(Francisca Alegría) Su
piel del color De
un pequeño roble Mas
sus ojo de almendras, Me
hacen suspirar de
lo más profundo del alma. Mas
aún su alma, Se
parece Al
de un ave casta. ¡que
mas quisiera yo Que
querer acariciar Su
joven roble! Suave
como una pluma el más fino cisne. Su
pelo, Igual
que la noche sin estrellas, Se
ha desorbitado, Por
el soplo de mi boca. Y
esas estrellas que
no están en la noche porque
se han ido a
iluminar sus almendras, que
se encontraban solas
y lastimadas, por
una falsa ilusión. La
misma ilusión Que
me mantuvo viva, Hasta
que te escribí Estos
versos Que
termino con un Adiós. |