HEREJÍA
LÁCTEA
En arrebatos
de sol
quemando la ingle,
caminamos como una
horda de vándalos
ávidos de apostasías
a tomar por asalto
los castillos y las catedrales;
y furiosos golpeamos una y otra vez
las puertas del útero,
emborrachados con los vinos lácteos
de la uva
que es exprimida
en el lagar
a convulsiones de pies, de torsos, de túbulos santos.
El vino chorrea,
el ánimo se hace laxo y el músculo fluye.
Hace frío,
y sólo queda anhelar las cavernas
EL TEMOR DE LAS SOMBRAS
La oscuridad
y el hombre
van de la mano sin mirarse entre si
por temor a los espejos.
La oscuridad
teme ser la gran respuesta del hombre.
El hombre
teme ser
la incisiva pregunta de los abismos.
Por eso las
sombras
callan, y el hombre
ultraja al vacío
en las cavernas oscuras;
ambos se mezclan en un coito eterno
en la profundidad de las cuevas y de las mucosas,
donde se crían por igual los mosquitos, los reptiles,
las hadas, los demonios...
Donde se refugian
las bestias,
y los hombres
pintan ídolos deformes.
CLAUSTROFOBIA
...Y la mano
de Dios
esculpe al nucleótido
a su imagen y semejanza.
Con sus manos
de Miguel
Angel bioquímico
une los elementos
y los modela como al
mármol,
esculpe las cariátides
y las columnas
de un templo triunfal;
el Dios escultor,
toma la mano
del carnicero,
y corta en su escritorio
con su lápiz como cuchillo
una idea de carne,
su mejor ensayo,
su mas grande novela...
Pero el desorden
barroco
de sus creaciones
despierta la lascivia
de los párpados cerrados,
y Dios se encierra en el templo que él mismo construyó.
Ahora, lo carcome
la claustrofobia,
y las cariátides son barrotes
que se ríen del infeliz
exhibiendo unas
misteriosas inscripciones burlescas:
Guanina, adenina, citosina, timina, guanina, adenina, adenina, citosina,
timina, timina, timina, adenina, timina, timina, guanina, citosina,
citosina, timina, adenina, adenina, guanina, guanina, guanina, citosina,
citosina, adenina, citosina, guanina, guanina, timina, citosina, adenina,
citosina, citosina, timina, adenina, guanina, guanina, timina, guanina,
citosina, timina, guanina, citosina, guanina, citosina, citosina, guanina,
adenina, adenina, timina, citosina, guanina, guanina, adenina, adenina,
timina, timina, adenina, citosina, citosina, adenina, timina, adenina,
timina, adenina...
Del
libro CLAUSTROFOBIA, O PATOLOGÍA DE LAS IDEAS DE CARNE, editado
en Agosto del año 2000
CUANDO
LAS VACAS ORDEÑEN A LOS CAMPESINOS.
Cuando las
vacas ordeñen a los campesinos,
si hijo mío,
cuando las vacas los ordeñen,
y alimenten con su leche
a sus borregos y a sus hijos
los psiquiatras.
Cuando el semáforo
en rojo,
pase a ser solo un recuerdo de las tiranías,
y los taxistas celebren y exalten
la ambigüedad del semáforo en amarillo.
Cuando los
elefantes dejen de ser rosados,
y un carro de bomberos corra envuelto en llamas
hacia el mar para apagar su incendio.
Cuando la copiosa
lluvia de paraguas
ya no nos proteja del clima implacable
de este extraño lugar del mundo.
Extraño,
no hijo mío?
Cuando descubran
los intelectuales
que el olor de la mierda no es olor a mierda,
y convenzan al guano de gastar una fortuna
en perfumes franceses.
Cuando las
muelas se alcen en rebeldía
contra la aristocracia incisiva
y a la lengua se le olvide la boca...
Puede que el
hombre se muera de hambre
por culpa de eso del existencialismo.
Cuando se extinga
el obsesivo
por que se abolieron las líneas de las veredas;
y ya nadie se ocupe en coleccionarlas;
¿Proliferarán sobre la nada las fecundas termitas
para convertirla en argumento?
Cuando la i,
decida abandonar de una vez a su punto,
harta de que le recuerde que es una vocal,
y discuta con la l sobre verdades absolutas.
Puede que las
vocales quieran
ser de piedra.
Puede que las consonantes nunca más
puedan bailar,
y quizás ya no haya más palabras,
quizás ya no haya problemas,
quizás en Chile ya no tiemble
por que se acabó la poesía,
por que los volcanes comenzaron a escupir flores,
y el fuego y el mar se duermieron
para no dar más a luz a los hombres.
Todo eso puede
pasar, hijo mío, todo.
Pero duerme
tranquilo
por que no pasa.
Ni nunca ha pasado.
Del
conjunto QUIEN DIRÍA QUE EL PÁJARO, año 2003