Madre, voy a morir en la guerra
No esperes
No sueñes
Que un día regrese salva
No, yo moriré en ella fríamente
Salvajemente
Caeré como una lloica de un disparo,
Un peuco en trampas envenenadas
Moriré en la guerra
Ese delirio humano de supervivencia
De justicia
Ese engendro de la política y la ferocidad
Operado a tajo abierto por la técnica
Nacido por cesárea de vientres podridos
Sí, madre
En la guerra
Voy a morir
Ya no espero
un divino relevo de fuerzas
Ya fui herida
Partí aquel día
Bien se que lo recuerdas
Pero ya antes me había abandonado
Y comenzado la lucha

Sí, madre
Sí sí sí sí sí sí sí
Moriré en la guerra

*

Te nutres de mis ojos
Te bañas en mi silencio
Fluyes de mi noche
y caes fértil de mi sangre
Brotas hacia el centro de mis palpitaciones
Con vista de raíces

Te escapas de mi lengua
y entierras las uñas
en mi suelo
Naces
Henchida de vida
Acurrucada de espíritu
Jugando en mis pinceles
A dar muerte al tiempo

*

No hay naufragio
Cuando el mar desaparece

No cantan las algas
Abrazadas a los restos de un barco
Cuando el mar desaparece

No deslizan sus lágrimas
Las ballenas acústicas
En el suelo desierto

No revientan las olas con palabra enardecida
Sobre mi voz de piedra

*

(Poemas extraídos del proyecto "náufraga", 1999)

 

PRIMERA PARTE: 'RENOVACIÓN EN EL SILENCIO DE LAS HOJAS'

I

¿Para qué añadir algo a lo que es o parece ser?
E.M.Cioran

Sin palabras pretendo acercarme a la verdad

Se liberan desde mi vida hacia esta tinta que compartimos
Pero no son ellas ninguna certeza
No nos pertenecen
No nos bendicen en ninguna forma

Solo el olvido habitamos
Solo la muerte

II

Hay un duelo aquí, lo siento dividirme
Me parte hacia el silencio y otra mitad hacia la voz

La voz dilata un sueño
libera al hombre en sus márgenes indefinibles
La voz nos integra al mundo, entreteje vidas
Atraviesa la defensa del Yo y la vida se desborda

El silencio crea su órbita propia
y hace la profundidad una presencia más en la vida
un rito de conocimiento tan amplio que no se modula...

III

Buscamos la poesía, buscamos la vida.
Y la vida está, estoy seguro, hecha de poesía.
J. L. Borges

Las ráfagas del viento
Me enseñan un latir poderoso en su constancia
En un idioma distinto
Hecho de hojas y troncos de árboles
La lengua del paisaje en rumores o tormentas

Si borro mi voz del aliento
Suspendo esta identidad mía para sentir el flujo
En el que sopla mi aire
Así respiro
Antes de que vibren mis labios
Y la canción se desmonte de los árboles


IV

Quiero que nazca de mí un fruto sensible
Conozco mi fertilidad desprendida

Allí he gastado mis pedazos contritos
He envuelto congoja en pequeños ataúdes
He distraído en ritos ajenos
Mis fantasmas ansiosos de poesía

Quiero conjurar mi concepción en cada palabra
Esbozar el dibujo que confine la huella de estos versos
En el camino por el que me acerco hacia el origen.

V

Tendré que soplar
Erguir la copa de hojas blancas
Atesorar el aliento mudo del desamparo
Para colgar de un hilo
cada letra de mi cadena

Lograr derramarme
Penetrar la teñida oscuridad
Ser ante la palabra más intrincada
La impronunciable sigla
que encierra el principio
de todo lo manifiesto

Vibrar en la frecuencia
en la que todo es armonía
Sumergirme en la simiente

Merecer el sacramento originario
Dividir el silencio con mi voz

*

Florece la esperanza
Su luz guía las estaciones del tiempo en la sangre
Aprendemos dentro del cuerpo a brotar
En cada obra que nos saluda con su existencia

Comenzamos a escuchar los árboles
mientras rocían su amor a la vida
desde el vientre secreto del bosque en la tierra
Sus ramas nos saludan
Se acerca una canción de savia tranquila que bañará nuestro corazón


*

(Poemas extraídos del proyecto "cuna del hálito", 2002)


Vivir en el ansia
Habitar diez lugares
Simultáneos en la mente
Dudando de la veracidad
De todos los sitios
Porque están intactos
La prisa los dejó intactos
(Y nos quejamos de ser fútiles)

Vivir en lo externo
Sopesar los sacrificios más caros
En balanzas forasteras
Como si ellas comprendieran
Los gestos de mi Dasein
Desde su stand de sonrisas Botox
(Y nos dejamos ser fútiles)


Vivir en la jaula
Compartir el presidio de la especie
Confundiendo barrotes y monedas
Por el desvarío de la alegría
Amoldándonos a Narciso
Difunto Narciso
En el estanque de plata
(Y nos ahogamos por ser fútiles)


Esto que escribo se sitúa en términos de piel,
De tegumentos,
Mirándose en un espejo,
Pero que no refleja lo idéntico,
Devuelve otra epidermis.

Es la idea,
Signo de un camino evanescente
Mente sin ánima que reconstruye una burbuja
Denso paréntesis en lo mundano,
Tejido paralelo al transcurso
Trampa


Las velas arden
Se consumen toda la cera

En el altar
De la divina memoria
Quedan las mechas
Arrugadas
Apagadas
En candelabros
Que descubren su edad
En las extinciones del fuego

Generalmente

El que escribe como un enfermo
Repitiendo los versos degranando
El texto con tos de perro
Nos deja sus líneas
En el mismo espacio blanco
Del que escribe como iluminado
Barroquizando sus experiencias insensatas
En aludes de filósofo
El mismo espacio
Blanco del pétalo en la manzanilla
De la nieve en el cerro del iceberg
De la puerta del mueble de la cocina
El mismo blanco
Que contrasta y se opone a las letras
Del que escribe
Comiéndose un helado de piña
Fumándose un cigarro
O tomándose un té frente al ocaso
Contemplando el discurrir de los versos
Con la simpleza de una hoja que cae

'Todos somos poetas'
Escribo en la nieve
Que se derretirá con certeza


Declaración en principio

Los cerros están plantados
Con eucaliptos rojizos
Y pinos azulados

A veces tienen
Manchones de selva
Valdiviana verdísima
O bosque templado lluvioso
Entretejiendo niveles
De desarrollo vegetal
Como un vestido
Hecho en un telar
Donde la uniformidad
Se distingue o diferencia
En cada punto

Pero, en general
Y con beneficios del estado
De eucaliptos y pinos
Están plantados los cerros
Del sur indomable;
Sin darse por aludida
La estructura representativa
De los ciudadanos con
Preocupaciones ecológicas
O conservacionistas


Pronóstico

La vecindad de la miseria
Tiende vapores viscosos
En la espera

Colisiones inminentes se ciernen
Personalidades en corridas de toros
Se precipitan
Todo se pronostica fatuo
Y aún así se espera
Mirando a la misma dirección
Desde donde refulgen los ladrillos
Amoldándose en el calor
Solo para romper nuestros vidrios

Seremos miserables
Sentados al banco miserable
Mirando la paloma miserable
Dejando la miseria vestirnos de miserables
Impávidamente haciéndonos más miserables
Sintiendo la miseria como una religión
Gastada en incalculables sollozos
En decadencia
Siempre en decadencia

(Poemas extraídos de "Paisaje de mi mundo", 2004)

 

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