Autorretrato a los veinte años

Puede el lápiz trazarme con perfección los destinos
invitar mis ojos al deshacerse en rostro
obligarme las líneas al desatino del papel
y allí dibujarme tranquilo como un hogar siniestro

ensordecerme al acabar el lóbulo
enmudecerme en unos labios juntos o más,
en una boca abierta en burla dibujarme callado

también estancarme la juventud
como a la roca esculpe el silencio
arrancarme los ojos poco a poco
a medida el grafito los apodera y desbarata
en la copia fiel de mi mirada horrorosa:
tengo a los hombres por pupilas, mi cabello vaga en sus solapas de tempranía

y puede el lápiz todo esto acabar si me traza
conducirme si dibuja zapatos en sus direcciones
estacionarme en el temple de los mayores
y atarearme las fosas nasales
amargar mi lengua con té o café y olvidarla del lácteo escondite

pero puede el lápiz a la vez también convertirse en cuchilla
puede el lápiz engrosarse en crepuscular garganta…

¿Ir con mis veinte años hacia otros veinte años?
No, no!
Ahora me retrato con la muerte!


El pájaro canta

La indumentaria del mundo apaga los trinos

galopa hacia el sitio troyano…

-Ulises ya ha partido!
(he de ser yo el héctor invicto en el arte de neptuno?)

-La voz se ha secado!
(el pájaro canta con sus dedos…)

EL PÁJARO CÁNTA CON LOS DÉDOS!

La indumentaria del mundo relincha

me ataca

prueba sus filos en mi cuello…

 

 


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