Sin palabras pretendo acercarme a la verdad
Se liberan desde mi vida hacia esta tinta que compartimos >

 
Contra el fracaso
que el olvido en tu puente
espero de un lado
colgado de la colilla de tu cigarro >
     

Por estas ventanas veo desiguales bandadas
Que salen de las bocas de ciertos transeúntes
Que cuelgan sus bastones en los árboles
Los había visto antes pero hoy es distinto
Se escucha la lenta sangre en sus piernas >

El silencio, sus palabras. El piano que esconde la música entre ademanes de mueble. La casa sola, y el secreto habitar de las notas en el espacio de lo posible. >

No tener ni la más leve idea de las letras que conforman
el nombre secreto de dios -o la manera de invocarlo-, de cómo
embrazar el escudo que protegería al paria de la noche infernal.
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Sin notarlo las palabras jugaron con la virginidad,
la inocencia se vistió de tacos en la esquina,
las alas del dolor soltaron sus brisas al sacarse las medias,
y yo no creí soñar tanto como dicen.
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