esto ya ha pasado antes, se dice mil veces, pero aun así cada intento por querer tocar sus ilusiones lo hace caer ante la inconsistencia de algo que nunca pasó. Al lado de él pasa mucha gente, escucha muchas cosas, algunos hasta lo tranquilizan dándole a entender que la individualidad de nuestro cerebro es la que finalmente decide lo que se vive. No sabe que decir ante tan reconfortante explicación, pero al mismo tiempo no deja de ser una explicación más. Si logro explicar un comportamiento seré el esclavo del generador? Que los hace pensar que otros pueden tener su propia verdad? Verdades que siente con orgullo disfrazados de abanderados de la libertad que tanto quieren resaltar y ante lo cual dejan entrever entre la maleza de sus expresiones un evidente juicio ante esa verdad y es considerar esa verdad como errada. Calma!!!! Ellos jamás querrían cambiar esa verdad, si cada uno decide su propio mundo, dicen con una extraña soberbia que al segundo niegan. De un momento a otro vuelvo a transformarme en el despiadado juez de las demás mentes que con tanta extrañeza percibía de las demás personas, solo que algo diferente parezco experimentar y es que ahora parecía encontrar la explicación, la tranquilizadora explicación de tener un argumento trabajado de tal manera que su forma es lo único que podemos sustentar. Creemos saber lo que hacemos y decimos y tratamos de hacer un torpe esfuerzo por combinarlos con ilusiones de lo que deseamos hacer y decir. Llevemos esto a cada cerebro que anda vagando por ahí con ánimos de grandeza y con la paranoica negación de que tolerancia, pero no hablemos de integración. Eso sí que no. Llevemos esto a cualquier cerebro, como el mío, como el tuyo .
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