EMPATIA

Monografía realizada por Aliny Lobo Sierra, Patricia Mozó Cabrera,
Andrea Piña Matus, Marcela Sandoval Vera.

Indice

 


INTRODUCCIÓN

 

En el presente trabajo se aborda el tema de Empatía, definida como la habilidad que posee un individuo de inferir los pensamientos y sentimientos de otros, lo que genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura (Batson et. al., 1997).

La elaboración del trabajo se realizó a través de una revisión bibliográfica basada en publicaciones de revistas de Psicología Social, de la cual se obtuvo el concepto de empatía y su relación con diferentes capacidades y comportamientos, lo que configuran un marco conceptual. También se detallan los hallazgos encontrados en cada publicación, lo que permitió realizar una discusión y conclusión sobre el tema.

 


MARCO TEORICO

La empatía ha sido considerada como un fenómeno muy importante por diversas disciplinas como la filosofía poesía y dramaturgia.

La psicología le asigna un rol de mediador cultural, para evaluar la conducta social. Ha sido un tema de interés tanto para la psicología clínica como educacional, social y de la personalidad.

Dentro de todos los autores que han estudiado este constructo se encuentran Mead y Piaget, quienes definen empatía como la habilidad cognitiva, propia de un individuo, de tomar la perspectiva del otro o de entender algunas de sus estructuras de mundo, sin adoptar necesariamente esta misma perspectiva. N. Feshback (1984), definió empatía como una experiencia adquirida a partir de las emociones de los demás a través de las perspectivas tomadas de éstos y de la simpatía, definida como un componente emocional de la empatía.

En este trabajo se considerara empatía como la habilidad social fundamental que permite al individuo anticipar, comprender y experimentar el punto de vista de otras personas. En esta habilidad subyace un número de importantes capacidades de comportamiento incluyendo calidad de interrelación, desarrollo moral, agresividad y altruismo. También incluye un respuesta emocional orientada hacia otra persona de acuerdo con la percepción y valoración del bienestar de ésta y una gama de sentimientos empáticos como simpatía compasión y ternura.

Para efectos de definir teóricamente la empatía, es esencial aludir a la comprensión empática; cuando es definida operacionalmente en un estudio empírico es necesario expandir la definición e incluir la expansión empática.

Algunos autores argumentan que la empatía abarca respuestas con pautas afectivas y cognitivas. Así, se ha hecho una distinción entre empatía cognitiva, que involucra una comprensión del estado interno de otra persona, y una empatía emocional (o afectiva), que involucra una reacción emocional por parte del individuo que observa las experiencias de otros.

Para entender mejor este concepto es necesario hacer una distinción entre capacidad y tendencia empática. Una capacidad se refiere a la habilidad de un individuo para conectarse en alguna actividad mental, la habilidad de adoptar la perspectiva de los demás o atender a los propios estados internos de uno mismo. Una tendencia, en contraste, se refiere a la probabilidad real de adoptar la perspectiva del otro o atender el estado interno de uno mismo.

Hoffman ha ofrecido una teoría que concierne al desarrollo de la empatía de los niños. Esta sostiene que virtualmente desde el nacimiento el infante es capaz de experimentar un estado de aflicción personal en respuesta a la aflicción de otros. Mientras las habilidades cognitivas del niño se desarrollan con la edad, así como también los sentimientos de simpatía y la toma de roles, disminuyen la capacidad de aflicción personal. Por supuesto esto tiene que ver con la capacidad empática y no con tendencias.

A pesar que la habilidad cognitiva del percibir puede ser condición necesaria para la empatía, no es suficiente, ya que ésta requiere que el percibir como una actividad cognitiva que se basa en gran medida en el conocimiento de los otros y de sus circunstancias, y no meramente una suposición, analogía o proyección, sino también requiere la habilidad expresiva del objetivo para comunicar una experiencia personal diferente a través de la conducta verbal y no verbal.

La empatía cumple funciones de motivación e información, la empatía amplifica o intensifica la motivación a aliviar la necesidad de otra persona. También información acerca del grado en el cual uno valora al bienestar de las otras personas y desea aliviar su necesidad.

Roger's plantea que la empatía tiene un rol técnico de primera importancia, porque es vista típicamente como un prerequisito para lograr resultados terapéuticos (Garcia et al., 1995).

 


HALLAZGOS .

 

En el presente estudio se toma la empatía como un importante factor situacional, hipotetizando que ésta puede inhibir la agresión de un sujeto sobre la víctima. El experimento asume que la familiaridad con la víctima podría facilitar la empatía del agresor, guiado por la reducción de la agresión.

Los hallazgos de esta investigación arrojan datos que nos permiten deducir que los sujetos reducen la agresión sobre su víctima si esta última, muestra un marcado estado de conmoción. En contraste, son severamente agresivos en presencia de víctimas no conmocionadas. La súplica de la víctima y el autoconocimiento evoca empatía del agresor con su víctima. Sobre la base de estos hallazgos, se predice que la reducción de la agresión se daría por una nueva evaluación producida por el autoconocimiento. Una hipótesis alternativa es que la reducción de la agresión en contra de la víctima podría ser por simpatía.

El presente estudio revela una relación entre el ser y la empatía. Las personas están predispuestas a empatizar con aquellos que considera similares. Esta empatía no depende de las características del observador o del blanco sino de la interacción entre ambos.

La relación entre el ser y la empatía puede mejorar nuestro entendimiento de los diferentes aspectos de la empatía situacional. Específicamente aumenta cuando la persona experimenta angustia (lo que motiva ayuda egoísta o ayuda dirigida a reducir la propia angustia) y afecto empático (ayuda altruista o ayuda dirigida a reducir la angustia de los demás) o si la angustia de la víctima esta asociada a alguna discrepancia del observador. La angustia personal aumenta si el observador posee auto- discrepancia (estados afectivos negativos), sin embargo, el afecto empático sólo aumenta sí el observador comparte la vulnerabilidad emocional de la víctima. Cuando el observador ha experimentado la angustia de la víctima, se produce empatía y conductas altruistas ya que se revive esa angustia. La relación entre auto- estados compartidos y los efectos emocionales de la empatía podría llevarnos a entender la motivación interpersonal.

Los objetivos de esta investigación fueron examinar la estabilidad y la evidencia de cambio en la autoconsciencia y empatía. Los hallazgos encontrados a nivel de la estabilidad de los rasgos de empatía sugieren una estabilidad en la personalidad de los adolescentes. Así, en contraste con la autoconciencia existen menos evidencias que las tendencias empáticas sean más estables durante la adolescencia media.

Consistente con la visión de Hoffman, y tomando en cuanta que la autoconciencia en sus formas (pública y privada) permanecen sin cambio, tanto la preocupación por los demás como la toma de perspectiva empática demostraron un aumento en los tres años y la aflicción personal exhibió una declinación. Estos resultados concuerdan con lo hipotetizado al inicio del estudio.

Consistente con los hallazgos de estudios empíricos previos y con un estudio de literatura sobre diferencias sexuales en empatía, las mujeres mostraron un mayor nivel de empatía que los hombres (Davis & Franzoi; 1997). Esto coincide con la revisión de Hoffman, quien reportó que hombres y mujeres difieren menos con las medidas de empatía cognitiva (toma de perspectiva) que con aquellas que involucran emociones (tendencia a experimentar una reacción afectiva de compasión y simpatía por los demás), es decir, tendencia a experimentar sentimientos personales de disgusto e inquietud en reacción a la aflicción de otros.

El objetivo de este estudio es determinar la influencia de los factores cognitivos y afectivos en el interés empático y en la conducta altruista.

Los resultados indican que las personas que focalizan su atención en entender los sentimientos de los demás y que se comprometen afectivamente con ellos, experimentan mayor interés empático y ofrecen más ayuda que aquellos que se centran en los procesos de pensamiento. Se encontró que lo más probable es que una persona que experimenta empatía por otra, reacciona en forma altruista sin embargo, no siempre ocurre de esta manera. Una posible razón podría ser que existen factores situacionales como la presencia de observadores, ambigüedad de la situación, etcétera que van a promover o inhibir la conducta altruista. La relación más alta entre empatía y altruismo se da cuando existe una relación entre el observador y la persona que necesita ayuda.

En este estudio Batson plantea que la capacidad de ponerse en el lugar de otro es una característica fundamental de la empatía y que esto esta muy relacionado con el tipo de ayuda que se presta. Se encontró que la empatía evoca motivación altruista, pero se reconoció la presencia de otros factores (no solamente factores empáticos) como motivadores de la conducta altruista. Como ejemplo se puede mencionar los motivos egoístas asociados al costo de la ayuda. Así, cuando los costos de la ayuda son excesivamente altos, las personas no se comportan de manera altruista aunque experimenten empatía. Aparentemente, una posible razón podría ser que el alto costo de la ayuda desvió la atención desde considerar el bienestar de los otros a considerar el propio bienestar.

Finalmente se puede decir cuando una persona experimenta empatía, es decir, posee la capacidad de ponerse en el lugar del otro, generalmente va a experimentar una motivación altruista. Sin embargo, la conducta altruista no siempre esta motivada por sentimientos empáticos ya que también puede estar motivada por sentimientos egoístas.

Los resultados de tres experimentos sugieren que sentir empatía por un miembro de un grupo estigmatizado puede mejorar las actitudes hacia todo el grupo. En estos se indujo empatía hacia una joven con S.I.D.A. (experimento 1), a un hombre sin hogar (experimento 2) y a un convicto por asesinato.

A través de los tres experimentos la empatía lleva a una actitud más positiva hacia un grupo más estigmatizado. Se encontró que es posible evocar empatía para una víctima responsable, si la inducción de empatía ocurre antes de que los participantes sepan sobre la responsabilidad de la víctima. Una vez que se estimulan sentimientos empáticos parecen funcionar por inercia. Los resultados encontrados indican que los sentimientos empáticos positivos inducidos por un miembro de un grupo estigmatizado se generaliza a todo el grupo, no se puede decir si esto ocurre porque el objeto de empatía se convierte en prototipo de un grupo o porque no se da la discriminación persona-subcategoría a que pertenece dentro del grupo en el dominio afectivo. Pero, no se encontró evidencia de que la personalización elimina la generalización hacia el grupo, de sentimientos positivos inducidos empáticamente. Esto podría ser una ventaja importante de una aproximación emocional basada en la empatía sobre una aproximación cognitiva basada en información para mejorar actitudes hacia grupos estigmatizados.

Este estudio, se basa en tres cuestionamientos respecto a la relevancia clínica de la precisión empática. Los cuestionamientos son: ¿mejora el conocimiento del perceptor con el aumento de la exposición de la persona objetivo?, ¿puede la precisión empática verse realzada al recibir el perceptor retroalimentación de los pensamientos y sentimientos actuales de la persona objetivo?, ¿hay diferencias individuales estables en la precisión empático, que se generaliza a diferentes personas objetivo.

Los resultados indican que aunque el cambio de niveles absolutos varía de una persona objetivo a otra, la precisión empática mejora con el aumento de la exposición a la persona objetivo. En suma, la retroalimentación de los sentimientos y pensamientos actuales d la persona objetivo, aceleran el grado en el cual los perceptores mejoran su precisión empático. Finalmente, los estudios revelan diferencias individuales en la habilidad empática de los perceptores.

Se ha puesto gran atención en la empatía que se da en las parejas, donde cada miembro infiere con precisión pensamientos y sentimientos del otro. El inferir con precisión se relacionaría proporcionalmente con el tipo de relación de las parejas, ya sea grado de satisfacción sinceridad, habilidad de comunicación y funcionamiento total de estas (Blackstone et al., 1995). Cuando las parejas resuelven conflictos de forma directa y abierta, se logra un mejor diagnóstico de la situación y se tiende a desarrollar más comprensión de sentimientos y pensamientos en sus discusiones.

Además se vió que en la relación de diadas, se es más preciso en juzgar conductas emocionalmente negativas por compañeros, que las emocionalmente positivas o neutrales, lo que demuestra la importancia de la información negativa en la relación diádica.

La investigación mostró que la relación entre empatía y calidad de relaciones ser positiva si los asuntos confrontados son más triviales, menos conflictivos y menos amenazadores para la relación; y la relación podría ser negativa si el contenido de la confrontación es más importante, más conflictivo y más amenazador.

Además se plantea que el conocimiento personal acerca del otro aumenta la empatía, por lo que se daría más en amigos que en desconocidos. El atractivo físico también sería un factor importante de considerar.

El estudio realizado por Batson y cols. tenía por objetivo analizar la función de la información en la generación de sentimientos empáticos.

Para lo anterior, se llevaron a cabo cuatro experimentos, cuyos resultados indicaron que los sentimientos empáticos hacia una persona en necesidad están directamente relacionados con el valorar el bienestar del otro y percibir que éste está en necesidad; y también que puede producirse en los sujetos una inferencia en la cual éstos usan su nivel de respuesta empática para establecer el grado en el cual es valorado el bienestar de una persona en necesidad.

* Muchas de las teorías acerca de la motivación a ayudar caracterizan a ésta como egoísta, porque proponen que la motivación de ayuda revela el deseo de algunos de mejorar su propio bienestar. Otras teorías pueden ser consideradas altruistas, ya que hipotetizan que la motivación de ayuda se basa en el deseo de aumentar el bienestar de otras personas.

Con respecto a lo anterior, se realizó una investigación para examinar si la empatía era producida por una motivación egoísta o altruista.

Para analizar la perspectiva egoísta se tomó como referencia el Modelo de alivio del estado negativo de Cialdini y cols., y para la perspectiva altruista, el Modelo empatía- altruismo de Batson y cols. (Allen et al., 1990).

El estudio se llevó a cabo con hombres y mujeres, en donde algunos debían escuchar e imaginar el problema de unas persona, y otros , observar directamente la situación y luego todos tenían la oportunidad de ayudar a una persona con el mismo problema o con uno distinto.

Los resultados apoyaron la hipótesis empatía- altruismo, los sujetos que debían imaginar, ayudaron con más frecuencia que los que observaron, a una persona con el mismo problema, pero no con uno distinto. En suma, sólo el interés empático asociado con un problema específico indica ayuda. A pesar de que el sentir tristeza al percibir a alguien en problemas puede estar relacionada con la ayuda, ésta no causa efectos directos en el interés empático.

Otros autores también analizaron el tipo de motivación que elicita la empatía, tomando como material de análisis los argumentos propuestos por Batson en estudios previos acerca de que la motivación de ayuda es altruista. Para esto se realizó una investigación en donde se manejaron variables alternativas no altruistas con la finalidad de verificar su posible influencia en la empatía y ayuda a otros.

Los resultados obtenidos a través de este estudio, indican que efectivamente es posible que la ayuda a otros pueda ser motivada por razones no necesariamente altruistas, no obstante, las evidencias no son suficientes para desechar el modelo propuesto por Batson (Lewis et al., 1997).

Al investigar el grado de empatía en la interacción de amigos varones versus hombres extraños, los hallazgos obtenidos en este estudio afirman la hipótesis planteada, que existe un mayor grado de empatía con los amigos que con los extraños.

Algunas razones que fueron estudiadas para explicar estos hallazgos son que los amigos interactúan más e intercambian más información; los amigos son más precisos que los extraños en inferir cada pensamiento y sentimiento de los otros. Esto puede deberse a que la interacción entre amigos es conductualmente más intensa y envolvente y, además cada uno proporciona información por medio de conducta verbal y no verbal, la que permite inferir más precisamente los pensamientos y sentimientos de los otros. El intercambio de información entre los amigos se basa en que la calidad de información es más importante que la cantidad de información que los amigos intercambian.

 


DISCUSIÓN

 

La empatía es una respuesta afectiva- cognitiva activada por el estado de necesidad de otra persona y su intensidad se relaciona con la rapidez e intensidad de la ayuda subsiguiente, la que también depende de la información acerca de los pensamientos, sentimientos del otro y cuánto valoramos el bienestar de ésta.

Al analizar los distintos artículos recopilados acerca de la empatía nos podemos dar cuenta de que ésta es un fenómeno situacional que involucra distintos factores y que repercute en gran parte del repertorio de conductas sociales, tales como relación de pareja, amistad, agresión, conductas altruistas, actitud hacia los desconocidos.

Con respecto a lo anterior, las investigaciones dejan ver que la empatía puede estar motivada por un deseo altruista de aliviar el estado de necesidad en que se encuentra una persona y no sólo el deseo egoísta de mejorar nuestro propio estado de tristeza o angustia que pudiera provocar el percibir a alguien en necesidad.

La información acerca de los pensamientos, sentimientos del otro y cuánto valoramos el bienestar de éste, son factores determinantes en la elicitación de emociones empáticas y conducta de ayuda.

Como factor situacional, la empatía sería un constructo fundamental en la inhibición de la agresión. Súplicas y autoconocimiento evocan empatía en el agresor, inhibiendo éste su agresividad con la víctima, ya sea por simpatía o culpa.

Se empatiza más con amigos que con extraños porque hay un mayor intercambio de información con los primeros y también debido a la información previa almacenada que se tiene de estos. Esto permitiría inferir con mayor rapidez y precisión pensamientos y sentimientos del otro haciendo más fácil interpretar las situaciones en las cuales debemos ser empáticos.

La empatía también incluye una respuesta emocional orientada hacia otra persona, de acuerdo con la percepción y valoración del bienestar de ésta. Esto nos lleva a deducir que la empatía es una habilidad de carácter subjetivo, ya que es dependiente del individuo que la manifieste dadas las características de la percepción como fenómeno cognitivo implica no sólo la adquisición de información inmediata del ambiente, sino que juega un papel importante la información obtenida a través de vivencias previas y la relación que se establece entre ambas.

Con respecto a las muestras tomadas en los distintas investigaciones realizadas en los artículos analizados, consideramos los adolescentes no son una muestra fidedigna para medir empatía, ya que en esta etapa los jóvenes se caracterizan por presentar conductas demasiado inestables que no se generalizan a todas las situaciones.

Diferencias procedurales aparentemente superficiales, pueden también conducir a resultados y conclusiones divergentes por lo cual se hace vital utilizar mejores estandarizaciones de procedimientos y medidas

 


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