ARTE
ESTÉTICA
1.- SI TODOS
SON FEOS TODOS MIRAN FEO
2.- SI TODOS
MIRAN FEO TODO SE VE FEO
3.- SI TODO
SE VE FEO TODO ES VANIDAD
4.- TODOS
SON FEOS Y TODO ES VANIDAD
TODAS IBAN A SER REINAS (mega mix)
Mi chica
más producida
Baila para las máquinas
En la tarima
Brinca
chascona y divierte
goza goza goza
le gritan
qué graciosa
porque la noche
es joven
porque mi chica es joven
porque joven
se la toca
se la toca
y la toca
a mi chica
chica
se pone aros se pinta
le corre el rimel cuando llora
por el chico
por el que le corre el ruch cuando chupa
goza goza goza
le gritan
en la tarima
todas mis
chicas iban a ser reinas
Ursula discreta, intelectual con Avenida La Paz
Yesennia pelirroja, vivaz con Vivaceta
Y con Bandera
TODAS LO HACÍAN POR LA PATRIA
con BANDERA
TODAS LO HACÍAN POR LA PATRIA
En Bandera
Mis chicas
bailan
Y gozan en los Cabarets de Sodoma
En las milongas
Entran al baño y se maquillan
Preguntan al espejito
Cuál es la más preciosa de las reinas?
Pero qué reinas
TODAS BRUJAS
TODAS BRUJAS
TODAS MIS CHICAS
TODAS BRUJAS
TODAS ÍBAN A SER REINAS
TODAS MIS CHICAS SON CENICIENTAS EN SUS 5 MINUTOS DE FAMA
Porque después de las Doce friegan piso
Y ningún zapatito les queda
Ninguno
Ningún Principito las besa
Mis chicas
bailan sufrido hasta que las velas no ardan
Hasta que no ardan
Porque la noche es joven
Porque mi chica es joven
Porque la toca el joven
Porque el viejo es joven
Porque joden
LAS VEDETTES MARIPOSAS
Las Vedettes de Sodoma
son mariposas
De buen lejos
Bellas bellas
De cerca horrendas
estiran la trompa cuando sacan polen
Las mariposas más bien
Son más bien POLILLAS
Trabajan de noche
De día duermen como moscas
Pero todas
ellas mueren al tercer día del estrellato
LAS
VEDETTES DE SODOMA
El
que esté libre del sistema
Que lance el primer control remoto
HÉCTOR
NOSOTRAS
somos las maniquíes de la Era Espacial
Existimos para radiodifundir y televisar estas prendas por todo el
universo
Sólo
somos un útero vacío recubierto de látex
Destinado al simulacro de la especia
Al travestismo de la Patria:
Somos sexo
sin vellos
Pezones plásticos sin lactosa
Tenemos las cabezas huecas
Recibimos
órdenes de Babilonia
Y siempre nos hallarás en la misma vitrina
Sonriendo como vírgenes de ante - jardín:
Se miran pero no se tocan estas tiernas caderas
Que ocultan el Doble Secreto
En fin
Somos esa belleza terrible
Esa perfección insípida
inodora
que ama el vulgo
esculturas en serie producidas al canon Griego
con formones eléctricos
fuimos madres
por una hora
de un óvulo purgado en el retrete de la clínica
fotógrafos!
Enfocad la cosmética exquisita en las pasarelas de Sodoma
Postraos ante la cima de nuestros tacones!
NOSOTRAS
somos las maniquíes de la Era Digital
Nos apoyan unas a otras en las bodegas de temporada
No comemos
Somos adictas al maniquillaje
A las máscaras faciales y sociales
Probamos cócteles de rimel
Y nos empolvamos de coca el cutis
No cagamos
ni eructamos
Damos cariño pero no amor
Lloramos
frente a las cámaras dando la espalda a los pobres
Lloramos lentas gotas de silicona por nuestros ojos cerámicos
Tal vez porque
alguien tira y afloja nuestras cuerdas bucales
Nunca somos nosotras mismas
Sino títeres
Monstruosa cosmética que un hipnógeno ventrílocuo
gesticula
Quizá
porque los canales
Y las pantallas
Y las vitrinas
Y los espejos
Devuelven tu Narciso
No puedes lanzar el primer control remoto contra las Vetettes de Sodoma
Nosotras
somos las reinas de la Pos metafísica y de la Pos historia
Somos las estrellas del cabaret Pos ilustrado
Las pos modernas
Pos auráticas
Somos la pose
Nosotras
Las maniquíes de la temporada Nuclear
Llevamos la moda al nuevo milenio
Muchas gracias,
señores. Muchas gracias, señoras. Muchas, muchísimas
gracias amables espectadores. Gracias, gracias. Muchas, pero muchas
gracias.
Gracias.
De Los Cabarets de Sodoma (2000)
VIII
Vidas guardadas
En formalina
Una muerte
In vitro
Sin vanagloria
Ya no recuerdo
El nombre que iban a ponerme
Antes de que me rasgaran
De los pies a la cabeza
XIX
Abrió
su delta infértil
Una rosa sin polen
Asexuada
La lejía de su muerta cayó
Cayó
Cayó
Sin nombre
Como siempre
Estéril
XX
El amor
Fue sólo el beso
Que nos dieron al nacer
Y antes de morir
La miseria
es carnicera per se
Comemos el charqui de los que no congelan
El calor de las perreras
Compartimos sin equipaje
Mediagua y entera motel
Nos damos
De rodillas de espalda
De frente
Padre y madre
Padre e hija
Mi padre
abuelo
XXI
El polvo
en leche
No sacia mis cenizas
Tengo frío de un dolor
No mío
En las alas me cubro con
Mientras ella
Pide y pide
Run run dolor
TODO PATO
ES FEO
No hay juguete
ni pan entre sus manos
Run run con
alas
Dónde volar no hay don
El crisálido esperar de un cervatillo
Enbarrigado fue la mejor vida que tendrá
Run run adiós
En adopción de herencia ajena su corazón
Su hambre en otro pezón
Su amor donde haya pan
Run run cascabel
Cervatillo muerto
En la trampa que tiende a su primer paso endeble
Alas qué
Aquí sólo cuernos
Aquí nadie es
Para nadie
Arrullo en
mi ceno
A ru ru
Dice ella
Run run
Arrullo
A ru ru
Cervatillo ciervillo
Patitas de mimbre
Nariz de cereza
Animalito de juguete
XXII
A una cama
Nos asimos
Nos cansó el hacino
Qué caricias
No hicimos roces
Patadas
Vivimos en una micro
Mi crío
Mi criado
Mi cria tura
El herpes
Nos pegamos
Los hongos de las uñas
Las liendres
Garrapatas
El quiltro
A sus crías
Qué
nos hicimos
La sopa fría
Los hematomas
Bajo el párpado
Y el llanto
El llanto
despacio
Que no despierten los
Vecinos
Que no despierte la cría
Nos cansó el hacino
Vivimos en
Una micro
Viajando por la mala vía
La cria tura
A qué vino
Qué vida?
XXIII
Su boca lechosa
Beso sin harcás
Ni hastío
No huele a tabaco
No huele a ruch barato
En el camarote
Duermen
Cruzados
Cadáveres
Cruzados
Cadáveres
Helados
En mi cara
Los pies
De mi cuñado
En la noche
Nos amamos
Sin sexo
Estamos juntos
Antes de que crezca
Y se ahombre
Porque mi
ogrillo
Lleva mi lunar de cáncer
Lleva mi punto de carne
Y mañana venderá mi alma por pasta
Y será matricida
Mas ora
No pagará el precio
De estas velas
Ni el mantel en la ventana
El frío
Y la noche
De su padre
Que es mío
Que es el
mío
De CO BI JO (2001)
I
Pongo un
pie adelante. Luego pongo otro. Pongo una palabra y luego está,
y está otra. Así avanzo por la hoja y trastabillo, a
veces me detengo, vacilo ante la imposibilidad de volver a escuchar.
Pongo una palabra tras otra, y con cada una siento que será
la última y la primera. Es decir, si fuera ésta la última
me daría lo mismo, si el sentido de que quiero decir quedara
inconcluso como un chaleco al que le faltan puntos, me da lo mismo.
Para empezar no sé qué es el sentido de lo que quiero
decir. Y luego es un precipicio. Eso mismo, paradójicamente,
lo que me precipita adelante es ese precipicio, o digamos de otro
modo la falta general y asumida de sentido.
Yo sigo.
Señor mira. Yo sigo y cada nuevo paso es un ascuas para ver
si es el último, si esta vez hemos llegado al borde del precipicio
que es esa falta general de sentido. Es decir, sentir que la próxima
palabra
comenzará
a caer
a fojas
cero.
Y soy el
capitán de mis palabras. Yo me hundo con mi barco.
Así
es como uno va hilando, deshilachando su propio desenfado. Luego pongo
otro. Ahora bien, hemos definido ya mi disposición a la caída,
hemos definido ya lo indefinible como la actitud de precipitarse y
de no precipitarse. Pero falta que me digas quién es usted.
¿quién es Usted? Pongo un pie adelante. Pongo el otro.
No pongo ninguno. Usted me mira avanzar, me mira detenerme. Usted,
o tú (¿te puedo tutear desde ahora?) miras cómo
avanzo a través de esta hoja que simultáneamente lees
y escribes (tal vez primero la lees, y luego la escribes). Te quedas
ahí parado y nada te daría más placer que verme
caer. Luego te irías feliz, satisfecho. Te irías de
compras o no te irías a ninguna parte. Porque la república
necesita sus héroes, sus mártires, y nada te daría
más placer que verme caer.
Pero yo no
voy a caer por ti, ¿sabes?, cae tú si quieres ver un
muerto que odió el sistema, un muerto que no supo de dónde
vino ni hacia dónde fue. Yo me iré de compras y me rió
en tu cara, porque me encanta reír y porque al final tienes
cara. Te he hablado de la falta de sentido y sin embargo sigue leyendo.
Te he hablado del abismo y la inercia (si no lo había dicho
lo digo ahora) que me impulsa a seguir en esto y sigues escribiendo.
Peor por ti, porque no me verás caer, porque el supuesto abismo
lo creo a voluntad y puede que no haya ningún problema ni contradicción
en la disposición a la caída. Espera cuanto quieras,
porque no voy a caer. No me verás caer. En este preciso instante,
me detengo.
II
Yo soy Fulano, Fulano de tal. Tú eres yo. Soy quién
quieres que sea. Mañana soy esto, ayer soy aquello. Incluso
puede que ahora ya no sea Fulano de tal, sino de otro. Puede que no
sea ni Fulano. La palabra es un disfraz, y cada vez que pongo un pie
delante de otro cambio de disfraz. Puede que sí, puede que
no. La palabra no es un disfraz. La palabra es un disfraz. Ten presente
esto: las cosas suceden para que uno las diga. Si uno no dijera las
cosas, las cosas serían impronunciables. Y sólo Dios
es impronunciable, porque Dios es sólo Dios, como cuando se
dice: "esto es así porque es así, debes hacerlo
porque sí". No hay explicaciones. Las palabras no explican,
las palabras nombran cosas. Dios le dijo a un tipo con sandalias,
"vea al monte y mata a tu hijo", ¿y por qué?
Pues porque sí, porque soy Dios. Y Dios es Dios. No es Fulano,
Fulano de tal.
Ahora bien,
ahora que nos conocemos un poco, me podrías decir quién
eres tú, si es que eres. ¿eres? Porque hoy soy Fulano,
y tú eres yo. Puede también que seas varios. Yo soy
varios. Uno dice que sí, otro dice que no. Uno dice esto, y
el otro escribe esto otro. En realidad yo soy un cadáver exquisito.
Puede que sea asqueroso. Pero soy varios.
Somos uno,
uno que se llama Fulano. Hablamos a través de Fulano. Algunos
creemos que sí, otros que no. Yo soy Fulano. Soy varios. Unos
dicen que sí, otros que no. Unos creen en Dios, otros no creen
en nada. Pero no importa. Yo creo en Fulano. Y si tú crees
en mi, entonces yo creo en ti porque nos podemos poner medianamente
de acuerdo en que somos lo que somos, y en que las cosas, por ejemplo,
eso que está ahí, es un árbol, no un disfraz.
Digamos: "eso es un árbol". Creo en ti. Uno no cree
en las palabras, cree en la gente que las dice. Si te miento, si me
mientes, eso no es culpa de no sé qué sin sentido de
las cosas. Es que somos mentirosos, nada más. Por ejemplo,
eso de ahí, eso convengamos que será un cuchillo. Pasarán
años, y todos que lo vean dirán, sí, es un cuchillo.
Pero alguien que se crea Fulano dirá que no es un cuchillo,
que es un árbol. Las palabras no tienen la culpa. Y entonces
ya nadie podrá mandar a que maten al monte.
III
Hemos hecho
el amor, este es el amor que hemos hecho: un crío de nalgas
paridas, un uniforme que envuelve el mensaje. Hablemos ahora de ciertos
nombres que llevaron otras personas célebres o queridas, hablemos
de ciertos nombres que llevan determinadas plazas y calles. Hablemos
de su nombre, hablemos de palabras que contienen cierto o ningún
significado, como de tumbas que contienen hombres célebres
cuyos nombres llevan determinadas plazas y calles. Hablemos de él,
de nosotros, hablemos de ellos y de la humanidad entera. Es evidente,
no es evidente, que aquí falta más pan que amor. Que
no tenemos que poner en la mesa más que nuestras manos, más
que mis dedos en tus nudillos. Fin. Pero hemos hecho el amor, y este
es el amor que hemos hecho, un amor parecido a la muerte cuando va
nacer de los ojos de un crío de un viejo. Olvidemos por un
momento las convenciones. Olvidemos el pan con mantequilla y la gotera
en la ventana. Hablemos del futuro que a veces parece algo así
como esperanza, cuando no simple deseo. Esas son cosas como para no
hablar después de un revolcón, pero ni modo. Las palabras
no contienen cierto, sino ningún significado. Y ya he dicho
que hemos hecho el amor, pero mi amor ha cambiado, pero mi amor me
ha cambiado, y ya no creo esas estupideces.
IV
El camino,
el camino no existe. Nada existe, pues todo lo que es florece primeramente,
como sale la voz del estómago y la palabra traduce a la cosa.
Pensar que ese es un gesto milenario y gutural. Pensar que ese gesto
minimalista es milagroso. Me pongo a hablar, dejo de hablar. Ese es
el camino, y a veces no saber qué es el camino y qué
es el recorrido. Me pongo a hablar y hago gestos con las manos, sólo
porque no puedo hablar sin hacer gestos con las manos. Esa es una
forma extraña de decir que todo es normal. Esa es una forma
normal de decir que todo es extraño, o que todo es sencillamente,
o que todo no es complicadamente. Vaya forma complicada de hablar
es esta.
Abrimos los
ojos a un bien mayor que la porción de luz que nos alcanza.
Abrimos los ojos, y esperamos ver acaso un túnel tan oscuro
como una cerradura. Y esa luz que entra por la cerradura, esa luz
te tranquiliza cuando duermes, esa luz es nuestra, y es una luz hermosa.
Pero qué fácil es encontrar lo hermoso cuando todo es
fealdad. Qué fácil encontrar lo hermoso cuando todo
es vanidad, y el niño feo habla sólo en el patio de
la escuela. Todo lo que es florece primeramente, como le sale la voz
del estómago al niño feo.
Olvidemos
un momento las convenciones. Olvidemos por un momento qué es
por un momento y qué es por una eternidad. Olvidemos por un
momento las convenciones. Olvidemos qué es lo feo y qué
es lo hermoso. Pensemos por ejemplo, que este cuarto es creado a esta
misma hora, más aún, en este preciso instante. Pensemos
eso por una eternidad. Pensemos que cada segundo en el reloj es una
forma diferente de entenderse con las paredes y las ventanas. Pensemos
que estas cosas que te digo han sido dichas nunca. Y si han sido dichas
siempre, olvidemos esas convenciones. Estas cosas son las que me alegran
a menudo. Pensar que te he visto en alguna parte pero que es primera
vez que te veo. Estas son las cosas que me alegran a menudo. Pensar
que las cosas no "son" muy a menudo. Estas son las cosas
que me alegran a menudo. Caminar, así, olvidando qué
es el camino y qué el recorrido. Estas son las cosas que me
alegran a menudo. Aprender la Biblia en décimas para olvidarla
enseguida. Estas son las cosas que me alegran a menudo. Un festín
a la romana de palabras. Estas son las cosas que me alegran a menudo.
Escribir en esta hoja y luego quemarla. Estas son las cosas que me
alegran a menudo. Pensar en esa luz de la cerradura, pensar en una
tumba mal sellada. Estas son las cosas que me alegran a menudo. Estas
son las cosas que me alegran a menudo.
V
El pelo con
su paño, digamos esto: Consideremos, por ejemplo, esa mujer
que recibe limosnas para su hijo. La mujer se haya cubierta con un
paño rojo, un paño rojo que de seguro alguna vez fue
hermoso, como hermosa la mujer que lo lleva puesto. Consideremos,
ahora, aquel hombre, elegante y vestido, o de elegante vestido, o
elegantemente vestido, aunque, desde luego, los términos no
son intercambiables. Pero en fin, considerémoslo también
a él: lleva un traje gris, pigmentado artísticamente,
casi, como si entre cada entrelazado, entre cada cruce de la tela
de algodón de su traje hubiera intervenido algún pintor.
Es un traje gris hermoso como hermoso debió haber sido el pañuelo
de la mujer. El paño del hombre (ya no se llama así
a los "ambos", o "chaquetas" o "ternos",
pero eso de "paño" sugiere en la ropa un cariz sutilmente
artesanal), es un paño caro, fino, si se quiere. Rebobinemos,
destejamos ese paño y nos encontramos con una madeja de lana
almidonada o de algodón en estado puro. Luego le sacamos el
pigmento, y nos encontramos con el material en bruto, una madeja de
lana almidonada o de algodón blanco como una bola de nieve.
Desovillemos la madeja Desesquilemos a la oveja. Nos encontramos con
aquel paño en bruto, pastando en algún prado, junto
a un rebaño no menos bruto, cagando y comiéndose sus
propias mierdas (como acostumbran a hacer los animales que pastan),
nutriendo su cuero cabelludo, haciendo surgir, desde el fondo de su
ser pastoso, cagón, brutal, aquel milagroso cabello que luego,
ahora, lleva puesto este hombre que hemos visto pasar frente a la
mujer que pide limosnas a su hijo.
Ahora bien,
asumiendo estos dos considerandos, en vista de que él ha revisado
sus bolsillos de algodón en busca de monedas sin éxito,
y ella, con expresión de desaliento, se ha vuelto a cubrir
el pelo con su paño, digamos esto:
De Letanías y Mantras (2002)