Karl
R. Popper: la historia
La historia no tiene ningún sentido, ésa es mi tesis.
Pero de esa afirmación no se sigue que nosotros no podamos hacer
nada, que tengamos que aceptar la historia del poder político
o que estemos obligados a considerarla como una broma cruel. Pues podemos
interpretarla con la vista puesta en aquellos problemas de la política
de poder que queremos intentar solucionar en nuestra propia época.
Podemos interpretar la historia de la política de poder desde
el punto de vista de nuestra lucha por la sociedad abierta, por el dominio
de la razón y del derecho, por la justicia, la libertad, la igualdad
y por la abolición de la guerra. A pesar de que la historia no
tiene ninguna finalidad última, podemos imponerle, no obstante,
nuestros propios fines; y aunque la historia no tienen ningún
sentido, podemos otorgarle nosotros un sentido. [...]
En este punto topamos con el problema de naturaleza y convención.
Ni la naturaleza ni la historia nos pueden decir lo que debemos hacer.
Los hechos, ya sean de la naturaleza o de la historia, no pueden decidir
por nosotros, no pueden determinar los fines que vamos a elegir. Somos
nosotros quienes introducimos la finalidad y el sentido en la naturaleza
y en la historia. Los seres humanos no son iguales unos a otros; pero
nosotros podemos decidirnos a luchar por la igualdad de derecho. Las
instituciones humanas, como el Estado, no son racionales, pero podemos
decidirnos a luchar para hacerlas más racionales. Nosotros mismos,
igual que nuestro lenguaje, somos más emocionales que racionales;
pero podemos intentar volvernos algo más racionales, lo mismo
que podemos ejercitarnos para no utilizar nuestro lenguaje como un medio
de expresión (como dirían nuestro pedagogos románticos),
sino como un medio de la comunicación racional. La historia misma
-me refiero aquí naturalmente a la historia de la política
imperialista y no a la historia no existente del desarrollo de la humanidad-
no tiene ni finalidad ni sentido; pero podemos decidirnos a dotarla
de ambos. Podemos hacerla combatir a favor de la sociedad abierta y
contra sus enemigos, y podemos interpretarla en consecuencia. En definitiva,
cabe decir también lo mismo sobre el "sentido de la vida".
Somos nosotros quienes hemos de decidir cuál debe ser la meta
de nuestra vida, y determinar nuestros fines.
__________________________________________________
La responsabilidad de vivir. Escritos sobre política, historia
y conocimiento, Paidós, Barcelona-Buenos Aires-México
1995, p. 171-172.
¿Karl
Popper?
|