaleza debieran mezclarse tan poco con el populacho
como los de los Estados, y vivir tanto más separados e inabordables cuanto
más altos." (p. 177)
"La tolerancia que se advierte y elogia a menudo en los grandes hombres
no es siempre más que el resultado del más profundo desprecio
por el resto de los humanos. [...]" (p. 177)
"La maldición del hombre de genio es que, en la misma medida en
que él permanece grande y admirable a los demás, éstos
le parecen a él a su vez pequeños y lastimosos. [...]2 (p. 178)
CARÁTER DE DIFERENTES PUEBLOS
"Los judíos son, según dicen ellos, el pueblo elegido de
Dios. Es muy posible; pero difieren los gustos, pues no son mi pueblo elegido."
(p. 181)
"Las otras partes del mundo tienen monos. Europa tiene franceses. Esto
nos compensa." (p. 182)
"En previsión de mi muerte, hago esta confesión: Desprecio
a la nación alemana a causa de su necedad infinita, y me avergüenzo
de pertenecer a ella." (p. 184)
SCHOPENHAUER, Arthur: La cuádruple raíz del principio de Razón suficiente (1813), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs. As., El Ateneo, s/f, fragmentos.
De Ferrater Mora:
"El principio de "razón suficiente" metafísico de Leibniz establece que nada acontece en el mundo sin que precisamente para ese acontecer exista una razón suficiente. Mientras que los juicios lógicos están sujetos al principio de contradicción de Aristóteles, las afirmaciones metafísicas obedecen al principio de razón suficiente de Leibniz. Físicamente necesarias son las leyes naturales, y metafísicamente necesario es aquello cuyo contrario provoca una contradicción (v.g.: moralmente necesario es aquello que Dios prefirió por razones de utilidad a su imaginable contrario, es decir, que existe lo malo para poder darse cuenta de lo bueno, de Dios."
ÍNDICE
Cap. I INTRODUCCIÓN
§ 1 El método
§ 2 Su empleo en el presente caso
§ 3 Utilidad de esta investigación
§ 4 Importancia del principio de razón suficiente
§ 5 El principio
Cap. II RESUMEN DE LAS PRINCIPALES VICISITUDES DEL PRINCIPIO DE RAZÓN
SUFICIENTE HASTA NUESTROS DÍAS
§ 6 Primera fórmula del principio y separación de dos de
sus distintos significados
§ 7 Descartes
§ 8 Spinoza
§ 9 Leibniz
§ 10 Wolf
§ 11 Filósofos desde Kant a Wolf
§ 12 Hume
§ 13 Kant y su escuela
§ 14 Sobre las demostraciones del principio
Cap. III INSUFICIENCIA DE LA FÓRMULA EMPLEADA HASTA AQUÍ, Y BOSQUEJO
DE UNA NUEVA
§ 15 Casos que no están comprendidos en las significaciones del
principio expuestas hasta aquí
§ 16 La raíz del principio de razón suficiente
Cap. IV PRIMERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FOREMA EN QUE SE PRESENTA
EN ELLOS EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 17 Explicación general de esta clase de objetos
§ 18 Bosquejo de un análisis trascendental de la realidad empírica
§ 19 Presencia inmediata de las representaciones
§ 20 Principio de razón suficiente del devenir
§ 21 Aprioridad del concepto de causalidad; intelectualidad del conocimiento
empírico; la inteligencia
§ 22 Del objeto inmediato
§ 23 Refutación de la demostración de aprioridad del concepto
de causalidad dada por Kant
§ 24 Del abuso de la ley de causalidad
§ 25 El tiempo del cambio
Cap. V DE LA SEGUNDA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FORMA CORRESPONDIENTE
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 26 Explicación de esta clase de objetos
§ 27 Utilidad de los conceptos
§ 28 Representantes de los conceptos; los juicios
§ 29 Principio de razón suficiente del conocer
§ 30 Verdad lógica
§ 31 Verdad empírica
§ 32 Verdad trascendental
§ 33 Verdad metalógica
§ 34 La razón
Cap. VI DE LA TERCERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y LA CORRESPONDIENTE
FORMA DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 35 Explicación de esta clase de objetos
§ 36 Principio de razón del ser
§ 37 Razón de ser en el espacio
§ 38 Razón de ser del tiempo. Aritmética
§ 39 Geometría
Cap. VII DE LA CUARTA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO Y LA CORRESPONDIENTE FORMA
DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 40 Explicación general
§ 41 Sujeto del conocer y objeto
§ 42 Sujeto de la volición
§ 43 El querer; ley de la motivación
§ 44 Influjo de la voluntad sobre el conocimiento
§ 45 La memoria
Cap. VIII CONSIDERACIONES Y RESULTADOS GENERALES
§ 46 Orden sistemático
§ 47 Relación de tiempo entre el principio y la consecuencia
§ 48 Reciprocidad de los principios
§ 49 La necesidad
§ 50 Series de principios y de consecuencias
§ 51 (Sin título)
§ 52 Dos resultados principales
"En efecto: hay gran diferencia entre el tono dulce y modesto del joven, que expone confiadamente sus ideas, siendo aún lo bastante cándido para creer seriamente que todos los que se ocupan en filosofía no persiguen otra cosa que la verdad y que, por consiguiente, aquel que se la presenta es bienvenido entre ellos; y la voz firme, pero también un poco ruda, del viejo, que sabe al dedillo, entre qué gente, en qué noble cofradía de caballeros de industria y de serviles cortesanos ha caído, y qué es lo que les preocupa ante todo y sobre todo. [...]" (p. 26)
Cap. I INTRODUCCIÓN
§ 1 El método
"El divino Platón y el asombroso Kant unen su poderosa voz para preconizar la necesidad de una regla para el método de todas las filosofías, y aun de todas las ciencias en general. Dos leyes, dicen, la de la homogeneidad y la de la especificación, [...]." (p. 27)
§ 2 Su empleo en el presente caso
§ 3 Utilidad de esta investigación
"En general, el filósofo digno de tal nombre, debe buscar y procurar en todos sus escritos estas dos cualidades mencionadas: claridad y precisión, y esforzarse siempre en parecerse, no a un revuelto e impestuoso torrente, sino más bien a un lago de Suiza, que por su sosiego aparece más claro cuanto más profundo, dejando ver su fondo desde el primer momento. [...]" (p. 29)
§ 4 Importancia del principio de razón suficiente
§ 5 El principio
"[...] el principio de razón suficiente es una expresión común a varios conocimientos dados a priori. [...]" (p. 30)
Cap. II RESUMEN DE LAS PRINCIPALES VICISITUDES DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE HASTA NUESTROS DÍAS
§ 6 Primera fórmula del principio y separación de dos de sus distintos significados
"Sexto Empírico [dijo:] "El que afirma que no hay ninguna causa, o no tiene ninguna causa para afirmarlo, o tiene alguna. [...]"" (p. 33)
§ 7 Descartes
"[...] Hubiera debido decir [Descartes]: la infinitud de Dios es un principio
de conocimiento del cual se sigue que Dios no necesita causa. [...]" (p.
34)
"[...] la existencia no forma parte de la esencia: el ser de las cosas
no pertenece a su existir)." (p. 36)
§ 8 Spinoza
"[Spinoza dijo que:] "en Dios no está Dios mismo, sino su causa, esto es, una causa primera, o por mejor decir, una no-causa". [...]" (p. 40)
§ 9 Leibniz
"Leibniz fue el primero que formuló el principio de razón suficiente como un principio fundamental de todos los conocimientos y ciencias. [...]" (p. 41)
§ 10 Wolf
"[Wolf dio a entender] que las variaciones son posibles como efectos de una causa, es decir, que un estado puede seguir a otro, si éste contiene en sí las condiciones de aquél; [...]." (p. 43)
§ 11 Filósofos desde Kant a Wolf
§ 12 Hume
"[Para Hume se dará que] el principio de razón suficiente, o sea el principio de causalidad. [...]" (p. 44)
§ 13 Kant y su escuela
"[En cuanto a Kant del principio de razón suficiente es su] demostración de la aprioridad, y, por tanto, de la trascendencia de la ley de causalidad, [...]." (p. 45)
§ 14 Sobre las demostraciones del principio
"Buscar una demostración especial para el principio de razón suficiente, es un absurdo que acusa falta de reflexión. [...] Así, pues, cae en este círculo: que se necesita una demostración del derecho a exigir una demostración." (p. 47)
Cap. III INSUFICIENCIA DE LA FÓRMULA EMPLEADA HASTA AQUÍ, Y BOSQUEJO DE UNA NUEVA
§ 15 Casos que no están comprendidos en las significaciones del principio expuestas hasta aquí
"De lo expuesto en los anteriores capítulos, dedúcese, como resultado general, que se han hecho dos aplicaciones distintas del principio de razón suficiente, si bien esto se haya efectuado paulatina y gradualmente, y no sin haber incurrido muchas veces en confusiones y errores: la una, relativa al juicio, que para ser verdadero necesita siempre una razón, y la otra, respecto de los cambios de los objetos reales, que deben tener siempre una causa. Vemos que, en ambos casos, el principio de razón suficiente responde a la pregunta por qué, siendo ésta esencial en él. [...]" (p. 49)
§ 16 La raíz del principio de razón suficiente
"Nuestra facultad cognoscitiva, manifestándose como sensibilidad
exterior e interior (receptividad), inteligencia y razón, se descompone
en sujeto y objeto, y nada hay fuera de esto. [...]" (p. 51)
"[...] todas nuestras representaciones, en su forma ordinaria, se nos hacen
perceptibles relacionadas unas con otras, y que se pueden determinar a priori
en lo que se refiere a la forma, según lo cual nada se nos presenta independiente
y con existencia propia, aislado o separado. Esta conexión es lo que
expresa el principio de razón suficiente en su generalidad. [...] Las
relaciones que sirven de fundamento al mismo, y que luego expondremos mejor,
son las que yo denomino raíces del principio de razón suficiente.
Estas se pueden luego dividir, conforme a las consideraciones que haremos con
arreglo a los principios de homogeneidad y de especificación, en grupos
bien deslindados y completamente distintos unos de otros, cuyo número
cabe reducir a cuatro, que son las cuatro formas en que todo lo que puede ser
objeto de nuestro conocimiento se divide. [...]" (p. 51)
Cap. IV PRIMERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FOREMA EN QUE SE PRESENTA EN ELLOS EL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 17 Explicación general de esta clase de objetos
"La primera clase de objetos que pueden caer bajo la acción de nuestras facultades cognoscitivas, la constituyen las representaciones intuitivas, totales, empíricas. Son intuitivas, considerándolas en oposición a lo meramente pensado, es decir, a los conceptos abstractos; totales, en cuanto, según la división de Kant, no sólo contienen lo formal, sino también lo material del fenómeno; empíricas, en parte porque no brotan de puras relaciones de pensamientos, sino que tienen su origen en una impresión de nuestra sensibilidad, y porque nuestros sentidos constituyen siempre el testimonio de su existencia; en parte porque, conforme a las leyes del tiempo, del espacio y de la causalidad, juntamente forman aquel complejo, sin principio ni fin, que constituye nuestra realidad empírica. [...]" (p. 53)
§ 18 Bosquejo de un análisis trascendental de la realidad empírica
"[...] la permanencia de un objeto sólo lo conocemos por la noción
contraria, o sea por el cambio de los demás objetos que le rodean. [...]"
(p. 54)
"[...] la simultaneidad no se da en el tiempo; la sucesión no se
da en el espacio. [...] Lo que esta unión crea es la inteligencia, que,
por medio de su función característica, relaciona aquellas formas
heterogéneas de la percepción sensible, [...]." (p. 54)
§ 19 Presencia inmediata de las representaciones
"[...] Leibniz, que comprendió perfectamente cómo el objeto está condicionado por el sujeto, [...]." (p. 57)
§ 20 Principio de razón suficiente del devenir
"[...] la ley de causalidad se halla en exclusiva relación con
los cambios, y sólo se refiere a éstos. [...]" (p. 59)
"[...] no tiene sentido alguno decir que un objeto es causa de otro: en
primer lugar, porque los objetos no sólo contienen la forma y la cualidad,
sino también la materia, la cual ni se crea ni se destruye, y luego porque
la ley de causalidad se refiere exclusivamente a los cambios., [...]."
(p. 60)
"[...] en la causalidad sólo se trata de cambios de la materia,
que, por su naturaleza, es sin principio e indestructible, y tomar existencia,
esto es, pasar a ser lo que no ha existido, es imposible. [...]" (p. 61)
"[...] una causa primera es tan imposible de imaginar como un límite
al espacio o un principio al tiempo, pues toda causa es un cambio en el cual
hay que preguntar por un cambio anterior del cual proviene, y así in
infinitum, in infinitum! [...]" (p. 62)
"[...] la ley de causalidad nos es conocida a priori, por lo que tiene
un carácter trascendental, [...]." (p. 65)
"[...] la ley de causalidad hace posibles los juicios hipotéticos,
y se nos presenta siempre como una forma del principio de razón suficiente.
[...]" (p. 65)
"De la ley de causalidad se deducen dos importantes corolarios, los cuales,
consiguientemente, se nos presentan como evidentes a priori, por encima de toda
duda, e incapaces de excepción, a saber: la ley de inercia y la ley de
la permanencia de la sustancia. [...]" (p. 66)
"[...] sustancia es un mero sinónimo de materia, porque el concepto
de sustancia sólo se puede realizar en el de materia, [...]." (p.
67)
"[...] La confusión de la fuerza natural con la causa, es tan frecuente
como perniciosa para la claridad de los conceptos. [...] Toda fuerza natural,
entre las cuales debe contarse toda cualidad química fundamental, es,
esencialmente, qualitas occulta, es decir, no susceptible de explicación
física, sino sólo de una explicación metafísica,
esto es, ultrafenomenal. [...]" (p. 69)
"Ahora bien: la causalidad, ese guía de todos los cambios, aparece
en la naturaleza bajo tres formas diferentes: como causa, en el más estricto
sentido; como excitación o estímulo, y como motivo. [...] La causa,
en su más estricto significado, es la que produce exclusivamente las
variaciones en el reino inorgánico; [...]. La segunda forma de la causalidad
es la excitación. Rige la vida en cuanto tal, es decir, las plantas,
los vegetales y aun la parte inconsciente de la vida animal, que es realmente
una vida vegetativa. [...] La tercera forma de la causalidad es el motivo: rige
la vida animal propiamente dicha, es decir, la actividad, las acciones conscientes
de toda criatura animal. [...]" (pp. 69-70)
"[...] podemos definir al animal diciendo que es "lo que conoce";
[...]." (p. 70)
"[...] La diferencia entre causa, excitación y motivo, estriba sólo
en los grados de sensibilidad del sujeto; cuanto mayor sea ésta, más
fácil será la acción de aquélla; la piedra necesita
un choque; al hombre le basta una mirada. [...]" (pp. 70-71)
§ 21 Aprioridad del concepto de causalidad; intelectualidad del conocimiento empírico; la inteligencia
"[...] Maquiavelo tiene razón cuando -como ya antes de él
Hesíodo- dice: "Hay tres clases de cerebros: primero, aquellos que
por sí mismos obtienen de las cosas, opiniones y raciocinios; luego,
los que conocen la verdad cuando otros se la enseñan, y, por último,
aquellos que ni por sí mismos, ni por medio de los demás, son
capaces de conocerla" [...]." (p. 74)
"[...] la sensación, cualquiera sea, es y sigue siendo un proceso
de nuestro mismo organismo, [...]." (p. 74)
"[...] la misión de la inteligencia es crear ese mundo objetivo;
pero no quiere decir esto que le encuentre ya fabricado y le haga entrar en
el cerebro por la sensibilidad de sus órganos. En efecto: los sentidos
no suministran más que la primera materia, que después la razón,
por medio de sus formas características, espacio, tiempo y causalidad,
transforma en la concepción objetiva de un mundo regido por leyes propias.
[...]" (p. 76)
"[...] la vista y el tacto no suministran el conocimiento, sino la primera
materia del mismo, [...]. Pero en todos estos datos no hay la más mínima
cantidad de conocimiento, el cual es obra exclusiva de la inteligencia. [...]
Si hace correr una soga por dentro de su puño cerrado, reconstruirá,
por la sensación de frotamiento y por su duración, un cuerpo largo
cilíndrico que se mueve en una dirección uniforme; pero no podrá
nacer en su mente por esta mera sensación de su mano, la idea del movimiento,
esto es, la transformación del lugar en espacio por medio del tiempo,
pues la sensación no puede contener ni producir por sí sola una
cosa semejante. [...]" (pp. 77-78)
"[...] el intelecto posee de antemano la noción del espacio, como
forma del cambio de lugar, y la ley de causalidad, como reguladora del proceso
del cambio de las cosas. [...] Sólo así se explica que muchos
ciegos de nacimiento tengan idea tan cabal de la medida del espacio, [...]."
(p. 79)
"[...] tiempo, espacio y causalidad no se forman por la vista ni por el
tacto, ni proceden en modo alguno del exterior, sino que, por el contrario,
tienen un origen interior, intelectual y no empírico: de lo que se sigue
que la intuición del mundo corpóreo es esencialmente un proceso
intelectual, obra de la inteligencia, en el cual las sensaciones de los sentidos
sólo proporcionan la ocasión y los datos para la determinación
de los casos particulares." (p. 79)
"[...] la mera sensibilidad, pues ésta es la materia prima de la
cual la inteligencia forja luego sus percepciones." (p. 80)
"[Al ver la inteligencia realiza distintas operaciones: lo] primero que
hace es establecer en su posición normal la impresión de los objetos
que hiere la retina en forma invertida, [...]. La segunda operación que
realiza la inteligencia sobre la sensación, es simplificar la imagen
que recibe [...]. La tercera operación de la inteligencia es la que añade
la tercera dimensión, pues los datos de los sentidos sólo proporcionan
superficies, mientras que la inteligencia, por un procedimiento causal, traza
la extensión de los cuerpos en el espacio conocido a priori [...]."
(pp. 80-81 y 86)
"[...] Por tanto, si la visión consistiera en una mera sensación,
percibiríamos los objetos invertidos, porque así los recibimos;
pero los percibiríamos entonces como algo que está en el interior
del ojo, porque no pasaríamos más allá de la sensación.
Pero, por el contrario, lo que sucede es que aparece la inteligencia, con su
ley de causalidad; refiere la impresión recibida a una causa determinada;
[... Así,] todo se ha invertido, menos la inteligencia." (p. 81)
"[...] Pero la inteligencia, que, como tal, sólo busca la causa,
comprende al punto que si bien la imagen es doble [una para cada ojo], parte
de un único objeto exterior, por lo tanto, que sólo tiene una
causa como objeto y como objeto único. Pues todo lo que nosotros conocemos
lo conocemos como causa, y como causa de efecto percibido; por lo tanto, lo
conocemos en la inteligencia. [...] De aquí se deduce que el ver sencillos
los objetos con los dos ojos es un fenómeno parecido al del tacto, [...].
Sólo así se comprende que un ciego pueda ser escultor, [...]."
(pp. 82-83)
"[...] el conocimiento no depende en modo alguno de la impresión
de los sentidos, sino que se opera por un acto de la inteligencia. [...]"
(p. 85)
"[...] Únanse dos cañas de unas 8 pulgadas de largo y de
una pulgada y media de diámetro, completamente paralelas, a modo de anteojos,
y sujétese a cada una de las extremidades una moneda. Si se aplican luego
los ojos a las otras extremidades, sólo se verá una sola moneda
rodeada de una sola caña. Pues por las cañas, que han de estar
necesariamente en posición paralela, irán a herir las monedas
en puntos correspondientes simétricamente de la retina, y entonces la
inteligencia, presuponiendo la situación del ángulo visual, como
en los objetos próximos, percibirá un solo objeto como causa de
los rayos que vienen a herir la retina, esto es, verá un solo objeto;
tan inmediata es la aprehensión de la inteligencia." (p. 85)
"[...] La tercera operación de la inteligencia es la que añade
la tercera dimensión, pues los datos de los sentidos sólo proporcionan
superficies, mientras que la inteligencia, por un procedimiento causal, traza
la extensión de los cuerpos en el espacio conocido a priori [...]. Por
eso es tan difícil el dibujo en perspectiva, [...]. Un dibujo de esta
naturaleza es como un escrito que, cual un impreso, todos saben leer, pero son
pocos los que saben escribirlo, porque la inteligencia intuitiva sólo
percibe el efecto, para deducir de él la causa, dejando de tener en cuenta
aquél cuando ha conseguido ésta. [...]" (p. 86)
"[...] El arte del pintor consiste, pues, en esto: en guardar en la memoria
los datos de la impresión de los sentidos según existen antes
de esta tercera operación de la inteligencia [actúe], [...]."
(p. 87)
"[...] por el mero ángulo visual no podemos [reconocer una distancia],
sino que la inteligencia tiene que llamar en su auxilio otros datos, los cuales
sirven, por decirlo así, como comentario del ángulo visual, indicando
la parte que la distancia desempeña en este ángulo. Tales datos
son principalmente cuatro, [... En] primer término, las mutationes oculi
internae, en virtud de las cuales el ojo acomoda su aparato refractor, [...].
El segundo dato, [...] mediante el paralaje de los ojos, [... El tercero] la
perspectiva del aire, que, por degradación de todos los colores, toma
el aspecto del azul físico ante los objetos oscuros [...], y, por la
esfumación de los contornos, delata una gran distancia. [...] Finalmente,
nos queda la apreciación de la distancia por medio del tamaño
de los objetos interpuestos, como campos y ríos, percibido intuitivamente.
Tal apreciación sólo puede tener lugar en relaciones ininterrumpidas
de objetos; por tanto, sólo en tierra, y no con respecto a cuerpos celestes.
[...]" (pp. 88-91)
"[...] una esfera, colocada sobre una torre de 200 pies de altura, nos
parezca mucho más pequeña que si la colocásemos en el suelo,
a 200 pies de distancia, porque en este caso apreciamos la distancia con más
seguridad, siempre que veamos [?], de modo que lo que entre ellas y nosotros
está situado se nos oculte en gran parte, nos parecerán extraordinariamente
pequeñas. [...]" (p. 91)
"[...] hay que atribuir que nuestra inteligencia intuitiva, en la dirección
horizontal, suponga los objetos más alejados, y, por tanto, más
grandes que en posición vertical. De aquí proviene que la luna
nos parezca más grande en el horizonte que en su punto de culminación,
[...] como también que la bóveda celeste nos parezca achatada,
esto es, más extensa en sentido horizontal que en el vertical. Los dos
fenómenos son puramente intelectuales o cerebrales, no ópticos
o sensitivos. [...]" (p. 91)
"[...] El telescopio realmente aumenta los objetos, [...]. La lupa, por
el contrario, no aumenta los objetos, sino que nos hace posible verlos más
cerca [...]. El tamaño correspondiente a tal proximidad lo traduce nuestra
inteligencia [...]." (p. 92)
"[...] todo cambio lo concibe la inteligencia como efecto y lo relaciona
con una causa, reconstruye el fenómeno cerebral del mundo objetivo, basándose
en la intuición apriorística del tiempo y del espacio, para lo
cual los sentidos no le proporcionan más que meros datos. [...]"
(p. 92)
"[...] la reflexión, esto es, [el] conocimiento abstracto, adquirido
por medio de conceptos y voces, que son el material de los conocimientos secundarios,
[...]." (p. 92)
"[...] la razón puede apreciar rectamente los hechos en abstracto,
pero no puede subsanar el error de la inteligencia; [...]." (p. 93)
"[...] la razón rectifica los hechos por los demás medios
de que dispone, pero no puede hacer nada para ir en auxilio de la inteligencia
intuitiva, inaccesible a sus enseñanzas, porque en su proceso es anterior
a la razón; [...]." (p. 93)
"Lo que la inteligencia conoce rectamente es la realidad; lo que la razón
conoce rectamente es la verdad, esto es, un juicio que tiene un fundamento:
lo contrario a la realidad es la falsa apariencia (ilusión), y lo contrario
a la verdad es el error (pensamiento falso)." (p. 93)
"Si bien la parte puramente formal de la percepción empírica,
o sea la ley de causalidad, con el espacio y el tiempo, reside a priori en el
intelecto, sin embargo, no se da juntamente su aplicación a los datos
empíricos, sino que la obtiene sólo por el ejercicio de la experiencia.
[...]" (p. 93)
"[...] Cuando Chesselden [ciego de nacimiento y luego operado] vió
por primera vez su cuarto, con los objetos que en él había, no
distinguía unos de otros, sino que sólo tenía una impresión
total, como de un todo formado de una sola superficie multicolor. No percibía
la distancia de los objetos. No veía las cosas aisladas. En estos casos,
el tacto, que ya conoce las cosas, tiene que hacérselas conocer a la
vista, presentárselas y guiarla. [...]" (p. 94)
"[...] El percibir, y no el sentir, es, pues, el primer elemento de la
inteligencia. [...]" (pp. 96-97)
"[...] Todos los animales, hasta el más vil, tienen inteligencia,
esto es, conocimiento de la ley de causalidad, si bien en distinto grado de
finura y claridad; [...]." (p. 97)
"[...] Toda comprensión es una concepción inmediata de la
relación de causalidad, si bien luego se resuelve en conceptos para concretarse.
[...]" (p. 98)
"[...] si los estímulos son los que estudia la inteligencia, por
medio de ellos formaremos la fisiología de las plantas y de los animales,
la terapéutica y la toxicología. Cuando, por fin, la inteligencia
se lanza a la motivación, no sólo la utilizará teóricamente
para la Moral, el Derecho, la Historia, la Política y para la Poesía
dramática y épica, sino también será un instrumento
práctico para domesticar a los animales y hasta a los hombres. [...]"
(p. 99)
"[...] el conocimiento empírico es esencialmente obra de la inteligencia,
a la cual los sentidos sólo suministran la escasa contribución
de sus sensaciones. [...]" (p. 100)
"[El procedimiento de la inteligencia] no consiste en otra cosa que un
pasar de los efectos a las causas, [...]." (p. 100)
"[Para Kant] los elementos de la percepción empírica están
en nosotros, y nada encontramos en ella que indique algo diferente de nosotros,
[...]." (p. 103)
§ 22 Del objeto inmediato
§ 23 Refutación de la demostración de aprioridad del concepto
de causalidad dada por Kant
"[...] la ley de causalidad, [dice] que todo estado es efecto de otro
estado anterior, [...]." (p. 108)
"[...] Y aun en el sueño, mientras no es interrumpido, la ley de
causalidad ejerce su imperio; sólo que lo suele ejercer a menudo en un
asunto inverosímil. [...]" (p. 109)
"[...] La única demostración verdadera de la aprioridad de
la ley de causalidad la he dado yo en el párrafo 21. [...]" (p.
110)
§ 24 Del abuso de la ley de causalidad
"[...] si bien la ley de causalidad es una representación que nosotros aportamos al mundo y que nos hace posible la percepción de las cosas, no procedemos acertadamente aplicando tal principio, nacido de nuestras facultades cognoscitivas, al orden eterno del mundo, que subsiste por sí y que es independiente de nuestro intelecto." (p. 114)
§ 25 El tiempo del cambio
"[Platón afirmó] que el cambio tiene lugar repentinamente, y no interviene tiempo alguno. [... Para Aristóteles en oposición] todo cambio no se realiza repentinamente, sino progresivamente, [...]. Aristóteles deduce, muy acertadamente, de la infinita divisibilidad del tiempo, que todo lo que en el tiempo está, y, por consiguiente, todo cambio, esto es, el paso de un estado a otro, puede ser dividido también infinitamente, y que, por tanto, todo lo que nace, realmente procede de infinitas partes; por lo que nacerá progresivamente, no repentinamente. [...]" (pp. 114-115)
Cap. V DE LA SEGUNDA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y FORMA CORRESPONDIENTE DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 26 Explicación de esta clase de objetos
"La diferencia esencial entre el hombre y los demás animales -la
razón, facultad exclusiva de aquél- tiene su fundamento en que
el hombre es capaz de una clase de representaciones de que no participa el animal
irracional. Esta clase la componen los conceptos, o sea las ideas abstractas,
en contraposición de las meras percepciones, de las cuales, sin embargo,
proceden aquéllos. La inmediata consecuencia de ello es que el animal
ni habla ni ríe; [...]." (p. 117)
"[...] La formación de un concepto se realiza, en general, separando
muchas de las propiedades de una percepción dada, para, de este modo,
poder conocer las demás; así será algo menos lo pensado
que lo percibido. [...]" (p. 118)
"[...] Los más elevados, esto es, los conceptos universales, son
los más aislados y empobrecidos. [...]" (p. 119)
"[...] Por el estudio del lenguaje se adquiere el conocimiento del mecanismo
de la razón, es decir, la esencia de la lógica. [...]" (p.
120)
"[...] La referida escuela lógica por medio del lenguaje no puede
practicarla el sordomudo; por esto será casi tan irracional como los
animales, [...]." (p. 120)
§ 27 Utilidad de los conceptos
"[...] el animal está ligado y limitado, en cada momento, al presente. [...]" (p. 121)
§ 28 Representantes de los conceptos; los juicios
"[...] El juicio es, según esto [Kant] el mediador entre el conocimiento intuitivo y el conocimiento abstracto, o sea entre inteligencia y razón. [...]" (p. 123)
§ 29 Principio de razón suficiente del conocer
"[...] La verdad es, pues, la relación de un juicio con algo diferente de él, que se llama su razón, y que, como veremos, es susceptible de una considerable variedad de formas; [...]." (p. 125)
§ 30 Verdad lógica
"Un juicio puede tener por fundamento otro juicio. Entonces su verdad
será lógica o formal. [...]" (p. 126)
"[...] Toda verdad es la relación de un juicio con algo que está
fuera de él, y la verdad intrínseca, es un contrasentido."
(p. 127)
§ 31 Verdad empírica
"[...] en tanto que el juicio se apoya inmediatamente en la experiencia, será una verdad empírica." (p. 127)
§ 32 Verdad trascendental
"[...] juicio sintético a priori; pero como un juicio de esta clase tendrá verdad material, será un juicio de verdad trascendental, porque descansará no sólo en la experiencia, sino también en las condiciones subjetivas que lo hacen posible, pues será determinado, por lo mismo que determina la experiencia, a saber: o por las formas a priori del tiempo y del espacio, o por la ley de causalidad, [...]." (p. 128)
§ 33 Verdad metalógica
"[...] las condiciones formales de todo pensar residentes en la razón,
pueden ser el fundamento de un juicio, cuya verdad será de tal naturaleza
que el mejor modo para designarla creo que es llamada verdad metalógica,
[...]." (p. 128)
"[...] En general, se puede señalar, entre la verdad trascendental
y metalógica, una gran semejanza y relación que indica una comunidad
de raíz. [...]" (p. 129)
§ 34 La razón
"[...] todos los pueblos y todos los filósofos han dado a esta
facultad [el pensar], y han dejado de llamarla razón pura, contra todo
el uso del lenguaje y del sentido común, llamarla inteligencia, y a todo
lo que es consecuencia de ello, intelectual, en vez de racional, lo que suena
tan desacorde como un sonido musical desafinado, [... Así,] intelectual
y racional son conceptos totalmente diferentes y que indican facultades espirituales
distintas. [...]" (p. 131)
"[...] llevamos en nosotros las formas de las percepciones exteriores,
objetivas, como el tiempo y el espacio, y como la ley de causalidad, meras formas
de la inteligencia por medio de las cuales ésta reconstruye el mundo
objetivo, y, por último, también la parte formal de los conocimientos
abstractos, lo cual se expone en la lógica, llamada, a causa de esto,
por nuestros antepasados, la teoría de la razón. [...]" (p.
134)
"[...] La razón, pues, no tiene un contenido material, sino sólo
un contenido formal, y esto es el objeto de la lógica, que, por tanto,
sólo contiene formas y reglas para las operaciones del pensamiento. El
contenido material de sus pensamientos debe tomarlo la razón de fuera,
de las representaciones intuitivas que la inteligencia crea. [...]" (p.
135)
"[La razón] no suministra nunca la materia `por sus propios medios;
no contiene más que formas; es femenina; sólo concibe, no crea.
[El] intelecto es masculino." (p. 135)
"[...] la lógica es un sistema de reglas consecuencia de la función
natural de la razón; [...]." (p. 135)
Cap. VI DE LA TERCERA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO, Y LA CORRESPONDIENTE FORMA DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 35 Explicación de esta clase de objetos
"La tercera clase de objetos para la facultad representativa, la constituye la parte formal de la representación total, es decir, las intuiciones a priori de las formas de la sensibilidad interior y exterior, el tiempo y el espacio. [...] Que esta clase de representaciones, en las que tiempo y espacio son percibidos intuitivamente, difiere de la primera clase en que son percibidas empíricamente y en conjunto. [...]" (p. 147)
§ 36 Principio de razón del ser
"La naturaleza del tiempo y del espacio implica que cada una de las partes está en relación con la otra, de modo que cada una de ellas está determinada y condicionada por otra. En el espacio, esta relación se llama lugar, y en el tiempo, sucesión. Estas relaciones son características, distintas esencialmente de todas las demás relaciones posibles de nuestras representaciones, por lo que ni la razón ni la inteligencia pueden percibirlas por medio de meros conceptos: única y solamente la pura intuición a priori nos las hace inteligibles, [...]." (p. 148)
§ 37 Razón de ser en el espacio
"[...] por la reunión del espacio con el tiempo, para formar el complejo de la experiencia, surge la idea de simultaneidad. [...]" (p. 149)
§ 38 Razón de ser del tiempo. Aritmética
§ 39 Geometría
"[...] razón de ser y su diferencia de la razón o principio de conocimiento, puesto que éste sólo proporciona la convictio [-convicción-], que es otra cosa muy distinta de la evidencia que proporciona la razón de ser [-comprensión]." (pp. 152 y 156)
Cap. VII DE LA CUARTA CLASE DE OBJETOS PARA EL SUJETO Y LA CORRESPONDIENTE FORMA DEL PRINCIPIO DE RAZÓN SUFICIENTE
§ 40 Explicación general
"Nos queda por examinar la última clase de objetos de la representación. Es de una naturaleza completamente especial, pero muy importante, y no comprende más que un solo objeto para cada individuo, a saber: el objeto inmediato de la sensibilidad interior, el sujeto de la volición, que para el sujeto cognoscente es objeto, y que, por cierto, sólo se da en la sensibilidad interior; de donde sólo en el tiempo, no en el espacio, aparece, y también, como veremos, con una importante limitación." (p. 157)
§ 41 Sujeto del conocer y objeto
"[...] no hay un conocimiento del conocer, porque para esto sería
preciso que el sujeto pudiera separarse del conocimiento y conocerlo, lo que
es imposible. [...] "Yo sé que conozco", no quiere decir otra
cosa sino: "Yo conozco", y esto, así, sin más determinación,
sólo quiere decir "Yo". [...]" (p. 158)
"[...] el sujeto está ligado con el objeto (pues si no la palabra
no tendría significación) [...]." (p. 159)
§ 42 Sujeto de la volición
"[...] todo conocimiento, con arreglo a su esencia supone un conocido
y un cognoscente, así lo conocido en nosotros no será el cognoscente,
sino el volente, el sujeto del querer, la voluntad. [...]" (p. 160)
"Así como la facultad subjetiva, correlativa de la primera clase
de las representaciones, es la inteligencia; de la segunda, la razón,
y de la tercera, la pura sensibilidad, así vemos que la de esta cuarta
clase es el sentido interior, o la conciencia de sí mismo, en general."
(pp. 160-61)
§ 43 El querer; ley de la motivación
"Precisamente porque el sujeto del querer se da en la conciencia inmediatamente,
no se puede definir ni describir lo que es el querer [...]. El interior de dicho
proceso queda para nosotros en secreto, pues estamos siempre fuera de él.
[...]" (p. 161)
"[...] sabemos, por la experiencia hecha en nuestro interior, que dicho
proceso el querer] es un acto de voluntad, el cual se produce por el motivo,
que consiste en una mera idea. [...]" (p. 162)
§ 44 Influjo de la voluntad sobre el conocimiento
§ 45 La memoria
"[...] la descripción o explicación que de ella [la memoria]
se suele hacer dicen o que es un depósito en el cual tenemos guardadas
una serie de representaciones de las cuales no tenemos conciencia, es completamente
falsa. La voluntaria reproducción de anteriores representaciones se hace
tan fácil con el uso, que tan pronto aparece un miembro de la serie,
al punto los demás fluyen, [...]." (p. 164)
"[...] De ningún modo es, como se suele decir, el recuerdo la misma
representación [...]." (p. 164)
"[...] Puede decirse, por lo tanto, que la memoria está entre dos
influjos antagónicos: por un lado, la energía de las facultades
representativas, y por otro, el número de estas representaciones. Cuanto
más pequeño es el primer factor, más pequeño debe
ser también el otro para suministrar una buena memoria; y cuanto más
grande el segundo, más grande debe ser también el otro. [...]"
(p. 165)
Cap. VIII CONSIDERACIONES Y RESULTADOS GENERALES
§ 46 Orden sistemático
§ 47 Relación de tiempo entre el principio y la consecuencia
"[...] el principio de razón suficiente del conocer no implica ninguna relación de tiempo, sino sólo una relación para la razón; por lo cual, las palabras antes y después no tienen aquí sentido." (p. 169)
§ 48 Reciprocidad de los principios
"La ley de causalidad no admite reciprocidad, no pudiendo ser nunca el efecto causa de su causa, [...]." (p. 170)
§ 49 La necesidad
§ 50 Series de principios y de consecuencias
"[...] cuando una serie de juicios descansa en un principio de verdad
trascendental o metalógica y se sigue preguntando "por qué",
entonces no se podrá dar ninguna contestación, porque la pregunta
carece de todo sentido, [...]." (pp. 172-173)
"[...] no hay ningún principio para explicar el principio de razón
[...]." (p. 173)
§ 51 (Sin título)
"[...] la pregunta "por qué" exige una razón suficiente, [...]." (p. 173)
§ 52 Dos resultados principales
"[...] el principio de razón suficiente es un principio sintético
a priori) [...]." (p. 174)
"[...] Así, el principio de razón tiene, en todas sus formas,
su raíz en nuestro intelecto, es a priori; de aquí que no se pueda
aplicar a todas las cosas existentes, esto es, al mundo, con inclusión
de este intelecto en el cual reside este mundo, pues dicho mundo, que sólo
se puede representar mediante tales apriorísticas formas, es, por esto
mismo, una mera apariencia. [...]" (p. 175)
"[...] característica interior de nuestras facultades cognoscitivas,
manifestadas en la triple forma de sensibilidad, inteligencia y razón,
[...]." (p. 176)
SCHOPENHAUER, Arthur: El Mundo como Voluntad y Representación (1819), Madrid, Orbis Hyspamérica, 1985, vol. I, fragmentos.
ÍNDICE
VOLUMEN I
PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN
LIBRO PRIMERO: El mundo como representación
Primera consideración: La representación sometida al principio
de razón: el objeto de la experiencia y de la ciencia
LIBRO SEGUNDO: El mundo como voluntad
Primera consideración: La objetivación de la voluntad
VOLUMEN II
LIBRO TERCERO: El mundo como representación
Segunda consideración: La representación independiente del principio
de razón: La Idea platónica: el objeto del Arte
LIBRO CUARTO: El mundo como voluntad
Segunda consideración: Afirmación y negación del deseo
de vivir por la voluntad, llegada a la conciencia de sí misma
VOLUMEN I
PRÓLOGO DE LA PRIMERA EDICIÓN
"Está [el libro] destinado a una corta minoría de personas;
tranquilo y modesto, esperará hasta encontrar esos contados individuos
a quienes una tendencia del espíritu, que no es la ordinaria, hará
capaces de apreciarle. [...]" (Prólogo, p. 12)
"[...] ¿qué momento hay bastante serio para no consentir
un instante de buen humor? [...]." (Prólogo, p. 12)
LIBRO PRIMERO: El mundo como representación
Primera consideración: La representación sometida al principio de razón: el objeto de la experiencia y de la ciencia
"[...] cualquier hombre: a saber, que al mismo tiempo dice: "El
mundo es mi representación", puede y debe decir: "El mundo
es mi voluntad"." (§ 1, p. 18)
"El mundo como representación, [...] tiene dos mitades esenciales,
necesarias e inseparables. Una es el objeto. sus formas son el espacio y el
tiempo, de donde viene la pluralidad. La otra mitad es el sujeto, y no se encuentra
colocada en el tiempo ni en el espacio, pues existe entera e indivisa en todo
ser que percibe; [...]." (§ 2, p. 19)
"La diferencia principal entre todas nuestras representaciones es la de
lo intuitivo y lo abstracto. Lo abstracto no constituye más que una sola
clase de representaciones: los conceptos, que son en este mundo propiedad exclusiva
del hombre. La facultad que tiene de formarse nociones abstractas, facultad
que le distingue de los demás animales, ha sido denominada en todos los
tiempos razón. [...]" (§ 3, p. 20)
"[...] el tiempo y el espacio, no sólo puede ser pensado in abstracto,
sino también percibido directamente por sí y con separación
de su contenido. [...]" (§ 3, p. 20)
"[...] principio del ser. Éste constituye en el tiempo la sucesión
de sus momentos, y en el espacio la posición de sus partes, determinándose
una a otra hasta lo infinito." (§ 3, p. 21)
"El tiempo y el espacio, cada uno separadamente, son intuitivamente perceptibles,
aun sin materia, más ésta no lo es sin ellos. [...]" (§
4, p. 22)
"[...] la causalidad es la esencia propia de la materia; desde el momento
que no hubiese causalidad no habría materia." (§ 4, p. 22)
"[...] Lo que determina la ley de causalidad no es, pues, la sucesión
de los estados en el tiempo puro, sino en el tiempo con relación a un
espacio dado, como no es tampoco la existencia de los estados en un lugar cualquiera,
sino su existencia en este lugar en un momento determinado. [...] Por lo tanto,
la causalidad relaciona el tiempo con el espacio." (§ 4, p. 23)
"[...] La materia, como existe en la reunión del tiempo y del espacio,
lleva siempre la marca de ambos." (§ 4, p. 23)
"[...] Lo que en el sujeto guarda correlación con la materia o la
causalidad (ambas son una misma cosa) es el entendimiento, y éste no
es nada más allá de esa esfera. Conocer la causalidad es su única
función, [...]." (§ 4, p. 24)
"[...] Lo que experimenta el ojo, el oído, la mano, no constituye
la intuición, se reduce simplemente a datos. Sólo por la acción
del entendimiento, que pasa del efecto a la causa, aparece el mundo, extenso
como intuición [...]." (§ 4, p. 25)
"[...] El realismo coloca la causa en el objeto y el efecto en el sujeto.
El idealismo de Fichte considera al objeto como un efecto del sujeto. [...]"
(§ 5, p. 26)
"[...] entre el sujeto y el objeto no existe relación basada sobre
el principio de razón, [...]." (§ 5, p. 26)
"[...] sólo los objetos pueden ser causa y sus efectos son siempre
otros objetos." (§ 5, p. 28)
"[Kant dice:] "El encadenamiento de las representaciones entre sí
con arreglo de la ley e causalidad es lo que distingue a la vida del ensueño."
[...]" (§ 5, p. 29)
"[...] La vida y los ensueños son páginas de un mismo libro.
La lectura seguida es lo que llamamos la vida real. Pero cuando termina la hora
habitual de la lectura (el día) y llega el momento del descanso, continuamos
a veces hojeando distraídamente el libro y recorriendo todavía
algunas páginas aquí y allá, sin orden de continuidad;
[...]." (§ 5, p. 30)
"[...] el moverse por motivos sacados del conocimiento, es el verdadero
carácter de la animalidad, [y] el moverse por virtud de excitaciones
es el carácter de la planta. [...]" (§ 6, p. 32)
"La falta de entendimiento se denomina imbecilidad, es decir, torpeza en
la aplicación de la ley de causalidad; [...]. El hombre imbécil
no ve el enlace de los fenómenos físicos; [...] por esto cree
fácilmente en brujerías y milagros. [...]" (§ 6, p.
34)
"[...] el entendimiento y la razón se sostienen mutuamente. [...]"
(§ 6, p. 35)
"[...] El hecho de que los animales posean a priori el conocimiento de
la relación de causa a efecto, como forma general de entendimiento, es
indudable, por ser para ellos, como para nosotros, la condición previa
de todo conocimiento intuitivo del mundo exterior. [...] Con todo, en la apreciación
del entendimiento de los animales, debemos evitar el atribuirle aquello que
es manifestación del instinto. [...]" (§ 6, p. 35)
"Hemos visto que la falta de entendimiento se llama imbecilidad; veremos
luego que la falta de razón en su aplicación práctica es
la necedad; y la falta de juicio la simpleza o bobería; por último,
la ausencia parcial o total de la memoria es la locura. [...]" (§
6, p. 35)
"Lo que la razón reconoce exactamente se llama verdad; es un juicio
abstracto con razón suficiente [...]; lo que el entendimiento reconoce
correctamente se llama realidad, o sea, el justo paso del efecto producido sobre
el objeto inmediato a la causa. Lo opuesto a la verdad es el error, que es una
decepción de la razón, y lo opuesto a la realidad la ilusión,
que es una decepción del entendimiento. [...]" (§ 6, p. 35)
"[...] Todo lo que puede la razón es saber; el percibir intuitivamente
pertenece sólo al entendimiento y está fuera de la influencia
de la razón." (§ 6, p. 36)
"[...] el tiempo, el espacio y la causalidad [...] pertenecen únicamente
al objeto, [y] pueden ser conocidas a priori, [...]. (§ 7, p. 37)
"[...] La intuición no da la opinión, da la cosa misma. [...]"
(§ 8, p. 45)
"El lenguaje es la primera producción y el instrumento indispensable
de la razón; por este motivo se designa en griego y en italiano con el
mismo nombre [...]." (§ 8, p. 47)
"Así como el entendimiento no tiene más que una función:
conocer directamente la relación de causa a efecto, [...] de igual manera
la razón no tiene tampoco más que una función: crear conceptos,
[...]." (§ 8, p. 48)
"[...] la lógica no tiene más que un interés teórico,
sin utilidad práctica para la filosofía. [...]" (§ 9,
p. 53)
"La razón es de naturaleza femenina: no puede producir sino después
de haber concebido. En sí misma no contiene nada, a no ser los procedimientos
del raciocinio, sin sustancia alguna. No hay otro conocimiento de razón
pura que los cuatro principios a los cuales he reconocido una verdad metalógica,
a saber: el principio de identidad, el de contradicción, el de tertium
non datur [tercero excluido] y el de causa suficiente de conocimiento, [...]."
(§ 10, p. 60)
"[...] Saber es, pues, conocer abstractamente, poseer fijamente en conceptos
de razón lo que de una manera general se conocía ya por otro camino."
(§ 10, p. 61)
"[...] la razón no nos da a conocer jamás sino lo que recibe
de otra parte, no amplía, en verdad, el campo de nuestros conocimientos
y solamente les da otra forma. [...]" (§ 12, p. 63)
"[...] El cálculo diferencial no aumenta la suma de nuestros conocimientos
relativos a las curvas; no contiene nada más que lo que ya contenía
la pura y simple intuición, pero modifica la naturaleza del conocimiento;
de intuitivo lo convierte en abstracto, haciéndole producir de este modo
las consecuencias más fecundas en aplicaciones." (§ 12, p.
63)
"Cuando se quiere tener un conocimiento abstracto de las relaciones del
espacio, es preciso que previamente sean reducidas a relaciones de tiempo, es
decir, a números. [...] Lo que hace a las matemáticas tan difíciles,
es precisamente esa necesidad de traducir el espacio con sus tres dimensiones
en noción de tiempo, que no tiene más que una, siempre que se
quiere adquirir un conocimiento abstracto (es decir, saber, y no percibir intuitivamente).
[...]" (§ 12, p. 64)
"[...] la intuición percibe de un solo golpe, [...]." (§
12, p. 64)
"Observemos de pasada que hay espíritus que sólo encuentran
plena satisfacción en lo que conocen intuitivamente. [... Otros,] por
el contrario, no piden más que nociones abstractas, que son las únicas
que pueden emplearse y transmitirse; [...]." (§ 12, p. 65)
"[...] saber o conocimiento abstracto [...]." (§ 12, p. 65)
"[en los actos] mediante los cuales ejecuta un hombre alguna cosa por sí
solo y con un trabajo sin interrupciones, el saber, el empleo de la razón
o la reflexión le sería perjudicial las más de las veces,
como, por ejemplo, en el juego de billar, en la esgrima, al afinar un piano,
en el canto, etc.; en todas estas circunstancias, el conocimiento intuitivo
debe guiar directamente a la actividad; [...]." (§ 12, p. 65)
"[...] el verdadero arte procede siempre de la intuición y nunca
de los conceptos. [...]" (§ 12, pp. 66-67)
"[...] la conducta como la palabra viene del sentimiento, lo que equivale
a decir que no procede de conceptos, [...]. Con todo, no trato de negar que
el uso de la razón sea útil para la virtud; quiero decir tan sólo
que no es la fuente de ésta. [...]" (§ 12, p. 67)
"[...] el saber abstracto [...] es el reflejo de la representación
intuitiva y está fundado en ella, [...]." (§ 13, p. 68)
"[...] La risa proviene siempre y depende tan sólo de que observemos
súbitamente la disparidad entre un concepto y el objeto real que relacionamos
con él en nuestro pensamiento, [...]." (§ 13, p. 68)
"[...] lo risible es una idea ingeniosa o una acción extravagante,
según que se pase de la discordancia de los objetos a la unidad del concepto,
o viceversa. [...]" (§ 13, p. 69)
"[...] salvo los principios de la lógica pura, el saber, en general,
no tiene su fuente en la razón misma, sino que, tomado de otra parte
bajo la forma de conocimiento intuitivo, es depositado en la facultad de reflexión,
donde toma la forma, completamente diversa, de conocimiento abstracto. [...]"
(§ 14, p. 71)
"[...] lo que hay de general en [la historia] consiste en el estudio de
períodos principales, de los que no pueden deducirse los hechos particulares.
Éstos no están subordinados más que en lo tocante a su
sucesión, pero en cuanto a su contenido están coordenados; de
ahí resulta que, rigurosamente hablando, la historia no es una ciencia,
sino un saber." (§ 14, p. 72)
"[...] la cualidad científica no radica en la certeza, sino en el
método sistemático del conocimiento, que desciende gradualmente
de lo general a lo particular." (§ 14, p. 72)
"[...] La intuición, ya sea puramente a priori, como la que forma
la base de las matemáticas, ya empíricamente a posteriori, como
la de las demás ciencias, es la fuente de toda verdad y la base de toda
ciencia. (Hay que exceptuar a la lógica, que se funda en el conocimiento
no intuitivo, pero sin embargo, inmediato, que la razón adquiere de sus
propias leyes.) [...]" (§ 14, p. 73)
"[...] No hay ciencia alguna que sea absolutamente demostrable, como edificio
alguno puede estar construido en el aire; todas sus pruebas deben conducirnos
a algo intuitivo, que no es posible probar. El mundo total de la reflexión
tiene su base y sus raíces en el mundo de la intuición. [...]"
(§ 14, p. 74)
"[...] nuestra intuición pura del tiempo y del espacio nos da a
conocer la posibilidad del movimiento; el entendimiento nos hace conocer, por
la ley de causalidad, la posibilidad del cambio en las formas y cualidades,
[...]." (§ 14, p. 75)
"[...] Los eleáticos fueron los primeros que conocieron la diferencia
y hasta el antagonismo (a veces) que media entre el objeto percibido (fenómeno),
y el objeto pensado, (nóumeno) [...]." (§ 15, p. 78)
"Para corregir el método en las matemáticas es necesario
ante todo rechazar ese prejuicio de que la verdad demostrada aventaja en algo
a la verdad adquirida intuitivamente, [...]." (§ 15, p. 81)
"[...] todo error es una conclusión de la causa por el efecto; [...]."
(§ 15, p. 85)
"La filosofía tiene de peculiar y propio el que no admite nada como
conocido de antemano; todo le es igualmente desconocido, todo es problema para
ella [...]." (§ 15, p. 88)
"[...] la falta de razón reduce a los animales a no tener más
que percepciones intuitivas, actualmente presentes en el tiempo, es decir, a
no conocer más que los objetos reales. Nosotros, por el contrario, en
virtud del conocimiento abstracto, además de la estrecha actualidad real,
abarcamos el conjunto de lo pasado y de lo por venir, y el inmenso campo de
la posibilidad, [...]." (§ 15, p. 90)
LIBRO SEGUNDO: El mundo como voluntad
Primera consideración: La objetivación de la voluntad
"Esta sola palabra [voluntad] le da la clave [al sujeto] para conocerse
a sí mismo como fenómeno; es lo que le revela su significación
y le descubre el mecanismo íntimo de su ser, de sus acciones, de sus
movimientos. [...]." (§ 18, p. 101)
"[...] Todo acto real de [la] voluntad es al mismo tiempo e infaliblemente
un movimiento [del] cuerpo; [...]. El acto de volición y la acción
del cuerpo no son dos estados diferentes, conocidos objetivamente y enlazados
por el principio de causalidad; no están entre sí en la relación
de causa a efecto; son una misma cosa, [...]." (§ 18, p. 101)
"La acción del cuerpo no es más que el acto de la voluntad
objetivado, es decir, el acto en forma perceptible para la intuición.
[...]" (§ 18, p. 101)
"Puede decirse en cierto sentido que la voluntad es el conocimiento a priori
del cuerpo, y el cuerpo el conocimiento a posteriori de la voluntad. [...]"
(§ 18, p. 102)
"[...] Todo acto verdadero, efectivo, inmediato de la voluntad, es manifestado
al mismo tiempo e inmediatamente por una acción del cuerpo, y de igual
manera todo lo que impresiona al cuerpo impresiona al mismo tiempo y directamente
a la voluntad; a este título la impresión se llama dolor cuando
es opuesta a la voluntad, y bienestar o placer cuando es conforme con ella."
(§ 18, p. 102)
"[...] Fuera de la voluntad y de la representación, no conocemos
nada, ni podemos conocer nada." (§ 19, p. 106)
"[...] la voluntad, que no se halla fundada sobre razón alguna,
[...]." (§ 20, p. 107)
"[...] Las partes del cuerpo [biológico] deben corresponder exactamente,
por lo tanto, a las principales tendencias por las cuales se manifiesta la voluntad
y deben ser su expresión visible: los dientes, el esófago y el
canal intestinal son hambre objetivada; [...]." (§ 20, p. 109)
"Y no sólo en los fenómenos, semejantes en todo al suyo,
de los demás hombres y animales, descubrirá esa misma voluntad;
[...]. La verá en la fuerza que hace crecer y vegetar a la planta, y
cristalizarse al mineral, que dirige hacia el Norte a la aguja imantada; [...]."
(§ 21, p. 109)
"[...] Fenómeno significa representación, y nada más;
toda representación, todo objeto, es fenómeno. La cosa en sí
es la voluntad únicamente; a este título no es en manera alguna
representación, y se diferencia de la toto genere. La representación,
el objeto, es el fenómeno, la visibilidad, la objetivación de
la voluntad. [...]" (§ 21, p. 110)
"[...] Hasta el presente se reducía el concepto de voluntad al de
fuerza; yo, por el contrario, incluyo el concepto de fuerza en el de voluntad.
[...]" (§ 22, p. 111)
"[...] el concepto de voluntad es el único, entre todos los posibles,
que no tiene origen en el fenómeno, en la pura representación
intuitiva, sino en nosotros mismos, [...]." (§ 22, p. 111)
"[La voluntad] no tiene razón alguna, [...] está emancipada
de toda pluralidad, [...]." (§ 23, p. 112)
"[La voluntad] se olvida que el individuo, la persona, no es voluntad como
cosa en sí, sino fenómeno de la voluntad, y que como tal está
ya determinado y sometido a la forma del fenómeno, que es el principio
de razón. [...]" (§ 23, p. 112)
"[...] la manifestación de la voluntad (aunque ésta en sí
no tenga causa) se halla sometida, como fenómeno, a la ley de necesidad,
al principio de razón. [...]" (§ 23, p. 113)
"[...] el instinto y la industria de los animales nos prueba que la voluntad
sabe obrar aun allí mismo donde no está dirigida por el conocimiento.
[...] En el hombre esta misma voluntad trabaja también ciegamente en
todas las funciones del cuerpo que no están gobernadas por la conciencia,
[...]." (§ 23, p. 113)
"Llamo causa, en la acepción más restringida de la palabra,
a aquel estado de la materia que después de haber producido necesariamente
otro estado, experimenta un cambio igual al que acaba de determinar, esto es
lo que expresa la regla: "la acción y la reacción son iguales
entre sí". [...]" (§ 23, p. 114)
"[...] llamo excitación a una causa tal que la reacción que
ella misma experimenta no es proporcional a su acción, [...]." (§
23, p. 114)
"[...] la voluntad como cosa en sí y su fenómeno; o, en otros
términos, entre el mundo como voluntad y el mundo como representación;
[...]." (§ 23, p. 117)
"Sabemos, gracias al gran filósofo Kant, que el tiempo y el espacio
y la causalidad [...] se les puede conocer partiendo del sujeto, como partiendo
del objeto, [...]." (§ 24, p. 117)
"Sea lo que sea la cosa en sí, Kant dedujo con exactitud que no
tenía por condiciones el tiempo, el espacio, ni la causalidad [...]."
(§ 24, p. 118)
"[...] lo que en la representación no está determinado por
el tiempo, el espacio y la causalidad, lo que no puede reducirse a estas formas
ni ser explicado por ellas, es precisamente lo que se manifiesta a nosotros,
de una manera directa, como la esencia de lo representado, es decir, como la
cosa en sí. [...]" (§ 24, p. 118)
"[...] Así pues, la única cosa de que podemos adquirir un
conocimiento sin reservas, de una claridad perfecta y que no deje residuo alguno
inexplicado es únicamente aquello que depende sólo de la facultad
de intuición. [...]" (§ 24, p. 118)
"En su origen, la forma le es ajena, y la cosa en sí jamás
puede identificarse completamente con ella; no puede ser reducida nunca a la
forma pura, y como esta forma es el principio e razón, la cosa en sí
no podrá ser explicada por tal principio en la ciencia pura. [...]"
(§ 24, p. 119)
"[...] queda siempre algo a que no llega explicación alguna y que
la misma explicación tiene que admitir como supuesto; este algo son las
fuerzas naturales, el modo d e acción de los objetos, el carácter
de todo fenómeno lo que no tiene causa, lo que no depende de la forma
del fenómeno, del principio de razón, que lo ignora, [...]."
(§ 24, p. 119)
"[...] el materialismo, ese sistema brutal, restaurado de nuevo a mediados
del siglo XIX y que creyéndose original por ignorancia, quiere negar
estúpidamente la fuerza vital y explicar los fenómenos de la vida
por fuerzas químicas y físicas, [...]. Si la cosa fuera realmente
factible, entonces todo estaría explicado y conocido; [...]." (§
24, pp. 120-121)
"[...] En todo objeto de la naturaleza hay algo cuya razón no puede
darse, algo cuya explicación y causa se busca en vano; este algo es precisamente
el modo específico de acción, es decir, la existencia del objeto,
su esencia." (§ 24, p. 121)
"[...] Lo que para el hombre es el carácter, que permanece inexplicable,
aunque es la condición que explica todos los actos individuales procedentes
de motivos, lo es para un cuerpo inorgánico su cualidad esencial, su
modo de acción, cuyas manifestaciones son provocadas desde fuera, pero
que en sí mismo no está determinado por cosa alguna exterior y
permanece inexplicable. sus fenómenos aislados, por los cuales se hace
perceptible, están sometidos al principio de razón, pero él
no lo está. [...]" (§ 24, p. 122)
"Dice Spinoza (Epist. 62) que si la piedra estuviera dotada de conciencia,
cuando un choque la hace volar a través del espacio, creería volar
por su propia voluntad. Por mi parte, añado que la piedra tendría
razón. El choque es respecto de ella lo que el motivo para nosotros,
y lo que en la piedra se manifiesta como cohesión, como pesantez, como
perseverancia en el movimiento adquirido es idéntico en su esencia a
lo que yo reconozco en mí como voluntad y a lo que ella reconocería
también como voluntad, si adquiriese la facultad de conocimiento. [...]"
(§ 24, p. 123)
"[...] Ángel Silesio [dijo]: "Sé que sin mí Dios
no puede vivir un solo instante; Si soy aniquilado, se extingue necesariamente.""
(§ 25, p. 125)
"[...] entiendo por Idea todo grado determinado y constante de objetivación
de la voluntad, [...].Estos grados son, en relación a los objetos, considerados
aisladamente, como formas eternas o tipos. [...]" (§ 25, p. 126)
"Las fuerzas más generales de la Naturaleza son las que hallamos
en el grado más inferior de objetivación de la voluntad. [...]"
(§ 26, p. 126)
"[...] (las fuerzas) no pueden ser denominadas efectos ni causas, pues
son las condiciones preexistentes [...]. Preguntar la causa de la gravedad o
de la electricidad es plantear una cuestión que carece de sentido [...]."
(§ 26, p. 127)
"[...] la fuerza es ajena al tiempo. [...]" (§ 26, p. 127)
"En el grado más alto de objetivación de la voluntad, la
individualidad se acentúa enérgicamente, [...]" (§ 26,
p. 127)
"Todos los fenómenos inorgánicos son manifestaciones de fuerzas
generales de la Naturaleza, es decir, de esos grados de objetivación
de la voluntad que no se manifiestan del todo (como sucede en el mundo orgánico),
[...]." (§ 26, p. 128)
"Toda fuerza, primitiva y general de la Naturaleza, no es, pues, en esencia,
más que una objetivación de la voluntad, [...]." (§
26, p. 130)
"El tiempo es la mera posibilidad de determinaciones opuestas para la misma
materia, y el espacio es la mera posibilidad de permanencia para la misma materia
bajo determinaciones opuestas. Por esto hemos afirmado en el libro anterior
que la materia es combinación del tiempo y del espacio; esta reunión
se manifiesta bajo la forma de vanación de los accidentes en la permanencia
de la sustancia, lo que sólo es posible por la causalidad o el devenir.
[...]" (§ 26, pp. 130-131)
"[...] La fuerza misma es fenómeno de la voluntad, y como tal no
está sometida al principio de razón; no tiene causa. Se halla
situada fuera del tiempo, [...]. El tiempo no existe más que para su
fenómeno, para ella carece de sentido: las fuerzas químicas duermen
millares de años en el seno de una materia, hasta que su contacto con
los reactivos correspondientes viene a ponerlas en libertad. Entonces aparecen,
pero el tiempo no llega más que para su manifestación y no para
ellas mismas. Durante miles de años el galvanismo dormirá en el
cobre y en el cinc, [...]. Hasta en el mismo reino orgánico vemos a una
semilla seca conservar durante 3.000 años la fuerza que radica en ella,
[...]." (§ 26, p. 132)
"El 16 de setiembre de 1840, en el Instituto literario y científico
de London City, con ocasión de una conferencia sobre las antigüedades
egipcias, M. Pettigren mostró granos de trigo que sir G. Wilkinson había
encontrado en Tebas en una tumba, en la cual debieron de permanecer por espacio
de treinta siglos. Estaban contenidos en un vaso herméticamente cerrado.
Sembró doce y obtuvo una planta que llegó a la altura de cinco
pies, y cuya semilla se hallaba en aquel momento perfectamente madura. (The
Times del 21 de setiembre de 1840.) Asimismo, Mr. Haulton presentó a
la Sociedad médico-botánica de Londres, en 1830, una raíz
bulbosa, encontrada en la mano de una momia egipcia (probablemente era alguna
ofrenda), y que debía por consiguiente tener por lo menos 2.000 años.
La plantó en un tiesto, arraigó y se veía ya entonces el
tallo verde. [...] Hasta se han encontrado sapos vivos aprisionados en piedras
calcáreas; lo cual permite suponer que también la vida animal
es susceptible de una suspensión semejante por espacio de siglos, cuando
ha comenzado por la hibernación y ha sido conservada por circunstancias
particulares." (§ 26, Nota al pie de página, p. 132)
"[...] La aparición, la visibilidad [de la objetivación biológica]
en un lugar y en un momento determinado es lo único que produce la causa
y lo único que depende de ella; el conjunto del fenómeno, su naturaleza
íntima, es independiente; es la voluntad misma, a la cual no es aplicable
el principio de razón, y que por tanto no tiene causa. [...]" (§
26, p. 133)
"[...] Los motivos no determinan el carácter del hombre, sino sus
manifestaciones, es decir, los actos, [...]." (§ 26, p. 134)
"[...] el carácter humano se mostrará siempre, en todas las
circunstancias, semejante a sí mismo; sólo los fenómenos
serán tales como las circunstancias los hayan hecho." (§ 26,
p. 134)
"[Se debe] distinguir cuidadosamente si una diferencia en el fenómeno
resulta de una diferencia en la fuerza, o solamente de una modificación
de las circunstancias en las cuales se manifiesta esta última. [...]"
(§ 27, p. 135)
"Cuando la filosofía estudia el mundo, haciendo abstracción
de la voluntad, afirma que no es más que representación del sujeto.
[...]" (§ 27, p. 136)
"[...] la fuerza vital emplea y utiliza indudablemente las fuerzas de la
Naturaleza inorgánica, pero no se compone de ellas, [...]." (§
27, p. 137)
"[...] La forma substancialis de Aristóteles designa exactamente
lo que yo llamo el grado de objetivación de la voluntad de una cosa."
(§ 27, p. 138)
"[...] todas las cosas de este mundo son la objetivación de una
misma voluntad, y son por consiguiente idénticas en su esencia íntima,
[...]." (§ 27, p. 138)
"[...] Ideas u objetivaciones de la voluntad [...]." (§ 27, p.
140)
"[...] en el organismo se encuentran ciertamente muchas de las acciones
físicas y químicas, pero que no se le puede explicar por ellas,
puesto que no es un fenómeno producido por el trabajo combinado de esas
fuerzas, y que aparezca accidentalmente, [...]." (§ 27, p. 140)
"[...] el peso de la vida física, la necesidad del sueño
y al cabo la de la muerte, pues esas fuerzas naturales subyugadas, favorecidas
finalmente por las circunstancias, arrancan al organismo, gastado por sus perpetuas
victorias, la materia que él les quitó, y llegan a manifestar,
sin obstáculos, su propia naturaleza." (§ 27, p. 141)
"[...] la Idea más elevada, o la objetivación superior de
la voluntad, no puede manifestarse sino echando a tierra las Ideas inferiores,
se resiente sin embargo de la resistencia de estas últimas, que, aunque
reducidas a servidumbre, aspiran de continuo a poder manifestar libremente y
por completo su propia esencia. [...] Puede decirse que cada organismo no representa
la Idea cuya imagen es, sino después de deducida aquella porción
de su actividad que tiene que emplear en someter a las Ideas inferiores que
le disputan la materia. [...]" (§ 27, pp. 140-141)
"He aquí cómo en la Naturaleza hallamos por todas partes
conflictos, combates y alternativas de victoria. Esto nos ayudará más
adelante a comprender con claridad el discernimiento esencial de la voluntad
consigo misma. Cada grado de objetivación de la voluntad disputa a otro
la materia, el espacio y el tiempo. La materia permanente debe cambiar perpetuamente
de forma, porque los fenómenos mecánicos, físicos, químicos
y orgánicos dirigidos por la causalidad e impacientes por manifestarse,
se la disputan ávidamente, queriendo cada uno de ellos expresar su Idea.
La existencia de esta lucha puede observarse en toda la Naturaleza, que, a su
vez, sólo por semejante lucha existe. [...]" (§ 27, p. 141)
"[...] cada animal debe ceder la materia en la cual se presentaba su Idea
para que otra pueda manifestarse, pues una criatura viviente no puede conservar
su vida más que a expensas de otra, de tal modo que la voluntad de vivir
se nutre constantemente de su propia substancia, [...]." (§ 27, p.
141)
"El mismo fenómeno se presenta en el reino inorgánico, cuando
los cristales nacientes tropiezan, se cruzan y se estorban mutuamente, hasta
el punto de no poder mostrar la forma pura de su cristalización; casi
todas las incrustaciones son la imagen de esa lucha de voluntad, en un grado
tan bajo de objetivación. Otros ejemplos de esto son el imán cuando
impone sus propiedades magnéticas al hierro, a fin de manifestar en él
su Idea, o el galvanismo cuando triunfa de las afinidades químicas, [...]."
(§ 27, p. 142)
"[...] el espacio finito y el tiempo infinito deben constituir las formas
más generales del fenómeno total de la voluntad, [...]."
(§ 27, p. 143)
"[...] si, con el pensamiento, nos remontamos [...] hasta aquel punto en
que no existían aún diferencia química alguna, no quedará
más que la materia pura, más que el mundo aglomerado en forma
de esfera, cuya existencia, o sea la objetivación de la voluntad, consiste
en el conflicto entre la atracción y la repulsión; la primera,
bajo la forma de gravedad, tendiendo en todas partes hacia el centro; la segunda,
bajo la forma de impenetrabilidad, resistiendo a la otra por la rigidez o la
elasticidad. [...]" (§ 27, p. 143)
"El conocimiento en general, racional o puramente intuitivo, tiene, pues,
su fuente en la voluntad, pertenece esencialmente a los grados superiores de
su objetivación, como una simple , como un medio de conservación
del individuo y de la especie, de manera que cualquier órgano del cuerpo.
[...]" (§ 27, p. 146)
"[...] la voluntad tiene que alimentarse de su propia sustancia, puesto
que fuera de ella no existe nada y es una voluntad hambrienta. De ahí
esa persecución del objetivo, esa angustia y ese dolor universales."
(§ 28, p. 147)
"Esta adaptación al fin es de dos géneros: en parte es interior,
es decir, consiste en una disposición tan armónica de todos los
elementos componentes de un organismo único, que resulten de ella la
conservación del organismo y la de su especie, presentándose a
nosotros como el fin de aquella disposición. Por otra parte, la finalidad
es exterior, es decir, consiste en una relación entre la Naturaleza inorgánica
y la Naturaleza orgánica en general, [...]." (§ 28, p. 148)
"Un acto o Idea, en los grados más bajos de la objetivación
de la voluntad, conserva su unidad hasta en el fenómeno, mientras que,
en los grados superiores, necesita, para manifestarse, de toda una serie de
estados que se desenvuelven sucesivamente, los cuales, considerados en conjunto,
son la expresión de su esencia." (§ 28, p. 148)
"[...] El animal es tan superior al hombre en candidez, como la planta
lo es al animal." (§ 28, p. 149)
"[...] los órganos genitales, que en el animal ocupan la parte más
oculta, [...]." (§ 28, pp. 149-150)
"[...] la teoría de Kant de que la finalidad del mundo orgánico,
así como la regularidad del reino inorgánico, son introducidas
en la Naturaleza por nuestro entendimiento, y pertenecen en consecuencia, al
fenómeno y no a la cosa en sí. [...]" (§ 28, p. 151)
"Hemos expuesto aquí la finalidad interior. Por lo que toca a la
finalidad exterior, que no resulta de la economía interna de los organismos,
sino del apoyo y auxilio exteriores que encuentran en la Naturaleza inorgánica,
o que se presentan entre sí, tiene también su explicación
general en las mismas razones, puesto que el conjunto del mundo, con todos sus
fenómenos, es la objetivación de una misma voluntad; puesto que
es también una Idea, que guarda con las demás la relación
que existe entre la armonía y las voces aisladas. [...]" (§
28, p. 151)
"[...] no sólo cada especie se ha acomodado a los medios preexistentes,
sino que estos medios preexistentes se acomodaron también a los seres
futuros; pues debemos recordar que una misma voluntad es la que se ha objetivado
en todos, y esta voluntad ignora el tiempo, [...]." (§ 28, p. 152)
"[...] Todas las partes de la Naturaleza están encaminadas unas
hacia otras, porque una misma voluntad es la que aparece en todas, [...]."
(§ 28, p. 153)
"Hoy que las especies no tienen ya que nacer, sino que conservarse, vemos
todavía aquí y allá ejemplos de esa previsión de
la Naturaleza [...]." (§ 28, p. 153)
"[La] lucha general en la Naturaleza y que pertenece a la esencia de la
voluntad. Aquella armonía no se extiende más que a lo indispensable
para la existencia duradera del mundo y de sus criaturas, que sin ella habrían
perecido hace mucho tiempo. Por esto se limita a asegurar la conservación
de la especie y de las condiciones generales de existencia y no al de sus individuos.
[...]" (§ 28, p. 154)
"[...] Cada voluntad es voluntad de alguna cosa; tiene un objeto, un fin
de su querer. ¿qué quiere, pues, en último término,
o a qué aspira esa voluntad que se nos presenta como la esencia en sí
del mundo? Esta pregunta procede, como tantas otras, de que se confunde la cosa
en sí con el fenómeno. A éste y no aquélla se refiere
únicamente el principio de razón, uno de cuyos modos es la ley
de motivación. Sólo se puede dar la razón de los fenómenos,
como tales, de las cosas consideradas aisladamente, pero no de la Voluntad,
ni de la Idea, que es su objetivación adecuada. [...]" (§ 28,
p. 155)
"Todo hombre tiene constantemente un fin y motivos, con arreglo a los cuales
regula su conducta, y sabe darse cuenta de sus acciones en cualquier momento;
pero si se le preguntase por qué quiere en general, o por qué
quiere existir, no encontraría respuesta, y hasta le parecería
absurda la pregunta. [...]" (§ 28, p. 155)
"La carencia de fin la falta de todo límite, es lo esencialmente
propio de la voluntad en sí, que es una aspiración sin término.
[...]" (§ 28, p. 156)
"El esfuerzo de la materia puede ser siempre contrarrestado, pero nunca
se ve cumplido y satisfecho. Lo mismo pasa absolutamente con las aspiraciones,
en los fenómenos de la voluntad. Todo fin alcanzado es el punto de partida
para un nuevo esfuerza, y así se continúa indefinidamente. [...]
Lo mismo ocurre en la vida de los animales; su punto culminante es la procreación;
conseguido este fin, la vida del individuo declina más o menos rápidamente,
mientras que un nuevo individuo garantiza a la Naturaleza la conservación
de la especie y repite el mismo fenómeno. [...]" (§ 28, p.
156)
"[...] La consecuencia de todo lo dicho es que la voluntad sabe siempre,
cuando el conocimiento la ilumina, lo que quiere en tal momento y en tal lugar,
pero jamás sabe lo que quiere en general. [...]" (§ 28, p.
156)
VOLUMEN II
LIBRO TERCERO: El mundo como representación
Segunda consideración: La representación independiente del principio de razón: La Idea platónica: el objeto del Arte
"[...] La Idea no está sometida a este principio, así que
no conoce ni la pluralidad ni el cambio. Los individuos en los cuales se manifiesta
son innumerables, nacen y perecen continuamente, mas ella permanece siempre
la misma, invariable, y el principio de razón no tiene sentido respecto
de ella. [...]" (§ 30, p. 10)
"[...] la Idea de Platón, que a sus ojos es lo único "
", y la cosa en sí de Kant, si bien no son idénticas, están
muy estrechamente enlazadas y no se diferencian más que en un solo aspecto.
[...]" (§ 31, p. 10)
"Lo que dice Kant es, en sustancia, lo siguiente: "El tiempo, el espacio
y la causalidad no son propiedades de la cosa en sí, ni pertenecen más
que a su fenómeno, puesto que son meramente las formas de nuestro conocimiento.
Y como toda pluralidad, todo principio y todo fin sólo son posibles en
virtud del tiempo, del espacio y de la causalidad, síguese que pertenecen
igualmente al fenómeno y no a la cosa en sí. Pero estando nuestro
conocimiento condicionado por estas formas, el conjunto de la experiencia no
puede ser más que el conocimiento de los fenómenos y no el de
la cosa en sí, a la cual no pueden aplicarse las leyes experimentales.
Todo esto reza también con nuestro propio yo, pues le conocemos en cuanto
fenómeno y no en lo que es en sí." [...]" (§ 31,
pp. 10-11)
"Platón, por su parte, dice: "Las cosas de este mundo que perciben
nuestros sentidos no tienen existencia real; devienen siempre y no son nunca;
su existencia es sólo relativa; no existen más que en su relación
mutua y para ella; su existencia podría llamarse lo mismo no existencia.
De ahí se infiere que no pueden ser objeto de un conocimiento propiamente
dicho ( ); pues no podemos conocer realmente más que aquello que existe
en sí, por sí y siempre de la misma manera, y las cosas no son
más que la consecuencia de una suposición que nos sugieren las
sensaciones ( ). Mientras no poseemos más que la percepción de
las cosas parecemos a hombres que se hallan en una caverna oscura, atados de
manera que no pueden volver la cabeza, ni ver, sobre la pared que está
enfrente de ellos y a la luz de una hoguera que arde a su espalda, más
que las sombras de las cosas reales que se agitan en el espacio comprendidos
entre ellos y el fuego; de suerte que no ven ni a sus compañeros ni a
su mismo cuerpo más que como siluetas proyectadas sobre el muro. Todo
el conjunto de su conocimiento se limita a poder percibir, en virtud de la experiencia
adquirida, el orden por el cual se suceden las sombras. [...]" (§
31, p. 11)
"[...] Supongamos que está delante de nosotros un animal en plena
actividad vital. Platón dirá: "Este animal no existe realmente;
no tiene más que una existencia aparente, un perpetuo devenir, una existencia
relativa que lo mismo puede llamarse no existencia que existencia. Lo único
existente es la Idea que se dibujas en ese animal, el animal en sí y
por sí ( ) que no depende de nada, que existe en sí ( ), que no
deviene, ni acaba, sino que siempre es lo mismo ( ). En cuanto reconocemos en
ese animal su Idea, es indiferente y carece de significación que le tengamos
a él delante o tengamos a uno de sus antepasados que vivía hace
mil años; que se encuentre en este lugar o en un país remoto,
que se presente de ésta o de la otra manera, en tal postura, en tal condición
de actividad, y, en fin, que sea ese mismo individuo u otro cualquiera de su
especie; todo esto es indiferente y no afecta más que al fenómeno.
Sólo la Idea del animal tiene existencia real, y sólo ella puede
formar el objeto de un verdadero conocimiento". Esto por lo que toca a
Platón. Kant diría, sobre poco más o menos lo siguiente:
"Este animal es un fenómeno en el tiempo, en el espacio y en la
causalidad, que son las condiciones a priori y existentes exclusivamente en
nuestro conocimiento por las cuales se hace posible la experiencia, y no propiedades
de la cosa en sí. Así pues, este animal, tal como le percibimos
ahora en el lugar que ocupa, como individuo que forma parte de la serie de la
experiencia, es decir, de la cadena de las causas y de los efectos, y, por consiguiente,
como cosa que necesariamente debe acabar, no es una cosa en sí, sino
meramente un fenómeno que no tiene realidad más que en la relación
con nuestro conocimiento. Para que podamos conocerle tal como es en sí,
es decir, independientemente de las propiedades que existen en el tiempo, el
espacio y la causalidad, necesitaríamos poseer una facultad de conocimiento
distinta de aquella que se ejercita por medio de los sentidos y del entendimiento,
la cual es la única que tenemos a nuestra disposición." Para
aproximar más todavía la exposición de Kant a la de Platón,
se podría decir lo siguiente: el tiempo, el espacio y la causalidad constituyen
esa disposición especial de nuestra inteligencia, [...]." (§
31, p. 12)
"[...] Platón con Leibniz, a quien jamás inspiró el
pensamiento del primero, [...]." (§ 31, p. 13)
"[...] El tiempo no es más que la apercepción, dividida y
diseminada, que el individuo tiene de las Ideas, las cuales están fuera
del tiempo, son eternas. [...]" (§ 32, p. 15)
"Puesto que como individuos no tenemos otro conocimiento que el sometido
al principio de razón, y puesto que esta forma excluye el conocimiento
de las Ideas, resulta de ahí que, si existe para nosotros la posibilidad
de elevarnos del conocimiento de las cosas particulares, al de las Ideas, sólo
podrá ser esto si se opera en el sujeto una modificación correspondiente
y análoga a la que se ha producido en la naturaleza del objeto; una modificación
en virtud de la cual el sujeto, cuando conozca una Idea, deje de ser individuo."
(§ 33, p. 15)
"Como el principio de razón es lo que crea estas relaciones de los
objetos con el cuerpo y, por medio de él, con la voluntad, resulta que
el conocimiento, siervo de ésta, no trata de buscar en los objetos más
que esas mismas relaciones establecidas por el principio de razón, o
sea las de espacio, tiempo y causalidad. [...]" (§ 33, p. 15)
"[...] Lo que distingue a las ciencias del conocimiento vulgar es la forma,
la disposición sistemática, la manera de facilitar y de completar
el conocimiento, incluyendo lo particular en lo general por medio de la subordinación
de las nociones. [...]" (§ 33, p. 16)
"[...] la existencia en el tiempo es también una no-existencia,
puesto que el tiempo no es más que aquello que permite al mismo objeto
poseer cualidades opuestas. Por esto, todo fenómeno en el tiempo acaba
por dejar de ser, pues lo que separa su comienzo de su fin es precisamente el
tiempo, [...]." (§ 33, p. 16)
"Por regla general, el conocimiento está siempre ocupado en servir
a la voluntad, ha nacido para este servicio y en cierta manera ha salido de
la voluntad como la cabeza del tronco. En los animales esta servidumbre no puede
ser suprimida nunca. En el hombre puede quedar suspendida por excepción,
como veremos más detalladamente en lo que sigue. Esta diferencia entre
el animal y el hombre se manifiesta al exterior en la diferencia de relación
entre la cabeza y el tronco en uno y otro. En los animales inferiores ambas
partes están soldadas muy de cerca; en todos, la cabeza se dirige hacia
la tierra, donde se hallan los objetos de la voluntad; hasta en los mismos animales
superiores, la cabeza y el tronco son mucho más solidarios entre sí
que en el hombre, cuya cabeza está colocada libremente sobre el cuerpo
y no se halla subordinada al tronco, sino que éste la lleva. [...]"
(§ 33, p. 16)
"El puro sujeto conociente y su término correlativo, la Idea, están
emancipados de todas las formas del principio de razón. Para ellos no
tienen significación alguna el tiempo, el lugar, el individuo que conoce
ni el objeto individual conocido. [...]" (§ 34, p. 18)
"[...] La Idea encierra en sí, por el mismo título, el sujeto
y el objeto, que constituyen su forma única; [...]." (§ 34,
p. 18)
"Así como sin un objeto, sin una representación, no soy sujeto
conociente, sino simple voluntad ciega; sin mí, sujeto conociente, la
cosa conocida no es objeto, sino pura voluntad, mero impulso ciego. [...]"
(§ 34, pp. 18-19)
"El que se ha engolfado y se ha absorbido así en la contemplación
de la Naturaleza, hasta el punto de no ser ya más que puro sujeto conociente,
sentirá por esto de un modo inmediato que es la condición, el
sostén del mundo y de toda existencia objetiva, puesto que ésta
depende de la existencia del sujeto. [...]" (§ 34, p. 19)
"[...] El arte concibe y reproduce por medio de la contemplación
pura las Ideas eternas, lo que hay de esencial en todos los fenómenos
de este mundo; [...]." (§ 36, p. 22)
"Podemos, pues, definir el arte, diciendo que es la contemplación
de las cosas independientemente del principio de razón, en oposición
a aquella otra contemplación que se halla sometida a dicho principio
y que es la de la experiencia y la de las ciencias. [...]" (§ 36,
p. 22)
"[...] El genio consiste, pues, en la facultad de mantenerse en la región
de la intuición pura, de absorberse en ella y de separar el conocimiento
de la voluntad, al servicio de la cual está puesto aquél desde
su origen. En otros términos, es necesario olvidar el interés
propio, el querer, las intenciones; [...]." (§ 36, p. 23)
"[...] ese deseo, rara vez satisfecho, de encontrar seres parecidos, seres
que estén a su altura, con los cuales pueda el genio desahogarse; mientras
que, por el contrario, el hombre vulgar, lleno del presente, se contenta con
él y a él se entrega sin reserva y encontrándose en todas
partes rodeado por seres que le son semejantes, experimenta en la vida ordinaria
una sensación especial de bienestar negada al genio." (§ 36,
p. 23)
"[...] un extraordinario poder de imaginación suele ser el compañero
y la condición obligada del genio. Pero en sí mismo no es una
buena prueba de genio, y puede hallarse en personas de inteligencia común,
[...]." (§ 36, p. 24)
"El hombre vulgar, ese producto de fabricación al por mayor de la
Naturaleza, que le crea por millares todos los días, [...]." (§
36, p. 24)
"[...] procura recibir la Idea de cada cosa y no tan sólo sus relaciones
con los demás objetos. Con esta preocupación, descuida muchas
veces el atender a su propio camino en la vida, de donde con frecuencia resulta
que marcha con paso torpe. Mientras que para el hombre vulgar el conocimiento
es la linterna que alumbra su camino, para el genio es el sol que ilumina el
mundo y se lo descubre. Estas dos maneras tan diferentes de considerar la vida
no tardan en manifestarse en el aspecto exterior. La mirada del hombre en quien
reside y se agita el genio permite fácilmente distinguirle, pues viva
y firme a la vez, lleva el sello de la contemplación, como podemos verlo
en los retratos de los raros genio que la Naturaleza ha producido de vez en
cuando entre innumerables millones de seres humanos; por el contrario, en los
ojos de los demás, cuando no aparecen, como sucede con frecuencia, sin
expresión o indiferentes, se descubre con facilidad lo opuesto a la mirada
contemplativa; a saber, la mirada que espía curiosamente en torno suyo.
[...]" (§ 36, p. 25)
"[...] el conocimiento propio del genio, o conocimiento de las Ideas, no
obedece al principio de razón, [...]." (§ 36, p. 25)
"La repugnancia de los genios a fijar su atención sobre el contenido
del principio de razón se manifiesta primeramente, respecto del principio
del ser, en la aversión a las matemáticas. [...] Además,
lo que en las matemáticas repugnan al genio es ese método lógico,
que no puede satisfacerle, pues estorba toda concepción propiamente intuitiva.
[...] La experiencia ha comprobado, en efecto, que los grandes artistas carecen
de aptitud para las matemáticas; todavía no ha existido hombre
alguno que se distinga en ambas esferas a la vez. [...] Por la misma razón
se explica el hecho, no menos conocido, de que los grandes matemáticos
tienen poca aptitud para apreciar las producciones de las Bellas Artes [...]."
(§ 36, p. 26)
"Como lo que constituye propiamente la prudencia es también la comprensión
exacta de las relaciones basadas sobre la ley de causalidad y sobre los motivos,
y como el conocimiento del genio no se ocupa en estas relaciones, resulta que
el prudente, mientras lo es, no será genial, y que el genio, mientras
es genial no será prudente. [...] Por esto es raro que se encuentre mucho
genio unido a mucha razón: al contrario, un espíritu genial está
sometido muchas veces a afecciones violentas y a pasiones poco razonables."
(§ 36, p. 27)
"[...] en general, su conocimiento se ha separado en parte del servicio
de la voluntad, [...]." (§ 36, p. 27)
"[...] porque, en general, su conocimiento se ha separado en parte del
servicio de la voluntad, estos hombres atienden menos en la conversación
a la persona a quien se dirigen que a la cosa de que hablan, la cual preocupa
vivamente su espíritu. Desde el punto de vista de sus intereses, suelen
ser demasiado objetivos en sus juicios y no guardan silencio sobre lo que conviene
callar, etc. Por último, son dados al monólogo y pueden mostrar
debilidades rayanas con la locura. [...]" (§ 36, p. 27)
"[...] he visitado muchos manicomios y he encontrado en ellos algunos hombres
dotados sin duda alguna de elevadas facultades; el genio se traslucía
visiblemente a través de la locura, mas ésta había quedado
dueña del campo. [...]" (§ 36, p. 28)
"Debo añadir también que he conocido personas dotadas de
una superioridad intelectual, si no suprema, al menos muy marcada, y que al
propio tiempo presentaban algunos signos de locura. [...]" (§ 36,
p. 28)
"[...] la naturaleza propia del genio; es decir, de aquella facultad del
espíritu que da aptitud para crear verdaderas obras de arte. [...]"
(§ 36, p. 28)
"No se ha llegado todavía, que yo sepa, a un conocimiento claro
y completo de la naturaleza de la locura, ni a una noción exacta y satisfactoria
de lo que distingue al loco del cuerdo. [...]" (§ 36, p. 28)
"[...] Las más de las veces los locos no se engañan en el
conocimiento de lo que está inmediatamente presente, sus divagaciones
se refieren a lo ausente y a lo pasado, y sólo por ello a su relación
con lo presente. Esto me inclina a creer que su enfermedad afecta principalmente
a la memoria, no porque carezca de ella en absoluto, pues son numerosos los
que saben muchas cosas de memoria y hasta reconocen a personas a quienes no
han visto en largo tiempo, sino en el sentido de que el hilo de su memoria está
roto, la continuidad del encadenamiento suprimida, y no pueden acordarse de
lo pasado de una manera regular y continuada. [...] La verdad y la ficción
van confundiéndose cada vez más en su memoria. Conoce con exactitud
el presente inmediato, pero lo falsea estableciendo relaciones ficticias con
un pasado imaginario." (§ 36, pp. 28-29)
"Si estas ficciones son siempre las mismas y pasan al estado de ideas fijas,
constituyen la monomanía o melancolía; si varían sin cesar
formando ideas fugitivas, del momento, denuncian la demencia o fatuitas. [...]"
(§ 36, p. 29)
"[...] el animal, hablando con propiedad, no tiene representación
alguna del pasado como pasado, aunque éste pueda obrar sobre él
por medio del hábito; [...]." (§ 36, p. 29)
"[...] cuando el dolor causado por aquel pensamiento o aquel acuerdo es
intenso hasta el punto de hacerse absolutamente insoportable, y de que el individuo
deba sucumbir a él, entonces la Naturaleza, cuya ansiedad ha despertado,
recurre a la locura como el último recurso que le queda para salvar la
vida; el espíritu atormentado rompe, por decirlo así, el hilo
de sus recuerdos, llena las lagunas con ficciones y encuentra en la locura un
abrigo contra los sufrimientos morales superiores a sus fuerzas [...]."
(§ 36, p. 29)
"[...] el genio consiste en la facultad de conocer las Ideas, [...]."
(§ 37, p. 30)
"[...] Pero la Idea no experimenta modificación; de ahí que
el placer estético sea el mismo cuando es provocado por una obra de arte
que cuando lo ha sido directamente por la contemplación de la Naturaleza
y de la vida. La obra de arte no es más que un medio de facilitar el
conocimiento en que consiste dicho placer. [...]" (§ 37, p. 31)
"[...] El artista nos hace contemplar el mundo por sus ojos. [...]"
(§ 37, p. 31)
"Todo querer tiene su fuente en una necesidad, es decir, un dolor, a que
su satisfacción pone término. Mas por un deseo que se satisfaga
hay diez por lo menos que no pueden ser satisfechos. Además, el deseo
es largo y las exigencias innumerables, mientras que la satisfacción
es breve y estrictamente tasada. Este mismo contento es, en definitiva, aparente;
el deseo cumplido deja lugar para un nuevo deseo; el primero es una decepción
reconocida, el segundo una decepción que se repara. Ninguna de las aspiraciones
que realizamos nos produce una alegría prolongada y duradera. Es como
una limosna que se da a un mendigo, que le salva la vida para prolongar su miseria
hasta el día siguiente. Por eso no hay felicidad ni reposo duraderos
mientras la voluntad llena nuestra conciencia, [...]." (§ 38, p. 32)
"[...] cuando el espíritu no pone ya su atención en los motivos
de la voluntad, sino que concibe las cosas despojadas de su relación
con el querer sin consideración interesada, sin subjetividad; cuando
se entrega a su contemplación en cuanto representaciones y no en cuanto
motivos, entonces se produce la calma de un golpe y por sí misma, esa
calma que buscábamos vanamente en la satisfacción de la voluntad
[...]." (§ 38, p. 32)
"[...] lo lindo. Entiendo por tal aquello que estimula la voluntad presentándola
directamente lo que puede halagarla y satisfacerla. [...]" (§ 40,
p. 41)
"[...] el sentimiento de lo sublime nace de que una cosa francamente contraria
a la voluntad se hace objeto de una contemplación pura en que no podemos
mantenernos sino permaneciendo lejos de la voluntad y elevados por encima de
sus intereses. [...]" (§ 40, p. 41)
"[...] lo bello y lo sublime no son esencialmente distintos, pues en ambos
casos el objeto de contemplación estética no es la cosa individual,
sino la Idea que se descubre en ella, es decir, la objetividad adecuada de la
voluntad en cierto grado determinado. [...]" (§ 41, p. 43)
"[...] cuando concibo no es el árbol sino su Idea, es indiferente
que se trate de aquel mismo árbol o de un antepasado suyo [...]."
(§ 41, p. 43)
""Los productos artificiales expresan también Ideas; no la
del producto mismo, sino de la materia a la cual se ha dado forma artificial
que aquél presenta. Esto puede expresarse muy fácilmente con dos
palabras, diciendo que, en el producto artificial, lo que se manifiesta es la
idea de su forma substantialis, no la de su forma accidentalis; esta última
no conduce a una Idea, sino a la noción humana de la cual ha salido.
[...] Resulta de mi teoría, que no puedo estar conforme con Platón
cuando sostiene (De rep. X y Parm.) "que una mesa y una silla expresan
las Ideas de la mesa y la silla"; yo opino que semejantes objetos expresan
las Ideas que se habían manifestado ya en los materiales de que se componen.
[...]" (§ 41, p. 44-45)
"La materia, como materia, no puede ser la representación de una
Idea, pues como hemos visto en el primer libro, no es más que causalidad,
su ser es el obrar, y la causalidad es una de las formas del principio de razón,
mientras que el conocimiento de la Idea excluye esencialmente el contenido de
ese principio. Vimos también en el segundo libro que la materia era el
substratum común de todos los fenómenos particulares de las Ideas,
por consiguiente, forma el lazo de unión entre la Idea y el fenómeno
o cosa individual. Por estas dos razones la materia no puede representar por
sí misma una Idea. Esto se comprueba a posteriori por el hecho de que
no podemos representarnos la materia intuitivamente. [...]" (§ 43,
p. 46)
"[...] parta comprender y apreciar la belleza de una obra arquitectónica,
es indispensable que la intuición nos dé directamente el conocimiento
de los materiales empleados, en lo tocante a su rigidez y cohesión. [...].
Todo estro prueba que las obras arquitectónicas no obran sólo
matemáticamente, sino también dinámicamente, y que lo que
en ellas habla a nuestro espíritu no son sólo su forma y el estilo,
sino más bien las fuerzas elementales de la Naturaleza, las Ideas primitivas,
los grados inferiores de objetivación de la voluntad. [...]" (§
43, p. 48)
"[...] la noción de lo bello no puede adquirirse únicamente
a posteriori y por la mera experiencia; es, al menos en parte, una noción
a priori, pero de otro género que los diferentes modos del principio
de razón que también nos son conocidos a priori. [...]" (§
45, p. 53)
"He definido antes la belleza humana como la objetivación perfecta
de la voluntad en su grado supremo de perceptibilidad. [...]" (§ 45,
p. 55)
"[...] La belleza consiste, por consiguiente, en la representación
fiel y exacta de la voluntad en general, con ayuda de su fenómeno en
el espacio solo, mientras que la gracia consiste en la representación
adecuada de la voluntad con ayuda de su fenómeno en el tiempo., es decir,
en la expresión exacta y propia de cada acto voluntario, por medio del
movimiento y de la actitud que sirven para ejecutarle. [...]" (§ 45,
p. 55)
"[...] Resulta de ahí, naturalmente, que se puede atribuir belleza
a las plantas, pero no gracia, a menos que se use esta palabra en sentido figurado.
Los animales y los hombres pueden poseer, a la vez, belleza y gracia. [...]"
(§ 45, p. 55)
"[...] la gracia no es posible sin cierto grado de belleza física.
[...]" (§ 45, p. 56)
"El principio sobre el cual descansan todas las consideraciones que vengo
exponiendo acerca del arte es que el objeto de éste, aquello cuya representación
es el fin del artista, y cuyo conocimiento debe, por lo tanto, preceder a su
obra y formar como el germen y el origen de ella, no es jamás otra cosa
que una Idea, en la acepción platónica. [...]" (§ 49,
p. 63)
"La noción es abstracta, discursiva, indeterminada en su comprensión,
pero perfectamente limitada en cuanto a su extensión; para ser percibida
no necesita más que la razón: las palabras bastan para comunicarla
sin otro intermediario, y su definición agota por completo todo su contenido.
Por el contrario, la Idea, que se podría definir en rigor como el representante
adecuado de la noción, es esencialmente intuitiva, y aunque ocupe el
lugar de una infinidad de cosas individuales, es absolutamente determinada;
[...]." (§ 49, p. 64)
"[...] Pues ¿qué es la modestia sino una humildad fingida
con la cual, en este bajo mundo, que rebosa en la envidia más detestable,
se mendiga el perdón de las cualidades o de los méritos que se
poseen, a las personas que carecen de ellos? El no atribuirse cualidades ni
méritos que efectivamente no se poseen no es ser modesto, es ser sincero."
(§ 49, pp. 64-65)
"[...] Como la Idea es y permanece siempre intuitiva, el artista no tiene
conciencia, en abstracto, de la intención y fin de su obra, lo que tiene
delante no es una noción, sino una Idea. [...] Por el contrario, los
imitadores, los que copian una manera, imitadores, servum pecus, parten de una
noción [y son como] las plantas parásitas, extraen su alimento
de trabajos ajenos; y como el pólipo, toman el color de sus alimentos.
[...]" (§ 49, p. 65)
"El fin a que el artista tiende en sus obras es, como hemos dicho, el de
comunicar a los demás una idea que su espíritu ha concebido; [...]."
(§ 50, p. 66)
"[...] la alegoría es ya una tendencia mala y ajena a los verdaderos
fines del arte, [...]." (§ 50, p. 68)
"[...] La escultura griega se dirige a la intuición: por esto es
estética. La escultura india se dirige a la noción, por esto es
simbólica." (§ 50, p. 69)
"[...] En poesía, como en química, la superioridad consiste
en obtener en cada caso el precipitado que se desea. [...]" (§ 51,
p. 72)
"[...] la Música, que existe enteramente aislada de las demás
artes. No encontramos ya en ella la reproducción, o repetición,
de alguna Idea de los seres de este mundo, [...]." (§ 52, p. 83)
"[...] debemos atribuir a la Música un sentido más serio
y más profundo relacionado con la esencia íntima del mundo y con
la nuestra, y respecto del cual las proporciones numéricas a que puede
ser reducido este arte no son más que una indicación y no la cosa
indicada." (§ 52, p. 83)
"[La naturaleza de la Música] no puede ser jamás objeto de
una representación [...]." (§ 52, p. 84)
Schopenhauer habla de la Música como fenómeno sin espacio, y,
por lo tanto, casi fidedigna de la voluntad.
"[...] La Música es una objetivación tan inmediata de toda
voluntad, como el mundo, como las Ideas mismas, cuyo fenómeno múltiple
constituye el mundo de los objetos individuales. No es como las demás
artes una reproducción de las Ideas, sino una reproducción de
esa misma voluntad, de que las Ideas son también objetivaciones; he aquí
por qué la influencia de la Música es más poderosa y penetrante
que las otras artes; éstas no expresan más que la sombra, aquélla
habla de la realidad [...]." (§ 52, p. 84)
"En los sonidos más graves de la armonía, en el bajo fundamental,
reconozco los escalones inferiores de la objetivación de la voluntad;
a saber, la naturaleza inorgánica, la masa de los planetas. Los sonidos
superiores, más móviles y fugitivos, nacen todos de las vibraciones
concomitantes del sonido fundamental y resuenan débilmente cada vez que
se produce éste, hasta es regla en armonía no hacer coincidir
con una nota baja más que sus sonidos armónicos, es decir, aquellos
que resuenan por sí mismos al propio tiempo que la nota baja en virtud
de vibraciones concomitantes." (§ 52, pp. 84-85)
"[...] en el conjunto de voces que componen la armonía, desde el
bajo hasta la parte alta que dirige el canto y ejecuta la melodía, descubro
toda la serie gradual de las Ideas en que se objetiva la voluntad. [...]"
(§ 52, p. 85)
"[...] la Música es el idioma del sentimiento y de las pasiones,
como las palabras son el lenguaje de la razón. [...]" (§ 52,
p. 86)
"Así como la rápida transición del deseo a su satisfacción
y de ésta a un nuevo deseo hace feliz al hombre, una melodía de
movimientos rápidos y sin grandes disgresiones expresa el gozo. Por el
contrario, una melodía lenta que pasa por disonancias dolorosas y no
vuelve al tono fundamental sino después de muchos compases, será
triste y expresará el retardo o el estorbo de la satisfacción
de los deseos. El retardo en la aparición de algún nuevo movimiento
de voluntad, retardo que trae aparejado el aburrimiento, no puede tener en la
melodía otra semejanza que la continuación prolongada de la nota
fundamental y en un grado más débil, pero análogo todavía,
un canto monótono e insignificante. [...]" (§ 52, p. 87)
"Al exponer estas analogías, debo recordar que la Música
no tiene nunca en ellas más que una relación enteramente inmediata,
pues jamás expresa el fenómeno, sino la esencia íntima,
la raíz en sí del fenómeno, la voluntad misma. No expresa
tal o cual placer, tal o cual aflicción, dolor, esfuerzo, júbilo,
alegría o tranquilidad de espíritu; pinta el placer mismo, la
aflicción misma y todos esos otros sentimientos, en abstracto, por decirlo
así; nos da su esencia, sin nada accesorio, [...]." (§ 52,
p. 87)
"[...] para la Música el tratar de adaptarse demasiado a las palabras
y de acomodarse a los acontecimientos es querer hablar un idioma que no es el
suyo. [...]" (§ 52, p. 88)
"Todas las aspiraciones de la voluntad, todas sus excitaciones, todas sus
manifestaciones posibles, cuanto se agita en el corazón y cuanto la razón
entiende por el vasto concepto negativo de sentimiento, todo esto puede ser
expresado por las innumerables melodías posibles, pero siempre y únicamente
con la generalidad de la forma pura, sin el fondo, siempre en cuanto a la cosa
en sí, no en cuanto al fenómeno; dando, en cierta manera, el alma
sin el cuerpo. [...]" (§ 52, p. 88)
"[...] admitiendo la posibilidad de llegar a explicar la Música
de una manera exacta, en conjunto y en sus detalles, o sea de enunciar y de
desenvolver en nociones generales lo que ella expresa a su manera, tendríamos
a la vez una explicación razonada y un cuadro fiel del mundo, o algo
equivalente. [...]" (§ 52, p. 90)
"Podría añadir aún muchas cosas sobre la manera como
es percibida la Música; podría mostrar que esta percepción
se efectúa únicamente en el tiempo y por el tiempo, con exclusión
total del espacio y sin el auxilio de la causalidad, ni, por lo tanto, del entendimiento,
[...]." (§ 52, p. 92)
LIBRO CUARTO: El mundo como voluntad
Segunda consideración: Afirmación y negación del deseo de vivir por la voluntad, llegada a la conciencia de sí misma
"[...] La virtud no se enseña, como no se enseña el genio;
[...]." (§ 53, p. 95)
"La voluntad, considerada puramente en sí misma, es inconsciente.
[...]" (§ 54, p. 98)
"[...] lo que quiere siempre la voluntad es la vida, [... Es] indiferente
y hasta un puro pleonasmo decir la voluntad de vivir, en vez de la voluntad,
lisa y llanamente. [...] Donde quiera que hay voluntad existirá también
la vida, el mundo. [...]" (§ 54, pp. 98-99)
"[...] Nacer y morir son cosas que pertenecen al fenómeno de la
voluntad y por consiguiente a la vida, cuyo atributo esencial es aparecer en
criaturas individuales, manifestando fugitivamente y en el tiempo lo que en
sí no conoce tiempo y debe precisamente manifestarse bajo esta forma
a fin de poder objetivar su verdadera naturaleza. [...]" (§ 54, p.
99)
"La forma de este fenómeno [la vida] la constituyen el tiempo, el
tiempo y la causalidad, y por lo tanto, la individuación, cuya consecuencia
es que el individuo deba nacer y morir; pero a la voluntad de vivir, de la que
el individuo no es, por decirlo así, más que un ejemplar o un
caso singular de manifestación, no le afecta la muerte de un ser individual,
como no altera tampoco el conjunto de la Naturaleza. No es el individuo, sino
sólo la especie lo que le importa a la Naturaleza y aquello cuya conservación
procura seriamente, rodeándolo de verdadero lujo de precauciones con
la extraordinaria superabundancia de gérmenes y con el poder inmenso
del instinto de reproducción. [...]" (§ 54, pp. 99-100)
"[...] La Naturaleza está siempre dispuesta a abandonar al individuo,
que no sólo se halla en peligro de perecer de mil maneras y por mil causas
insignificantes, sino que de antemano está condenado a la desaparición,
y la Naturaleza misma le empuja a ella desde el instante en que ha cumplido
su misión, que es conservar la especie. La Naturaleza expresa de este
modo francamente esa gran verdad de que sólo las Ideas y no los individuos
tienen realidad verdadera, es decir, son la objetivación perfecta de
la voluntad. [...]" (§ 54, p. 100)
"[...] La nutrición y la renovación incesantes no se diferencian
de la generación, ni la excreción de la muerte, más que
en el grado. El reino vegetal nos presenta el primer caso bajo una forma fácil
de comprender. [...]" (§ 54, p. 100)
"[...] La voluptuosidad durante la cópula es el bienestar que resulta
del sentimiento de la vida, aumentado. [...]" (§ 54, p. 100)
"[...] Y así como estamos perfectamente satisfechos con conservar
nuestra forma y no sentimos perder la materia excretada, la misma actitud conviene
conservar cuando la muerte viene a cumplir en gran escala y en mayor medida,
lo que sucede en cada día y en cada hora con la excreción; así
como permanecemos indiferentes en el primer caso, deberíamos no espantarnos
tampoco en el segundo. [...]" (§ 54, p. 101)
"[...] es tan absurdo embalsamar los cadáveres como lo sería
conservar cuidadosamente nuestras deyecciones. [...]" (§ 54, p. 101)
"[...] La muerte es un sueño en que se olvida de despertar al durmiente,
pero todo lo demás despierta, o mejor dicho, permanece despierto."
(§ 54, p. 101)
"[...] lo presente sólo es la forma propia de toda vida, [...]."
(§ 54, p. 101)
"[...] por qué este presente, el presente suyo, existe precisamente
en el momento actual y no ha existido ya desde hace mucho tiempo. Al hacerse
esta rara pregunta, consideraría su existencia y su tiempo como independiente
el uno de la otra, y a la primera como colocada en el segundo; admitiría,
en verdad, dos presentes, uno perteneciente al objeto y otro al sujeto, y se
asombraría del azar venturoso que los ha hecho coincidir. Pero en realidad
(como lo he demostrado en mi Disertación sobre el principio de razón)
lo que constituye el presente no es más que el punto de contacto entre
el objeto, cuya forma es el tiempo, y el sujeto, que no tiene por forma ninguno
de los modos del principio de razón. [...]" (§ 54, p. 102)
"[...] el sujeto, que no tiene forma, pues es la condición de cuanto
puede conocerse sin poder ser conocido él mismo, [...]." (§
54, p. 103)
"[...] lo presente es la única forma bajo la cual la voluntad se
parece a sí misma, [...]." (§ 54, p. 103)
"[...] ningún hombre tiene la convicción arraigada y viva
de que es necesario que muera, [...]." (§ 54, p. 104)
"[...] la Naturaleza no miente ni se engaña nunca, sino que muestra
franca e ingenuamente cuanto es y cuanto hace, siendo nosotros los que velamos
todo esto con nuestras ilusiones, a fin de interpretarlo en el sentido que mejor
conviene a los limitados horizontes de nuestro espíritu." (§
54, p. 105)
"[...] La voluntad considerada como cosa en sí y el puro sujeto
conociente, ese ojo eterno del mundo, existen ambos fuera del tiempo y no conocen
la permanencia ni la destrucción, que son condiciones temporales. [...]"
(§ 54, p. 105)
"[...] Lo que tememos en la muerte es la destrucción del individuo,
pues bajo esta forma es como se nos presenta, [...]." (§ 54, p. 106)
"[...] la negación de la voluntad de vivir, ocurre cuando el conocimiento
aniquila su querer. Los fenómenos aislados que percibe no obran ya sobre
la voluntad como motivos para estimularla; [...]." (§ 54, p. 107)
"[...] la libertad, es decir, la cualidad de no depender del principio
de razón, cualidad que no pertenece más que a la cosa en sí
y que está en contradicción con el fenómeno, [...]."
(§ 55, p. 110)
"[...] la inteligencia no se halla informada de las decisiones de la voluntad
más que a posteriori y empíricamente. [...]" (§ 55,
p. 112)
"[...] La voluntad es lo primordial, lo primitivo. La inteligencia ha venido
luego a unirse a ella; es un mero instrumento, perteneciente al fenómeno
de la voluntad. [...]" (§ 55, p. 114)
"[La voluntad] es su propia obra antes de todo conocimiento, y que éste
viene a unirse meramente a él [cuerpo humano] para alumbrarle. De ahí
que no puede decidir tener este carácter o el otro, ni cambiar el que
tiene; lo que es, lo es de una vez para siempre y lo va conociendo por grados.
Según el otro sistema, el hombre quiere lo que conoce; según el
mío, conoce lo que quiere." (§ 55, p. 114)
"Los motivos, que son lo que determina la manifestación del carácter,
la conducta, obran por medio del conocimiento; éste es mudable, oscila
frecuentemente entre el error y la verdad, y por lo general, va corrigiéndose
cada vez más en el curso de la vida, pero en grados muy diversos; de
ahí se deduce que la conducta de un hombre puede cambiar notablemente
sin que de la mudanza deba inferirse que ha habido una modificación en
su carácter. [...] Los motivos sólo pueden obrar exteriormente
sobre la voluntad, mas no pueden cambiarla, [...]." (§ 55, p. 115)
"[...] Cuando un hombre ha llegado a convencerse, por ejemplo, de que todo
acto de beneficencia le será pagado con el céntuplo en la vida
futura, esta convicción tendrá para él el valor y el efecto
de una letra de cambio, perfectamente segura, a largo plazo, y este hombre podrá
dar entonces, por egoísmo, como por egoísmo tomaría, si
tuviese una convicción diferente. Él mismo no ha cambiado: Velle
non discutir." (§ 55, p. 116)
"El arrepentimiento no hace jamás de que la voluntad se haya modificado
(cosa imposible), sino de una modificación del conocimiento. [...] Por
esto no puedo arrepentirme nunca de lo que he querido, sino de lo que he hecho,
si, guiado por nociones falsas, he obrado de una manera distinta a la que se
hallaba conforme con mi voluntad. [...]" (§ 55, p. 116)
"[...] Puedo, por ejemplo, haberme conducido de una manera más egoísta
que la propia de mi carácter, a causa de haber sido inducido por error
por una idea exagerada de la necesidad en que me hallaba, [...] dejándome
llevar, no de motivos claramente conocidos, sino de motivos de mera intuicidad,
de las impresiones del momento, [...] que en realidad me ha privado del uso
de la razón. [...]" (§ 55, pp. 116-117)
"[...] El remordimiento de un acto no es manera alguna arrepentimiento;
es el dolor que hace experimentar el conocimiento de sí mismo como voluntad,
y descansa precisamente sobre la convicción adquirida de que la voluntad
permanece idéntica. [...]" (§ 55, p. 117)
"[...] El animal no tiene más que representaciones intuitivas; el
hombre, por virtud de la razón, posee además representaciones
abstractas o nociones. [...] El animal es movido siempre por alguna representación
intuitiva; el hombre se esfuerza de continuo, por el contrario, en desechar
enteramente este modo de motivación y en no dejarse determinar más
que por representaciones abstractas; así es como saca el mejor partido
posible de su privilegio de la razón. [...]" (§ 55, pp. 117
y 119)
"[...] La causa de nuestros dolores y de nuestras alegrías no reside
de ordinario en la realidad presente; sino en pensamientos abstractos. [...]
Así se ve al hombre dominado por algún violento dolor moral arrancarse
los cabellos, golpearse el pecho, desgarrarse el rostro, tirarse por tierra;
todos estos actos no son más que medios violentos para distraerse de
un pensamiento que ha llegado a ser insoportable. [...]" (§ 55, p.
119)
"[...] los dolores morales nos hacen insensibles a los dolores físicos
[y] es por lo que el suicidio resulta tan fácil para el hombre desesperado
o para quien corroe una tristeza morbosa, cuando antes, hallándose en
estado de calma física y moral, la sola idea de un acto semejante le
hacía estremecerse. [...]" (§ 55, p. 119)
"[...] es frecuente que cuando un niño se hace daño no llore
hasta que advierte que le compadecen; el pensamiento del dolor que se ha despertado
en él es lo que lo hace llorar." (§ 55, p. 119)
"[...] en el animal, el acto no tiene otra condición que la existencia
o no existencia de cierta impresión, suponiendo, naturalmente, que ésta
constituya en general un motivo para la especie. [...]" (§ 55, p.
120)
"[...] cuando el espíritu no está enfermo, sólo los
actos, y no los deseos ni los pensamientos, pesan sobre la conciencia, pues
aquéllos son los que nos presentan el espejo donde se refleja nuestra
voluntad. [...]" (§ 55, p. 120)
"[...] En ningún caso puede hallarse decretado que un efecto nazca
sin una causa. [... La] suerte no decide sólo el resultado, sino las
circunstancias de que debe resultar. Por consiguiente, si los medios no se producen,
el resultado no se producirá tampoco [...]." (§ 55, p. 122)
"[...] todo acontecimiento se efectúa por virtud de la suerte, es
decir, del encadenamiento sin fin de las causas, [...]." (§ 55, p.
122)
"[...] la satisfacción o la angustia del alma, con que remontamos
el curso de nuestra vida pasada: ambos sentimientos no nacen de que los actos
pasados subsistan aún; pasaron, fueron y ya no son; pero lo que les da
a nuestros ojos importancia tan grande es su significación, es que son
la efigie del carácter, el espejo de la voluntad, [...]." (§
55, p. 122)
"Junto al carácter inteligible y al carácter empírico
hay un tercero, diferente de ambos, de que debemos hablar aquí: el carácter
adquirido, que se obtiene en el curso de la vida por el comercio con el mundo;
de éste se quiere hablar cuando se alaba a un hombre por tener carácter
o se le censura por carecer de él. [...]" (§ 55, p. 122)
"[...] El carácter empírico, mero instinto natural está
desprovisto de razón, y hasta sus manifestaciones son por la razón
estorbadas, tanto más cuanto mayor reflexión y mayor fuerza intelectual
posee el hombre, pues estas facultades le presentan sin cesar lo que pertenece
al hombre en general, como carácter de la especie, [...]" (§
55, p. 123)
"Pues así como nuestro camino material sobre la tierra no es una
superficie, sino una línea, así también en la vida, cuando
queremos apoderarnos de una cosa y conservarla, tenemos que resignarnos a abandonar
multitud de otras a derecha e izquierda. No poder resolverse, tender la mano
hacia todo lo que nos tienta en nuestro camino, como los niños en feria,
es una conducta absurda. Correríamos así en zigzag, errando de
aquí para allá, como un fuego fatuo, y esto no nos conduciría
finalmente a cosa alguna." (§ 55, p. 123)
"[...] el mero querer y el poder no bastan por sí mismos; el hombre
necesita, además, saber lo que quiere y saber de qué es capaz;
sólo así puede dar pruebas de carácter y sólo así
hará bien lo que haga. [...]" (§ 55, p. 123)
"[...] Nada nos reconcilia mejor con la necesidad interior, así
como la exterior, que el reconocerla claramente. [...]" (§ 55, p.
126)
"[...] la voluntad, en todos los grados de su fenómeno, desde los
más altos a los más elevados, carece de mira final; que aspira
siempre, porque su esencia es una aspiración perpetua a la cual no puede
poner término fin alguno que consiga; que, por tanto, no puede ser finalmente
saciada, y que sólo los obstáculos pueden suspenderla, mas en
sí se prolonga hasta el infinito. [...]" (§ 56, p. 127)
"[...] Cuando un obstáculo viene a elevarse sobre ella [la voluntad]
y su fin actual, denominamos a este impedimento dolor; la consecuencia de este
fin es lo que llamaremos satisfacción, bienestar, felicidad. [...]"
(§ 56, p. 128)
"[...] Pues a medida que el fenómeno de la voluntad se hace más
perfecto, el dolor se hace también más evidente. En la planta
no hay todavía sensibilidad, ni por consiguiente dolor (en sentido estricto).
Los animales inferiores, infusorios y radiolarios, no son capaces más
que de un grado mínimo de dolor; hasta en los insectos, la facultad de
sentir y de padecer es todavía muy limitada. Con el perfecto sistema
nervioso de los vertebrados llega a gran altura y se eleva en la proporción
en que se desenvuelve la inteligencia. A medida que el conocimiento se hace
más claro y que la conciencia crece, el dolor aumenta y llega a su grado
supremo en el hombre. En él es tanto más violento cuanto más
lucidez de conocimiento y más elevada inteligencia posea. El genio es
quien más padece. [...]" (§ 56, p. 128)
"[...] en esencia, vivir es padecer." (§ 56, p. 129)
"[...] Si la consideramos [a la voluntad] bajo su aspecto físico,
es evidente que así como en realidad la marcha no es más que una
sucesión de caídas evitadas, nuestra vida corporal no es más
que una muerte incesantemente impedida, una destrucción, retardada siempre,
de nuestro cuerpo. La actividad de nuestro espíritu no es asimismo más
que un esfuerzo constante para desechar el hastío. Cada soplo de nuestra
respiración rechaza la muerte que nos acomete; luchamos, pues, contra
ella a cada segundo y también la combatimos a intervalos más largos,
cada vez que comemos, que dormimos, que nos calentamos, etc. Pero la muerte
está llamada a vencer finalmente, pues le pertenecemos por el hecho mismo
de haber nacido, y no hace más que jugar un instante con su presa antes
de devorarla. [...]" (§ 57, p. 129)
"[...] La vida oscila, como un péndulo, entre el dolor y el hastío,
que son, en verdad, sus elementos constitutivos. Se ha expresado este hecho
de una manera bien extraña; después de haber puesto en el infierno
todos los dolores y todos los suplicios, el hombre no ha encontrado nada que
colocar en el cielo más que el aburrimiento." (§ 57, p. 130)
"La vida de la mayor parte de los hombres no es más que una lucha
por la existencia, con la certidumbre de sucumbir al fin. Mas lo que les hace
perseverar en tan penoso combate no es tanto el amor a la vida como el temor
a la muerte, [...]." (§ 57, p. 130)
"[...] Lo que ocupa y trae agitados a todos los vivos es el deseo de vivir.
Pero una vez asegurada la vida, no saben qué hacer de ella. [...]"
(§ 57, p. 131)
"La vida humana se pasa, pues, queriendo y adquiriendo. El deseo es, por
naturaleza, dolor: su cumplimiento trae en seguida la saciedad; el fin no era
más que un espejismo, y la posesión le arrebata todo su encanto.
[...]" (§ 57, p. 131)
"[...] Cuando la satisfacción sigue al deseo a intervalos ni muy
próximos ni muy distantes, entonces el dolor es menos y la existencia
la más feliz. [...]" (§ 57, p. 131)
"[...] Los goces puramente intelectuales son inaccesibles para la mayoría
de los hombres, que siendo incapaces de apreciar el placer que da el conocimiento
puro, se hallan reducidos únicamente al querer." (§ 57, p.
132)
"[...] Nuestra rebelión contra la desgracia viene en gran parte
de que vemos que es accidental, es decir, traída por un encadenamiento
de causas que con facilidad hubiera podido ser diferente. De ordinario, los
males absolutamente inevitables y generales, como la necesidad de la vejez,
de la muerte y muchas otras miserias de todos los momentos, no nos afligen casi.
[...]" (§ 57, p. 133)
"[...] el sentimiento del dolor o del bienestar está en gran parte,
como el conocimiento, determinado subjetivamente y a priori, [...]." (§
57, p. 134)
"[...] cuando el desenlace de cualquier negocio nos libra de una gran inquietud
que nos atormentaba, ésta es sustituida inmediatamente por otra, cuya
sustancia existía ya en nosotros, pero no podía penetrar en nuestra
conciencia, [...]." (§ 57, p. 134)
"Un individuo capaz de una alegría excesiva sentirá también
el dolor con exceso, pues son condiciones recíprocas [...]." (§
57, p. 135)
"[...] el dolor o el gozo excesivos descansan siempre sobre un error o
una ilusión, y que la inteligencia debe de poder evitar esta exageración
del sentimiento. [...] Cada ilusión de este género nos es arrebatada
infaliblemente luego, y entonces nos causa su pérdida tanto dolor amargo
como alegría nos produjo su aparición. [...]" (§ 57,
p. 135)
"Toda satisfacción, lo que se denomina vulgarmente felicidad, es
siempre de naturaleza negativa y en modo alguno positiva. [...] Mas con la satisfacción
cesa el deseo, y por consiguiente, el placer. La satisfacción o felicidad
no puede ser nunca más que la supresión de un dolor, de una necesidad,
[...]." (§ 58, p. 136)
"No hay nada directo más que la necesidad, es decir, el dolor. [...]"
(§ 58, p. 136)
"[...] De ahí viene el que no sintamos ni apreciemos bastante los
bienes y ventajas que poseemos; nos parece que son cosa natural, pues no nos
hacen felices más que negativamente, apartando de nosotros el dolor.
No comprendemos su valor mas que cuando los perdemos, pues la necesidad, la
privación, el dolor, son lo único positivo y lo único que
se hace sentir directamente. [...]" (§ 58, p. 136)
"[...] del egoísmo, que es la forma del deseo de vivir, [...]."
(§ 58, p. 137)
"[...] Una obra épica o dramática no puede tener, en efecto,
otro asunto que las luchas, los esfuerzos, los combates para conseguir la felicidad
y no la misma dicha duradera y perfecta. Conduce a la meta a su héroe
a través de mil dificultades y peligros, y tan pronto como aquél
ha alcanzado la victoria, hace caer el telón, pues lo único que
podía ya mostrar es que ese fin glorioso en que el héroe pensaba
hallar la dicha, le ha engañado, y que después de llegar a él
se encuentra lo mismo que antes. Como la felicidad verdadera y durable es cosa
imposible, no puede ser objeto del arte. [...]" (§ 58, p. 137)
"En teoría pueden admitirse tres extremos de la vida humana, que
son como los elementos de la vida real del hombre. En primer lugar, una volición
enérgica, grandes pasiones (Radscha Guna), [...]. En segundo lugar, el
conocimiento puro, la concepción de las Ideas, [...]; ésta es
la vida del hombre de genio (Satwa Guna). Y, por último, en tercer lugar,
el letargo extremado de la voluntad, y a consecuencia de él, [...] el
aburrimiento que paraliza (Tama Guna). La vida individual, lejos de mantenerse
en uno de esos extremos, rara vez llega a ellos; [...]." (§ 58, p.
138)
"La vida de cada individuo, considerada en conjunto y en su generalidad,
sin fijarse más que en los rasgos principales, es siempre una tragedia;
pero examinada en sus pormenores se convierte en comedia, pues el sesgo y tormentos
de cada día, [...] son verdaderas escenas de comedia. [...]" (§
58, p. 139)
"[...] todo hombre desengañado de los sueños de su primera
juventud, que tenga en cuenta su experiencia propia y la ajena, que esté
avezado en la vida, que conozca la historia de los siglos pasados y la de su
tiempo, así como las obras de los grandes poetas, a menos que un prejuicio
muy arraigado no extravíe su pensamiento, llegará infaliblemente
a la conclusión de que este mundo es el reino del azar y del error, que
le gobiernan sin piedad, en las cosas pequeñas como en las grandes, y
junto a las cuales la necedad y la maldad blanden también su férula.
Bajo semejante régimen, lo bueno se abre paso con trabajo; lo noble y
lo sabio rara vez puede mostrares, [...]." (§ 59, p. 140)
"[...] cuando se produce una obra duradera, ésta, después
de haber sobrevivido a la animosidad de los contemporáneos, permanece
aislada, se la conserva como se conserva un meteorito, nacido de un orden de
cosas diferente del que reina en este mundo." (§ 59, p. 140)
"[...] quizá no hay hombre que al final de su vida, si conserva
toda su razón y es al mismo tiempo sincero, desea comenzarla otra vez
[...]." (§ 59, p. 141)
"Si a cada uno le pusieran delante de los ojos los dolores y los tormentos
espantosos a que está expuesta constantemente su vida, se llenaría
de terror. El optimista más endurecido, si se le hiciera visitar los
hospitales, lazaretos y salas de operaciones quirúrgicas, las cárceles,
las cámaras de tormento y los ergástulos de los esclavos; si se
le condujera a los campos de batalla y a los lugares donde se alza el patíbulo;
si se le hiciera penetrar en los obscuros rincones donde va a esconderse la
miseria, para huir de las miradas de la fría curiosidad; si, en fin,
se le hiciera echar una ojeada a la torre de Ugolino, hambriento, es seguro
que acabaría por comprender de qué naturaleza es el "mejor
de los mundos posibles". ¿De dónde tomó Dante los
materiales para su Infierno, sino de nuestro mundo real? Y sin embargo, pintó
un infierno en toda regla. Por el contrario, cuando quiso describir el cielo
con sus beatitudes, tropezó con dificultades insuperables, en razón
de que nuestra tierra no suministra elementos para nada parecido. [...]"
(§ 59, p. 141)
"[...] Lo que se sufre se oculta siempre, y por el contrario, cada cual
hace ostentación del fausto y del esplendor que ha podido adquirir, y
cuanto más carece de satisfacción interior, más desea pasar
por dichoso a los ojos de los demás. [...]" (§ 59, p. 141)
"[...] la palabra vanidad, vanitas, cuyo primitivo sentido es vacuidad,
nada." (§ 59, p. 141)
"[...] En vano se crea dioses para obtener de ellos, con súplicas
o adulaciones, lo que únicamente puede darle su propia volición.
[...]" (§ 59, p. 142)
"[...] Sí he de declarar que el optimismo, cuando no es un mero
dicho irreflexivo de personas, cuyo obtuso cerebro no alberga más que
palabras, me parece una opinión no sólo absurda, sino verdaderamente
impía, pues es una irrisión amarga de los dolores inauditos de
la humanidad. [...]" (§ 59, p. 142)
"La afirmación de la voluntad es ese querer perpetuo, no contenido
por la inteligencia y que llena la vida humana en general. [...]" (§
60, p. 142)
"[...] el ser procreado es diferente del procreador; pero en sí,
desde el punto de vista de la Idea, es idéntico a él. [...]"
(§ 60, p. 144)
"[...] Respecto del procreador, la procreación no es más
que la expresión y el signo por medio del cual afirma enérgicamente
su voluntad de vivir; respecto del procreado, no es la razón de que la
voluntad aparezca en él, pues la voluntad no tiene causa ni efecto, sino
la causa ocasional que hace que la voluntad aparezca en tal momento y en tal
lugar. [...]" (§ 60, p. 144)
"[...] Esta afirmación [la procreación], que excede del propio
cuerpo del individuo y llega hasta la procreación de un nuevo organismo,
afirma a la vez el dolor y la muerte, partes integrantes del fenómeno
de vida, [...]. Por esta razón profunda el acto sexual es considerado
como vergonzoso." (§ 60, p. 144)
"[...] La Naturaleza, cuya esencia íntima es la voluntad de vivir,
impulsa con todas sus fuerzas al hombre, como al animal, a la reproducción.
Y luego, cuando ha obtenido ya del individuo el resultado que esperaba, se vuelve
indiferente en absoluto a su destrucción, pues como voluntad de vivir,
no se interesa más que por la conservación de la especie y en
modo alguno por el individuo. [...]" (§ 60, p. 145)
"Las partes genitales, más que otras cualesquiera del cuerpo, están
sometidas exclusivamente a la voluntad, y no lo están en modo alguno
a la inteligencia. [...]" (§ 60, p. 145)
"[...] la voluntad de vivir, que se afirma, con la muerte. Vimos que esta
última no la afecta, porque la muerte está contenido de suyo en
la vida, de la cual forma parte, y se halla plenamente compensada por la generación,
que asegura y afianza sin cesar la vida a la voluntad de vivir, no obstante
la muerte del individuo. [...]" (§ 60, p. 146)
"[...] el espacio y el tiempo constituyen el principio de individuación,
porque sólo en ellos y por ellos es posible la multiplicidad de lo idéntico.
[...]" (§ 61, p. 146)
"[...] La voluntad existe entera, indivisa en cada una de sus manifestaciones,
y ve en torno suyo la imagen repetida hasta lo infinito de su propio ser. [...]"
(§ 61, p. 147)
"[...] Cuanto a este ser [la voluntad], que es la verdadera realidad, no
lo encuentra más que en sí misma. De ahí que cada uno lo
quiera todo para sí, quiera poseerlo todo, o al menos subyugarlo todo,
y desee aniquilar lo que le opone resistencia. [...]" (§ 61, p. 147)
"[...] toda renuncia espontánea [fuera del tiempo-espacio], que
no se funde en algún motivo [dentro del tiempo-espacio], a la satisfacción
de ese instinto [corporal, como el sexo], es ya negación de la voluntad
de vivir, [...]." (§ 62, p. 148)
"Esta usurpación, que invade los límites de la afirmación
de la voluntad ajena, ha sido conocida en todos los tiempos y su noción
abstracta tiene el nombre de injusticia. [...]" (§ 62, p. 149)
"En efecto, según el sentido de nuestra explicación de la
injusticia, la única propiedad [derecho de Locke del synolon] que no
se puede arrebatar a un hombre sin incurrir en la injusticia, es el fruto del
empleo de sus fuerzas [synolon]. Si se le desposee de él, se priva a
la voluntad de las fuerzas del cuerpo en la cual está objetivada para
hacerlas servir a otra objetivación de la voluntad en un cuerpo distinto.
[...]" (§ 62, p. 150)
"La simple negativa a decir una verdad, o sea, hablando en general, a enunciar
un hecho, no es una injusticia; pero lo es el hacer creer una cosa falsa. El
que se niega a indicar a un caminante la dirección que debe seguir, no
es injusto; pero lo será si le extravía con una indicación
engañosa." (§ 62, p. 152)
"[...] no se hubiera hablado jamás de justicia si no existiera la
injusticia. [...]" (§ 62, p. 153)
"[...] Si un jugador juega el dinero que me ha robado, tengo el derecho
de jugar contra él con dados falsos, pues todo lo que le gane me pertenecía
ya. [...]" (§ 62, p. 154)
"[...] Las repúblicas se inclinan a la anarquía y las monarquías
al despotismo [...]." (§ 62, p. 157)
"[...] el Estado no se preocupa en manera alguna de la voluntad ni de la
intención por sí mismas, sino sólo del acto [...]."
(§ 62, p. 157)
"Kant pretende erróneamente que, fuera del Estado, no existe el
derecho absoluto de propiedad. [... También,] la teoría de Kant,
que pretende que la pena se establece únicamente para castigar, es irracional
y no tiene fundamento sólido. [...]" (§ 62, pp. 160-161)
"[...] la justicia temporal que reside en el Estado y cuya misión
consiste en premiar y castigar: hemos visto que no es justicia más que
en cuanto mira lo porvenir, sin lo cual todo castigo de un delito sería
injustificable y se reduciría a agregar, sin razón ni sentido,
un segundo mal al primero. [...]" (§ 63, p. 163)
"El mundo, con toda la multiplicidad de sus partes y sus figuras, es el
fenómeno, la objetivación de la voluntad de vivir única.
La existencia misma y sus modos, así en conjunto como en cada una de
sus partes, vienen únicamente de la voluntad. [...]" (§ 63,
p. 163)
"[...] La vista grosera del individuo está turbada por lo que los
indios llaman el velo de Maya; en lugar de la cosa en sí no ve más
que el fenómeno en el tiempo y en el espacio, en el principio de individuación
y en las demás formas del principio de razón. [...] Le parece
entonces que el placer y el dolor son cosas completamente diferentes; tal hombre
es a sus ojos verdugo sanguinario, y tal otro víctima y mártir;
[...]. Ve el dolor en el mundo y ve también la maldad; pero lejos de
comprender que no son más que aspectos diversos del fenómeno de
la misma voluntad de vivir, le parece que se diferencian mucho entre sí
y que son cosas opuestas, [...]." (§ 63, p. 164)
"[...] Paras aquel cuya inteligencia va más allá del principio
de individuación, la felicidad temporal, regalo del azar, o resultado
arrancado por la prudencia de manos del destino, en medio del dolor, no es más
que el ensueño del mendigo, durante el cual se figura ser rey, pero del
que despertará, para reconocer entonces que una pasajera ilusión
le había elevado por encima de las miserias de su existencia." (§
63, p. 165)
"[...] Sólo ve y comprende la justicia eterna [Schopenhauer la diferencia
de la que llama temporal del Estado, en § 63] el que sabe elevarse sobre
el conocimiento que procede según el principio de razón y se limita
a las cosas particulares; el que sabe concebir las Ideas, ver más allá
del principio de individuación y reconocer que las formas del fenómeno
no convienen a la cosa en sí. [...]" (§ 63, p. 166)
"[...] siendo la voluntad el principio de todo fenómeno, [...] el
mal y el dolor, hieren siempre a un mismo ser, aunque los fenómenos en
los cuales aparezcan el mal y el dolor se muestran en forma de individuos diferentes
separados por tiempos por espacios distantes. Comprenderá que la distinción
entre el que causa el dolor y el que lo padece no es más que fenómeno
y no alcanza a la cosa en sí, a la voluntad, que vive de ambos, [...]
y buscando un aumento de bienestar para uno de sus fenómenos, produce
en otro un exceso de dolor. Arrastrada por su vehemencia, desgarra con sus dientes
su propia carne, ignorando que es a sí misma a quien hiere, [...]."
(§ 63, p. 166)
"[...] los Vedas, producto de la más elevada inteligencia y de la
suprema sabiduría humanas. Los Upanishadas, llegados al fin a nosotros
como el don más precioso que debemos al presente siglo, [...]" (§
63, p. 167)
"[...] el fin de toda doctrina religiosa, puesto que todas no son más
que parábolas que revisten con sus velos la verdad, a la cual no puede
elevarse la inteligencia grosera del hombre. [...]" (§ 63, p. 167)
"[...] fin sobre el cual se funda el derecho penal, [...] un sentimiento
de satisfacción al ver al que ha hecho el mal experimentarle, a su vez,
en igual medida. A su juicio, lo que este sentimiento expresa es precisamente
la conciencia de la justicia eterna, pero mal entendida e inmediatamente falseada,
pues el espíritu, obscurecido aún por la influencia del principio
de individuación, incurre en una anfibología de nociones, pidiendo
al fenómeno lo que pertenece a la cosa en sí; lejos de concebir
que, en el fondo, ofensor y ofendido son un mismo ser, [...]." (§
64, p. 168-169)
"[...] Este concepto [el de lo bueno] es esencialmente relativo y expresa
la conveniencia de un objeto con alguna tendencia determinada de la voluntad.
[...] La noción de lo bueno se divide en dos subespecies, a saber: la
que se refiere a la satisfacción inmediata de la voluntad actual y la
que concierne a su satisfacción mediata, colocada en lo porvenir; [...]."
(§ 65, p. 171)
"[Lo malo es] designado todo aquello que no encaja en la tendencia presente
de la voluntad. [...]" (§ 65, p. 171)
"[...] la esencia de la virtud es una aspiración enteramente opuesta
a la tendencia que busca la felicidad, es decir, el bienestar y la vida."
(§ 65, p. 172)
"[...] Todo dolor es una volición no satisfecha y contrariada; [...]"
(§ 65, pp. 173-174)
"[...] el hombre es la manifestación de la voluntad alumbrada por
una inteligencia superior, [...]." (§ 65, p. 174)
"[...] No hay principio ni fin más que para el individuo, por medio
del tiempo que es la forma de su fenómeno, para la representación.
Fuera del tiempo no hay más que la voluntad: la cosa en sí de
Kant y su objetivación adecuada, la Idea platónica." (§
65, p. 176)
"[El] conocimiento abstracto [...] puede comunicarse por medio de palabras.
[...]" (§ 66, p. 177)
"[...] sobre la virtud, es decir, sobre la bondad del alma; [...]."
(§ 66, p. 178)
"[...] el insecto padece menos con la muerte que el hombre con la mera
picadura de aquél. [...]" (Nota al pie de página, §
66, p. 182)
"[...] los deseos nacen sin excepción de una necesidad, de la falta
de algo, de un dolor; que toda satisfacción no es más que la supresión
de un dolor, no una felicidad positiva adquirida; [...]." (§ 67, p.
184)
"[...] Las lágrimas no son en manera alguna la expresión
directa del dolor, pues son raros los dolores que hacen llorar. A mi juicio,
no se llora jamás por el dolor inmediatamente sentido, sino cuando su
imagen vuelve a nuestro espíritu. Se pasa, en efecto, del dolor sentido,
aunque sea corporal, a su mera representación, [...]." (§ 67,
p. 185)
"Llorar, es, pues, tener piedad de sí mismo, es la piedad volviendo
a su punto de partida. Para poder llorar se necesita ser capaz de amor y de
piedad y estar dotado de imaginación; por eso el hombre que no tiene
ni imaginación ni corazón difícilmente llora; las lágrimas
se consideran también como signo de cierto grado de bondad de carácter
y desarman la ira, pues se comprende que quien es capaz de llorar es capaz de
amor, es decir, de piedad hacia los demás, precisamente porque la piedad,
como acabo de mostrar, se resuelve finalmente en lágrimas. [...] Cuando
lo que nos hace llorar no es nuestro dolor sino el ajeno, depende esto de que
con la imaginación nos ponemos en lugar del que padece o percibimos en
su suerte el destino d e toda la humanidad, y por consiguiente el nuestro; volvemos,
pues, siempre, mediante un largo rodeo, a llorar por nosotros mismos, y de nosotros
es de quien retenemos piedad. [...]" (§ 67, p. 185)
"[Cuando] la voluntad se aparta d e la existencia, cuyos goces le causan
horror, pues ve en ellos la afirmación de la vida. El hombre llega entonces
a un estado de renuncia voluntaria de sí mismo, de resignación,
de quietud perfecta y de desasimiento absoluto de todo querer. [...] El fenómeno
que anuncia esta transformación es el paso de la virtud al ascetismo."
(§ 68, p. 187)
"Como reniega del querer personificado en él [el asceta], no se
opondrá a que otro haga lo mismo, es decir, a que le causa algún
daño; todo dolor que venga a afligirle, producido por el azar o por la
maldad de otro, toda ignominia, toda ofensa, todo perjuicio, será para
él bien venido, lo aceptará todo con gozo, como ocasión
de asegurarse de que no afirma ya la voluntad y de que toma valerosamente partido
por todo enemigo de su fenómeno, es decir, de su persona. [...]"
(§ 68, p. 189)
"[...] Cuando la muerte venga [para el asceta], por último, a aniquilar
el fenómeno de esta voluntad, cuya existencia había cesado hacía
mucho tiempo por la libre negación de sí mismo, salvo en aquél
débil residuo que animaba el cuerpo, es saludada con júbilo y
aceptada con corazón satisfecho, como una liberación ardientemente
deseada. [...]" (§ 68, p. 189)
"[...] Entre la intuición y la razón existe un abismo inmenso,
[...]." (§ 68, p. 190)
"[...] A decir verdad, cada hombre posee intuitivamente y en concreto todas
las verdades filosóficas; recogerlas en el saber abstracto, en la reflexión
[razón], es la misión del filósofo, que no tiene el derecho
mi de poder ir más allá." (§ 68, p. 190)
"[...] Es tan poco necesario para un santo ser filósofo, como para
un filósofo ser santo, [...]." (§ 68, p. 191)
"[...] como el conocimiento que conduce a la negación de la voluntad
de vivir es intuitivo y no abstracto, no se puede expresar por completo con
nociones abstractas sino únicamente con actos, con la conducta. [...]"
(§ 68, p. 191)
"La historia no hablará jamás, ni puede hacerlo, de esos
hombres cuya vida es la interpretación más fiel y la única
satisfactoria de este punto tan importante de nuestras investigaciones [del
asceta]. No sólo es su objeto diferente del nuestro, sino que es diametralmente
contrario: no trata ella de la negación y del abandono de la voluntad
de vivir, sino al revés, de su afirmación y su manifestación
en una infinidad de individuos, donde su conflicto consigo misma, en la objetivación
suprema de esa voluntad, resalta con claridad perfecta y atestigua la vanidad
de toda aspiración de este mundo, [...]" (§ 68, p. 192)
"[...] el fenómeno más sublime, más importante y significativo
que puede producir la tierra no es el vencedor del mundo, sino el del vencedor
de sí mismo [...]." (§ 68, p. 193)
"Si la vida ascética es para el hombre que ha llegado a negar su
voluntad el medio de mantenerse en ese estado, existe una segunda vía
( ), que conduce al mismo resultado: es el dolor en general, tal como nos lo
depara por la suerte; puede decirse que la mayor parte de los hombres no llegan
a la salvación más que por este camino. Los dolores padecidos
por uno mismo y no los que contemplamos en los demás son los que nos
conducen a la resignación absoluta, sobre todo a las puertas de la muerte.
Son muy raras las personas a quienes basta su inteligencia para negar la voluntad,
merced a ese conocimiento que, después de traspasar el principio de individuación,
comienza por darles la bondad perfecta y el amor a la humanidad y acaba por
hacerlos reconocer como propios los dolores del mundo entero. [...]" (§
68, p. 198)
"Hemos expuesto hasta aquí, dentro de los límites propios
de nuestras consideraciones, esa negación de la voluntad de vivir, que
es el único acto de libre albedrío que se produce en el fenómeno
humano y que constituye lo que Asmus llama la metamorfosis trascendental. Bien
diferente de este aniquilamiento de la voluntad es el aniquilamiento de su fenómeno,
del individuo, o sea el suicidio. Lejos de negar la voluntad, la afirma enérgicamente.
La negación no consiste en detestar los males, sino los goces de la vida."
(§ 69, p. 203)
"[...] Al matar el cuerpo [el suicida] no renuncia a la voluntad de vivir,
sino a vivir. Desea la vida, aceptaría la existencia y la afirmación
de su cuerpo si fuesen fáciles, [...]." (§ 69, p. 204)
"La relación entre el suicidio y la negación de la voluntad
es la misma que existe entre la cosa particular y la Idea; el suicida niega
el individuo, pero no niega la especie. Como la voluntad de vivir -lo repito-
tiene asegurada una vida eterna, y la esencia de la vida es el dolor, suicidarse
es un acto inútil e insensato; [...]." (§ 69, p. 204)
"Puesto que acabamos de ver que la renuncia espontánea a la voluntad
viene del conocimiento, y que el conocimiento en sí es independiente
del querer consciente, se infiere de lo dicho que esta supresión de la
voluntad, esta liberación, no puede adquirirse por fuerza y deliberadamente.
Nace de una relación íntima entre la inteligencia y la voluntad
humanas, surge de repente, y como un choque venido de fuera. Por esto la llama
la Iglesia un efecto de gracia, [...]." (§ 70, p. 209)
"La doctrina cristiana simboliza la Naturaleza, la afirmación d
e la voluntad de vivir, en Adán, no desde el punto de vista de los individuos,
es decir, partiendo del principio de razón, sino desde el punto de vista
de la Idea humana en su unidad. Lo que le ha entregado el mundo al dolor y la
muerte es el pecado original que llega hasta nosotros; en otros términos,
es nuestra identidad, en la Idea humana, con Adán, identidad que se manifiesta
en el tiempo por el lazo de la generación. Por el contrario, simboliza
la gracia, la negación de la voluntad, la salvación en el Dios
hecho hombre, el cual, puro de todo pecado, o sea de toda voluntad de vivir,
no puede haber salido de la más enérgica afirmación de
la voluntad, ni tener un cuerpo semejante al nuestro, que no es más que
voluntad concreta, más que fenómeno de la voluntad, sino que nace
de una virgen inmaculada [concebida sin placer], y sólo tiene un simulacro
de cuerpo. [...]" (§ 70, p. 209)
"[...] el dogma del pecado original (afirmación de la voluntad)
y el de la redención (negación de la voluntad) [...]." (§
70, p. 210)
"[...] No tenemos por qué tratar aquí del hecho de que el
Cristianismo, perdiendo en nuestros días su significación verdadera,
haya degenerado en un vulgar optimismo." (§ 70, p. 210)
"[...] La nada no se percibe como nada más que en su relación
con alguna otra cosa; supone siempre la existencia de esta relación,
y por lo tanto, la de esta cosa. La misma contradicción lógica
no es más que una nada relativa. Aunque no puede ser pensada por la razón,
no es por esto una nada absoluta. [...]" (§ 71, p. 213)
"[...] axioma de Empédocles: "Lo semejante no es conocido más
que por lo semejante" [...]." (§ 71, p. 213)
"[...] Sin voluntad no hay representación, ni universo. Entonces,
indudablemente, no queda ante nosotros más que la nada. Mas no olvidemos
que lo que se rebela en nosotros contra semejante aniquilamiento es la Naturaleza,
que no es otra cosa que la voluntad de vivir, esencia del hombre y del universo.
Este horror de la nada no es más que una manera diferente de expresar
que queremos con ardor la vida, que no somos ni conocemos más que la
voluntad de vivir. [...]" (§ 71, p. 214)
"Sí, lo reconocemos abiertamente; lo que queda después de
la supresión total de la voluntad para aquellos a quienes la voluntad
anima todavía no es más que la nada efectivamente. Pero, a la
inversa, para aquellos en quienes la voluntad se ha suprimido y convertido,
este mundo tan real, con todos sus soles y sus vías lácteas, es
verdaderamente la Nada." (§ 71, p. 215)
SCHOPENHAUER, Arthur: El Mundo como Voluntad y Representación (1844), trad. por Eduardo Ovejero y Maury, Bs. As., El Ateneo, 1950, vol. II, fragmentos.
ÍNDICE
Título (los numeros corresponden a las páginas del libro)
Libro I
I El punto de vista idealista 7
II Doctrina del conocimiento intuitivo, o del entendimiento 25
III De los sentidos 33
IV Del conocimiento " a priori" 39
V Del intelecto desprovisto de razón 69
VI Del conocimiento abstracto o racional 74
VII De la relación entre el conocimiento intuitivo y el abstracto 83
VIII Teoría de la risa 104
IX De la lógica en general 115
X Sobre la silogística 120
XI De la retórica 132
XII Doctrina de la ciencia 134
XIII Del método en las matemáticas 145
XIV De la asociación de ideas 148
XV De las imperfecciones esenciales de nuestro entendimiento 153
XVI Del uso práctico de la razón y del estoicismo 165
XVII De la necesidad metafísica en el hombre 176
Libro II
XVIII De la posibilidad de conocer la cosa en sí 209
XIX Del primado de la voluntad en la autoconciencia 219
XX Objetivación de la voluntad en el organismo animal 267
XXI Ojeada retrospectiva y conclusión general 292
XXII Consideración objetiva de la inteligencia 296
XXIII (§ 23 del Volumen I) 318
XXIV De la materia 332
XXV De la voluntad de la cosa en sí 345
XXVI Sobre la teleología 355
XXVII Del instinto y del instinto de industria 371
XXVIII Caracteres de la voluntad de vivir 378
Libro III
XXIX Del conocimiento de las ideas 393
XXX Del sujeto puro del conocimiento 397
XXXI Del genio 408
XXXII De la locura 435
XXXIII Observaciones sueltas sobre lo bello en la naturaleza 440
XXXIV De la esencia íntima del arte 443
XXXV De la estética en la arquitectura 449
XXXVI Observaciones sueltas acerca de lo bello en las
artes plásticas 459
XXXVII De la estética de la poesía 465
XXXVIII De la historia 483
XXXIX De la metafísica de la música 493
Libro IV
XL Introducción 509
XLI De la muerte y de sus relaciones con la indestructibilidad de
nuestro ser en sí 511
XLII La vida de la especie 566
XLIII Herencia de las cualidades 574
XLIV Metafísica del amor 589
XLV De la afirmación de la voluntad de vivir 631
XLVI De la nada y de los dolores de la vida 637
XLVII De la moral 654
XLVIII Teoría de la negación de la voluntad de vivir 671
XLIX El camino de salvación 706
L Epifilosofía 713
Libro I
I El punto de vista idealista 7
"[...] lo real y lo ideal, es decir, entre el mundo como fenómeno
cerebral y el mundo que existe fuera del cerebro, [...]." (Libro I, cap.
I, p. 8)
"[...] Berkeley, [...] llegó al idealismo propiamente dicho, reconociendo
que lo extenso, es decir, el mundo objetivo o material, no existe en cuanto
más que en nuestra representación, siendo falso y absurdo atribuirle
existencia fuera de la percepción e independientemente fuera del sujeto
que percibe y, por consiguiente, admitir la existencia en sí, y de una
manera absoluta, de la materia. Esta concepción tan verdadera y profunda
constituye toda la filosofía de Berkeley: en ella se vertió todo
entero." (Libro I, cap. I, pp. 8-9)
"El realismo, que por sus apariencias positivas tiene fácil arraigo
en los espíritus incultos, parte, por el contrario, de una hipótesis
arbitraria y es un edificio sin cimientos pues olvida o niega un hecho primordial,
a saber: que todo lo que conocemos es un fenómeno de conciencia. [...]"
(Libro I, cap. I, p. 9)
"[...] Objeto, no quiere decir otra cosa que "representación
de un sujeto"; [...]." (Libro I, cap. I, p. 9)
"Que el mundo objetivo pueda existir sin que haya un ser que lo conozca,
parece cierto a primera vista, porque puede ser pensado en abstracto, sin que
aparezca la contradicción que implica. Pero si intentamos dar realidad
a semejante abstracción, es decir, si queremos convertirla en percepciones
intuitivas, únicas que pueden darle contenido y verdad (como todas las
abstracciones); cuando se trata de imaginar un mundo objetivo sin un sujeto
que lo conozca, se ve que lo que se imagina es lo contrario de lo que se pretende,
es decir, no es otra cosa que el acto de una inteligencia que percibe intuitivamente
el mundo objetivo, que era lo que se quería excluir. Siendo, evidentemente,
el mundo intuitivo un fenómeno cerebral, hay contradicción en
suponer que como mundo subjetivo pueda existir con independencia de todo cerebro."
(Libro I, cap. I, pp. 9-10)
"A esta idealidad necesaria y esencial de las cosas puede oponerse una
objeción que cada uno de nosotros entrevé en su espíritu,
más o menos distintamente, y es ésta: mi cuerpo es también
objeto para un individuo, es también representación, y, sin embargo,
yo no puedo dudar de que yo seguiría existiendo aunque ese individuo
no existiese. Y como esta misma relación entre mi persona y la inteligencia
de otro existe también entre esa existencia y todos los demás
objetos, éstos seguirían existiendo aún cuando ningún
ser los percibiese. La consideración es ésta: ese otro, cuyo objeto
es mi persona, no es un sujeto absoluto, sino un individuo que conoce. De aquí
que, cuando no existiera, es más, aunque no hubiera otro ser que conociese
más que yo, no por ello quedaría suprimido el sujeto, en cuya
representación existen solamente todos los objetos. Pues este sujeto
soy yo mismo, como cualquier ser que conozca; por consiguiente, en el caso supuesto,
mi persona seguiría existiendo realmente, pero como representación,
es decir, en mi conciencia. Yo mismo, en efecto, no la conozco más que
de un modo mediato y nunca inmediato, porque toda percepción es mediata.
[...]" (Libro I, cap. I, p. 10)
"[...] mi entendimiento intuitivo realiza la función de ir del efecto
a la causa, [...]". (Libro I, cap. I, p. 10)
"[...] Todo lo que de este modo existe podrá tener, por otra parte,
una existencia en sí, para lo cual no necesita de sujeto alguno. Pero
esta existencia en sí no puede consistir en extensión y actividad
(que, reunidas, constituyen la figura en el espacio). Forzosamente ha de ser
de distinta naturaleza; será una existencia de cosa en sí, que,
como tal, nunca puede ser objeto. [...]" (Libro I, cap. I, p. 11)
"[...] el mundo objetivo no existe más que en la representación,
o sea para el sujeto. [...]" (Libro I, cap. I, p. 11)
"[...] Nótese también que Kant, bajo su cosa en sí,
no pensó nunca un objeto, al menos mientras fue consecuente consigo mismo.
Y esto se deducía ya de su prueba de que el espacio y el tiempo no son
más que formas de la intuición y, por consiguiente, no pertenecen
a las cosas en sí, y como lo que no está en el espacio ni en el
tiempo no es objeto, es claro que la existencia de las cosas en sí no
`puede ser objetiva, sino que ha de ser de otra naturaleza, es decir, metafísica.
Por tanto, la proposición de Kant implica esta otra: el mundo objetivo
no existe más que como representación." (Libro I, cap. I,
pp. 11-12)
"Nada ha sido tan injustamente tratado en todos los tiempos como el idealismo,
en cuanto se le ha culpado de negar la realidad empírica del mundo exterior.
[...]" (Libro I, cap. I, p. 12)
"El verdadero idealismo, por el contrario, no es empírico, sino
trascendental. Éste deja intacta la realidad empírica del mundo,
pero hace hincapié en que todo objeto, es decir, toda realidad empírica
en general, está doblemente condicionada por el sujeto: primeramente
de un modo material, o sea como objeto en general, porque una existencia objetiva
sólo se concibe en relación con un sujeto y como representación
de éste; y luego, en cuanto a la forma, porque el modo de existir un
objeto, es decir, de ser representado (espacio, tiempo y causalidad) se deriva
del sujeto y en él está predeterminada. El idealismo de Kant,
referido en particular al modo de la existencia del objeto, se enlaza con el
de Berkeley, que se refiere, en general, al objeto." (Libro I, cap. I,
pp. 12-13)
"Kant demuestra que el conjunto del mundo material, con sus cuerpos extensos
en el espacio y enlazados entre sí por el tiempo mediante la ley de causalidad
con todas sus consecuencias, no existe independiente de nosotros, sino que depende,
como de un supuesto fundamental, de las funciones del cerebro, por medio de
las cuales e solamente posible la ordenación objetiva de las cosas, ya
que tiempo, espacio y causalidad, en los cuales se basan todos los procesos
reales y objetivos, no son otra cosa que funciones del cerebro, t que, por lo
mismo, el orden invariable de las cosas que forman el criterio y la guía
de la realidad empírica de las cosas, procede asimismo del cerebro, que
es lo único que da testimonio de él. Esto es lo que Kant demostró
a fondo y detalladamente; sólo que él no dice cerebro, sino "facultad
de conocimiento". Y hasta intentó probar que, bien considerado,
ese orden objetivo en el tiempo, el espacio y la causalidad, la materia, etcétera,
sobre el cual se basasen último término, todos los hechos del
mundo real, no puede ser pensado como existente por sí mismo, es decir,
como un orden de cosas en sí, con realidad y existencia absolutas. [...]"
(Libro I, cap. I, p. 13)
"[...] cuán absurdo es admitir que las cosas, como tales, puedan
existir fuera e independientemente de nuestra conciencia. [...]" (Libro
I, cap. I, p. 13)
"[...] Esto [el idealismo] no se explicaría si nuestro intelecto
y las cosas, no formasen un todo; pero sólo se explica porque ambos son
lo mismo; el intelecto crea ese orden y no existe más que para las cosas,
como éstas no existen más que para el intelecto." (Libro
I, cap. I, pp. 13-14)
"El realismo pretende que el mundo, tal como lo conocemos, es independiente
del conocimiento. [...]"(Libro I, cap. I, p. 14)
"[...] el mundo, tal como le conocemos, no existe más que para el
conocimiento, no existe más que en la representación, sin que
tenga fuera de ella un duplicado." (Libro I, cap. I, p. 14)
"[...] la cosa en sí, o sea lo que existe fuera de nuestro conocimiento
y de todo conocimiento en general, ha de ser considerada como algo completamente
distinto de la representación y de todos sus atributos, y por tanto,
de la objetividad. [...]" (Libro I, cap. I, p. 15)
"[...] existe en el espacio un mundo objetivo y otro subjetivo, y la imposibilidad
de establecer una transición del uno al otro, [...]." (Libro I,
cap. I, p. 15)
"Lo subjetivo y lo objetivo no forman un continuum. Lo conocido inmediatamente
(lo subjetivo) termina en la superficie de nuestra piel, o más bien en
las extremidades de los nervios que parten del sistema cerebral. Más
allá existe un mundo, del que no tenemos noticia si no es por las imágenes
de nuestro cerebro. Y la cuestión es saber si a estas imágenes
corresponde, y en qué proporción corresponde, un mundo fuera de
nosotros. La ley de causalidad es la única que podría determinar
la relación entre ambos términos, por ser la única que
conduce de una cosa dada a otra que difiere esencialmente de ella. Pero esta
misma ley necesita una demostración previa de su validez. No puede ser
más que de origen objetivo o de origen subjetivo, pero que en muchos
casos se queda en una u otra orilla y no puede servir de puente. Si, como pensaban
Locke y Hume, es a posteriori, es decir, una ley deducida de la experiencia,
pertenecerá al mundo exterior, puesto en tela de juicio, y no podrá
garantizar su realidad, pues en tal caso conforme a Locke, la ley de causalidad
se comprobaría por la experiencia y la realidad. Si, por el contrario,
como Kant enseña, la ley de causalidad es a priori, su origen es subjetivo
y no puede sacarnos de lo subjetivo. Esto es evidente. [...]" (Libro I,
cap. I, p. 15)
"Sin embargo, el materialismo está en parte justificado. En efecto,
tan verdad es que el sujeto que conoce es un producto de la materia, como que
la materia es una mera representación de aquél. Pero estas dos
afirmaciones son incompletas, unilaterales. Pues el materialismo es la filosofía
del sujeto que se olvida a sí mismo. [...]" (Libro I, cap. I, p.
18)
"El realismo conduce necesariamente, como hemos dicho, al materialismo.
[... Cuando] el realismo se hallaba en boga, se inventó el espiritualismo,
que consistía en admitir fuera de la materia y al lado de ella otra sustancia,
la sustancia espiritual. [...] El espiritualismo no es, pues, más que
un remedio aparente y falso contra el materialismo, cuyo único remedio
eficaz es el idealismo.. [...] El idealismo afirma que la materia depende del
sujeto, mientras que el espiritualismo afirmaba que el sujeto es independiente
de la materia. [...]" (Libro I, cap. I, pp. 18-19)
"[...] el objeto está condicionado por el sujeto, [y] el sujeto
en cuanto tal está condicionado a su vez por el objeto. [...]" (Libro
I, cap. I, p. 20)
"[...] Una conciencia sin objeto no es conciencia. [...]" (Libro I,
cap. I, p. 20)
"El error capital de todos los sistemas es el desconocimiento de esta verdad:
que el intelecto y la materia son correlativos, es decir, que cada uno de ellos
existe por el otro, que nacen y mueren juntos, que uno es sólo el reflejo
del otro y ambos una misma cosa mirada por la faz opuesta; [...]." (Libro
I, cap. I, p. 21)
"[...] el entendimiento se resiste porque no es capaz de comprender una
creación de la nada ni un aniquilamiento de la materia, sino sólo
variaciones o modificaciones de ésta; [...]." (Libro I, cap. I,
pp. 21-22)
"[...] La materia es la representación del intelecto, y éste
aquello en lo cual existe solamente la materia. Ambos reunidos, forman el mundo
como representación, que es precisamente el fenómeno de Kant,
[...]." (Libro I, cap. I, p. 22)
II Doctrina del conocimiento intuitivo, o del entendimiento 25
"[...] Es verdad que el espacio no existe más que en mi cabeza,
pero empíricamente mi cabeza ocupa un espacio. [...]" (Libro I,
cap. II, p. 25)
"[...] la ley de causalidad no relaciona más que fenómenos,
[...] o, mejor dicho, de las representaciones. [...]" (Libro I, cap. II,
p. 25)
"[...] La cosa en sí es inextensa, amorfa, incorporal. [...]"
(Libro I, cap. II, p. 26)
"[...] los nervios de los órganos sensibles prestan a los objetos
el color, el sonido, el gusto, la temperatura, etcétera, el cerebro les
da la extensión, la figura, la solidez, el movimiento y, en suma, todo
aquello que se percibe en virtud del tiempo, del espacio y de la causalidad."
(Libro I, cap. II, p. 26)
"[Tomás Reid, que desconoció a Kant, afirma correctamente
que] ninguna sensación tiene la menor semejanza con el mundo intuitivamente
conocido, y sobre todo, que las cinco cualidades primarias de Locke (extensión,
figura, solidez, movimiento y número) no pueden ser suministradas por
la sensación y en su consecuencia abandona como indescifrable el problema
del origen y del modo de producirse la intuición. [...]" (Libro
I, cap. II, p. 27)
"[...] Los objetos no están en el espacio, y por consiguiente fuera
de nosotros, sino en cuanto nos los representamos. [...]" (Libro I, cap.
II, p. 29)
"[...] las cosas bellas, por ejemplo, de un hermoso panorama, es también
un fenómeno cerebral. Su perfección no depende sólo del
objeto, sino de la constitución del cerebro, es decir, de su forma, de
su tamaño, de la cavidad de su contextura y de la excitación de
su actividad por la pulsación de las arterias cerebrales. [...]"
(Libro I, cap. II, p. 31)
"[...] Del mismo modo que creemos ver las cosas situadas allí donde
se encuentran, cuando en realidad las sentimos en el cerebro, también
creemos experimentar el dolor en el miembro enfermo, cuando en realidad lo sentimos
en el cerebro, adonde es provocado por el nervio de la parte enferma. Por esto
no sentimos más que los dolores de aquellas partes cuyos nervios van
al cerebro y no los de las partes cuyos nervios pertenecen al sistema ganglionar,
a no ser que por una excitación muy violenta de estos últimos
la sensación llegue por rodeos hasta el cerebro, donde se manifiesta
como un malestar sordo y sin indicación precisa de su situación.
Por lo mismo las lesiones de un miembro cuyo paquete nervioso ha sido cortado
o ligado, no se sienten; como también se debe a esta misma causa que
el hombre, a quien se le ha amputado un miembro, crea sentir, a veces, dolores
en la pierna o brazo amputados, porque los nervios que se dirigían al
cerebro están intactos. En los dos fenómenos descritos percibimos
como situado al exterior lo que sucede en el cerebro; en la intuición,
por la intervención del entendimiento, que palpa el mundo exterior por
medio de sus tentáculos; en la sensación de los miembros, por
conducto de los nervios." (Libro I, cap. II, pp. 31-32)
III De los sentidos 33
"[...] entre las sensaciones las hay que no son ni agradables ni desagradables,
es decir, que no afectan a la voluntad, porque están destinadas principalmente
a la comprensión objetiva del mundo exterior. Si esto no sucediese nos
detendríamos en la sensación sin pasar a su causa, que es lo que
en último término se persigue, [...]. La razón psicológica
está en que los sentidos nobles (la vista, el oído) tienen nervios
destinados a recibir las impresiones específicas de lo exterior que no
nos son susceptibles de sensaciones dolorosas. [...]" (Libro I, cap. III,
p. 33)
"[...] el poder de transportarnos fácilmente a la pura contemplación
objetiva sin mezcla de voluntad, que, como en el libro tercero queda demostrado,
constituye el fondo del sentimiento estético. [...]" (Libro I, cap.
III, p. 34)
"[...] Los dos sentidos inferiores, el olfato y el gusto, no son extraños
ya a la excitación inmediata de la voluntad, lo cual quiere decir que
siempre nos impresionan agradable o desagradablemente, siendo subjetivos más
que objetivos." (Libro I, cap. III, pp. 34-35)
"[...] los sonidos perturben y obren hostilmente sobre nuestro espíritu
[...]; dispersan los pensamientos [...]. En cambio, no se produce una perturbación
análoga por la vista. [...]" (Libro I, cap. III, p. 35)
"[...] a pesar de tener dos oídos de sensibilidad diferente, jamás
oímos un sonido doble, mientras que con los ojos vemos, a veces, imágenes
dobles, llegaremos a la conclusión de que la sensación auditiva
no se produce en el laberinto, o en el caracol, sino en un lugar del cerebro
en que los dos nervios se juntan, y que allí es donde la sensación
se unifica. [...]" (Libro I, cap. III, p. 36)
"[...] los pensadores y, en general, las personas muy inteligentes, no
pueden soportar los alborotos, que estorba el incesante curso de sus pensamientos
e interrumpe y paraliza su meditación, [...]." (Libro I, cap. III,
p.36)
IV Del conocimiento " a priori" 39
"[...] En general, nunca se puede determinar si el juicio es analítico o sintético, más que según sea más o menos completa la noción correspondiente en el espíritu del que enuncia el juicio. Para Cuvier, el concepto de gato era cien veces más comprensivo que para su criado; de modo que los juicios sintéticos del uno serían analíticos para el otro. Pero si se consideran las nociones objetivamente y se quiere averiguar si un juicio es analítico o sintético, debemos sustituir al atributo su término contradictorio y agregarlo, sin cópula, al sujeto: si resulta una contradictio in adjecto, el juicio será analítico; en caso contrario, sintético." (Libro I, cap. IV, p. 41)
Sintético Un cuerpo es pesado.
Prueba Un cuerpo liviano. (como no es contradictoria, la anterior es sintética
efectivamente)
Analítica Un cuerpo es extenso.
Prueba Un cuerpo no-extenso. (como es contradictoria, la anterior es analítica
efectivamente)
"Tanto la Aritmética como la Geometría están basadas
en la intuición pura; pero no es igual la evidencia en una que en otra.
Sin embargo, puede hacerse la demostración que sigue: toda numeración
consiste en enunciar y repetir constantemente la unidad y sólo empleamos
nombres diferentes [...]. Pero la repetición es una operación
sucesiva que se funda directamente en la intuición del tiempo, que es
lo que le da sentido; luego, la numeración es posible merced al tiempo.
Esto se demuestra también porque en todas las lenguas la multiplicación
se indica por la palabra veces, que es un concepto de tiempo; [...]. Sin esta
base de la intuición pura del tiempo, la aritmética no sería
una ciencia a priori, ni sus principios tendrían certeza infalible."
(Libro I, cap. IV, p. 42)
"[...] De ningún modo consideramos nosotros que el verdadero acto
inmediato de la voluntad sea distinto de la acción del cuerpo y que ambas
cosas sean términos de una relación causal, sino que, al contrario,
ambas son una misma cosa indivisible. no hay sucesión entre una y otra,
son simultáneas; [...]." (Libro I, cap. IV, p. 43)
"[...] el mover nuestros cuerpos por una orden de la voluntad es una cosa
oscura para nosotros, un milagro en que apenas reparamos, [...]." (Libro
I, cap. IV, p. 44)
"[...] para percibir objetivamente en el espacio los objetos, incluido
nuestro propio cuerpo, necesitamos conocer ya la causalidad, [...]." (Libro
I, cap. IV, p. 45)
"Asimismo, la teoría de Hume, según la cual el concepto de
causalidad nace de la costumbre de ver dos estados sucederse constantemente
el uno al otro, queda refutada por la sucesión más antigua, a
saber: la del día y la noche, que a nadie se le ha ocurrido considerar
como sucesión causal. Y precisamente esta sucesión refuta también
la falsa suposición kantiana de que la realidad objetiva de una sucesión
sólo es reconocida cuando es concebida como relación de causa
y efecto. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 46)
"[...] Por otra parte, la absurda teoría de algunos profesores modernos
de que la causa y el efecto son simultáneos, [... Si] suponemos simultáneos
la causa y el efecto, todo el curso del universo se reduciría a un instante.
[...]" (Libro I, cap. IV, pp. 46-47)
"El verdadero enunciado de la ley de causalidad es el siguiente: Todo cambio
tiene su causa en otro cambio que le precede inmediatamente. [...]" (Libro
I, cap. IV, p. 50)
"[...] una causa primera es tan absurda como un comienzo en el tiempo o
un límite en el espacio. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 50)
"[...] Hemos dicho que se trata de cosas, es decir, de estados de la materia,
pues sólo a éstos se refieren los cambios y la causalidad. Dichos
estados son los que en la acepción más general de la palabra denominamos
forma, y sólo la forma cambia, mientras que la materia permanece. [...]"
(Libro I, cap. IV, p. 50)
"De tomar el concepto en abstracto con demasiada extensión, proviene
el abuso de extender la causalidad a la cosa considerada en absoluto, [...].
Así nació la prueba cosmológica. En efecto, parte ésta
de la suposición gratuita de que de la existencia del mundo se puede
inferir su no existencia anterior, y por último, cae en la inconsecuencia,
verdaderamente monstruosa, de suprimir esa ley de causalidad, de donde arranca
toda su fuerza demostrativa, [...]." (Libro I, cap. IV, p. 51)
"La ley de causalidad se aplica a todo lo que pasa en el mundo, pero no
al mundo mismo, porque es una ley inmanente y no trascendente; con ella nos
es dado el mundo y con ella desaparece. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 51)
"También la causa ha sido confundida con la fuerza, en virtud de
un exceso de extensión. La fuerza, aunque distinta en absoluta de la
causa, es lo que comunica a ésta su causalidad o posibilidad de obrar;
[...]." (Libro I, cap. IV, p. 52)
"[...] Las únicas entidades que en la naturaleza no dependen de
la cadena causal, infinita en las dos direcciones, son la materia y las fuerzas
naturales. [... Las] fuerzas naturales no son otra cosa que la voluntad y que
la materia no es más que voluntad manifestada; de modo que en cierto
sentido voluntad y materia son también una misma cosa. [...]" (Libro
I, cap. IV, p. 53)
"[...] la materia (como causalidad) (Libro I, cap. IV, párr. 4º
de la 1a parte) debe ser considerada como la unión , o si se quiere la
fusión del tiempo y el espacio. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 54)
"[...] es obligado suponer que Laplace conocía la teoría
de Kant. [...]" (Libro I, cap. IV, p. 62)
V Del intelecto desprovisto de razón 69
"Las bestias tienen entendimiento, pero carecen de razón. Poseen,
por consiguiente, el conocimiento intuitivo, pero no el abstracto; [...]."
(Libro I, cap. V, p. 69)
"[...] el animal no piensa, en el sentido propio de la palabra, porque
carece de conceptos, o sea de representaciones abstractas." (Libro I, cap.
V, p. 69)
"[...] los animales [sufren] menos que nosotros, pues no conocen otros
males que los inmediatos. [...]" (Libro I, cap. V, p. 71)
"[...] el hombre poco inteligente se parece mucho a la bestia. [...]"
(Libro I, cap. V, p. 71)
"[...] En realidad, los animales no sienten la muerte, pues no la conocen
hasta el momento que llega y entonces ya no existen. La vida del animal es un
presente perpetuo; vive sin reflexionar y limitado al momento actual. Verdad
es que a la mayor parte de los hombres les sucede lo mismo." (Libro I,
cap. V, p. 71)
VI Del conocimiento abstracto o racional 74
"Un instrumento de la inteligencia tan importante como lo es el concepto,
no puede manifiestamente ser idéntico a la palabra, que no es más
que un sonido, el cual, como sensación, desaparece con las ondas sonoras:
y como imagen acústica se desvanece con el tiempo." (Libro I, cap.
VI, p. 74)
"[...] como toda abstracción consiste en el mero eliminar notas
del concepto, cuanto más avanza aquélla menos queda en éste.
[...]" (Libro I, cap. VI, p. 76)
"[...] Todo nuestro conocimiento, con su percepción interior y exterior,
tiene por forma constante el tiempo. En cambio, los conceptos, como representaciones
nacidas de la abstracción, por ser completamente generales y distintos
de las cosas individuales, gozan de una cierta existencia objetiva que no forma
parte de ninguna serie temporal. [...]" (Libro I, cap. VI, p. 77)
"El estudio de varios idiomas puede apalear en parte este inconveniente,
pues en virtud de este estudio el pensamiento, al pasar de un molde a otro,
se modifica un tanto en cada nueva operación, perdiendo cada vez más
su forma y su vestidura, apareciendo su esencia más clara a la conciencia
y recobrando su variabilidad originaria. [...]" (Libro I, cap. VI, p. 78)
"[...] Como todos poseen razón, aunque muy pocos tienen juicio,
resulta que el hombre está muy expuesto al error, y es fácil presa
de todas las quimeras imaginables que se le presentan. [...]" (Libro I,
cap. VI, p. 80)
VII De la relación entre el conocimiento intuitivo y el abstracto 83
"[...] los conceptos tomas su materia del conocimiento intuitivo [...].
Lo cual implica que la intuición es un medio de comprobar ejemplarmente
la legitimidad de los conceptos." (Libro I, cap. VII, p. 83)
"[...] el razonamiento no nos proporciona conocimientos nuevos, sino que
únicamente nos pone de manifiesto lo que se contiene en los conocimientos
ya adquiridos y lo que es aplicable en cada caso dado. [...]" (Libro I,
cap. VII, p. 84)
"La esencia de todo conocimiento verdadero y útil es una intuición
y toda verdad nueva procede de este origen. [...]" (Libro I, cap. VII,
p. 84)
"Con la mayoría de los libros, aparte los que son completamente
malos, sucede que cuando no tratan de materias empíricas por completo,
el autor ha pensado, pero no ha visto; ha escrito guiado por la reflexión,
no por la intuición, y esto es lo que les hace medianos y tediosos. Lo
que piensa el autor también pudiera haberlo pensado el lector con un
poco de trabajo, [...]." (Libro I, cap. VII, pp. 84-85)
"[...] los grandes ingenios, cuando piensan, siempre tienen una imagen
ante los ojos y no los apartan de ellos durante el trabajo del pensamiento.
[...]" (Libro I, cap. VII, p. 85)
"[...] el pensamiento, o sea la combinación de nociones abstractas,
[...]." (Libro I, cap. VII, p. 86)
"[...] El saber no puede sustituir al genio, porque la instrucción
no da más que conceptos, mientras que el conocimiento genial consiste
en la concepción de la Idea (Libro I, cap. VII, platónica), siendo,
por tanto, intuitivo. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 87)
"Sabiduría y genio; [esta] diferencia es tan grande que el sabio
vive en otro mundo que el necio, y el genio vive el mundo de otro modo que el
hombre vulgar." (Libro I, cap. VII, p. 87)
"El conocimiento intuitivo puede regir en la práctica nuestros actos
y nuestra conducta, mientras que el abstracto de la razón no puede hacerlo
sino con ayuda de la memoria. De aquí una ventaja para el conocimiento
intuitivo en todas las ocasiones que no dan tiempo a reflexionar, es decir,
en las relaciones diarias de la vida, y por eso las mujeres se distinguen en
ellas. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 88)
"La intuición es, no sólo la fuente de todo conocimiento,
sino también el conocimiento , el conocimiento verdadero, el único
que se merece en realidad el nombre de conocimiento; [...]." (Libro I,
cap. VII, p. 89)
"[...] la superioridad en el conocimiento intuitivo es la única
que imprime su sello en el semblante, siendo impotente el conocimiento abstracto
para producir este resultado." (Libro I, cap. VII, p. 90)
"[...] En la mayor parte de los que están reputados por sabios,
el afán de la lectura es una especie de fuga vacui u horror al vacío,
debida a la falta de ideas propias. Para llenar este vacío se ven obligados
a recurrir a los pensamientos ajenos; necesitan leer para tener pensamientos,
[...]. Convencidos de que su misión es leer, se atiborran de lectura
hasta indigestarse, y al cabo, la lectura no se contenta con preceder al pensamiento,
sino que le sustituye por completo: no piensan sino cuando leen y piensan con
la cabeza de otro. Pero una vez abandonado el libro su atención es embargada
por muy diferentes objetos, como son los negocios personales, los espectáculos,
los juegos de naipes o de otra clase, o por las noticias y el chismorroteo del
día. Pero el pensador que se interesa en los problemas de la ciencia
o del arte es ajeno a todo esto y se entrega a sus meditaciones sin necesidad
de libros; disposición de ánimo que es imposible adquirir cuando
no se posee espontáneamente. Por eso el pensamiento habla de lo que ha
pensado, mientras que los otros hablan de lo que han leído. [...]"
(Libro I, cap. VII, pp. 91-92)
"[...] Toda filosofía que en vez de partir de aquí [lo realmente
dado por la intuición empírica] tome su `punto de partida de nociones
abstractas, tales como lo absoluto, la sustancia absoluta, Dios, lo infinito,
la identidad absoluta, el ser, la esencia, etc., será una construcción
sobre arena y no podrá conducir a ningún resultado real. [...]"
(Libro I, cap. VII, p. 96)
"[...] La filosofía no debe operar sobre conceptos, sino con conceptos,
[...]." (Libro I, cap. VII, p. 96)
"[...] las nociones abstractas no comprobadas por ninguna intuición
nos conducen por caminos extraviados [...]." (Libro I, cap. VII, p. 101)
"[...] El eslabón intermedio que relaciona estos dos modos de conocimiento
[el intuitivo y el abstracto o reflexivo] es, como dije en el párrafo
14 del libro primero, el juicio. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 101)
"[...] Sacar consecuencias es fácil, juzgar es difícil. [...]"
(Libro I, cap. VII, p. 102)
"La gran dificultad del juicio consiste en que en la mayoría de
los casos tenemos que pasar del efecto a la causa, con lo cual nos exponemos
a graves errores. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 102)
"Cualidades como el ingenio y la perspicacia son también manifestaciones
de la facultad de juzgar: en el primer caso, del juicio reflexivo, y en el segundo,
del intuitivo. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 103)
"[...] En cierto modo es irónico extender a todos los hombres esta
facultad [el juicio] que sólo se debe atribuir a los que realmente la
poseen. En los asuntos más insignificantes de la vida, las gentes vulgares
demuestran que tienen poca confianza en su propio juicio, pues la experiencia
les ha enseñado que no deben confiar en él. Generalmente lo sustituyen
con prejuicios y con opiniones ajenas, lo cual los coloca en una especie de
minoridad de la que pocos pueden salir. [...]" (Libro I, cap. VII, p. 103)
VIII Teoría de la risa 104
"[...] la risa indica que de repente se advierte la incongruencia entre
dicho concepto y la cosa pensada, es decir, entre la abstracción y la
intuición. Cuanto mayor sea esa incompatibilidad y más inesperada
en la concepción del que ríe, tanto más violenta será
la risa. Por consiguiente, para producir la risa se necesita siempre un concepto
[...]." (Libro I, cap. VIII, p. 104)
"Muchas de las aventuras de Don Quijote son de este género. [...]
En todas ellas el hecho está tramado siempre de modo que parezca posible
a priori; pero cuando se llega a la intuición del hecho particular, a
posteriori, se advierte la imposibilidad del caso, provocando entonces la risa
la incongruencia entre el pensamiento y la realidad. [...]" (Libro I, cap.
VIII, p. 110)
"[...] Los niños y las personas ignorantes se ríen de todo,
[...]." (Libro I, cap. VIII, p. 110)
"[...] en la contienda entre la intuición y el pensamiento [refiriéndose
a la risa], aquélla permanece siempre vencedora porque no está
sujeta al error, ni tiene necesidad de que algo extraño a ella la justifique
porque ella aboga por sí misma. Si profundizamos en este análisis,
veremos que el conflicto procede de que el pensamiento no puede abarcar todos
los infinitos matices de la realidad. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 111)
"Lo contrario de la risa y de la broma es lo serio. Consiste en la conciencia
de la conformidad entre el pensamiento y la realidad. [...]" (Libro I,
cap. VIII, p. 111)
"[...] cuanto más serio es un hombre, tanto más cordialmente
es capaz de reír. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Las personas mediocres, intelectual y moralmente hablando, suelen
tener una risa forzada y falsa. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Podríamos decir en general que la manera como ríe
una persona y las cosas que le hacen reír son indicios seguros de su
carácter. [...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Las relaciones entre uno y otro sexo ofrecen tema tan a propósito
para bromas, que poco ingenio basta para forjar un cuento obsceno, y no habría
tantos si el fondo de la cuestión no fuese cosa tan seria." (Libro
I, cap. VIII, p. 112)
"Cuando hablamos en serio, nos ofende que los demás se rían,
porque la risa significa que encuentran una gran incongruencia entre nuestro
pensamiento y la realidad. Por eso el adjetivo ridículo es ofensivo.
[...]" (Libro I, cap. VIII, p. 112)
"[...] Cuando la broma se oculta tras lo serio nace la ironía, [...].
Lo contrario a la ironía es lo serio oculto tras la broma, y a esto llaman
los ingleses humor y nosotros humorismo. [...] La ironía comienza seriamente
y acaba riendo. El humorismo sigue el proceso contrario. [...]" (Libro
I, cap. VIII, pp. 112-113)
"[...] El humorismo es siempre la expresión poética o artística
de algún hecho cómico o grotesco cuando lo que se oculta, dejándolo
entrever, solamente es un pensamiento grave. [...]" (Libro I, cap. VIII,
p. 113)
IX De la lógica en general 115
"La teoría de las leyes del pensamiento se podría simplificar, a mi juicio, reduciéndolas a dos: la de la exclusión del tercer término y la de la razón suficiente. La primera puede formularse de este modo: todo atributo ha de poder ser ya afirmado o ya negado respecto de un sujeto. [...] La segunda ley del pensamiento, o sea el principio de razón suficiente, significa que tal afirmación o negación, es decir, el juicio, debe ser determinado por algo distinto del juicio mismo, y que puede ser o una intuición (Libro I, cap. IX, pura o empírica) u otro juicio. [...]" (Libro I, cap. IX, p. 116)
X Sobre la silogística 120
"Frecuentemente se pregunta si la proposición que resulta de las
dos que se comparan en el silogismo enseña algo que no se supiera ya.
No puede decirse que sí hablando en sentido estricto, pero en cierto
modo enseña algo nuevo. [...]" (Libro I, cap. X, p. 120)
"Lo esencial del silogismo es que reconocemos claramente haber pensado
el contenido de la conclusión al pensar las premisas. [...]" (Libro
I, cap. X, p. 121)
"[...] en nuestro cerebro pueden existir aisladas dos premisas durante
mucho tiempo, hasta que la ocasión las aproxima surgiendo la conclusión
como una chispa. [...]"
"[A menudo las premisas] las comparamos con nuestros otros conocimientos
muchas veces de una manera inconsciente [...]." (Libro I, cap. X, p. 121)
"[...] El juicio, que es la operación elemental y más importante
del pensamiento, no es otra cosa que la comparación de dos conceptos;
el silogismo es la comparación de dos juicios. [...]" (Libro I,
cap. X, pp. 122-123)
XI De la retórica 132
XII Doctrina de la ciencia 134
"De lo expuesto en los capítulos anteriores acerca de las funciones
de la inteligencia se deduce que para emplearlas acertadamente son de observar
las siguientes reglas: 1) Una percepción intuitiva exacta del objeto
que examinamos con todas sus propiedades esenciales y todas sus relaciones,
es decir, todos los datos. 2) Formar con ellas conceptos claros y precisos,
es decir, reunir sus propiedades en abstracciones exactas que se conviertan
en seguida en materiales del pensamiento. 3) Comparar dichos conceptos, ya con
los objetos de la intuición, ya unos con otros hasta formar juicios exactos
que abarquen y agoten la materia; en resumen, juzgar bien el asunto. 4) Reunir
y combinar estos juicios para formar premisas de silogismos; [...]." (Libro
I, cap. XII, p. 134)
"[...] El análisis parte de los hechos, de lo particular, para caminar
hacia los principios, hacia lo general, es decir, va de los efectos a las causas;
las síntesis es la operación inversa. Más exacto sería
llamar a estas dos operaciones método inductivo y método deductivo,
[...]." (Libro I, cap. XII, p. 136)
"Si un filósofo empezase por crear un método para filosofar,
se parecería al poeta que comenzase por escribir una estética,
para escribir después sus poemas. [...]" (Libro I, cap. XII, p.
136)
"[...] el filósofo debe abarcar los dominios de todas las ciencias
y estar familiarizado con ellas; [...]." (Libro I, cap. XII, p. 143)
XIII Del método en las matemáticas 145
"[...] la utilidad de las matemáticas es indirecta, puesto que no consiste más que en su aplicación a fines que sólo por ella son accesibles. [...]" (Libro I, cap. XIII, p. 147)
XIV De la asociación de ideas 148
"[...] es imposible que un pensamiento surja en nosotros sin razón
suficiente, por muchos esfuerzos que haga la voluntad para evocarle, [...]."
(Libro I, cap. XIV, p. 148)
"[...] en el fondo oscuro de la conciencia es donde se opera por los elementos
tomados del exterior esta digestión que los transforma en pensamientos,
como el estómago transforma los alimentos en jugos y sangre de nuestro
cuerpo. De aquí que muchas veces no nos demos cuenta de cómo nacen
nuestros más profundos pensamientos, surgidos de lo más hondo
de nuestro ser. Los juicios, los pensamientos repentinos, las resoluciones ascienden
inopinadamente de esas profundidades, sorprendiéndonos a nosotros mismos.
[...]" (Libro I, cap. XIV, p. 151)
XV De las imperfecciones esenciales de nuestro entendimiento 153
"La conciencia tiene por forma, no el espacio, sino simplemente el tiempo.
Por eso el pensamiento no camina, como la intuición, según las
tres dimensiones, sino en una sola. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 153)
"[...] En efecto, de aquí resulta [debido a que la conciencia es
únicamente temporal y no espacial] que no podemos conocer más
que una sola cosa cada vez y no tenemos conciencia de ella, sino a condición
de olvidar por el momento todas las demás, de las cuales dejamos de tener
conciencia, lo que equivale a decir que en aquel instante dejan de existir para
nosotros. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 153)
"En la conciencia, lo que hay de constante e invariable es la voluntad.
[...]" (Libro I, cap. XV, p. 156)
"[...] la memoria no es un almacén, sino sencillamente la facultad,
adquirida con el ejercicio, de reproducir las representaciones cuando es menester,
[...]." (Libro I, cap. XV, p. 157)
"Si reparamos en el origen y destino de la inteligencia no nos sorprenderá
que sea tan deficiente su naturaleza. La inteligencia ha sido creada paras el
servicio de una voluntad individual; por consiguiente, está destinada
a conocer los objetos sólo en cuanto suministran motivos para esa voluntad,
y a no profundizar en dichos objetos ni a descubrir su íntima esencia.
[...]" (Libro I, cap. XV, p. 158)
"El estado primitivo y natural de todos los seres es la inconsciencia y
ella es también la raíz de donde nace como suprema floración
la conciencia, que no puede renegar jamás de su origen. La mayoría
de los seres son inconscientes y obran según las leyes de la naturaleza,
o sea de su voluntad. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 158)
"Estas diferencias en los talentos se dan también en la rapidez
del pensamiento. [...] La extensión en que una inteligencia conoce los
efectos y las causas, parece estar en relación con esta rapidez, pues
la tensión de las facultades intelectuales no puede tener más
que una corta duración, y en ese breve momento es cuando puede ser meditado
en su totalidad un pensamiento. [...]" (Libro I, cap. XV, p. 159)
"Pero los malos cerebros son regla, y los buenos la excepción, los
eminentes una cosa rara y el genio un prodigio. No siendo así, ¿cómo
se explicaría que al cabo de seis mil años la humanidad, que se
compone de cerca de 800 millones de seres, ignorase tantas cosas? La inteligencia
está hecha únicamente para la conservación del individuo,
y de ordinario apenas sabe llenar esta misión. [...]" (Libro I,
cap. XV, p. 162)
"[...] En la vida práctica, el genio es de la misma utilidad que
un telescopio en un teatro." (Libro I, cap. XV, p. 162)
"[...] Si las gentes los comprendieran no perderían el tiempo leyendo
las obras de los cerebros vulgares, como son las producciones insignificantes
y mediocres que tanto en poesía como en filosofía nos van inundando;
[...]." (Libro I, cap. XV, pp. 163-164)
XVI Del uso práctico de la razón y del estoicismo 165
"[...] un motivo pequeño que obra muy de cerca se sobrepondrá
a un motivo mucho mayor que obre de lejos. [...]" (Libro I, cap. XVI, p.
166)
"[...] Ninguna desdicha, ninguna contrariedad podrían alterarnos
ni conmovernos si la razón tuviera siempre ante sí la idea de
que el hombre es un ser miserable, [...]." (Libro I, cap. XVI, p. 166)
"[...] la vida más sencilla y más llena de privaciones, a
pesar de los inconvenientes de que la Naturaleza la ha rodeado, es la más
soportable y la que más conviene que sigamos, pues todo medio empleado
para hacerla más grata, toda comodidad, toda diversión y todo
placer no hacen sino atraernos nuevos tormentos y mayores dolores que los naturales
a la vida. [...]" (Libro I, cap. XVI, p. 170)
"[...] todo hábito se convierte en una necesidad y que, por consiguiente,
ni puede ser abandonado sin dolor; [...]." (Libro I, cap. XVI, p. 172)
"[...] Está probado que todos los bienes de la vida dependen de
la fortuna, y que si el destino, usando de sus derechos, nos los niega, seremos
desgraciados si en ellos basamos nuestra dicha. Sólo nos puede librar
de esta mísera condición el empleo juicioso de la razón,
que nos hará pensar que dichos bienes no nos pertenecen y que lo que
hace la fortuna es prestárnoslo por un tiempo determinado; así
nunca podríamos perderlos. [...]" (Libro I, cap. XVI, p. 173)
XVII De la necesidad metafísica en el hombre 176
"Excepto el hombre, ningún ser se sorprende de su propia existencia;
para todos los demás animales, ésta es una cosa que se comprende
por sí misma, y que no les asombra. En el reposo de la mirada de los
animales se refleja la sabiduría misma de la Naturaleza, pues en ellos
la voluntad y la inteligencia no están todavía lo suficientemente
separadas para que al verse juntas se extrañen mutuamente. [...]."
(Libro I, cap. XVII, p. 176)
"Su asombro es tanto mayor [en el hombre], cuanto que por primera vez se
encuentra ante la idea de la muerte, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 176)
"[...] Cuanto más vulgar e ignorante es el hombre, menos enigmático
le parece el mundo; todo lo que existe y tal como existe le parece que se explica
por sí solo, porque su inteligencia no ha rebasado aún la misión
primitiva de servir a la voluntad en calidad de mediadora de motivos. Por lo
tanto, la inteligencia está aún estrechamente unida, como parte
integrante, al modo y a la Naturaleza, y no puede arrancarse, por decirlo así,
del conjunto de las cosas, para afrontar al mundo como algo distinto de él,
a fin de contemplarle desde un punto de vista puramente objetivo [con conciencia].
[...]" (Libro I, cap. XVII, p. 177)
"[...] Si nuestra vida estuviera exenta de dolores y no tuviera límite,
es lo probable que a nadie se le ocurriera preguntarse por qué existe
el mundo, y por qué es tal como es; todo esto se explicaría por
sí solo. Conforme a esto, vemos que el interés que despiertan
los sistemas filosóficos, y aun los religiosos tienen su más sólido
fundamento en un dogma que nos prometa la continuación de la vida después
de la muerte, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 177)
"En general, la filosofía universitaria es una farsa, cuyo verdadero
fin es imprimir en lo más profundo del pensamiento de los estudiantes
la dirección de espíritu que más conviene a las miras del
magisterio dispensador de las cátedras. [...]" (Libro I, cap. XVII,
p. 180)
"Por metafísica entiendo todo supuesto modo de conocer que va más
allá de las posibilidades de la experiencia, es decir, de la Naturaleza
o de los fenómenos de las cosas, para dar una solución, cualquiera
que sea su sentido, a los problemas de esa naturaleza, o en términos
más vulgares, trata de descubrir qué es lo que hay detrás
de la Naturaleza y qué es lo que la hace posible. [...]" (Libro
I, cap. XVII, pp. 180-181)
"[...] en los pueblos civilizados vemos constantemente dos clases de metafísica,
que se distinguen en que una toma su autoridad de sí misma y la otra
de fuera de ella. [...] Los sistemas de la primera clase exigen, para su crédito,
reflexión, ilustración, tiempo y razonamientos, por lo que sólo
están al alcance de muy pocos hombres [...]." (Libro I, cap. XVII,
p. 181)
"[...] la mayor parte de los humanos, para los que sólo son capaces
de creer y no de pensar, y qué no son accesibles a la argumentación,
sino sólo a la autoridad, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 181)
"[También vemos otras] dos clases de metafísica, cuya diferencia
puede anunciarse más compendiosamente llamándolas doctrinas de
persuasión y doctrinas de fe, tienen de común que cada sistema
especial se encuentra en relaciones hostiles con todos los demás de la
misma especie. Los primeros hacen su campaña por medio de la palabra
y de la pluma; los segundos emplean además el hierro y el fuego, [...]."
(Libro I, cap. XVII, p. 182)
"Por otra parte ¿qué necesidad tiene una religión
del apoyo de la filosofía? ¿No lo tiene todo [...]?" (Libro
I, cap. XVII, p. 182)
"Lo mejor, para ambas [filosofía y religión], sería
que permaneciesen aislada la una de la otra, ocupando cada cual su terreno propio,
a fin de poder desarrollarse sin estorbos, según su naturaleza. [Actualmente
se] ha creado un extraño híbrido a manera de centauro, [...] bajo
el nombre filosofía de la religión [...]." (Libro I, cap.
XVII, p. 185)
"Las religiones son necesarias para el pueblo y constituyen para éste
un beneficio inestimable. Hay que tratarlas con todo el miramiento posible,
aunque se opongan al progreso de la humanidad en el conocimiento de la verdad.
[...]" (Libro I, cap. XVII, p. 185)
"[...] Pero como de la nada no procede nada, el mal y el dolor deben tener
su origen en la Naturaleza misma del mundo." (Libro I, cap. XVII, p. 189)
"[...] La física no puede sostenerse sobre sus propios pies; necesita
una metafísica en que apoyarse, [...]." (Libro I, cap. XVII, p.
190)
"[...] El primer paso que hay que dar es darse cuenta de la diferencia
que existe entre Física y Metafísica. Esta diferencia se basa
a su vez en la que estableció Kant entre fenómeno y la cosa en
sí. Pero como el mismo filósofo enseña que jamás
podemos conocer la cosa en sí, no existe, según él, Metafísica,
sino sólo un conocimiento inmanente (es decir, la Física), y junto
a éste una crítica de la razón que aspira a la Metafísica.
[...]" (Libro I, cap. XVII, pp. 190-191)
"[...] Tan misteriosas como la vida de un ser animado son las propiedades
de un cuerpo inorgánico, porque la explicación física viene
a chocar siempre con un obstáculo metafísico, ante el cual se
estrella, es decir, ante el cual deja de ser explicación." (Libro
I, cap. XVII, p. 192)
"[...] es importantísimo y necesario convencerse de la imposibilidad
de una Física absoluta [sin Metafísica], [...]." (Libro I,
cap. XVII, p. 193)
"[...] Pero en rigor, para suplir la falta de filosofía propia [en
la Física] se puede aceptar cualquier teoría filosófica
o cualquier doctrina religiosa en tanto conserve su eficacia." (Libro I,
cap. XVII, p. 193)
"[...] el destino inmediato de la inteligencia no es ilustrarnos sobre
la naturaleza de las cosas, sino absolutamente sobre sus relaciones con la voluntad.
Como veremos en el segundo libro, la inteligencia es simplemente el médium
de los motivos. El mundo, pues, se refleja en ella de modo diferente por completo
al que constituye el orden real y absoluto de las cosas, porque la inteligencia
no nos muestra la esencia del mundo, sino su envoltura. Pero es una circunstancia
accidental y que no debe ser imputada a la inteligencia, que encuentra en sí
misma medios de rectificar el error, porque le es dable conocer la diferencia
entre fenómeno y la cosa en sí. [...]" (Libro I, cap. XVII,
p. 193)
"[...] en el fondo del orden físico existe otro orden de naturaleza
diferente, que es lo que Kant llamó orden de las cosas en sí y
el que constituye el objeto de la metafísica." (Libro I, cap. XVII,
p. 194)
"[...] todo objeto, lo mismo que en cuanto a su existencia objetiva, está
condicionado siempre por el sujeto que le conoce, y que, por tanto, es fenómeno,
y no cosa en sí. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 194)
"Con el naturalismo, o sea con la Física pura, nunca se conseguirá
nada; es comparable a un problema de aritmética cuya solución
dejara siempre un residuo. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 195)
"[...] por grandes que sean los progresos que la Física (entendida
en el amplio sentido de los antiguos) pueda realizar, jamás nos hará
adelantar un paso hacia la metafísica, del mismo modo que una superficie,
por mucho que crezca en extensión, nunca ganará en profundidad.
Los progresos de este género no perfeccionan otro conocimiento que el
de los fenómenos, mientras que la metafísica, va más allá
del fenómeno y busca lo que hay detrás de éste. [...]"
(Libro I, cap. XVII, p. 195)
"En cuanto a la fuente o al fundamento del conocimiento metafísico,
ya he dicho que es falsa la suposición, admitida por el mismo Kant, de
que debe hallarse en los conceptos. Éstos no pueden ser la base de ninguna
ciencia, pues siempre proceden de alguna intuición. [...]" (Libro
I, cap. XVII, p. 197)
"[...] la causalidad, que no nace de la experiencia, pero que se hace consciente
en virtud de la experiencia [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 198)
"Siendo la metafísica la ciencia que menos puede contenerse en estos
límites, debe tener también fuentes empíricas de conocimiento,
de donde resulta que la hipótesis preconcebida de una metafísica
que se pudiera crear puramente a priori, es necesariamente vana. [...]"
(Libro I, cap. XVII, p. 198)
"[...] Cuando el conocimiento va acompañado de la conciencia de
su aprioridad, Kant le llama trascendental, distinguiéndole del trascendente,
o sea del que "excede toda posibilidad de experiencia", y cuyo contrario
es lo inmanente, es decir, lo que permanece dentro de los límites de
esa posibilidad. Me complazco en recordar el sentido primitivo de estos términos,
introducidos por Kant, [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 199)
"[...] Y si bien nadie puede conocer la cosa en sí a través
del velo de las formas de la intuición, cada uno la lleva en sí
mismo, es él mismo; por eso puede encontrarla en el fondo de su conciencia,
aunque sea de un modo condicionado. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 200)
"[...] la metafísica va más allá del fenómeno,
esto es, de la Naturaleza, y avanza hasta lo que se oculta en ella o tras ella
( ); pero siempre como lo que aparece en ella, no independientemente de ésta;
por lo tanto, es siempre algo inmanente y no trascendente. [...]" (Libro
I, cap. XVII, p. 201)
"[...] mi sistema no va nunca más allá de la experiencia;
se contenta con desarrollar la verdadera explicación del mundo experimental.
[...]" (Libro I, cap. XVII, p. 201)
"[...] el optimismo de Leibniz está en contradicción con
las miserias reales de la existencia; [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 202)
"[...] la doctrina de Spinoza, de que el mundo es la única sustancia
posible y absolutamente necesaria, es incompatible con el asombro que nos causan
su existencia y su condición; [...]." (Libro I, cap. XVII, p. 202)
"[...] mi doctrina establece la armonía entre los opuestos fenómenos
del mundo y suprime las innumerables contradicciones que se presentan cuando
lo consideramos desde cualquier otro punto de vista; en tal sentido, es como
una operación aritmética que no dejara residuo alguno; lo cual
no quiere decir que mi doctrina lo resuelva todo. Sostener esto sería
negar los límites del conocimiento humano en general. Cualquiera que
sea la luz que nos alumbre, siempre estará nuestro horizonte cercado
de profundas tinieblas, pues la solución última del enigma del
mundo debería necesariamente referirse a la cosa en sí y no al
fenómeno. [...]" (Libro I, cap. XVII, p. 203)
"[...] un conocimiento abstracto se comunica por nociones y palabras; cuando
es intuitivo, por las creaciones del arte." (Libro I, cap. XVII, p. 204)
"[...] los antiguos nos sacaron ventaja, [...] pues no se enseñaba
a los niños las religiones ni se las tomaba tan en serio. Por eso los
antiguos son todavía nuestros maestros en metafísica." (Libro
I, cap. XVII, p. 205)
Libro II
XVIII De la posibilidad de conocer la cosa en sí 209
"¿Qué es conocimiento? -Ante todo y esencialmente representación.
-Y ¿qué es representación? -Un proceso fisiológico
muy complicado que se opera en el cerebro de un animal y cuyo resultado es la
conciencia de una imagen en el cerebro. [...]" (Libro II, cap. XVIII, pp.
209-210)
"El cerebro, por operaciones ulteriores, abstrae de las intuiciones o imágenes
que en él se han formado conceptos universales (Universalia), para servirse
de ellos a fin de crear combinaciones nuevas que den al conocimiento el carácter
racional y constituyan lo que llamamos pensar; [...]." (Libro II, cap.
XVIII, p. 210)
"[...] Pensar no tiene relación directa más que con el intuir,
pero el intuir tiene una relación con el ser en sí de lo intuido,
[...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 210)
"[...] los conceptos, es decir, la materia inmediata del pensamiento, son
evidentemente abstraídos de la intuición, [...]." (Libro
II, cap. XVIII, p. 210)
"[...] La materia no es más que una mera abstracción, como
substratum del objeto percibido. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 211)
"[...] la inexplicable naturaleza de estas propiedades [incógnitas
de los objetos inanimados a las cuales deben sus propiedades] nos indica la
existencia de algo que no cae en la esfera del conocimiento, [y] no pueden darnos
más que fenómenos y no la esencia inmanente de las cosas. Así
se explica que en todo cuanto conocemos quede siempre algo oculto [...]."
(Libro II, cap. XVIII, pp. 212-213)
"[...] La dificultad no está en la falta de conocimiento sino en
la naturaleza misma de éste. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 213)
"[...] no somos sujetos del conocer, sino también objetos, cosas
en sí, y que, en consecuencia, para penetrar en la esencia propia e inmanente
de las cosas, a la cual no podemos llegar desde fuera, se abre una vía
que parte de lo interior, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 213)
"[Kant observó que "la] intuición no nos proporciona
más que fenómenos y no cosas en sí; luego no tenemos ningún
conocimiento de las cosas en sí." Esto es verdad de todo conocimiento,
menos del que tenemos de nuestro propio querer: éste no es intuitivo
(toda intuición tiene por condición el espacio) ni vacío;
por el contrario, es más real que cualquier otro. Tampoco es a priori
como el conocimiento formal, sino enteramente a posteriori; por lo cual no podemos
anticiparle en los casos particulares y muchas veces nos equivocamos sobre nosotros
mismos. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 214)
"[...] debemos concebir la Naturaleza partiendo de nosotros y no, a la
inversa, tratar de conocernos a nosotros partiendo de la Naturaleza. [...]"
(Libro II, cap. XVIII, p. 214)
"[¿Creer que comprenderemos] mejor, acaso, el movimiento de una
bola provocado por un choque, que nuestro propio movimiento provocado por un
motivo? Otros pueden que lo crean, yo no. [...]" (Libro II, cap. XVIII,
p. 214)
"[...] en este conocimiento interior, la cosa en sí, aunque se despoja
en parte de sus velos, no se nos presenta todavía desnuda. En virtud
de la forma del tiempo, el individuo no reconoce su voluntad más que
en sus actos sucesivos y aislados, pero no en el conjunto y en sí; ninguno
de nosotros conocemos a priori nuestro carácter, sino por la experiencia,
y aun así imperfectamente. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 215)
"[...] El acto voluntario no es, en verdad, más que la manifestación
más inmediata y visible de la cosa en sí; [...]. En este punto
he modificado la doctrina de Kant, que sostiene la imposibilidad de conocer
la cosa en sí, pues yo pretendo que si bien no puede ser conocida de
una manera absoluta y radical, es sustituida para nosotros por el más
inmediato de los fenómenos, que difiere esencialmente de todos los demás
pro esta su manifestación inmediata. [...] Si la voluntad fuese entera
y absolutamente la cosa en sí, [...]." (Libro II, cap. XVIII, pp.
215-216)
"[...] el concepto de un alma no sólo, como demostró la Crítica
de la Razón pura, es inadmisible como hipótesis trascendente,
sino que se convierte en fuente de errores irreparables, por cuanto con esa
sustancia simple se establece una visible unidad entre el conocimiento y la
voluntad, siendo así que su separación es el camino que conduce
a la verdad. [...]" (Libro II, cap. XVIII, p. 217)
"[...] La voluntad es a la conciencia, es decir, al conocimiento, lo que
la sustancia al accidente, [...]." (Libro II, cap. XVIII, p. 218)
"[...] Y así comprendidas las cosas, llegaremos a la convicción
de que esta médula [la voluntad del individuo], esta sustancia íntima,
e s indestructible, a pesar del aniquilamiento cierto de la conciencia con la
muerte y a pesar de su no existencia antes del nacimiento. [...]" (Libro
II, cap. XVIII, p. 218)
XIX Del primado de la voluntad en la autoconciencia 219
"La voluntad, como la cosa en sí, constituye la esencia interior,
verdadera e indestructible, del hombre; en sí misma es, sin embargo,
inconsciente. Pues la conciencia está condicionada por el intelecto,
y éste es un mero accidente de nuestro ser, mera función del cerebro,
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 219)
"[El cerebro] es el parásito del organismo en el sentido de que
no toma parte en su trabajo interior, de un modo directo, [...]." (Libro
II, cap. XIX, p. 219)
"[...] La voluntad es metafísica; el intelecto, físico. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 219)
"[...] la conciencia consiste en conocer, y para conocer hace falta un
sujeto y un objeto; luego no podría darse conciencia si frente al que
conoce no hubiera algo distinto que fuese conocido. De aquí que una conciencia
que fuera inteligencia pura, es una cosa imposible. [...]" (Libro II, cap.
XIX, p. 220)
"[...] Y ahora pregunto yo: Si la voluntad proviniese del conocimiento,
¿cómo es que los animales, aun los más inferiores, muestran
una voluntad a veces indomable, siendo así que poseen tan escasa porción
de conciencia? Este error fundamental, que condujo a los filósofos a
poner el accidente en el lugar de la sustancia, digámoslo así,
les ha llevado a un laberinto sin salida." (Libro II, cap. XIX, p. 224)
"[...] La voluntad es la única que subsiste siempre la misma. Su
función es de las más simples; consiste en querer o no querer,
lo cual se cumple con la mayor facilidad y no exige esfuerzo ni ejercicio alguno.
[...] Cuando el intelecto presenta a la voluntad un objeto, ésta pronuncia
su fallo en estos términos: agradable o desagradable. [...]" (Libro
II, cap. XIX, p. 225)
"[...] Se ve, pues, que el intelecto es la música conforme a la
cual la voluntad baila. La inteligencia trata a la voluntad como a un niño,
al cual su nodriza relata sucesivamente cuentos alegres o tristes que ponen,
alternativamente, al pequeño en los estados de ánimo correspondientes.
Y esto proviene de que la voluntad, por sí misma, carece de conocimiento,
mientras que su compañero, el intelecto, carece por su parte de voluntad
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 227)
"Con todo, aunque la voluntad se convierta en juguete de la inteligencia
desde que a ella se abandona, pronto recobrará su supremacía cuando
llegue la ocasión de hacer sentir su autoridad. entonces prohibirá
a la inteligencia ciertas representaciones; no le consentirá evocar esta
aquella serie de pensamientos, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 227)
"La relación entre la voluntad y el intelecto se puede reconocer
además en que el segundo es de ordinario completamente ajeno a las decisiones
de la primera. La inteligencia suministra los motivos; pero sólo después,
muy a posteriori, es cuando descubre cómo ha obrado, [...]." (Libro
II, cap. XIX, p. 228)
"[...] la gran diferencia entre intelecto y voluntad, la supremacía
de ésta y la subordinación de aquélla." (Libro II,
cap. XIX, p. 230)
"[...] La inteligencia se fatiga, mientras que la voluntad es infatigable.
[Sólo ella] trabaja automáticamente, a veces con extraordinaria
fuerza y presteza, sin conocer la fatiga. El niño de pecho, que apenas
posee un vislumbre de inteligencia, posee ya voluntad propia; [...] quiere sin
saber lo que quiere. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 230)
"[...] la inteligencia se desarrolla con lentitud, a compás del
crecimiento del cerebro y la madurez del organismo entero, que son sus condiciones,
puesto que aquélla no es más que una función orgánica.
el cerebro acaba su desenvolvimiento a los siete años, y a partir de
esa edad es cuando los niños adquieren tan sorprendente inteligencia
y s e hacen tan ganosos de aprender y tan razonables. Viene después la
pubertad, que presta al cerebro nuevo apoyo y en cierta manera le da el fondo
de resonancia y eleva de un golpe la inteligencia a un grado más alto,
una octava, por decirlo así, paralelamente al cambio de la voz, que en
la misma proporción se hace más grave. Pero al mismo tiempo despiértanse
las pasiones y los apetitos carnales, viniendo a turbar el estado de serenidad
anterior, y este nuevo estado va agravándose en lo sucesivo." (Libro
II, cap. XIX, p. 231)
"De diez casos, nueve no llegarían a producirnos irritación
si nos diésemos cuenta de las causas que los producen, convenciéndonos
así de su necesidad y de su verdadera naturaleza; por eso deberíamos
reflexionar más antes de entregarnos a la cólera o a la tristeza."
(Libro II, cap. XIX, p. 232)
"La inteligencia es para la voluntad en el hombre lo que la brida para
un caballo demasiado fogoso; debe dirigirla por medio de la instrucción,
de los consejos, de la educación, etc., pues por sí misma la voluntad
es tan salvaje y tan impetuosa como un torrente, [...]. En los excesos de cólera,
en la embriaguez y en la desesperación, la voluntad se desboca, se precipita
y sigue su naturaleza primitiva. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 232)
"En los excesos de cólera, en la embriaguez y en la desesperación,
la voluntad se desboca, se precipita y sigue su naturaleza primitiva. En la
mania sine delirio, se desprende de la brida y el bocado, y descubre su esencia
elemental, y entonces podemos cerciorarnos de que es tan extraña a la
inteligencia como el bocado al caballo. [...]" (Libro II, cap. XIX, pp.
232-233)
"[...] la inteligencia descansa cuando la voluntad se lo permite. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 233)
"Así es que la inteligencia descansa cuando la voluntad se lo permite.
Por sí, se muestra inerte y poco dispuesta al trabajo, una aplicación
constante la fatiga hasta embotarla por completo y se agota como una pila eléctrica
al cabo de muchas descargas. Por eso todo trabajo intelectual largo exige pausas
y descansos, sin los cuales sobrevendrían el entorpecimiento y la impotencia.
Este estado es al principio pasajero; mas si de una manera constante se priva
a la inteligencia de reposo, manteniéndola en una tensión exagerada
y constante, caerá en un estado permanente de agotamiento, degenerando
en incapacidad absoluta, en imbecilidad o en hipertensión tiránica
del intelecto o del cerebro, cuando este mal se da en los últimos años
de la vida. Así se explica que Swift se volviera loco, que Kant volviese
a la infancia, que Walter Scott, Wordsworth, Southey y otros minorum gentium,
se volvieran idiotas o incapaces. Goethe conservó hasta el momento de
su muerte toda la lucidez, fuerza y actividad de sus facultades mentales, porque,
como hombre de mundo y cortesano, jamás se violentó para proseguir
sus trabajos intelectuales. Lo mismo les sucedió a Wieland, a Knebel
el centenario y a Voltaire." (Libro II, cap. XIX, p. 233)
"[...] el intelecto es una cosa secundaria, un mero instrumento [de la
voluntad]. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 233)
"[...] Con la edad, la inteligencia se debilita y se gasta lo mismo que
el cerebro. La voluntad, como cosa en sí, jamás está ociosa,
jamás se fatiga. [...] No desaparece con la edad, continúa queriendo
lo que ha querido; incluso se hace más firme e inflexible cuando la inteligencia
se debilita; [...]." (Libro II, cap. XIX, pp. 233-234)
"[...] La debilidad e imperfección de la inteligencia de que son
testimonio la falta de juicio, la estrechez de espíritu, la necedad y
la locura de la mayor parte de los hombres, serían completamente inexplicables
si la inteligencia, en vez de ser mero instrumento secundario y accesorio [de
la voluntad], fuese lo que supusieron los filósofos, es decir, la esencia
íntima y primitiva de lo que llamamos alma, del hombre interior. Pues,
¿cómo la naturaleza primitiva, en su función inmediata
y propia, podría cometer tantas faltas y errores?" (Libro II, cap.
XIX, p. 234)
"[...] Todo ser quiere constantemente, enérgica y decididamente.
Sería erróneo considerar la inmoralidad como una imperfección
de la voluntad. Ciertamente, la moralidad tiene una fuente que está más
allá de la Naturaleza, por lo que generalmente está en contradicción
con aquélla. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 234)
"[...] Otra prueba de que la voluntad es lo que hay de real y de esencial
en el hombre y la inteligencia lo secundario, y que está condicionada
y formada accesoriamente, es que la última no puede desempeñar
sus funciones con claridad y exactitud más que en tanto que la voluntad
permanece muda y tranquila; toda agitación sensible de ésta perturba
el funcionamiento intelectual y con su intromisión falsea los resultados.
La intervención de la inteligencia, por el contrario, no dificulta la
acción de la voluntad. [...]" (Libro II, cap. XIX, pp. 234-235)
"[...] la sangre fría y la presencia de ánimo sean el don
más esencial para librarse de un peligro repentino y para luchar contra
enemigos. Las sangre fría consiste en que calla la voluntad para que
el intelecto pueda obrar; la presencia de ánimo, en que la actividad
de la inteligencia no se turba, a pesar de la presión que sobre la voluntad
ejercen los acontecimientos. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 235)
"[...] el intelecto no es más que una función del cerebro,
al cual sostiene y alimenta el organismo como un parásito; de aquí
que toda perturbación de la voluntad, y, por consiguiente, del organismo,
altere o polarice esa función cerebral, que existe separada y no conoce
otras necesidades que las del reposo y la nutrición." (Libro II,
cap. XIX, p. 236)
"[...] La esperanza consiste esencialmente en que la voluntad obliga a
su sierva la inteligencia, cuando ésta no ha conseguido procurarle el
objeto deseado, a presentarle al menos su imagen, desempeñando el papel
de consolador, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 236)
"Amor y odio falsean totalmente nuestros juicios; en nuestros enemigos
no vemos más que los defectos; en los que amamos, grandes excelencias,
pues en ellos hasta los defectos nos parecen amables. Un influjo semejante ejerce
también sobre nuestro juicio nuestro interés, de cualquier clase
que éste sea; [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 237)
"[...] Errores hay que persisten toda nuestra vida y que nos guardamos
de escudriñar jamás, porque tememos, a pesar de nuestra creencia
en ellos, que sean mentira." (Libro II, cap. XIX, p. 238)
"La única dificultad o perturbación posible a que se halla
expuesta la voluntad por parte del entendimiento, es la que excepcionalmente
resulta de un predominio anormal en el desarrollo de la inteligencia, o sea
de ese don supremo que llamamos genio. Tal don es una traba incuestionable para
la energía del carácter y, por consiguiente, para la acción.
[...]" (Libro II, cap. XIX, p. 240)
"[...] la presión de la voluntad refuerza la memoria. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 242)
"[...] una inteligencia pura, un ser puramente pensante y despojado de
voluntad, no tendría memoria. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 243)
"El intelecto obedece a menudo a la voluntad: por ejemplo, cuando queremos
acordarnos de alguna cosa lo conseguimos mediante algún esfuerzo, [...].
En cambio, la voluntad no obedece, realmente hablando, a la inteligencia nunca
[...]. Por eso no hay ética alguna que pueda formar ni corregir la voluntad.
[...]" (Libro II, cap. XIX, p. 243)
"[...] las modificaciones debidas a la facultad de gozar los placeres físicos,
que dependen de las edades." (Libro II, cap. XIX, p. 245)
"[...] Si, como es creencia generalizada, la voluntad se derivase del conocimiento,
como resultado y producto suyo, sería forzoso que una gran voluntad fuese
siempre acompañada de un gran entendimiento. [...] Los animales, con
mucho menos inteligencia que el hombre, poseen una voluntad fuerte y tenaz.
[...] Si la voluntad brotase solamente del conocimiento, nuestra cólera
debería ser exactamente proporcionada a su motivo [...]." (Libro
II, cap. XIX, p. 245)
"[...] Las plantas no tienen más que voluntad sin conocimiento."
(Libro II, cap. XIX, p. 245)
"[...] No esperemos que los hombres reconozcan las más altas verdades
ni que aprecien las obras de más raro mérito cuando tienen interés
en no hacerlo, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 247)
"Lo contrario a todo esto sucede cuando tratamos de convencer a una persona
cuya voluntad tenemos ganada de antemano. En este caso, la persuasión
es fácil, todos los argumentos son decisivos y la cuestión es
tan clara como el día. Esto lo saben los oradores populares. En ambos
casos, la voluntad es una fuerza inmensa, contra la que no puede luchar la inteligencia."
(Libro II, cap. XIX, p. 247)
"[...] Fácilmente se comprende que una gran superioridad intelectual
no vaya unida a un gran carácter, por la sencilla razón de que
cualquiera de esas dos cualidades es muy rara, mientras que los defectos contrarios
son abundantes y se encuentran fácilmente reunidos. [...]" (Libro
II, cap. XIX, pp. 247-248)
"[...] es posible que algunos hombres ineptos se hagan malos por la misma
causa que lo son a veces los jorobados, a saber, por el sentimiento de amargura
que les produce la humillación que les ha impuesto la naturaleza y porque
acaso creen poder suplir eventualmente el ingenio que les falta con la perfidia,
la cual les repara algún triunfo pasajero. Esto también nos explica
por qué cualquiera se vuelve fácilmente malo para con una personalidad
superior." (Libro II, cap. XIX, p. 248)
"[...] Todo hombre, por secreto instinto, elige preferentemente para su
trato a algún individuo al cual supera en ingenio; con él se sentirá
a sus anchas, [...]. Por la misma razón, cada cual evita la intimidad
de quien le es superior, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 248)
"[...] dice Helvétius: "Nada exaspera tanto a la mayoría
de las personas como ver a un hombre desplegar un talento superior en la conversación.
Aparentan complacencia por el momento, pero la envidia hace que le maldigan
en su corazón." [...]." (Libro II, cap. XIX, pp. 248-249)
"[...] toda gran superioridad intelectual aísla más que cualquier
cosa y expone al odio, por lo menos al odio disimulado. Por la razón
contraria son amados tantos necios, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 249)
"[...] Junto a la más alta superioridad intelectual puede existir
una extremada perversidad moral." (Libro II, cap. XIX, p. 249)
"[...] cuando uno ha cometido una mala acción vemos que sus afectos
y aun él mismo tratan de imputar a la inteligencia el pecado de la voluntad,
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 250)
"[...] Ante el tribunal moral, la acusación de falta de inteligencia
no constituye delito; más bien es origen de excenciones. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 250)
"[...] todas las religiones prometen recompensas eternas, en la otra vida,
a las cualidades de la voluntad o del corazón, pero no a las del cerebro
o de la inteligencia. La virtud espera el premio en el otro mundo; la ciencia,
en éste; el genio, ni el uno ni en el otro; él mismo es su recompensa.
Por consiguiente, la voluntad es la parte inmortal; la inteligencia, la parte
temporal." (Libro II, cap. XIX, pp. 251-252)
"La sociedad o comercio entre los hombres se establece mediante reglas
concernientes a la voluntad, pero rara ves sobre las relaciones tocantes a la
inteligencia. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 252)
"Los mismos vicios y las mismas virtudes, las mismas ambiciones y las mismas
pasiones, coexisten con los más diferentes estados de instrucción,
[...]." (Libro II, cap. XIX, p. 252)
"Las grandes facultades del ingenio despiertan admiración, pero
no excitan la simpatía, reservada para las cualidades morales, para las
condiciones del carácter. Elegiremos mejor por amigo a un hombre honrado
y benévolo, conciliador o indulgente, que a otro que sólo se distinga
por su inteligencia. Hasta preferimos al hombre simpático. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 253)
"[...] El recién nacido no hace uso de su entendimiento; pero desde
los primeros tiempos lo ejercita dentro de la intuición y de la aprehensión
de las cosas exteriores. [...] Este primer paso va seguido de otro mucho más
lento, por lo general, a los tres años, a saber: el desarrollo de la
razón por medio del lenguaje, que condiciona el pensamiento. Pero, no
obstante, el desarrollo de la inteligencia es muy limitado, ante todo porque
el cerebro no ha adquirido aún su perfección física, pues
tanto por lo que se refiere al volumen como al desarrollo de los tejidos, no
se logra hasta los siete años. Pero el intelecto, para entrar enérgicamente
en actividad, necesita del antagonismo del sistema genital, por lo que dicha
actividad no comienza hasta la pubertad. [...]" (Libro II, cap. XIX, p.
255)
"[...] el hombre no alcanza su madurez hasta los cuarenta años,
si bien se le considera mayor de edad a los veinte." (Libro II, cap. XIX,
p. 255)
"[...] la decadencia va avanzando, hasta llegar en la ancianidad a la chochez,
a la pérdida de la memoria, a una semiinconsciencia y al retorno a la
infancia." (Libro II, cap. XIX, p. 256)
"[...] El recién nacido gesticula violentamente, se agita y grita;
quiere, aunque no sabe lo que quiere, pues el medium de los motivos, la inteligencia,
carece de desarrollo. La voluntad, ignorando el mundo exterior, donde se encuentran
sus objetos, se agita en las tinieblas como un prisionero entre los muros y
rejas de su cárcel. [...]"
"[...] Los ingenia praecocia, los niños precoces, suelen resultar,
por lo general, hombres vulgares; el genio, en cambio, parece torpe de niño,
quizá porque percibe profundamente las cosas. [...]" (Libro II,
cap. XIX, p. 256)
"[...] jamás un hombre prudente descubriría una mala acción,
algún rasgo de malignidad o de perfidia en su juventud, pues comprende
que sería un testimonio poco favorable para su carácter actual.
[...]" (Libro II, cap. XIX, p. 257)
"El carácter permanece invariable hasta la edad más avanzada.
Los achaques de la edad, que minan profundamente las facultades intelectuales,
dejan intactas las morales. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 257)
"[...] Mientras todas las fuerzas orgánicas, la muscular, los sentimientos,
la memoria, el ingenio, la inteligencia, el genio, se gastan y embotan con la
edad, la voluntad permanece intacta e inalterable. [...] Pero en sí misma
surge completa y permanece invariable, independiente de las leyes del tiempo
y de las condiciones temporales de crecimiento y decadencia. Pero esto es una
prueba de que es de naturaleza metafísica y no pertenece al mundo de
los fenómenos." (Libro II, cap. XIX, p. 258)
"[...] la voluntad [puede ser] excitada por nuevos motivos; [...]."
(Libro II, cap. XIX, p. 258)
"Lo que permanece idéntico, lo que no envejece en nosotros es la
esencia misma de nuestro ser, que se halla colocada fuera del tiempo. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 260)
"[...] También ella [la identidad personal que descansa en la identidad
de la voluntad] es la que da a la mirada su expresión habitual. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 260)
"[...] Nuestro verdadero yo, el núcleo de nuestro ser, es lo que
está oculto [la voluntad] y que no sabe más que querer y no querer,
estar satisfecho o descontento, con todas las modificaciones designadas con
las palabras sensaciones, emociones, pasiones. [...]" (Libro II, cap. XIX,
p. 261)
"[...] Ese querer vivir somos nosotros mismos [...]. Pero por ser el amor
a una vida, que tan poco valor tiene, un hecho a priori y no a posteriori, es
por lo que se explica ese temor desmesurado a la muerte, propio de todo ser
humano, [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 261)
"[...] En el sueño profundo cesa todo conocimiento y toda representación.
[...] Pero en el sueño profundo el cerebro, y con él el conocimiento,
se sumen en una completa inactividad, pues aquél es el ministerio de
lo exterior, como el sistema ganglionar el ministerio de lo interior."
(Libro II, cap. XIX, pp. 262-263)
"[...] las funciones orgánicas como su primun mobile, no pueden
entregarse al descanso sin que cese la vida, ni tiene tampoco necesidad de reposo,
por su índole metafísica y por tanto incorpórea. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 262)
"[...] las enseñanzas de Kant consiguieron desterrar la noción
de alma." (Libro II, cap. XIX, p. 262)
"El cerebro, con su función cognoscitiva, es un centinela que la
voluntad ha establecido en lo alto, en la cabeza, para regular sus relaciones
exteriores a fin de espiar, por las ventanas de los sentidos, la amenaza de
un peligro o la posibilidad de un socorro, para que, una vez enterado, le informe
y ella pueda decidirse. [...]" (Libro II, cap. XIX, p. 263)
"[...] El sueño se encarga de darle [al cerebro vigía] por
relevado y de aquí proviene la sensación de placer con que le
acogemos. También proviene de aquí la sensación desagradable
que sentimos cuando nos despiertan, lo que equivale a llamar al centinela para
que ocupe su puesto; [...]." (Libro II, cap. XIX, p. 263)
"[...] En el sueño, durante el cual sólo funciona la vida
vegetativa, la voluntad está sola y trabaja sin estorbos exteriores y
sin perder fuerzas por la actividad del cerebro y el conocimiento, que es la
función orgánica más laboriosa, aunque no sea más
que un medio y no un fin para el organismo. [...]" (Libro II, cap. XIX,
p. 263)
"[...] La nutrición del cerebro, o esa renovación de su sustancia
por la sangre, no puede efectuarse, según esta hipótesis, durante
la vigilia, porque la función orgánica superior sería alterada
o entorpecida por la función inferior y material de la nutrición.
Esto hace que el sueño, aun siendo una función negativa, tenga,
sin embargo, un carácter positivo, el cual aparece ya en el hecho de
que la diferencia entre sueño y vigilia no es sólo de grado, sino
que hay una separación bien marcada que se anuncia, hallándonos
dormidos, por ensueños cuyos objetos son totalmente extraños a
los pensamientos que momentos antes nos ocupaban. Otra prueba de ello es que
en las pesadillas nos esforzamos en vano por gritar o rechazar un peligro imaginario.
Podría creerse que la comunicación entre el cerebro y los nervios
motores, o entre cerebro y cerebelo (coordinación de los movimientos),
se halla interrumpida, [...]. Así se explica también que para
que llegue el sueño es preciso que la obra de la nutrición haya
comenzado. El cerebro necesita haber sido cebado, por decirlo así. [...]"
(Libro II, cap. XIX, p. 264)
"[...] La meditación prolongada y el trabajo intelectual fatigoso
aumentan la necesidad del sueño. El esfuerzo muscular predispone también
al sueño, [...] la fatiga de los brazos o de las piernas tiene su asiento
real en el cerebro, de igual modo que el dolor de los miembros, que reside en
realidad en el cerebro; la condición es idéntica para los nervios
motores que para los sensitivos. Los músculos que no sean movidos por
el cerebro, por ejemplo, los del corazón, no se fatigan jamás.
Por eso es imposible pensar con claridad mientras se están haciendo esfuerzos
musculares ni inmediatamente después. [...]" (Libro II, cap. XIX,
pp. 265-266)
"[...] el sueño demuestra plenamente que la conciencia, la percepción,
el conocimiento, el pensamiento, en general, no son lo esencial, sino lo secundario
y condicionado. Son un lujo, el lujo supremos d e la naturaleza, y cuanto más
ostentosamente se adorna con él, menos puede sostenerlo sin interrupción.
Son el producto, la floración del sistema nervioso cerebral, alimentado
como un parásito, por el resto del organismo. Esto está en relación
con lo que dije en el tercer libro, a saber: que la conciencia será tanto
más límpida y perfecta cuanto más se despoja de la voluntad.
[...]" (Libro II, cap. XIX, p. 266)
"[...] En el sonambulismo magnético, la conciencia se desdoble;
dos seres de conocimientos perfectamente encadenados, pero distintos; la conciencia
despierta no sabe del conocimiento sonambulesco. Pero la voluntad conserva su
carácter y permanece idéntica en ambos estados, manifestando las
mismas inclinaciones y repulsiones. Y es que la función puede desdoblarse,
pero la esencia en sí, no." (Libro II, cap. XIX, p. 266)
XX Objetivación de la voluntad en el organismo animal 267
"[...] Las lesiones del cráneo con pérdida de la sustancia
gris ejercen casi siempre una perniciosa influencia sobre el intelecto; [...]."
(Libro II, cap. XX, p. 268)
"[...] nunca se ha visto que a causa de un accidente de este género
[lesiones en el cráneo] pierda o gane un hombre en moralidad, deje de
tener tal o cual pasión o adquiera otras nuevas, pues la voluntad no
reside en el cerebro, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 268)
"Conforme a una experiencia de Spallanzani, repetida luego por Voltaire,
un caracol al cual se corta la cabeza continúa viviendo, y al cabo de
algunas semanas echa otra nueva con sus cuernos correspondientes, recobrando
al mismo tiempo la conciencia y la percepción, pues hasta entonces el
animal, por sus movimientos desordenados, daba pruebas de una voluntad ciega.
Esto demuestra que la voluntad es lo permanente [...]." (Libro II, cap.
XX, p. 268)
"Tiedemann fue el primero, si no me equivoco, que comparó el sistema
nervioso cerebral a un parásito. La comparación no puede ser más
exacta. En cuanto al cerebro con sus accesorios, médula espinal y nervios,
está como injerto en el organismo y alimentado por éste, sin contribuir
directamente al mantenimiento de su economía, como se ha visto en los
monstruos acéfalos o en las tortugas, que viven tres semanas después
de haber sido decapitadas, siempre que no se lesione la médula oblonga,
que es el órgano rector de la respiración. Una gallina a la que
Flourens quitó la parte anterior del cerebro pudo vivir diez meses y
medrar. Por lo que se refiere al hombre, si la destrucción del cerebro
le produce la muerte, es indirectamente, a causa de la parálisis de los
pulmones, seguida de la del corazón. [...]" (Libro II, cap. XX,
p. 269)
"[...] la cosa en sí, base de todo fenómeno y, por tanto,
del nuestro, se halla, en la conciencia interna, privada de una de sus formas
fenomenales, a saber: la del espacio, y no conserva más que la otra,
la del tiempo, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 269)
"[...] en la conciencia de sí no será percibida la voluntad
como el substratum durable de sus manifestaciones, como sustancia permanente;
sólo sus actos serán reconocidos mientras duren y en el orden
de su sucesión, directa, pero no intuitivamente. El conocimiento de la
voluntad por la conciencia íntima no es, pues, una intuición de
la voluntad, sino una percepción inmediata de sus movimientos sucesivos.
En cambio, la conciencia externa es función del entendimiento por medio
de los sentidos; a más de la forma del tiempo, posee la del espacio,
y la unión íntima de ambas, operada por la causalidad, función
del entendimiento, es precisamente lo que constituye una percepción sensible,
una intuición. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] El conocimiento de la voluntad por la conciencia íntima no
es, pues, una intuición de la voluntad, sino una percepción inmediata
de sus movimientos sucesivos. [...]" (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] la conciencia externa es función del entendimiento por medio
de los sentidos; a más de la forma del tiempo, posee la del espacio,
[...]." (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] lo que en nuestra conciencia interior reconocemos como un acto inmediato
y efectivo de la voluntad, lo vemos proyectado al exterior como movimiento del
cuerpo, [...]." (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] no existe relación alguna de causalidad entre una decisión
de la voluntad y un acto del cuerpo, puesto que ambos son idénticos.
[...]" (Libro II, cap. XX, p. 270)
"[...] la voluntad interviene como último anillo d e una cadena.
Es el substratum metafísico de la irritabilidad muscular; [...]."
(Libro II, cap. XX, p. 271)
"[...] donde la voluntad se objetiva de una manera inmediata es, pues,
en la irritabilidad y no en la sensibilidad." (Libro II, cap. XX, p. 272)
"[...] los músculos son el producto y la concentración de
la sangre; que en cierto modo no son más que sangre solidificada, coagulada
o cristalizada, tomando ella su fibrina y su materia colorante casi inalteradas
(Burdach, Fisiología, tomo V, página 686). [...]" (Libro
II, cap. XX, p. 275)
"[...] el substratum metafísico de la fuerza que mueve al músculo,
de la irritabilidad, es la voluntad, ésta debe ser también el
substratum de la fuerza que produce el movimiento de la sangre y la formación
de sus vasos, porque es la sangre quien crea el músculo. [...]"
(Libro II, cap. XX, p. 277)
"[...] la voluntad se objetiva más inmediatamente en la sangre,
que es el origen de nuestro organismo, lo que le da su forma,, lo perfecciona
con el crecimiento y lo conserva después de una manera constante, ya
por la renovación regular de todas sus partes, ya por la regeneración
extraordinaria de alguna parte lesionada. [...]" (Libro II, cap. XX, p.
278)
"[...] ¿Cómo se forma el pollo en el huevo? ¿Acaso
por una fuerza exterior que penetra a través del cascarón? [...]"
(Libro II, cap. XX, p. 281)
"[...] Por grande que sea la diferencia de querer y conocer, su substratum
es el mismo: la voluntad, como cosa en sí de todo fenómeno. [...]"
(Libro II, cap. XX, p. 282)
"[...] la inmutabilidad del carácter moral por el hecho de que la
vida animal y, por tanto, las enfermedades del cerebro, son las únicas
sometidas a la influencia de la educación, del ejercicio, de la instrucción
y del hábito, mientras que el carácter moral pertenece a la vida
orgánica; es decir, a la de todas las demás partes fuera del cerebro,
y las condiciones exteriores no pueden modificarle. [...]" (Libro II, cap.
XX, pp. 286-287)
"Una prueba especial de que el organismo es el fenómeno visible
de la voluntad, es que la mordedura de los perros, gatos, gallos y quizá
de otros animales en estado de furiosa cólera, produce fácilmente
heridas mortales; el perro, aunque no esté rabioso o rabie después
de la mordedura, puede ocasionar a la persona mordida la hidrofobia. La ira
extremada, ¿qué es sino la más decidida y fuerte voluntad
de aniquilar el objeto al que se dirige?, lo cual se corrobora por el hecho
de que la saliva adquiere inmediatamente un carácter maléfico,
un poder en cierto modo mágico, que demuestra que la voluntad y el organismo
son una misma cosa. Igualmente se observa que una gran contrariedad puede dar
repentinamente a la leche de una nodriza propiedades tan tóxicas que
produzcan al niño la muerte entre convulsiones. [...]" (Libro II,
cap. XX, p. 288)
"[...] Claro que Descartes fue un grande hombre, pero lo fue tan sólo
por haber abierto una vía; en toda su doctrina no hay una palabra de
verdad, y apelar hoy a él como una autoridad, es sencillamente ridículo.
[...]" (Libro II, cap. XX, p. 289)
XXI Ojeada retrospectiva y conclusión general 292
"[...] Toda Físico-Teología [...] es un impedimento absoluto para el estudio profundo de la naturaleza." (Libro II, cap. XXI, p. 293)
XXII Consideración objetiva de la inteligencia 296
"De dos maneras, radicalmente distintas, se puede considerar la inteligencia,
[...]. La una es la manera subjetiva, que, partiendo de lo interior y tomando
por dato la conciencia, nos muestra el mecanismo por el cual pasa el mundo al
conocimiento y cómo se ajusta éste con ayuda de los materiales
proporcionados por la sensibilidad y el entendimiento. Locke fundó esta
teoría y Kant la llevó a una perfección infinitamente superior.
[...] El sistema contrario es la manera objetiva de considerar el intelecto,
que parte de lo exterior y cuyo dato no es la conciencia de nosotros mismos,
sino los demás seres conscientes de sí mismos y del mundo, [...]."
(Libro II, cap. XXII, p. 296)
"[...] como querer, es decir, como voluntad." (Libro II, cap. XXII,
p. 298)
"[...] sería más correcto decir: "Sólo lo diferente
puede conocer lo diferente", que decir, como decía Empédocles:
"Sólo lo semejante conoce lo semejante", [...]." (Libro
II, cap. XXII, p. 299)
"[...] más allá del fenómeno, en la esencia en sí
de las cosas, que ignora el tiempo y el espacio, así como la multiplicidad,
[...]." (Libro II, cap. XXII, p. 299)
"[...] más allá del fenómeno, en la esencia en sí
de las cosas, que ignora el tiempo y el espacio, así como la multiplicidad,
de que ambos son condición, no puede existir conocimiento. El budismo
expresa este pensamiento con la expresión Pratschna Paramita, que quiere
decir: "más allá de todo conocimiento". [...]."
(Libro II, cap. XXII, p. 299)
"[...] El punto donde el entendimiento efectúa la transición
de la impresión producida en la retina, [...] puede ser considerado como
el límite entre el mundo como voluntad y el mundo como representación,
[...]." (Libro II, cap. XXII, p. 300)
"[...] todo cuanto puede ser objeto de conocimiento no es más que
objetivación de la voluntad." (Libro II, cap. XXII, p. 301)
"[...] Este foco, colector de la actividad cerebral, es lo que Kant llama
"la unidad sintética de la apercepción" (V. 234). Por
él la voluntad consigue conocerse a sí misma; dicho foco de la
actividad cerebral o cognoscitiva, percibe su identidad con la base de la cual
nace, es decir, con la voluntad, produciéndose de este modo el yo. [...]"
(Libro II, cap. XXII, p. 302)
"[...] Dicho foco de actividad cerebral (sujeto que conoce) es simple,
como indivisible que es, pero no por ello es sustancia (alma), sino estado.
Aquello de que es un estado, no puede conocerlo más que mediata y reflexivamente
y la cesación del estado no implica, en modo alguno, la destrucción
de la cosa cuyo estado es. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 302)
"[...] la naturaleza (o sea la voluntad objetivada) [...]." (Libro
II, cap. XXII, p. 303)
"[...] la naturaleza, siguiendo su ley de parsimonia, puede hacer frente,
con su sola inteligencia, a todas las exigencias de sus necesidades; por eso
ha dejado al hombre en su desnudez, privado de armas naturales para el ataque
y la defensa, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 304)
"[...] la voluntad y la inteligencia se ayudan mutuamente. En efecto; la
vivacidad del carácter va unida a una mayor energía del corazón
y de la circulación, los cuales refuerzan a la vez la actividad cerebral.
[...]" (Libro II, cap. XXII, p. 305)
"[...] el hombre está expuesto a mayores sufrimientos que los demás
animales, pero también disfruta de mayores placeres. [...]" (Libro
II, cap. XXII, p. 305)
"[...] El grado de conciencia es determinado por el modo de existencia
de un ser, [...]. A mayor elevación de conciencia, corresponde un más
exacto encadenamiento entre las ideas, una mayor claridad en las percepciones
y una mayor energía en los sentimientos. Yodo gana en profundidad, en
ternura, en tristeza, en alegría, en dolor. [...]" (Libro II, cap.
XXII, p. 306)
"[...] El genio se caracteriza por un temperamento apasionado; no puede
concebirse flemático; [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 307)
"[...] ese temperamento apasionado característico del genio y su
viva percepción de las cosas, provoca en la práctica, en concurso
con la voluntad, tal sobreexcitación de afectos, que la inteligencia
se turba y extravía, mientras que el flemático conserva el pleno
uso de sus facultades, aunque sean inferiores, alcanzando por esto resultados
superiores a los que alcanzaría el genio. Por tanto, si el temperamento
ardiente es favorable a la calidad de la inteligencia, el frío favorece
su empleo. Por esto el verdadero genio no es capaz más que de producciones
teóricas, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 307)
"[...] El genio, en la vida práctica, es torpe, inútil y
casi siempre desgraciado. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 307)
"Conforme a la ley antes citada de economía de la naturaleza, ésta
no otorga la superioridad intelectual sino a muy pocos individuos, haciendo
del genio la más rara de las anomalías y reservando a la gran
muchedumbre humana la dosis de la inteligencia estrictamente necesaria para
la conservación del individuo y de la especie. Las grandes y numerosas
necesidades de la humanidad, que van aumentando a medida que se satisfacen ,
exigen indispensablemente que la inmensa mayoría de los hombres pasen
su vida ocupados en trabajos manuales y groseros, puramente mecánicos;
¿por qué habían de tener ingenio vivo, ardiente fantasía,
entendimiento sutil y honda perspicacia? No les serviría más que
para hacerlos desgraciados e incapaces en sus trabajos. [...]" (Libro II,
cap. XXII, p. 308)
"[...] un andar torpe causa lentitud en la marcha del pensamiento y se
lo mira con razón, lo mismo que la flacidez en las facciones y la expresión
adormecida de la mirada, como indicio de falta de inteligencia, lo mismo en
un individuo particular que en un tipo nacional. [...]" (Libro II, cap.
XXII, p. 309)
"[...] se observa en muchos individuos, a saber: que cuando hablan mientras
van andando se ven obligados a pararse si la conversación se hace más
intensa; lo cual obedece a que su cerebro, cuando tiene que encadenar algunos
pensamientos, carece de fuerza requerida para atender al movimiento de las piernas;
[...]." (Libro II, cap. XXII, p. 309)
"[...] Tal facultad [la inteligencia], exclusivamente propia para resultados
prácticos, no podrá nunca, por su misma naturaleza, comprender
más que las relaciones mutuas de las cosas y no la esencia de éstas,
lo que son en sí. [...]" (Libro II, cap. XXII, p. 310)
"[...] todo lo que se hace posible por la percepción intuitiva,
a saber, el tiempo, el espacio y la causalidad, no es más que una función
cerebral, [...]." (Libro II, cap. XXII, p. 310)
"[...] los fenómenos son los motivos para uso de la voluntad individual,
tales como se representan en la inteligencia (que aparece objetivamente bajo
la forma de cerebro), creada a este fin por la voluntad: estos motivos forman
con la totalidad de sus relaciones el mundo objetivo existente en el espacio
y en el tiempo y que yo llamo el mundo como representación. [...]"
(Libro II, cap. XXII, pp. 310-311)
XXIII (§ 23 del Volumen I) 318
"[...] la voluntad [actúa en nosotros] desempeñando tanto
las funciones conscientes como las inconscientes. [...]" (Libro II, cap.
XXIII, p. 318)
"[...] la voluntad existe en el fondo de todas las fuerzas de la naturaleza
inorgánica [...]." (Libro II, cap. XXIII, p. 318)
"[...] Lo que es esencial y duradero en el cuerpo inorgánico y constituye,
por tanto, su identidad e integridad, es el fondo, es decir, la materia; lo
contingente y variable es la forma. En los seres organizados sucede todo lo
contrario; su vida consiste en el cambio incesante del fondo y en la permanencia
de la forma; [...]." (Libro II, cap. XXIII, p. 321)
"[...] Lo esencial en el ser inorgánico es el reposo y la exclusión
de toda impresión del exterior, esto es lo que lo conserva, y en tal
estado, cuando es perfecto, la duración del cuerpo es indefinida. En
cambio, lo orgánico subsiste en virtud de un movimiento incesante y de
la posibilidad de recibir impresiones exteriores. Al desaparecer la sensibilidad
o detenerse el movimiento sobreviene la muerte; [...]." (Libro II, cap.
XXIII, pp. 321-322)
"[...] la tendencia principal en todo individuo es su propia conservación
[...]. Esas mismas formas las hallamos en los grados más bajos de la
naturaleza, [...] allí donde los cuerpos obran sólo como cuerpos
en general, y, por consiguiente, son objeto de la mecánica [...]. Aquí
la tendencia a buscarse se manifiesta como gravitación; el huir, como
recepción de movimiento; la movilidad de los cuerpos, a consecuencia
de la presión o del choque, objeto fundamental de la mecánica,
no es otra cosa que la manera con que los cuerpos expresan su tendencia a la
conservación. [...] Los cuerpos elásticos son en este sentido
los más valerosos, puesto que tratan de rechazar al enemigo o al menos
de contenerlo. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p. 324)
"[...] la voluntad se manifiesta tan directamente en la caída de
una piedra como en el acto de un hombre; la diferencia está en que su
manifestación especial es producida en los actos humanos por un motivo
y en la caída de la piedra por una causa mecánica; [...]."
(Libro II, cap. XXIII, p. 325)
"[...] las fuerzas naturales no forman parte de la cadena de las causas,
porque son independientes del tiempo y del espacio. [...]" (Libro II, cap.
XXIII, p. 326)
"[...] Si, por ejemplo, un planeta es puesto en movimiento giratorio por
cualquier causa exterior, este movimiento duraría eternamente si no encontrase
ninguna causa que le anulara, lo cual no podría suceder si el tiempo
fuese algo por sí mismo, si tuviera una existencia objetiva real, pues
en este caso tendría también una acción propia. [...]"
(Libro II, cap. XXIII, p. 327)
"[...] Mi convicción es que la luz no es una emanación ni
una vibración, pues estas explicaciones se parecen a la de la transparencia
por la porosidad y se destruyen observando que la luz no está sometida
a leyes mecánicas. Para convencerse de ello no hay más que contemplar
los efectos de una violenta tempestad que doble, deriva y dispersa cuanto encuentra
en su camino, mientras que el rayo de luz que aparece al aclararse las nubes
permanece inmóvil e imperturbable y prueba que pertenece a un orden distinto
del mecánico. [...]" (Libro II, cap. XXIII, p. 328)
XXIV De la materia 332
"[...] la materia ocupa el lugar de la causalidad. [...] Por eso la materia,
como pura materia, no puede ser objeto de la intuición sino únicamente
del pensamiento; es, pues, una simple abstracción. En la intuición
se nos presenta unida a la forma y a la cualidad, como un cuerpo, o sea como
un modo determinado de actividad. Para poder concebir la materia como tal, despojada
de forma y cualidad, necesitamos hacer abstracción de toda determinación
especial; por consiguiente, entendemos por materia el obrar en general. [...]
entendida así la materia, no es propiamente hablando, el objeto sino
la condición de la experiencia, como el mismo entendimiento puro, del
cual es función en este sentido. [...]" (Libro II, cap. XXIV, pp.
332-333)
"[...] la materia es el substratum permanente y necesariamente dado en
las formas representativas de nuestra inteligencia, [...]. Mas por este mismo
carácter [...] es por completo indiferente respecto de todos los fenómenos,
[...] tiene que ser concebida como la absolutamente permanente en medio de todo
lo cambiante, como cosa que no tiene principio ni fin en el tiempo. [...]"
(Libro II, cap. XXIV, p. 333)
"La materia, que no es más que un objeto a priori del pensamiento,
se distingue de lo que es objeto a priori de la intuición en que podemos
hacer completa abstracción de ella y, en cambio, no podemos hacer abstracción
del tiempo y del espacio, lo cual no significa otra cosa sino que no podremos
concebir a éstos aparte y separados de la materia, [...]." (Libro
II, cap. XXIV, pp. 333-334)
"[...] el tenerla que concebir [a la materia] como previamente dada indica
que no pertenece a la parte formal del conocimiento tan completa y absolutamente
como el tiempo y el espacio, sino que contiene, además, un elemento a
posteriori. Forma, en efecto, el nexo entre la parte empírica y la parte
a priori del conocimiento, constituyendo así la piedra angular de la
experiencia." (Libro II, cap. XXIV, p. 334)
"[...] Todo lo que nosotros percibimos es la materia, obrando de una manera
determinada. Lo que da origen a los modos especiales de actividad de los cuerpos
son las propiedades interiores e inexplicadas de la materia; pero la materia
misma no es objeto de percepción; [...]" (Libro II, cap. XXIV, p.
334)
"[...] Es [la materia], pues, la visibilidad de la voluntad, o sea el lazo
que une el mundo como voluntad al mundo como representación. [...] si
fuera posible despojar a una materia determinada de todas las propiedades que
le pertenecen a priori, es decir, de todas las formas de percepción,
quedaría la cosa en sí, desaparecería la parte empírica
de la materia, no apareciendo ésta dotada de extensión y de actividad;
[...]" (Libro II, cap. XXIV, pp. 334-335)
"[...] Lo que da extensión a la materia es el espacio, forma de
la intuición, y la corporeidad consiste en el obrar, que se basa en la
causalidad, la cual es también una forma de conocimiento. [...]"
(Libro II, cap. XXIV, p. 335)
""[...] la gravedad, grado ínfimo de la objetivación
de la voluntad, existe en toda materia y es inseparable de ella. Pero como es
ya manifestación de la voluntad, forma parte del conocimiento a posteriori
y no del conocimiento a priori. De aquí se sigue que en rigor podríamos
conocer una materia sin pesantez, mientras que no podríamos representárnosla
sin extensión, sin fuerza repulsiva y sin permanencia, pues no tendría
impenetrabilidad ni podría llenar un lugar en el espacio; en otros términos,
no tendría actividad, y como la esencia de la materia está en
el obrar, o sea en la causalidad, y ésta descansa en la forma a priori
de nuestro entendimiento, éste no puede hacer abstracción de ella."
(Libro II, cap. XXIV, p. 335)
"La materia es, según esto, la voluntad; pero no la voluntad en
sí, sino la voluntad en cuanto es percibida, esto es, en cuanto ha tomado
la forma de representación objetiva. Lo que considerado objetivamente
es materia, subjetivamente es voluntad. Con esto concuerda lo dicho antes: que
nuestro cuerpo es nuestra voluntad hecha visible, objetivada, y que de igual
modo todo cuerpo es también voluntad objetivada en algún grado."
(Libro II, cap. XXIV, p. 335)
"[...] Podemos representarnos la forma sin la materia, pero no a la inversa,
la materia sin la forma, porque privada de la forma la materia sería
la voluntad misma, y ésta, al hacerse objeto, tiene que someterse al
modo de percepción de la inteligencia y, por consiguiente, se ajusta
a la forma. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] La materia es, pues, la voluntad en general, pasada al estado visible,
mientras que la forma y la calidad expresan el carácter de ser fenómenos
particulares. Lo que en el fenómeno es materia, en sí es voluntad,
[...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] Y así como la voluntad es la esencia de todo lo que existe
en el mundo, la materia es la sustancia que queda en las cosas, una vez eliminados
todos los accidentes. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 336)
"[...] El que la materia en sí, es decir, separada de toda forma,
no pueda ser intuida o representada, es porque por sí misma y como sustancia
pura de los cuerpos es la voluntad, que no puede ser vista ni percibida objetivamente
por sí misma, sino sólo como fenómeno, y como tal aparece
como cuerpo, o sea como materia, con forma y cualidad propias. [...]" (Libro
II, cap. XXIV, p. 336)
"Siendo la materia la voluntad visible y toda fuerza en sí voluntad,
ninguna fuerza podrá manifestarse sin un substratum material, y a la
inversa, no podrá haber cuerpo sin fuerzas que le sean inherentes y que
constituyan precisamente sus cualidades. Por esto, la reunión de la materia
y de la fuerza se llama cuerpo. Fuerza y materia son inseparables, porque, en
el fondo, son una misma cosa, [...]." (Libro II, cap. XXIV, p. 337)
"[...] Muchas veces, a causa de ciertas enfermedades crónicas o
caquexias, se dan las condiciones necesarias para la existencia de los espizoarios,
viéndose nacer espontáneamente, según los diferentes casos,
el pediculus capitis, o pubis o corporis, sin la presencia de un huevo , [...Tendríamos]
que suponer que los huevos de los espizoarios flotan en el seno de la atmósfera,
lo cual es horrible de pensar. [...] Así, después del incendio
de un bosque virgen en el Brasil, y cuando las cenizas se enfriaron, Augusto
Saint-Hilaire vio nacer una multitud de plantas que no se encontraban por los
alrededores en una distancia inmensa. [...] La hipótesis de una generación
espontánea es menos violenta que la que supone que los esporos y los
huevos de esas especies están en el aire, esperando la ocasión
de desarrollarse. Por la putrefacción, los cuerpos orgánicos se
descomponen primeramente en sus elementos químicos más inmediatos;
como éstos son, sobre poco más o menos, los mismos en todos los
cuerpos vivos, la voluntad de vivir, presente siempre, puede apoderarse de ellos
en ese momento para formar, según las circunstancias, seres nuevos, [...]."
(Libro II, cap. XXIV, p. 338)
"[...] En una sesión de la Academia Francesa, Pouchet ha demostrado
recientemente (1859), con gran descontento de los demás colegas, que
la generación espontánea es una verdad y que, por el contrario,
es falso que el aire contenga toda clase de gérmenes." (Libro II,
cap. XXIV, p. 339)
"[...] Lo cierto es que en la materia no debe buscarse la explicación
definitiva y última de las cosas, sino solamente el origen temporal de
las formas inorgánicas y de los seres organizados. [...]" (Libro
II, cap. XXIV, p. 339)
"[...] las tres grandes razas, caucásica, mongólica y etiópica,
igualmente primitivas, como nos demuestra la lingüística, [...]."
(Libro II, cap. XXIV, p. 340)
"El defecto inevitable del materialismo consiste, ante todo, [...] de que
parte, a saber: que la materia es una cosa dada absolutamente y sin condiciones,
esto es, que existe fuera del conocimiento del sujeto; en suma, que es una cosa
en sí. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 341)
"[El materialismo] se refiere a una materia que no se encuentra in rerum
natuira, a un puro concepto, a una materia que no tendría otras propiedades
que las mecánicas que, a excepción de la gravedad, pueden ser
más o menos reconstruidas a priori, pues se basan en las formas del espacio,
del tiempo y de la causalidad, propias del intelecto. Estos son los escasos
materiales con que ha de contentarse el materialismo para fabricar sus castillos
de aire." (Libro II, cap. XXIV, p. 342)
"[...] En verdad, la naturaleza de la luz es para nosotros un misterio,
pero es más sencillo condensarlo que cerrar el camino a la verdad futura
con falsas teorías. [...]" (Libro II, cap. XXIV, p. 342)
XXV De la voluntad de la cosa en sí 345
"En resumen, el determinismo tiene razón; [...] el mundo se convierte
en un teatro de marionetas movidas por alambres (motivos), sin que podamos comprender
siquiera a quién divierte este espectáculo; [se debe] admitir
que la existencia y la esencia de una cosa son manifestaciones de una voluntad
libre que no se conoce a sí misma más que allí; [...]."
(Libro II, cap. XXV, p. 348)
"[...] la necesidad sólo pertenece al fenómeno y no a la
cosa en sí, [...]." (Libro II, cap. XXV, p. 348)
"[...] En resumen, en todo esto [la armonía cosmológica]
se descubre una perfección y una finalidad tales como las hubiera podido
realizar la voluntad más libre regida por la inteligencia más
profunda y por el cálculo más sutil. [...]" (Libro II, cap.
XXV, p. 351)
"[...] Así, pues, ya aparece la voluntad en las fuerzas que hallamos
en los grados ínfimos de la serie de los efectos naturales, voluntad
que más tarde, en los seres dotados de inteligencia, se asombra de su
propia actividad, [...]." (Libro II, cap. XXV, p. 352)
"[...] el cerebro con su conciencia es lo que aísla a los individuos
de la especie humana, mientras que la vida común a todos es la parte
consciente, la vida vegetativa, [...]. Esta comunidad de existencia incluso
puede dar excepcionalmente a los individuos un medio de comunicación,
como sucede cuando un ensueño se transmite de un individuo a otro en
el hipnotismo o en general en la influencia mágica, ejercida voluntariamente.
[...]" (Libro II, cap. XXV, pp. 353-354)
XXVI Sobre la teleología 355
"[...] nos figuramos que la finalidad de las obras de la naturaleza ha
sido introducida en ella por la misma vía que se nos muestra. [...]"
(Libro II, cap. XXVI, p. 356)
"[...] En cierto sentido, lo que hace nuestra inteligencia es admirar su
propia obra. Si al admirar el arte maravilloso que implica el insecto más
insignificante, recordamos que la inteligencia entrega a la destrucción
sin duelo estos organismos tan ingeniosos en su complicación, nos llenamos
de espanto y de estupefacción. Pero tal sentimiento nace de una confusión
de nociones; porque lo que hacemos es pensar en las obras del hombre, [...]."
(Libro II, cap. XXVI, p. 356)
"[...] Suponemos en los organismos una finalidad lo mismo que suponemos
la causa física, y a pesar de los fracasos anteriores persistimos en
buscarla. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 358)
"Aristóteles estableció puntualmente la diferencia entre
la causa eficiente y la final [...]. La primera es aquella por la cual una cosa
es; la segunda es aquella para la cual una cosa es; desde el punto de vista
del tiempo, el fenómeno que se trate de explicar tiene a la primera detrás
de sí, y a la segunda delante de sí. Únicamente en las
acciones voluntarias de los animales coinciden ambas causas, pues la final aparece
como motivo y éste es siempre la verdadera causa de la acción;
[...]." (Libro II, cap. XXVI, p. 359)
"[...] al menos en la naturaleza orgánica, para cuyo estudio la
causa final es un guía, la voluntad es quien crea. En efecto, no podemos
concebir la causa final de otro modo que como un fin querido, como motivo. [...]
Por eso, al estudiar la naturaleza orgánica, no nos preocupamos ni buscamos
más que las causas finales, que nos lo explican todo; las eficientes,
por el contrario, desempeñan aquí un papel secundario, siendo
como meros instrumentos de las otras y más bien las suponemos que las
probamos, [...]. Explicar la flor mostrando que todas sus partes tienen la misma
forma que la hoja me parece lo mismo que querer explicar una casa por el hecho
de que todas sus partes, tabiques, pisos y paredes se componen de ladrillos
y representan esta unidad. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 360)
"[...] La naturaleza, convencida del homo hominis lupus, ha provisto al
hombre de barba; en cambio la mujer no la necesita, pues en ella el disimulo
es innato. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 364)
"[...] Sin embargo, si consideramos la naturaleza inorgánica, la
causa final es siempre equívoca y nos deja, sobre todo cuando conocemos
la causa eficiente, en la duda de si aquélla, o sea la final, será
debida a una mera apreciación subjetiva, a nuestro modo particular de
ver las cosas. [...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 364)
"[...] en la naturaleza inorgánica las causas finales ocupen el
segundo lugar, de manera que no basten por sí solas para explicar los
fenómenos, siendo preciso averiguar las causas eficientes, [...]."
(Libro II, cap. XXVI, p. 365)
"[...] Burdach en su gran tratado de fisiología, volumen primero,
párrafo 263, en donde encontramos después estas elocuentes palabras:
"no es éste un expediente mecánico, un recurso forzado, como
si la naturaleza, habiendo creado ayer las plantas, hubiera cometido antes un
error que tratase luego de corregir por medio del insecto; es más bien
una profunda simpatía que une al mundo animal con el mundo vegetal. La
identidad de ambos se revela así: son dos hijos de una misma madre que
están llamados a existir el uno para el otro." Y más adelante:
"una misma simpatía enlaza lo orgánico con lo inorgánico".
[...]" (Libro II, cap. XXVI, p. 366)
XXVII Del instinto y del instinto de industria 371
"[...] la voluntad de los seres animados se pone en acción de
dos maneras distintas: por la motivación o por el instinto, o sea, desde
fuera o desde dentro, [...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 371)
"[...] una cierta cantidad de voluntad [...]." (Libro II, cap. XXVII,
p. 372)
"[...] la diferencia que se debe apreciar entre el instinto y el carácter
será que el primero es una disposición que sólo puede ser
actuada por un motivo especial y completamente determinado, en virtud del cual
la acción que resulta será siempre idéntica, mientras que
el carácter es igualmente una voluntad de la naturaleza permanente e
invariable, pero que puede ser motivada por motivos muy diversos, a los cuales
se adapta,, por lo que la acción que de aquí se engendra puede
ser muy diferente en sus cualidades materiales, pero lleva siempre el sello
del mismo carácter, y lo expresará y revelará cada vez;
[...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 372)
"[...] el sistema ganglionar [en los animales inferiores, como los insectos,]
está desarrollado en ellos más que en otro alguno. [...] Dado
que los actos instintivos y los trabajos industriosos de los insectos son dirigidos
por el sistema ganglionar, es evidente que llegaríamos al absurdo si
quisiéramos explicarlos como derivados del cerebro, pues sería
una falsa interpretación. Este origen de su actividad le da una gran
semejanza con la de los sonámbulos, que se explica igualmente porque
en éstos el gran simpático ha reemplazado provisionalmente al
cerebro en la dirección de los actos exteriores: los insectos son, pues,
en cierto modo, sonámbulos naturales. Estas cosas, no susceptibles de
un estudio directo, sólo pueden explicarse por analogía; la que
hemos señalado es muy propia para la explicación que buscamos,
si recordamos que Kieser, en su Tellurismus (vol. 2, p. 250), refiere un caso
"en que habiendo ordenado el magnetizador a la sonámbula ejecutar
cierto acto cuando se despertara, ésta no dejó de ejecutarlo tan
pronto como estuvo despierta, pero sin recordar claramente la orden establecida".
Tenía, pues, el sentimiento del deber de realizar un acto, pero sin saber
por qué. En esto hay evidentemente una gran analogía con lo que
ocurre en la industria de los insectos; la araña joven siente que debe
hilar su tela, pero sin saber por qué. [...]" (Libro II, cap. XXVII,
pp. 373-374)
"[...] A veces ocurre que alguna persona que había sacado su billete
para hacer un viaje a bordo de un buque, en el momento de partir no ha querido
embarcarse, sin motivo alguno determinado, acaeciendo luego el naufragio del
buque. Otra persona que se paseaba con algunos amigos por los alrededores de
un polvorín, al llegar a cierta distancia negóse a avanzar y desanduvo
rápidamente lo andado, poseído de un terror repentino, sin explicarse
el porqué; a poco voló el polvorín. Otro, viajando por
mar, se sintió inclinado, sin motivo alguno, a no desnudarse una noche;
acostóse vestido y calzado, sin quitarse ni aun los anteojos; durante
la noche se produjo un incendio en el buque y el pasajero en cuestión
fue de los pocos que pudieron salvarse en los botes. [...]" (Libro II,
cap. XXVII, p. 374)
"[...] Así como el hígado no quiere otra cosa que segregar
la bilis que ha de servir para la digestión y sólo para este fin
quiere existir, y así como otra cualquier parte del cuerpo no quiere
vivir más que para su misión, de igual manera la abeja no quiere
más que fabricar miel, [...]. La única diferencia está
en que en el organismo la voluntad obra ciegamente en todo su carácter
originario, mientras que en las sociedades de insectos el conocimiento tiene
ya alguna parte, [...]. Pero los insectos quieren el fin en su conjunto, sin
conocerlo, como la naturaleza orgánica no conoce las causas finales por
virtud de las cuales funciona. [...] Esto basta, sin embargo, para quitar a
su trabajo el carácter mecánico, y puede adquirirse la evidencia
de ello oponiendo obstáculos a la actividad de los insectos. [...] Esto
nos admira porque supone el conocimiento; pero ya hemos concedido a estos seres
el don de la previsión para la generación futura y aun para un
porvenir lejano, aunque esto no proceda del conocimiento, que exigiría
una actividad cerebral equivalente a la razón. [...]" (Libro II,
cap. XXVII, pp. 375-376)
"En los organismos, la fuerza curativa de la naturaleza equivale a esta
función del instinto. [...] Y cuando el mal carece de remedio acelera
la muerte, que sobreviene con tanta mayor rapidez cuanto más sensible
es el organismo, [...]." (Libro II, cap. XXVII, p. 376)
"Todas estas anticipaciones que se manifiestan en el instinto como en la
organización animal, podrían ser agrupadas bajo el conocimiento
a priori, si realmente se fundasen en el conocimiento. Pero no es así;
su fuente es la voluntad y por esto es independiente de las formas del conocimiento;
para ella, el tiempo no tiene significación alguna y, por lo tanto, no
distingue entre lo presente y lo futuro." (Libro II, cap. XXVII, p. 377)
XXVIII Caracteres de la voluntad de vivir 378
"[...] voluntad, que, según hemos reconocido, es la esencia del
universo. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 378)
"[...] Todo corre, todo se precipita hacia la existencia, y si es posible,
hacia la existencia orgánica, es decir, hacia la vida en sus grados más
altos. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 379)
"[...] a partir del grado en que la vida orgánica comienza, aquélla
no manifiesta otro fin que la conservación de las especies. Para conseguir
este resultado emplea todos los medios [...]." (Libro II, cap. XXVIII,
p. 380)
"[...] el individuo no tiene para la Naturaleza más que un valor
relativo, que es, a saber, el de propagador de la especie. Fuera de esto, su
existencia le es indiferente, y ella misma se encarga de destruirle cuando deja
de tener aptitud para servir a sus designios. Sabemos exactamente el porqué
de la existencia individual; pero la pregunta ¿por qué existe
la especie?, la Naturaleza objetivamente considerada no sabe darnos respuesta.
[...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 381)
"Concibiendo la cosa objetivamente y desde un punto de vista aislado, parece
como si la Naturaleza sólo se preocupase de no dejar que se pierda ninguna
de sus ideas (en el sentido platónico); es decir, ninguna de sus formas
permanentes. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 381)
"[...] ¿A qué viene una vida que requiere tanto esfuerzo?
A estas preguntas no hallaremos otras respuestas, como no sea la satisfacción
del hambre y del instinto de reproducción y, a lo sumo, algún
breve momento de placer, que todo ser encuentra aquí y allá en
medio de su miseria y sus dolores sin cuento. [...]" (Libro II, cap. XXVIII,
p. 383)
"[...] la voluntad de vivir, impulso reflexivo que no tiene razón
suficiente en el mundo exterior. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 387)
"[...] Toda manifestación de una fuerza natural tiene alguna causa,
pero la fuerza misma no la tiene; igualmente todo acto aislado d e la voluntad
tiene un motivo, pero la voluntad carece de él; en el fondo, ambas cosas
son una y la misma. La voluntad es, en las cosas, el límite metafísico
de toda observación en las cosas, más allá del cual no
es posible ir. [...]" (Libro II, cap. XXVIII, p. 388)
Libro III
XXIX Del conocimiento de las ideas 393
"[...] el espacio es tan ajeno a la Idea como el tiempo. [...]"
(Libro III, cap. XXIX, p. 394)
"[...] la Idea platónica, considerado empíricamente y en
el tiempo constituye la especie o género; [...]. La Idea es especie (species),
pero no es género (genus); las especies están establecidas por
la Naturaleza y los géneros son obra del hombre, esto es, son más
que puros conceptos. [...]" (Libro III, cap. XXIX, p. 395)
XXX Del sujeto puro del conocimiento 397
"Si queremos adueñarnos de una idea y albergarla en nuestra conciencia,
necesitamos producir en nosotros un cambio que puede considerarse como un acto
de renuncia a nosotros mismos, ya que su efecto es apartar absolutamente, por
un instante, el conocimiento de la voluntad; perder de vista totalmente el precioso
depósito que le está confiado, para considerar las cosas como
si fueran tales, que no pudiesen interesar nunca a nuestra volición;
[...]." (Libro III, cap. XXX, p. 397)
"[...] nuestra conciencia tiene dos caras; una, la conciencia de sí,
o sea de la voluntad; otra, la conciencia de las demás cosas, constituyendo
bajo tal concepto la conciencia intuitiva del mundo exterior, la percepción
de los objetos. En tanto que uno de estos dos aspectos de la conciencia se acentúa,
el otro disminuye. [...]" (Libro III, cap. XXX, p. 397)
"[...] la conciencia estética, es decir, del conocimiento de las
Ideas." (Libro III, cap. XXX, p. 400)
"[...] la concepción de las ideas, que constituye el placer estético,
[...]." (Libro III, cap. XXX, p. 400)
"[...] se puede atribuir a cada hombre dos existencias. Como voluntad y,
por lo tanto, [...] suficiente para darse a sí mismo más trabajo
y más dolor del que puede soportar, [y otro como] sujeto del conocimiento,
[...]." (Libro III, cap. XXX, p. 402)
"[...] La vida jamás es bella: sólo sus imágenes lo
son, [...]. ¿A qué es debido que el espectáculo de la luna
llena ejerza sobre nosotros acción benéfica y sedante? ¿Por
qué nos deja una impresión tan sublime? Porque la luna es objeto
para la contemplación, no para la voluntad. [...]" (Libro III, cap.
XXX, p. 406)
XXXI Del genio 408
"[...] Teniendo por objeto ese conocimiento las ideas platónicas
y no pudiendo ser éstas percibidas en abstracto, dedúcese que
el genio consiste esencialmente en la perfección y energía del
conocimiento intuitivo; [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 408)
"[...] podemos diferenciar el genio del talento; éste consiste más
bien en una ductilidad y penetración superiores del conocimiento discursivo,
que no en el conocimiento intuitivo; el hombre de talento piensa con mayor rapidez
y mayor exactitud que los demás; el genio ve un mundo diferente del que
ven los otros hombres, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 408)
"[...] el nombre de genio, nombre que indica que el principio de que se
trata es algo ajeno a la voluntad, al propio yo; algo como un genio procedente
de fuera de nosotros." (Libro III, cap. XXXI, p. 409)
"Es, por lo tanto, el genio un exceso anormal de la inteligencia, [...]."
(Libro III, cap. XXXI, p. 409)
"En donde se nos revela primeramente la verdadera naturaleza de las cosas
es en la intuición, si bien todavía de una manera condicionada.
Cualquier noción general o pensamiento no es, en efecto, más que
una abstracción y, en consecuencia, parcial representación de
la intuición [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 411)
"[...] Los conceptos no producen más que las obras de talento. [...]"
(Libro III, cap. XXXI, p. 411)
"[...] La característica del genio es ver siempre lo general en
lo particular, en tanto que el hombre común no ve en lo particular más
que lo particular, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 412)
"La manera de conocer en el genio se halla libre de la voluntad y de todo
lo relativo a ella, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 413)
"[...] todo dolor proviene de la voluntad, [...]." (Libro III, cap.
XXXI, p. 413)
"[...] Los hombres vulgares ven lo que hay en el mundo, pero no ven el
mundo; ven sus propios dolores, pero no se ven a sí mismos; tienen una
conciencia, si no idéntica, parecida a la del animal, [...]." (Libro
III, cap. XXXI, p. 415)
"La mediocridad consiste, substancialmente, en que la inteligencia, todavía
muy ligada a la voluntad, no trabaja más que a instigación de
ésta, estando por lo tanto enteramente a su servicio. Las medianías
no tienen otras miras que las personales, [...]." (Libro III, cap. XXXI,
p. 417)
"[...] Lo que hace grandes a los hombres es no atender jamás a su
persona, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 419)
"[...] lo bello y lo útil rara vez aparecen juntos. [...]"
(Libro III, cap. XXXI, p. 423)
"[...] Pretender que los genios son iguales a los hombres útiles,
es lo mismo que comparar los diamantes con la grava." (Libro III, cap.
XXXI, p. 423)
"[...] un hombre moderado nunca será un genio." (Libro III,
cap. XXXI, p. 424)
"[...] el genio pasa por su tiempo [generación], como un cometa
cruza la órbita de los planetas; [...]." (Libro III, cap. XXXI,
p. 426)
"[...] la infancia es la edad de la inocencia y de la dicha, el paraíso
de la vida, aquél perdido Edén hacia el cual volvemos los ojos
con melancolía durante el resto de nuestros días. Esa felicidad
depende de que durante la infancia nuestra existencia consiste más en
el conocer que en el querer, [...]." (Libro III, cap. XXXI, p. 430)
"[...] de Goethe: "Los niños no llegan a ser nunca lo que prometen;
los jóvenes, rara vez, y cuando cumplen lo que prometían, el mundo
es el que falta a sus promesas"." (Libro III, cap. XXXI, p. 432)
XXXII De la locura 435
"La verdadera salud del espíritu no es otra cosa que la memoria
perfecta de lo pasado. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p. 435)
"[...] el camino recorrido en la vida se confunde en el tiempo, como el
camino recorrido por el viajero se confunde en el espacio, [...]." (Libro
III, cap. XXXII, p. 435)
"[...] Mi propia actitud de dudar sobre si un acontecimiento que recuerdo
ocurrió en realidad me expone a que sospechen que estoy loco, a no ser
que mi duda se deba a que no tengo seguridad sobre si he soñado o no.
[...]." (Libro III, cap. XXXII, p. 436)
"[...] Un loco puede producir pensamientos ingeniosos y a veces sensatos,
y aun juicios precisos; pero lo que nunca logrará es que a su testimonio
sobre lo pasado se le conceda valor alguno. [...]" (Libro III, cap. XXXII,
p. 436)
"Por tanto, la locura podemos considerar que procede de haber arrancado
algo con violencia al espíritu, lo que sólo puede ocurrir poniendo
en su lugar alguna otra cosa. [...]" (Libro III, cap. XXXII, p. 437)
"[...] Ocurre con la locura lo mismo que con el suicidio; casi nunca es
producido exclusivamente por un motivo exterior. En el fondo hay siempre un
malestar físico, [...]." (Libro III, cap. XXXII, p. 438)
XXXIII Observaciones sueltas sobre lo bello en la naturaleza 440
XXXIV De la esencia íntima del arte 443
"Muchas veces me he preguntado por qué, siendo la luz más
favorable para la figura humana y para sus formas la que ilumina desde lo alto,
y la que viene de abajo la más desfavorable, sucede precisamente lo contrario
cuando de paisajes se trata." (Libro III, cap. XXXIV, p. 441)
"[...] las artes no conocen más que el idioma cándido e infantil
de la intuición, ignorando el lenguaje abstracto y serio de la reflexión,
[...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 443)
"[...] El fin propio de toda obra de arte es, por lo tanto, mostrarnos
la vida y las cosas tales como son; [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p.
444)
"Como sabemos, las producciones escultóricas, pictóricas
y en general de las artes plásticas encierran tesoros de honda sabiduría,
porque precisamente la sabiduría de la naturaleza de las cosas habla
por órgano de ellas y lo que ellas hacen no es más que traducir
ese lenguaje, reproduciéndole en términos más puros y más
precisos. [...]" (Libro III, cap. XXXIV, p. 444)
"[...] Un cuadro hay que contemplarlo al modo como cuando nos acercamos
a un soberano, esperar el momento en que tenga a bien hablarnos y el tema de
conversación que quiera elegir; en uno u otro caso no debemos ser los
primeros en dirigir la palabra, pues si así hiciésemos correríamos
riesgo de no oír más que nuestra propia voz." (Libro III,
cap. XXXIV, p. 444)
"[...] el fin del arte es facilitar la inteligencia de las Ideas del universo
(tomando esta palabra en la acepción platónica, única en
que uso la palabra idea). [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] Todo hombre penetrado en la concepción de una Idea y que
desea comunicarla tiene, por lo tanto, el derecho de recurrir al arte."
(Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] inútil querer expresar una noción por medio del lenguaje
del arte, [...]." (Libro III, cap. XXXIV, p. 446)
"[...] Para conocer que la concepción de una obra de arte ha tenido
ese origen híbrido, esto es, que ha nacido de meras nociones, basta saber
que el autor, antes de ponerse a realizar su obra, puede expresar con exactitud,
por medio de la palabra, el objeto que tiene intención de representar,
pues en tal caso bastaría para conseguir su fin con que articulase las
palabras necesarias para la explicación. [...]" (Libro III, cap.
XXXIV, p. 447)
"La necesidad ha dado origen a las artes útiles; el lujo, a las
bellas artes. La inteligencia desarrolla y perfecciona las primeras; las segundas
son fruto del genio, que es también un lujo, puesto que consiste en una
riqueza de las facultades intelectuales que excede de la medida necesaria para
las necesidades de la voluntad." (Libro III, cap. XXXIV, p. 448)
XXXV De la estética en la arquitectura 449
"[...] la arquitectura. Por lo tanto, sostén y carga son los objetos
únicos y constantes que forman su tema, y su ley fundamental es que no
puede existir carga alguna sin un soporte suficiente, ni sostén alguno
sin la carga requerida; [...]. Todo muro encierra ya el sostén y la carga,
sólo que están confundidos; [...]. La proporción en que
deben estar el sostén y la carga debe ser tal, que no sólo pueda
soportarla estrictamente, sino que pueda hacerlo tan fácil y cómodamente
que desde el primer momento estemos tranquilos sobre este punto. Sin embargo,
el exceso de sostén no debe traspasar cierto límite; pues si lo
traspasa nos producirá la impresión de un sostén sin carga,
que es contrario al efecto estético. [...]" (Libro III, cap. XXXV,
pp. 449-450)
"[...] Ni la arquitectura ni la música son artes imitativas, [...]."
(Libro III, cap. XXXV, p. 453)
"[...] el placer estético en todas las artes descansa sobre la concepción
de una idea (Libro III, cap. XXXV, platónica). En la arquitectura, considerada
como arte, el tema propio lo forman las ideas de los grados inferiores de la
naturaleza, como son: la gravedad, la rigidez y la cohesión, y no la
regularidad de las formas, las proporciones y la simetría, según
la creencia hasta ahora admitida. Estas condiciones, que son de naturaleza esencialmente
geométrica, constituyen propiedades del espacio, pero no ideas, sin que,
por lo tanto, puedan ser objeto de un arte. [...]" (Libro III, cap. XXXV,
p. 453)
XXXVI Observaciones sueltas acerca de lo bello en las 459
artes plásticas
"[...] la escultura parece más apropiada para la afirmación y la pintura para la negación de la voluntad de vivir, [...]." (Libro III, cap. XXXVI, p. 459)
XXXVII De la estética de la poesía 465
"No encuentro otra definición de la poesía más sencilla
y exacta que la siguiente: el arte de poner en juego la imaginación por
medio de palabras. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 465)
"[A diferencia de lo que ocurre con la imaginación de la poesía]
en las artes plásticas no sucede igual, puesto que en ellas una misma
imagen, una misma figura, tiene que bastar para todos, y esta imagen o figura
llevará siempre en algún punto el sello individual del artista
o de su modelo, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p. 465)
"[...] es tan imposible a un hombre que tiene méritos y que comprende
el verdadero valor de éstos, no hacer caso de ellos, como imposible le
sería a un gigante no advertir que su estatura domina a la de los demás
hombres. [...]" (Libro III, cap. XXXVII, p. 467)
"Todo el que tiene mérito propio reconoce voluntariamente y deja
que valga el de los demás, siempre que sea efectivo y de buena ley. Por
el contrario, el hombre desprovisto de todo talento y de todo mérito
quisiera que no hubiera talento ni mérito en el mundo. [...]" (Libro
III, cap. XXXVII, p. 468)
"[...] la poesía representa el carácter de la juventud y
la filosofía el de la edad madura. El don poético sólo
florece realmente en la mocedad, cuando la facultad de ser impresionado por
la poesía llega hasta la pasión; [...]." (Libro III, cap.
XXXVII, p. 469)
"[...] El sentimiento de la realidad se corrompe fácilmente con
la tendencia poética de la juventud. La poesía se distingue de
la realidad en que en aquélla la vida presenta un desarrollo interesante
y, a la vez, excento de dolor, mientras que, por el contrario, en la realidad,
la existencia carece de interés mientras está excenta de dolor;
y desde que empieza a hacerse interesante, el dolor aparece en ella. La juventud,
iniciada en la poesía antes de serlo en realidad, pide a ésta
lo que sólo aquélla puede dar; esta es la causa principal de la
inquietud que suele observarse en los jóvenes, hasta en los de mejores
cualidades." (Libro III, cap. XXXVII, p. 469)
"Si pudiéramos sorprender el laboratorio secreto de los poetas,
veríamos que buscan con mucha más frecuencia un pensamiento para
una rima que una rima para un pensamiento, [...]." (Libro III, cap. XXXVII,
p. 470)
"[...] Nada hay tan bello como lo verdadero, y la verdad prefiere la desnudez
a cualquier adorno, de donde se sigue que un pensamiento que nos parece grande
y bello expresado en prosa, tendrá más valor que otro que nos
produzca la misma impresión expresado en verso." (Libro III, cap.
XXXVII, p. 471)
"]...] la poesía clásica y la romántica, [...]. A
esta categoría [la romántica] pertenecen los móviles derivados
del mito cristiano, los que proceden del principio extravagante y fantasmagórico
del honor caballeresco y, además, los móviles dominantes, principalmente,
en los pueblos germano-cristianos, que se fundan en el culto necio y ridículo
de la mujer, así como también los sacados de las divagaciones
lunáticas de un amor metafísico. [...]" (Libro III, cap.
XXXVII, p. 473)
"[...] la finalidad del drama es mostrarnos en un ejemplo la esencia y
la existencia del hombre, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p. 475)
"El placer que la tragedia nos proporciona no pertenece al sentimiento
de lo bello, sino al de lo sublime, [...]." (Libro III, cap. XXXVII, p.
476)
"Pasando a la comedia, que es el género opuesto a la tragedia y
conociendo, como conocemos ya, que la tendencia e intención final de
la tragedia es llevarnos a la negación de la voluntad de vivir, fácil
nos será reconocer que la comedia tiende a disponernos para que persistamos
en la afirmación de esa voluntad. [...]" (Libro III, cap. XXXVII,
p. 481)
"[...] El propósito de la comedia es, por lo tanto, que la vida
es buena y sobre todo divertida, y por eso debe apresurarse a bajar el telón
en el momento en que todo el mundo es feliz, a fin de que no podamos ver lo
que ocurre después, mientras que el desenlace de la tragedia es tal de
ordinario que tras de él no puede haber continuación alguna."
(Libro III, cap. XXXVII, p. 482)
XXXVIII De la historia 483
"[...] La historia, por lo tanto, carece de sistema, como lo hay en cualquiera
de las ciencias. Es un saber, no una ciencia, pues nunca conoce lo particular
por lo general, [...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[A la historia,] de concederle carácter científico, sería
una ciencia de individuos, lo que implica contradicciones, y por otra parte,
todas las ciencias, sin excepción, hablan de lo que existe siempre, mientras
que la historia habla de lo que ha existido sólo una vez y no volverá
a existir jamás. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] El pretendido elemento general de la historia sólo es general
subjetivamente, es decir, que su generalidad descansa sólo sobre el insuficiente
conocimiento individual de los objetos; no es una generalidad objetiva, [...]."
(Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] Lo más general que hay en la historia es siempre individual,
[...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 484)
"[...] sólo puede decirse que es general [la historia] en el sentido
de que es superficial. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 485)
"[...] Especializar la historia es hacerla más interesante; mas
lo que gana en la particularización lo pierde en veracidad, acercándose
más a la novela. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 485)
"Siendo el objetivo propio de la historia lo particular, el hecho individual,
que es su única realidad, es por ende la historia lo contrario de la
filosofía, que considera las cosas desde el punto de vista más
general y cuyo asunto es ese elemento general que hallamos siempre idéntico
en todas las cosas particulares, [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 486)
"[...] en esto se da precisamente el contraste entre historiadores y filósofos;
éstos quieren sondear, aquéllos enumerar hasta lo último."
(Libro III, cap. XXXVIII, p. 486)
"La pseudo filosofía hegeliana, propia solamente para corromper
y embrutecer a los espíritus, ha iniciado principalmente esos ensayos
de exponer la historia universal como un conjunto metódico o, como ellos
dicen, de "construirla orgánicamente"; ensayos que encierran
en el fondo un grosero y brutal realismo, que toma al fenómeno del mundo
por la cosa en sí [...]." (Libro III, cap. XXXVIII, p. 487)
"[...] En todo el microcosmos está comprendido el macrocosmos entero
y nada contiene éste que no se contenga en aquél. [...]"
(Libro III, cap. XXXVIII, p. 488)
"Los discípulos de Hegel, convirtiendo la historia en el asunto
principal de la filosofía, deberían tener presente las enseñanzas
de Platón, que tanto insiste en que el asunto de la filosofía
es lo eterno y lo invariable y no aquello que hoy es de un modo y mañana
de otro. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 488)
"[...] la esencia y el verdadero espíritu del cristianismo, como
el del brahmanismo y el budhismo no es otra que reconocer la inanidad de los
bienes terrestres, despreciarlos y volver los ojos hacia otra existencia completamente
contraria a la de este mundo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 489)
"La verdadera filosofía de la historia consiste en comprender que
en medio de esa confusión de cambios infinitos no hay otra cosa que el
mismo ser invariable, siempre semejante a sí mismo, que obra hoy como
obró ayer y como obrará en todos los tiempos. [...]" (Libro
III, cap. XXXVIII, p. 489)
"La historia es para la especie humana [es decir, para un pueblo,] lo que
la razón para el individuo. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p.
490)
"El animal, no dotado de razón como el hombre, conoce las cosas
sólo mediante la intuición, conocimiento limitado, por lo tanto,
a lo presente; aun reducido a la domesticidad, vaga entre los hombres, indiferente,
torpe, triste, ignorante y colocado en una situación de dependencia.
De esta manera, un pueblo ignorante de su historia está limitado a lo
que le ofrecen las generaciones que viven en la actualidad, sin comprender ni
su carácter ni su propia existencia, porque no puede referirlas a un
pasado que las explique ni tampoco calcular lo porvenir. [...]" (Libro
III, cap. XXXVIII, p. 490)
"[...] toda laguna en la historia [de un pueblo] es como una laguna en
la memoria del hombre. [...]" (Libro III, cap. XXXVIII, p. 491)
"Y así como el individuo necesita del lenguaje como condición
indispensable para servirse de su razón, la especie [pueblo] necesita
de la escritura, con lo que empieza a existir realmente la razón de la
humanidad, como nace con la palabra la razón del individuo. [...]"
(Libro III, cap. XXXVIII, p. 491)
XXXIX De la metafísica de la música 493
"Las cuatro voces de la armonía, esto es, el bajo, el tenor, en
contralto y el soprano, o sea el tono fundamental, tercia, quinta y octava,
corresponden a los cuatro grados de la escala de los seres, o sea a los reinos
mineral, vegetal, animal y humano. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 493)
"[El arte musical] nos dará a conocer el alma misma de las situaciones
y los acontecimientos, [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 495)
"[...] La parte musical, la partitura de una ópera, existe por sí,
enteramente independiente, separada y, por decirlo así, abstracta; nada
tiene de común con la acción y los personajes del libreto; se
produce según sus reglas especiales e invariables, y causa todo su efecto,
aun prescindiendo de la letra. [...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 495)
"Para la música no existen más que lo pasional y lo emocional,
y como Dios, no ve más que los corazones. [...]" (Libro III, cap.
XXXIX, p. 496)
"[...] Una sinfonía expresa al mismo tiempo todas las pasiones y
todas las emociones del corazón humano; la alegría, la melancolía,
el amor, el odio, el espanto, la esperanza, etc., con sus innumerables matices;
pero las expresa siempre de cierta manera, en abstracto y sin especificación;
[...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 496)
"[...] La unión entre la significación metafísica
de la música y esta base física y aritmética se basa en
que aquello que contraría nuestra aprehensión, aquella relación
irracional, aquella disonancia, viene a ser la imagen natural de lo que contraría
nuestra voluntad, mientras que la consonancia, lo racional, que se presta con
facilidad a nuestra percepción, es imagen de la voluntad satisfecha.
[...]" (Libro III, cap. XXXIX, p. 497)
"Compónese la melodía de dos elementos: el rítmico
y el armónico, que se pueden también denominar el elemento cuantitativo
y el elemento cualitativo, ya que el primero se refiere a la duración
de los sonidos y el segundo a su altura y a su gravedad. [...]" (Libro
III, cap. XXXIX, p. 499)
"Podemos afirmar que el ritmo es en el tiempo lo que la simetría
en el espacio [...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 500)
"[...] la arquitectura aparece en el espacio sin guardar relación
con el tiempo y la música no existe más que en el tiempo, sin
relación alguna con el espacio." (Libro III, cap. XXXIX, p. 500)
"En resumen, la marcha de la armonía consiste en una metódica
sucesión alterna de disonancias y consonancias. Una mera serie de acordes
consonantes sería fastidiosa, pesada y vacía, como el languor,
que trae consigo el cumplimiento de todos los deseos. [...]" (Libro III,
cap. XXXIX, p. 504)
"Tal vez se escandalice algún lector viendo que la música,
que a veces eleva tan alto nuestro espíritu, que parece hablarnos de
otros mundos mejores al nuestro, no hace más, según la teoría
metafísica que acabamos de exponer, que halagar nuestra voluntad de vivir,
[...]." (Libro III, cap. XXXIX, p. 505)
Libro IV
XL Introducción 509
"[...] En general, todo el que quiera familiarizarse con mi filosofía debe leer línea por línea todas mis obras, ya que no soy ningún escritorzuelo, fabricante de manuales abreviados, ni pescador de honorarios; mis escritos no van tras la aprobación de un ministro, ni mi pluma se guía por miras personales; no aspiro más que a la verdad y escribo cual lo hacían los antiguos, con el único fin de asegurar a mis pensamientos una existencia duradera, para que algún día puedan ser útiles a los que sepan apreciarlos y hallar en ellos materia de meditación. Por eso he escrito poco, pero lo poco que he escrito ha sido después de madura reflexión y a largos intervalos, reduciendo a la más estricta medida las repeticiones a veces indispensables para el encadenamiento, y de las cuales no puede prescindir ningún filósofo en sus escritos; por eso la mayor parte de mis pensamientos no están anunciados más que una sola vez. [...]" (Libro IV, cap. XL, p. 509)
XLI De la muerte y de sus relaciones con la indestructibilidad de
nuestro ser en sí 511
"El animal vive sin conocer propiamente la muerte, pudiendo decirse que
el individuo goza indirectamente la inmortalidad de la especie, en el sentido
de que se considera eterno. En el hombre, la razón le da la espantosa
certeza de la muerte. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 511)
"[...] puede deducirse que la muerte es, efectivamente, cosa grave, del
hecho de que la vida , por su parte, no es una broma. [...]" (Libro IV,
cap. XLI, p. 513)
"[...] el temor a la destrucción es innato en todos los animales,
como el cuidado de la conservación, y ese temor y no el deseo de huir
del dolor [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 523)
"Llamemos a la puerta de los sepulcros; preguntemos a los muertos si querrían
resucitar; seguramente contestarán que no. Esta es la opinión
de Sócrates en la Apología de Platón; [...]." (Libro
IV, cap. XLI, p. 514)
"Admitiendo que el terror a la muerte fuera debido a la idea que tenemos
del no ser, igual terror debería dominarnos al pensar en la época
en que aún no existíamos, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p.
515)
"[...] Esta ansia de vivir, ¿puede provenir de que habiendo gustado
de la vida la hallamos amable? Indudablemente no, [...]." (Libro IV, cap.
XLI, p. 515)
"[...] A la ilusión que abrigamos acerca de la inmortalidad del
alma, se une siempre la de un mundo mejor, lo cual demuestra claramente que
el nuestro vale bien poco." (Libro IV, cap. XLI, p. 515)
"[...] Para el conocimiento no hay razón alguna para temer la muerte,
y como en el conocimiento es donde reside la conciencia, para ésta la
muerte no es un mal. No es la parte conocedora del yo la que teme a la muerte;
la fuga mortis procede sólo de la ciega voluntad de que está lleno
todo ser viviente. Como ya queda dicho, el temor de morir es inseparable de
esa voluntad, porque ésta es voluntad de vivir, [...]." (Libro IV,
cap. XLI, p. 517)
"[...] En cierta medida, todos podemos darnos cuenta de ese estado durante
el cual la conciencia desaparece, recordando el momento en que el sueño
nos vence, [... La] sensación, hasta donde podemos comprobarla, no es
desagradable, hasta el punto de que podemos decir que [...] el sueño
es hermano de la muerte, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 518)
"La muerte, aun cuando ocurra violentamente, no puede ser dolorosa, pues
por lo general no se siente inmediatamente una herida grave; [...]." (Libro
IV, cap. XLI, p. 518)
"[...] la paralización total del proceso de la vida debe procurar
un gran descanso a la fuerza motriz, quizá este descanso contribuye a
la expresión de dulce tranquilidad que se dibuja en la faz de la mayoría
de los muertos. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 519)
"[...] la muerte no puede ser un mal, a pesar del temor que nos inspira;
en ocasiones es, por el contrario, un bien que deseamos, una amiga compasiva
y bien venida. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 519)
"Tampoco nos es lícito deducir que por haber cesado la vida orgánica,
la fuerza que había mantenido hasta entonces quedó igualmente
aniquilada, [...]." (Libro IV, cap. XLI, pp. 520-521)
"[...] no tenemos derecho a tomar la cesación de la vida por destrucción
absoluta del principio vital, ni la muerte por la ruina total del hombre. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 521)
"[...] Es mucho más lógico admitir que la fuerza que animó
en lo pasado una vida muy extinguida es la misma que anima la vida hoy existente;
esta conclusión es inevitable." (Libro IV, cap. XLI, p. 521)
"[...] el principio más íntimo de nuestra existencia no puede
ser alcanzado por aquella destrucción la muerte]. [...]" (Libro
IV, cap. XLI, p. 522)
"[...] la criatura viviente no está condenada por la muerte a una
total destrucción , sino que continúa existiendo con el conjunto
de la naturaleza y dentro de este mismo conjunto." (Libro IV, cap. XLI,
p. 523)
"[...] Krischna en el Bahagavat Gita. Su pensamiento es que la muerte y
la vida del individuo no tienen importancia alguna, [...]." (Libro IV,
cap. XLI, p. 524)
"Estos organismos [los animales] tan maravillosamente ingeniosos, entregados
por la naturaleza, no sólo a la capacidad del más fuerte, sino
al más ciego azar, al capricho de un aturdido o a la travesura de un
niño, ofrecen el elocuente espectáculo de la indiferencia con
que la naturaleza mira su aniquilamiento; nada pierde ésta con su muerte,
bien claro manifiesta que no le va nada en ello, y que, en todos los casos,
el efecto, como la causa, carecen de importancia. [...]" (Libro IV, cap.
XLI, p. 524)
"Si nos fijamos en que lo más imperfecto, lo situado en lo inferior
de la escala, en una palabra, el reino inorgánico, permanece intacto,
mientras que los seres más perfectos, las criaturas que viven, con organismos
de complicación infinita y maravillosamente ingeniosos, tienen que renovarse
continuamente y caer, tras corto intervalo de tiempo, en la nada, para dejar
paso a otros seres semejantes que saldrán de la nada para entrar en la
existencia; si nos fijamos en este hecho, veremos que es tan absurdo que no
puede admitirse que sea el verdadero ser y estado de las cosas. No puede ser
más que una apariencia exterior que nos oculta el orden real del mundo;
o hablando con mayor precisión, no es más que un fenómeno
condicionado por la constitución especial de nuestra inteligencia. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 525)
"[...] Platón fundaba acertadamente toda su filosofía en
el conocimiento de las Ideas, esto es, en la facultad de descubrir lo general
dentro de lo particular. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 526)
"[...] nuestra inteligencia, en la que se representa el mundo fenomenal,
tan agitado y mudable, no concibe la verdadera esencia, el último principio
de las cosas, sino únicamente su apariencia [fenómeno] exterior,
a la cual yo agrego que la inteligencia no puede hacer más que esto,
porque, en principio, está destinada a proporcionar motivos a la voluntad,
es decir, a servirla en persecución de sus fines mezquinos." (Libro
IV, cap. XLI, p. 527)
"[...] la muerte es para la especie lo que el sueño para el individuo,
[...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 527)
"[...] El cuidado con que el insecto prepara su célula, su agujero
o su nido, y deposita su huevo con provisiones para las larvas que saldrán
en primavera, tras lo cual muere tranquilamente, es idéntico al cuidado
con que el hombre prepara por la noche su ropa y su desayuno para el día
siguiente por la mañana y se va luego tranquilamente a dormir. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 528)
"La mosca que zumba en este momento alrededor de mi, si se duerme por la
noche para comenzar de nuevo su zumbido, o si muere esta noche, y a la primavera
otra mosca salida de algún huevo de la primera se pone a zumbar, todo
es en sí la misma cosa. De ahí que un conocimiento que no considere
esto como la misma cosa, sino como cosas distintas, no es un conocimiento absoluto,
sino relativo, fruto de una inteligencia que no sabe ver más que el fenómeno,
pero no la cosa en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 529)
"[...] la naturaleza no creó la inteligencia para comprender la
esencia de las cosas, sino sólo los motivos, y que su destino es el servicio
de un fenómeno individual y temporal de la voluntad." (Libro IV,
cap. XLI, pp. 531-532)
"No hay más que un solo presente, y éste dura eternamente,
pues es, la única forma de la existencia real. [...]" (Nota al pie,
p. 532)
"[...] ¡Es preciso ser valientes! ¡Vayamos a buscar la verdad
sin dejarnos influir por prejuicios quiméricos y tomemos la naturaleza
por guía! [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 534)
"[...] Y donde la voluntad de vivir tiene sus verdaderas raíces
y se manifiesta es en la Idea, en la especie; por eso, sólo la conservación
de la especie importa realmente. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 535)
"[...] La esencia íntima de todo animal, como la del mismo hombre,
está en la especie, y en ésta es donde tiene sus raíces
la voluntad de vivir, tan poderosa y tan activa. En cambio, la conciencia directa
existe solamente en el individuo; por eso le parece ser diferente de la especie,
por eso teme la muerte." (Libro IV, cap. XLI, p. 537)
"[...] Esta misma tendencia de la naturaleza, se manifiesta en el hecho
de que la vis natura medicatrix es más activa en el individuo cuando
la edad le hace más apto para la reproducción; [...]." (Libro
IV, cap. XLI, p. 538)
"[...] la esencia del mundo es nuestra voluntad; su fenómeno, nuestra
representación. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 539)
"[...] Tratemos de representarnos lo más vivamente posible el tiempo,
que nunca podrá ser muy lejano, en que habremos ya muerto. Nos suprimimos
a nosotros mismos con el pensamiento, dejando subsistir el mundo exterior, y
nos sorprenderemos al descubrir que haciendo esto no cesamos, a pesar de ello,
de estar presentes. Hemos querido representarnos el mundo separado de nuestro
propio individuo, pero el yo es en la conciencia el elemento inmediato para
el cual y por el cual únicamente existe el mundo. [...]" (Libro
IV, cap. XLI, p. 539)
"[...] el tiempo en que yo no existiré ya, llegará objetivamente,
pero subjetivamente no puede llegar. Por lo tanto, nadie puede negarnos el derecho
a preguntarnos hasta qué punto cada hombre, desde el fondo de su corazón,
cree sinceramente en una cosa que ni siquiera puede concebir. [...]" (Libro
IV, cap. XLI, p. 540)
"El presentimiento que tenemos de nuestra naturaleza eterna y la convicción
profunda que albergamos todos en nuestro corazón de ser indestructibles
por la muerte, y de la cual dan testimonio las angustias de conciencia que sobrevienen
infaliblemente a la aproximación de nuestro fin, están íntimamente
ligados. Spinoza expresa este concepto en los siguientes términos: "sentimus,
experimurque, nos ternos esse." El hombre que reflexiona sólo
puede creerse indestructible, admitiendo que su ser no ha tenido principio,
que es eterno, o, mejor dicho, que no está sujeto al tiempo. Por el contrario,
todo aquel que crea que ha sido creado de la nada, tiene que admitir también
que se volverá a la nada, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 540)
"[...] La hipótesis de que el hombre ha sido creado de la nada conduce
fatalmente a la de su fin absoluto. En esto el Antiguo Testamento se produce
con lógica perfecta, pues la doctrina de la inmortalidad no encaja con
la de la creación de la nada. Si el Nuevo Testamento enseña la
inmortalidad es porque su espíritu y muy probablemente también
su origen vienen de la India, a través de Egipto. [...]" (Libro
IV, cap. XLI, p. 541)
"[...] Del hecho de que existimos se sigue que debemos existir siempre.
Somos nosotros mismos el ser que el tiempo ha recogido en su seno para llenar
el vacío, y así llenamos la totalidad del tiempo, sin distinción
de pasado, de presente o de porvenir, y nos es tan imposible salir de la existencia
como del espacio. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 542)
"[...] aquello que objetivamente constituye una serie infinita de tiempos,
subjetivamente no es más que un punto, un presente indivisible y siempre
actual; ¿pero quién se da cuenta de esto? En sus lecciones inmortales,
Kant lo expuso con más claridad que nadie, demostrando en ellas que el
tiempo es ideal y que sólo es real la cosa en sí. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, p. 543)
"Al hombre no debería decírsele: "A partir de tu nacimiento
empiezas a existir, pero eres inmortal"; lo que se le debería decir
es: "No eres una nada", [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 543)
"[...] ¿Qué razones puedes tener para pensar que las vías
secretas que estuvieron abiertas para conducirte al presente actual no continuarán
libres, abriéndose paso a otro presente, hoy futuro?" (Libro IV,
cap. XLI, p. 453)
"[...] el Yo es el gran equívoco de la conciencia, como el punto
de inserción del nervio óptico es el punto ciego de la retina,
como la sustancia del cerebro es insensible, como el cuerpo del sol es oscuro,
como el ojo que lo ve todo no se ve a sí mismo. Nuestra facultad de conocimiento
está dirigida enteramente hacia lo exterior, cosa lógica, siendo,
como es, el producto de una función cerebral, creada únicamente
con la mira de la conservación del individuo [...]." (Libro IV,
cap. XLI, pp. 544-545)
"[...] Desear la inmortalidad para el individuo es querer eternizar un
error, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 545)
"[...] la muerte extingue definitivamente la conciencia individual, [...]."
(Libro IV, cap. XLI, p. 546)
"[...] Para una conciencia cognoscitiva, cualquiera que sea su naturaleza,
no pueden existir más que fenómenos. [...]" (Libro IV, cap.
XLI, p. 548)
"[...] la conciencia existe en la inteligencia, y he demostrado que ésta
pertenece a la actividad cerebral; es una función orgánica que
forma parte del fenómeno, por consiguiente, y desaparece con él.
[...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 549)
"[...] Todos los filósofos se han equivocado colocando el elemento
metafísico, imperecedero, eterno, del hombre, en la inteligencia, cuando
se encuentra en la voluntad, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 550)
"[...] Si el hombre fuese, por el contrario, una inteligencia pura, la
muerte no sólo le sería indiferente, sino apetecible." (Libro
IV, cap. XLI, p. 552)
"[...] los filósofos han demostrado en todos los tiempos, y con
excelentes razones desde el punto de vista intelectual, que la muerte no es
un mal; y, sin embargo, no se ha conseguido terminar con el terror que inspira:
y la causa de ello precisamente está en que ese terror no viene de la
inteligencia, sino de la volición. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p.
553)
"[...] La volición, que constituye nuestro ser, es simple por naturaleza;
quiere únicamente, pero no puede conocer. El sujeto conocedor, por el
contrario, es un fenómeno secundario, que debe su nacimiento a la objetivación
de la voluntad, [...]. Así como la voluntad no conoce, la inteligencia
o sujeto conocedor no sabe más que conocer, pero no querer. [...]"
(Libro IV, cap. XLI, pp. 553-554)
"[...] Lo que es el sueño para el individuo, lo es la muerte para
la voluntad como cosa en sí. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 556)
"[...] Por eso nos vemos forzosamente conducidos a una especie de metempsicosis,
mas con la importante diferencia de que no abarca una entera, es decir, que
no concierne a la inteligencia, sino sólo a la voluntad, lo cual descarta
los propósitos con que se acompaña la doctrina de la transmigración
de las almas. [... La] inteligencia, que es la única dotada de memoria,
es la parte perecedera. El nombre de palingenesia es más exacto que el
de metempsicosis para designar esta doctrina. [...]" (Libro IV, cap. XLI,
pp. 557-558)
"[...] Está probado que existe cierta relación entre los
nacimientos y las defunciones, que se manifiesta en la gran fecundidad humana
que viene en pos de alguna epidemia diezmadora. En el siglo XIV, la peste negra
despobló gran parte del antiguo continente; mas después sobrevino
una fecundidad extraordinaria en el género humano y los partos dobles
fueron muy frecuentes, aunque con una extraña circunstancia, que fue
que ninguno de los niños nacidos en aquella época llegó
a tener todos los dientes; se conoce que la naturaleza, obligada a una producción
extraordinaria, economizaba en los detalles. [...]" (Libro IV, cap. XLI,
p. 558)
"[...] En el fondo somos algo que no debiera existir; por eso cesamos de
existir. [...]" (Libro IV, cap. XLI, p. 563)
"[...] cuanto mejor es el hombre, menos diferencia establece entre sí
mismo y los demás, [...]." (Libro IV, cap. XLI, p. 563)
"[...] Si el hombre fuese eterno, ese carácter invariable le haría
conducirse, siempre de la misma manera. Es preciso que deje de ser él;
para que el germen de su ser pueda salir renovado y transformado. Con este fin
rompe la muerte los lazos de la vida; la voluntad vuelve a ser libre, [...]."
(Libro IV, cap. XLI, p. 564)
"[...] El budhismo la llama Nirvana, que quiere decir extinción
[entre otras]." (Libro IV, cap. XLI, p. 564)
XLII La vida de la especie 566
"[...] la mayor vitalidad del cerebro es siempre simultánea y
conexa con la de las partes genitales e igualmente su decrepitud. [...]"
(Libro IV, cap. XLII, p. 567)
"Castrar a un individuo es separarle del árbol de la especie sobre
el cual crecía, para dejarle secarse aislado, porque tal mutilación
trae consigo la decadencia de las fuerzas físicas e intelectuales. [...]"
(Libro IV, cap. XLII, p. 567)
"[...] el ejercicio abusivo de esta función [la genitalidad] abrevia
la vida de todas las edades, y que, por el contrario, la continencia aumenta
las fuerzas, [...]." (Libro IV, cap. XLII, p. 567)
"Para mayor claridad de la cuestión consideremos un animal en celo
y durante la cópula. Le veremos desplegar un ardor que antes no mostraba.
¿Qué pasa en él? ¿Sabe que debe morir y que del
acto que realiza en aquel momento va a nacer un nuevo individuo semejante en
todo a él y que ha de reemplazarle? Ignora todo esto, puesto que no raciocina;
pero trabaja con tanto celo por la perpetuación de su especie como si
lo supiera. Sabe que quiere vivir, existir y expresa el grado máximo
de esta volición en el acto genésico; [...]." (Libro IV,
cap. XLII, p. 568)
XLIII Herencia de las cualidades 574
"[...] Estudiando el problema a la luz de nuestra verdad, recordando
que la voluntad es la esencia íntima, la sustancia y la raíz del
hombre, y la inteligencia sólo un elemento secundario, adventicio y contingente,
nos será preciso, aun antes de recurrir a la experiencia, admitir al
menos como verosímil que en la procreación, el padre, como sexo
fuerte y principio creador, es quien da la base, el elemento radical de nuestra
vida, y que la madre, como el sexo más débil y como principio
simplemente receptivo, transmite lo que es secundario, la inteligencia. [...]
Esta hipótesis está, efectivamente, confirmada por la experiencia;
pero la comprobación no se hace, como es en la Física, por procedimientos
de laboratorio, sino que resulta, en parte, de observaciones cuidadosamente
llevadas a cabo, y en parte de datos históricos." (Libro IV, cap.
XLIII, pp. 574-575)
"[...] Cuanto más heterogéneas y contradictorias hayan sido
las inclinaciones de los padres, más notorio será en el hijo el
antagonismo interior. [...]" (Libro IV, cap. XLIII, p. 584)
"[...] Si se pudiera castrar a todos los bribones, enclaustrar a todos
los necios, proveer de un harén a todos los hombres de carácter
elevado y proporcionar maridos que fuesen hombres en toda la extensión
de la palabra a todas las solteras inteligentes e ingeniosas, se vería
bien pronto surgir una generación que enclipsaría los tiempos
del siglo de Pericles." (Libro IV, cap. XLIII, p. 585)
"La ley de la naturaleza que exige dos sexos para la propagación,
resultando de ello las alianzas, siempre variadas, de una voluntad con una inteligencia,
pone de esta manera las bases de una vida de salvación. [...]" (Libro
IV, cap. XLIII, p. 587)
"[...] todos los pueblos (con pocas excepciones y estas mismas muy inciertas)
repugan y prohiben el matrimonio entre hermana y hermano; [...]. En efecto:
de una unión entre hermano y hermana tendría que nacer la misma
voluntad con la misma inteligencia, tales como estaban asociadas ya en los padres;
sería, pues, la repetición de un fenómeno existente, sin
esperanza de verle modificarse." (Libro IV, cap. XLIII, p. 587)
"[...] la voluntad, únicamente como cosa en sí; pero en cuanto
cosa en sí no tiene razón; es decir, no admite por qué.
[...]" (Libro IV, cap. XLIII, p. 588)
XLIV Metafísica del amor 589
"Un sentimiento sin arraigo en la naturaleza humana o en contradicción
con ella, un cuento de hadas caprichosamente inventado, no hubiera podido formar
en todos los tiempos un tema inagotable para el genio poético, ni ser
aceptado por la humanidad entera con interés invariable, pues sin la
verdad no hay belleza artística." (Libro IV, cap. XLIV, p. 590)
"[...] ¿serían capaces de negar las personas a quienes me
refiero, que si la mujer que les inspira al presente madrigales y sonetos hubiera
venido al mundo dieciocho años antes la mirarían con indiferencia?
(Libro IV, cap. XLIV, p. 591)
"[...] el instinto sexual, que es una necesidad subjetiva, sabe ponerse
la careta de la admiración objetiva para engañar a la conciencia,
pues la naturaleza se aprovecha de esta estratagema para seguir sus fines. Y
aunque esta adoración tome apariencias ideales y se revista de la forma
de una tendencia objetiva, el designio del amor no es otro que la procreación
de un ser determinado, como lo prueba el que lo esencial para el amante no es
el ser correspondido, sino la posesión, el deleite físico. [...]"
(Libro IV, cap. XLIV, pp. 593-594)
"[...] La generación futura, con entera determinación de
todos sus individuos, es quien está empujando para entrar en la vida,
en todas esas agitaciones y maniobras. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p.
594)
"[...] la mutua repulsión, perseverante y acentuada, entre un hombre
y una mujer, indica que el fruto de su unión sería un ser mal
organizado, desacorde consigo mismo y desdichado. [...]" (Libro IV, cap.
XLIV, p. 595)
"[...] En el rostro [el hijo] se parecerá más, por lo general,
al padre y en la estatura a la madre, por virtud de la ley que rige la hibridez
en la descendencia de los animales, y según la cual la talla del feto
se regula por las dimensiones del útero." (Libro IV, cap. XLIV,
p. 595)
"[...] De las miradas lánguidas que se cruzan entre los amantes
surgen el germen primero del nuevo ser, que, como todos los gérmenes,
queda muchas veces ahogado antes de desarrollarse. Este nuevo individuo es,
en cierto sentido, una nueva idea platónica. De igual modo que todas
las ideas aspiran con vehemencia a manifestarse, y se apoderan ávidamente
de la materia que la ley de causalidad reparte entre ellas para dicho efecto,
esta idea particular de un individuo humano procura con igual vehemencia y avidez
penetrar en la realidad exterior. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 595)
"[...] Las cualidades preferidas [en la elección de una pareja]
en primer término son la salud, la fuerza, la belleza; en una palabra,
la juventud, [...]. En esto consiste el espíritu de las grandes pasiones.
Cuanto más perfecta sea esta armonía entre dos seres, bajo todos
los aspectos, mayor será su pasión mutua. [...]" (Libro IV,
cap. XLIV, p. 596)
"[...] Es el egoísmo propiedad tan hondamente arraigada en el individuo,
que los fines egoístas son los únicos con los cuales puede contarse,
seguramente, para estimular la actividad de la criatura individual. [...]"
(Libro IV, cap. XLIV, p. 597)
"[...] la naturaleza sólo cuenta para realizar sus fines [en este
caso la elección de pareja] con el medio de infundir al individuo una
ilusión que le haga considerar como su propio interés el de la
especie, de modo que ponga al servicio de ésta la actividad que cree
emplear para la consecución de su propio bien. [...] Una ilusión
es, en efecto, el espejismo de la voluptuosidad, que hace creer al hombre que
la mujer cuya belleza le seduce podrá proporcionarle un deleite mayor
que otra alguna, [...]. Consumado la gran empresa que perseguía [aparearse],
todo amante queda defraudado, porque desaparece entonces la ilusión con
que la especie engañaba al individuo. [...]" (Libro IV, cap. XLIV,
pp. 597 y 599-600)
"[...] El preocuparnos tanto en las cualidades físicas y la escrupulosa
elección [al formarse una pareja] de las mismas no puede ser mera cuestión
de gusto, como cree el individuo, sino que dependen del verdadero fin, del hijo
que ha de engendrarse y en el cual se trata de conservar el tipo de la especie
lo más puro posible. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 598)
"[...] El norte del individuo en este negocio [al elegir pareja] es positivamente
un instinto que trabaja en interés de la especie, mientras el hombre
se figura que persigue la satisfacción del supremo goce individual."
(Libro IV, cap. XLIV, p. 598)
"[...] La naturaleza crea el instinto allí donde el individuo llamado
a obrar no sería capaz de comprender el fin de la acción o no
querría trabajar en pro de ese fin; [...]." (Libro IV, cap. XLIV,
p. 599)
"[El] amor, que éste no es más que un instinto, sin otra
mira que el hijo que ha de engendrarse. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p.
601)
"[...] El amor del varón disminuye notablemente con la satisfacción;
la variedad le atrae y casi todas las mujeres le parecen más codiciables
que aquella que ya ha conocido. Por el contrario, el amor en la mujer crece
desde que se entrega, dependiendo esto de los fines de la naturaleza encaminados
a la conservación y, por lo tanto, a la mayor multiplicación posible
de la especie. [...] Consecuencia de esto es que la felicidad conyugal es artificial
en el hombre y natural en la mujer, por lo cual tanto de este punto de vista
objetivo, o sea en razón de las consecuencias, como desde el punto de
vista subjetivo, o sea como cosa contraria a la naturaleza, el adulterio de
la mujer es mucho más imperdonable que el del marido." (Libro IV,
cap. XLIV, pp. 601-602)
"[...] Las consideraciones a que adulo [en la elección de la formación
de parejas] son de diversas clases; las hay relativas al tipo específico,
a la belleza; otras tienen por mira las cualidades psíquicas y, por último,
las hay meramente relativas, que tienden a corregir o a neutralizar recíprocamente
alguna imperfección o anomalía en los individuos que han de enlazarse.
[...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 602)
"[...] Lo que los amantes suelen llamar patéticamente la armonía
de sus almas, no es, por lo general, más que esa conveniencia recíproca,
relativa a la formación perfecta de la prole. [...]" (Libro IV,
cap. XLIV, p. 607)
"[...] Si venciendo este sentimiento íntimo se contrae un matrimonio
de esta clase para no ofrecer en sociedad el espectáculo de una pareja
desproporcionada, los hijos expiarán este error." (Libro IV, cap.
XLIV, p. 608)
"[...] Por eso el genio de la raza, estimulado por la conciencia de que
administra intereses de índole infinitamente más elevada que los
que afectan a la suerte adversa o próspera de los individuos, prosigue
su obra con ecuanimidad sublime en medio del estruendo de la guerra, del tumulto
de los negocios, de las calamidades de la peste y hasta en la soledad del claustro."
(Libro IV, cap. XLIV, p. 610)
"[...] estas grandes pasiones, como todas las demás, no tardan en
extinguirse después de la posesión, con no poco desencanto de
los amantes. También se extinguen por otras razones, entre ellas la esterilidad
de la mujer [...], pues entonces la realización del fin metafísico
se hace imposible. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, pp. 611-612)
"[...] ese valor exagerado que se atribuye a la persona amada no puede
fundarse no puede fundarse sobre ningún mérito intelectual ni
sobre ninguna cualidad objetiva y real , puesto que ni siquiera suelen conocerse
bien los amantes, como ocurría en el caso del Petrarca. Sólo el
genio de la especie puede apreciar de una ojeada el valor que tienen un hombre
o una mujer para la realización de sus fines. Por eso las grandes pasiones
suelen nacer de repente, a primera vista." (Libro IV, cap. XLIV, p. 613)
"[...] Las únicas quejas que no avergüenzan a un héroe
son las que lanza por virtud del amor, pues en esas lamentaciones no es él
quien se lamenta, sino la especie. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 613)
"Y no es únicamente la pasión no satisfecha la que puede
acarrear un fin trágico, sino que también el amor satisfecho conduce
con mayor frecuencia a la desgracia que a la felicidad, pues las exigencias
de la pasión, satisfecha o no satisfecha, suelen hallarse en oposición
con el bienestar personal del enamorado, minan su dicha, y no pudiendo conciliarse
con todas las demás relaciones de la vida, destruyen el plan de existencia
basado en esas relaciones. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 616)
"[...] Los antiguos, presintiendo vagamente esta verdad, personificaban
el genio de la especie con Cupido, a quien, a pesar de su aspecto infantil,
describen como un dios enemigo, cruel, de mala fama, como un demonio caprichoso
y déspota que domina a los hombres y a los mismos inmortales. [...] Flechas
mortíferas, ceguera y alas son sus atributos. Las alas simbolizan la
inconstancia, que nace de ordinario al mismo tiempo que la desilusión,
consecuencia de la pasión satisfecha." (Libro IV, cap. XLIV, p.
618)
"[...] Contra lo que esperaba [aquél que ya apareó], no se
siente más dichoso que antes y advierte que ha sido engañado por
la voluntad de la especie. Por eso, todo Teseo satisfecho suele abandonar a
su Adriana. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 619)
"Los matrimonios por amor se hacen en interés de la especie, no
en interés de los individuos. [...] Por consiguiente, los matrimonios
por amor suelen ser desgraciados y sirven a la generación futura a costa
de la presente. "Quien se casa por amores, ha de vivir con dolores"
dice un refrán español. En los matrimonios de conveniencia, concertados
casi siempre por los padres, suele ocurrir lo contrario. [...]" (Libro
IV, cap. XLIV, p. 619)
"[...] Pero si en tanto, en medio de ese tumulto, vemos las miradas de
dos amantes que se cruzan, llenas de deseos, ¿a qué esos pasos
tan temerosos y disimulados? ¿a qué tanto misterio? Es que esos
amantes son unos traidores, que están tramando el secreto designio de
perpetuar todo aquel conjunto de miserias y tribulaciones, que sin ellos terminarían
y cuya terminación impiden, como hicieron sus antecesores." (Libro
IV, cap. XLIV, p. 622)
"[...] la sodomía, y la caractericé diciendo que era un instinto
extraviado. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 623)
"[...] El que un hecho [la sodomía] radicalmente contrario a la
naturaleza, más aún, un hecho que contraría a la naturaleza
en sus miras más importantes y mas caras para ella, tenga su fuente en
la misma naturaleza, es una paradoja tan sorprendente, que su explicación
parece que ha de ser problema de los más difíciles. Sin embargo,
me creo capaz de resolverlo describiendo el misterio natural en que se funda."
(Libro IV, cap. XLIV, p. 625)
"[...] La naturaleza no conoce más que lo físico; no conoce
los principios morales, [...]." (Libro IV, cap. XLIV, p. 627)
"[...] no olvidemos que entre la inclinación naciente y el vicio
mismo hay gran diferencia. [...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 627)
"[...] a medida que las fuerzas genitales decrecen, están más
expuestas a esta aberración [la sodomía] contra la naturaleza.
[...]" (Libro IV, cap. XLIV, p. 628)
XLV De la afirmación de la voluntad de vivir 631
"[...] El acto genésico va seguido de una turbación y de
un arrepentimiento particular, sobre todo cuando se consuma por la primera vez;
y ese sentimiento será, por lo general, tanto más pronunciado
cuanto más noble sea el carácter. [...]" (Libro IV, cap.
XLV, p. 633)
"Consignaré aquí una observación que afecta a la base
misma de mi doctrina, y es que la vergüenza que inspira el acto genésico
se extiende a sus órganos, aunque los hayamos recibido al nacer como
todos los demás. Esta es una nueva y concluyente prueba de que la voluntad
no se manifiesta sólo en forma de actos, sino que también se manifiesta
o se objetiva en el cuerpo humano, el cual no es otra cosa que su obra, pues
¿cómo podría avergonzarse el hombre de una cosa que existiera
sin su voluntad?" (Libro IV, cap. XLV, pp. 633-634)
"La vida de todas las especies animales, con todos los millares de años
de su existencia, es, hasta cierto punto, un solo instante, pues se compone
únicamente de la conciencia de lo presente, sin la del pasado ni la del
porvenir, ni, por lo tanto, la de la muerte. [...]" (Libro IV, cap. XLV,
p. 635)
XLVI De la nada y de los dolores de la vida 637
"[...] La vida nos engaña continuamente, así en los pormenores
como en el conjunto. No cumple lo que promete, salvo en el caso en que quiere
mostrar cuán poco deseable es lo que deseamos. No da más que para
quitar lo que da. El espejismo de lo lejano nos hace entrever paraísos,
que se desvanecen como ilusiones de óptica, cuando, dejándonos
seducir por ellos, corremos en su persecución. La felicidad se nos aparece
colocada en lo porvenir o en lo pasado, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, pp.
637-638)
"[...] la vida es un negocio que no cubre gastos, [...]." (Libro IV,
cap. XLVI, p. 638)
"Sentimos el dolor, la inquietud, el miedo; pero no sentimos la ausencia
de dolor, la tranquilidad. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 639)
"[...] lo que se hace habitual deja de ser goce; pero con el mismo crece
nuestra sensibilidad para el dolor, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 640)
"Cuando empleamos nuestras horas agradablemente, transcurren más
de prisa; pero cuando esas horas son tristes se deslizan con más lentitud,
porque no es la dicha sino el dolor el elemento positivo que se deja sentir,
y de la misma manera perdemos la noción del tiempo transcurrido cuando
nos aburrimos y no mientras estamos divertidos. Ambos hechos demuestran que
nuestra existencia es más dichosa cuando menos la sentimos, de donde
se infiere que sería mejor para nosotros no poseerla. [...]" (Libro
IV, cap. XLVI, p. 640)
"[...] Todo es imperfecto y engañoso, todo placer tiene un fondo
de sufrimiento, todo goce es goce a medias, toda alegría lleva en sí
algo que la altera, todo descanso trae nuevas fatigas; los remedios para nuestras
miserias cotidianas y de todas las horas faltan a lo mejor o no están
a nuestro alcance; se hunde bajo nuestros pies el terreno que pisamos; los males
grandes y pequeños constituyen la trama de nuestra vida, [...]."
(Libro IV, cap. XLVI, p. 642)
"Por lo general, la norma de las relaciones de los hombres entre sí
consiste en la injusticia, la iniquidad extremada, la dureza de corazón
y la crueldad; lo contrario es la excepción. En esto se funda la necesidad
del Estado y de las leyes, y no en las tonterías que sobre el particular
suelen decirse. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 643)
"[...] Por mucho que se pretenda demostrar en contra, el momento más
feliz de la vida de un hombre dichoso es aquel en que se duerme, como el instante
de despertar es el más desgraciado en la vida del hombre feliz. [...]"
(Libro IV, cap. XLVI, p. 643)
"Mi teoría explica esto, mostrando que el principio de la existencia
del mundo carece de razón, es decir, que es una voluntad de vivir ciega,
que, como cosa en sí, no se encuentra sometida al principio de razón,
el cual es exclusivamente la forma del fenómeno y lo único que
nos autoriza para plantear la cuestión del por qué." (Libro
IV, cap. XLVI, p. 644)
"[...] Y si se añade que el hombre tendrá que dar cuenta
algún día de cada momento de su vida, se podrá contestar
que él es quien tendría derecho a pedir cuenta de los motivos
por virtud de los cuales se le ha arrancado del reposo, para colocarle en una
posición tan desagradable, tan amarga, tan llena de tinieblas y tribulaciones.
[...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 645)
"[...] el cristianismo del Nuevo Testamento, cuya moral es la del brahmanismo
y del budhismo, [...]." (Libro IV, cap. XLVI, p. 646)
"[...] este mundo es el que se quiere explicar por medio del optimismo,
presentándolo como el mejor de los mundos posibles. El absurdo es evidente.
[...Este] mundo está construido de tal manera, que sólo puede
existir con gran trabajo, y si estuviera un poco peor organizado, no podría
mantenerse. Por lo tanto, un mundo peor, como no podría subsistir, no
es posible; luego éste es el peor de los mundos posibles. [...] Por lo
tanto, para un mundo que necesariamente había de poder existir, éste
es todo lo malo que podría ser. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, pp.
646 y 649-650)
"[...] el verdadero Creador del mundo, la voluntad de vivir, [...]."
(Libro IV, cap. XLVI, p. 650)
"[Voltaire correctamente llega a las siguientes tres conclusiones:] 1ª,
el predominio del mal y de la miseria en la vida, predominio del cual estaba
persuadido; 2ª, la necesidad rigurosa de los actos de la voluntad; y 3ª,
la verdad de la máxima de Locke, según la cual la sustancia pensante
podría muy bien ser material. [...]" (Libro IV, cap. XLVI, p. 651)
XLVII De la moral 654
"[...] la facultad de llorar, de la cual dije que tenía su origen
en un sentimiento de compasión hacia sí mismo. [...]" (Libro
IV, cap. XLVII, p. 658)
"[...] La pena de muerte es indispensable para asegurar la vida de los
ciudadanos. [...]" (Libro IV, cap. XLVII, p. 665)
"[...] todo individuo, hasta el más humilde, cada yo, visto por
dentro, desde lo interior, es el todo de todas las cosas; visto por fuera desde
lo exterior, no es nada o casi nada. En esto se funda la gran diferencia entre
lo que somos necesariamente para nosotros mismos y lo que somos para los demás.
En otros términos, este es el origen del egoísmo que cada uno
de los hombres censura en los demás." (Libro IV, cap. XLVII, p.
668)
"[...] el sueño magnético [entiendo por ello al hipnotismo];
cuando llega a un grado elevado diversos síntomas muestran que existimos
fuera de nuestra persona en otros seres; entre estos síntomas, el más
notable es la aparición del pensamiento de otra persona; a veces el sujeto
adquiere la facultad de conocer lo que está ausente o lejano y hasta
lo porvenir; ese estado parece una especie de ubicuidad." (Libro IV, cap.
XLVII, p. 670)
"[...] la magia, en que se comprenden el magnetismo animal y las curas
simpáticas. [...]" (Libro IV, cap. XLVII, p. 670)
XLVIII Teoría de la negación de la voluntad de vivir 671
"[...] para obrar como deberíamos sería preciso que fuéramos
también como deberíamos ser. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII,
p. 672)
"[...] A decir verdad, nuestro único pecado verdadero es el pecado
original. El mito cristiano lo coloca después de la aparición
del hombre y atribuye a éste, además, la ficción de la
voluntad libre, cosa imposible; pero sólo lo hace por vía de alegoría.
[...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 672)
"[...] Mientras nuestra voluntad siga siendo la misma, el mundo no podrá
cambiar. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 673)
"El único fin que podemos señalar a la existencia es el de
convencernos de que valdría más no existir. [...]" (Libro
IV, cap. XLVIII, p. 674)
"[...] el carácter es individual; pero éste desaparece al
par que se produce la negación del querer. [...]" (Libro IV, cap.
XLVIII, p. 678)
"[...] el estado de negación de la voluntad (Nirvana); pues la afirmación
(Sansara) tiene por forma de manifestación la multiplicidad de los fenómenos.
[...]" (Libro IV, cap. XLVIII, pp. 678-679)
"[...] no existe razón alguna para admitir la existencia de inteligencias
más perfectas que la del hombre, pues vemos que ésta basta para
suministrar a la voluntad aquel conocimiento que la lleva a negarse y anularse,
[...]." (Libro IV, cap. XLVIII, p. 679)
"El místico, a la inversa del filósofo, procede de dentro
afuera. Toma como punto de partida su experiencia interior positiva e individual,
en la que se ve eterno, único, etc.; pero no puede dar parte de todo
esto a los demás, sino por medio de simples afirmaciones, a las cuales
hay que dar fe bajo su palabra; no puede, por tanto, convencer. Por el contrario,
el filósofo parte de lo que es común a todos, del fenómeno
objetivo, visible para todo el mundo, y de los fenómenos de la conciencia
interior, tales como se producen en cada individuo. Su método consiste
en meditar y en combinar los datos hallados por él; puede convencer,
por consiguiente. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, pp. 680-681)
"El protestantismo, al rechazar el ascetismo, y su punto principal, la
eficacia del celibato, ha descartado la esencia del cristianismo, y en este
sentido no conserva más que su corteza. [...] Esta puede ser una excelente
religión para los pastores protestantes, hombres acomodados, casados
y de luces; pero no es el cristianismo. El dogma cristiano enseña que
los hombres son una raza culpable por el mero hecho de existir, y cuyo corazón
debe suspirar por redimirse de la existencia; liberación que sólo
puede ser conquistada a costa de los más duros sacrificios y de la renuncia
de sí mismo, o se a por una conservación total de la naturaleza
humana. Lutero pudo tener perfectamente razón desde el punto de vista
práctico, es decir, en lo concerniente a los horrores de que quería
purgar a la Iglesia; pero no la tenía desde el punto de vista teórico.
[...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 695)
"[...] Cuanto más elevada es una doctrina [religiosa], más
se presta a los abusos de la naturaleza humana, inclinada siempre a tendencias
bajas y malas; [...]." (Libro IV, cap. XLVIII, p. 695)
"[...] En resumen, el catolicismo es, a mi juicio, un cristianismo del
que se ha abusado aborreciblemente; pero el protestantismo es un cristianismo
degenerado. [...]" (Libro IV, cap. XLVIII, p. 696)
"[...] El Espíritu Santo es la negación decidida de la voluntad
de vivir; el hombre, en quien se manifiesta in concreto, es el Hijo, el cual
es idéntico con la voluntad que afirma la vida y produce el fenómeno
del mundo visible, es decir, con el Padre, en el sentido de que la afirmación
y la negación, aunque contradictorias, emanan de una misma voluntad,
igualmente apta para negar o para afirmar, lo cual constituye el único
libre albedrío verdadero. Pero entiéndase bien que no digo esto
más que como un lusus ingenii." (Libro IV, cap. XLVIII, p. 700)
XLIX El camino de salvación 706
"El único error innato que albergamos, es el de creer que hemos
venido al mundo para ser felices. [...]" (Libro IV, cap. XLVIX, p. 706)
"[...] sería más exacto considerar como fin de la vida el
dolor en vez de la felicidad." (Libro IV, cap. XLVIX, p. 707)
"[...] El Eclesiastés, judío aún, pero filosófico,
dice ya muy exactamente: "La tristeza vale más que la risa, pues
la tristeza corrige el corazón" (VII, 4). [...]" (Libro IV,
cap. XLVIX, p. 708)
"[...] el hombre es, en realidad, el único ser que apura el cáliz
de la muerte, [...]." (Libro IV, cap. XLVIX, p. 710)
L Epifilosofía 713
"[...] Y como todo nuestro conocimiento, toda nuestra facultad de concebir
las cosas está sujeta a las formas de la inteligencia, tenemos que deducir
que no podemos aprehender nada, sino dentro de las categorías de tiempo,
de antes o después, de alto o bajo, de todo o parte. [...]" (Libro
IV, cap. L, p. 714)
"Podemos comprender el mundo como tal mundo; es un fenómeno, y por
lo que pasa en nosotros, [...] podemos descubrir lo que se manifiesta en el
fondo de este fenómeno, tras lo cual, poseyendo esta clave de la esencia
del mundo, podemos irlo descifrando en totalidad, [...]." (Libro IV, cap.
L, p. 715)
"Podemos comprender el mundo como tal mundo; es un fenómeno, y por
lo que pasa en nosotros, [...]. De ahí viene la imposibilidad de concebir
la existencia, la naturaleza y origen del mundo e una manera completa, radical
y enteramente satisfactoria. De esto dependen los límites de mi filosofía
como los de todo sistema filosófico." (Libro IV, cap. L, pp. 715-716)
"[...] En mi filosofía, el mundo no excluye la posibilidad de otra
existencia; [...]." (Libro IV, cap. L, p. 717)
"[...] tanto en mi filosofía como en la de Spinoza, el mundo existe
por sí mismo en virtud de una fuerza intrínseca. [...]" (Libro
IV, cap. L, p. 718)